Kore Kosmou (La Virgen del Mundo) - Hermes Trismegisto - E-Book

Kore Kosmou (La Virgen del Mundo) E-Book

Hermes Trismegisto

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Beschreibung

El Kore Kosmou, se integra en los denominados Extractos de Estobeo. Esta obra condensa máximas y preceptos relacionados con los conocimientos propios del hermetismo. Uno de los capítulos de estos Extractos de Estobeo, lleva por título: De Hermes Trismegisto: Del sagrado libro titulado Kore Kosmou y nos ha transmitido un conocimiento que nos habla de la función civilizadora que tuvieron Isis y Osiris en unos tiempos legendarios en que los hombres tenían un modo de vida que se distinguía por su salvajismo en estado primitivo.

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Seitenzahl: 78

Veröffentlichungsjahr: 2021

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HERMES TRISMEGISTO

KORE KOSMOULa Virgen del Mundo

Título: Kore Kosmou (La Virgen del Mundo)

Título original: Kore Kosmou

Autor: Hermes Trismegisto

Editorial: AMA Audiolibros

© De esta edición: 2020 AMA Audiolibros

Audiolibro, de esta misma versión, disponible en servicios de streaming, tiendas digitales y el canal AMA Audiolibros en YouTube.

Todos los derechos reservados, prohibida la reproducción total o parcial de la obra, salvo excepción prevista por la ley.

ÍNDICE

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

PRIMERA PARTE

SEGUNDA PARTE

TERCERA PARTE

ESTUDIO Y DESCRIPCIÓN DEL KORE KOSMOU

INTRODUCCIÓN

El Kore Kosmou, se integra en los denominados Extractos de Estobeo, antología realizada por Juan de Stobi, que vivió en Macedonia entre los siglos V y VI después de Cristo. Esta obra condensa máximas y preceptos relacionados con los conocimientos propios del hermetismo. Uno de los capítulos de estos Extractos de Estobeo, lleva por título: “De Hermes Trismegisto: Del sagrado libro titulado Kore Kosmou” y nos ha transmitido un conocimiento que nos habla de la función civilizadora que tuvieron Isis y Osiris en unos tiempos legendarios en que los hombres tenían un modo de vida que se distinguía por su salvajismo en estado primitivo.

Los textos Herméticos están relacionados con la antigua literatura egipcia y muchos estudiosos afirman que posiblemente seguirían el modelo que distingue a la denominada literatura sapiencial del Imperio Antiguo. Esa influencia egipcia se hace patente con especial intensidad en el caso del Kore Kosmou, cuyo propio título está haciendo referencia a la diosa Isis, que es la doncella o virgen (Kore) del cosmos (Kosmou). La antigua literatura sapiencial egipcia se expresaba habitualmente como un conjunto de sentencias que un padre iba exponiendo a su hijo para transmitirle conocimientos de índole diversa. Esa misma fórmula aparece de manera reiterada en el Kore Kosmou, donde es la diosa Isis la que tiene la palabra, dirigiéndose a su hijo Horus.

Nos dice el relato que hubo un tiempo en que Dios deseó poblar el mundo superior (el cosmos) de vida y con esa finalidad hizo nacer miríadas de almas, que habrían sido modeladas directamente por Él.

Quiso el Creador que las almas no tuvieran todas, la misma dignidad, a pesar de tener una misma constitución, de modo que decidió crear 60 grados distintos y estableció 60 lugares a los que asignó respectivamente cada uno de los grados de almas, de modo que en cada uno de esos espacios habitaban las almas de acuerdo, precisamente, a la naturaleza concreta que habían recibido del Creador Supremo.

También quiso, el Creador, que las almas aceptaran lo que Él había establecido, de modo que llegó a amenazarlas con cadenas y suplicios si estas cometían algún acto de rebeldía.

A pesar de esto, las almas no aceptaron las órdenes del Creador Supremo. Isis nos dice que, dominadas por una malsana curiosidad y por una audacia indiscreta e impía, las almas se movían de manera continua y no respetaban el lugar que Dios había asignado a cada una de ellas. Esto es lo que se conoce como “la rebelión de las almas”, que tendrían para ellas unos resultados no deseados.

El Creador Supremo, viendo que no acataban sus resoluciones decidió cumplir su amenaza y con la finalidad de castigarlas creó a los hombres para que encerradas en sus cuerpos las almas sufriesen el castigo que se merecían por su acto de suprema rebeldía.

Se produjo así la “caída de las almas”, que encerradas en los cuerpos de los humanos se sentían aprisionadas y atormentadas y no cesaban de gemir y lamentarse. Tras ser arrebatadas de la suprema luminosidad, de lo sagrado envolvente, de la felicidad compartida con Dios, las almas sufrían ahora al sentirse encerradas en unos cuerpos claramente abyectos e indignos de ellas.

Debemos hacer mención en este momento al carácter negativo de la visión de la creación del hombre que se refleja en el Kore Kosmou. Se nos explica que su finalidad era servir de prisión a las almas que se habían rebelado contra Dios. Esta visión pesimista del hombre en la Creación es propia de las mentalidades orientales, entre las que se incluye la egipcia. De algún modo nos está confirmando la influencia de Egipto y en general del mundo oriental en el Kore Kosmou.

En él se nos sigue diciendo que las almas usando a los Hombres les hacían enfrentarse entre ellos, imperando la ley de la fuerza.

Esta sería la segunda rebelión de las almas, ahora ya encerradas en los cuerpos de los hombres como castigo por su primer acto de rebeldía. Las consecuencias fueron terribles para nuestro mundo, dominado por unos humanos salvajes, violentos e impíos.

En este contexto de un mundo inferior poseído por el mal se hacía preciso que Dios se manifestara a los hombres. Era necesario que para sofocar la ola de maldad les ofreciera leyes adecuadas a través de las cuales pudieran vivir en paz. Era preciso ofrecerles esperanza y enseñarles a que buscasen el bien y aprendieran a dar gracias al Creador. Hacía falta civilizar a los humanos, para que en el futuro pudieran vivir como tales.

Con esta finalidad, Dios quiso que una especie de segunda emanación de su naturaleza (Osiris) manifestase todo esto a los hombres siendo luego, además, justo vigilante de todas sus acciones. Osiris, tras civilizar a los humanos, se convertiría en juez inexorable de todos los vivientes y un tirano terrible y también justiciero del mundo subterráneo. Todos y cada uno de los hombres, del principio al fin de la especie, habrían de ser juzgados por Osiris en su momento y retribuidos con el salario al que cada uno se hubiera hecho merecedor.

De este modo, el Creador Supremo autorizó que el mundo inferior, dominado por el caos, recibiera su propia emanación a través de Osiris. El Kore Kosmou nos ofrece, así, la imagen de Osiris, pleno de virtudes, que acompañado de Isis serían los grandes Dioses civilizadores.

El Kore Kosmou nos muestra que Isis y Osiris fueron considerados en el mundo antiguo como dioses que emanando del Creador Supremo habrían realizado en la tierra, tres tipos de funciones:

De un lado, son dioses a los que se reconocen los atributos civilizadores usuales: acabaron con los asesinatos mutuos; dieron leyes, alimentos y abrigo a los hombres; crearon las artes y las ciencias; consagraron templos...

Isis y Osiris, ofrecieron esperanza a los hombres en relación con la tremenda cuestión de la vida y la muerte. Enseñaron a amortajar debidamente a los difuntos (rituales de momificación); igualmente, a través de la filosofía y la magia mostraron que el hombre podía fortalecer su alma y gracias a la medicina enseñaron que el enfermo podía restablecer la salud de su cuerpo.

Finalmente, se nos muestran como transmisores de conocimientos de tipo iniciático. Ellos habrían sabido interpretar los conocimientos secretos de Hermes, grabando algunos de ellos en estelas y obeliscos, y, además, habrían instituido las funciones sagradas como exacta prolongación de los misterios divinos. Dentro de ese componente iniciático se nos dice que Isis y Osiris conocían la influencia del aliento exterior en el cuerpo de los hombres, algo que, en nuestros tiempos, apenas llegamos a intuir. Posiblemente este aliento exterior (la energía del cosmos, emanada de Dios) que introduce la “chispa de la vida” en el cuerpo y en el alma de los hombres viene a ser lo que los antiguos egipcios conocían como Ka.

PRIMERA PARTE

Habiendo dicho esto, Isis vierte para Horus la dulce bocanada de la inmortalidad que las almas reciben de los Dioses, y así empieza el discurso más sagrado.

El cielo, coronado con estrellas, está situado encima de la naturaleza universal, Oh hijo mío, Horus, y no hay nada que le falte de aquello que constituye el mundo entero. Es necesario, entonces, que toda la naturaleza sea adornada y completada con aquello que está por encima, ya que este Orden no puede funcionar de abajo a arriba. La supremacía de los grandes misterios sobre los inferiores es imperativa. El orden celestial reina sobre el terrenal, ya que está absolutamente determinado y es inaccesible a la idea de la muerte. Entonces las cosas que están supeditadas al lamento se llenan de miedo ante la maravillosa belleza y la eterna permanencia del mundo divino. Porque es cierto que eran un espectáculo digno de contemplar y desear estas magnificencias del cielo, las revelaciones de Dios todavía desconocidas, y esta suntuosidad de la noche iluminada con un penetrante resplandor, aunque ciertamente menor al del cielo, y todos los otros misterios que se mueven en lo alto en una armoniosa cadencia, y gobiernan y mantienen las cosas que están por debajo mediante influencias secretas. Y mientras que el Arquitecto Universal se abstuvo de poner fin a este incesante miedo, a estas investigaciones ansiosas, la ignorancia envolvió el universo. Pero cuando Él creyó que era bueno revelarse al mundo, insufló a los Dioses el entusiasmo del amor, y vertió en sus mentes el esplendor que su pecho contenía, para que fueran primero inspirados con la voluntad de buscar, después con el deseo de encontrar, y finalmente con el deseo de modificar.