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Diario de la navegación que va a hacer don Basilio Villarino, segundo piloto de la Real Armada, con las dos embarcaciones de su mando, el bergantín Nuestra Señora de Carmen y Ánimas, y la chalupa San Francisco de Asís, desde el Río Negro, a reconocer la costa, la Bahía de Todos los Santos, Islas del Buen Suceso y demás adyacentes, buscar el desagüe del río Colorado, y penetrar su entrada, de orden del Comisario Superintendente de estos establecimientos, el señor don Francisco de Viedma.
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Basilio Villarino
Diario de la navegación emprendida en 1781, desde el Río Negro, para reconocer la Bahía de Todos los Santos, las Islas de Buen Suceso y el desagüe del Río Colorado
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: Diario de la navegación emprendida en 1781, desde el Río Negro, para reconocer la Bahía de Todos los Santos, las Islas de Buen Suceso y el desagüe del Río Colorado.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica: 978-84-9816-782-5.
ISBN ebook: 978-84-9897-631-1.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.
Créditos 4
Brevísima presentación 13
La vida 13
Diario de la navegación 15
Día 12 de abril de 1781 15
2 15
3 16
Día 4 de mayo 17
Día 5 17
Día 6 18
Día 7 18
Día 8 18
Día 9 19
Día 10 19
Día 11 19
Día 12 20
Día 13 20
Día 14 20
Día 15 20
Día 16 20
Día 17 20
Día 18 21
Día 19 21
Día 20 21
Día 21 22
Día 22 22
Día 23 22
Día 24 22
Día 25 22
Día 26 22
Día 27 23
Día 28 23
Día 29 23
Día 30 23
Día 31 24
Día 1.º de junio 24
Día 2 24
Día 3 25
Día 4 25
Día 5 25
Día 6 26
Día 7 26
Día 8 27
Día 9 27
Día 10 27
Día 11 27
Día 12 28
Día 13 28
Día 14 28
Día 15 29
Día 16 29
Día 17 29
Día 18 29
Día 19 30
Día 20 30
Día 21 30
Día 22 31
Día 23 31
Día 24 31
Día 25 31
Día 26 31
Día 27 31
Día 28 32
Día 29 32
Día 30 32
Día 1.º de julio 32
Día 2 32
Día 3 32
Día 4 32
Día 5 33
Día 6 33
Día 7 33
Día 8 33
Día 9 34
Día 10 34
Día 11 34
Día 12 35
Día 13 35
Día 14 35
Día 15 35
Día 16 35
Día 17 35
Día 18 35
Día 19 36
Día 20 36
Día 21 37
Día 22 37
Día 23 37
Día 24 37
Día 25 38
Día 26 38
Día 27 38
Día 28 38
Día 29 38
Día 30 39
Día 31 39
Día 1.º de agosto 39
Día 2 39
Día 3 39
Día 4 40
Día 5 40
Día 6 40
Día 7 41
Advertencias a los navegantes a estos destinos 41
Libros a la carta 49
Basilio Villarino (1741-1785). España.
Nació en La Coruña en 1741 y llegó al Río de la Plata en 1773 en la fragata Perpetua, al mando del capitán Bustillos. Su largo viaje por la Patagonia argentina comenzó en 1778, con la exploración de los ríos Colorado, Negro, Deseado y Limay, entre otros. En 1779 formó parte de la expedición de Francisco de Viedma, quien fundó Carmen de Patagones, y en 1782 recorrió las márgenes de los ríos Collón Curá y Negro, hasta la confluencia de éste con el Limay y el Neuquén.
Tras el descubrimiento de la isla Choele Choel, en 1783, renunció a seguir su viaje de exploración ante la hostilidad de los indígenas. Murió en enero de 1785 a manos de los indios del Cacique Negro, en la expedición a la sierra de la Ventana.
Este diario recoge las observaciones de Villarino en el curso de sus viajes.
Diario de la navegación que va a hacer don Basilio Villarino, segundo piloto de la Real Armada, con las dos embarcaciones de su mando, el bergantín Nuestra Señora de Carmen y Ánimas, y la chalupa San Francisco de Asís, desde el Río Negro, a reconocer la costa, la Bahía de Todos los Santos, Islas del Buen Suceso y demás adyacentes, buscar el desagüe del río Colorado, y penetrar su entrada, de orden del Comisario Superintendente de estos establecimientos, el señor don Francisco de Viedma
A las ocho y media de la mañana tiré la última pieza de leva, y me hice a la vela del establecimiento con las expresadas embarcaciones, y viento N bonancible. A las cuatro y media de la tarde llegué a la boca del Río Negro, remolcando el bergantín con el bote y la chalupa, por estar calma; en cuyo paraje di fondo, a esperar tiempo a propósito para emprender mi navegación, el que no pude conseguir hasta el 4 de mayo, en cuyo intervalo de tiempo tuve lugar de registrar la barra (el que no había tenido antes) como a satisfacción la registré en los días que el tiempo lo permitía; y no sin muchísima utilidad, pues descubrí por la parte del N una canal, mejor que la que hasta ahora practican los navegantes a este río por la parte del S.
Esta canal hace fácil y poco arriesgada su navegación a este río, su entrada y salida casi con todos vientos, sin atender a otra cosa que a las marcas: lo que no sucedía antes, pues era preciso combinar éstas con los vientos, y estos debían ser favorables en el único punto de la pleamar, cuya circunstancia eternizaba las embarcaciones, que fondeadas de la parte de adentro iban a entrar, pues no concurriéndoles en aquel punto de la pleamar viento favorable, permanecían fondeadas afuera. Y aunque a mí nunca esta circunstancia me detuvo, pues casi siempre he entrado con viento contrario, y se ha visto lo muy cerca que alguno ha estado de perderse, por permanecer afuera fondeados; por lo cual convendría que los navegantes a este establecimiento se instruyesen bien en la barra de este río y sus canales, a fin de asegurar sus vidas y los reales intereses; pues solo la falta de práctica es la que ocasiona los muchos riesgos y detenciones que continuamente se experimentan.
Parece que contradice lo que llevo dicho, el haber yo estado desde el día 12 de abril hasta el 4 de mayo fondeado en la boca aguardando tiempo oportuno para mi viaje: pero no es así, porque yo salgo a un reconocimiento, de cuyo paraje no se sabe otra cosa que lo muy peligroso que es, que precisamente debo salir a tal hora que pueda pasar en el día los bajos de Punta Rubia; que el viento tal que no proporcione de día esta navegación, y que lo pueda resistir una embarcación menor como es la chalupa que llevo conmigo sin exponerla a zozobrar; y que la mar sea a propósito, para que así mismo la pueda resistir, y otras infinitas circunstancias a que me es indispensable atender, como conocen los inteligentes en la navegación; y únicamente el asegurar las comisiones que se me han encargado pudieron a veces detenerme algunos días fondeado en la boca, pero no los vientos contrarios ni aun las noches, pues he entrado y salido por la barra, sin que uno ni otro me sirviese de estorbo aun antes de descubrir esta canal: pero ahora descubierta, es mucho más fácil esta navegación, por lo que se hace preciso que se hagan prácticos en ella todos los que navegan al Río Negro.
Los vientos que regularmente detienen en la boca de este río a los que van a salir de él para Buenos Aires, son del tercer cuadrante, y estos son contrarios hasta salir de la barra por la canal del S; pero en saliendo de ella, todos son vientos largos para hacer esta navegación. Por la canal del N son favorables, pues esta corre con la boca del río ENE y OSO; y en esta inteligencia, los que más detenían las embarcaciones antes que se descubriese, son ahora los más favorables.