De maestro a  millonario - Gustavo Fernández - E-Book

De maestro a millonario E-Book

Gustavo Fernández

0,0
5,49 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

¿Qué es ser exitoso? ¿Cuáles son esas condiciones internas que hacen que algunos lo sean y otros no? ¿Qué papel juega el entorno en el éxito o el fracaso de las personas? ¿Por qué solo algunos pocos consiguen lo que la mayoría solo anhela? Con un estilo simple y dinámico, el autor nos aproxima a las respuestas sobre estos interrogantes. Basándose en principios universales, y también en la fuerza de voluntad de quienes han logrado tocar la cima en sus propias vidas, invita a recorrer juntos un camino. Así, propone sortear ciertas limitaciones que lo harán salir a flote, independientemente de cuán difícil sea su situación hoy mismo. De maestro a millonario es una propuesta de trabajo en uno mismo; una autobiografía de la reinvención como individuo; una constante muestra de la fuerza de voluntad cuando los vientos aún no son favorables. Sus páginas nos dejan una puerta abierta a la esperanza, una idea de que no hay un tiempo para crecer. En definitiva, plantean que la vida misma es un transitar corto, pero en constante desafío, y en su paso, podemos lograr el fin último del hombre: un ser pleno y feliz.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 157

Veröffentlichungsjahr: 2020

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Producción editorial: Tinta Libre Ediciones

Córdoba, Argentina

Coordinación editorial: Gastón Barrionuevo

Diseño de tapa: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones. María Belén Mondati.

Diseño de interior: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones. María Belén Mondati.

Fernandez, Gustavo Adolfo

De maestro a millonario / Gustavo Adolfo Fernandez. - 1a ed . - Córdoba : Tinta Libre, 2020.

128 p. ; 22 x 15 cm.

ISBN 978-987-708-586-0

1. Coaching. 2. Autoayuda. 3. Superación Personal. I. Título.

CDD 158.1

Prohibida su reproducción, almacenamiento, y distribución por cualquier medio,

total o parcial sin el permiso previo y por escrito de los autores y/o editor.

Está también totalmente prohibido su tratamiento informático y distribución

por internet o por cualquier otra red.

La recopilación de fotografías y los contenidos son de absoluta responsabilidad

de/l los autor/es. La Editorial no se responsabiliza por la información de este libro.

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Impreso en Argentina - Printed in Argentina

© 2020. Fernandez, Gustavo Adolfo

© 2020. Tinta Libre Ediciones

DE MAESTROA MILLONARIO

Construye tu éxito, alcanza tus sueños

Gustavo Fernández

PRÓLOGO

En mi país, Argentina, el término maestro o maestra, hace mención a las personas que nos dedicamos a la docencia en escuelas de nivel primario, sean estas públicas o privadas. Así, cuando alguien pregunta a un argentino con esa profesión: “¿A qué te dedicas?”, es común que le responda: “Soy maestro”, o “Soy maestra”.

Esto es diferente a algunas culturas orientales, donde dicha palabra era reservada a personas a las que llamaban sabio, y a los cuales se les hacían consultorías por su vasta experiencia en diversos temas, sobre todo espirituales, y cuyos honores eran reconocidos socialmente. En la antigua Grecia, maestro era quien guiaba a otro en alguna disciplina o arte, como Platón, quien fuera maestro de Aristóteles.

En mi caso, fui maestro por muchos años, dedicándome a enseñar en las escuelas de nivel primario. De repente, empecé a escuchar cada vez más, de parte de mis colegas, hablar de la jubilación. Y cuando pensaba en ella, notaba con cierta angustia, que quedaban unos cuantos años por delante para que llegara el día de mi jubilación; pues recién en ese punto se podía hablar de libertad, de hacer lo que uno quisiera, de manejar sus propios horarios.

Partiendo de allí, sabiendo que uno sería libre recién al jubilarse, o como dicen en otros países de América: retirarse, caí en cuenta de que hasta llegar a ese punto, estaría atado a un trabajo. Muy noble para mí, pero desvalorizado por nuestro patrón, es decir, quien nos pagaba. Porque el sueldo de una maestra o maestro en Argentina, como en muchos países latinoamericanos, apenas alcanza para vivir.

Fue así que decidí buscar alternativas para conseguir yo mismo mi jubilación, y vivir mis años adultos como merecemos vivirlo, inclusive antes de lo que nos determinan los empleadores. Si usted busca el verbo jubilar en el Diccionario de la Real Academia Española, encontrará que viene de Jubileo, que significa, entre otras cosas: eximir del servicio por razones de ancianidad o imposibilidad física; venir a menos; desechar por inútil una cosa; alegrarse; regocijarse.

O sea, a usted y a mí, nos usan hasta desecharnos por ancianos, por inutilidad física o por enfermos. Mientras tanto somos esclavos; de un sistema, de las tarjetas, de las cuotas de la casa, del auto, de los electrodomésticos, etcétera. Y cuando logramos al fin la libertad, hemos tirado la mejor parte de nuestra vida, siendo así, un poco tarde para poder disfrutar.

Conocí a varios colegas que se murieron antes; una de ellas, una señora que, en la misma fiesta de su jubilación, tuvo un paro, y se despidió para siempre. Otro conocido, quien el 19 de junio, el día anterior al “Día de la Bandera”, estaba subido a una escalera y expresó: No veo la hora de jubilarme, ya no estoy para estos trotes.

Ese día fue el último día que pisó la escuela, pues el 20 a la madrugada dejó este mundo debido a un paro cardiaco. Puede que usted piense que soy fatalista, extremista, o pesimista. No lo sé. Pero reflexioné mucho acerca de lo que a mí me quedaba para llegar al punto de jubilarme.

Entonces decidí que no era lo que quería. Y poco a poco, fui tomando un camino distinto. Y el júbilo llegó, pero comenzó mucho antes de lo previsto, inclusive estando en actividad. Más adelante entenderá por qué. Se hizo real, como yo quería que fuera, con el ingreso, y de la manera que lo he decidido.

Las personas vinimos a la vida con un don especial, una habilidad única, muy propia, algo que nos gusta ser, y a la vez hacer, pero que, con el correr de los años, se nos va adormeciendo debido a moldes o creencias sociales preconcebidos y heredados por años, convirtiéndose en principios de vida, que a modo de paradigmas se dan en primer lugar en la familia y luego en la escuela. Continuando durante la vida adulta hasta el ocaso de nuestros días. Y muchas veces me pregunté, ¿Por qué la gente vive con tantas restricciones? ¿Por qué yo mismo viví una vida limitada en tantos aspectos, que a veces me hacía tener cara de frustrado y poco feliz, como si en mi pequeño mundo nada estuviera bien?

Lo que encontrará en las siguientes páginas no es otra cosa que una escritura simple y directa, que procura llegar a lo profundo de cada lector. Esto tiene la única finalidad de ayudarlo a entender un poco más sobre su propia vida, partiendo de su propia experiencia en los años de niño, que es cuando se gestan los sustentos más sólidos de la personalidad adulta.

Aquellos principios que rigen la vida de ese ser social que somos los seres humanos, deben anclarse en valores como la cultura y costumbres de los pueblos; claro, eso antes era más fácil que ahora. Hace apenas dos décadas, el mundo se nos presentaba a nuestros ojos de una manera totalmente distinta a la de hoy. Todo cambió abruptamente. Y dichos valores han sido trastocados por el fluir de las comunicaciones a nivel global. Hay nuevas costumbres insertas en la sociedad actual, algunos con marcada diferencia a la que nos brindaron nuestros padres y maestros, debido al flujo e intercambio con otras culturas del mundo.

Ante este panorama, de redes internacionales acaparando la atención permanente de la gente, es indudable que sufrimos todos una mutación en los modos de vida, a mi entender, a una velocidad inusitada, que nos invita a repensar nuestro comportamiento diario. Pues todo ha cambiado; y nosotros también debemos ser parte de ese cambio, dando un salto de conciencia a fin de no quedar al margen de ciertas actividades que concentran nuestra atención.

Hay quienes eligen resistir lo inevitable, es decir, la no aceptación a que las nuevas tecnologías ejerzan una influencia directa en nuestras costumbres, modificando inclusive, hasta los hábitos más comunes, como lo fueron ciertos modos de trabajar y actuar en el mundo. Pero eso, no es lo grave del caso, por decirlo de alguna manera, como lo es la inconciencia colectiva, con la cual transitamos nuestra vida, dejándonos llevar por un mundo que anda a las apuradas, sin saber muy bien para qué.

¿Qué nos pasó? Nada raro. Hoy, hay mil veces más información al alcance de todos que consumirla en su totalidad es imposible, y requiere que aligeremos el paso para no perdernos detalles, al menos, hacemos un gran esfuerzo por masticar la mayoría de la información dando vueltas, aunque venga ésta con alto riesgo de contaminarlo todo.

El lado bueno, es que siempre tendremos la última decisión en todo acto de nuestra vida. Todo depende de para qué oprimimos el botón; si con el fin de hacer la pausa necesaria para ingresar a nuestro mundo interior, y estar en actos de conciencia presente, o para seguir aturdido por la chatarra circundante en el mundo digitalizado. Me inclino a creer que somos capaces de superar nuestros propios desafíos, volviendo a sentirnos de nuevo un poco más humanos.

Creo que, ante los cambios suscitados por el devenir incesante, de una sociedad comunicada casi sin límites a la vista, es cuando más requerimos apelar a nuestra naturaleza, con el fin de no separarnos de lo profundo de nuestra verdadera esencia, aquello que nos hace ser siempre humanos, ante todo, y antes que nada.

Ninguna duda cabe que la tecnologización ha mejorado muchos aspectos de nuestra calidad de vida; por ejemplo, qué cómodo es hoy para mí, escribir en mi computadora, llevándola para todos lados y corrigiendo el texto cuando ella me avisa. Es mejor que apretar una tecla equivocada en una vieja Olivetti. No obstante, es primordial mantener el autocontrol respecto del apego a lo electrónico, dado que, si no es así, es peligroso caer en un autismo que nos aleja del entorno más cercano.

Internet nos puso a navegar en la nube asistiendo con asombro a un cúmulo de entretenimientos que carece de frontera entre países, y que, a la vez, mantiene a la gente pendiente de todo cuanto ingenio haya dando vueltas en las redes, anulando la posibilidad de percibir las oportunidades que representa el hecho de que el mundo haya acortado las distancias comunicativas.

Existen cientos de nuevas oportunidades naciendo a la par del crecimiento tecnológico, constantemente, pero en Latinoamérica todavía estamos impactados viendo espejitos de colores, distantes a varios años de los países más desarrollados. Nuestra mentalidad está contaminada con lo viejo, y solo aquellos que se adelantaron tomando el ejemplo de los más avanzados, están siendo hoy los triunfadores del nuevo siglo.

La invitación de esta obra, es a que paremos el balón, miremos hacia los costados y reflexionemos. Dado que la ceguera nos cierra las puertas a las oportunidades por no estar atentos a ellas. Estar estancado en el pasado es pensar que solo un gobierno, o alguien más, resolverán los problemas de la gente en el mundo; si aquel hace las cosas bien, seguramente será de gran aporte, pero no se avizora nada en el horizonte, ni los últimos indicadores mostraron que, esa, haya sido la suerte para los países latinos en las últimas décadas.

Nos toca jugar nuestro propio juego en la economía que viene; y ganará más, quien más se prepara, pues ya estamos transitando el siglo de la influencia, que se manifiesta cada vez más a través de las redes sociales. Mientras más gente sin rumbo haya, más influirán los que están preparados y ejerzan cierto liderazgo social. Mientras la gente siga entretenida, más peligroso se torna el que las masas sean dominadas por líderes que, más que en esencia, lo son en apariencia, pero que carecen de fortaleza moral y ética.

Por eso la propuesta es mantenerse despierto, con las antenas orientadas de la mejor manera posible, para que, a pesar de vivir en un mundo de continuos cambios, sepamos reorganizarnos para lograr las metas y los sueños que queremos como individuos y como sociedad.

A la par de los incesantes cambios surgen las crisis sociales, el entretenimiento masivo lleva a las personas a desperdiciar valiosas horas de su vida en contenidos insignificantes para sí. Adormeciendo, de esta manera, la facultad de crear, propia del ser humano. Nos hicimos exageradamente dependientes. Dependientes del celular, dependientes de un empleo, dependientes de un plan de ayuda del gobierno, dependientes de un líder político, dependientes… dependientes por antonomasia. En un tiempo donde más se requiere del ingenio, de la inventiva y el pensamiento crítico, gran parte de la humanidad está mirando hacia otro lado.

Hoy, más que nunca, el mundo nos necesita creativos, emprendedores, con iniciativa y por sobre todo, con espíritu proactivo, con un carácter de acero para afrontar las adversidades, es decir, personas que aporten a la sociedad, que le agreguen valor y no que le quiten. Alguien dijo: “Lo mejor que podemos hacer por los demás, es trabajar en mejorarnos a nosotros mismos”.

Nuestra vida está hecha de hábitos; éstos pueden orientarnos al éxito o al fracaso. En tal sentido, es que si no estamos obteniendo aquello que queremos, ¿No será que es momento de mirar hacia adentro para mejorar nuestros hábitos diarios? No hay una gran acción que provoque grandes resultados. Hay pequeñas acciones cada día, que nos transportan a grandes logros.

Los hábitos de los que hablo en cada capítulo son los que me sacaron del estado de esclavitud moderna, como lo es el empleo, y me transportaron al lugar en el cual me gusta estar siempre, sintiendo ese estado de más libertad, más felicidad, y de un intercambio saludable con las personas persiguiendo sus objetivos. Creo, con absoluta certeza, que todo aquel que deje atrás sus propios miedos y justificaciones, puede vivir una vida mejor.

¿Quiere usted ser uno de ellos? Pues, si es así, ¡bienvenidos al club!

INTRODUCCIÓN

¿Siente que la vida se le va de las manos y no ha logrado los resultados que quiere? ¿Tiene esa extraña sensación de estar trabajando mucho, y el dinero a fin de mes no le alcanza? ¿Se ha dado cuenta, tal vez, que no tiene tiempo para usted ni para su familia por estar trabajando mucho? ¿Ha sentido últimamente, que la situación que vive, ya no le hace lo feliz que quisiera? ¿Se ha preguntado, si existirá otra posibilidad para usted, que no sea solo la rutina de trabajar para seguir estando insatisfecho con lo que hace y con lo que gana?

Hace solo unos años, así me sentía. Siempre creí que para tener éxito en las finanzas había que encontrar el trabajo perfecto, cambiar lo que hacía por otra cosa y listo. Lo encontré, ahora seré feliz. Pero nada más erróneo; primero porque desconocía absolutamente todo, en lo relativo a las finanzas, y segundo porque lo que debía cambiar se encontraba inserto muy dentro de mí; se trataba de hábitos de vida practicados por décadas, hábitos heredados de manera inconsciente, y limpiar los viejos archivos de la mente no iba a ser una tarea fácil, al menos para mí.

Empecé a preguntarme qué más había en el mundo que yo pudiera hacer, y que eso me devolviera la felicidad, que cada día, era más difícil sentirla. Me encontraba desesperado haciéndome preguntas como: ¿De qué manera reinventarme a mí mismo para dejar de ser un inconforme del montón y pasar a convertirme en alguien exitoso y más feliz? Mi sueño era eso, ser una persona exitosa y feliz.

El deseo era tan grande que perseguí siempre una mejor vida, aunque no estaba seguro hacia donde me dirigía en esa búsqueda constante. Me di cuenta de que en el mundo existimos dos tipos de personas: las que buscamos algo mejor, y trabajamos por ello, y las que quieren algo mejor, pero no trabajan por tal fin. Y al mirar a mí alrededor, siempre encontraba solo de estas últimas. Y me sentía raro, muy inconforme. Me sentía una oveja en el montón, porque sentía que de alguna manera, todos a la larga íbamos a ser comidos, y yo no quería eso.

Nada es fácil, nada es difícil; todo depende del cristal con el cual se percibe la vida. Somos creadores de nuestras circunstancias, más allá de cualquier situación externa. No sé cómo es que este libro llegó a sus manos; tal vez le recomendaron y quería conocer la historia que hay en él, o tal vez lo vio en la vidriera, o en una feria; quizá después de escuchar una conferencia mía, o quizá esté usted frente a su computadora y lo bajó de un archivo. A decir verdad, poco importa eso. De lo que sí estoy seguro es que le llegó por algo, por alguna razón poderosa, porque créame amigo o amiga, todo sucede por una razón, y nada es una mera casualidad.

A partir de las primeras palabras tendrá usted un diálogo profundo, porque se encontrará hablando con su yo interior desde ese primer momento. Seguro empezará a hacerse muchas preguntas acerca de usted mismo. Al menos es lo que me sucedió a mí a medida que fui interiorizándome en la vida de personas que habían triunfado haciendo cosas que le gustaban.

Si de la misma manera le pasa a usted, experimentando una idea de esperanza, de sentir que hay una vida mejor y usted merece vivirla, comenzará al mismo tiempo a sentir un estado de alegría interior que lo hará más feliz, y su actitud ante el mundo que lo circunda, será diferente, verá a los demás desde una perspectiva un tanto más positiva.

Lo que sucedió en mi caso, lo puedo graficar con el siguiente ejemplo: imagine que frente a usted hay un recipiente grande con agua estancada y sucia, de donde nadie se atrevería a tomarla. Ahora imagine que coloca el recipiente dejando la canilla abierta, con apenas unas gotas cayendo por un tiempo dentro de dicho recipiente, ¿Qué cree usted que sucederá? Pues al cabo de unos cuantos días el agua del recipiente habrá cambiado por completo, quedando en él, solo el agua nueva y cristalina. Y hasta las bacterias emprenderían la huida, dado que ya no encuentran un ambiente propicio para reproducirse.

Eso, es precisamente lo que hice con mi cerebro. Dejé de echarle agua sucia; no quiero causarle espanto ni exagerarle nada, pero una de las cosas que hice fue dejar de ver noticieros con informaciones desagradables que solo favorecían al dueño del medio, y no a mí. ¡No más televisión basura! Y lo mismo hice con la radio. Dejé de oír a gente que no aportaba nada a mi vida.

Además, me di cuenta que sus vidas tampoco eran de lo mejor, muy por el contrario, solo emitían opiniones de temas diversos, como si fuesen personas moralmente destacadas, que hablaban con la verdad absoluta, pero no era así; entonces dije: ¡No más radio basura! La mayoría de las personas escucha radio, argumentando que es una compañía mientras trabaja. El problema es que la radio o televisión de hoy vende más haciéndonos escuchar, o ver, asaltos, accidentes, muertes, peleas y lo mal que va la economía del país. Y toda esa información ingresa a nuestro subconsciente, sin filtro, sin que nos demos cuenta. Si uno empieza la mañana así todos los días, pues la esperanza que nos queda es tirarnos de un puente, o vivir con cara de caballo enfermo.

Es así que empecé a controlar lo que dejaba ingresar a mi mente poco a poco, comencé a bloquear las conversaciones tóxicas, negativas y dañinas para mi cerebro. Por el contrario, logré ingresar a mi recipiente nueva información, agua limpia proveniente de personas positivas, altruistas y triunfadoras. Y todo empezó a cambiar. Debo decir que el agua de mi tanque estaba bastante sucia. Y me llevó unos años derramarla y reemplazarla. Y aún la gota sigue cayendo, y tengo la sospecha que será así por toda la vida. Dado que no somos un producto terminado como lo es un trozo de pan; somos algo más que eso.

Estoy convencido de que el libro que tiene en sus manos, serán gotas de agua limpia que empezarán a ingresar en su recipiente. Y, si no se desconecta en su lectura, sucederá lo inevitable: usted se transformará en alguien mejor, y si eso le hace cosquillas en su mente, es porque el miedo toca su puerta. No desespere, es normal, la manera de superarlo es enfrentarlo de una vez.

Si se siente capaz de aceptar un nuevo desafío, y recorrer un camino por el que nunca antes anduvo, le propongo comenzar hoy mismo un cambio desde adentro, desde donde realmente nace lo más potente de los seres humanos, como lo son la voluntad y los sueños.