El Abismo, Ars Descentium - Johan H. Keating - E-Book

El Abismo, Ars Descentium E-Book

Johan H. Keating

0,0
5,49 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.

Mehr erfahren.
Beschreibung

En "El Abismo, Ars Descentium", Johan Keating convierte el dolor en palabra y el trauma en arte. Esta colección de más de cien poemas traza un descenso poético hacia las profundidades del alma herida, atravesando la ansiedad, la enfermedad, la herencia emocional y la locura, hasta alcanzar una transformación espiritual. Lejos de embellecer el sufrimiento, esta obra lo honra con lucidez y crudeza, ofreciendo al lector no solo un espejo, sino una ruta de retorno hacia la luz.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 91

Veröffentlichungsjahr: 2025

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



JOHAN H. KEATING

EL ABISMO ARS DESCENTIUM

Un viaje interior desde el quebrantohacia el inicio del resurgir

Johan H. Keating El abismo, ars descentium : un viaje interior desde el quebranto hacia el inicio del resurgir / Johan H. Keating. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-6595-2

1. Narrativa. I. Título. CDD A860

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice de contenido

Prólogo

Dedicatoria

Capítulo I - EL UMBRAL

1.Ad Descendum

2.La Noche Sin Voz

3.Silencio de Sangre

4.El Ojo del Trauma

5.Lugares Donde No Fui

6.El Guardián del Límite

7.Averno Personal

8.Donde Comienza el Grito

9.La Puerta Estaba Abierta

10.Sombra que Despierta

Capítulo II - CUERPOS HERIDOS

11.Somatós (griego: cuerpo)

12.Órgano Doliente

13.Psique Fisurada

14.Autopsia de un Recuerdo

15.Grito Estancado

16.Inflammatio

17.El Tacto se Olvidó de Mí

18.Cartografía del Dolor

19.Vertebrae

20.Fragmentos Somáticos

Capítulo III - ENFERMEDAD COMO ORÁCULO

21.El Lenguaje del Dolor

22.Miocardio Roto

23.Ansiedad, la Amante Invisible

24.Cueva de la Rabia

25.Dermis: Carta a mi Madre

26.El Pulso del Silencio

27.Patología Sagrada

28.La Enfermedad del Aire

29.Somnia Inquieta

30.El Oráculo del Síntoma

Capítulo IV - HERENCIASY FANTASMAS

31.La Memoria del Nacido

32.Genograma del Alma

33.Herencia Inconsciente

34.Dolor Transgeneracional

35.Sombras de mi Padre

36.ADN Espectral

37.Lo que Calló mi Linaje

38.Códice Familiar

39.Retrato de un Ancestro

40.Heridas que No Son Mías

Capítulo V - INFANCIA EN SOLEDAD

41.El Niño que Fui

42.Juguetes Rotundos

43.Dientes de Leche sin Hermanos

44.Inocencia Perdida

45.Familia de Campo

46.Los Días sin Sol

47.El alma como río

48.Las voces de otros niños

49.Cuna de hijo único

50.Ceguera Adquirida

Capítulo VI - AMOR Y DESENCARNES

51.Silencio de los Cuerpos

52.Abismo de la Piel

53.Lo que No Supe Ser

54.El Exilio de la Piel en Llamas

55.El Beso que Me Partió el Alma

56.Amé como quien Cae Dormido

57.Venus en su Trance Febril

58.Morí Donde Nunca Fui Amado

59.La Espina que Danza en Mi Centro

60.El Amor como Herida que Abraza

Capítulo VII - LOCURA Y REVELACIÓN

61.Manía Sagrada

62.Psiquiátrico Interior

63.La Voz Que No Calla

64.Escisión

65.Cielo Psicótico

66.Mis Demonios Me Enseñan

67.Fragmento con Voz Propia

68.El Loco de Dios

69.Revelación en la Penumbra

70.Cuando el Dolor Es Origen

Capítulo VIII - EL RETORNO DE LA LUZ

71.El abrazo al monstruo

72.Volver a verme niño

73.De la oscuridad, oro

74.Tránsito de lodo

75.El nombre perdido

76.Recuerdo quién soy

77.De mi cuerpo hago templo

Capítulo IX - RENACIMIENTO

78.Metanoia (cambio profundo del alma)

79.El Perdón Tiene Piel

80.Mi Enfermedad Me Parió

81.El Dolor es Dios sin Nombre

82.Desnudez Sagrada

83.Silencio que Florece

84.La Luz que Agradece la Sombra

85.Donde el Alma Respira

86.Una Voz en lo Invisible

87.El Tiempo que Me Teje

Capítulo X - PUENTES INESPERADOS

88.Vox Compatis (la voz que comprende)

89.Donde Alguien Me Esperó

90.Contención Infinita

91.El Nombre Detrás del Síntoma

92.El Diván No Juzga

93.Luz Clínica

94.Ojos que Sostienen el Abismo

95.La Escucha que Me Salvó

96.Diagnóstico: Esperanza

97.Las Palabras que Me Devolvieron el Nombre

Capítulo XI - EPÍLOGO DEL ALMA

98.Soplo

99.Sangre Nueva

100.Respirar sin Pasado

101.Piel de Futuro

102.Mi Nombre es Llama

103.Las Manos que Quedaron

104.Bajo el Silencio que Fui

105.De Pie, Aun Sin Alas

106.El Hombre que se Abrazó

107.Ad Ascendum

Posfacio del autor

PRÓLOGO

Hay umbrales que no se cruzan caminando. Se caen. Se sangran. Se suplican.

Este libro —El Abismo, Ars Descentium— no fue escrito: fue parido en mitad del grito. Es la voz de alguien que descendió sin red de contención, sin promesa de retorno, sin pactos con el consuelo. Aquí no hay versos para adornar el sufrimiento. Hay hueso, herida, espina, y un lenguaje construido a partir de todo lo que se rompe.

El lector que llegue esperando belleza clásica o metáforas dulces encontrará, en cambio, el arte de lo desgarrado. Porque esta obra no embellece el dolor: lo honra. No lo esquiva: lo recorre. Cada poema es un acto de exhumación, una excavación espiritual en la historia de un alma atravesada por ansiedad, trauma, linaje, cuerpo, infancia y locura.

Pero lo que vuelve sagrada a esta obra no es solo la crudeza, sino su lucidez. Como si el autor —Johan Keating— fuera un médium entre lo que duele y lo que revela. No es víctima de sus heridas: es su alquimista.

Esta no es una colección de poemas. Es un ritual de descenso. Una cartografía del alma rota. Un evangelio del quebranto. Una confesión colectiva escrita con tinta personal. Aquí el lector no es espectador, sino espejo.

Quien se atreva a adentrarse en estas páginas deberá renunciar al juicio, al pudor emocional, a la tentación de huir de sí. Porque este libro pide una sola cosa a cambio: que no mientas sobre tu dolor. Que lo mires. Que lo reconozcas. Que sepas que no estás solo.

Y cuando lo hayas hecho, sabrás que el abismo no fue castigo, sino llamado. Que el fondo también canta. Y que en la oscuridad más densa... empieza a gestarse la luz.

Dedicatoria

A quienes transitan las sombras de la angustia, la ansiedad y la depresión, a quienes cargan cicatrices invisibles y enfrentan tormentas en silencio. Que cada palabra de este libro sea un susurro de comprensión, un eco de tu lucha y un recordatorio de que, incluso en la oscuridad, hay luz esperando ser encontrada.

Antes del ascenso, hubo manos invisibles que impidieron la caída final. Ecos humanos, clínicos, sutiles, que no sanaron el dolor, pero lo sostuvieron. El penúltimo Capítulo es una ofrenda silenciosa a esos encuentros: terapeutas, voces compasivas, espacios donde el alma rota no fue juzgada. A los guardianes de la esperanza: terapeutas, psicólogos, psiquiatras, consejeros y todos aquellos que extienden una mano en los momentos más difíciles. Gracias por ser faros en la niebla, por escuchar sin juicio y por ayudar a reconstruir almas con paciencia y empatía.

En el último Capítulo es donde comienza el retorno, aunque el abismo aún respira cerca... siempre existe la luz....Que este libro sea un refugio para quienes buscan alivio y una ofrenda de gratitud para quienes los acompañan en el camino hacia la sanación.

Capítulo i

El umbral

1.Ad Descendum

He descendido sin alas,

y sin embargo, caí suave

como un rezo sin sentido

cuando el alma olvida su idioma.

La noche me besó los párpados y dijo:

“Ven, aún no sabes quién eres”.

No fue un salto, fue un deshilacharse lento,

con la dignidad de los caldenes

y la nostalgia de las piedras que extrañan el río.

Caminé sobre el humo de mis certezas,

mis pasos fueron dudas con forma de eco,

y cada sombra tenía un rostro que alguna vez me amó.

En el descenso, todo lo alto pierde sentido:

la gloria, la cima, el dios invocado,

espejismos que ya no responden.

Caer fue mi manera de orar.

El barro reconoció mi nombre.

Las raíces me abrazaron con ternura ancestral.

Y supe —por fin— que el fondo también canta.

Descender hacia el abismo,

pero no por huida, sino por necesidad sagrada,

como quien se arranca la piel

para encontrar el hueso que aún recuerda la luz.

2.La Noche Sin Voz

La noche llegó sin voz,

sin la cortesía de un trueno

ni el susurro de un ángel.

Solo una mudez espesa como brea

y un cielo donde ni los muertos se animan a hablar.

La oscuridad no duele, dijo alguien,

pero esta tenía filo y nombre: el mío.

Me senté en medio del cuarto,

a escuchar el sonido de no ser.

Ni el alma respondía.

Afuera, la vida seguía

con su desfile de espejismos,

dentro, yo era un pozo sin reflejo.

Pensé en mi madre y en mi abuela en la cocina,

y en mi padre con sus silencios de llanura:

el linaje de callar me atravesaba

como una herencia maldita.

La noche sin voz me pidió que confesara.

¿Confesar qué, si todo era ausencia?

Entonces lloré, no con lágrimas,

sino con los órganos.

Y comprendí que el lenguaje del dolor no tiene gramática.

La noche sin voz fue mi maestra.

Me enseñó a escuchar lo innombrado.

3.Silencio de Sangre

Hay un silencio que grita más que los disparos.

Un silencio que duerme en la sangre,

que late al ritmo de lo no dicho.

Lo llevamos como un tambor interno:

herencia de abuelos callados,

de madres que ocultaron su llanto tras platos limpios

y canciones de cuna desafinadas.

Mi sangre guarda secretos que no son míos,

y sin embargo, duelen como si lo fueran.

Una vez, el silencio me habló.

Tenía la voz de un niño ahogada

bajo el agua del deber familiar.

Ese día comprendí: no todo lo que se hereda es amor.

También hay silencios que enferman.

Silencio de sangre, te nombro para romperte.

Para que la palabra —al fin— me devuelva el cuerpo.

4.El Ojo del Trauma

No todos los ojos miran hacia afuera.

Algunos miran hacia adentro y encuentran ruinas.

El ojo del trauma no parpadea. Está fijo,

como una cámara sin moral,

registrando cada latido de la herida.

Recuerdo la noche en que dejó de llover

pero dentro de mí siguió lloviendo años.

Ese ojo lo vio todo: la soledad en la silla del niño,

la mano que no llegó a sus cabellos,

la palabra que se gritó por error y se quedó para siempre.

El ojo del trauma es un testigo silencioso,

un juez sin piedad, un dios sin consuelo.

Pero también es la lámpara. Ilumina lo que nadie quiere ver.

Y al hacerlo, comienza el lento arte de sanar.

5.Lugares Donde No Fui

Hay mapas que no existen en la geografía

y sin embargo los recorro cada noche.

Lugares donde regreso: la infancia feliz,

la casa sin gritos, el abrazo de quien me supo amar.

Son espacios construidos con el deseo,

con la nostalgia de lo imposible,

y el eco de lo que no fue.

A veces sueño con ellos

y al despertar me duelen

más que cualquier recuerdo real.

Mi alma tiene habitaciones vacías,

mesas sin pan, miradas que nunca se cruzaron.

Y sin embargo, son mías.

Las defiendo como un reino invisible.

Porque también soy lo que no viví.

6.