Corpus Hermeticum - Hermes Trismegisto - E-Book

Corpus Hermeticum E-Book

Hermes Trismegisto

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Beschreibung

El Corpus Hermeticum es una colección de textos o tratados sagrados que contienen los principales axiomas y creencias de las tendencias herméticas. En ellos se trata de temas como la naturaleza de lo divino, el surgimiento del Cosmos, la caída del Hombre del paraíso, así como las nociones de Verdad, de Bien y de Belleza. Las doctrinas herméticas contenidas en el Corpus Hermeticum y los escritos de Hermes Trismegisto estan consideradas las fundadoras de la alquimia y las artes mágicas.

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Hermes Trismegisto

Corpus Hermeticum

Título: Corpus Hermeticum

Autor: Hermes Trismegisto

Editorial: AMA Audiolibros

© De esta edición: 2019 AMA Audiolibros

Audiolibro de esta versión disponible en tiendas digitales.

Todos los derechos reservados, prohibida la reproducción total o parcial de la obra, salvo excepción prevista por la ley.

ÍNDICE

 

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN: SOBRE HERMES TRISMEGISTO

PRÓLOGO: SOBRE EL CORPUS HERMETICUM

TRATADO I DE HERMES TRISMEGISTO: POIMANDRES

TRATADO II DE HERMES TRISMEGISTO A ASCLEPIO: SOBRE EL MOVIMIENTO Y LAS DENOMINACIONES DE DIOS

TRATADO III DE HERMES TRISMEGISTO: DISCURSO SAGRADO

TRATADO IV DE HERMES TRISMEGISTO A SU HIJO TAT: LA CRÁTERA O LA UNIDAD

TRATADO V DE HERMES TRISMEGISTO A SU HIJO TAT: QUE EL DIOS NO SIENDO MANIFIESTO, ES LO QUE MÁS MANIFESTADO ESTÁ

TRATADO VI: QUE EL BIEN SÓLO ES EN DIOS Y EN NINGÚN OTRO

TRATADO VII: QUE LA IGNORANCIA DE DIOS ES EL MAYOR MAL ENTRE LOS HOMBRES

TRATADO VIII: QUE NINGÚN SER PERECE, SINO QUE EQUÍVOCAMENTE SE DENOMINA DESTRUCCIÓN Y MUERTE A LO QUE NO ES SINO CAMBIO

TRATADO IX EN TORNO AL PENSAR Y AL SENTIR: QUE SÓLO EN DIOS Y EN NINGÚN OTRO EXISTE LO BELLO Y LO BUENO

TRATADO X DE HERMES TRISMEGISTO: LA LLAVE

TRATADO XI: EL PENSAMIENTO A HERMES TRISMEGISTO

TRATADO XII DE HERMES TRISMEGISTO A SU HIJO TAT: EL PENSAMIENTO COMÚN

TRATADO XIII DE HERMES TRISMEGISTO A SU HIJO TAT: DISCURSO SECRETO DE LA MONTAÑA, EN TORNO A LA REGENERACIÓN Y AL VOTO DE SILENCIO

TRATADO XIV: CARTA DE HERMES TRISMEGISTO A ASCLEPIO

TRATADO XV

TRATADO XVI DE ASCLEPIO AL REY AMÓN: DEFINICIONES

TRATADO XVII: LO INCORPOREO (INCOMPLETO)

TRATADO XVIII: SOBRE CÓMO EL ALMA ES OBSTACULIZADA POR LAS AFECCIONES DEL CUERPO

 

INTRODUCCIÓNSOBRE HERMES TRISMEGISTO

Hermes Trismegisto es mencionado primordialmente en la literatura ocultista como el sabio egipcio que creó la alquimia y desarrolló un sistema de creencias metafísicas que hoy es conocido como Hermetismo. Para algunos pensadores medievales, Hermes Trismegisto fue un profeta pagano que anunció el advenimiento del Cristianismo. Se le han atribuido estudios de alquimia como la Tabla Esmeralda —que fue traducida del latín al inglés por Isaac Newton— y de filosofía, como el Corpus Hermeticum. El personaje histórico se ha ido construyendo desde la Edad Media hasta la actualidad, sobre todo a partir del resurgimiento del Esoterismo.

Según las creencias egipcias, los Dioses habían gobernado en el Antiguo Egipto antes que los faraones, civilizándolos con sus enseñanzas. En ellas, el Dios egipcio Thot era el Dios de la sabiduría y el patrón de los magos. También era el guardián y escribiente de los registros que contenían el conocimiento de los Dioses. Clemente de Alejandría estimaba que los egipcios poseían cuarenta y dos escritos sagrados, que contenían todas las enseñanzas que poseían los sacerdotes egipcios. Más tarde, varias de las características de Thot se asociarían al Hermes de la mitología helenística, incluyendo la autoría de los «cuarenta y dos textos». Este sincretismo no fue practicado por los griegos, sino que en el primer o segundo siglo de la era cristiana, se le comenzó a llamar a esta fusión «Hermes Trismegisto», probablemente por cristianos que tenían noticia de los textos egipcios. En algún momento la noción de divinidad se transformó en la de un personaje histórico, de los tiempos iniciales de la civilización occidental, al cual además se le atribuyeron otros escritos filosóficos.

A la identificación entre Thot y Hermes en la figura de Hermes Trismegisto ha de añadirse otra posterior, de carácter esotérico, por la cual Hermes Trismegisto es también Abraham, el patriarca hebreo, que habría comenzado dos tradiciones: una solar, pública, recogida en el Antiguo Testamento y otra privada, trasmitida de maestro a discípulo, accesible en el Corpus Hermeticum.

Hermes Trismegisto significa en griego: “Hermes, el Tres Veces Grande” Así pues, Hermes Trismegisto debe su nombre a tres personajes: El Primero, el Dios Egipcio Thot, un iniciador en los misterios de la ciencia divina que grabó los principios de esta ciencia sagrada en jeroglíficos. El Segundo, el Dios Griego Hermes, que fue el iniciador de Pitágoras. Y El Tercer Hermes que fue el primer maestro de la Alquimia. Los ocultistas modernos sugieren que algunos de estos textos pueden tener su origen en el Antiguo Egipto, y que «los cuarenta y dos textos esenciales», que contenían lo fundamental de sus creencias religiosas y su filosofía de vida siguen escondiendo un conocimiento secreto.

PRÓLOGOSOBRE EL CORPUS HERMETICUM

El Corpus Hermeticum es una colección de 24 textos sagrados escritos en la lengua griega que contienen los principales axiomas y creencias de las tendencias herméticas. En ellos se trata de temas como la naturaleza de lo divino, el surgimiento del Cosmos, la caída del Hombre del paraíso, así como las nociones de Verdad, de Bien y de Belleza. El texto trata sobre las enseñanzas impartidas por Hermes en Egipto y se supone que el original estaba escrito en este idioma y que no debía ser traducido a otras lenguas pues perdería mucho de su sentido oculto. El propio Hermes profetiza su traducción al griego pero advierte que al traducirse del griego a las lenguas bárbaras perdería la mayor parte de su valor místico, así que aquí encontramos quizás una de las primeras referencias a la existencia de una cábala literal egipcia, el escrito pues podía entenderse originalmente de varias formas de acuerdo con las características del lenguaje egipcio y griego.

Aunque las doctrinas herméticas contenidas en el Corpus Hermeticum y en los escritos que han sobrevivido de Hermes Trismegisto, como el Kybalión o La Tabla Esmeralda estén considerados fundadores de la alquimia y las artes mágicas, para los antiguos filósofos cristianos Hermes fue un profeta que vio venir el advenimiento de Cristo y la nueva religión. Hermes narra que adquirió su conocimiento a través de una visión mística donde contempló el movimiento de las esferas. En este éxtasis visionario, Poimandres, es decir La Inteligencia Universal le reveló desde su interior todos los misterios y así se volvió un adepto.

En el esoterismo a Poimandres se le llama el Santo Ángel de la Guarda, todo el trabajo del estudiante de los misterios consiste en obtener el estado de conciencia que le permita conversar con su Santo Ángel o Inteligencia Interior y así obtener el verdadero conocimiento esotérico que lo convierte en adepto, es el Bautismo del Espíritu Santo que menciona el Cristianismo o la adquisición del Buddhi o Iluminación que menciona el Budismo. Existe gran confusión sobre el origen de Hermes, pero ya fuera un avatar, un sabio o un grupo de hombres sabios, eso no nos importa, lo verdaderamente importante es el conocimiento que ha llegado hasta nosotros transmitido en las pocas obras que se conservan. Para la Filosofía Hermética lo importante no es el mensajero sino el mensaje. Todas las cosas de aquí abajo tienen su origen arriba, y el hombre es el puente de unión que a través de su conciencia une los dos mundos.

“Como es arriba es abajo”.

TRATADO IDE HERMES TRISMEGISTO:POIMANDRES

1

Cierta vez que me había puesto a pensar en los seres, absorta la imaginación en las alturas del pensamiento, ausentes los sentidos como quien duerme profundamente después de una copiosa comida o de un agotador ejercicio corporal, me pareció que un ser inmenso aparecía, de talla incomparable, que me llamó por el nombre y me dijo:

— ¿Qué quieres oír y ver, qué quieres entender y conocer en tu mente?

2

— ¿Y tú quién eres?

— Yo soy Poimandres, respondió, la Mente del Poder Supremo: sé lo que buscas, y en todas partes estoy contigo.

3

— Quiero aprender sobre los seres, y entender su naturaleza, y conocer al Dios. ¡Oh cuánto quisiera que alguien me enseñara sobre estos temas!

— Guarda en tu mente lo que quieras aprender que yo te enseñaré.

4

Y habiendo dicho estas cosas, cambió de forma, y en un instante el espacio entero se abrió ante mí, y vi un panorama infinito, y todo se transformó en Luz, una Luz tan serena y alegre que al verla la adoré.

Al poco tiempo, fue bajando y mostrándose una Tiniebla espantosa y sombría, enroscada como espiral tortuosa, semejante a una serpiente. Después la Tiniebla se fue transformando en una cierta natura húmeda que se agitaba indescriptiblemente, que arrojaba humo como lo hace el fuego y emitía un clamor, un gemido inenarrable. De allí brotó un grito inarticulado de socorro que parecía lo voz de un ser humano.

5

Fue entonces cuando, saliendo de la Luz, un Nombre santo cayó sobre la cosa, y un fuego puro emergió de esa natura húmeda hacia los celestes espacios, un fuego ligero y sutil, y enérgico a la vez. El ágil aire se dejó arrastrar por el espíritu, y de la tierra y el agua se hizo a sí mismo hasta alcanzar el fuego, de forma que parecía colgar de él.

Por su parte, la tierra y el agua quedaron entremezclados tan íntimamente que no era posible distinguir a uno del otro: el Nombre espiritual que se cernía sobre ellos los mantenía en movimiento, a lo que parecía oírse.

6

Entonces Poimandres me dijo:

— ¿Entiendes los que esta visión significa?

— Lo sabré, le contesté.

— Yo soy aquella Luz, yo, la Mente, tu Dios, que preexisto a la naturaleza húmeda que surgió de la Tiniebla. En cambio el Nombre luminoso que procede de la Mente es hijo de Dios.

— ¿Y entonces?

— Entiéndelo así: lo que en ti ve y oye es nombre del señor, tu mente en cambio es Dios padre, ya que no están mutuamente separados, pues su unidad es la Vida.

Le agradecí y me dijo:

— Entiende la Luz y discierne estas cosas.

7

Habiendo dicho estas cosas, me clavó la mirada por tan largo tiempo que su aspecto me hacía temblar; cuando se irguió después, quedé en mi mente contemplando la Luz de poderes innumerables, transformada en un cosmos infinito que, con inmenso poder, rodeaba y abrazaba al fuego forzándolo a aquietarse.

Estas cosas comprendí por el Nombre de Poimandres.

8

Estaba yo todavía atónito, cuando me habló de nuevo y me dijo:

— Has visto mentalmente la forma arquetípica, el principio anterior al principio ilimitado.

Esto me dijo Poimandres y yo le pregunté:

— ¿De dónde salieron los elementos de la naturaleza?

Y él a su vez:

— De la Voluntad de Dios que habiendo acogido al Nombre y contemplado el bello cosmos, lo imitó cosmocreando para sí a partir de sus propios elementos y de las almas hechas por ella.

9