EGIPTOMANÍA. Redescubra la histórica fascinación por la cultura del antiguo Egipto - Rebeca Arranz - E-Book

EGIPTOMANÍA. Redescubra la histórica fascinación por la cultura del antiguo Egipto E-Book

Rebeca Arranz

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Beschreibung

Un paseo por el Nilo en barca, una travesía hasta el Valle de los Reyes para admirar las pirámides, un visita al templo de Isis en Dendera, la majestuosa visión de las tumbas de los reyes Amenofis I y Tutmosis I, la contemplación del templo de Abu Simbel, el asombroso que producen los colosos de Memnon… Todo esto y mucho más es lo que ofrece este libro al lector que desea conocer la historia del redescubrimiento del Antiguo Egipto. Desde el siglo XVII y culminando en el siglo XXI, la obra propone un recorrido no sólo por los relatos románticos más famosos de sus viajeros y arqueólogos, sino por el desarrollo de la concepción de un Egipto mítico, creación que partió de los primeros trabajos e impresiones de los exploradores, comerciantes, artistas, diplomáticos, eruditos, científicos y literarios. Así, de la mano de tan diversos tipos y variantes de protagonistas, conoceremos sus descubrimientos, sus desapariciones, asistiremos a nacimientos de teorías arqueológicas, impresiones, a la creación de una estética egipcia, y a todo un sinfín de aventuras legendarias e históricas que comprenden el eje de la creación de un Egipto ficticio pero universal, la imagen del Egipto más misterioso y atrayente de toda la historia. Estamos ante la exposición de un amplio conocimiento del redescubrimiento del Antiguo Egipto, una evolución completa de la creación de una mitología conceptual persistente en nuestros días.

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Egiptomanía

Redescubra la histórica fascinación por la cultura del antiguo Egipto

Egiptomanía

Redescubra la histórica fascinación por la cultura del antiguo Egipto

REBECA ARRANZ SANTOS

Colección:Historia Incógnita

Título:Egiptomanía. Redescubra la histórica fascinación por la cultura del antiguo EgiptoAutor:© Rebeca Arranz Santos

Copyright de la presente edición: © 2024 Ediciones Nowtilus, S. L. Camino de los Vinateros, 40, local 90, 28030 Madrid www.nowtilus.com

Elaboración de textos:Santos Rodríguez

Diseño de cubierta:ExGaudia, Asociación CulturalImagen de portada:Montaje elaborado a partir de las siguientes imágenes: Página 9 del cómicAdventures Into Darkness– Fotografía del siglo XIX (turistas en camello con guías, visitando la Esfinge y la Gran Pirámide de Gizeh, El Cairo, Egipto). Imagen de hacia 1890/1900 – Un momento del descubrimiento del busto de Nefertiti en el siglo XVIII – Busto de Tutakamon, reclamado por Egipto y subastado enChristie’sen 2019 – Tormenta en el desierto, imagen de 1912 – Antigua fotografía de las ruinas de la Biblioteca de Alejandría.

Coordinación editorial:Nemo Edición y Comunicación, SLCorrección y maquetación de interiores:Nemo Edición y Comunicación, SL

Todos los enlaces QR que aparecen a lo largo de la obra están verificados a fecha de su primera edición (febrero 2024).

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

ISBN edición eBook:978-84-1305-433-9Fecha de edición:febrero 2024

Depósito legal:M-264-2024

A mi viajero y explorador del mundo

Índice

Prólogo

Introducción

PARTE 1. EL SIGLO XVII: EL RESURGIMIENTO DEL ANTIGUO EGIPTO

Capítulo 1. Egipto antes de su redescubrimiento

Capítulo 2. Las fábulas de los viajeros

Capítulo 3. Diplomáticos enamorados de las ruinas

Capítulo 4. Coleccionistas en busca de misterios escondidos

Capítulo 5. Comerciantes y saqueadores de tesoros

PARTE 2. EL SIGLO XVIII: LA FASCINACIÓN DEL ANTIGUO EGIPTO

Capítulo 6. Viajeros furtivos

Capítulo 7. Los eruditos orientalistas

Capítulo 8. Artistas del egipto desconocido

Capítulo 9. «Desde estos monumentos, cuarenta siglos de historia os contemplan»: las campañas napoleónicas en Egipto

PARTE 3. EL SIGLO XIX: LA EGIPTOMANÍA

Capítulo 10. Viajeros del romanticismo

Capítulo 11. El amanecer de la arqueología científica

Capítulo 12. Los artistas de las pirámides

Capítulo 13. Museos europeos y las colecciones egipcias

Capítulo 14. Tráfico de momias

Capítulo 15. Los relatos idílicos de Egipto

Capítulo 16. Periodistas intrépidos

Capítulo 17. Elflashllegó al antiguo Egipto

Capítulo 18. El ocaso de la egiptomanía

PARTE 4. EL SIGLO XX: LA TUTMANÍA

Capítulo 19. La primera tutmanía (1900-1959)

Capítulo 20. La segunda tutmanía (1960-2000)

PARTE 5. EL SIGLO XXI: LA VIRALIZACIÓN DEL ANTIGUO EGIPTO

Capítulo 21. La viralización del antiguo Egipto

Capítulo 22. Egipto estrendy

Capítulo 23.Viral musicy la egiptomanía

Capítulo 24. Egipto y la alta costura

Capítulo 25. Kohl 2.0

Capítulo 26. «Call me Drag Nefertiti»

Capítulo 27.Egyptian play games

Capítulo 28. #Egyptianreception

Ilustraciones

Viajeros y viajeras en Egipto. Breve biografía. Listado cronológico

Egipto en el cine. Listado cronológico

Bibliografía

Prólogo

Nada turba los siglos pasados.No podemos arrancar un suspiro de lo viejo.

Federico García Lorca

En cualquier otra circunstancia, volver la vista atrás no sería lo más apropiado, sería no avanzar. Pero en este caso, hablando sobre el descubrimiento de esta gran civilización, me gustaría recordar cómo fue el mío. Recuerdo estar sentada en el sofá de casa, una tarde de domingo, y que en la pantalla de la televisión aparecieran unos grandes y profundos ojos que hipnotizaban. La presencia de Elizabeth Taylor eclipsabaprácticamente todo lo que la rodeaba. Cuando ella está es casi imposible apartar la mirada de su rostro.

Cleopatraestá dotada de rebosante color, exceso y lujo, resulta un gran espectáculo que deslumbra. Recuerdo esa entrada de Cleopatra en Roma. Una comitiva de trompetistas y bailarines va delante de una gran esfinge que es arrastrada por una multitud de esclavos. Sobre la estatua, vemos la figura de una soberbia Cleopatra y a su primogénito. El público vitorea mostrando la impresión que le provoca la imagen de la reina. La cámara se sitúa sobre los hombros de Cleopatra para que empaticemos con el extraordinario poder que se extiende bajo su manto dorado. Es una escena que se hizo con el fin de maravillar, y lo consiguió al menos con la niña que estaba al otro lado de la pantalla.

Siguiendo con el cine, una de mis pasiones, imagino que la siguiente vez que pude ver el antiguo Egipto en este séptimo arte sería conEl príncipe de Egipto, que me acompañó en momentos poco agradables para un niño. El color, las canciones y la imprenta de Egipto llamaron profundamente la atención de mi yo de seis años.

Continuando con esta narrativa, no querría dejar de lado la literatura, destacando principalmente la figura de Agatha Christie y su vinculación con Egipto traspasando sus novelas. Destacaría, principalmente, su obraMuerte en el Nilo, donde su descripción sobre este país y sus monumentos es impresionante. Está hecha con tal maestría que tienes la sensación de estar visitando cada conjunto, eres parte de ese reparto de maravillosos personajes.

Muchas han sido las representaciones de esta obra. Encontramos ejemplos en teatro, pero sobre todo en la gran pantalla. Recientemente, ha sido el actor y director Kenneth Branagh el que se puso detrás de la cámara para rodar esta historia, que se estrenó en el año 2022.

A lo largo de los años, la cultura pop ha ido de la mano de la civilización egipcia, como podemos ver en los últimos capítulos de este libro. Son muchas la influencias que ha recibido y que ha aplicado.

Rebeca ha plasmado en este libro su amor por esta civilización, pero además deja ver el gran interés que suscitan en ella la arqueología y la moda. Ha conseguido juntar dos desus pasiones haciendo un importante e interesante recorrido por los siglos, aportando ejemplos de una manera muy original y trayendo a la escritura los nuevos métodos de información y las nuevas tecnologías. Nos facilita el acceso a estos ejemplos mediante códigos QR que llevan directamente a imágenes y vídeos. De esta manera, si se trata de una pasarela, no solo te quedas con una imagen, sino que tienes la posibilidad de ver cada uno de los modelos para adentrarte mejor en la idea que se quiere transmitir.

Quiero dar las gracias a Rebeca Arranz Santos porque con este libro ha conseguido que vuelva a esos momentos y los recuerde con mucha ternura. Espero que con la lectura de esta obra podáis ser capaces de volver a ese primer momento en el que Egipto y su civilización entraron en vuestras vidas.

María Navarro San José

Introducción

La publicación que se propone no es un libro de arte o de historia ni de arqueología ni de literatura o filosofía. No se trata de una guía ni de una enumeración de acontecimientos, fechas y personajes a modo de manual universitario ni de un libro de recopilación de actas científicas. Se trata de un libro sobre cómo se fraguó elredescubrimiento del antiguo Egiptoy sus consecuencias sociales y culturales, pero un libro como este no puede dejar apartadas todas las ciencias humanísticas nombradas anteriormente. La historia del redescubrimiento del antiguo Egipto no es una historia dependiente de un único factor; por lo tanto, la elaboración de este libro se compone de la coalición de todas estas ramas de estudio para crear a través de la interdisciplinariedad una obra breve pero completa de una civilización tan prolífica.

El libro comienza con la narración del periplo de estos primeros hombres y mujeres encantados con Egipto, lo quesupuso el comienzo del resurgimiento de una civilización que parecía olvidada. Muchos de ellos desafiaron las adversidades del desierto, cruzaron tierras vírgenes o se colgaron de escarpados precipicios; otros se encerraron en oscuras bibliotecas hasta descifrar el contenido de unas desgastadas inscripciones y borrosos manuscritos. Pero todos tenían algo en común: desvelar el pasado de Egipto y transmitirlo a través de las primeras fuentes escritas y gráficas, que convirtieron esta primera imagen de Egipto en un lugar que visitar.

Durante siglos, las antiguas ruinas de Egipto han supuesto una inagotable fuente de fascinación para exploradores, anticuarios, arqueólogos y público en general. Todos, desde los primeros viajeros, quedaron fascinados por la belleza del paisaje y los restos de las tumbas, templos y ciudades consumidos por la arena. El siglo XVIII se convirtió en una celebración visual del antiguo pasado de Egipto, el cual se transmitió a través de planos, dibujos, pinturas y fotografías procedentes de los diarios de los primeros exploradores, eruditos, curiosos y arqueólogos. Estos documentos proporcionan una visión íntima del redescubrimiento del antiguo Egipto.

La arqueología de Egipto se encuentra en su punto más alto de fascinación y, en el siglo XIX, experimenta el fenómeno conocido comoegiptomanía, del que son consecuencia las artes gráficas, los grabados, las litografías y las xilografías que inundaban las ilustraciones de los periódicos, pero también de los libros y manuales de estudio. Para copiar los millones de jeroglíficos que cubren incluso el exterior de los grandes monumentos de Tebas, Menfis, Karnak, etc., hacían falta muchos años y legiones de dibujantes, pero, con el invento del daguerrotipo (primer aparato de procedimiento fotográfico anunciado y difundido), numerosos fotógrafos se desplazaron a Egipto. La fotografía, que en principio comienza como una toma de la instantánea de un paisaje, poco a poco formará parte de la metodología de registro de las expediciones arqueológicas. Serán también prolíficas la pintura historicista y la pintura de evocación, donde los grandes protagonistas serán las monumentales pirámides de Guiza y los templos de Dendera o Luxor, entre otros muchos lugares que colindan con las aguas del Nilo.

Pero la fiebre por Egipto se disparó tras el descubrimiento de la tumba de Tutankamón (KV62), el 4 de noviembre de 1922, por el célebre arqueólogo inglés Howard Carter (1874-1939). En los comienzos del siglo XX, Egipto deja de lado su evocación romántica para transformarse en una nueva forma de impacto social. Latutmaníaque llevaría consigo de la mano lamaldición de la momiapropiciará el mito de la momia como ser de ultratumba, de carácter grotesco y asociado al terror. Egipto se ha convertido en un verdaderoleitmotiv: es universal y es moderno; es un Egipto asumido como independiente en el imaginario social y cultural del mundo. Desde el escaparate de la prensa, la tutmanía llegó a los ámbitos más variados, como la literatura y los espectáculos de magia. El mundo de los niños también se vio inundado de esta nueva estética egipcia; prueba de ello son los cómics y las colecciones de cromos. Los arquitectos levantaron edificios con estética egipcia. Este faraón era tan conocido que incluso le dedicaron una canción tituladaOld King Tut(1923). Pero, sin lugar a duda, fue el cine donde se consolidó la imagen de la momia, una momia que provenía de la maldición de Tutankamón; se filmó un número muy elevado de películas con temática egipcia. Tutankamón servía para todo; su nombre era sinónimo de éxito, y de ello estuvieron muy pendientes las empresas de publicidad, las cuales empezaron a lanzar productos inspirados en el faraón Tut. Las mujeres comienzan a vestir al estilo egipcio, y el mundo de la joyería crea piezas de inspiración egipcia.

El siglo XXI es el siglo de la comunicación inmediata, del instante, de las imágenes, de los contrastes y de las conexiones. Nuestro siglo cuenta con una red de divulgación infinita, internet, que en mayor o menor medida acerca a la población a la arqueología, el arte y las culturas de la Antigüedad, creando una interacción directa e instantánea. Por ello, Egipto irradió su influencia a través de muchos transmisores, entre los cuales los más significativos para la construcción de la cultura popular fueron la música, la moda, la joyería, elmakeup, eldrag, las redes sociales (con todas sus variantes de fotografía y vídeo) y los videojuegos. Todos y cada uno de ellos aportaron la influencia necesaria para crear el concepto contemporáneo deestética egipcia, que se manifiesta en el ideario colectivo de la construcción de un Egipto fascinante y misterioso.

Parte 1

El siglo XVII: el resurgimiento del antiguo Egipto

El antiguo Egipto tuvo siempre una capacidad especial para provocar asombro y fascinación y ha sido así desde la Antigüedad: cuando ya las civilizaciones de su entorno imitaron la estética generada en el país de los faraones, se dejaron seducir por lo egipcio y difundieron sus formas. También entre griegos y romanos Egipto causó furor, hasta el punto de que en la propia Roma se levantaron obeliscos que transportaron desde el Nilo e incluso se construyeron pirámides y santuarios a Isis. En el siglo XVII, y comienzos del xviii, llegarán muchos viajeros a Egipto movidos más por la curiosidad y el interés que por motivos religiosos o comerciales, como sucedió a lo largo de la Edad Media y la época moderna. Fue entonces cuando los objetos egipcios se hicieron extremadamente estimados y formaban el punto central de numerosos gabinetes de antigüedades. Diversos viajeros fueron enviados ex profeso a Egipto con el encargo de adquirir allí manuscritos, monedas y monumentos. Así pues, desde la misma Antigüedad, el mundo de los faraones ha sido fuente de inspiración para todos los campos de creación artística que veremos a lo largo de los diversos capítulos.

Capítulo 1

Egipto antes de su redescubrimiento

EL TURISMO EN LA ANTIGÜEDAD

Hubo un primer turista en Egipto, un erudito que quería saber más sobre este lugar: con una curiosidad científica, recorrió Egipto de norte a sur, llegando hasta Asuán. Su testimonio quedó por escrito, pues su principal función como visitante era recoger la información necesaria para poder posteriormente escribir su segundo libro deHistorias;se trata del famoso historiador y geógrafo del siglo V a. C. Heródoto de Halicarnaso (484-425 a. C.). Su testimonio es verdaderamente único; en la lectura de su obra observamos cómo se entremezclan historias de hechos reales con fábulas, así como relatos escépticos y con falta de credulidad, sin olvidarnos las partes en las que el propio Heródoto nos da su opinión sobre lo que ha escuchado, muy probablemente, en las ciudadespor boca de sus habitantes; por ejemplo, si nos encontramos ante la descripción de un templo y los ritos que allí se realizaban, lo más seguro es que la información el geógrafo la obtuviera de los testimonios de los sacerdotes egipcios contemporáneos, siendo estos rituales muy alejados de los que se realizaban en la Antigüedad.A pesar de todo ello, en la medida en que aumenta nuestro conocimiento en determinadas áreas de la egiptología, nos damos cuenta de que muchos de estos datos son correctos. Gracias al historiador griego, sabemos que el primer rey de Egipto fue Menes, quien fundó la ciudad de Menfis, y tras el cual la lista real de reyes se fue extendiendo hasta los 330, 18 de los cuales procedían de Etiopía y 1 de ellos fue una mujer. Sabemos también que el sucesor de Menes fue Keops, un rey que llevó a la miseria a su pueblo. Según cuenta el historiador, durante los cincuenta años de su reinado, obligó a su pueblo a construir una gran pirámide de más de doscientos cuarenta metros de altura; para ello, utilizó cuadrillas de 100 000 hombres, que trabajaron durante veinte años en la construcción monumental; monumento construido con bloques de piedra que medían nunca menos de nueve metros de longitud, pulidos y que encajaban con exactitud.

Lo cierto es que muchas de las afirmaciones de Heródoto han hecho dudar a los académicos europeos del siglo XX, lo que los llevó a demostrar muchas de las inexactitudes que se encuentran en su relato, confirmando todas aquellas historias escépticas y más cerca de la leyenda que de la realidad histórica. Pero también estos mismos académicos tuvieron que darle toda la veracidad cuando Heródoto nos narra la descripción del proceso de momificación, tanto en adultos como en infantes; hoy día, este relato sigue siendo la fuente de información más fidedigna que conservamos sobre este proceso ritual.

Egipto fue desconocido o, mejor dicho, mal conocido durante siglos. Se tiene constancia de viajeros en la Antigüedad, como Heródoto, quien recorrió Egipto de norte a sur, para poder escribir el libro segundo de su monumental obraHistorias.

El valor del libro segundo de lasHistoriasde Heródoto, redactado en la Antigüedad, es de una importancia suprema, pues se convirtió en una guía deviajes para todos aquellos intrépidos viajeros que, desde el siglo XVII, se atrevieron a conocer esta velada civilización, pero también fue la fuente principal para otros autores clásicos como Diodoro Sículo o Estrabón y, además, fue sin lugar a duda el primer documento con el que comenzaron su andadura arqueológica los primeros egiptólogos.Pero no fueron los griegos los primeros en mostrar interés por el pasado de Egipto: durante el período saíta (664-525 a. C), en la dinastía XXVI, unos cientos años antes de la visita de Heródoto, fueron los propios egipcios quienes mostraron un gran interés por su propia antigüedad; así, se encargaron de estudiar su historia, su arte pero, sobre todo, la escultura, llegando a explorar los imperios medios y antiguos, con la idea de recuperar algunos de los monumentos que comenzaban a estar sepultados por la arena. Destacamos, desde el punto de vista egipcio, al historiador Manetón de Sebennitos (¿305-30 a. C.?), sumo sacerdote del dios Ra en el templo de Heliópolis que vivió en la primera mitad del siglo III a. C., quien por orden del faraón Ptolomeo II Filadelfo (285-246 a. C.) escribió la famosaAegyptiaca,una obra donde se recopila la historia del antiguo Egipto desde su fundación hasta la toma del país por Alejandro Magno. Es una obra compuesta por tres libros que coinciden con la época arcaica, época clásica y época de decadencia del antiguo Egipto. Esta historia de Egipto es considerada la obra más antigua y relevante que tenemos en la actualidad para conocer la historia política de los faraones antiguos; tal es su importancia que, en el siglo XIX, los académicos la utilizaron para establecer una división de la historia del antiguo Egipto en tres partes fundamentales: en monarquía menfita, de la dinastía I a la X y centrada en el tercer milenio a. C.; monarquía tebana, de la dinastía XI a la XX, en el segundo milenio a. C., y monarquía saíta, de las dinastías XXI a la XXX, ya durante el primer milenio a. C., copiando la división de Manetón.

Volviendo a los nombres de la Hélade, tenemos que hacer mención al geógrafo e historiador griego Estrabón (63 a. C.-23 d. C.), quien también viajó a Egipto, llegando hasta el Kush (Nubia), en el momento en el que el país se encontraba bajo la dominación romana. Gracias a la publicación de su obraGeografía,conocemos algunos aspectos geográficosantiguos del país; por ejemplo, sabemos que Menfis, la residencia real de los egipcios, estaba según las palabras de este autor cerca de Babilonia, estableciendo la distancia a ella desde el delta en solo tresshoemi(17,76 kilómetros).

Figura 1. Grafiti dejado por un visitante de la tumba de Ramsés VI (KV9) en el período grecorromano. En tiempos clásicos, Egipto se había convertido en un gran atractivo para los turistas, como revelan las inscripciones griegas y latinas que aún perduran en numerosos monumentos.Fuente:Polish Centre of Mediterranean Archaeology.

Cuatro siglos después, otro historiador griego escribió sobre su viaje a Egipto, Diodoro Sículo (90-30 a. C.). En su obraBibliotheca historica,concretamente narrará la geografía, la historia y la cultura de Egipto. Podemos leer su impresión sobre las pirámides de Guiza, de las que dice que, a causa de la inmensidad de sus estructuras y la habilidad mostrada en su ejecución, llenan al espectador de maravilla y asombro; señala también la realizada por Keops, la más grande de las tres, como una de las maravillas del mundo.Tras la batalla de Accio en el año 31 a. C., Egipto pasó a formar parte del Imperio romano, con Marco Antonio y Cleopatra VII muertos. El país del Nilo, hasta entonces en manos de la dinastía de los Ptolomeos, se convirtió en el granero de Roma y, bajo eldominio del primer emperador, se decretó la orden de trasladar los monumentos que se encontraban en Egipto de un sitio a otro, e incluso fuera del país, una tarea que tuvo su punto más álgido en el siglo XIX. A Roma llegaron todo tipo de obras de arte, pero especialmente relevante fue el traslado de los obeliscos, la mayoría de ellos extraídos del templo de los principales centros religiosos: Heliópolis y Tebas. Plinio el Viejo (20-79), en su enciclopedia escrita en latínHistoria naturalis(XXXVI, 14), nos narra con detalle cómo se produjo el traslado de estos monumentos hasta el corazón del Imperio: muchos de ellos eran llevados por el Nilo hasta Alejandría, donde algunos fueron reerigidos, mientras que otros cruzaron el Mediterráneo en unas barcas concebidas para tal misión. Pero esta no fue la única vez que un emperador utilizó estas barcas, fruto de una maravilla de la ingeniería naval; fue también la barca la que ayudó al emperador Calígula a trasladar estos pesados bloques. Sabemos que, en algún momento, se dio la orden de trasladar a Ostia esta barca, donde fue hundida y utilizada como base para los trabajos de construcción del nuevo puerto comercial. Al mismo tiempo que Roma caía en desgracia, muchos obeliscos y monumentos egipcios en Roma fueron derribados y se perdieron, debido al abandono que se instaló en la ciudad.Tras la caída del Imperio romano, Egipto y los egipcios suscitaban connotaciones negativas en Occidente. Recordemos que Egipto solo se había mantenido vivo en la memoria de Occidente gracias a algunas de las historias que aparecen narradas en la Biblia, donde la tierra de los faraones desempeña un papel de contraposición con el pueblo de Israel. En los textos sagrados, Israel es entendida como la verdad, la luz, el dios verdadero y el buen camino, mientras que Egipto empieza a simbolizar la oscuridad, la falsedad, el paganismo, la idolatría y el misterio. Egipto representaba todo aquello que impedía a Israel realizar el éxodo, de ahí la intensa campaña del pueblo elegido de Israel por desvincularse por completo de su pasado en Egipto. Se produjo en cierto modo una egiptofobia, cuyo máximo representante fue Moisés, el gran librador del yugo de Egipto. Desde entonces, para Occidente, Moisés es la verdad y su antagonista será Ramsés, el faraón déspota que permite realizar brujería y que rinde culto a los animales y a la idolatría.Apesar de esta imagen de Egipto como enemigo de lo occidental, viajar por las tierras del fascinante Nilo siempre estuvo en los deseos de los humanos; por ello, podemos ver de nuevo en la Biblia a Egipto como un lugar de refugio, donde tuvo que huir la sagrada familia para escapar del mandato del rey Herodes de matar a todos los primogénitos (Nuevo Testamento, Mateo 2, 23).Con la llegada del islam a la historia occidental, Egipto no dejó de ser un lugar de visita turística; fue el lugar de muchos peregrinos que, desde el lugar más remoto del Occidente conocido, como era al-Ándalus, viajaban en peregrinación a La Meca.

EGIPTO, LUGAR DE PASO A TIERRA SANTA

También se tiene constancia de viajeros en la Europa cristiana, donde Egipto no solo despertaba la curiosidad por sus misterios, sino también por sus asociaciones bíblicas con la figura de Moisés y José; las pirámides eran llamadas los «graneros de José».

A lo largo de la Edad Media, Egipto fue visitado por viajeros intrépidos, la mayor parte de ellos de paso hacia los lugares santos o La Meca, pero, desafortunadamente, todos ellos se limitaron a recorrer las pirámides de Guiza y la zona del delta; ninguno de ellos se adentró en el sur, dado que el camino de peregrinaje no lo contemplaba.Algunos de estos viajeros dejaron por escrito sus crónicas, donde Egipto aparecía como un lugar que llamaba la atención en su recorrido. Egipto sorprendía no solo por sus complejos monumentales, la mayoría de ellos en estado de ruinas, sino también por la peculiaridad de su geografía, su flora y su fauna, que cambian y deslumbran a lo largo del valle y sus desiertos. Una de estas primeras viajeras fue la monja cristiana Egeria, una viajera hispanorromana del siglo IV, que perteneció a una orden religiosa gallega. Realizó un largo viaje a Tierra Santa, el norte de Egipto y la península del Sinaí entre los años 377 y 388. Gracias a la publicación de su libro de viajesItinerarium Egeriae,sabemos que durante su viaje intentó identificar los lugares quehabía leído en la Biblia. Llegó a Egipto en torno al año 382 y visitó Alejandría, Menfis, Tebas, el mar Rojo y el Sinaí; curiosamente, identificó las pirámides de Guiza como los graneros de José:

53Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto.54Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan.55Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.56Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto.57Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre (Génesis 41, 53-57).

Otro de estos peregrinos medievales fue el fraile dominico Félix Fabri (1441-1502). En 1480, emprendió un viaje hasta Jerusalén, pasando a la vuelta por el Sinaí y atravesó Egipto en 1483. Pero su intencionalidad como turista en Egipto estaba muy lejos de visitar las pirámides; aun así, pudo contemplarlas como un curioso más; pasó por allí, concretamente, para ir a la ciudad de El Cairo, donde pudo visitar la fuente de la Virgen y la cripta de la iglesia de San Sergio. Cuando el fraile se encontraba en Alejandría, para iniciar su camino de vuelta a Europa, se percató de un monumento de gran envergadura que le llamó la atención: «una magnífica columna, toda de piedra y, sin embargo, de altura y anchura asombrosa. En sus cuatro caras tenía figuras talladas de hombres, animales y pájaros, desde la cabeza hasta la base; nadie existe que entienda su significado».Cuatro siglos después, este obelisco del que nos habla Félix Fabri tomó también rumbo al mar, dejando para siempre la ciudad de Alejandría. Este obelisco es una de las famosas Agujas de Cleopatra ordenadas esculpir por el faraón Tutmosis III en el siglo XV a. C.; podemos verlo actualmente en Central Park, en Nueva York. La otra aguja se encuentra en Londres, actualmente conservada en Westminster.

Figura 2. El obelisco Aguja de Cleopatra, aún sin embalar, en una rampa en dique seco antes de ser cargado en el barcoDessoug.Irma and Paul MilsteinDivision of United States History, Local History and Genealogy (1880).Fuente:The New York Public Library.

En la Edad Media, tenemos testimonios de viajeros musulmanes, judíos y cristianos; todos ellos utilizaron Egipto como lugar de paso a los lugares santos, describieron su experiencia en sus libros de viajes y dejaron comentarios sobre los lugares que visitaron. Por destacar algunos de ellos, tenemos en el siglo IX el relato de un cordobés, Abu Obaid; en el siglo XII, el de un judío, Benjamín de Tudela, y los de los musulmanes Abu Muhámmad al-Ádil, Al-Idrisi, Abu Hamid al-Gharnati e Ibn Yubair, ceutí, granadino y valenciano respectivamente que, en su viaje de camino a La Meca, atravesaron las tierras del Nilo. Conocemos las impresiones de Ibn Yubair porque, a la vuelta de su viaje, escribió un libro tituladoA través de Oriente,iniciando un nuevo género en la literatura árabe, lariḥla,o también conocida como «relato deviajes», modelo que servirá como ejemplo a viajeros posteriores.

Pero, si hubo un libro que verdaderamente influyó a todos los viajeros durante los siglos XVI y XVII, ese fue elbestsellerde los libros de viajes del siglo XIV de sir Juan de Mandeville. Realizó un viaje de peregrinación a Tierra Santa para expiar sus pecados por haber matado a un hombre en un duelo, recorrió Egipto y, de ahí, fue a Palestina, India, el interior de Asia y China. De su andadura por Egipto tenemos comentarios y argumentos bastante curiosos sobre la escritura jeroglífica y, de nuevo, la idea de la identificación de las pirámides como los graneros de José. Pero este sir era un impostor: en el siglo XIX se descubrió que nunca existió tal personaje y que el libro había sido escrito por un belga, Jean d’Outremeuse, quien jamás salió de su país y que publicó este libro en 1357 basándose en los escritos de otros viajeros anteriores.

Figura 3. Ibn Battuta en Egipto, donde tuvo un sueño en el que un gran pájaro lo llevaba a La Meca, India y China.Fuente:litografía, por H. L. Benett.

No podemos olvidarnos del mayor viajero de la Edad Media. Ibn Battuta recorrió el mundo conocido en el siglo XIV durante treinta años (1325-1354), visitó todos los continentes y aglutinó toda su experiencia en suriḥlao «libro de viajes», conocido comoLos viajes.Se trata de un documento excepcional: en todos los lugares que visitó recogió descripciones, impresiones de los paisajes, anécdotas e información sobre la vida cotidiana, todo contado con una escritura vivaz propia de un viajero apasionado; así lo podemos ver cuando describe su impresión sobre la ciudad de Alejandría: «Esta ciudad es una perla resplandeciente y luminosa, una doncella fulgurante con sus aderezos […]». Pero también decidió dejar por escrito su gran decepción al visitar el Faro pues, en ese momento, se encontraba totalmente en ruinas. En su viaje por Egipto, recorrió todo el Nilo aguas arriba, atravesó el Sinaí y puso rumbo a Palestina y Siria, para llegar por primera vez a La Meca.

EL RENACIMIENTO EN EL ANTIGUO EGIPTO

En la Roma del siglo XVI renacía el interés por el antiguo Egipto. Comenzaban a salir a la luz todos aquellos obeliscos que fueron llevados a la ciudad durante la época imperial; elúnico que se mantuvo erigido desde la Antigüedad fue el que se colocó en el Vaticano. Este obelisco fue colocado por el emperador Augusto en el foro de Julia, en la ciudad de Alejandría, pero, en los decenios posteriores, fue mandado traer a la capital del Imperio por Calígula en el año 37 d. C. quien, después de demoler el foro de Alejandría, supo apreciar el valor de este monumental objeto.

Figura 4. Mapa con la ruta de los viajes de Ibn Battuta.Fuente:© Encyclopædia Britannica, Inc.

Con el Renacimiento, aumentó el número de viajeros a las costas meridionales del Mediterráneo. Los testimonios publicados eran invariablemente equívocos, porque sus autores imaginaban más de lo que realmente veían. Los dibujos de la Esfinge y las pirámides son tan divertidos como inexactos. No podemos olvidar que, en este momento, en Roma se descubrían los obeliscos perdidos por la ciudad, de modo que se renacía el interés en ellos.

Tras el descubrimiento de estos obeliscos, el papa Sixto V (1521-1590) llevó a cabo la labor de levantar cuatro de ellos antes de su muerte y, tras ella, se siguieron realizando los planes para levantar otros tres; estos últimos son los que actualmente podemos visitar en la plaza Navona, en Trinità dei Monti y en el Quirinal. Se trató de una empresa compleja: el primer levantamiento se realizó con el obelisco del circo vaticano que sería colocado en la plaza de San Pedro; para esta labor, el papa contrató al ingeniero Domenico Fontana. El ingeniero diseñó una armadura de madera para el obelisco, que permitió levantarlo y trasladarlo; antes de erigirlo, se le colocó una cruz como corona y el 26 de septiembre de 1586 el monumento presidia la plaza. La tarea de levantar todos los obeliscos egipcios finalizó en 1887, siempre bajo la supervisión papal, con la colocación del obelisco de Dogali, cerca de la actual estación de Termini.

Consulte la obraOedipus Aegyptiacus(1652-1654), de Atanasio Kircher.

En el Renacimiento occidental, no solo hubo un gran interés por el mundo grecorromano; también hubo un gran interés por todo lo egipcio. Los viajeros que llegaban a Roma podían contemplar los obeliscos, y muchos de ellos seguían realizando el camino de peregrinaje hacia los lugares santos; todo ello fomentado por el estímulo que supuso, en el mundo académico, el descubrimiento de unos supuestos textos egipcios enla isla de Andros (isla del mar Egeo) en 1419, y que llegaron a Florencia de la mano del viajero y geógrafo italiano Cristoforo Buondelmonti. Se trataba de la obraHieroglyphica,un tratado sobre los jeroglíficos egipcios escrita por Horapolo, uno de los últimos sacerdotes del paganismo egipcio que vivió durante el siglo V a. C. El texto fue tan popular para los estudiosos humanistas que se realizó una impresión de este, traducido al latín en 1505 y, desde entonces hasta el siglo XVIII, se convirtió en un texto de referencia sin dudar de su veracidad. De este modo, todos los humanistas y posteriores seudocientíficos, como Atanasio Kircher (1602-1680), mantuvieron esa idea heredada de este tratado de jeroglíficos: de que estos eran una escritura simbólica e ideográfica y que deberían tratarse como elementos mágicos. Kircher, firme en su idea, intentó descifrar y traducir los obeliscos que se encontraban en Roma, pero tanto él como otros intelectuales fracasaron en su tarea, al considerar a los jeroglíficos signos puramente simbólicos. Aun así, este sacerdote jesuita alemán, con la publicación de su obraOedipus Aegyptiacus(1652-1654), contribuyó a fomentar el interés en el mundo intelectual por el antiguo Egipto.

Figura 5. Posicionamiento y descripción general de las máquinas que erigirán el obelisco del Vaticano. En 1586, Domenico Fontana erigió un obelisco en la plaza de San Pedro en Roma. Se necesitó un esfuerzo concertado de 900 hombres y 75 caballos, así como innumerables poleas para erigir este monumento.Fuente:Wikimedia Commons.

Figura 6. Libro del arquitecto renacentista Domenico Fontana, en el cual se ilustra cómo fue erigida la Aguja de Cleopatra de Roma en el siglo XVI.Fuente:Wikimedia Commons.

La búsqueda de este conocimiento del antiguo Egipto por parte de los intelectuales europeos renacentistas, a partir de este momento, se centró en la investigación de todo aquello relacionado con Egipto, ya fueran papiros, manuscritos u obeliscos. Similar es el caso delCorpus hermeticum(una colección de 24 textos sagrados escritos en lengua griega), que fue llevado a Italia por un agente de Cosme de Médici en 1460 y traducido al latín en 1463 por Marsilio Ficino. Estos sabios renacentistas consideraron estas dos obras (HieroglyphicayCorpus hermeticum) fundamentales del hermetismo. De este modo, completaron la historia del antiguo Egipto que nos había llegado incompleta de mano de los autores griegos y latinos en la Antigüedad. Se creó entonces una tendencia egiptofílica, que contrastará de manera evidente con la imagen de egiptofóbica que se había transmitido a través de los textos bíblicos.

Figura 7.(A)Grabado del retrato de Atanasio Kircher realizado por Cornelis Bloemaert (original, inv. MP 12693) en Germanisches Nationalmuseum, Núremberg.(B)Retratos de momias representados por Atanasio Kircher.Fuente:<https://doi.org/10.1371/journal.pone.0240900.g003>.

Capítulo 2

Las fábulas de los viajeros

Los viajeros seguían llegando a Egipto movidos por esa idea renacentista de hacer renacer esta civilización tan endemoniada por el mundo medieval. Tenemos numerosos ejemplos de estos viajeros, pero resaltaremos el caso de aquellos más influyentes. En el siglo XVI tenemos a la figura de un español, fray Diego de Mérida, un monje jerónimo que realizó un viaje por Oriente entre 1507 y 1512, donde visitó Palestina, Egipto y Chipre. Conocemos su testimonio dado que hemos conservado sus manuscritos originales, donde vemos que realiza una escritura espontánea en la que plasma todo aquello que percibe de los lugares que visita. De su paso por Egipto son de gran importancia la descripción e impresiones sobre el complejo de las pirámides de Guiza; las describe como «septem mirabilibus mundi de quibus narrat philosophus [las siete maravillas del mundo de las que habla el filósofo]». Hace una descripción detallada y da las medidas de una de ellas.Indica que unos catorce años antes el sultán al-Ghawri envió a «grandes maestros» a descubrir la entrada de las pirámides y que en una se halló un gran tesoro. En la pirámide de Keops entraron varios frailes y mamelucos de la compañía del de Mérida y, sirviéndose de velas, llegaron hasta la cámara funeraria, que estaba vacía. Estuvieron también en la necrópolis de Menfis, y lo más probable es que el resto de las pirámides, las demás de Guiza, Saqqara, Abusir y Dahshur, fueran visitadas desde lejos.

En el siglo XVII, los viajeros llegaron a Egipto más movidos por la curiosidad y el interés cultural que por motivos religiosos o comerciales. Uno de estos grandes exploradores fue Pietro Della Valle (1586-1652), un italiano coleccionista de libros y que pasó más de doce años, desde 1614 hasta 1626, viajando por Oriente, aunque su primera idea fue realizar un viaje a Tierra Santa; conocemos su experiencia gracias a la publicación de sus escritos, en los que relata sus viajes desde Turquía a Egipto, el Levante, Persia y la costa occidental de India, y de las cartas que enviaba a su compatriota Mario Schipano desde estos lugares. Viajó acompañado de un dibujante que lo ayudó a poner imagen a sus detalladas y vivas descripciones, aunque es interesante ver cómo, en muchas ocasiones, se mostraba escéptico ante los datos que conseguía en los lugares que visitaba. Así, dice: «Intenté averiguar más acerca de esto, pero no encontré a nadie que pudiera darme información completamente fiable». Llegó a Alejandría en septiembre de 1915 y quedó maravillado por todo lo que allí visitó; según sus palabras, parecía que había descubierto las pirámides de Guiza y todos los monumentos cercanos. Enamorado de Egipto, se interesó por las momias, tanto que decidió dedicar largo tiempo a la búsqueda de estas y demás objetos para traerlas consigo comosouvenirs.Esta tarea no fue fácil pues, para entonces, los saqueadores se encargaban de desvalijar las momias y despojarlas de todas las joyas para venderlas por separado. Se interesó por ver el proceso completo de la extracción de una momia, y los relatos sobre ello son verdaderamente fascinantes; consiguió descubrir dos momias en Dahshur, que se conservaron en el museo de Dresde (Italia), hasta que fueron destruidas en la Segunda Guerra Mundial.

Figura 8. Grabado del examen de momias en Dahshur, dentro de la obra de Pietro Della ValleViaggi di Pietro Della Valle il pellegrino, descritti da lui medesimo in lettere familiari all’erudito suo amico Mario Schipano, divisi in tre parti cioè: la Turchia, la Persia e l’India,ed. por Edward Gray, Hakluyt Society, vols. LXXXIV y LXXXV, 1892.Fuente:Biblioteca Virtual de Defensa. Portal Patrimonio Cultural de Defensa© Ministerio de Defensa de España.

En el siglo XVII, los objetos egipcios se hicieron extremadamente estimados y formaban el punto central de numerosos gabinetes de antigüedades. Diversos viajeros fueron enviados ex profeso a Egipto con el encargo de adquirir allí manuscritos, monedas y monumentos.

Otros de estos viajeros eran clérigos; destacaremos a la persona del padre Claude Sicard (1677-1726): fue un jesuita francés enviado a El Cairo en 1713 para supervisar las misiones que allí se realizaban. Desde que llegó a las tierras del Nilo, comenzó a ejercer sus actividades como egiptólogo, siendo el primer viajero que verdaderamente realizó una tarea científica en Egipto. Hizo descripciones exactas de los sitios, monumentos e inscripciones y recorrió extensamente el país, sistematizando mapas y ubicando ciudades: fue el primer estudioso que descubrió e identificó la ciudad de Tebas, además del primer europeo que sabemos que llegó hasta Asuán, pues nadie había llegado tan lejos desde la Antigüedad, donde identificó los templos de Filé, Elefantina y Kom Ombo.Cuatro años antes de su muerte, había identificado 24 templos, 20 de las principales pirámides y más de 50 tumbas con decoración; posiblemente llegó a estas afirmaciones gracias a que el jesuita era un gran estudioso de los clásicos y, gracias al seguimiento de sus escritos, consiguió redescubrir estos monumentos olvidados por el tiempo. Recordemos que, aunque su misión principal era la de supervisar las misiones de las conversiones de los coptos, tenía órdenes específicas de Felipe I de Orleans (1640-1701) de tomar notas y dibujos de todos aquellos monumentos que encontrara de camino a los monasterios coptos. Estos primeros estudioscientíficos de Egipto han llegado hasta nosotros gracias a que la Compañía de Jesús se encargó de publicar sus obras.

Figura 9.Essay d’une carte d’Egypte faite au Cayre en 1715,famoso mapa que fue de gran utilidad durante muchos años y en el que situar no solo Menfis o Tebas, sino los otros grandes templos del antiguo Egipto, como Elefantina, Edfú, Kom Ombo o Esna. Publicado enLa Compagnie de Jésus dans le Levant,en varios de cuyos tomos aparecen sus investigaciones: en el tomo II, el año 1717.Fuente:Bibliothèque nationale de France, département Cartes et plans, GE C-5380 (RES).

Tenemos el testimonio en el siglo XVII de un español que emprendió, como casi todos los viajeros, un viaje a Tierra Santa y que, de paso, ejercerá el turismo en el territorio egipcio. Tras su viaje, publicó sus impresiones y descripciones del viaje en torno a 1654 y se convirtió en un libro de viajes que tuvo relativa fama, ya que fue reeditado en varias ocasiones. Podemos ver cómo se fascina al realizar un recorrido por el Nilo; un camino que comenzó en Alejandría, y donde pudo admirar varios monumentos, aunque la descripción de las pirámides de Guiza, de un extraño ídolo que se encuentra cerca de ellas (posiblemente, la Esfinge) y la «carne de momia» de la que habla fueron lo que más lo marcaron:

Tres leguas distante del Cayro fuimos a ver las pirámides de Egypto, que es una de las maravillas del Mundo. Pasamos el Nilo, fuimos a ver la Ciudad de Menfis, que solía ser Metrópoli de aquel Reyno en tiempo de Faraón: llegamos a las pirámides: hay tres grandísimas, y otras más pequeñas, la mayor de todas es en la que está el Sepulcro de Faraón; su altura es indecible, tiene dos mil y seiscientos pasos de circuito, y mil quinientos y cinquenta y dos pasos de circuito, y mil quinientos y cinquenta y dos pasos de alto. Diez y seis personas que fuimos a ver esta maravilla, solo las tres subimos a lo alto […]. Junto a estas pirámides está un Ídolo, hecho de una piedra de admirable grandeza: tiene el rostro hermosísimo, y todo él hecho con grandísima perfección […]. Aquí en Egypto están, y se ven muy cerca de las pirámides aquellos grandes arenales, donde se hace la carne momia, mas fuimos allá […].

El devoto peregrino y Viaje a Tierra Santa, cap. VI, pp. 76-77

Consulte la obra de Thomas GreenhillΝεκροκηδείαoEl arte del embalsamamiento.

En el siglo XVII, Egipto y su redescubrimiento estaban en auge; todos los viajeros comenzaban a introducir en su itinerario estas tierras de las pirámides. Se convirtió en una especie de diferenciación de estatus, sobre todo a la vuelta de estos viajes, cuando los fascinados viajeros ponían por escrito sus impresiones. Por ello apareció un nuevo tipo de viajero, el falso viajero o conocedor del antiguo Egipto. Este fueel caso de Thomas Greenhill (¿1669?-1740). Llamativa es la publicación en 1705 de un grabado sobre el interior de las catacumbas de Saqqara; formaba parte de su libroΝεκροκηδείαoEl arte del embalsamamiento,aunque no tuvo mucho calado en el mundo de la medicina de su tiempo, pues su intención era la de defender la importancia de los embalsamamientos para la aristocracia, y posicionar esta tarea en manos de los cirujanos y no en la de los encargados del rito fúnebre. Seconvirtió en una fuente fundamental para entender la conciencia, los rituales, las ceremonias fúnebres y el método de enterramiento egipcio, sobre todo para los curiosos y anticuarios del siglo XVIII, los cuales buscaban en esta época una nueva política médica.

Figura 10. Grabado de una momia en sus diferentes fases de vendaje, en el libro de Thomas GreenhillΝεκροκηδείαoEl arte del embalsamamiento(1705), p. 290.Fuente:Internet Archive. Digital Library.

El Egipto Medio y Alto fue explorado más a fondo por el doctor Nicolas Granger de Dijon (¿?-1733), quien descubrió el templo de Seti I en Abidos, lugar que quedó olvidado hasta que Mariette lo volviera a desenterrar en 1859. Otrosviajeros nos trasladan sus aventuras y relatos por las ruinas de Alejandría, Guiza y Menfis, donde de manera fantasiosa, y casi heroica, nos narran cómo con antorchas se introducían en las pirámides y en el interior de las tumbas ricamente decoradas. Este tipo de relatos es bastante característico de los viajeros ingleses, educados en el humanismo, conocedores de las lenguas clásicas y el árabe. De todos ellos destacaremos tres nombres: George Sandys, Laurence Aldersey y John Evesham.

Figura 11. Grabado de la entrada a la gran pirámide en el libro de George SandysA Relation of a Journey,1610, p. 130.Fuente:Internet Archive. Digital Library. La entrada por el hueco de un lateral de la gran pirámide de Keops se convirtió en una atracción turística para todos los viajeros, indistintamente de las épocas, pues vemos repetida esta misma historia desde la Antigüedad.

El primero de ellos, George Sandys (1578-1644), fue, además de un gran viajero, el traductor al inglés de lasMetamorfosisde Ovidio y de laPasión de Cristo.Como poeta y escritor, redactó todas sus experiencias en los viajes que realizó en el Mediterráneo oriental y Europa, convirtiéndose en una fuente principal de la época para conocer la etnografía y la geografía, publicada en cuatro volúmenes enA Relation of a Journey,en 1610. Por su parte, Laurence Aldersey (1546-1597/8) realizó dos grandes viajes en su vida: el primero por el Levante y el segundo por Oriente, ambos recogido en unos relatos. Sobre su estancia en Egipto es reseñable la descripción que hace del tamaño de los bloques que conforman las pirámides: «Cada uno de los cuadrados es tan largo como un hombre pueda disparar una flecha errante, y tan alto como una iglesia». El último inglés es John Evesham, quien describe su viaje por Egipto en el año 1586, y quien describe las pirámides como una de las nueve maravillas del mundo y narra cómo pudo entrar en una de ellas (sin lugar a duda, la de Keops), que tenía un hueco en la pared.

Capítulo 3

Diplomáticos enamorados de las ruinas

Los viajeros y sus relatos llegaban de Egipto a cualquier lugar del mundo occidental y Europa, poco a poco, se sentía más atraída por esta tierra enigmática. Su interés nacía de las más diversas vías: curiosidad, estudio, peregrinación, conocimiento, aventuras, comercio…; cualquier excusa era buena para pasar unas semanas o meses por las ruinas de los faraones. Pero, quitándonos este halo de misterio y fascinación, no olvidemos que, en el siglo XVII, el valle del Nilo era una tierra bastante difícil, incluso hostil para todos los europeos que llegaban allí; estaba plagada de enfermedades endémicas y eran unas tierras habitadas por una población islámica que resultaba desconocida y bárbara para los visitantes que, en ocasiones, se mostraban reticentes. Se produjo entonces una necesidad por establecer buenas relaciones entre los foráneos y los extranjeros y, con esta idea, se enviaron emisarios de todos los países de Europa para establecer contactosdiplomáticos con los sultanes mamelucos que dirigían Egipto. Uno de estos primeros emisarios que conocemos fue el milanés Pedro Mártir de Anglería, enviado por los Reyes Católicos en 1501 como embajador de la Corona y del catolicismo con la intención de evitar que se obligara a los cristianos que vivían en aquellas tierras a convertirse al islam. Conocemos su caso gracias a las cartas de este embajador-viajero, en las que se nos habla de cómo se crearían las tareas diplomáticas desde el siglo XVI en adelante. Diplomáticos, embajadores, cónsules, cualquier enviado especial a Egipto tenía una tarea más, además de la de establecer buenas relaciones con el país y acuerdos de comercio; una tarea que está directamente ligada con las antigüedades egipcias, pero que los ayudaba a ponerse en contacto con una cultura que posteriormente expoliarían las grandes potencias europeas.

Esta fue la historia de Benoît de Maillet (1656-1738), cónsul de Francia en Egipto entre 1692 y 1708. Pasó a la historia por la publicación de su libro clandestinoTelliamed,una historia sobre la Tierra; esta obra fue tomada como uno de los referentes en los que apoyarse naturalistas como Lamarck y Darwin y, por lo tanto, su teoría acabó con el mito del diluvio en Egipto. Como embajador en tierras nilóticas, desempeñaba una gran variedad de tareas; principalmente, se encargaba de las negociaciones con las milicias de El Cairo y con el bajá (el representante del poder otomano), entre las que se encontraba la búsqueda y adquisición de objetos arqueológicos de las excavaciones y de los propios museos: cerámicas, esculturas, medallas o joyas. Y consiguió llevar a Francia momias, uno de los objetos (cadáveres humanos) más deseados por los coleccionistas. Durante su estancia en Egipto, se empeñó en la escritura de un libro que posteriormente publicaría con el nombre deDescription de l’Égypte (1735). Se trata de un verdadero libro de historia: por su condición de embajador, hablaba árabe; se preocupó por recabar información entrevistando a los habitantes, y visitó unas cuarenta veces las pirámides, lo que le permitió realizar una descripción detallada de su interior. El síndrome del impostor lo llevó a no verse como un hombre de letras y le encargó la redacción del libro al abad Le Mascrier.

Figura 12. Grabado de la obra de Benoît de MailletDescription de l’Égypte, p. 144 (1735).Fuente:BnF Gallica.

Pero todos los enviados partían con las mismas condiciones. Esta es la historia de Paul Lucas (1664-1737) que, después de una larga carrera como comerciante, viajero-explorador, cartógrafo y naturalista, llegó a convertirse en el anticuario y arqueólogo francés al servicio del rey Luis XIV. Con el tiempo, y debido a su experiencia en Oriente, se convirtió en un coleccionista de antigüedades. En 1696, tras su primer viaje a Egipto, regresó a Francia con una gran colección de medallas y otras antigüedades que habían sido compradas para el Real Gabinete, lo que lo convirtió en uno de los personajes más alabados de la corte. Tras esta empresa, se ganó la confianza del rey para emprender otros tres viajes con la misma intención: obtener antigüedades y manuscritos para la colección real. Desde entonces, y hasta 1703, realizó una gira por Grecia, el levante, Turquía y Egipto. Se convirtió en el primer europeo en dar información verificada sobre el Alto Egipto, visitó Tebas (aunque no la identificó) y tomó el Nilohasta las cataratas; tuvo la oportunidad de explorar las galerías subterráneas de Saqqara que, según nos cuenta el enviado real, contenían momias de ibis sagrados. Como todo viajero, tras estos viajes dejó plasmadas todas sus experiencias y vivencias en unas publicaciones que había completado gracias a las notas y dibujos que había realizado durante estas. Publicó tres obras:Voyage du Sieur Paul Lucas au Levante. On y trouvera entr’autre une description de la haute Egypte, suivant le cours du Nil, depuis le Caire jusques aux Cataractes, avec une carte exacte de ce fleuve, que personne n’avoit donnée(1704, 2 vols.),Voyage de Sieur Paul Lucas, fait par ordre du Roy dans la Grece, l’Asie Mineure, la Macédoine et l’Afrique(1712, 2 vols.) yVoyage du sieur Paul Lucas, fait en 1714 […] dans laTurquie, l’Asie, la Syrie, la Palestine, la Haute et la Basse-Égypte, etc., Rouen(1719, 3 vols.). Fue un enviado real incansable y, entre 1714 y 1717, visitó de nuevo Estambul, Siria, Palestina y Egipto.

Figura 13. Vista y plano del antiguo laberinto egipcio mencionado por Heródoto, cerca de la antigua Cocodrilópolis (hoy Fayún), 1720, enVoyage du sieur Paul Lucas, fait en 1714 […] dans la Turquie, l’Asie, la Syrie, la Palestine, la Haute et la Basse-Égypte, etc., Rouen,vol. II.Fuente:Wikimedia Commons.

Además de los diplomáticos que terminan enamorándose de las ruinas de Egipto, tenemos otro tipo de enviados, viajeros encomendados a una misión por parte de los altos cargos occidentales. Este fue el caso de Johann Michael Vansleb (1635-1679), un erudito, orientalista y viajero alemán enviado por Ernesto I de Sajonia-Gotha-Altenburgo (1601-1675) para conseguir manuscritos religiosos a Etiopía, pero nunca pasó de Egipto. Años más tarde, fue enviado por parte de Jean-Baptiste Colbert de nuevo a Egipto en 1672, con la misión de comprar manuscritos raros y monedas para la biblioteca del rey Luis XIV. Recorrió Egipto durante 12 meses, y su viaje supuso una de las primeras descripciones y relatos del antiguo Egipto; en su viaje, vemos cómo se quedó maravillado por lugares tan emblemáticos como las pirámides de Guiza, la Esfinge, las pirámides de Hawara y varios monumentos coptos, destacando el Monasterio Blanco, aunque es cierto que también se encargó de documentar geográfica y culturalmente los lugares que encontró, en especial todo aquello relacionado con la comunidad copta. Su obraThe Present State of Egypt: Or, A New Relation of a Late Voyage into the Kingdom, Performed in the Years 1672 and 1673,publicada en Londres en 1678, no tuvo una gran acogida por los demás eruditos; decían de ella que era errática: que, del mismo modo en que se ofrecían descripciones detalladas de los monumentos, en otras ocasiones se daban por válidas explicaciones «oscuras» sobre temas costumbristas.

Capítulo 4

Coleccionistas en busca de misterios escondidos

En el siglo XVII, los objetos egipcios se hicieron extremadamente estimados y formaban el punto central de numerosos gabinetes de antigüedades. Diversos viajeros fueron enviados ex profeso a Egipto con el encargo de adquirir allí manuscritos, monedas y monumentos pero, sobre todo, momias. Si algo es Egipto en este momento para el ideario colectivo, es su misterio; a pesar de todo, para los viajeros que han llegado hasta allí, la tierra de los faraones sigue siendo un lugar de tesoros escondidos, un lugar que los eruditos no conocen: se convierte en un lugar que explorar académicamente. Una de las obsesiones fue conocer cómo se construyeron las pirámides; una incógnita que no se ha resuelto hasta nuestros días, con las últimas excavaciones e investigaciones realizadas por la Ancient Egypt Research Associates (AERA).

Consulte la obra de John GreavesPyramidographia,o una descripción de las pirámides en Egipto.

El primer tratado científico sobre las pirámides fue obra de John Greaves,Pyramidographia, o una descripción de las pirámides en Egipto(1646). Hasta este momento, la información que