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Es una amplia selección de la obra poética de Nicolás Guillén, dedicada al amor, aparecida en varios de sus poemarios. Toma el título del primer verso de uno de sus más hermosos poemas. Esta antología se diferencia de las anteriores por la mayor cantidad de poemas y la estructuración del conjunto en una especie de diacronía simbólica, una suerte de «cronología» de una potencial relación amorosa, vista en partes o instancias, que significan «momentos» de esa relación.
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Seitenzahl: 34
Veröffentlichungsjahr: 2023
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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.
Selección y edición: Denia García Ronda
Ilustración de cubierta: Claudia Santaella
Diseño interior y realización digital: Vani Pedraza García
Conversión a ebook: Idalmis Valdés Herrera
Primera edición impresa: 2017
Sobre la presente edición digital:
© Herederos de Nicolás Guillén, 2022
©Ediciones Sensemayá, 2023
ISBN: 9789597242321
Ediciones Sensemayá
Fundación Nicolás Guillén
Calle 17 #351 esquina a H, El Vedado
La Habana, Cuba
www.fguillen.cult.cu
www.facebook.com/fnguillen
Brazos que bien vinieran a la Venus de Milo;
ojos con resplandores de estrellas
o de puñal...
¡Quién hubiera, señora, la gloria
de ofrendaros
el corazón y un madrigal!
(Cerebro y corazón. 1922)
Ser ave quisiera:
cantar mis canciones al pie de tu reja
que el sol
besa y dora,
de modo que aquel que me oyera
dijera:
—Un hombre que llora.
Mi pena, que es tanta,
al pie de tu reja bañada de luna,
rimarla quisiera,
de modo que aquel que me oyera
dijera:
—Un ave que canta.
(Cerebro y corazón.1922)
De tus manos gotean
las uñas, en un manojo de diez
uvas moradas.
Piel,
carne de tronco quemado,
que cuando naufraga en el espejo, ahúma
las algas tímidas del fondo
(Sóngoro Cosongo.1931)
Tu vientre sabe más que tu cabeza
y tanto como tus muslos.
Esa
es la fuerte gracia negra
de tu cuerpo desnudo.
Signo de selva el tuyo,
con tus collares rojos,
tus brazaletes de oro curvo,
y ese caimán oscuro
nadando en el Zambeze de tus ojos.
(Sóngoro Cosongo. 1931)
Ana María,
la trenza que te cae
sobre el pecho, me mira
con ojos de serpiente
desde su piel torcida.
Yo entre todas tus gracias
señalo la sonrisa
con que al arder escondes
la llama de ti misma.
Es cuando te recorren
las nubes pensativas
y en tu cuerpo metálico
la tempestad se estira,
como una lenta y suave
serpiente suspendida.
(Poemas de amor. 1962)
¿Imagina usted, Teresa,
cómo arde su rostro grave
al resplandor de la suave
luz verde en sus ojos presa?
¿Se sabe qué luz es esa?
¡Dios mío, solo se sabe
que nadie en el mundo sabe,
Teresa, qué luz es esa!
Goce supremo, Teresa,
apagarle el rostro grave,
no más el instante suave
de verla en mis brazos presa.
¡Oh, enigma el de la luz esa,
de la que solo se sabe
que nadie en el mundo sabe,
Teresa, qué luz es esa!
(Poemas de amor. 1961)
Sencilla y vertical,
como una caña en el cañaveral.
Oh retadora del furor
genital:
tu andar fabrica para el espasmo gritador
espuma equina entre tus muslos de metal.
(West Indies, Ltd.1934)
La noche morada sueña
sobre el mar;
la voz de los pescadores
mojada en el mar;