Cuentos infantiles de ayer y de hoy - Miguel Ángel Villar Pinto - kostenlos E-Book

Cuentos infantiles de ayer y de hoy E-Book

Miguel Ángel Villar Pinto

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Beschreibung

¡Bestseller internacional!  ¡Miles de ejemplares vendidos!

«Uno de los mejores libros de mitos y leyendas», Ediciones B México.
«Entre los mejores cuentos del mundo mundial», Cuentos de hadas.

● Recomendado por la UNAL (Universidad Nacional de Colombia).
● Utilizado en la enseñanza de español por sistemas educativos americanos.
● Incluido en bibliotecas de Andorra, Colombia, Estados Unidos y Perú.

OPINIONES DE LOS LECTORES:
«¡Perfecto para los peques!».
«A mis hijos les encantan».
«Excelente para leerle a los niños».
«Muy buenos cuentos con tintes actuales».
«¡Deseando escucharlos todos los días!».

¿Cómo serían las aventuras de Pulgarcito, Blancanieves, la Sirenita, Caperucita Roja, Pinocho, Cenicienta, Alí Babá o Aladino de haber sucedido en nuestros días? En esta colección de once cuentos infantiles famosos, Miguel Ángel Villar Pinto se inspira en clásicos de Carlo Collodi, Charles Perrault, Hans Christian Andersen, Las mil y una noches, León Tolstói, los hermanos Grimm y sus versiones posteriores para adaptarlos a nuestro tiempo.
    
Pulgarcito se pierde en la gran ciudad y utiliza postalillas de fútbol como rastro para ser hallado; Blancanieves se enfrenta a su malvada madrastra con la ayuda de siete influencers; el flautista de Hamelín se lleva consigo a mascotas abandonadas; la Sirenita salva a su reino de la contaminación; un multimillonario busca los zapatos de una persona feliz; Caperucita Roja es voluntaria en la Cruz Roja; el emperador está obsesionado con los selfis; Pinocho aprende artes marciales para defenderse de los abusones; Cenicienta tiene un talento extraordinario para las matemáticas; Alí Babá desafía a cuarenta hackers; Aladino encuentra un móvil mágico… Y, así, grandes historias de ayer reviven hoy con una renovada actualidad junto a toda su fuerza, magia y fantasía.

RECOPILACIONES DE CUENTOS:
1. Cuentos infantiles de ayer y de hoy. Incluye «Pulgarcito en la gran ciudad», «Blancanieves y los siete influencers», «El flautista de Hamelín», «La Sirenita», «El hombre feliz», «Caperucita Roja», «La foto nueva del emperador», «Pinocho», «Cenicienta», «Alí Babá y los cuarenta hackers» y «Aladino y el móvil maravilloso».
2. Cuentos para niños (y no tan niños). Incluye Cuentos maravillosos: Tres cuentos maravillosos, Los bosques perdidos, El bazar de los sueños, Leyendas de Arabia y Los nubitas y otros cuentos.

AUTOR

Miguel Ángel Villar Pinto (España, 1977) es escritor de literatura infantil y juvenil, narrativa y ensayo. Con millones de lectores en todo el mundo, sus obras han sido bestsellers internacionales, utilizadas por diversas instituciones como lectura obligatoria en la enseñanza, citadas en diccionarios como referencias literarias e incluidas en el patrimonio cultural europeo e iberoamericano.

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CUENTOS INFANTILES DE AYER Y DE HOY

Miguel Ángel Villar Pinto

© Texto: Miguel Ángel Villar Pinto

© De esta edición: Miguel Ángel Villar Pinto

Primera edición: Independently published, 2022

Más información: villarpinto.com

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de su titular, salvo excepción prevista en la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos: www.cedro.org) para fotocopiarla o escanearla».

ÍNDICE

 

CUENTOS INFANTILES DE AYER Y DE HOY

Pulgarcito en la gran ciudad

Blancanieves y los siete influencers

El flautista de Hamelín

La Sirenita

El hombre feliz

Caperucita Roja

La foto nueva del emperador

Pinocho

Cenicienta

Alí Babá y los cuarenta hackers

Aladino y el móvil maravilloso

MÁS LIBROS

CUENTOS INFANTILES

DE AYER Y DE HOY

¿Cómo serían las aventuras de Pulgarcito, Blancanieves, la Sirenita, Caperucita Roja, Pinocho, Cenicienta, Alí Babá o Aladino de haber sucedido en nuestros días? En esta colección de once cuentos infantiles famosos, Miguel Ángel Villar Pinto se inspira en clásicos de Carlo Collodi, Charles Perrault, Hans Christian Andersen, Las mil y una noches, León Tolstói, los hermanos Grimm y sus versiones posteriores para adaptarlos a nuestro tiempo.

Pulgarcito se pierde en la gran ciudad y utiliza postalillas de fútbol como rastro para ser hallado; Blancanieves se enfrenta a su malvada madrastra con la ayuda de siete influencers; el flautista de Hamelín se lleva consigo a mascotas abandonadas; la Sirenita salva a su reino de la contaminación; un multimillonario busca los zapatos de una persona feliz; Caperucita Roja es voluntaria en la Cruz Roja; el emperador está obsesionado con los selfis; Pinocho aprende artes marciales para defenderse de los abusones; Cenicienta tiene un talento extraordinario para las matemáticas; Alí Babá desafía a cuarenta hackers; Aladino encuentra un móvil mágico… Y, así, grandes historias de ayer reviven hoy con una renovada actualidad junto a toda su fuerza, magia y fantasía.

Pulgarcito en la gran ciudad

Érase una vez un niño tan pequeñito, tan pequeñito, tanto, tanto, que no abultaba mucho más que un pulgar, y por eso lo llamaban Pulgarcito. Pese a su tamaño, sus padres lo querían muchísimo, por su carácter alegre y juguetón además de ser su único hijito.

Como compartían con él la misma pasión por el fútbol, y aunque no tenían apenas dinero, una vez al mes le compraban postalillas de la liga para que pudiera completar su colección. Este era el día y el modo en el que celebraban la suerte de tener, pese a todo, una familia. Pero, en esta ocasión, fue una fiesta todavía mayor: era su quinto cumpleaños e iban a ir a la gran ciudad, ¡al campo de su equipo favorito!

―Pero no te separes de nosotros, ¿eh, Pulgarcito? ―le había dicho su madre.

―¡No, mamá! ―había respondido y, con lo contento que estaba, se puso a cantar―: ¡Pachín, pachín, pachín, a Pulgarcito no piséis! ¡Pachín, pachín, pachín, mucho cuidado con lo que hacéis!

A sus padres les divirtió la ocurrencia y los tres la estuvieron repitiendo hasta llegar al estadio.

Era el derbi, y con tanta gente como había, sin querer, Pulgarcito se separó de sus papás; para cuando se dio cuenta, los había perdido de vista. Tampoco reconocía la calle donde estaba.

Asustado, se echó a llorar y, aunque pasaban personas a su lado, ninguna parecía verlo, ni siquiera mirarlo; así que, cuando se calmó, se detuvo a pensar y decidió que, lo mejor que podía hacer, era intentar regresar. Para no desorientarse más, iría pegando cromos repetidos por el camino; de esta forma, sabría por dónde había ido.

Y así fue avanzando, hasta que se hizo de noche y se sintió muy cansado, agotado.

―Seguro que papá y mamá me están buscando ―se dijo y, reconfortado por esta esperanza, se abrigó en el hueco de unas escaleras del metro. Hacía frío, era invierno, y como aquel lugar desprendía cierto calorcillo, allí se acurrucó Pulgarcito. Cerró los ojos y, después de un rato, se quedó dormido.

Sin saber cuánto tiempo había transcurrido, se despertó al escuchar las voces de sus padres:

―¡Pulgarcito, ¿dónde estás?!

Iba a correr hacia ellos cuando comprobó que el acceso estaba ahora cerrado por verjas y candado.

―¡Pulgarcito, ¿dónde estás?!

―¡En la boca del metro, mamá, papá! ―gritó cuanto pudo, sin poder pasar.

Pero fue suficiente: ¡lo oyeron! Siguiendo la dirección de las últimas postalillas, lo localizaron. Llamaron a la policía para que alguien viniera a abrir el cerrojo y las vallas, y una vez libre, se abrazaron.

Pasado el susto, los tres sintieron una inmensa alegría, y supieron que nada en el mundo era más importante que permanecer juntos. Y así, felices por ello, regresaron a casa también cantando:

―¡Pachín, pachín, pachín, a Pulgarcito no piséis! ¡Pachín, pachín, pachín, mucho cuidado con lo que hacéis!

Blancanieves y los siete influencers

 

 

Había una vez una preciosa niña que vivía en una lujosa mansión. Su nombre era Blancanieves. Habría tenido una infancia dichosa de no ser porque su mamá había muerto cuando ella tenía dos años y, desde entonces, se encontraba muy triste.

Su padre, un célebre empresario, pensó que sería positivo para ambos rehacer la vida y, por ello, contrajo matrimonio con la influencer más conocida en redes sociales: Oscuridad. Aunque aparentaba ser buena y generosa, en realidad, era mala y envidiosa; recibía muchos regalos y sobornos para que hablara bien de unos y mal de otros. Engañaba con facilidad y frecuencia a las personas, pero no así a la inversa, pues tenía un espejo encantado que siempre decía la verdad.

Como sabía que su influencia dependía de su notoriedad, solía preguntarle:

―Espejito, espejito, ¿quién es la más famosa de la ciudad?

A lo cual este contestaba:

―Usted, Oscuridad, no solo de esta, sino de todas las demás.

Sin embargo, a medida que Blancanieves crecía, aumentaba su belleza y simpatía, igual que su voz como joven promesa musical hasta que, un día, el espejo confesó:

―Usted, Oscuridad, es la más famosa internacional; pero no de esta ciudad, pues aquí lo es Blancanieves.

A partir de ese momento, la ira y el odio fueron los únicos sentimientos hacia su hijastra, disimulados solo hasta que el padre de Blancanieves falleció. Después, se mostró tal cual era y comenzó a maltratar a la chiquilla.

No obstante, aunque le divertía verla sufrir, por encima de todo quería evitar que se incrementara su popularidad, así que contactó con un sicario y le ordenó:

―Hoy, a la salida del instituto, vas a secuestrar a Blancanieves y la llevarás a un sitio apartado. Una vez allí, ¡la matarás!

El asesino a sueldo, acostumbrado a este tipo de encargos, cumplió con lo pactado. Pero, en el último momento, reconociendo la bondad de la adolescente, su corazón se conmovió y le dijo:

―¡Vete lejos y no vuelvas! De lo contrario, tu madrastra mandará a otro en mi lugar.

Blancanieves echó a correr, sin saber a dónde ni cómo sobrevivir, sola y sin recursos. Tras largo trecho evitando las zonas pobladas, llegó a un campo donde había una granja y, agotada por el esfuerzo, se desmayó.

Resultó que la casa estaba habitada por siete influencers de turismo rural que, además, eran músicos: uno tocaba el piano, otros el violín, la guitarra, el bajo, el tambor, el saxofón y el acordeón. Blancanieves, agradecida por haberla cuidado y acogido, se sinceró y les contó su historia.

―Si quieres, puedes quedarte con nosotros ―le dijeron tras un breve debate entre ellos.

Con gusto, ella aceptó, y todos se pusieron a cantar y hacer sonar sus instrumentos para celebrarlo:

 

 

¡Un, dos, tres, cuatro!

¡Cinco, seis, siete, ocho!

¡Éramos siete!

¡Y ahora ocho!

¡Ocho, ocho, ocho, ocho!