Desafío Digital, El - María Laura García - E-Book

Desafío Digital, El E-Book

María Laura García

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En los últimos veinte años, con la expansión de Internet, el surgimiento de las redes sociales y la explosión de la inteligencia artificial, el ecosistema informativo atravesó una transformación radical. Cada día escuchamos nuevas palabras y conceptos vinculados a la información y al mundo digital: infodemia, fake news, deep fakes, burbujas informativas, desinformación, stress informativo y detox digital, entre otros. Todos estos fenómenos son hoy en mayor o menor medida parte de nuestras vidas, y sin embargo muchos no somos conscientes, o bien no sabemos qué hacer ni cómo comportarnos frente a ellos. La alfabetización digital e informativa implica mucho más que aprender a usar las herramientas tecnológicas. Hoy en día, ¿nos informamos o nos dejamos informar? ¿Pensamos libremente o respondemos inconscientemente a los estímulos digitales? ¿Somos verdaderamente dueños de nuestro futuro? Este libro se propone compartir con el lector las principales herramientas que le permitirán convertirse en un ciudadano conscientemente informado, capaz de tener una mayor autonomía sobre sus elecciones y decisiones, y de entender las profundas transformaciones que ha atravesado el ecosistema de la información y cómo estas inciden en las bases mismas de nuestras democracias.

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Sobre este libro

En los últimos veinte años, con la expansión de Internet, el surgimiento de las redes sociales y la explosión de la inteligencia artificial, el ecosistema informativo atravesó una transformación radical. Cada día escuchamos nuevas palabras y conceptos vinculados a la información y al mundo digital: infodemia, fake news, deep fakes, burbujas informativas, desinformación, stress informativo y detox digital, entre otros. Todos estos fenómenos son hoy en mayor o menor medida parte de nuestras vidas, y sin embargo muchos no somos conscientes, o bien no sabemos qué hacer ni cómo comportarnos frente a ellos.

La alfabetización digital e informativa implica mucho más que aprender a usar las herramientas tecnológicas. Hoy en día, ¿nos informamos o nos dejamos informar? ¿Pensamos libremente o respondemos inconscientemente a los estímulos digitales? ¿Somos verdaderamente dueños de nuestro futuro?

Este libro se propone compartir con el lector las principales herramientas que le permitirán convertirse en un ciudadano conscientemente informado, capaz de tener una mayor autonomía sobre sus elecciones y decisiones, y de entender las profundas transformaciones que ha atravesado el ecosistema de la información y cómo estas inciden en las bases mismas de nuestras democracias.

Índice

CubiertaSobre este libroEdiciones GranicaCréditosPortadaDedicatoriaAgradecimientosPrólogoCapítulo 1. La información como poderCapítulo 2. El gran cambio de la informaciónCapítulo 3. Viejos y nuevos desafíos: infodemia, desinformación y post verdadDeep fakes o ultra falsasUn mundo de memesPost VerdadCapítulo 4. Sesgos e información. Los 50 sesgos más utilizadosCapítulo 5. Teorías conspirativas y fanatismoCapítulo 6. ¿Info-adictos?Cajas de resonancia mediática o cámaras de ecoRadicalización y polarizaciónBig dataInfocracia y dataísmoCapítulo 7. Inteligencia digital (DIQ): las habilidades que debemos desarrollarCapítulo 8. Alfabetización informativa. Cómo informarnos conscientemente y elegir nuestro menú informativoLas preguntas básicasLa trampa de las cookiesMenú informativo, el pensamiento diarioImaginar que las noticias podrían tener etiquetas nutricionalesActuar ante crisis de incertidumbreCapítulo 9. Realidad virtual, el metaverso y la percepciónCapítulo 10. Dilemas éticos e implicancias para la convivencia democráticaIndividualismo y narcisismoLibertad de expresión¿Democracia amenazada?Control y vigilanciaIgnorancia y desconocimientoEl derecho a nuestro futuroCapítulo 11. Conclusión: estrategias frente a un escenario incierto y cambianteBibliografíaSobre María Laura García

Ediciones Granica

 

ARGENTINA

Ediciones Granica S.A.

Lavalle 1634 3º G / C1048AAN Buenos Aires, Argentina

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Tel.: +54 (11) 4374-1456 - 1158549690

 

MÉXICO

Ediciones Granica México S.A. de C.V.

Calle Industria N° 82 - Colonia Nextengo - Delegación Azcapotzalco

Ciudad de México - C.P. 02070 México

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ESPAÑA

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Tel.: +34 (93) 635 4120

García, María Laura

El desafío digital : informarse, pensar y decidir libremente en la era cibernética / María Laura García. - 1ª edición especial - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Granica, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-8935-61-4

1. Internet. I. Título.

CDD 302.231

Fecha de catalogación: Abril de 2023

© 2023 by Ediciones Granica S.A.

Diseño de cubierta: Juan Pablo Olivieri

Conversión a eBook: Numerikes

ISBN 978-987-8935-61-4

www.granicaeditor.com

Reservados todos los derechos, incluso el de reproducción en todo o en parte, y en cualquier forma

GRANICA es una marca registrada

 

María Laura García

El desafío digital

Informarse, pensar y decidir libremente en la era cibernética

 

 

 

ARGENTINA - ESPAÑA - MÉXICO - CHILE - URUGUAY

A mis hijos, Carlos, Paula y María Laura, a mi nuera Martina, a mis yernos Pedro y Franco, a mis nietos, Felipe, Juana y Luisa, en el orden en que aparecieron en mi vida, representando en ellos a todos los niños, y a vos, lector, con el deseo de que siempre seamos los dueños de nuestro futuro.

Agradecimientos

Son muchas las personas que han hecho su aporte para que este libro sea una realidad. Están quienes me acompañaron directamente durante el proceso: Lucía Bosoer, colaboradora indispensable, quien supera y sin dudas seguirá superando expectativas con su enorme talento y conocimiento; Virginia Lingiardi de @dibujo_experiencias, que da forma gráfica a mi pensamiento con su creatividad sin límite tan clara y precisa; y Luz Santomauro, por su mirada lúcida y detallista. Gracias a quienes confiaron, leyeron el libro e hicieron aportes valiosos como Alter Rozental (unaisladeideas), Marina Harvey y Laura La Torre. Gracias a Laura Gaidulewicz por nuestros debates permanentes sobre el tema.

Gracias a mis amigas y amigos quienes me acompañan siempre, no puedo dejar de mencionar a mis incondicionales Susana y Marisa y a mis amigas del colegio, y con ellas a quienes me sostienen y me impulsan a seguir adelante. Y por sobre todo, gracias a mi familia que desde siempre ha lidiado con mi mente inquieta y mis incansables ganas de saber, hacer y colaborar, a mis hijas Paula y María Laura, a mi hijo Carlos, a mis nietas Juana y Luisa y a mi nieto Felipe, a quienes tanto amo y son quienes le dan sentido a querer mejorar la vida.

Prólogo

Cuando me hablan de la “irrupción” de las fake news, siempre hago hincapié en recordar que las noticias falsas o fake news no son una novedad de la sociedad moderna; desde que los seres humanos nos comunicamos de forma social podemos observar la diseminación de mitos y de noticias falsas, con y sin intenciones. Es así que luego de la muerte de Nerón, por casi 100 años muchos (y unos pocos por otros 300 años más) seguían manteniendo que este no había muerto sino fingido su muerte, y que pronto volvería al poder. Claro, esta noticia que luego se convertiría en el mito de Nero Redivivus fue aprovechada por múltiples impostores que querían tomar el poder y era considerada una realidad fáctica por muchos a través del imperio. Podemos también remontarnos a un ejemplo de la República: durante el segundo triunvirato romano, Octavio hizo circular el rumor entre el pueblo, a través de heraldos en el foro (el equivalente a nuestros periódicos modernos), de que Marco Antonio (el único que se podría oponer a su consolidación del poder público) se había convertido en una suerte de rey persa o egipcio, siguiendo una vida más propia del este que de un verdadero romano. Esta “fake news”, basada en hechos reales tergiversados y combinada con el robo y la publicación del testamento de Marco Antonio, que no hacía más que darle aún más verosimilitud, fue decisiva para que Octavio pudiera declararle la guerra a otro romano y terminar de consolidar su poder.

Es entonces que nos podemos preguntar: si ya hace miles de años que convivimos con las “fake news”, ¿por qué preocuparnos ahora por ellas?

María Laura García, en esta obra, nos hace reflexionar sobre esta pregunta y nos recuerda que el problema no recae en la existencia de las fake news, con las que efectivamente convivimos hace miles de años, sino en el impacto que la tecnología ha tenido sobre su diseminación. Es así que no solo existen, sino que estamos bombardeados por noticias falsas que nos pueden sonar aún más verosímiles que las noticias verdaderas, ya que a veces estamos encerrados en una cámara de eco que se realimenta con las noticias que “esperamos” y que, con el advenimiento de los deepfakes, en muchos casos puede que un video falso generado por un modelo de deep learning nos engañe y nos convenza de que es verdadero.

Ante este panorama ya no podemos confiar, como lo haría un antiguo romano, en la información del foro público, ni solo en lo que publica aquel autor en el que siempre confiamos (ya sean editoriales escritas como las que hiciera Julio César con Comentario de las Guerras Galas, que se convirtiera en la principal fuente de información sobre la cultura y las costumbres celtas; o sea en editoriales de televisión o radio a cargo de nuestros periodistas preferidos), ni en lo que nos cuentan nuestros familiares y amigos que pueden estar más cerca de la “acción”, con quienes un romano se comunicaría por vía epistolar y a quienes podemos “escuchar” a través de sus posts y tweets, de sus reels en TikTok o Instagram y de lo que nos comparten, directa o indirectamente.

María Laura García nos recuerda que debemos ir más allá de estos métodos, que tenemos que hacer un trabajo íntimo y preciso para generar nuestro “Menú Informativo” y asegurarnos de que contamos con las fuentes variadas e indispensables para aseverar que estamos juzgando la verosimilitud de la información que nos llega con una mirada realmente crítica.

Cuando María Laura me pidió que tomara las riendas de GlobalNews Group para ayudarla en su visión de poder hacer llegar la información más relevante para cada comunicador de América Latina, sin importar sus sesgos personales, estaba intrigado. Entendía que las fake news son problemáticas, pero no había dimensionado aún el problema que han generado los mecanismos de retroalimentación en nuestra capacidad de encontrar nuevos contenidos y, por ende, en la capacidad de los comunicadores de medir y evaluar objetivamente el valor de su gestión. No sorprende que, como testigo activo del gran cambio del mundo de la información, de las limitaciones y potencialidades, ahora nos acerque esta obra para ayudarnos a todas y todos a desarrollar la cultura del pensamiento crítico noticioso e informativo que necesitamos los ciudadanos digitales del siglo XXI.

Este libro no solo nos ayuda a tomar esos primeros pasos, sino que nos permite entender mejor los sesgos que a veces nos impiden evaluar objetivamente la verdad, y será una gran herramienta para quien quiera ser verdaderamente crítico en su forma de leer, creer, pensar y vivir.

 

Carlos Alfredo Díaz

CEO de GlobalNews Group

CAPÍTULO 1La información como poder

De chica me gustaba más tener más información que al resto de las personas. Siempre buscaba saber más porque entendía que la información me empoderaba, que saber algo que el otro no sabía, aunque fuera un simple detalle, era atractivo, despertaba curiosidad y hasta admiración.

También me gustaba completar historias que carecían de detalles o respecto de las cuales había cierto desconocimiento. Las imaginaba, pero con una lógica increíble, y eso las tornaba verídicas. Para mí era un juego, pero rápidamente entendí que compartirlas podía ser peligroso, porque justamente eran esas partes imaginadas las que pasaban a tomarse como ciertas y se convertían en una nueva versión más completa de la historia. Esto, con sus matices y diferencias, se parecía bastante a aquel concepto que hoy se escucha tanto en el panorama sociopolítico e informativo general: el relato –una historia, de carácter oral o escrito, que surge a partir de una serie de acontecimientos que crean, recuerdan o imaginan las personas y se cuentan para sí mismas o para otros–. Obviamente, no era la única niña con imaginación, pero ya en ese momento comencé a tomar cierta conciencia de la diferencia entre relato y verdad.

Por aquel entonces, escuché una leyenda popular que me dejó fascinada, aunque no había evidencia que la confirmara. Más tarde, según una investigación del periódico inglés The Independent, se concluyó que formaba parte de una conspiración de la época. La leyenda mostraba el beneficio que uno podría obtener al conocer cierto tipo de información de forma anticipada o al tener la posibilidad de decidir cuándo hacerla pública. Era, nada más y nada menos, la historia de cómo la familia Rothschild había iniciado su fortuna en épocas de Napoleón Bonaparte.

A comienzos del siglo XIX, los hermanos Nathan y James Rothschild –el primero en Londres y el segundo en París– se dedicaban a las inversiones en los mercados de títulos y habían desarrollado un sistema de comunicación a través de palomas mensajeras que les permitía conocer aquello que podía impactar en los mercados mucho antes que los demás operadores. El 18 de junio de 1815, mientras se libraba la batalla de Waterloo, en Londres se creía que Napoleón resultaría vencedor, y que esto empujaría a Inglaterra a la bancarrota. James, que vivía en Francia, al enterarse de la inesperada derrota francesa en Waterloo, envió inmediatamente la información a Nathan a través de una paloma. Su hermano, que operaba en la Bolsa de Londres, al tomar conocimiento de esta novedad, hizo correr la falsa noticia de que Napoleón había ganado la batalla, mientras que vendía una parte de sus activos financieros ingleses para hacer más creíble su versión frente a sus competidores. El resto de los operadores, conocedores de los canales de información de los que disponía Rothschild, lo imitaron rápidamente, deshaciéndose de sus títulos británicos en forma masiva, llevando a una caída estrepitosa de los precios. Cuando Nathan consideró que el valor de las acciones y de los bonos estaban en un precio suficientemente bajo, empezó a comprarlos discretamente. Dos días más tarde, llegó la noticia de la derrota de Napoleón. Los títulos ingleses subieron instantáneamente de precio permitiendo que los Rothschild amasaran una fortuna.

Hoy vivimos inmersos en un mundo de datos e información. Nada parece ser más relevante ni cobrar mayor valor que aquella información que voluntariamente entregamos en cada movimiento que realizamos, a pesar de la sensación de libertad y autonomía que sentimos mientras lo hacemos. Cada día escuchamos palabras y conceptos nuevos: infodemia, infocracia, infómatas, dataístas, burbujas informativas, desinformación, radicalización del pensamiento, híper-segmentación, stress informativo y detox digital, entre otros. ¿Estamos preparados? ¿Hemos desarrollado las habilidades que requiere este nuevo escenario? En definitiva, ¿contamos con la inteligencia digital e informativa que nos permitiría tener un mayor control sobre nuestras decisiones y acciones?

Cada vez que en mis charlas planteo la pregunta sobre cómo nos informamos hoy y cuál es nuestra principal fuente de información, la respuesta casi siempre tiene que ver con las redes sociales. Ahora bien, así como nuestro cuerpo recibe la energía que consume a través de los alimentos que comemos, nuestro pensamiento también se nutre de la información que consume y esa información es la que utiliza para sentir, tomar decisiones y actuar. Nuestras opiniones, nuestros prejuicios y nuestras formas de ver el mundo se generan, en gran medida, en base a dicha información. Siguiendo con la analogía, así como podemos alimentarnos con verduras, frutas y de manera general con una dieta balanceada, nuestro menú informativo puede ser más o menos equilibrado, dependiendo de cómo lo conformemos. Podemos pasarnos nuestras vidas comiendo comida chatarra, o consumiendo noticias falsas y compartiendo teorías conspirativas en WhatsApp y en nuestras redes, o bien podemos agregar alimentos nutritivos y noticias de medios profesionales y con diversidad de opiniones que nos permitan objetar y ampliar la mirada. De allí la importancia de entender cómo nos informamos, cómo dicha información contribuye a formar nuestra matriz de pensamiento, y cómo podemos mejorar nuestro menú informativo para una mayor independencia de pensamiento y mejor toma de decisiones.

En los años 1990 asistía anualmente al COMDEX, un congreso de tecnología que se presentaba en Las Vegas en el cual se anunciaban las novedades tecnológicas que por aquel entonces eran de un gran impacto y nos tenían a todos los participantes fascinados. Cada año, había tres charlas que rápidamente se tornaron para mí indispensables. Los oradores eran Steve Jobs (Apple), Andy Grove (Intel) y Bill Gates (Microsoft). Ya por ese entonces se consideraban como grandes figuras disruptivas y los tres juntos proporcionaban una mirada completa del cambio que estaba comenzando y que, junto con el desarrollo de la infraestructura necesaria, lograría la popularización de Internet. Representaban, con la mirada actual, cada uno respectivamente, lo que hoy podríamos definir como la experiencia del usuario, la capacidad de procesamiento, y las computadoras al alcance de todos. Sin embargo, y yo diría lamentablemente, no se propusieron de manera temprana trabajar alineados, porque eran tiempos en los que lo importante era competir y el concepto de la cooperación no se veía aún como una fortaleza.

En 1994, la presentación de Bill Gates, Information at your fingertips1 (La información al alcance de tus dedos), cambió mi rumbo. Mientras lo escuchaba, entendí que la información sería una oportunidad y a la vez un problema. Oportunidad, porque el entonces nuevo escenario modificaba completamente las barreras que limitaban a los contenidos. Problema, porque esas barreras que entonces desaparecían, traían consigo un volumen de información al alcance de todos que sería imposible de absorber por un individuo, un volumen tan agobiante que llegaría a hacernos sentir que nunca sería posible tener la información necesaria para conocer realmente algo. Fue en aquel momento en el que decidí que quería formar parte de ese mundo nuevo que, casi tres décadas después, mostró ir mucho más allá de lo que estos visionarios predecían.

Desde entonces, he transitado la enorme transformación del mundo de la información. El panorama de la información ha cambiado radicalmente en las últimas décadas. Hoy hablamos de ecosistemas informativos híbridos, en los que la función del periodista tradicional convive con la difusión de noticias en tiempo real por parte de usuarios de las redes sociales. Todos somos, o mejor dicho, nos sentimos “periodistas”: emitimos opiniones, creamos y editamos contenidos, compartimos información y desinformación por múltiples canales de manera simultánea. Así, desafiamos el rol del periodista tradicional, tan indispensable y fundamental para cualquier sociedad democrática.

Uno de los mayores problemas de este nuevo escenario es que hoy consumimos información sin control de calidad. Esto nos está afectando seriamente: creando confusión, pero también dando lugar a dos fenómenos del pensamiento individual y colectivo que son la radicalización y la polarización, como profundizaremos en los próximos capítulos.

Pero también, de algún modo, nos vuelve autómatas o automatons2, reduciéndonos a seres que reaccionan en forma automática a los estímulos externos sin que medie análisis o pensamiento previo a cualquier acción. Compartimos contenidos hábilmente, en forma cotidiana, movidos por un impulso automático e irrefrenable por reenviar sin pensar ni considerar la veracidad o intencionalidad del contenido que hacemos propio por un instante. Sin comprender tampoco que, por acción u omisión, somos parte del problema.