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De herencia campesina es un poemario cuyo contenido habla de amor, amistad, identidad patrimonial, creencias, vivencias, gentes, y lugares recopilados y escritos en un tiempo de pandemia. Cada verso es una invitación a amar y valorar lo que somos y tenemos, poniendo énfasis en un paisaje diverso y rico en poesía, recogido e interpretado en cada lugar visitado por el autor. Muchos de estos poemas fueron galardonados en concursos literarios a nivel regional, nacional e internacional, como ocurrió con su libro anterior Romance Maulino. De herencia campesina es un reconocimiento a su punto de partida; hijo de padres campesinos, sabe de dónde viene para pensar adónde ir y cómo llegar.
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Este libro fue escrito con el corazón y te lo dedico. Sí, a ti que lo estás leyendo. Espero puedas viajar en sus alas a los lugares, y conozcas esos seres y soles que iluminan mi vida.
También lo dedico a mi familia, mi madre, hermanos, estudiantes y amigos. Por último, al cielo, porque desde allá arriba hay quienes quise, quiero, querré y serán mis ángeles celestes.
En especial a mi padre, por haberme heredado el amor por la tierra, los animales, la naturaleza, y a esa mujer que me ha parido versos y romances.
También a mi editor, que respetó mi estilo, esencia y poesía ya que al leerme me reconozco y encuentro.
Julio César Corvalán
CAPÍTULO I
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
Tengo las manos callosas y quemada mi espalda
de haber cultivado mil rosas en los campos de mi aula.
Por los surcos de la vida he labrado la esperanza.
Fui sembrando mil sonrisas, mil momentos, mil nostalgias.
En los campos cotidianos de las melgas más mundanas
cuan hortelano de sueños, sembré en mi mano palabras.
Para aventarlas al tiempo, a los huertos de la infancia…
Soy sembrador del ensueño que se forja en pizarras.
En el surco de la vida sembré razones fundadas
para cosechar las doctrinas de campesinos que hacen patria.
Con pasión y sentimiento, con las manos que se hermanan
tengo las fuerzas callosas y el alma sudada.
Por desmalezar en mi huerto, del sorgo, la cizaña
para injertar manos negras donde solo hay manos blancas.
Soy sembrador de momentos, vivencias y enseñanzas.
Es de herencia campesina la motivación que me embarga.
Tengo las manos callosas y en las venas savia,
la herencia más preciosa que conservo en la mirada.
Tengo las manos callosas, de azadones y palas,
con acentos lisonjeros en las alforjas de mi alma.
Tengo un piño de mis versos en los surcos de mi calma,
jilgueros en los valles, faisanes en mi estancia.
Tengo las manos callosas de cultivar paz en mi patria
manos blancas y negras, manos negras y blancas.
Soy de herencia ranchera, de Chile y su magia,
donde se cultivan amigos, donde crece la esperanza.
Mi tesoro es patrimonio, de mis padres y su casa.
Soy de herencia campesina y tengo quemada la espalda.
Mis manos cultivan aromas de frambuesas en fragancias
de mil dulzuras que asoman, en la tierra y sus distancias.
Tengo las manos callosas de tanto y tanto regar plantas
para un corazón de sandía que florezca como dádiva.
Tengo las manos henchidas de trigo candial en sustancia
como esencia de la harina con que amaso la confianza.
Tengo las manos teñidas con la sangre legendaria
donde crece la alegría, entre cultivos de hectáreas.
Soy sembrador de ambrosía, un sembrador de palabras
para ver florecer la poesía, en los campos de mi aula.
Porque te tengo amor
porque te quiero...
Porque es tuyo el calor
y el sentimiento.
Porque eres luna y sol
a mis silencios
mi musa, mi flor,
mis recuerdos.
Eres tú la mujer
que me roba el sueño.
Como oro en crisol
amor sin miedos.
Eres mi canción,
mi verso.
Magia y voz
a mis momentos.
Te amo con pasión
con todo el cuerpo.
Te amo tanto, amor,
y de tanto amarte muero.
Después de muchos años
desde la lejanía de tiempo
te amo más y más...
Y aún, más amarte quiero.
Eres mi obsesión
mi complemento.
Contigo soy todo,
sin ti solo espectro.
Porque te tengo amor,
porque te quiero.
Porque eres mi razón
y mis razonamientos...
Eres toda mi ilusión.
Contigo gano y pierdo.
Por amarte puedo amor,
amar después de muerto.
Porque te tengo,
porque me tienes puedo.
No eres mi posesión,
no soy tu dueño.
Somos solo dos...
cada catorce de febrero.
Porque eres luna y sol,
luz y sentimiento.
Amo todas tus acciones
también amo tus gestos.
Tu sonrisa enamorada
tu mirar de ojos risueños.
Te amo tanto amor
y de tanto amarte muero.
Eres la perfección
de todas las Venus del cielo
porque te tengo, amor,
jamás temeré al miedo
porque somos siempre dos
tú y yo, y el universo
porque te tengo amor
porque te quiero.
Oh mujer de pechos blandos
en tu vientre vida clama
bendijo Dios el llanto
que estremece ya tu alma
Te canto y en mi canto
la ternura se proclama
como reina de lo alto
prisionera en mi plegaria
Oh mujer de un tiempo nuevo
dadme el sol de tus mañanas
como muestra de lo etéreo
para prenderlo en mi alborada
En las páginas del cielo
se han escrito mil hazañas
que perfuman el silencio
con aromas de esperanzas
Oh mujer de tus sonrisas
se han teñido mis palabras
y el calor de tus caricias
transformaron las fragancias
Oh mujer de primavera
Musa fiel de quien soñara
con momentos de alegría
Con canciones sin batallas
En ti yace la semilla
de aquel hombre del mañana
y esa mujer altiva
que en su trono de amor descansa
Dicen que tras cada hombre
una gran mujer se haya
y tras cada mujer un nombre...
Ella es la reina de la casa
Mientras tenga luz el mundo
y en el cielo haya estrellas
besaré tu vientre fecundo
mujer de sol, bella entre bellas.
Mujer con razón en los labios
te vistes de amor
te peinas de ideas.
Mujer sabia entre los sabios...
con fuerza en la voz
y en su bandera.
Mujer de pasos seguros
que avanzas y dejas huellas
derribando fronteras y muros.
Mujer de paz, guerrera
con sangre en las venas,
mujer de mármol y arena.
La cigarra en la Provenza
pregona tus penas.
Alegría, pasión y quimeras
se dan cita ante tu puerta
te cantan himnos y arengas
con pancartas y poemas.
Mujer de ojos de tierra.
Mujer de mares y lagos.
La Patagonia entera
se arrodilla a tus encantos.
Mujer de valles profundos
de aire y cordillera...
Musa de todo mi mundo
eres flor de primavera.
En ti se conjugan los rumbos
de Princesa y Cenicienta.
Das sentido a mi vida
mujer, amiga y compañera.
Mientras tenga luz el mundo
y en el cielo haya estrellas
habrá una mujer en un punto
que comparta mis tristezas.
Canto a tus minutos
tus saberes y caderas
reconozco cada atributo
que te corona como reina.
A la mujer se le canta,
se le quiere,
se le escucha,
se le valora y prefiere.
Te quiero ver digna y respetada
desnuda de complejos.
Requiero oírte resuelta y liberada
empoderada de tus hechos.
Te quiero oler, hembra enamorada
sentirte quiero expresando sentimientos
toda siempre tú,
entera y segregada
toda siempre tú,
con tus guiños y gestos.
Mujer de cielos profundos
de agua y arena
de cantos rotundos
de alma morena.
Te amo tanto amor
y a este tonto amor le temo
porque pierdo la razón,
la vergüenza y los miedos...
Junto a ti soy feliz,
infeliz al mismo tiempo.
Me visto de arlequín
para verte reír de nuevo.
Cuando estás frente a mí
solo en tus ojos me veo
y cuando no estás aquí
es como si fuese ciego.
Te amo tanto amor
y de tanto amor me muero
por ti soy de ti,
hoguera y fuego.
Sin ti no soy quien fui
y mi pecho se hace hielo.
Nunca dejes de vivir
no te alejes de mi cuerpo
porque mi alma te llama.
También te nombro en silencio
y la llama de mis venas
se hace fría, se hace miedo.
Te amo tanto amor,
amo tanto tus misterios,
con mi amor y el tuyo
somos uno en nuestro lecho.
De tanto amarte
he perdido mi cerebro
por eso la razón
lanza mil razones al viento;
eres mi obsesión
y la amante de mi acento.
No te alejes de mi voz
de mi casa ni mi cielo
porque la distancia duele,
la nostalgia cansa,
la distancia miente y mata.
Eres mía, con tus miedos,
risas y tormentos.
Soy tuyo con poesía
con mi pecho, con mi cuerpo.
Te amo tanto amor
y de tanto amarte muero.
La mujer que amo tiene amor en las venas
risa de niño y el brillar de una estrella.
La mujer que amo tiene manos de seda
magia en los labios y pasión de poeta.
La mujer que amo se hace más vieja
se han acortado sus pasos y se alargaron sus penas.
Hoy camina despacio, con su voz de profeta
sus ojos cansados y el alma serena.
La mujer que amo, en mi casa es la reina,
el alma de todo, mi patria y bandera.
La mujer que amo es mi gran cable a tierra.
Llora mis llantos y celebra mis fiestas.
La mujer que amo cocina ideas