El arrepentimiento - Charles Haddon Spurgeon - E-Book

El arrepentimiento E-Book

Charles Haddon Spurgeon

0,0
4,99 €

oder
-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

La colección Salmos está basada en la gran obra de estudio y referencia El Tesoro de David. En ella encontraremos el mensaje de las Escrituras; desde los hechos de la creación narrados en Génesis, pasando por la historia de Israel y los profetas, hasta la encarnación, vida y muerte expiatoria de Jesús el Mesías; su resurrección, ascensión a los cielos y segunda venida. "Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia… porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí" (Salmo 51:1,3).

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



El arrepentimiento

SALMO DEL PENITENTE

Salmo 51

C. H. Spurgeon

Editor Eliseo Vila

COLECCIÓN SALMOS

El Tesoro de David

EDITORIAL CLIE

C/ Ferrocarril, 8

08232 VILADECAVALLS

(Barcelona) ESPAÑA

E-mail: [email protected]

Internet: http://www.clie.es

© 2017 Eliseo Vila Vila para la presente versión ampliada.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917 021 970 / 932 720 447).

© 2017 Editorial CLIE

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera

Revisada® RVR®

Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing, Inc.®

Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.

COLECCIÓN SALMOS

ELARREPENTIMIENTO

ISBN: 978-84-16845-69-9

eISBN: 978-84-17131-20-3

VIDA CRISTIANA

Crecimiento espiritual

SALMO 51

Reina Valera Revisada (RVR)

Arrepentimiento, y plegaria pidiendo purificación

Al músico principal. Salmo de David, cuando después

que se unió a Betsabé, vino a él Natán el profeta.

51Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;

Conforme a la multitud de tus piedades borra mis delitos.

2Lávame a fondo de mi maldad,

Y límpiame de mi pecado.

3Porque yo reconozco mis delitos,

Y mi pecado está siempre delante de mí.

4Contra ti, contra ti solo he pecado,

Y he hecho lo que es malo delante de tus ojos;

Así que eres justo cuando sentencias,

E irreprochable cuando juzgas.

5Mira que en maldad he sido formado,

Y en pecado me concibió mi madre.

6Pero tú amas la verdad en lo íntimo,

Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

7Purifícame con hisopo, y seré limpio;

Lávame, y quedaré más blanco que la nieve.

8Hazme oír gozo y alegría,

Y se recrearán los huesos que has abatido.

9Oculta tu rostro de mis pecados,

Y borra todas mis maldades.

10Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,

Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

11No me eches de delante de ti,

Y no retires de mí tu santo Espíritu.

12Devuélveme el gozo de tu salvación,

Y en espíritu de nobleza afiánzame.

13Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,

Y los pecadores se convertirán a ti.

14Líbrame de la sangre derramada, oh Dios,

Dios de mi salvación;

Y cantará mi lengua tu justicia.

15Señor, abre mis labios,

Y publicará mi boca tu alabanza.

16Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;

Si te ofrezco holocausto, no lo aceptas.

17Sacrificio es para Dios un espíritu quebrantado;

Al corazón contrito y humillado no lo desprecias tú, oh Dios.

18Haz bien con tu benevolencia a Sión;

Reedifica los muros de Jerusalén.

19Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,

el holocausto y ofrendas enteras;

Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

1

Título:“Al músico principal”. Ello significa que no fue escrito para ser utilizado exclusivamente en la meditación privada, sino también en el canto público o congregacional. Aunque especialmente indicado para la práctica de la piedad y penitencia personal en la intimidad,1 este Salmo incomparable, se adapta a las necesidades de una asamblea de pobres en espíritu.2

“Salmo de David”. Ciertamente, es difícil entender que algunos autores se hayan atrevido a cuestionar, e incluso a negar, la paternidad de David en este Salmo; sus objeciones son frágiles y carecen de base. El Salmo 51 es un salmo davídico desde la primera a la última letra. Resultaría más fácil imitar literariamente a Milton,3 Shakespeare4 o Tennyson5 que a David. Su estilo es único, absolutamente sui generis,6 y tan fácilmente identificable como el diseño de Rafael7 o el colorido de Rubens8.

“Cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán profeta”. Es decir, redactado y escrito una vez el mensaje divino despertó su conciencia dormida, haciéndole ver la magnitud de su pecado.9 Mientras anduvo ocupado dando rienda suelta a los impulsos y deseos de su carne, se olvidó de la salmodia; pero tan pronto su naturaleza espiritual despertó del letargo, tomó de nuevo el arpa en sus manos, dando vida una tras otra a las sentidas estrofas de este cántico extraordinario, arropándolas con sus suspiros y lágrimas. No hay excusa para el gran pecado de David; pero sí es importante tener en cuenta que su caso presenta una serie de características especiales, que sin alcanzar el grado de atenuantes, vale la pena considerar. Era un hombre de pasiones fuertes, un soldado y un monarca oriental con poder despótico; ningún otro monarca de su tiempo habría tenido el menor reparo por un acto semejante ni experimentado por ello la menor compunción; en consecuencia, no estaba bajo ningún tipo de presión social y su acción no era por tanto escandalosa. Y a pesar de ello, es remarcable que en el salmo no se plantea un solo atenuante ni argumento en defensa propia. Como tampoco nosotros mencionamos estas circunstancias peculiares con miras a excusar su pecado, detestable en el más alto grado; sino más bien a modo de advertencia a los hombres y mujeres de hoy en día, instándoles a que reflexionen ante el hecho de que ciertas licencias que se conceden, y libertades que se permiten, pueden alcanzar niveles de culpabilidad y tener, comparativamente en la sociedad actual, consecuencias mucho más grave que las aplicables en el caso concreto del rey de Israel cuando cometió su yerro. Así que, al recordar su pecado, hagamos énfasis en su penitencia, y en la larga serie de castigos que este hecho le acarreó haciendo del resto de su vida una historia triste y luctuosa.

C. H. SPURGEON

Título:“Cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán profeta”. Con esta acción, David se metió de lleno en la boca del lobo; penetró en la guarida del diablo;10 y ello le acarreó innumerables males que se fueron acumulando y sobre imponiendo uno encima de otro. La desafortunada cadena de acontecimientos provocados por la lujuria de David podemos leerla con detalle en diversos pasajes del libro Segundo de Samuel.11

JOHN TRAPP [1601-1669]

“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

Título:“Cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán profeta”. La significativa repetición del verbo hebreo בָּ֝֗אbā de בּוֹאbô’: “vino a…”, (“vino a Betsabé” y “vino a él Natán”) se pierde, lamentablemente, tanto, en la versión inglesa como en algunas otras versiones. Con respecto a la preposición אֵ֭לָיו’êlāw que nuestras versiones traducen por “cuando”, es importante remarcar que en el sentido original del hebreo, no se trata una mera partícula de tiempo, sino que transmite más bien una idea de analogía de proporción y desquite, de una represalia equivalente.12

JOSEPH ADDISON ALEXANDER [1809-1860]

“The Psalms Translated and Explained”, 1850

Estructura: Lo más simple es considerar los doce primeros versículos como las confesiones del penitente y su súplica por el perdón (51:1-12); y los siete últimos (51:13-19) como su gratitud anticipada, y la manera peculiar en la que resuelve exponerla.13

C. H. SPURGEON

Versión poética:

MISERERE MEI DEUS, SECUNDUM MAGNAM

MISERICORDIAM TUAM

Señor, ¡misericordia! a tus pies llega

el mayor pecador; mas ya contrito,

que a tu infinita paternal clemencia

pide humilde perdón de sus delitos.

Perdónale, Señor, oye piadoso

el doliente clamor de mis gemidos,

según la multitud de tus piedades

lava las manchas de mis muchos vicios.

Lávalas, mas Señor, haz que tu sangre

borre, y no deje más de mis delirios

que tu gloria de haberlos perdonado,

y mi dolor de haberlos cometido.

Conozco mi maldad, veo que es grande,

que no puedo ocultármela a mí mismo,

y sé que si tu sangre no la borra,

ha de ser para siempre mi suplicio.

Pequé, pequé, mi Dios, en tu presencia,

osado te insulté, fui tu enemigo,

mas perdón, justifica tus promesas,

y venza la piedad en tus juicios.

Sé que soy delincuente, ¿mas qué mucho?

si vengo de un origen tan indigno,

si nací de mi madre en el pecado,

y de un semen infecto y corrompido.

Mas tú que la verdad amas piadoso,

te has dignado mostrarme compasivo

de tu sabiduría los decretos,

y de la confesión el beneficio.

Allí me rociarás con el hisopo,

con la sangre preciosa de tu Hijo

me lavarás, y quedaré con ella

más blanco que la nieve y el armiño.

A mi oído también darás entonces

con tu perdón consuelo y regocijo,

y mis huesos exánimes y yertos

serán ya de tu cuerpo miembros vivos.

Aparta, pues, tu vista de mis culpas,

vuelvan tus ojos a mirar a Cristo,

y lávame, Señor, con esa sangre,

que pródigo derramas hilo a hilo,

Un puro corazón crea en mi pecho,

y tan puro que sea de ti digno;

mi espíritu renueva, y haz que sea

tan recto como injusto fue el antiguo.

No me arrojes, Señor, de tu presencia

que eres nuestra salud, guía y camino,

alúmbreme tu luz, y no me quites

de tu Espíritu Santo el dulce auxilio.

Vuélveme a la alegría de tu gracia,

vuelve a reconocerme por tu hijo,

confírmame en tu amor, y que ya siempre

te sirva fervoroso y sometido.

Tu santo nombre alabarán las gentes,

tus sendas mostraré yo a los inicuos,

y admirando tu gran misericordia,

se te han de convertir aun los impíos.

Oh Dios de mi salud, Dios de clemencia,

líbrame del mortífero atractivo

de la carne y la sangre, y tu alabanza

mi lengua entonará todos los siglos.

Tú, Señor, abrirás mi torpe labio,

este labio, que tanto te ha ofendido,

mas ya ferviente cantará tu gloria

con cánticos amantes, gratos himnos.

Porque si tú quisieras otra ofrenda,

ninguna te negará el ardor mío;

pero no quieres tú más holocausto

que un puro amor, un ánimo sumiso.

Un espíritu fiel y atribulado

para ti es el más digno sacrificio,

y nunca has despreciado los clamores

de un corazón humilde y compungido.

Señor, pues amas y deseas tanto

salvar a tu Sión, dispón benigno,

que en la inmortal Jerusalén de mi alma

se labre de tu amor el edificio.

Aceptarás entonces las ofrendas,

los holocaustos que te son debidos,

y de tu altar mi corazón pendiente,

arderá en incesante sacrificio.

DEL “SALTERIO POÉTICO ESPAÑOL”, SIGLO XVIII