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A veces los grandes momentos llegan de un modo inesperado, eso lo sabe Alejandro, un niño que nunca imaginó que a través de los juegos y las fabulosas historias inventadas por su abuelo, pasaría uno de los mejores cumpleaños de su vida. El abuelo ya no duerme en el armario es un homenaje a la sabiduría e incondicional amistad que se establece entre un abuelo y su nieto.
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Seitenzahl: 24
Veröffentlichungsjahr: 2019
ilustrado porSILVANA ÁVILA
Primera edición, 2009 Quinta reimpresión, 2016 Primera edición electrónica, 2016
© 2009, Silvia Molina, texto © 2009, Silvana Ávila, ilustraciones
D. R. © 2009, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México
Editoras: Eliana Pasarán y Mariana Mendía Diseño gráfico: Fabiano Durand Diseño de la colección: León Muñoz Santini
Comentarios y sugerencias:[email protected] Tel. (55)5449-1871
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ISBN 978-607-16-3951-6 (ePub)ISBN 978-607-16-0126-1 (impreso)
Hecho en México - Made in Mexico
Los chocolates son un problema en casa
El abuelo duerme en el armario
La primera historia del marinero
Lulú y la paloma
Los deseos
La segunda historia del marinero
Una película de miedo
La despedida del abuelo
Mi mamá iba a hacerme un pastel de cumpleaños hoy por la mañana, pero no encontró la tablilla de chocolate con la que lo prepara y definitivamente no la va a encontrar; de eso estoy tan seguro como de que me llamo Alejandro y acabo de cumplir ocho años.
Sospecha de mí y, para qué más que la verdad, tiene razón: ando metido en un lío.
—Pues no hornearé el pastel —se enojó.
—Es mejor —aseguré—, el pastel es cosa de niñas y ni el abuelo ni yo podemos comerlo.
—¿Que qué? —preguntó.
—Que no puedo comer pastel y permitir que el abuelo me vea. No es justo.
—¿De veras, Alejandro, no viste la tablilla sobre la mesa? —insistió.
El chocolate no desapareció hoy por la mañana, sino anoche. Hoy por la mañana se dio cuenta mi mamá, que es distinto.
Anoche vi al abuelo comiéndoselo en el armario, pero no quise acusarlo porque él no me acusó a mí cuando me vio jugando con las herramientas de mi papá, aunque lo tengo prohibido. Al contrario, se sentó conmigo, se puso los lentes y me explicó cómo usar el martillo, el cincel, las pinzas, la lima, la llave de tuercas, el perico, el desarmador… Por eso, y porque es mi regalo de cumpleaños, no puedo echarlo de cabeza.
Mi mejor regalo de cumpleaños ha sido el abuelo. Poncho me regaló una camiseta de la selección nacional de futbol, Toño un pez dorado y Lulú me hizo un dibujo. Dice que allí aparece el abuelo, pero no lo encuentro en ninguno de sus garabatos.
Nunca pensé que el abuelo podía ser así… tan… diferente, tan… Aunque cuente cuentos que no entiendo, estoy seguro de que un día los entenderé.