El camino esencial - Neale Donald Walsch - E-Book

El camino esencial E-Book

Neale Donald Walsch

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Beschreibung

Éste podría ser el libro más importante que leas en toda tu vida. Se necesita muy poco tiempo para leer este libro tan breve, pero si lo haces, tu vida podría cambiar a mejor para siempre. Será la consecuencia de la decisión vital más extraordinaria que puedes llegar a adoptar, y eso será lo que suceda gracias a lo que encontrarás en estas páginas. La verdad es que en un nivel muy profundo de tu alma ya sabes esto. ¿Por qué crees que has llegado a este momento del presente en el que sostienes justamente este libro en tus manos? Podemos enviar al hombre a la Luna, alargar nuestras vidas con operaciones a corazón abierto e incluso con corazones artificiales, actualmente también podemos clonar mamíferos; pero no logramos encontrar una forma de portarnos bien los unos con los otros, para dejar de ser una amenaza para nuestros semejantes y evitar utilizar la fuerza con el objetivo de lograr lo que, según nuestro parecer, queremos y necesitamos. ¿De veras la humanidad sigue siendo tan primitiva, tan poco civilizada? ¿Qué es lo que se nos está escapando? ¿Qué es lo que nos impide civilizar la civilización? Estas y otras muchas preguntas urgentes y fundamentales son las que trata de responder Neale Donald Walsch en este libro.

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Neale Donald Walsch

El camino esencial

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Colección Espiritualidad

EL CAMINO ESENCIAL

Neale Donald Walsch

1.ª edición en versión digital: febrero de 2021

Título original: The Essential Path

Traducción: Juan Carlos Ruíz

Maquetación: Isabel Also

Corrección: M.ª Jesús Rodríguez

Diseño de cubierta: JajajaStudio, S. L.

Maquetación ebook: leerendigital.com

© 2019, Neale Donald Walsch. Derechos cedidos por Water-Side Productions, Inc., USA, a través de Julio F-Yáñez Ag. Lit., España

(Reservados todos los derechos)

© 2021, Ediciones Obelisco, S.L.

(Reservados los derechos para la presente edición)

Edita: Ediciones Obelisco S.L.

Collita, 23-25. Pol. Ind. Molí de la Bastida

08191 Rubí - Barcelona - España

Tel. 93 309 85 25 - Fax 93 309 85 23

E-mail: [email protected]

ISBN EPUB: 978-84-9111-700-1

Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, trasmitida o utilizada en manera alguna por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o electrográfico, sin el previo consentimiento por escrito del editor.

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Índice

 

Portada

El camino esencial

Créditos

1. La Proposición

2. Las Preguntas

3. El Efecto

4. La Situación

5. La Razón

6. Los Intentos

7. Las Creencias

8. La Negativa

9. La Suposición

10. La Historia

11. La Tradición

12. El Malentendido

13. El Instinto

14. El Reto

15. La Elección

16. La Decisión

17. La Mayoría

18. La Combinación

19. Las Curiosidades

20. El Reto

21. La Guía

22. Las Ideas

23. Los Cambios

24. La Clave

25. El Escalón

26. La Forma Diferente

27. La Experiencia

1

LA PROPOSICIÓN

Nos encontramos ante la toma de una decisión para solucionar el mayor problema de la humanidad.

Ésta es una decisión tan poderosa por sus consecuencias que solucionaría no sólo el mayor problema colectivo de nuestra especie, sino también el problema más importante al que se enfrentan todos los individuos que ahora están leyendo esto.

Pero debemos tener cuidado. Esta decisión puede no ser lo que parece; y sin duda no sigue las reglas de lo que se espera en su mayor parte o de lo que se acepta normalmente.

Eso la convierte en una decisión audaz. Tal vez la decisión más importante de tu vida. Y no creas que no lo sabías cuando empezaste a leer esto. Tú sabías exactamente lo que estabas haciendo.

Y por qué.

Nadie tiene que decirnos que la vida en nuestro planeta no es lo que habíamos esperado que fuera. Todo lo que tenemos que hacer es echar un vistazo a lo que ocurre todos los días en el mundo; y, en algunos casos, en nuestras propias vidas.

Entre nosotros hay pocos que no nos hayamos encontrado agitando nuestras cabezas con gran consternación por el último tuit, el boletín de noticias de Internet o los titulares del periódico. Y a veces –quizás demasiadas– por los retos que afrontamos en nuestro hogar.

Esto nos lleva a una pregunta apremiante: ¿es posible –sólo posible– que haya algo que no entendamos totalmente sobre nosotros mismos, sobre la vida y sobre Dios, y cuyo conocimiento cambiaría todo?

Para mí la respuesta es evidente. ¿Lo es para ti?

Si tu respuesta es sí, estás invitado a emprender ahora una explicación de todo muy rápida, pero profundamente reveladora: por qué las cosas son como son actualmente en la Tierra, cuándo surgió nuestro mayor problema, qué nos ha apartado de la solución evidente y cómo podemos librarnos del problema prácticamente de la noche a la mañana.

Comenzamos con varias preguntas apremiantes adicionales.

2

LAS PREGUNTAS

¿Qué ocurriría si las ideas más maravillosas que has llegado a tener sobre la vida fueran ciertas?

¿Qué ocurriría si las ideas más maravillosas que has llegado a tener sobre ti mismo fueran ciertas?

¿Qué ocurriría si las ideas más maravillosas que has llegado a tener sobre Dios fueran ciertas?

¿Qué sucedería si las ideas más maravillosas que has llegado a tener sobre lo que ocurre después de la muerte fueran ciertas?

¿Qué sería, por tanto, cierto para ti?

¿Crees que habría alguna diferencia entre cómo podrías entonces experimentar la vida y cómo la experimentas ahora?

Tus respuestas a estas preguntas establecen el rumbo y la dirección de tu experiencia sobre la Tierra. ¿Lo sabías?

No hay que tomar esto demasiado al pie de la letra, pero es cierto. Están determinando el camino que tomarás.

Y las respuestas colectivas de la humanidad a estas preguntas están creando actualmente el futuro de nuestra especie, al determinar el camino que todos nosotros tomaremos.

¿Será el camino que nuestra especie ha tomado durante miles de años, el que nos ha llevado hasta aquí, donde están hoy nuestras vidas y el mundo? ¿Es aquí donde queremos estar? ¿Es ésta nuestra idea más maravillosa sobre la vida? ¿Sobre nosotros mismos? ¿Sobre Dios?

Las ideas son importantes. Las ideas son las que generan las creencias, las creencias las que generan las conductas, las conductas las que generan experiencias, y las experiencias las que generan la realidad. Y si nuestras ideas más maravillosas se convierten en nuestras creencias, la vida en el planeta Tierra tendrá un aspecto muy diferente al que tiene hoy en día.

Los científicos cognitivos nos dicen que todo lo que se necesita es que una de cada diez personas adopte enérgicamente una idea, y las masas la seguirán. Entonces, ¿cuál puede ser la causa de que sólo una de cada diez personas crea que las ideas más maravillosas que hemos tenido son ciertas?

Una sola decisión.

Nos encontramos a la distancia de una decisión.

De verdad.

Pero debemos tomar ahora la decisión. No hacerlo está empezando a tener, en todos nosotros, un efecto muy real.

3

EL EFECTO

No podemos eludir esto. Aquí tenemos un gran problema. Me refiero a la Tierra. Y afecta a nuestras vidas todos los días. Individual y colectivamente.

Sin embargo, no hay motivos para que, debido a esto, caigamos en un estado de oscuridad o depresión, porque en realidad la solución se encuentra a tan sólo la distancia de una decisión. Y ni siquiera es una decisión difícil de tomar. Únicamente tenemos que elegir para tomarla.

Muchas personas ya están de acuerdo con la decisión de un modo intuitivo. Simplemente la han implementado en sus vidas como una cuestión práctica, probablemente porque esperan a ver si alguien más está de acuerdo. Pero ha finalizado el tiempo de espera.

El problema que ahora afrontamos se está generalizando. Puede verse no sólo en los gobiernos mundiales, las corporaciones multinacionales o las instituciones sociales y religiosas del mundo. Nos está afectando a todos. En los hogares de todo el planeta estamos sintiendo el efecto. Entonces, ¿qué ocurre? ¿Cuál es el problema? Vamos a exponerlo sin rodeos.

El mayor problema de la humanidad es que no sabe cuál es su mayor problema.

Podemos ver el efecto de este problema a nuestro alrededor, pero parece que no vemos su causa.

Ahora bien, tenemos un verdadero problema cuando sabemos que tenemos un problema, pero no entendemos en qué consiste éste. No sabemos cuál es la causa del efecto que observamos todos los días. Y la confusión de la humanidad acerca de esto ha durado tanto tiempo que ahora ha generado una condición. Una condición que amenaza con hacerse permanente.

Ésta es una de las formas en que se hace visible: tal vez más que nunca, recientemente, oímos a la gente decir que, si de verdad tenemos un problema en este momento, es sólo debido a «esos otros» que crean problemas. Antes no teníamos esos problemas, dicen estas personas, y queremos volver a los Buenos Tiempos Pasados.

¿Y exactamente quiénes son esos «otros» a los que se refieren dichas personas?

Son los inmigrantes no deseados, las minorías insatisfechas, las mujeres infelices, los radicales de derechas, los dementes de izquierdas, los homosexuales inaceptables, los estudiantes ignorantes, los estúpidos conservadores, los frívolos liberales, los apáticos destinatarios de ayudas gubernamentales. Son esos «otros» los que hacen que las cosas sean difíciles.

Un consejero bien conocido en Estados Unidos, Brad Todd, reflejó todo esto en un tuit que publicó a mediados de 2018: «¿Quiere la izquierda estadounidense vivir con y entre la derecha estadounidense? ¿O nos encontramos ante una ruptura cultural?».

Y el fenómeno no se limita a Estados Unidos, sino que está surgiendo en todo el mundo. El columnista periodístico Paul Krugman lo expresó de esta forma en un artículo de opinión del New York Times, escrito aproximadamente al mismo tiempo: «La verdadera crisis consiste en un aumento del odio: un odio inmotivado que no tiene relación con nada que hayan hecho las víctimas».

Simpatizo con la urgencia de las preguntas del señor Todd y estoy de acuerdo con las observaciones del señor Krugman. De repente parece como si viviéramos en un mundo de nosotros contra ellos. La población de todo el mundo se alinea en un lado o en el otro, y el terreno intermedio parece estar desapareciendo.

Puede que no todos piensen así, pero todos pueden sentir a todos los que piensan de esta forma. Por ello, nos está afectando a todos nosotros. Cada día genera titulares alarmantes, blogs de personas enfadadas, discursos con insultos, broncas infantiles en los tuits, invectivas intimidantes, diatribas acusadoras y arrebatos cargados de violencia.

Y, aunque tal vez no conozcamos la causa subyacente del problema que la sociedad humana está afrontando actualmente, el impacto acumulativo de ese problema puede resumirse en una sola palabra.

Alienación.

La vemos cada vez más. Es una de las consecuencias de una situación muy polémica y triste.

4

LA SITUACIÓN

La alienación surge inevitablemente como consecuencia de la actual frustración ciudadana. La frustración ciudadana surge, a su vez, como consecuencia de la actual disfunción social. La disfunción social aparece inevitablemente como consecuencia del actual fracaso sistémico. Y eso es exactamente lo que hemos tenido aquí. Un fracaso sistémico y actual a largo plazo.

Hemos establecido en nuestro planeta una gran variedad de sistemas creados para mejorar nuestra vida. Esos sistemas no funcionan. Hay algunas raras excepciones, pero, por lo general, la mayoría no consiguen producir los resultados que se suponía que iban a producir.

Espera. Es peor aún. Están produciendo lo contrario.

Nuestros sistemas políticos –creados para generar seguridad y confianza hacia los países del mundo y su población– por lo común han producido, con mucho, exactamente lo contrario: desacuerdos constantes, desprecio y demonización interminables de los oponentes, peligrosas guerras comerciales, amenazas militares estresantes y una violencia creciente entre personas, a cualquier nivel.

Nuestros sistemas económicos –creados para producir oportunidades y abastecimiento para todos–, por lo general, han producido exactamente lo contrario en gran medida: una gran desigualdad económica y una pobreza creciente, con un puñado de personas (en realidad, menos de diez) que cuentan con más riqueza y recursos que 3500 millones (la mitad de la población mundial) juntas.

Nuestros sistemas sociales –ideados para fomentar y facilitar el disfrute de la vida en comunidad y construir los cimientos de la armonía entre poblaciones distintas– en su mayor parte han causado exactamente lo contrario en gran medida: desacuerdo, discrepancia, prejuicios y desesperanza…, con unas oportunidades limitadas para el ascenso social y, en muchos casos, una injusticia descontrolada que genera exasperación e indignación.

(Incluso nuestros elogiados sistemas de Internet –creados como la innovación más reciente de nuestros sistemas sociales y originalmente diseñados para unirnos más mediante la «maravilla» de las redes sociales– en general han producido, en gran medida, exactamente lo contrario: un juego de unos contra otros mediante la manipulación de emociones, el aumento de nuestras diferencias, la exacerbación de nuestros miedos y un envenenamiento de nuestras mentes debido a la negatividad, todo lo cual no nos ha unido más, sino que nos ha separado más).

Y, lo más triste de todo, nuestros sistemas espirituales –concebidos para inspirar un mayor amor a Dios, y con ello de unos a otros– en general han producido, en gran medida, exactamente lo contrario: una arrogancia con resentimiento, una intolerancia sorprendente, una indignación generalizada, un odio arraigado y una violencia autojustificada.

Ahora puedes pensar que he exagerado el impacto de todo esto. Las cosas aquí, sobre la Tierra, están mejor que nunca antes, ¿no es verdad? Bueno, supongo que eso es cierto para algunos, pero ¿sabes que actualmente 1700 millones de personas no tienen acceso a agua potable? ¿Sabes que 1600 millones viven sin electricidad? ¿Sabes que, por difícil que pueda ser creerlo, 2500 millones de personas –más de la cuarta parte de la población de este planeta– no tienen aseos para utilizar en este primer cuarto del siglo XXI?

Hay más que simples incomodidades. Los peligros para la salud causados por estas condiciones ocasionan miles de muertes innecesarias cada año. Y hablando de muertes innecesarias, ten en cuenta estas estadísticas: más de 650 niños mueren por desnutrición, cada hora, en este planeta.

Cada hora.

¿Desnutrición? ¿De verdad? Mientras tanto, cada noche tiramos, en los restaurantes que hay desde Tokio a Los Ángeles, pasando por París, más comida de la necesaria para alimentar a los niños de algún pueblo tercermundista durante una semana.

Incluso un rápido resumen de esas cifras –con la mirada más desapasionada–, sin duda, aporta una evidencia angustiosa de nuestro fracaso absoluto, completo y total para entender (y mucho menos activar) las respuestas más simples y básicas a las preguntas más simples y básicas que los miembros de cualquier especie consciente (creeríamos) más tarde o más temprano tienen que hacerse: ¿Quiénes somos? ¿Quiénes decidimos ser como especie?

¿Qué ocurre? ¿Qué le está sucediendo a la especie humana que no puede ver en sí misma, a pesar de que se mira a sí misma? ¿Dónde está el punto débil de la humanidad? ¿Cuál es la razón de todo esto?

5

LA RAZÓN

Más tarde o más temprano, toda persona pensante se hace de nuevo esta pregunta: ¿es posible –sólo posible– que haya algo que no entendamos completamente sobre nosotros mismos, sobre la vida y, sí, sobre Dios…, cuyo conocimiento cambiaría todo?

Ha llegado el momento de hacernos esa pregunta en todas partes. En los bancos de las iglesias, en los vestíbulos de las entidades legislativas, en las salas de juntas de nuestras empresas globales y en las trastiendas de los pequeños negocios, en las plazas de las ciudades, en los comedores de nuestros amigos y en los hogares de nuestras familias.

Voy a invitarte a memorizar esa pregunta y a que te la hagas en todos los lugares a donde vayas. Allá donde tenga lugar una buena conversación, un diálogo significativo y una resolución de problemas seria, haz la pregunta.

Después, cuando la pregunta flote en el aire, explica por qué la respuesta es, obviamente, sí.

Somos una especie muy joven. A muchas personas les gusta pensar que los humanos estamos altamente evolucionados. En realidad, la humanidad acaba de salir de su infancia en este planeta. En su libro New World New Mind,[01] Robert Ornstein y Paul Ehrlich expusieron esto en un párrafo sobrecogedor:

«Supongamos que la historia de la Tierra se reflejara en un calendario anual, donde la media noche del 1 de enero representase el origen de la Tierra y la media noche del 31 de diciembre el momento presente. Entonces, cada día del «año» de la Tierra representaría 12 millones de años de historia real. A esa escala, la primera forma de vida, una simple bacteria, aparecería en algún momento de febrero. Sin embargo, las formas de vida más complejas llegan mucho después; los primeros peces aparecen alrededor del 20 de noviembre. Los dinosaurios llegan en torno al 10 de diciembre y desaparecen el día de Navidad. El primero de nuestros antepasados reconocible como humano no aparecería hasta el mediodía del 31 de diciembre. El homo sapiens –nuestra especie– aparecería aproximadamente a las 11:45 de la noche…, y todo lo que ha ocurrido en la historia registrada ocurriría en el último minuto del año».

Considero que esto es un brillante fragmento de escritura. En sólo 125 palabras, estos dos caballeros han convertido un fragmento enorme de información en datos en miniatura que podemos retener en nuestra cabeza y, con ello, entender más fácilmente por qué seguimos actuando de la forma en que lo hacemos, y aún no hemos tomado, como especie global, la Audaz Decisión.

Nuestra juventud como especie no justifica nuestras acciones, pero nos ayuda a ver la naturaleza del problema. Solamente tenemos que crecer. Debemos dejar de actuar como niños. Y tenemos que hacerlo ahora. Hoy. No dentro de diez o veinte años. Ahora. Ahora mismo.

Tenemos que detener los tambores de guerra, la exhibición de músculos militares de «mi misil es más grande que el tuyo» entre naciones que podría llevarnos, en poco tiempo, a la muerte de cientos de miles de personas y a la aniquilación de naciones.