Desafíate a creer en ti - Claudia Patricia Rodríguez Arboleda - E-Book

Desafíate a creer en ti E-Book

Claudia Patricia Rodríguez Arboleda

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Beschreibung

Las distintas situaciones y reflexiones que vive la protagonista de esta novela fortalecen el crecimiento personal, empresarial y profesional de todos los lectores.

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Claudia Patricia Rodríguez Arboleda

Claudia Patricia Rodríguez Arboleda

Título del libro:

DESAFÍATE A CREER EN TI

Escritor:

Claudia Patricia Rodríguez Arboleda

Editor:

Alina María Angel Torres

Édver Augusto Delgado Verano

Apoyo editorial:

Wilfer Pulgarín

Primera edición

ISBN: 978-958-49-5602-6

Diagramación:

Jorge E. Rodríguez Martínez

© Claudia Patricia Rodríguez Arboleda

© Carlos Alberto Velásquez Córdoba – 2022

© Editorial Libros para Pensar s.a.s — Buenaventura - Colombia 2022

Cel: +57 315 837 05 84

[email protected] - www.librosparapensar.com

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia u otro método, sin el permiso previo y por escrito del autor.

Buenaventura - Colombia

Hecho en Colombia

Printed in Colombia

Queda hecho el Depósito Legal

AGRADECIMIENTOS

Doy el reconocimiento de cada letra plasmada en este libro a Dios, quien me dio la inspiración y puso en mi ser la disposiciónpor escribirlo.

A mi familia, por su apoyo y palabras de aliento, especialmente a Elsy Rodríguez Arboleda y Jennifer Arboleda.

A mis amigos por creer en mis sueños e impulsar mis ideas con sus apreciaciones, sobre todo a la familia Rodríguez Camacho.

A los escritores que han sido de referencia y que a través de sus enseñanzas me ayudaron a ampliar mis conocimientos para expresarlos en este libro, como: Rick Warren con su obra “Una vida con propósito”, que me ha permitido meditar y valorar el significado de la vida y del amor propio; a Nancy Leigh Demoss “Quebrantamiento” que me ayudó a experimentar una verdadera comunión con Dios; y a aquellos hombres inspirados por el Espíritu Santo a narrar algunos hechos registrados en la Biblia, que han sido fundamental para mi crecimiento personal.

A Édver Delgado, Alina Angel y al equipo de la Editorial libros para Pensar, por su paciencia, compromiso y motivación.

Índice

Prólogo 9

Primeros pasos 13

Los cambios son necesarios e importantes 37

Cada uno decide si se desafía o no a creer en sí mismoe intentar alcanzar sus sueños, por muy simples que parezcan a la vista de los demás. 48

Sueño, proyección y valentía 51

Escalando nuevos horizontes 67

La mala administración te lleva al fracaso 76

Las actitudes como estrategia de mercadeo 89

Sentimientos encontrados 103

Creando mi propia imagen 105

Pena y dolor 117

Intereses comunes e inversión social 127

Plan de mejora y productividad 135

Ahorrar para luego invertir 143

Huele a café 153

Diligencia y sagacidad 155

Relaciones unificadas 166

Cosas que pasan 171

Autoconocimiento que transforma 182

Llegando a la meta 197

Comentarios finales 209

PRÓLOGO

Las situaciones complejas de la vida no vienen solas, por el contrario, siempre vienen anidadas a una serie de experiencias y eventualidades que van haciendo del día a día un aprendizaje constante.

En nuestro transitar por este mundo siempre existen circunstancias que nos hacen pensar si realmente vale la pena seguir esforzándonos por aquello que queremos, a veces llegamos a un punto en que levantarse cada día y batallar por lo que anhelamos se hace cada vez más agotador y fatigoso.

Sentimos que esa lucha es una pérdida de tiempo, al igual que empezamos a ver nuestros sueños cada vez más lejos. Es un sentimiento que hemos tenido casi todas las personas en algún momento de nuestras vidas, pero hay que recordar que siempre el sol vuelve a salir y darnos cuenta de que perseverar en lo que realmente deseamos lograr; y emprender acciones consecuentes para conseguirlo, tarde o temprano dará sus frutos.

Desafíate a creer en ti es el primer libro de la escritora colombiana Claudia Patricia Rodríguez Arboleda, y aunque no es una historia real, nos presenta numerosas bocanadas de realidad que nos harán replantear la forma en como vemos e interpretamos nuestra propia existencia; así como la manera en que nos enfrentamos a los diferentes escenarios a los que somos expuestos ya sean adversos o agradables.

En este libro se narra la historia de una mujer llamada Karen Scott, nacida en el distrito de Buenaventura, un lugar con muchos problemas de ámbito económico y social, pero con abundancia de diversidad, cultura, amabilidad, y gente pujante con ganas de progresar y hacer de su vida y su entorno un mejor lugar.

Desde muy niña, Karen, tiene que afrontar la vida como adulto y hacerse responsable de las cosas del hogar, debido a un grave padecimiento que tiene su mamá.

En este compendio se presentan no solo las vivencias de la protagonista desde su niñez hasta su adultez, sino también su adeudo constante por encajar con las personas de su entorno, al tiempo que intenta superarse, hacerse cargo de su familia y dejar atrás los traumas que le deja en su autoestima ser víctima de personas inescrupulosas, sin dejar que esto apague su sonrisa y sus ganas de alcanzar todos sus sueños.

Con este libro y las historias que se desarrollan en él, su autora nos hace una invitación a seguir luchando por lo que queremos y nos incita a retarnos y creer en nosotros mismos.

No desistas, encauza tu esfuerzo y cree

—Judy Kisay Rodríguez Camacho

Aquella mañana con el canto de los pájaros, el ruido de los autos y un destello de sol que entraba por su ventana, ella, con algo de prisa, se puso sus pantuflas color rosa y se dirigió a la ducha para luego organizarse e ir a trabajar.

Karen Scott, sin olvidar regar su lirio, salió del apartamento, corrió escaleras abajo, saludó a doña Jovita y, con la sonrisa característica que le iluminaba profundamente el rostro, salió del edificio para esperar el bus en el paradero.

Ella era una joven dedicada a su vida profesional, y apoyo fundamental para su familia, ayudaba a personas desfavorecidas y amiga incondicional para quienes la apreciaban y le demostraban afecto.

Soñar en grande es importante, pero no suficientesi no hay una correcta acción a la hora de trazar los objetivos pertinentes.

A sus 27 años de edad, estaba comprometida con sus metas, entre ellas, llegar a ser una importante e influyente empresaria, y se sentía privilegiada pese a no haber gozado de comodidades y de una vida sin dificultades.

Su mayor admiración era ella misma, por ser la persona que siempre anheló y que muchos apreciaban, no sólo por su apariencia física, sino por su personalidad, talento y conocimiento.

Tenía criterios claros que la hacían destacar ante sus jefes y compañeros de trabajo. Se distinguía por su destreza para hacer negocios, por la manera de aplicar estrategias para alcanzar objetivos planeados, por las herramientas que implementaba para hacer ajustes cuando las cosas no salían como se esperaba y por su forma de actuar con los demás. Eran todas estas habilidades y cualidades las que hacían de ella una mujer diferente.

Su lucha diaria en un entorno competido, le permitía exigirse cada vez más para dar lo mejor de sí para salir adelante. Sus compañeros la destacaban como una persona colaborativa y con calidad humana.

La calidad requiere de esfuerzos, por eso es costosa y apreciada sólo por el que conoce su verdadero valor.

PRIMEROS PASOS

“El hombre débil se vuelve fuerte cuando no tiene nada, porque sólo entonces puede sentir la locura de la desesperación”. (La compañía blanca

—Arthur Conan Doyle

Karen nació de la relación entre Gregory Scott y Alejandrina Castillo, un amor poco convencional que demostró que para amar… sólo se necesita estar dispuesto a valorar a la otra persona sin importar su condición.

Gregory, que se acostumbró rápidamente a que le llamaran Gregorio, era un empresario europeo que con frecuencia viajaba a Colombia por motivo de negocios. En uno de sus viajes conoció a Alejandrina, que era parte del personal del área de limpieza de una prestigiosa empresa situada en la ciudad Santiago de Cali, hoy llamada la capital de la salsa.

Cautivado por su rostro hermoso y sus anchas caderas, encontró en una pequeña mancha de café, que le cayó en su saco gris, la excusa perfecta para retirarse por un momento de una reunión de planeación y dirigirse adonde sabía que ella se encontraba.

Las palabras amables de Gregorio bastaron para romper el hielo y fueron el comienzo de una impensada y bonita relación.

Se veían cada dos meses, cuando él llegaba a Colombia. Aunque algunos de los colegas no lo veían con buenos ojos, Gregorio no dudó en defender lo que sentía y veía en Alejandrina.

Al comienzo, a Alejandrina le era difícil dejar a un lado su timidez con Gregorio, pensaba que no estaba a su altura por el hecho de que él era un empresario exitoso y destacado. Sin embargo, poco a poco, la relación ganó en confianza mutua y se convirtió en noviazgo.

El verdadero amor es desinteresado, valorado y respetado, ahí radica la diferencia entre ser fiel y ser leal.

En cierta ocasión Gregorio la invitó a cenar. Le dio dinero para que comprara algo de ropa para la cita. Luego la recogió en su casa en el carro de un amigo y la llevó a un restaurante muy elegante. Durante toda la velada, Gregorio no dejó de admirar su belleza y de decirle al oído lo hermosa que se veía con aquel vestido negro de lentejuelas.

Fue esa misma noche cuando Gregorio le aconsejó que pensara en ingresar a la universidad. Le dijo que él estaba dispuesto a respaldarla y darle todo lo que necesitara para que se capacitara, siempre y cuando ella quisiera estudiar.

Ella coincidió en lo importante que sería dar ese paso, pero tendría que analizarlo bien, porque no podía pensar sólo en ella, sino en sus padres, a quienes apoyaba.

Después de la amena conversación, de las copas de vino y de bailar un par de canciones, él la llevó a casa y, con un beso en la frente, se despidió.

Ayudar es importante, impulsar es regocijante.

Después de más de un año de compartir juntos, Alejandrina quedó embarazada. La alegría de Gregorio, así como la de ella, fue inmensa. Una vez supo que sería padre, se hizo cargo de todo, para que a ella no le hiciera falta nada. Comenzó a organizar sus obligaciones en Europa para lograr radicarse en Colombia y formar una familia.

Karen nació el 4 de octubre de 1988 en el Distrito de Buenaventura durante una de las visitas que Alejandrina hizo a sus padres. Llegó al mundo en la casa de una vecina llamada “Raquelita”; quien era partera.

Físicamente Karen se parecía a su madre, porque era de piel mulata y ojos penetrantes. De su padre reveló después la estatura y el carácter.

Los abuelos se encargaron de la crianza de Karen por unos días, mientras Alejandrina retornaba a la empresa para entregar el puesto y, para luego, volver con Gregorio a Buenaventura a registrar la hija.

Era la primera vez que Gregorio viajaba a la ciudad puerto. Cuando llegó y cargó a su hija, su cara sólo expresó un sentimiento: felicidad. Poder abrazar y besar la frente de la bebé era lo que más anhelaba desde que se enteró de la noticia del alumbramiento. Luego de compartir en la casa de sus suegros, se hospedó con Alejandrina y la recién nacida en un hotel ubicado en el centro de Buenaventura.

Fueron más de quince días los que Gregorio disfrutó de su hija. Alejandrina durante esos días lo vio comer de toda clase de mariscos, en especial del tollo sudado, que fue el que más le encantó.

A las dos semanas, las dejó en la casa de sus suegros y se marchó con la promesa de regresar pronto para quedarse. Fue la última vez que lo vieron porque el avión en el que viajaba, a causa de una falla mecánica se estrelló.

La muerte de Gregorio deprimió a Alejandrina. Además de viuda y con una hija de dos meses de nacida, el futuro se presentaba oscuro en un país envuelto en una guerra contra el narcotráfico, que cada semana dejaba un saldo aterrador de asesinatos, secuestros y abusos.

Embargada por la tristeza, pero sin claudicar ante las dificultades, Alejandrina decidió quedarse a vivir en Buenaventura y empezar desde cero. Sin Gregorio, ya no tenía motivos para regresar a Cali. Cuando su hija cumplió un año, tomó el dinero de la liquidación y abrió un pequeño restaurante en la galería de Pueblo Nuevo. Vendería allí comida de mar.

El propósito por el cual fuiste creado siempre tendrá un proceso de maduración diferente al de tu propia convicción.

Vinieron tiempos aún más difíciles. Alejandrina emprendería nuevas relaciones y tendría dos nuevos hijos, dos hermanos de Karen quien, a los nueve años, comenzó a sentir falta de amor y agobio por soledad e insatisfacción.

En muchas ocasiones, la niña se fue a la cama con hambre por la escasez de recursos en el hogar. Vivían en una casa de madera donde se instalaba el frío cuando venteaba y el techo se corría. Si llovía fuerte, las goteras caían por todos lados.

Los cuatro dormían en un solo colchón, entre ellos Karen, sumergida en un mar de tristeza, del que no podía esperar ser rescatada por su madre, quien fue diagnosticada con esquizofrenia desorganizada, un trastorno psiquiátrico que la imposibilitaba para llevar una vida social normal debido a los delirios y alucinaciones que a veces la aquejaban.

Usa la calma como abrigo, para aliviar tu alma en los momentos difíciles.

Karen asumió entonces responsabilidades para sobrevivir y llevar sustento al hogar. Vendía dulces en las calles sin importar si el día era soleado o lluvioso, entre el tráfico de carros, aspirando los gases tóxicos de los tubos de escape y soportando el ruido de los motores y bocinazos.

Algo que le generaba rabia e impotencia era que en ocasiones algunos vehículos que transitaban rápido le salpicaban en sus pies aguas estancadas. Llegó a comer de las sobras que encontraba en las calles para que el dinero le alcanzara. El resentimiento la torturaba, porque sentía que no merecía pasar por una situación tan dura. No pocas veces lloró bajo la lluvia para que no se notara.

Realizó oficios domésticos, entre ellos lavar ropa, por los que recibía alguna moneda o pago miserable de gente que se aprovechaba de su inocencia. Sumado a eso, estuvo expuesta a todo tipo de peligros. No faltaron los asedios de abusadores que le ofrecían dinero a cambio de propuestas ofensivas que siempre rechazó.

Con tan sólo diez años, y pese a las circunstancias difíciles por las que atravesaba, continuó con sus estudios. En ese entonces cursaba quinto de primaria. Trataba de no perder clases, porque, aunque su situación no era la mejor, estaba empeñada en superarse.

Una mañana salió de su casa para ir a la escuela, pero tuvo que regresarse, porque las suelas de sus zapatos se habían desprendido a causa de un fuerte aguacero que, un día antes, la había empapado. En las horas de la tarde, doña Esneda, la mamá de su amiga y vecina Eblin, le regaló un par para que no dejara de asistir.

Por la necesidad de llevar comida a su casa, decidió vender dulces en el aula de clases, cosa que para algunos de sus compañeros fue motivo de burla y humillación. Por momentos esto la hizo sentir mal, pero al final no le importó porque tenía claro que era fundamental suplir honestamente las necesidades de su familia.

Al principio le disgustaba que sus compañeros le llamaran “dulce”, pero poco a poco fue superando el enojo e incomodidad que sentía, al punto de llegar a ofrecer los caramelos en todo el instituto.

Las ventas en un comienzo eran muy pocas porque la institución contaba con una cafetería, sin embargo, algunos docentes se convirtieron en sus clientes y así la apoyaban para que siguiera con sus estudios. Vendía en la hora de recreo, se hacía a un lado del pasillo, por donde pasaban los estudiantes y los docentes. A veces sus hermanos le hacían compañía.

Aunque era pequeña, asumió con madurez su posición y comenzó a ser referente para muchos niños a quienes les toca dejar los juegos infantiles para salir a las calles en busca de un sustento que haga menos dura la realidad de sus familias.

Una noche se sentó en la entrada de su casa y se quedó hasta tarde hablando con la única amiga que tenía en el barrio. Mientras Karen contaba cómo le iba en sus estudios, le cayó en la cabeza un saltamontes. Entonces comenzó a “bailar como loca”, tratando de quitárselo. Después de eso, no paraba de reír a carcajadas.

Cuando le faltaba poco para terminar la primaria, Seleni Ochoa, su profesora de matemáticas, empezó a ayudarla. En ocasiones le colaboraba con alimentos para el hogar, otras le compraba parte de sus dulces y, de vez en cuando, la llevaba a su casa para que compartiera con sus dos hijas.

Una mañana tuvo un suceso con una compañera de clases que sintió celos de ella por haber recibido la mejor nota en la asignatura de Ciencias Naturales, quien le dijo:

—No es que seas inteligente, es que eres la hija de una loca y tras de eso huérfana. A ti los profesores te miran con lástima.

Estas palabras penetraron como una espada en lo profundo de su corazón, al punto de que no pudo aguantar las lágrimas, ni impedir el impulso de agredir con un lápiz a la otra chica en uno de sus brazos, situación que generó rechazo de los padres de familia, quienes exigieron que se le expulsara.

Ese día fue un poco caótico para ella. Después de la pelea con su compañera, la docente de español salió del salón de clases por un momento y Karen comenzó a gritar porque muchos de sus compañeros la rehuyeron y la miraban con malos ojos. Luego se fue a llorar en un rincón cerca de la cafetería, porque sentía miedo.

Después de unos minutos de búsqueda, su profesora la encontró. La levantó del suelo, secó sus lágrimas con un pañuelo y la llevó a la coordinación disciplinaria. Luego la profesora Seleni, enterada de lo sucedido, pidió que la tuvieran ahí, antes de llevarla a casa, mientras ella terminaba de dar clases en otro salón.

Sin un acudiente y sin el respaldo de alguien, logró continuar gracias a la intervención de algunos docentes, especialmente de su profesora Seleni, quienes dieron testimonio de lo buena alumna que era, lo servicial con sus compañeros y la condición vulnerable en la que se encontraba.

Intercedieron ante la rectora de la institución para que ella pudiera continuara con sus estudios y se le perdonara la falta, para que no tuviera que andar en las calles arriesgándose a que algo malo le pasara. Debió someterse a una serie de compromisos y llevar una buena conducta para no ser expulsada.

Dos semanas después del acontecimiento con su compañera, su profesora Seleni la invitó a un paseo familiar, pero Karen no pudo ir, porque le daba temor dejar a sus hermanos solos con su mamá, que no estaba en condiciones de cuidarlos.

En ese momento recordó que un año atrás, mientras fue a la galería a pedir algo de comida, su hermano menor había salido de la casa sin su permiso y una motocicleta lo había atropellado y fracturado un brazo. Desde ese momento procuraba no ausentarse por mucho tiempo del hogar.

Has de tus tropiezos un álbum de experiencias quete permitan meditar y tomar conciencia para nuevas vivencias.

Vender en las calles se convirtió en un mayor desafío. Comenzaron a llegar nuevos vendedores a la zona, la mayoría hombres mayores que ella. Algunos la distinguían porque el sector estaba cerca al lugar donde su mamá llegó a tener el restaurante. Sin embargo, seguía expuesta a ser maltratada física y verbalmente por parte de sus competidores.

A pesar del desespero y la angustia que a veces sentía por vender en un ambiente hostil y en donde el cambio de clima le generaba malestares físicos por el mucho sol o la lluvia repentina, trataba de salir adelante. Se daba ánimos, aunque no siempre lograba vender lo suficiente. A veces debió mendigar en restaurantes de la comida que sobraba durante el día. Ella sabía que su victoria no estaba en las circunstancias difíciles y entender eso la hacía más fuerte.

Para afrontar la competencia que tenía, buscó a alguien que pintara el rostro. De esta manera comenzó a exhibir su mejor sonrisa y a atraer a las personas. Si eso no ocurría, se acercaba a los vehículos cuando el semáforo cambiaba de verde a rojo y, con su amable gesto y su cara pintada, empezaba a llamar la atención. La estrategia sirvió para que más personas se decidieran a comprarle.

El primer día que salió así, duró toda la jornada riéndose de ella misma al verse el rostro. Comenzó a hacer piruetas sin que nadie la viera y empezó a molestar con sus hermanos y su amiga del barrio. En esos días se sintió feliz y más fuerte que nunca.

El día que se pintó por primera vez, un vehículo se acercó, y de él ella vio bajarse a unos jóvenes de aproximadamente veinticinco años, quienes le compraron parte de lo que estaba vendiendo y le resaltaron lo bonita que era físicamente, al tiempo que la felicitaban por el carisma y fortaleza que demostraba al trabajar sin pena y sin tapujos, yendo en contra de las “justificaciones básicas” de muchos.

Aquel que nunca quiso progresar, seguramente en su mente siempre tuvo una larga lista de excusas baratas y justificaciones inapropiadas.

Aparte de los dulces que vendía por unidad, empezó a armar “paqueticos”. Echaba en algunas bolsas diferentes tipos de mecato para vender más. También logró intercambiar sus productos con algunos de sus compañeros que ofrecían chucherías.

Lograr emprender es cuestión de decisión, de tener convicción y perseverancia para llegar a obtener los resultados que se esperan en el futuro. Es ahí donde comienza el gran desafío de ser estratega, de hacer la diferencia y buscar alternativas que nos permitan permanecer en el mercado.

Sus calificaciones en la mayoría de las asignaturas siempre fueron las más altas. Era una alumna que se destacaba en el salón de clases, le gustaba leer mucho. Era admirada por varios docentes, que la consideraban una niña inteligente, luchadora y determinada, pues reconocían su condición y sus esfuerzos por salir adelante.

Pero Karen también recibió los reproches de algunos profesores indolentes, que la veían como alguien no digno para estudiar en esa institución e integrarse con los demás compañeros. Hacían énfasis en que era hija de una mujer con problemas psicológicos y que vivía en un ambiente no sano.

Ella siempre buscó salir adelante, sin importar la situación que estuviera pasando. Logró graduarse en la primaria y comenzó la secundaria con mucho optimismo, convencida de que algún día sería una persona útil para la sociedad, teniendo como referente a sus docentes y a algunos ciudadanos del común.

Al finalizar la ceremonia de grados, su profesora Seleni la invitó a comer y compartió con ella parte de la tarde. Ese día no vendió en las calles, pero su maestra le compensó el día y aparte de eso la ayudó con el traje. Esas atenciones la hacían sentir una niña valiosa e importante para alguien.

Durante la adolescencia y el paso por la secundaria, debió seguir enfrentando muchas circunstancias difíciles, como responsabilizarse y cuidar de sus hermanos. Consideraba que debía velar por ellos y por todo lo que necesitaran.

En temporada de vacaciones, cuando faltaba poco para ingresar a la secundaria, decidió recorrer los barrios cercanos para pedir, de casa en casa, cuadernos en buen estado y ropa usada para sus hermanos. Su intención era optimizar costos y usar el dinero en otras cosas. Un día se levantó temprano, preparó el desayuno, se organizó y fue al barrio Castellana. Tocaba las puertas de las casas, ofrecía su servicio de limpieza y pedía el favor de que le regalaran ropa usada para niño.

De regreso a casa, un perro empezó a ladrarle y Karen, del susto, corrió y el animal fue detrás de ella. En ese momento vio la puerta de una casa abierta y se metió sin pedir permiso, igual el tiempo no le daba para hacerlo. Con el corazón en la mano pidió disculpas y después de beber agua que le dieron por lo nerviosa que estaba, se fue a su casa en un carro que le pagó el propietario de la vivienda.

Correr sin parar en la carrera de la vida, permite que tengas determinación, comprenderás en el ejercicio la importanciadel paso a paso.

Vivir en la parte céntrica de la ciudad era bueno, porque no tenía que movilizarse en carro y no gastaba dinero. En ese entonces su casa se encontraba en muy malas condiciones, pero no tenía como pagar algo mejor. En la sala sólo había dos sillas, un “banquito” y una consola grande y vieja que quedó como herencia de sus abuelos.

Pensando en el bienestar de sus hermanos y el de su madre, decidió hacer cocadas y postres caseros a base de leche. Regresó a las calles con su rostro pintado como payasita y volvió a la escuela para ofrecer dulces livianos hechos por ella.

También sumó nuevos productos en procura de más ingresos. Comenzó a comprar pulseras los fines de semana en la plaza, para revenderlas en el colegio y al pie de los semáforos. En el tiempo libre retomó su servicio para limpiar y arreglar casas, apartamentos.

Así, la vida de Karen era muy limitada. Debía ocuparse de las tareas de sus hermanos, la medicina de su madre, los gastos de la casa y, aunque a veces se sentía cansada y agotada por los quehaceres del día, sacaba tiempo dos o tres veces a la semana para estudiar inglés en el libro que cargaba bajo su brazo.

Una de las frases que usaba al ofrecer sus productos era: “Cómpralo y si no te gusta te devolveré tu dinero”. ¿Cómo puede una persona que no sabe de ventas usar una frase como esta y comprometer su palabra? Sin embargo, era un punto clave, pues la mayoría de sus clientes consideraba que lo que vendía debía ser muy bueno para ella expresarse de manera tan segura.

No es lo que vendas, sino como lo vendas, pero si lo vendes, procura que vuelvan.

Si bien el sol y la lluvia no eran su mejor compañía, ella lo hacía con el mejor ánimo. A veces se colocaba una gorra y se hacía a la sombra de la sombrilla de don Rigoberto, el señor que vendía frutas.

No es lo bueno que seas haciendo algo, sino la facilidad que tengas de hacer que los consumidores conozcan lo que ofreces.

Qué tan importantes son los no, te sacan del conformismo y te mantienen pensativo.

Casi siempre llevaba una mochila vieja, y dentro de ella había un libro de cuentos y un saco color piel con muchos remiendos.

Así eran sus días; sin muñecas ni regalos, sin el abrazo de un padre y el te quiero de una madre. Su hermoso rostro reflejaba cansancio en las noches, pero en el día tenía una sonrisa permanente, que la hacía única y admirada, sin importar su soledad.

Karen no quería atravesar otra vez por el lamentable suceso de ser expulsada de la pieza donde vivía con su familia, como había ocurrido meses atrás, donde, por adeudar un mes de arriendo, la dueña de la casa les había dado un día para desocupar.

Esa situación había sido motivo para que ella decidiera trabajar intensamente, para estar bajo un techo. De no ser por don Juan, el señor de la ferretería, que les cedió un espacio por unos días en uno de sus locales, hubiesen dormido en la calle.

Ese día, con lo único que contaba era con las esperanzas. Sin embargo, siempre ocurría una solución en medio de las tormentas. Fue su vecina Esneda quien habló esa noche con el señor Juan para que la ayudara, ya que ella trabajaba para él y sabía que era una persona muy bondadosa.

Un acto de bondad se puede comparar con una acción de solidaridad, el ser benevolente más que una acción es una constante que hace parte de la esencia de una persona.

El trasteo se hizo al día siguiente a muy tempranas horas de la mañana, a pesar de la fuerte lluvia que caía. Ese día Karen no fue a estudiar. Su nuevo amigo de ventas fue quien le ayudó a pasar las cosas ¡aunque tampoco era que tuviera mucho! Para la consola tuvo que pedirle el favor a un vecino, porque era muy pesada.

Ese apoyo la marcó, porque no pensó que podría recibir ayuda de alguien a quien sólo veía en su negocio cuando iba a vender dulces en el semáforo. A partir de esa circunstancia empezó a valorar cada acto de generosidad que recibía.

La gratitud es el único sentimiento que debe ser constante en nuestra vida.