Dirige tu vida con el poder del NO - Ángel Alcalá - E-Book

Dirige tu vida con el poder del NO E-Book

Ángel Alcalá

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Beschreibung

¿Dónde y por qué se originan nuestras conductas destructivas? Normalmente en la infancia, en el seno de la familia, pero también gracias a una gran cantidad de factores que aparecen durante el crecimiento y desarrollo personal. Una vez establecida esta pauta de conducta cada vez queda más incorporada a la personalidad del individuo, volviéndose parte inseparable de él. Pero sí, se puede desaprender lo aprendido y sustituir estos patrones de conducta tan dañinos por otros de signo contrario que hagan que la persona rompa sus cadenas (en el fondo impuestas por sí mismo) y lleve una vida completamente distinta a la que llevó antes o, mejor dicho, que empiece a llevar su propia vida y no la de los demás. Como podemos imaginar, la diferencia entre una cosa y otra es abismal, y este libro está pensando para ayudarte en esa transición.

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© Plutón Ediciones X, s. l., 2023

Diseño de cubierta y maquetación: Saul Rojas

Edita: Plutón Ediciones X, s. l.,

E-mail: [email protected]

http://www.plutonediciones.com

Impreso en España / Printed in Spain

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

I.S.B.N: 978-84-19651-37-2

Introducción

En una reunión informal con compañeros de profesión, surgió, a colación de un caso de una de las pacientes que tenía un colega, la importancia de saber manejar el “no” (y todos los derivados de este adverbio) para poder llevar una vida, si no feliz, por lo menos propia y libre de ataduras esclavistas.

El caso que relataba mi amigo no tenía de particular sino los detalles referentes a la vida de la mujer que estaba en tratamiento, por otra parte, y, sin embargo, a nivel terapéutico, tenía mucho en común con otros pacientes que mis colegas y yo habíamos tenido a lo largo de los años: la imposibilidad (así creída por quien la padece) de poder negarse a lo que le piden los otros, la dificultad de “marcar su territorio” y el sentimiento de culpa que se genera en caso de que se intente hacerlo.

Pero la cosa va más allá en el caso de estas personas altamente complacientes, y es que, incluso aunque lo den todo por los demás, siempre tienen la sensación de que podrían dar más y de que están fallando a los otros, en una especie de egoísmo invertido. El egoísta nunca tiene bastante para sí mismo, en este caso, sin embargo, se siente que nunca se da lo suficiente a los demás, aunque, como suele decirse “te quites el propio pan de la boca”.

Llega esto a ser tan extremo en muchos casos que, la persona víctima de esa imposibilidad de negarse a nada, ni siquiera espera a que le pidan, sino que da sin haber sido requerido para ello… Claro, así se convierte en víctima no solo de abusones, egoístas y psicópatas sino, lo que es peor, de sí misma.

Incluso vamos a dar un paso más allá. Hay casos en los que este “dar sin haber sido requerido” puede hacer que las otras personas le dejen de lado por pesado, entrometido y agobiante. Como podemos ver, un auténtico infierno.

¿Dónde y por qué se originan estas conductas tan poco adaptativas y tan altamente destructivas? Normalmente en la infancia, en el seno de la familia, especialmente, a causa de los padres. Una vez establecida esta pauta de conducta cada vez queda más incorporada a la personalidad del individuo, se va haciendo más fuerte, más inconsciente y más difícil de identificar por el aquejado, y no digamos de extinguir.

Pero sí, se puede desaprender lo aprendido y sustituir estos patrones de conducta tan dañinos por otros de signo contrario que hagan que la persona rompa sus cadenas (en el fondo impuestas por sí mismo) y lleve una vida completamente distinta a la que llevó antes o, mejor dicho, que empiece a llevar su propia vida y no la de los demás. Como podemos imaginar, la diferencia entre una cosa y otra es abismal.

Vamos, pues, a ello.

Ángel Alcalá González.Madrid, diciembre 2021.

Capítulo 1: La Inteligencia Emocional y el “No”

Decir “no” es fácil para algunas personas, poco menos que imposible para otras. Algunas, las menos frecuentes, son capaces de decir “no” en la situación, tono y momento adecuados, al menos la mayoría de las veces que se ven en la tesitura de tener que hacerlo.

Y es que, el adverbio “no” y todas las expresiones derivadas de él, tienen un gran poder, un poder que puede ser constructivo y proactivo si se utiliza bien, o muy destructivo si se hace de manera inadecuada.

¿Cómo negarse a algo que no nos gusta y cómo hacerlo sin que estalle una guerra (interna o externa)?

Para hablar de ello y conseguir llegar a ese “no” inteligente, para aprender a construir y saber utilizar tan poderosa herramienta, hemos de comenzar buscándola donde se hallan las piezas necesarias para su fabricación, no queda entonces más remedio que comenzar este libro hablando de la inteligencia emocional, el lugar donde se puede generar ese “no” poderoso y benéfico que buscamos.

Existen numerosas teorías que han estudiado la inteligencia humana.

En un principio, la inteligencia se estudió a través de las llamadas “teorías legas”, las cuales tienen su origen en la filosofía. Este tipo de teorías se interesan por conocer las diferentes cualidades del ser humano, si bien no aportan una definición científica de la inteligencia.

Posteriormente, los estudios psicométricos buscaron establecer la psicología como ciencia y trataron de establecer leyes generales del conocimiento humano, lo que hoy conocemos como procesamiento de la información.

Para no aburrir al lector, y resumiendo, durante mucho tiempo se consideró, a través de diferentes teorías, a la inteligencia como un todo unidimensional. Hoy sabemos que no hay “una sola inteligencia” sino que lo que llamamos inteligencia tiene diferentes componentes, no se trata de algo único, podemos hablar, más bien, de diferentes capacidades o si se prefiere, de distintas inteligencias.

Entre estos diferentes “tipos de inteligencia” (inteligencia emocional, inteligencia intrapersonal, inteligencia social, inteligencia interpersonal, etc.) nos encontramos con la inteligencia emocional.

La descripción de este tipo de inteligencia fue especialmente desarrollada y popularizada por el psicólogo Daniel Goleman, si bien los primeros en utilizar y manejar este concepto, los pioneros, por así decirlo, fueron Salovey y Mayer en 1990.

Según estos autores, la inteligencia emocional es un subconjunto de la inteligencia social que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y las emociones propias, así como las de los demás; discriminar entre ellas y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones.

En 1995 Goleman apuntó que “la inteligencia emocional es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”.

Componentes de la inteligencia emocional

Básicamente, pero con matices según diferentes autores, los componentes básicos de la inteligencia emocional son tres:

1. Capacidad de identificar y discriminar nuestras propias emociones y las de los demás.

2. Capacidad de manejar y regular estas emociones.

3. Capacidad de utilizar las emociones de manera adaptativa.

Yo, en este libro, voy a utilizar particularmente el modelo de Goleman como referente por dos motivos. El primero, que el autor citado es el más conocido y divulgado sobre este tema, y el segundo (y más importante para las pretensiones de este libro) su accesibilidad al lector no especializado y el hecho de que nos permite vincular la inteligencia emocional con la construcción del autoconcepto y la potenciación de una alta autoestima, indispensables para encontrar y aprender a utilizar ese “no” mágico que vamos buscando (y su “sí” complementario, por supuesto).

Pasemos primero, planeando un poco, por encima de algunos conceptos teóricos que el lector, si lo desea, puede encontrar más ampliados y desarrollados en las obras del mismo Goleman y otros autores.

Existen dos conceptos, muy importantes, vinculados con la inteligencia emocional y muy necesarios a la hora de tener la fuerza, sabiduría y habilidad para decir ese “no” correcto y a tiempo. Se trata de los términos: autoconcepto y autoestima.

Autoconcepto

Tanto el autoconcepto como la autoestima tienen en común el ser variables de la personalidad humana.

El desarrollo de estas dos habilidades es la base de la competencia emocional y a partir de ellas se desarrollarán todas las demás habilidades. Partiendo del dominio de la autoestima y el autoconcepto podemos conocernos y valorarnos a nosotros mismos para poder, también, conocer y valorar a los demás sin distorsiones perceptivas.

¿Qué es, entonces, el autoconcepto? Este término surge desde el estudio de la identidad de las personas, del “Yo”.

Desde el principio de la filosofía ha existido un deseo de los individuos de saber acerca de sí mismos, de conocerse. A partir de la consolidación de la psicología como ciencia, también ha existido un interés por conocer este ámbito como una variable de la personalidad de los seres humanos.

Podemos resumir los componentes del autoconcepto en tres principales:

1. Cognitivo-perceptivo: Es la percepción mental, los pensamientos que el individuo tiene sobre sí mismo, su identidad.