De las interferencias parentales a la violencia filioparental - Mariela Checa Caruana - E-Book

De las interferencias parentales a la violencia filioparental E-Book

Mariela Checa Caruana

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Beschreibung

La vida tiene muchos componentes y es en algunos aspectos poliédrica pero, desde luego, lo que acontece en la familia determina en gran medida la existencia de las personas y en especial de los niños y niñas. Van a encontrarse ustedes con un texto que emana amor a la infancia y que busca desde el saber, minimizar el daño cuando las parejas se rompen o cuando el respeto se pierde. Estamos ante un libro que destila muchos casos vistos en la clínica, en el juzgado, donde se ha aprendido de la incomprensión, del sufrimiento, de los recelos, incluso del odio. Les invito a leerlo con detenimiento, a subrayarlo, a tomar nota, a difundirlo. Será una forma de comprometerse con la sociedad, con cada ciudadano, incluso con los que todavía hoy no han nacido. Extraído del prólogo de Javier Urra

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Tema: Violencia filioparental

Mariela CHECA CARUANA (Coord.)

De las interferencias parentales a la violencia filioparental

Manual práctico para un abordaje terapéutico

Fundada en 1920

Comunidad de Andalucía, 59. Bloque 3, 3º C

28231 Las Rozas - Madrid - ESPAÑA

[email protected] - www.edmorata.es

De las interferencias parentales a la violencia filioparental

Manual práctico para un abordaje terapéutico

Por

Mariela CHECA CARUANA (Coord.)

© Mariela Checa Caruana, Raúl Gutiérrez Sebastián, Josu Arrospide, Asunción Tejedor, Roberto Pereira, Francisco Ruiz-Jarabo, Mª Teresa Soriano, Marta Cara González

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Todas las direcciones de Internet que se dan en este libro son válidas en el momento en que fueron consultadas. Sin embargo, debido a la naturaleza dinámica de la red, algunas direcciones o páginas pueden haber cambiado o no existir. El autor y la editorial sienten los inconvenientes que esto pueda acarrear a los lectores, pero no asumen ninguna responsabilidad por tales cambios.

© EDICIONES MORATA, S. L. (2021)

Comunidad de Andalucía, 59. Bloque 3, 3º C

28231 Las Rozas - Madrid - ESPAÑA

www.edmorata.es - [email protected]

Derechos reservados

ISBNpapel: 978-84-18381-47-8

ISBNebook: 978-84-18381-48-5

Depósito Legal: M-9.561-2021

Compuesto por: Sagrario Gallego Simón

Printed in Spain - Impreso en España

Imprime: ELECE Industrias Gráficas, S. L. Algete (Madrid)

Diseño de la cubierta: Equipo TÁRAMO.

Nota editorial

En Ediciones Morata estamos comprometidos con la innovación y tenemos el compromiso de ofrecer cada vez mayor número de títulos de nuestro catálogo en formato digital.

Consideramos fundamental ofrecerle un producto de calidad y que su experiencia de lectura sea agradable así como que el proceso de compra sea sencillo.

Le pedimos que sea responsable, somos una editorial independiente que lleva desde 1920 en el sector y busca poder continuar su tarea en un futuro. Para ello dependemos de que gente como usted respete nuestros contenidos y haga un buen uso de los mismos.

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Colección

“Terapia Familiar

Iberoamericana”

Director: Roberto PEREIRA

La Terapia Familiar (en adelante, TF) tiene ya muchos años de desarrollo y abundante bibliografía, aunque la mayoría de ella proviene del discurso dominante de origen inequívocamente anglosajón. Desde los primeros años de la difusión de la TF Familiar se comprobó la necesidad de adaptarla a los contextos culturales de los diferentes países. La actitud de las familias y de los psicoterapeutas, la “cultura terapéutica”, no es la misma. No es descabellado afirmar que buena parte de los modelos psicoterapéuticos utilizados hoy en día tienen su origen en la necesidad de adaptarse a los sistemas sanitarios de los países del “norte”, especialmente el de los EE. UU., modelos que no tienen necesariamente que encajar en los países del “sur” de Europa o de Iberoamérica. En ese sentido, la colección quiere seguir la línea de la Red Relates (www.redrelates.org), organización que agrupa a escuelas sistémicas latinoamericanas, uno de cuyos objetivos es “avanzar hacia la configuración de un modelo psicoterapéutico propio, coherente con las realidades “sur-europeas” y latinoamericanas, capaz de dialogar fructíferamente con los restantes modelos sistémicos.

Esta colección, abierta a propuestas de los autores latinoamericanos, quiere promover el intercambio entre los terapeutas familiares de lengua española y portuguesa, favoreciendo el desarrollo de una TF iberoamericana con sus propias características y señas de identidad, que respondan a las necesidades y contextos de donde se realiza más que al discurso dominante en el campo.

Los primeros textos de la Colección se ocuparon de temas que no han recibido suficiente atención por parte de la terapia familiar.

En el primero, Alfredo Canevaro, psiquiatra argentino y pionero de la Terapia Familiar iberoamericana, aborda el poco editado tema de la psicoterapia individual sistémica. El libro sintetiza la dilatada experiencia de su autor como psicoterapeuta: primero en Buenos Aires, en los años de mayor efervescencia de la psicoterapia, y después en Italia, donde actualmente reside. Canevaro integra, sobre la base del modelo sistémico, técnicas provenientes de otros modelos, en unas sesiones de gran intensidad relacional, en las que se utiliza a sí mismo de manera magistral.

El 2º título de la colección, del psicólogo clínico, profesor universitario, autor prolífico y director de la Escuela Sistémica Argentina, Marcelo R. Ceberio, toca otro tema que ha despertado poco o ningún interés en el campo de la psicoterapia: el de la atención a la “cuarta edad”, la “terapia de los ancianos del siglo XXI”. El cielo puede esperar. La 4ª edad. Ser anciano en el siglo XXIes un libro completísimo, que toca todos los aspectos de la atención a los ancianos en sus diversas facetas, incluida la psicoterapéutica, algo que se echaba mucho en falta. El profesor Ceberio muestra como la psicoterapia puede practicarse en cualquier momento, sin que la edad se erija en un obstáculo insalvable para su práctica.

El tercero, Familias obligadas, terapeutas forzosos de las profesoras de la Universidad de Coimbra Ana Paula Relvas y Luciana Sotero, fue el primero de la colección en incorporar autoras de lengua portuguesa. Con un rigor académico indudable, pero incorporando también la clínica psicoterapéutica, logran esa unión imbatible de los autores que investigan, y, además, practican la psicoterapia. Y el tema de la obra es apasionante y de gran actualidad: cómo desarrollar la alianza terapéutica incluso en las condiciones más complicadas, con familias obligadas a acudir a terapia, en las que con frecuencia el paciente identificado es un adolescente.

En el cuarto título, Terapia Narrativa con Familias Multiproblemáticas: el cambio que viene, Ricardo Ramos, psiquiatra y miembro destacado del equipo docente de la Escuela de Terapia Familiar del Hospital de Sant Pau en Barcelona, nos habla de cómo abordar ese universo de familias complejas, con problemas diversos, atendidas por numerosos profesionales, a las que se adjudicó el dudoso título de “multiproblemáticas”. Y lo hace con una novedad interesante: aplicando las técnicas de las terapias narrativas. Efectivamente, la atención a estas familias era el dominio de la terapia estructural, siguiendo el modelo de “Families of the slums” de Minuchin, Montalvo y cols. Pero la Terapia Narrativa tiene vocación de universalidad, y se propone para intervenir en todo tipo de problemas, por lo que se echaba de menos su propuesta para este tipo de familias. Sus propuestas, siempre prácticas, guían al lector interesado en experimentar la terapia narrativa con estas familias tan presentes en la literatura y la práctica de la Terapia Familiar.

El número 5 de la colección, a cargo nuevamente del profesor Marcelo R. Ceberio, se dedica a un tema clásico en la Terapia Familiar, pero al que sin embargo se ha dedicado poca bibliografía: El Genograma. Un viaje por las interacciones y juegos familiares. Este útil recurso psicoterapéutico, condensa en tan solo una hoja una rica y cuantiosa información que permite establecer relaciones transgeneracionales y realizar hipótesis que guiarán la intervención posterior. El libro analiza y desarrolla un modelo de genograma para su aplicación individual o grupal, proporcionando las herramientas técnicas necesarias para desarrollarlo.

El 6º es un libro largamente esperado, ya que resume toda una vida profesional. Su principal autor, Juan Luis Linares, es Psiquiatra y Psicólogo, director de la Escuela de Terapia Familiar del Hospital de Sant Pau en Barcelona, pionero de la Terapia Familiar en España, y autor prolífico e indispensable, de referencia en campo de la TF Sistémica. Su actividad profesional se ha desarrollado trabajando siempre en un hospital público con los psicóticos y sus familias, desarrollando una comprensión relacional de la esquizofrenia que en este libro se recoge, explica, y desmenuza, con el acompañamiento de un puñado de magníficos colegas de su escuela, que de forma magistral le ayudan en el esfuerzo de hacer comprensible un fenómeno tan complejo como las bases relacionales del que es, sin duda, el trastorno más grave al que se enfrenta la salud mental. Sin duda, un libro clave para entender las raíces relacionales de la esquizofrenia, y comprobar la utilidad de la psicoterapia sistémico relacional en su tratamiento.

El 7º título es un grueso volumen de más de 500 páginas que, coordinado por Raúl Medina, Psicólogo social y director del Instituto Tzapopan de Terapia Familiar (México), Esteban Laso, psicoterapeuta y docente en el mismo instituto, y Eduardo Hernández, profesor de psicología en la universidad de Guadalajara (México), reúne a un numeroso grupo de autores, todos ellos terapeutas familiares vinculados a la Red Europea y Latinoamericana de escuelas sistémicas, Relates. Esta red, nacida con el objetivo de avanzar hacia un modelo propio de TF, coherente con las realidades latinoamericanas y de los países del sur de Europa, agrupa a más de 50 escuelas e institutos de formación en TF sistémica, de 15 países diferentes. Está, así mismo, muy vinculada con esta colección de TF iberoamericana, ya que los autores que la integran forman parte de Relates en su práctica totalidad. En este volumen, titulado El modelo sistémico ante el malestar contemporáneo, el lector encontrará una gran riqueza y variedad de propuestas e ideas para iluminar la práctica de la psicoterapia sistémica en el siglo XXI.

El siguiente título de la colección, el octavo, es un compendio de fascinantes viñetas clínicas extraídas de la práctica psicoterapéutica de su autor, Gianmarco Manfrida, psiquiatra y director del Centro Studi e Applicazione della Psicología Relazionale de Prato (Italia). El título del libro describe muy bien su contenido, La narración psicoterapéutica. Invención, persuasión, y técnicas retóricas en Terapia relacional sistémica, y en el que el profesor Manfrida exhibe una cultura vastísima, mostrando de una manera muy práctica los recursos narrativos a los que puede acceder cualquier psicoterapeuta, no solo los que se identifican con esa corriente de la psicoterapia.

En el nº 9 de nuevo aparece Gianmarco Manfrida, muy bien escoltado, en esta ocasión, por sus compañeras del Centro Studi, Erika Eisenberg y Valentina Albertini, además de otras interesantes colaboraciones. El libro aborda un tema de rabiosa actualidad, la Psicoterapia on line. Recursos tecnológicos en la clínica psicológica, recogiendo los diferentes recursos tecnológicos que, con mucho acierto, incorporan a la psicoterapia: el chat, los mensajes de texto, o las sesiones on line. Manfrida y sus colegas nos explican los cambios inevitables, el impacto que, sobre la terapia familiar sistémica tienen el desarrollo de internet, de las redes sociales, de sus posibilidades comunicativas tanto para la labor terapéutica como para la atención a emergencias. No dejan por ello de señalar los problemas éticos que pueden plantearse, y cuáles son las herramientas tecnológicas más efectivas, dentro del necesario mantenimiento de la confidencialidad de la relación terapéutica.

Y en este comienzo del año 21, tenemos nuevos títulos que integrarán la colección. En el décimo, encontramos de nuevo a Juan Luis Linares, muy bien escoltado por dos de sus colegas profesoras de la Escuela del Sant Pau, Teresa Moratalla y Ana Pérez, ambas psicólogas y Terapeutas Familiares con una larga experiencia, y con la colaboración de Javier Bou, psicólogo y director de Dictia Valencia, escuela de formación en Terapia Familiar. El libro, Las parejas interculturales, acoge un tema de indudable actualidad en este siglo XXI, mostrando las ventajas y dificultades de este tipo de parejas apoyándose en un buen número de interesantísimos casos extraídos de la dilatada experiencia de sus autores.

El undécimo aborda también otro tema de rabiosa actualidad, el de la reconstrucción familiar. El libro de Corina Ahlers, psicóloga, profesora del Instituto Familiar de Viena, fundadora del centro “Familieneu” dedicado al trabajo psicoterapéutico con familias reconstituidas, escrito con la colaboración de Roberto Pereira, psiquiatra, director de la Escuela Vasco-Navarra de Terapia Familiar y de esta colección, recoge la larga experiencia de los autores con este tipo de familias, en el caso de Corina no solo como terapeuta sino también en su propia vida. Familias reconstituidas en un mundo global: nuevos vínculos que desafían el mito de los lazos de sangre, describe muy bien a las Familias Reconstruidas, adaptándolas al siglo XXI, mostrando no solo sus principales dificultades sino también, a través de un gran número de viñetas clínicas, la manera de enfrentarse a ellas y ayudar a estas familias en la complejidad de su estructura y funcionamiento.

Y este, el duodécimo, se enfrenta con valentía a dos temas de gran actualidad y en ocasiones centro de importantes polémicas: las interferencias parentales en la educación de los hijos tras una separación o divorcio y la violencia filio-parental. El libro, coordinado por Mariela Checa Caruana, psicóloga y directora clínica de la Asociación Filio, creadora y responsable del servicio de Intervención post-ruptura en los Juzgados de Familia de Málaga vocal de Salud de la Sociedad española de VFP —SEVIFIP—, lleva por título De las interferencias parentales a la violencia filioparental. Manual práctico para un abordaje terapéutico. Su coordinadora está muy bien escoltada por grandes especialistas de ambos temas, procedentes tanto del ámbito jurídico como psicológico, con una nutrida presencia de miembros de SEVIFIP. Todos ellos desarrollan tanto un abordaje teórico de ambos problemas familiares, así como de la relación entre ellos, como la mejor forma de abordarlos desde las diversas facetas jurídicas y psicoterapéuticas.

Roberto PEREIRA

Contenido

Prólogo

Introducción

CAPÍTULO 1. La familia como sistema. Raul GUTIÉRREZ SEBASTIÁN

Contextualización teórica de la familia como sistema. Una definición y múltiples descripciones de la familia como sistema.El apego y la matriz relacional en el sistema familiar. De lo estructural a lo funcional.Procesos de constitución y reconstitución del sistema —ciclo vital—.—Aspectos socioculturales e interferencias sociales en la parentalidad.Familia y escuela, el enredo institucional educativo.Familia y sociedad posmodern.—La familia como nido de aprendizaje social.—Conclusiones.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 2. La ruptura de pareja. Josu ARROSPIDE

Tipos de conflictos,.—Fases de la separación.Separación psicológica.Separación de pareja y familia.Separación social y de familia extensa.—Impacto de la ruptura en los menores según edad.Bienestar, autorregulación emocional.Vinculación, protección, apego.Logros.Identidad, autoestima.Jerarquía, normas y límites.Socialización.Individuación, autonomía.Valores, creencias, mitos, roles y rituales.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 3. Las interferencias parentales. Asunción TEJEDOR

Definición y contextualización de las interferencias personales.Problema de relación entre padres e hijos V61.20 (Z62.820).Maltrato psicológico infantil V61.21 (Z69.010).Niños afectados por la relación paternal de angustia V61.29 (Z62.898).Trastorno facticio impuesto a otro (antes: Trastorno facticio del prójimo) 300.19 (F68.10).Otro trastorno del espectro de la esquizofrenia especificado y otro trastorno psicótico 298.8 (F28).—Con respecto a la clasificación en el CIE-11.Aceptación y rechazo de los términos: Síndrome de Alienación Parental (SAP) vs Alienación Parental (AP) - Interferencia Parental. Detractores.—Tipos y factores desencadenantes.La implicación de los hijos.El derecho del menor a ser oído,.—Perfiles típicos.Apreciación en el contexto forense.Decidir la correcta intervención.Estructuración de las órdenes de tratamiento.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 4. ¿Qué es la violencia filioparental? Roberto PEREIRA

Introducción.—Violencia intrafamiliar y VFP.—Definición.—Tipos de VFP.Factores familiares relacionados con la nueva VFP.Estilos educativos. Triangulación y fusión relacional.Relaciones fusionales.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 5. Ámbito jurídico de la familia. Francisco RUIZ-JARABO

Situación actual y evolución en el derecho de familia.Visión personal sobre la situación actual de los procedimientos de nulidad, separación y divorcio,.—Los procesos judiciales en materia de familia.—Mención especial a los procedimientos de ejecución.Incumplimiento del régimen de estancias y comunicaciones (visitas).Incumplimiento del ejercicio conjunto de la responsabilidad parental (patria potestad).Incumplimiento del abono de la pensión alimenticia.—Medidas excepcionales en situaciones de riesgo en los menores.

CAPÍTULO 6. Ámbito jurídico en menores sobre violencia filioparental. Mª Teresa SORIANO

Introducción.—Ley Orgánica 5/2000 de responsabilidad penal del menor.Principios.Ámbito de aplicación.Fases del proceso e intervinientes.—Respuestas de la Ley Orgánica 5/2000 a la VFP.Medidas.Otras respuestas de la jurisdicción penal a la violencia filioparenta.—Conclusiones.

CAPÍTULO 7. Intervención en familias con alto nivel de conflictividad. Mariela CHECA CARUANA

Características de las familias con alto nivel de conflictividad.Conflicto por custodia o régimen de visitas.Conflicto por ausencia.Conflicto de lealtades.Conflicto de invalidación.—Situaciones de riesgo para los menores.—La figura del coordinador parental.—La coordinación entre profesionales.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 8. La intervención familiar. Una propuesta integral. Marta CARA GONZÁLEZ y Mariela CHECA CARUANA

Contenidos a trabajar.—El trabajo con padres y madres.Aspectos a tener en cuenta y dificultades en el proceso.Contenidos a trabajar.—El trabajo con hijos e hijas.Aspectos a tener en cuenta y dificultades en el proceso.Contenidos a trabajar.—Trabajo conjunto padres/madres e hijos/as.Cumplir con las normas de convivencia familiar.Reestructuración del vínculo.Cerrar la intervención.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 9. Un caso real. Mariela CHECA CARUANA

Descripción del sistema familiar.—Evolución de la familia.—Desarrollo de la intervención.—Seguimiento.

Sobre los autores

Prólogo

Javier URRA

Prologar este libro genera una deuda de gratitud.

En primer lugar por la importancia del tema que aborda, el segundo por los profesionales que desde distintos ámbitos aportan su saber y compromiso, y el tercero por el afecto y el cariño que me une con muchos de ellos.

La vida tiene muchos componentes y es en algunos aspectos poliédrica pero desde luego, lo que acontece en la familia determina en gran medida la existencia de las personas, y en especial, de los niños.

Van a encontrarse ustedes con un texto que supura amor a la infancia, y que busca desde el saber minimizar el daño cuando las parejas se rompen, o cuando el respeto se pierde.

Existen textos que se llenan de páginas que nada aportan, y otros, como el que usted tiene entre sus manos, que destilan muchos casos vistos en la clínica, en el juzgado, donde se ha aprendido de la incomprensión, del sufrimiento, de los recelos, incluso del odio.

Les invito a leerlo con detenimiento, a subrayarlo, a tomar nota, a difundirlo. Será una forma de comprometerse con la sociedad, con cada ciudadano, incluso con los que todavía hoy no han nacido.

Por mi parte, y como primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, como psicólogo de la Fiscalía de Menores, como Académico de Número de la Academia de Psicología de España, solo me cabe leer y releer lo que aquí continúa, hacerme eco mediante los medios de comunicación, y trasladar por último el agradecimiento a la vida que me ha permitido por los puestos que he ocupado, ser cariñosamente invitado a prologar un libro necesario, que aúna tanto esfuerzo, tanto conocimiento.

Javier Urra

Introducción

Mariela CHECA CARUANA

El objetivo de este libro-manual es hacer un recorrido desde el concepto de interferencias parentales, tal y como lo encontramos en la intervención de familias con un alto nivel de conflictividad, y como este síntoma se desarrolla y manifiesta en las diferentes fases del conflicto así como, en muchos de estos casos, ha terminado derivando en un problema de violencia filioparental.

En el desarrollo de nuestro trabajo de más de diez años interviniendo con familias de estas características, hemos observado que dentro de otros muchos, uno de los síntomas que termina afectando de forma más grave a los progenitores y menores que se encuentran en esta situación altamente litigiosa, es la conducta agresiva de los menores sobre uno de los progenitores, especialmente el no custodio. Estos comportamientos se traducen en uno de los peores obstáculos dentro y fuera del proceso de intervención, para poder recuperar el vínculo y la relación paterno-filial. La violencia filioparental, entendida como comportamientos agresivos, verbales, morales, psicológicos o físicos, se muestra como barrera que hace más evidente, si cabe, la distancia emocional entre padres e hijos.

En nuestra trayectoria vemos muchas familias, muchos menores afectados por situaciones que se describirán a lo largo de estas líneas. Para ello he contado con la ayuda de grandes profesionales expertos en la materia, psiquiatras, psicólogos expertos en familia y pareja, forenses, fiscales, jueces de familia, cuyo recorrido y experiencias dan peso a la temática a tratar.

En primer lugar es esencial entender el sistema familiar, sus entresijos, sus juegos internos, la comunicación que establecen entre ellos, porque lo que es válido para unos sistemas, no lo es para otros, cada familia tiene sus códigos internos que solo se entienden en ese contexto. De la mano de mi querido Raúl GUTIÉRREZ, psicólogo y terapeuta familiar, con su especial sensibilidad y conocedor de que trabajamos con material sensible, nos ayuda a entender los componentes fundamentales que conforman el sistema familiar, sus características, como funciona como constructo social para nuestra posterior adaptación al mundo.

Los miembros de cada familia no solo se relacionan de forma diferentes, sino que también, a su vez, las rupturas son de forma diferente. Nuestro compañero Josu ARROSPIDE, psicólogo con un largo bagaje en el trabajo con parejas, nos situará en las diferentes formas de romper las relaciones. Todos sabemos que la ruptura dependerá de muchas cosas, pero lo fundamental en este manual, es que en función del tipo de ruptura que nos encontremos, se podrá valorar el tipo de futuras consecuencias en la pareja y en los hijos.

Es fundamental conocer como profesionales en el trabajo con familias, la historia familiar desde los inicios, para comprender como se ha llegado hasta la situación litigiosa.

No nos cabe la menor duda de que los conceptos de interferencias parentales y violencia filioparental tienen algunos matices y muy diferentes definiciones, y que en su corta trayectoria se ha escrito y polemizado bastante con ambos conceptos. Por ello contad con los dos expertos más relevantes a nivel nacional e internacional, cada uno en su materia, para este manual ha sido un auténtico honor. Mi querida Asunción TEJEDOR, psicóloga, coordinadora de parentalidad, gran defensora de la protección al menor, nos abrirá la posibilidad de conocer realmente a que nos referimos cuando hablamos del concepto de interferencia parental y sus diferencias por otros conceptos asociados. Por otra parte, mi admirado Roberto PEREIRA, psiquiatra y a mi entender una de las personas que más conoce sobre esta materia, nos adentrará en el desarrollo del concepto de violencia filioparental y sus nuevas versiones, y sentará las bases de la interacción de ambos conceptos en consonancia al objetivo del presente libro.

En el desarrollo de estos diez años de trabajo con las familias he tenido la gran suerte de encontrarme profesionales del ámbito jurídico tremendamente sensibilizados con la labor que nos ocupa. Un entorno, que he de reconocer abordé en los inicios con algún recelo, por lo farragosos del ámbito en cuestión y la distancia profesional que me separaba del mismo, pero que gracias a profesionales que les presento, y a muchos otros, he conseguido mantener una estupenda relación profesional y he aprendido aspectos jurídicos de forma muy real y clara.

D. Francisco RUIZ-JARABO, tiene una trayectoria profesional como Juez de familia impoluta, desde sus inicios en Juzgado de Menores de Las Palmas de Gran Canaria (Las Palmas), cuando todavía era Juzgado único, entre enero de 2005 y abril de 2006.

Me explicaba así su especial interés por el ámbito de familia: “no se tocaba el tema de Familia, pero aprendí el sistema de ejecución de esta jurisdicción, que no pone el acento en la sentencia sino en el desarrollo de la ejecución misma. Y esa es mi obsesión, aplicar esa misma filosofía al Derecho de Familia. También comencé a ver en este Juzgado los terribles efectos que se producen en menores que viven en una familia desestructurada, los efectos sobre ellos por una pésima gestión de los conflictos por sus progenitores, los efectos de manipulaciones...”. Desde luego esto fue determinante para saber que compartíamos sin dudas sensibilidades con respecto al abordaje de las familias. Su labor en los juzgados de Familia en Madrid, y posteriormente en los de Violencia y familia en Málaga, ha sido de gran ayuda en mi trabajo diario.

Conocer los entramados jurídicos en Derecho de familia, me ha servido en mi trayectoria para contextualizar situaciones que no tenían una explicación ni emocional ni lógica, y que cobraran sentido cuando estudiaba ese entorno jurídico que rodeaba a la familia.

Igualmente me ocurrió con el contexto jurídico del menor en los casos de violencia filioparental, fue de la mano de mi querida M.ª Teresa SORIANO, Fiscal de menores en Málaga, en quien encontré un apoyo, una maestra y una incondicional para trabajar en la ayuda y protección de los menores. Su naturalidad y humildad no pueden enmascarar su profesionalidad y conocimiento en la materia, así como su disposición a colaborar siempre. Esta gran conocedora del menor, nos enseña los aspectos necesarios a tener en cuenta cuando nos encontremos con estas problemáticas en una familia. En numerosas ocasiones dependiendo de ciertas medidas jurídicas, vamos a ver el tipo de intervención que se va a hace más necesaria.

Como ven, intervenir con familias altamente conflictivas donde pueden, o no, converger ambas problemáticas (interferencias y violencia filioparental), no es tarea sencilla y conlleva el conocimiento de muchas áreas de trabajo, que intento hacerles llegar con este libro.

Fundamental es, sin duda, conocer la génesis de esta problemática, y sus condiciones para hacer posteriormente una adecuada intervención. Así describo las características que nos vamos a encontrar en las familias con un alto nivel de conflicto y cómo se desarrolla el problema desde sus inicios; esto les ayudará a entender la intervención que proponemos en este libro, en colaboración con mi estimada Marta CARA, psicóloga especialista en violencia filioparental y terapia familiar de Asociación Filio, asociación que presido. Marta ha podido ver en su trayectoria profesional el desarrollo de esta problemática y las dificultades que nos hemos ido encontrando en estos diez años y que nos han ayudado a elaborar un programa que intenta acercarse lo más posible a las necesidades de estos menores y familias.

El Proyecto Filio está avalado por el trabajo que llevamos haciendo durante este tiempo con más de 300 familias atendidas, algunas con problemáticas más simples, otras con problemáticas más complejas, pero todas con un factor común, no saben cómo hacerlo, se pierden en emociones desagradables que no entienden y les cuesta gestionar, en enfados permanentes, perdiendo de vista lo realmente importante, sus hijos.

Es mi intención que este libro resulte de fácil entendimiento y consulta para todos los profesionales que estén trabajando o vayan a trabajar con familias en conflicto y especialmente para sensibilizar en el cuidado a los menores inmersos en esta problemática. Por ellos todo nuestro trabajo.

A mis hijos, Rocío, Gonzalo y Marta, que me enseñaron la importancia de ser madre.

A todos los niños/as y sus familias que hemos ayudado en este camino, que nos enseñaron la importancia de nuestro trabajo.

“El tiempo de los hechos va dejando paso al simple hecho del tiempo”.

Aitor CASTELLS

CAPÍTULO

1

La familia como sistema

Raúl GUTIÉRREZ

Previamente a pensar la familia como sistema, quizás resulte oportuno contextualizar la misma desde el marco del propósito del libro, que no es otro que abordar el impacto de las interferencias parentales en el desarrollo de la violencia filioparental (en adelante VFP), y ello conlleva entender que abordar la violencia, inevitablemente, nos induce a ir más allá del ejercicio de la misma, incluso de quien la ejerce, para reflexionar sobre el contexto donde se expresa, en su dimensión relacional y temporal (ya sea en el ámbito escolar, social o, en el caso de la VFP, el contexto familiar), invitando a pensar al lector desde una comprensión circular (GUTIÉRREZ, 2018), no lineal y casuística.

Una de las primeras cuestiones que nos formulamos como profesionales que atendemos familias que sufren violencia filioparental, suele guardar relación con intentar pensar en la dificultad desde una mirada amplia que incluya la propia familia como medio para contextualizar una problemática emergente —y/o consolidada—, más allá del ejercicio de la violencia.

Es por ello por lo que resulta de especial relevancia comprender las dinámicas relacionales que se dan entre los miembros, acercarnos a la singularidad de cada familia, intentar imaginarla, indagar cómo se organiza y estructura, así como cuál es su historia —desde los patrones de relación de pareja hasta las relaciones paternofiliales—, explorando así, más allá de la violencia e incluso del sujeto quien la ejerce, el contexto donde se desarrolla en el aquí y el ahora.

Al hacernos preguntas sobre las dificultades de las familias, la tendencia suele ser buscar explicaciones y causas, no obstante, considero que la intención debe distar mucho de esta realidad. Como profesionales que atendemos familias animo a mostrar curiosidad e interés, no por formular explicaciones y causas, sino interrogantes y posibles aproximaciones a sus vivencias del conflicto que poder contrastar para, progresivamente, acercarnos a la experiencia de la familia.

A lo largo del capítulo, mientras exploramos el concepto de familia como sistema, si me lo permiten, intentaré compartir reflexiones en torno a un aspecto que guarda estrecha relación con las dinámicas relacionales internas del sistema familiar y concretamente con el ejercicio de la VFP, el cual tiene que ver con la falta de confianza epistémicay más específicamente la desconfianza petrificada que muestran los hijos1 hacia el entorno adulto en general.

El concepto de confianza al que hago alusión ha de entenderse desde la pedagogía natural (CSIBRA y GERGELY, 2009), la cual “enfatiza la importancia social y emocional que depositamos en la información que nos transmiten otras personas” (FONAGY y BATEMAN, 2016. pág. 55), como figuras significativas y relevantes para uno mismo. Entiendo por ende la desconfianza en la base de todo conflicto relacional, tanto entre los miembros de la familia en conflicto como de la misma hacia agentes externos.

Por todo lo anterior, invito a pensar en la confianza tanto desde la dimensión interna de la propia familia, y las dificultades que encuentran sus miembros para relacionarse en un espacio de confianza recíproca y empática entre ellos, como su relevancia en el marco de la relación de ayuda que establecemos los profesionales que acompañamos los procesos educativo-terapéuticos de cambio.

Contextualización teórica de la familia como sistema

Acercarnos a la comprensión de la familia como sistema relacional puede resultar una tarea ciertamente compleja dada la cantidad de información que podríamos compartir. No obstante, intentando acercar al lector los aspectos más relevantes de la misma, el propósito es sintetizar determinadas cuestiones de especial interés en la conceptualización del sistema familiar a la hora de pensar la familia como una red de relaciones entre los miembros, así como entre el mismo sistema y su entorno social —o diversos contextos relacionales— y el impacto de las interferencias parentales en la emergencia, desarrollo y/o cronificación de la VFP.

En este sentido, la familia como sistema la podemos definir como “un conjunto organizado e interdependiente de personas en constante interacción, que se regula por unas reglas y por funciones dinámicas que existen entre sí y con el exterior”, (MINUCHIN, 1986; ANDOLFI, 1993; MUSITO, y cols., 1994; RODRIGO y PALACIOS, 1998).

Esta definición añade la complejidad de conceptualizar, por un lado, las relaciones existentes entre los miembros de la familia y, por otro, las influencias recíprocas de la misma con su entorno. Y me refiero por “entorno”, tanto los contextos de socialización como, en su sentido más dinámico y atemporal, las influencias de determinadas situaciones vividas que impactan a lo largo de la vida, comprendiendo así la familia como un sistema dinámico en constante cambio de interacciones intrafamiliares e inter-contextuales.

UNA DEFINICIÓN Y MÚLTIPLES DESCRIPCIONES DE LA FAMILIA COMO SISTEMA

La Real Academia Española define la familia como “grupos de personas formados por una pareja (normalmente unida por lazos legales o religiosos), que convive y tienen un proyecto de vida en común, y sus hijos, cuando los tienen” (citado en CALVETE y PEREIRA, 2019, pág. 268), que incluye al conjunto de personas emparentadas (ascendientes, descendientes, colaterales y afines a un linaje) que pueden, o no, convivir juntas.

Esta definición, sirviendo como base, debemos de tomarla en su multiplicidad de descripciones de las cuales se debe analizar y considerar las diversas funciones, reglas y normas que de los miembros en particular y la familia en general se derivan, las cuales, organizan a todos en el marco de un sistema relacional genuino y singular, pues desde una misma definición, atendiendo el análisis estructural familiar (MINUCHIN, 1986), podemos pensar en múltiples constelaciones familiares.

Además, para comprender el funcionamiento de un sistema abierto (en continua interacción con el entorno y recíprocamente influenciado), como es el sistema familiar, resulta relevante conocer su organización estructural y funcional además de preocuparse por descubrir la etiología de las dificultades.

La estructura familiar, entendida según la organización de los vínculos entre sus miembros, fusional o distante —también denominada “enredada” o “apartada”— (MINUCHIN y MONTALVO, citados en HOFFMAN, 1987, pág. 76), se va a ver influenciada por las diversas posibilidades descriptivas familiares, a saber:

— Biparental: La crianza y educación la acompañan ambos progenitores.

— Monoparental: Un solo adulto se hace cargo principalmente del proceso de crianza y educativo, pudiendo derivarse de una separación o viudedad.

— Separada: La crianza y la educación la conllevan ambos progenitores separados en sendos núcleos convivenciales, puede que con diferente carga asumida.

— Reconstituida: Tras una separación, o viudedad, un progenitor, o ambos, reconstruyen su relación afectiva con otros adultos, quienes ocupan un lugar en la unidad convivencial acompañando procesos de crianza y educativos.

— Adoptiva.

La intención no es profundizar en las características singulares y diferenciales de estas, pero sí pensar en el posible impacto de las diversas estructuras que describen las constelaciones familiares en relación con la organización funcional de cada miembro en el conjunto del sistema familiar.

No es nada novedoso que se den diversas estructuras familiares pues a lo largo de la historia ha sido frecuente (sobre todo determinadas épocas de epidemias, guerras y postguerras), por ejemplo, enviudar y sostener una crianza un solo adulto conviviente, o reconstituir el sistema a través de la unión con otro adulto que acompaña el proceso de crianza. Por ello, la biparentalidad, como la monoparentalidad, la separación y la reconstitución familiar, incluso la adopción, han sido procesos que a lo largo de la historia se han acomodado como parte natural de procesos vitales familiares.

¿Qué dificultad encontramos en la actualidad entonces? Considerando que vivimos en un momento social en constante cambio y evolución, en determinados ámbitos inestable, en ocasiones de incertidumbre y frecuentemente de crisis (entendida como proceso de cambio), una diferencia que significa la dificultad de acomodar las diversas estructuras familiares adaptativamente guarda relación con el sostén y acomodación de las familias en su contexto social (recordemos, el cual está inmerso en un periodo de crisis y cambio).

Actualmente el modelo de apoyo social y comunitario se ha difuminado, pudiendo ser vivido por la familia como una suerte de “juicio” e “invasión” por diversos agentes externos —como, por ejemplo, el sistema judicial en procesos de separación y divorcio que puede determinar las relaciones paterno-filiales o, incluso, la intervención de servicios sociales— los cuales reglamentan la idoneidad de sus funciones de crianza, cuidado y protección, minando así la confianza del subsistema parental en sí mismo para el ejercicio de sus funciones y alimenta, de algún modo, la desconfianza hacia los sistemas externos a la familia.

Además, los progenitores no solamente pueden verse desprovistos de apoyo comunitario, sino que el apoyo de la familia extensa, en ocasiones imprescindible en determinados periodos de la crianza, puede diluir la autoridad en múltiples agentes adultos que, con o sin intención, pueden llegar a descalificar o desconfirmar la función parental.

¿Por qué señalo que puede ser “con o sin intención”? Porque en la actualidad, no pocas familias se ven en la necesidad de contar con la familia extensa (abuelos principalmente) para asumir el ejercicio de acompañar la crianza dado el tiempo que se ven obligados a permanecer fuera del hogar ambos progenitores, principalmente por trabajo, adquiriendo un compromiso de pseudocrianza. Y probablemente sin intención de ello, la situación puede generar confusión, si no malestar, en los diversos subsistemas.

También es frecuente en procesos de separaciones apreciar el papel que la familia extensa puede tomar como apoyo al familiar separado, donde ambas familias tienden a la polarización. Consciente o inconscientemente se puede alentar una pugna que confunde más si cabe y, en el peor de los casos, separa y alimenta la discordia entre la pareja de progenitores (aprecie el lector que ya no hablo de cónyuges dado el ejemplo de la separación).

En este sentido, y centrado en el ejemplo de estructuras familiares separadas (incluyendo reconstituidas y monoparentales en caso de un único progenitor custodio), cabe reseñar que en España el número de nulidades, separaciones y divorcios que se produjeron en 2018 fue de 99.444 (datos obtenidos del Instituto Nacional de Estadística2), en relación con las 167.613 de nupcias que se celebraron3.

Me sirvo de este dato para sostener el argumento de que las familias separadas, reconstituidas y monoparentales son una realidad de normalidad estadística y funcional (ya no son casos puntuales, sino una constelación familiar progresivamente más habitual a la que habría que reconocer y validar en sus potenciales y dificultades para el ejercicio de la crianza, dando así sostén social a las familias).

Sin ningún ánimo de entrar a cuestionar las diversas motivaciones, pues es legítimo, y probablemente necesario, que una pareja se separe cuando la unión conlleva sufrimiento para alguno de sus miembros, continuamos en proceso de adaptar esta realidad, pues es notable la necesidad de adecuar y acomodar las condiciones para que se pueda transitar en el cambio, sintiendo el sostén del entorno comunitario y social.

Juan Luis LINARES (1996) hace una aproximación teórica al impacto que las relaciones parentales y conyugales pueden tener sobre el desarrollo psíquico de los propios hijos a lo largo de la crianza y el desarrollo madurativo. Así, desarrolla una propuesta donde analiza el impacto que genera en los hijos las relaciones conyugales armoniosas o conflictivas, así como relaciones parentales conservadas o deterioradas, dando así lugar a posibles escenarios relacionales que pueden favorecer la emergencia o cronificación de diversas patologías en los hijos según sea la relación conyugal y parental.

Observamos cómo se complejizan las relaciones paternofiliales cuando la diversidad estructural del sistema familiar, o no cuentan con reconocimiento y apoyo social (contemplando la influencia del entorno), o las figuras adultas de referencia corren riesgo de diluirse, dando así lugar a una multiplicidad de constelaciones familiares no definidas, sin apoyo social y comunitario que acompañe el ejercicio de la crianza y la educación de los hijos.

En el caso de familias que sufren VFP, observamos que un porcentaje elevado de las mismas atendidas en un recurso de atención terapéutica ambulatoria son familias separadas, reconstituidas y monoparentales (el 70% según un estudio realizado por GUTIÉRREZ, 2019), lo cual es un factor de riesgo en la emergencia de la violencia de hijos a padres (IBABE, 2015; citado en GUTIÉRREZ, 2019), con historias previas de separaciones conflictivas y crónicas entre progenitores, situaciones que impactan en los menores e imprimen una huella dolorosa en sus procesos vitales.

Transitamos a lo largo de un periodo de cambio donde las Leyes universales que rigen la organización familiar están evolucionando y, además, las reglas y normativas de interacción (aquellas que son específicas de cada familia) también están en constante cambio, pues incorporan nuevas figuras que aparecen sin estar definidas. Dificultando así el ejercicio de diversos roles familiares, los cuales, lejos de evolucionar, se estancan y generan confusión en los procesos de individuación y separación de los propios hijos.

Habida cuenta de lo anteriormente expuesto no es de extrañar que, en determinadas circunstancias, en los hijos emerja cierta desconfianza hacia el entorno adulto y social, alimentada por la confusión, en ocasiones por el duelo de procesos familiares no comprendidos, en otras por la vivencia en sí mismo del sufrimiento del mundo adulto.

Por lo tanto, pensando la familia como sistema, dependiendo de la estructura que sostiene la arquitectura familiar, desde la evolución de modelos tradicionales a otros modelos estructurales sin reconocimiento ni apoyo social suficiente, la organización de funciones de los miembros que cimentan la dinámica relacional difiere, incluso dificulta, el ejercicio parental en el conjunto del sistema familiar.

EL APEGO Y LA MATRIZ RELACIONAL EN EL SISTEMA FAMILIAR. DE LO ESTRUCTURAL A LO FUNCIONAL

Aunque no es intención desarrollar aspectos de la teoría del apego, dado que ello nos llevaría más de un apartado, y considerando que ya hay publicada basta bibliografía destinada al desarrollo del apego desde un punto de vista teórico y conceptual, así como evidencia empírica demostrada respecto a la relevancia de los vínculos primigenios en el desarrollo de la salud mental, con su permiso, sí que me gustaría reseñar la definición de la que se sirve BOWLBY, quien la define como:

la tendencia de los seres humanos a crear fuertes lazos afectivos con determinadas personas en particular y un intento de explicar la amplia variedad de formas de dolor emocional y trastornos de personalidad, tales como la ansiedad, la ira, la depresión y el alejamiento emocional, que se producen como consecuencia de la separación indeseada y de la perdida afectiva.

(BOWLBY, citado en MARRONE, 2009. pág. 43).

A partir de esta definición debemos comprender que un condicionante para el buen desarrollo del vínculo de apego suficientemente seguro, guarda relación con la respuesta sensible adulta a las necesidades subjetivas del infante, tanto físicas como psicológicas. Entendemos la respuesta sensible (MARRONE, 2009) como aquella que se da por parte del adulto ante las señales del bebé respondiendo a las emociones vividas por el mismo, sean o no compartidas (LINEHAN, 2003).

La respuesta sensible atiende las necesidades del niño satisfaciéndolas o conteniendo determinados deseos desde la frustración óptima (KOHUT, 1979), restaurando en su caso la experiencia relacional de atención y cuidado, generando así un espacio de relación y ambiente de crianza suficientemente bueno (WINNICOTT, 1979), en torno al cual se genera una relación de confianza que permite al infante explorar el mundo de manera segura.

Por ello, comprendemos la respuesta sensible como un organizador psíquico determinante para el desarrollo saludable infantil, el cual va organizando el mundo del niño desde la confianza epistémica, es decir, desde el valor que comienza a otorgar a las respuestas adultas ante sus propias señales dado que, lo que el cuidador transmite es de especial relevancia y significación para él mismo, pues transmite atención, curiosidad por comprenderle e interés por lo que pueda sentir y pensar, aceptando puntos de desencuentro y reparándolos en su defecto.

Pero, ¿qué pasa si las señales del niño y las respuestas adultas ni se perciben ni se ofrecen de manera continuada? ¿Qué pasa si las relaciones adultas se acompañan de procesos conflictivos, entre ellos o entre ellos y su entorno, ya sea familiar, profesional o social?

La aparición de la preocupación y la angustia adulta consecuentemente inundarán la relación, y ante dicho escenario vital resulta prácticamente imposible detectar señales, ofrecer respuestas sensibles, y mucho menos promover lo que KOHUT (1979) denomina “inmersión empática”, o lo que es lo mismo, intentar entender el mundo desde la perspectiva del otro.

En aquellas familias donde el estrés, la ansiedad, puede que el conflicto entre sus miembros, determinan las experiencias relacionales de manera crónica, más si es desde estadios tempranos del desarrollo, la experiencia se organiza en una matriz relacional (MITCHELL, 1996) disfuncional, que estructura el psiquismo desde una mirada hacía el sí mismo probablemente devaluada, y las relaciones con los demás se experimentan desde la desconfianza e, incluso, la evitación y distanciamiento afectivo.

Todo ello contextualiza que expresiones de violencia por parte de niños y adolescentes se puedan comprender en ocasiones desde las propias fallas en la comunicación entre progenitores e hijos, donde las señales comunicativas no son bien atendidas y las respuestas no responden sensiblemente a las necesidades recíprocas. Resultando una suerte de comunicación evitativa, desafiante, provocativa o defensiva, dando así lugar a malentendidos, distanciamiento afectivo, desinterés e incluso rechazo a la relación.

En aquellas familias que sufren VFP, si analizamos con atención las dinámicas transaccionales comunicativas, podremos apreciar puntos de ruptura en los intercambios determinados por falta de atención a dichas señales comunicacionales, así como fallos en la interpretación de estas por parte de sus miembros, dando lugar a respuestas insensibles que alimentan dinámicas interpersonales disfuncionales, las cuales derivan en el desafío al otro y la defensa del punto de vista propio.

Podríamos preguntarnos por qué familias que se quieren encuentran tales dificultades comunicativas de base, desde las que emergen conflictos relacionales, llegando incluso a la agresividad y la violencia. Para responder a esta cuestión, debemos acudir a fuentes teóricas explicativas de la mentalización y la capacidad reflexiva.

[La mentalización debemos entenderla como] la capacidad exclusivamente humana de interpretar el significado del comportamiento de los demás considerando sus estados mentales e intenciones subyacentes, así como la capacidad de entender la repercusión que los propios estados afectivos y comportamientos tienen sobre los demás.

(MIDGLEY, ENSINK, LINDQVIST, MALBERG y MULLER, 2019. pág. 39).

La capacidad de los progenitores para imaginar los estados mentales de los hijos, que subyacen a la experiencia observada, facilita precisamente la regulación emocional y el autocontrol, así como la construcción de la personalidad y el autoconocimiento, tanto en los infantes como en los adolescentes.

Bajo estados de alta intensidad afectiva y emocional, la capacidad de mentalizar falla, algo que nos ocurre a todos con mayor o menor frecuencia, siendo algo normal en las personas como, por ejemplo, creer que lo que uno mismo siente y piensa respecto de lo que sucede es la realidad, confundiendo en ocasiones lo que piensa uno mismo con lo que pueden pensar o sentir los demás, mostrando así, cierta intolerancia al punto de vista alternativo.

Cabe citar como ejemplo de lo señalado, cuando un progenitor afirma: “mi hijo solo quiere hacerme daño”, “esto lo hace para fastidiarme, solo disfruta si estoy hundido”. Siendo tal afirmación una visión de la realidad probablemente sesgada, se vive con certeza e impide comprender qué puede haber detrás del comportamiento del hijo, sintiendo realmente que la única intención del otro es destruir, la actitud de quien vive la situación será consecuentemente defensiva.

Imaginemos ahora familias que transitan por un proceso complicado de reestructuración familiar (ya sea por separaciones, pérdidas o reconstituciones), donde los adultos viven el cambio desde el sufrimiento, la preocupación por el cambio, o incluso el impacto de tener que hacer frente a cargas familiares y personales en solitario. En estos casos, es frecuente apreciar las dificultades de los progenitores para atender las necesidades afectivo-emocionales y madurativas de los hijos, pues la experiencia de malestar dificulta a uno mismo imaginar cómo pueden sentir o pensar los demás.

Con esto quiero decir que posibles rupturas en la comunicación guardan relación, precisamente, con la dificultad de mentalizar los estados mentales del otro, anclándonos en nuestros propios pensamientos, sentimientos o percepciones, imposibilitados para intentar mostrar curiosidad, interés y ánimo de reparar los puntos gatillo que nos llevaron al distanciamiento, cada vez más pronunciado, desde el cual surge el conflicto, la agresividad y la violencia.

He de señalar que una emoción intensa en cualquier miembro del sistema familiar impacta en su entorno relacional dificultando precisamente la capacidad reflexiva de todos sus miembros, por lo que no debemos pensar en unos u otros, sino en la matriz relacional que las dinámicas mentalizadoras familiares favorecen o dificultan tanto en la comunicación validante y contenedora (ESTALAYO, RODRÍGUEZ y ROMERO, 2009) como las relaciones entre sus miembros.

Por lo tanto, el tipo de respuesta adulta a los afectos de los hijos resultará determinante en la constitución de la matriz relacional, así como en los estilos de apego (WALLIN, 2012) que sustentarán la construcción de la personalidad del niño/adolescente, y las posibilidades de desarrollar una capacidad reflexiva suficientemente flexible, que fomente la confianza del menor en su entorno familiar y, posteriormente, social, facilitando así —o dificultando en su defecto— el aprendizaje social a lo largo de su desarrollo. Pero esto, lo veremos detenidamente más adelante.

PROCESOS DE CONSTITUCIÓN Y RECONSTITUCIÓN DEL SISTEMA —CICLO VITAL—

El principio epigenético de ERIKSON (1985) asume que cada fase del ciclo vital tiene unos requerimientos que deben ser resueltos satisfactoriamente. De lo contrario, las sucesivas etapas del crecimiento reflejarán esa “falla” en forma de inadaptaciones físicas, sociales, cognitivas o emocionales.

Cada momento evolutivo, tanto personal como familiar, tiene un complejo de rasgos o puntos críticos, que la distingue de etapas anteriores y posteriores. Así, diferentes modelos hablan, según los elementos que subrayan, de la madurez biológica, las capacidades psicológicas, las técnicas adaptativas, las exigencias de rol, los mecanismos defensivos, la conducta social.

Aunque entre los diversos modelos el lenguaje es diferente, se aprecia congruente, además de centrado en el crecimiento de la persona, contemplando así las diversas etapas de ciclo vital individual, como la primera infancia, la niñez temprana, edad preescolar, periodo escolar, adolescencia, adultez joven, media y mayor.

Desde modelos sistémicos familiares, las familias se comprenden así mismo como organismos que evolucionan a través de diversas etapas de desarrollo. Cada etapa plantea nuevas exigencias, las cuales obligan a los miembros de la familia, que crecen o envejecen, a acomodarse a las nuevas necesidades y las circunstancias cambiantes. No obstante, las familias tienden a la conservación, y su respuesta natural a los diversos cambios evolutivos suele ser la predisposición homeostática —mantenimiento del equilibrio familiar—.

Autores sistémicos como MINUCHIN y FISCHMAN (1997), sitúan las diferentes etapas de ciclo vital familiar desde 1) la formación de la pareja, 2) la familia con hijos pequeños, 3) familia con hijos adolescentes, y 4) familia con hijos adultos.

Otros autores como CANCRINI (1996) plantea cinco etapas de ciclo vital familiar en función de los niveles de individuación y de diferenciación del self en los miembros familiares. Así, diferencia; 1) la familia con un niño pequeño, 2) la familia durante la adolescencia, 3) periodo de desvinculación, 4) joven adulto en fase de organización, 5) la vejez de progenitores.

Varios autores sistémicos familiares, en la misma línea que MINUCHIN, FISHMAN y CANCRINI, desarrollan propuestas teóricas similares, quizás con diversa terminología, pero congruentes entre sí conceptualmente.

Si observamos con detenimiento, apreciaremos que este esquema de desarrollo solo es válido para la familia nuclear “tradicional”, pues se complica sobremanera cuando se considera la separación o divorcio, abandono o nuevas reconstituciones y diversas constelaciones familiares. Pero lo esencial es que la familia atravesará etapas de crecimiento y envejecimiento, con periodos de crisis y transición a lo largo de su ciclo vital.

No obstante, introduciendo la reflexión del inicio del apartado cuando hablábamos de la evolución de estructuras familiares y de las dificultades de estas en su adaptación al entorno social, en este sentido ocurre algo similar, pues si observamos a lo largo del ciclo vital familiar, para muchas familias, la separación se concebiría como un suceso, llamémosle crítico, pero que forma parte de su ciclo vital.

Entendemos así la separación como un espacio de transición de un momento vital a otro, resultando probablemente una huella en el sistema filial, de mayor o menor impacto, según sea la edad de los hijos y el motivo de la separación —que haya habido violencia previa en el hogar o no y si es consensuada y de mutuo acuerdo o no—, así como su capacidad para comprenderlo y, sobre todo, poder hablar de la experiencia con alguien que le confiera un reconocimiento.

Ya se considere la familia separada como una forma de organización que se ha apartado del ciclo evolutivo “normal”, o considerarla como una etapa más de transición en el ciclo evolutivo familiar e individual, en cualquier caso, es importante tener en cuenta la historia previa para analizar las dificultades que las familias separadas (reconstituidas o no) encuentran en el “aquí” y ”ahora”, que probablemente tendrán que ver con pautas de relación históricas y que, tras procesos de separación, emerge y explicita el sufrimiento y malestar en alguno de sus miembros (habitualmente los hijos) en forma de comportamiento disruptivo, desafiante, e incluso agresivo.

Un aspecto que considero importante a tener en cuenta a lo largo del ciclo vital, pero sobre todo en familias que transitan por periodos complejos de reestructuración familiar (ya sea por separación, abandono o reconstitución familiar), es favorecer un espacio que permita al menor/joven poner palabras a su experiencia, sintiendo sobre todo que sigue siendo importante para el adulto, pues son procesos de duelo en todas las partes, y puede que el sufrimiento vivido en primera persona impida al adulto atender la experiencia de duelo en los hijos.