El chanchullo - Pedro Muñoz Seca - E-Book

El chanchullo E-Book

Pedro Muñoz Seca

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El chanchullo es una comedia teatral del autor Pedro Muñoz Seca. Como es habitual en el autor, la pieza se articula en torno a una serie de malentendidos y situaciones de enredo contados con afilado ingenio y de forma satírica en torno a las convenciones sociales de su época. En este caso, la trama se articula en torno a dos pintamonas que consiguen colarse de invitados de una recepción del palacio real donde estará toda la flor y nata política.

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Seitenzahl: 121

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Muñoz Seca

El chanchullo

COMEDIA EN TRES ACTOS

Saga

El chanchullo Pedro Muñoz SecaCover image: Shutterstock Copyright © 1925, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726508642

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Estrenada en el Teatro LARA de Madrid el día 5 de Diciembre de 1925

Esta obra es propiedad de su autor, y nadie podrá, sin su permiso, reimprimirla ni representarla en España ni en los países con los cuales se hayan celebrado, o se celebren en adelante, tratados internacionales de propiedad literaria.

El autor se reserva el derecho de traducción.

Los comisionados y representantes de la Sociedad de Autores Españoles son los encargados exclusivamente de conceder o negar el permiso de representación y del cobro de los derechos de propiedad.

––––––

Droits de representation, de traduction et de reproduction réservés pour tous les pays, y compris la Suède, la Norvège et la Hólande.

––––––

Queda hecho el depósito que marca la ley.

A Eduardo Aunós, Ministro de Crabajo, uno de los grandes cerebros de España.

REPARTO

PERSONAJES ACTORES Angustias Sra. Alba.Isabel Srta. Gelabert.Carmen » Rivas.Africa Sra. Armisén.Ramona Srta. Raquel.Julia » Díaz.Shabina » Málaga.Joshefa Sra. Cuevas.Prudenchi Srta. Alenza (P.).Julines » Mendez.Braulio Sr. Thuillier.Carlos » Soler-Mari.Remigito » Balaguer.Samuel.. » Isbert.Luis » Benítez.Ignacio » Córdoba.Cardona » Gonzálvez.José Mari » Amyach.

–––––––––

ACTO PRIMERO

Un salón amueblado con elegante sencillez.—Una puerta en el lateral derecho y dos en el izquierdo.—Es de día.—En Madrid.—En Primavera.—Epoca actual.

 

(Al levantarse el telón están en escena Angustias, Isabel, Carmen, Julia, Julines y Luis.—Angustias, de cincuenta años, está vestida con traje de corte. Isabel y Carmen, sus hijas, en traje de casa, dan los últimos toques a lá elegante vestimenta de la madre.—Julia, afable cincuentona, y Julines, su hija, en plan de visita, admiran el boníto traje de la señora de la casa. Luis, marido de Carmen, hombre joven, sentado en un extremo del salón y ajeno a cuanto ocurre a su lado, fuma y medita.)

Isabel (Arrodillada ante su madre, arreglándole algo del vestido.) Estáte quieta mamá; no te muevas tanto.

Angus . Es que estoy tan nerviosa, hija mía...

Julia El traje es lindísimo, ¿verdad?

Juli . Lindísimo.

Angus . ¿No me está un poco chico?

Car . ¡Mamá, por Dios!

Angus . Pues hija, yo me lo encuentro chico.

Isábel Que no tienes costumbre de verte tan escotada...

Angus . Puede que sea eso.

Ramo . (Doncella de la casa, entrando por la puerta de la derecha.) Señora...

Angus . ¿Qué, Ramona?

Ramo . (Que habla con una voz muy fina, con unos ademanes muy finos y que tiene un tipo de inglesita monísimo) Mi padre ha hablado por «telénfono» con el «menisterio» y el señor «menistro» «porsigue» con la comisión de «fulleros» de Asturias que están tratando de lo del carbón.

Angus . Bien: está bien.

Isabel (A Ramona.) Haga el favor de traerme unos imperdibles...

Ramo . Sí, señorita. (Mutis por la segunda puerta de la izquierda.)

Julia Escucha: ¿es nueva esta doncella?

Angus . Sí, Es hija de Cardona, ese ordenanza que tenemos en la puerta. Muy buena muchacha y de aspecto muy finito, pero hija mía dice unos disparates... Ya has oído, a los hulleros les llama fulleros.

Luis Puede que no se equivoque.

Angus . No abre una vez la boca sin soltar alguna de las suyas. Al padre de esta muchacha le colocó de ordenanza mi hermano Braulio. Por eso nos tiene el pobre tanto afecto y está tan contento ahora con nosotros.

Ramo. (Entrando con los imperdibles.) Tome la señorita. (Selos da a Isabel.)

Isabel Gracias.

Angus . (A Ramona.) Dígale a su padre que dentro de diez minutos vuelva a telefonear.

Ramo . Sí, señora. (Mutis por la puerto de la derecha.)

Isabel (Terminando el arreglo del traje.) Yo creo que queda muy bien.

Car . Lindísimo.

Julia ¿Es la primera vez que asistes a una comida de Palacio?

Angus . La primera vez. Por eso estoy preocupa dilla. Es tan fácil hacer el ridículo...

Julia Mujer, qué cosas dices.

Juli . La comida es en honor del cuerpo diplomático, ¿no?

Angus . Sí: figúrate; gente toda de tanto «conmilfot» y tanto «savuar-fer».

Julia ¿Y sabes ya qué puesto ocupas en la mesa?

Angus . Entre lord Pamplinton, el ministro de Suecia y Lao-Kita-Ilao, el ministro de China.

Julia ¡Jesús!

Angus . Muy mala suerte hija mía; porque a mí los chinos me han molestado desde pequeña, y tanto como los chinos me molestan los suecos. Menos mal que podré charlar con el ministro del Brasil, que es muy simpático y que lo tengo enfrente.

Julia ¿Le conoces?

Angus . Mucho. Y las chicas también. Un hombre amabilísimo. Es de Primeira.

Isabel ¡Mamá!

Car . ¡Qué entusiasmo, por Dios!

Angus . (Molesta.) Os advierto que Primeira es una población del Brasil.

Isabel Perdona.

Angus . Es un hombre inmensamente rico. Se apellida Bragueiro dos Santos y tiene fincas, en su país, en Acaray...

Isabel (Que le cerraba bien un brazalete.) ¿Te he pinchado?

Angus . No, mujer. Y aunque me hubieras pinchado. ¿Es que soy yo de las que lanzan exclamaciones ordinarias?... Acaray es una sierra de su país.

Isabel Vuelve a perdonar.

Angus . ¡Caray, cómo estais! (A Julia.) Pues como te decía: tiene fincas en el Brasil y en Portugal, en Aboleira, en Caldeira y en Figueira, que es donde él veraneira... digo veranea. ¡Me habéis puesto nerviosa!... En la legación de Cuba bailé ayer con él un foxs y precisamente me estuvo hablando de Figueira da Foz.

Cardo . (Por la derecha. Tiene cincuenta años, tiene un bigote negro como un cepillo, tiene una calva como un melón, y tiene más galones que un catafalco.) ¿Señora? ¿Se puede?

Angus . Pase usted, Cardona.

Cardo . Ahí están los señores esos que suelen venir con frecuencia... Esos, que cuando se van y cierran ya la puerta, las señoritas hacen gestos de... (Dando patadas al aire.) «¡te daba así!»

Angus . ¡Cardona!

Isabel ¡Por Dios, Cardona!...

Cardo . Unos que están a matar con su apellido, porque al niño le han puesto de mote... (Recordando.) ¡Pan frito!

Angus . ¡Ah! Los de Picatoste.

Cardo . Sí señora.

Isabel . ¡Pues vaya una nube!

Luis . ¿Viene también el niño?

Cardo . Sí señor.

Luis . ¡Qué espanto!

Angus . (A Isabel.) Tu marido no los puede resistir.

Car . Ni nadie, mamá. Son de una cursilería y de unas pretensiones...

Angus . NO, si a mí también me caen pesaditos. El niño sobre todo es un pollo gomoso y foxtrotero, de esos que yo llamo «niños karaba», que no hay quien lo aguante. (A Isabel.) Y eso que el pobre está por tí de un enamoramiento, que de suspirar arruga las pecheras. Siempre que dice una idiotez de las suyas, te mira como buscando tu beneplácito.

Isabel No me hables de él, por Dios santo. ¡Qué niño y qué familia!

Angus . Pues hija mía, no tengo más remedio que recibirlos. Han manifestado deseos de verme vestida, y por si fuera poco me traen un broche antiquísimo y de un gran mérito para que lo luzca en la comida. Dicen que es un «por-boner» admirable.

Isabel Qué necesidad tendrás tú de llevar nada prestado con tanta joya bonita como tienes...

Angus . Hay que condescender, Isabelita. Hay que condescender. (A Cardona.) Que pasen esos señores.

Cardo . Sí señora. (Mutis.)

Car . Por Dios, Luis, que te temo. Venga o no a pelo no hables del pan frito, por lo que más quieras en el mundo. Porque es que no sabe una a donde mirar.

Julia Sí, Luis, por Dios. Que mi Julines cuando aguanta la risa empieza enseguida con el hipo y es un martirio oirla.

Luis Descuiden ustedes: no estoy de humor... Además, que esa familia me da coraje, porque, fuera parte de las pretensiones del niño, aquí están dando la tabarra para luego pedir algo.

Angus . Ya han pedido.

Luis ¿Estáis viendo?

Angus . Quieren no sé que cargo para el chico y aspiran a la baronía de Acabatablazos, a la que creen tener derecho. Yo les he dicho que estos ministros de ahora no son como los de antes, que podían abrir un poco la mano a la hora de las mercedes y que, caso de pedir para alguien, pediríamos para tí, (A Luis.) que atraviesas un momento difícil.

Isabel Aquí están ya.

(Por la derecha entran en escena, Africa, Samuel y Remigito, un matrimonio relativamente joven y un pollo de veinte años de esos que los ve uno y dice uno «in mentis» en el acto «maldito sea tu corazón, niño». Un pollo birria de cogote sacado, alargado y adelantado, tirilla de un centímetro, corbata microscópica, americana muy larga, de tela rameada, pantalón gris y zapatos de ante verdoso que son los más afeminados.)

Angus . (Saliéndoles al encuentro.) ¡Oh!... Africa...

Afri . ¡Quietos!... No entra nadie... No entra nadie...

Samuel Africa lo ha dicho: no entra nadie.

Afri . (Besando y saludando.) ¿Qué tal?... Hola, niñas...

Samuel ( Luis alargándole la mano.) Luis amigo...

Luis ¿Cómo va don Samuel?...

Remi . Señora... (Saludaa todos ceremoniosamente, a la alemana, dándose tacón con tacón y haciendo rápidas y acentuadas inclinaciones de cabeza.)

Afri . (A Angustias.) Déjeme que la mire... ¡Oh, qué traje!.. ¡Un sol! ¡Qué chic...! ¡Chicquísimo!

Angus . ¿Estáis viendo? Africa lo encuentra pequeño.

Afri . ¡Qué disparate, Angustias! Nada de eso.

Es un traje ideal: un encanto: un cielo.

Samuel Africa lo ha dicho: un cielo.

Remi . Pues yo diré parodiando a... a... al poeta insigne ya fallecido

En este mundo traidor

no hay «toalet» vieja ni nueva,

todo es según el valor

de la percha que la lleva... ¡Jé, jé!...

(Ríe estúpidamente; porque el angelito después de decirle alguna sandez se ríe de una manera idiota y mira a Isabel a ver que efecto le ha producido.)

Samuel (Africaque cuando habla el niño le miran embelesados.) ¡Oh!

Remi . ¡Y en este caso la percha no puede ser más bestial.

Isabel (¡Qué bruto!)

Luis (Aparte a Julia.) ¡Qué niño!... (Julia sofoca la risa y cambia de sitio.)

Angus . Este pobre Remigito es siempre tan exquisito...

Remi . Hay que ser galante con las damas. Yo sigo ese sistema que es estupendo y me va brutalmente. Cuanto más fea es una señora, más la encomio... ¡Jé, jé!... (Llevándose el índice de la mano derecha al ojo izquierdo primero y al derecho después.) Pupílibus y retinítibus...

Luis (Completamente distraído, a Samuel, creyendo que es Julia.) Me pone enfermo.

Samuel ¿Eh?

Luis (Azoradísimo)) No, nada... (Separándose de Samuel que le mira de arriba abajo.) (He metido la pata hasta el botón del tirante.)

Afri . (A Angustias.) Conque de comida palaciega ¿eh? ¡Qué suerte! Yo, comer no he comido nunca en Palacio. He gardempartyneado nada más. Pero allí todo es lindo y fúlgido. Los caballeros de uniformes, las señoras empenachadas... ¡Qué suerte!...

Samuel Y luego el menú que para los versados en la gastrosofia o ciencia de la apreciación de los manjares...

Julia . Creo que le presentan todo...

Angus . Figúrate: todo extra.

Luis . Y todo especial. Hasta el pan... (Momentosde angustia en todos que ven venir la frase.) Suelen poner pan frito... (Pausa molestísima.) (Africa, Samuel y Remigio le miran con las de Caín. Los demás disimulan.)

Juli . (Estallando en un fuertehipo.) ¡Hip!...

Julia . ¡Válgame Dios!

Juli . (Como antes,) ¡Hip!...

Isabel . (Agarrándose a un clavo ardiendo y riendo a carcajadas lo mismo que Carmen.) ¡Ja, ja, ja!... ¡Qué hipo tan gracioso!...

Afri . (Molesta.) Pues aquí le traemos el broche gótico... (A Samuel muy seriamente.) Dame. Samuel . ( Idem:alargándole un estuchito.) Toma.

Afri . Venga.

Samuel . Abre.

Afri . Bueno.

Angus . ¡Vaya!

Afri . Vea... (Le alarga el estuche abierto.)

Angus . ¡Hola!... ¡Qué primor!

Julia . (Que seacerca con las demás.) Lindísimo.

Car . Precioso.

Isabel . Y muy gótico.

Afri . Si, de una gotioidad purísima.

Juli . (Como antes.) ¡Hip!... (Remigito la mira escamadísimo.)

Angus . Tiene aquí abajo un calado y un relieve...

Afri . Sí, una nave y un castillo. La nave en relieve y el castillo en calado.

Juli . (Como antes.) ¡Hip!...

Angus . (Por el broche.) Y este busto de aquí arriba ¿de quién es?

Samuel Es Ovidio, señora. Al principio creí que era Sabina Popea; luego me dijeron que era Pánfilo...

Angus . ¿Quién?

Samuel Que el busto era de Pánfilo, el maestro de Apeles, pero luego resultó qúe era Ovidio.

Angus . Pues no sé como voy a ponérmelo, porque como no tiene para clavar...

Afri . Tenía, porque antes era broche, pero yo lo he «apandantizado» y ahora es de cuelga. Tiene dos ganchitos a los lados; vea usted.

Angus . Es verdad. Me lo colgaré entonces de este hilo de perlas...

Samuel Es una idea.

Angus . (Colgándose el medallón.) ¿Qué tal queda?

Julia Muy bien.

Juli . Precioso.

Remi . ¡Qué bárbaro!

Afri . Un sol.

Samuel Africa lo ha dicho, un sol. (A Remígio.) ¿Verdad?

Remi . El Karabón de lo bonito.

Samuel (Riendo.) El Karabón. Qué términos emplean estos chicos de ahora.

Afri . Y este nuestro que es un frasista consumado.

Remi Pues ahora me traigo algunos bestiales. Como nos pasamos el día jugando al mahjong, hago una de frases mayonesas que estoy teniendo unos éxitos estupendos.

Juli . ¿A ver Remigito? Cuéntame. Ven acá, Isabel.

Remi . Veréis qué cosas más karabantes. (Charlan aparte Julines, Isabel y Remigio.)

Afri . (A Carmen.) Mujer, ya he sabido el disgusto de Luis y el tuyo como es consiguiente, por causa de la quiebra de ese dichoso Banco...

Car . Sí...

Samuel Es verdad; no le había dicho nada, amigo Luis. Perdóneme. Sé que su señora madre ha tenido un quebranto de transcendencia.

Luis Toda su fortuna.

Angús . Están a la orden del día las quiebras ban cásticas...

Samuel A mí esta me ha sorprendido. Otras veces hace uno vaticinios o predicciones, augurios o presagios, pero ahora por tratarse de gente rangosa o de gran rancidez, poco amigas de engaños o falsimonias y de bambollas o fanfarrias...

Afri . Por Dios, Samuel basta. Haz punto.

Samuel Quiero decir que yo creía que este Banco de Robles era más fuerte.

Julia Hoy no hay nada seguro.

Samuel Tiene usted razón. (Pausa.)

Afri . ¿Y el señor Ministro?

Angus . En el ministerio. Hoy hasta ha comido allí. No sé a qué hora va a venir a vestirse...

Car . Es temprano aún, mamá. No son más que las seis y media. Tú, como lo has tomado con tanta anticipación...

Angus . Mujer, como les dije que vinieran a tomar el te y que ya estaría vestida para que me viesen... Y, apropósito, hija mía, ¿Qué pasa con el té? ¿Quieres tocar dos?

Car . Sí, mamá.