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La obra que se aborda tiene como objetivo primordial tratar la distribución del agua, tanto en el universo como en la Tierra. Es dar un paseo al realizar un recorrido de la mano los autores por cada uno de los vericuetos. En ella se presentan: estructura, propiedades físicas y químicas, combinaciones y reacciones de los más variados tipos, todo con rigor científico y de aceptable alcance para los lectores. Se enumera de forma minuciosa dónde es posible encontrar agua en cualquiera de sus estados físicos. Se expone sobre las fuentes de agua, su potabilización, su relación medioambiental, escasez y su uso racional.
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Seitenzahl: 304
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Primera edición impresa, 2019
Primera edición digital, 2020
Edición base: Marianela Ramón Corria
Edición para e-book: Sergio M. Bello Canto
Corrección: Miriam Raya Hernández
Diseño de cubierta: Seidel González Vázquez
Diseño interior: Maykel Martínez Pupo
Realización: Elvira M. Corzo Alonso
Conversión para e-book: Madeline Martí del Sol
© Orlando E. Raola González, 2019
Francisco H. Pérez Sanfiel, 2019
© Sobre la presente edición:
Editorial Científico-Técnica, 2020
ISBN 9789590511998
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.
INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO
Editorial Científico-Técnica
Calle 14 no. 4104, e/ 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba
www.nuevomilenio.cult.cu
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Génesis I, versículo 2.
Y cuando la tierra estaba desordenada y vacía ya las aguas cubrían su faz. Como bien nos recuerdan los autores en su obra ¡El agua?, la que existe en la tierra en todas sus manifestaciones, ha sido la misma desde que hizo su aparición unos 2500 millones de años atrás, cuando el planeta Tierra tenía más o menos la mitad de su edad actual. Indudablemente, el agua ha sido un testigo, no siempre mudo, de todo lo que vino después, incluyendo la humanidad.
Ahora bien, quiero desde el inicio plantear mi coincidencia de parecer con los autores por iniciar el título de esta obra con un signo de admiración, ¡El agua? Lo primero que provoca en mí el agua no es una interrogante, sino una admiración; en primer lugar, desde un punto de vista estético y seguidamente, desde mi visión de químico. Solo después vendrán las interrogantes del porqué de su tan maravilloso y versátil comportamiento. Me declaro un incondicional enamorado del AGUA.
Orlando Raola, nombre que encabeza la autoría de esta obra, es un habanero de versátil formación. Graduado de licenciado en Química y Derecho de la Universidad de La Habana, obtiene su Ph.D. en la Universidad de California Santa Bárbara. Sus inicios como investigador químico los realiza trabajando bajo la dirección del profesor Francisco H. Pérez Sanfiel y posteriormente en el Centro de Investigaciones Metalúrgicas de La Habana. Ya radicado en Estados Unidos, obtiene una beca federal que le permite completar su doctorado, realizando investigaciones sobre nanopartículas, y hoy en día es profesor de Química en el Santa Rosa Junior College, California. Actualmente, reside con su esposa e hijo en el norte de California.
El coautor, Pérez Sanfiel, es químico, pero también maestro, y nunca he sabido cuál es el orden en que estas vocaciones se manifiestan en él. Para mí, ha sido el colega químico, en quien tantas veces me he apoyado ante diversas dudas en el transitar de nuestro trabajo investigativo. Y para todos los que hemos tenido la suerte de coincidir con él en nuestra vida profesional, ha sido el maestro que no ha dejado pasar el momento oportuno para mejorar la formación como químicos e investigadores de unas cuantas generaciones.
Pero no he sido convocado en esta ocasión a expresar mi admiración por los autores; es esta, su obra más reciente, el motivo de esta convocatoria. No ha habido obra salida de la laptop de sus autores (ya no procede decir de la pluma, no solo por lo gastada de la frase, sino también por la realidad tecnológica en que se vive), que no haya provocado en todos sus lectores interés y que no haya aclarado dudas sobre el tema tratado o creado disímiles interrogantes que nos llevan a proseguir la búsqueda de nuevos perfiles sobre el tema de que se trate.
“Engancharse” con ¡El agua? es dar uno de los más amplios paseos (pues, su lectura proporciona el placer de un verdadero paseo) que es posible realizar al recorrer cada uno de los vericuetos por los que nos llevan de la mano sus autores.
Y desde luego, ¿por dónde comenzar cuando se es químico? Pues por un detallado viaje que incluye estructura, propiedades físicas y químicas, combinaciones y reacciones de los más variados tipos, y todo en una siempre lograda combinación de rigor científico y animado diálogo.
La siguiente temática abordada es la distribución del agua tanto en el Universo, como en la Tierra. Y en esta última ubicación, la Tierra, los autores enumeran, de una minuciosa forma, todos los lugares donde es posible encontrar agua en cualquiera de sus estados físicos. Todo esto se combina con su relación con la vida, no en términos genéricos, sino en forma muy particular con la vida del hombre y sus hábitats, la relación con la salud humana, la calidad del agua y sus posibles tratamientos, fundamentalmente su potabilización.
Es imposible hablar del agua sin tratar la temática relacionada con el medioambiente. Así pues, otra vez los autores hacen gala de su profesionalismo, abordando los aspectos medioambientales más sensibles. La primera tarea abordada en relación con el agua y el medioambiente es su uso racional. Se incluye un listado de las opciones más prácticas para su empleo en diversas actividades, en áreas que van desde la residencial hasta llegar a la agrícola, pasando por las actividades de carácter industrial, comercial y de servicios.
El ciclo del agua no es olvidado. Se logra una explicación que, por didáctica, no deja de ser compleja; todo ello con una amena redacción. Se abordan dentro del ciclo del agua los peligros que causa la acidificación de la lluvia en las diferentes actividades productivas y sus efectos ecológicos. Haciendo gala de su sentido práctico, el texto incluye algunas medidas preventivas a tener en cuenta.
El tema que los autores han abordado para terminar su obra ha sido, sin lugar a dudas, el más crítico a nivel mundial: la escasez de agua, sus causas y consecuencias. El mensaje es de alerta roja, por su alto grado de peligrosidad para la continuidad de la vida en nuestro planeta azul. Los autores hacen un llamado de atención a la preservación del agua, tanto a las nuevas generaciones como a las ya no tan jóvenes que no hemos sido capaces de poner fin a la velocidad con que contaminamos nuestra casa Tierra y sus recursos.
La selección de los temas escogidos y su tratamiento por parte de los autores, pueden calificarse de muy buenos. A este mismo nivel se encuentran los apéndices incluidos en esta obra. Estos abordan desde aspectos relacionados con la cultura popular, la historia de los acueductos de las dos ciudades más importantes del país, La Habana y Santiago de Cuba, sin excluir un tema que nos consta que apasiona al menos a uno de los autores: el idioma español, su uso y sus términos.
No porque sea menos importante, hemos dejado para el final de este prólogo la valoración de las ilustraciones. Su selección es adecuada y su ubicación, oportuna. Es de destacar la originalidad de las fotografías de los antiguos acueductos, pocas veces vistas. Todo ello contribuye tanto a una mejor comprensión del texto como a hacer aún más amena su lectura.
Solo nos queda exhortar a los autores que nos sigan regalando obras con temas tan bien seleccionados y tratados como el presente: esa vieja, buena y sencilla amiga el agua.
Dr. Eduardo Francisco Casanova Cabeza
El agua, por su prominencia, ha desempeñado una importante función en la filosofía y en la religión a través de la historia. Tales de Mileto (c. 500 años a. C.) —concebido por muchos como el padre de la filosofía griega— consideraba el agua como el único constituyente de la materia. He aquí su punto de vista:
Es el agua, la que, al tomar diferentes formas, da lugar a la tierra, la atmósfera, el cielo, las montañas, los hombres y los dioses, bestias y pájaros, hierbas y árboles […]. En su totalidad son diferentes formas del agua. ¡Medita en el agua!
Doscientos años después, Aristóteles consideró el agua como uno de los cuatro elementos, que, junto a la tierra, el aire y el fuego eran los constituyentes de la materia. En realidad, los científicos persistieron en esta idea hasta la última mitad del siglo xviii.
En la mayoría de las religiones, el agua se considera un elemento purificador. Varias incorporan lavatorios rituales dentro de sus prácticas purificadoras, entre ellas el cristianismo, el hinduismo, el islamismo, el judaísmo y otras. Uno de los sacramentos centrales del cristianismo es el bautismo, que se realiza mediante la inmersión, aspersión o afusión de una persona en el agua. Algunos cultos emplean agua especialmente preparada para propósitos religiosos, como el agua bendita de ciertas denominaciones cristianas. En la Biblia, el agua se menciona con frecuencia, en II Pedro 3: 5-6 se lee: “Ellos desconocen voluntariamente que los cielos existieron desde tiempo antiguo, y que la tierra surgió del agua y mediante el agua y que fue establecida por la palabra de Dios, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua”.
En 1781, el químico británico Henry Cavendish sintetizó agua mediante la combustión de una mezcla de hidrógeno y aire. Sin embargo, los resultados de este experimento no fueron interpretados claramente hasta dos años más tarde, cuando el químico francés Antoine-Laurent de Lavoisier propuso que el agua no era un elemento, sino un compuesto de oxígeno e hidrógeno. En un documento científico presentado en 1804, el químico francés Joseph Louis Gay-Lussac y el naturalista alemán Alexander von Humboldt demostraron conjuntamente que el agua consistía en dos volúmenes de hidrógeno y uno de oxígeno, tal como se aprecia en la fórmula actual: H2O.
El agua (del latín aqua) —término que generalmente se refiere al estado líquido— está compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H2O). Se caracteriza por ser la sustancia más abundante en la corteza terrestre y la mayoritaria en todos los organismos vivos. Es el único compuesto químico que existe en la naturaleza en los tres estados comunes de la materia: sólido (hielo), líquido (agua) y gaseoso (vapor) (Fig. 1). El agua carece de olor, sabor, y en pequeñas cantidades, de color, pero realmente en grandes cantidades tiene color azul, causado por la absorción de luz de la zona roja del espectro.
Fig. 1. Agua en los tres estados: líquido (agua), sólido (hielo) y gaseoso (vapor, invisible).
Su versatilidad la hace un compuesto esencial por su capacidad para disolver muchas sustancias y, por tanto, un disolvente vital para todos los organismos vivos. Se cree que la vida surgió en los océanos, esto se relaciona con que los organismos vivos dependen de disoluciones acuosas como la sangre y los jugos gástricos para los procesos biológicos. El agua también es vital para la vida de las plantas, pues además de llevar los nutrientes a sus células (fósforo, nitrógeno, potasio, etc.) se combina con el dióxido de carbono que estas absorben de la atmósfera para realizar la fotosíntesis. Lo que precede nos alerta sobre la importancia del agua y los recursos hídricos —uno de los recursos naturales renovables— para la humanidad.
La importancia del agua también se percibe en las investigaciones espaciales, donde la presencia de agua sería una señal de la eventual existencia de vida, al menos en la forma que los terrestres la concebimos (Fig. 2).
Fig. 2. El Mars Global Surveyor sobre el planeta Marte.
A pesar de que más adelante se estudiarán las propiedades fundamentales del agua, tanto físicas como químicas, nos parece adecuado relacionar, de forma cualitativa, algunas que inciden notablemente en el medioambiente, las cuales se detallan en la tabla 1.
Tabla 1
Influencia del agua en el medioambiente
Propiedades
Comentarios
Importancia para el medioambiente
Estado físico
Única sustancia presente en la naturaleza en las tres fases: sólida (hielo), líquida (agua) y vapor (gas)
Transferencia de calor entre las masas de agua de la tierra y la atmósfera
Organolépticas
Inodora, incolora e insípida
Viabiliza la importancia del agua para el medioambiente
Temperatura de ebullición y congelación
Altas
Hace posible que el agua exista en fase líquida en la mayor parte de la Tierra
Densidad
El agua pura alcanza su máxima densidad a 4oC. La temperatura de congelación disminuye según crece la salinidad
Controla la circulación vertical de los océanos, contribuye a la distribución del calor y permite la existencia de las estaciones
Compresibilidad
Muy poco comprimible
La densidad cambia extremadamente poco con la presión en las profundidades
Propiedades como disolvente
Disuelve mayor número de sustancias en grandes cantidades que cualquier otra sustancia líquida
Tiene gran importancia en los procesos químicos, físicos y biológicos
Tensión
superficial
La mayor entre los líquidos comunes
Controla la formación de gotas en las nubes y en la lluvia. Es importante para la fisiología de la célula
Conducción del calor
La mayor entre todos los líquidos comunes
Importante a pequeña escala, en especial a nivel celular
Calor específico
El más alto de todos los sólidos y líquidos comunes
Al actuar como moderador del calor evita cambios extremos de la temperatura en la Tierra
Calor latente de fusión
El más alto de todos los líquidos comunes y de la mayoría de los sólidos
Tiene un efecto de regulación termostática, ya que desprende calor al congelarse y lo absorbe al fundirse
Calor latente de vaporización
El mayor de todas las sustancias comunes
Tiene tremenda importancia por ser el factor principal en la transferencia de calor entre los océanos, y entre estos y la atmósfera, además influye en el estado del tiempo y en el clima
Índicede refracción
Se incrementa con la salinidad y decrece con el aumento de temperatura
Los objetos parecen más cercanos que en el aire
Transparencia
Relativamente alta para la luz visible; alta absorción en las zonas infrarroja y visible del espectro
Importante para la fotosíntesis
Transmisión del sonido
Buena, si se compara con la de otros fluidos
Permite que el sonar y otros equipos de precisión midan la profundidad del agua con rapidez, detecta características del agua debajo de la superficie y también, animales. Los sonidos pueden escucharse a gran distancia dentro de la masa de agua