El despojo y la apropiación de recursos naturales en el proceso actual de acumulación capitalista - José Manuel Ortega Herrera - E-Book

El despojo y la apropiación de recursos naturales en el proceso actual de acumulación capitalista E-Book

José Manuel Ortega Herrera

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Beschreibung

El carácter histórico del capitalismo obliga a una constante revisión de la relación de éste con los recursos naturales. Nuevas estrategias de apropiación y despojo son desplegadas, y con ello se renueva la permanencia de relaciones sociales basadas en la privatización de los recursos, y con ello en la profundización de la desigualdad. El libro articula diferentes artículos elaborados por autoras y autores de distintas disciplinas de las ciencias sociales, pero que comparten una mirada crítica a los procesos que aquí tratamos. Los textos abordan el análisis de estrategias específicas que nos permiten arrojar luz sobre los mecanismos que concretizan los procesos de despojo de los recursos naturales en América Latina, y sus efectos en la acumulación de capital. Así, el libro que presentamos tiene como finalidad renovar y no dejar de lado el análisis conceptual sobre la apropiación capitalista de los recursos naturales y algunas de sus concreciones. Al mismo tiempo no abandonamos el compromiso político que supone abordar estos temas, y buscamos debatir las posibilidades para cambiar la forma de acceder a los recursos naturales e ir construyendo alternativas más justas para la reproducción social.

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A través de esta colección se ofrece un canal de difusión para las investigaciones que se elaboran al interior de las universidades e instituciones públicas del país, partiendo de la convicción de que dicho quehacer intelectual está completo cuando se comparten sus resultados con la comunidad.

El intercambio de ideas contribuye a formar una sociedad informada y madura, en la que tengan cabida todos los ciudadanos. Con la colección PùblicaGeografía se busca dar visibilidad a trabajos elaborados en torno a este ámbito de problemáticas y ponerlos en la palestra de la discusión.

Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todoslos países de habla hispana.

Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio conocido o por conocerse, sin el consentimiento por escrito de su legítimo titular de derechos.

Primera edición en papel diciembre de 2018

Edición ePub: julio 2019

De la presente edición:

D. R. © 2018, cada autor, por su artículo.

©Bonilla Artigas Editores SA de CV

Hermenegildo Galeana 111

Barrio del Niño Jesús, CP 14080

Ciudad de México

[email protected]

www.libreriabonilla.com.mx

Tel. (52 55) 55 44 73 40/ Fax (52 55) 55 44 72 91

©Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Filosofía y Letras

Circuito Interior. Ciudad Universitaria

CP 04510, Coyoacán

Ciudad de México

Coordinación editorial: Bonilla Artigas Editores

Cuidado de la edición: Priscila Pacheco Castillo

Diseño de portada: Mariana Guerrero del Cueto

Realización ePub: javierelo

ISBN: 978-607-8636-17-4 (Bonilla Artigas Editores)

ISBN: 978-607-30-1594-3 (UNAM)

ISBN ePub: 978-607-8636-88-4 (Bonilla Artigas Editores)

Hecho en México

Nota de la edición ePub: A lo largo del libro hay hipervínculos que nos llevan directamente a páginas web. Aquellos que al cierre de esta edición seguían en funcionamiento están resaltadas con el hipervínculo funcionando. Cuando el vínculo ya no está en línea, se deja con su dirección completa: <http://www.abc.def>, sin estar resaltadas.

Contenido

Presentación

Recursos naturales, valorización y despojo

Renta y despojo, efectos en el proceso de acumulación de capital: elementos teóricos

José Manuel Ortega Herrera

La producción capitalista del espacio en los procesos de despojo: el ejemplo de las Áreas Naturales Protegidas

María Ángeles Pérez Martín

El despojo: perspectiva y análisis histórico

Repensar el concepto de acumulación de capital como concepto histórico-espacial

Fabiola Jesavel Flores Nava

México, más de un siglo de gestión capitalista del agua

Miriam Lastiri Rito

Discurso ambiental y despojo

La valoración ambiental en el neoliberalismo: una aproximación desde el análisis del discurso del liberalismo económico

Cristóbal Pérez Magaña

El discurso del desarrollo sustentable como legitimación de la apropiación de los recursos naturales: el caso de las CRS en Chiapas

Beatriz Corina Mingüer Cestelos

Geopolítica de los recursos y despojo

Los recursos estratégicos de Sudamérica y el Atlántico Sur en la valorización mundial del capital: la geopolítica regional de Brasil

Georgette Ramírez Kuri

Sobre los coordinadores

Presentación

La producción capitalista actual requiere, entre sus muchas formas de valorizarse y reproducirse, de las actividades relacionadas con la explotación y aprovechamiento de los recursos naturales, sea como materias primas o como valores de uso imprescindibles para la reproducción social. Actualmente, la personificación del capital –las empresas capitalistas, en consonancia con el Estado– ha encontrado en los procesos de despojo formas de aprovechamiento privado de la naturaleza en pos de la ganancia, cuyos mecanismos inciden directamente en la reproducción ampliada del capital o el proceso de acumulación capitalista.

Así, consideramos pertinente pasar a las reflexiones en torno a la relación entre capitalismo y apropiación de recursos naturales. En particular, sobre el papel que juegan las formas renovadas de despojo, al propiciar o acelerar procesos de valorización de capital. Pensamos que esta reflexión permite reavivar el debate, a fin de lograr, al menos dos efectos: una revisión y actualización histórica de los conceptos necesarios para la explicación de la problemática central que presentamos en este libro y, al mismo tiempo, no perder de vista el compromiso político que supone evidenciar las dinámicas capitalistas con la finalidad de ir construyendo alternativas más justas a todos los niveles de la vida social.

Así, este libro busca reunir diversas perspectivas sobre esta problemática. Autores procedentes de diferentes disciplinas de las ciencias sociales, a través de la temática de sus artículos, abordan el tema que es el hilo conductor del libro: las dinámicas actuales del capital en relación al despojo y a la apropiación de recursos naturales.

Para ello, el libro está organizado en cuatro apartados. Ello nos permite evidenciar cómo el despojo de los recursos naturales puede ejercerse mediante el despliegue de procesos diferentes y diferenciados, lo que da al capital distintas posibilidades para la acumulación y la valorización.

En el primer apartado, Recursos naturales, valorización y despojo, los autores centran sus artículos en una perspectiva teórica marxista sobre el despojo y los mecanismos, como la renta, para el ejercicio de éste por el capital. Así, José Manuel Ortega, con el artículo titulado “Renta y despojo, efectos en el proceso de acumulación de capital: elementos teóricos”, hace una propuesta metodológica desde la teoría marxista para articular los conceptos de recursos naturales y procesos de despojo, por medio de la Teoría de la Renta; concepto clave en la estructura de la producción y circulación de capital en general, así como en el reparto de la ganancia, que dará pauta para analizar la reproducción ampliada o acumulación de capital desde una perspectiva espacial.

Por su parte, María Ángeles Pérez Martín, con el artículo “La producción capitalista del espacio en los procesos de despojo: el ejemplo de las Áreas Naturales Protegidas (ANP)”, ahonda en el debate acerca del papel de las Áreas Naturales Protegidas (ANP), proponiendo un nuevo acercamiento a este instrumento de política pública ambiental en México. La autora se pregunta acerca del papel de estas ANP en los nuevos procesos de despojo desplegados por el capital. Así, lejos de significar zonas de protección ante las dinámicas del capital o reservorios de recursos estratégicos para el bien de toda la sociedad, las ANP son presentadas como un tipo de producción espacial que supone una forma específica de presentar la naturaleza. Conceptos como “producción de la naturaleza”, “producción del espacio”, “acumulación por despojo” y “renta tecnológica” ayudarán a la autora a explicar cómo las ANP estarían funcionando como espacios de despojo y para el despojo capitalista.

El segundo apartado del libro, El despojo desde una perspectiva histórica, agrupa dos artículos que utilizan el elemento histórico como eje central del análisis. Fabiola Flores, en “Repensar el concepto de acumulación de capital como un concepto histórico-espacial”, acude a la visión de la filosofía de la historia para aclarar la naturaleza del despojo en la modernidad capitalista, asumiendo la formación de un sistema-mundo en el que el espacio y tiempo adquieren características propias del modo de reproducción social actual; articula y discute el concepto de acumulación originaria con el despojo, recurriendo a autores como Marx, Harvey y Bolívar Echeverría, para contrastar finalmente su análisis con ejemplos actuales, en actividades como la minería.

En ese mismo sentido, Miriam Lastiri, en “México, más de un siglo de gestión capitalista del agua”, revisa desde la perspectiva histórica de la teoría marxista el papel del Estado en la privatización sistemática del agua, que ha sentado las bases sobre las cuales se consolida el proceso de acumulación de capital en nuestro país. Dicha participación estatal es analizada con las numerosas modificaciones en la legislación que muestran que la intencionalidad de la ley está en estrecha relación con el fortalecimiento de las clases más beneficiadas.

En el tercer apartado, Discurso ambiental y despojo, los autores ponen a discusión el papel del pensamiento ambiental en los procesos capitalistas. Planteamientos como el desarrollo sustentable o la valoración ambiental de los recursos están presente en la reflexión. Cristóbal Pérez Magaña dedica su artículo, “La valoración ambiental en el neoliberalismo: una aproximación desde el análisis del discurso del liberalismo económico”, a analizar la relación existente entre neoliberalismo y políticas ambientales. El autor busca, entre otras cosas, desmitificar la separación que normalmente se establece entre neoliberalismo y conservación de la naturaleza, con la que las políticas ambientales parecen ser ajenas al mandato de las políticas neoliberales. Para ello se centra en aquellas políticas específicamente destinadas a valorar monetariamente la naturaleza, poniendo como ejemplo el programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA), realizando previamente un recorrido por los fundamentos del liberalismo económico.

Beatriz Mingüer, con el artículo “El discurso del desarrollo sustentable como legitimación de la apropiación de los recursos naturales: el caso de las Ciudades Rurales Sustentables (crs) en Chiapas”, evidencia de manera empírica los resultados contradictorios del desarrollo sustentable en el caso de las Ciudades Rurales en Chiapas. Nos muestra la inoperancia de la sustentabilidad en la realidad de nuestro país, y evidencia los nexos de los actores de la política más arcaica con los empresarios más voraces de la actualidad. A través de un relato crudo de los habitantes del fracasado proyecto de las crs, se desenmascara la imposibilidad teórica y práctica de la sustentabilidad, mostrándola como falacia a través del contraste de la realidad cotidiana en que vive parte de la población indígena en el sureste mexicano.

Finalmente, en el cuarto apartado, Geopolítica de los recursos y despojo, con el artículo “Los recursos estratégicos de Sudamérica y el Atlántico Sur en la valorización mundial del capital: la geopolítica regional de Brasil”, Georgette Ramírez Kuri centra la discusión en cómo los recursos estratégicos localizados en Sudamérica y el mar Atlántico sur han adquirido enorme relevancia para el actual proceso de valorización mundial del capital, lo que ha propiciado que la demanda de estos recursos se incremente. La autora explica la ruta seguida por Brasil para ser competitivo en recursos estratégicos en la región, basada en lograr una autosuficiencia energética que le permita aumentar la capacidad productiva y consolidar así una autonomía política para, posteriormente, liderar proyectos que integren a otros países de la región, reeditando con ello su política subimperialista en la zona. Ello ha desencadenado importantes procesos tanto al interior del Estado brasileño –y para aquellos países integrados por Brasil a estos proyectos– como para la dinámica del capital en la región.

Este libro es un aporte a la inmensa y constante tarea que se necesita hacer desde la academia y desde lo que supone ser sujetos políticos y comprometidos, para reflexionar acerca de las dinámicas actuales del capital. La situación de los recursos naturales es un tema de actualidad, del que se habla constantemente en sus diferentes dimensiones y desde diferentes ámbitos. Sin embargo, en no pocas ocasiones echamos en falta una visión crítica sustentada teóricamente, que realice preguntas relacionadas con los procesos actuales del despliegue del capital, y que no se queden ancladas en viejos problemas o dinámicas. La intención de este libro es, precisamente, superar posturas tradicionales acerca de esta problemática y con ello ampliar la reflexión para poder buscar acciones que realmente cambien la realidad que supone vivir en un sistema que ejerce el despojo en todos los ámbitos de la vida social.

Ciudad de México, febrero de 2017.

Recursos naturales, valorización y despojo

Renta y despojo, efectos en el proceso de acumulación de capital: elementos teóricos

José Manuel Ortega Herrera 1

La actual crisis económica del capitalismo ha tenido efectos devastadores en la sociedad: polarización del ingreso, desempleo, pobreza, devastación ambiental, etcétera. Estas problemáticas siguen sin resolverse, a pesar de las promesas del sistema económico y social y de las metas fijadas desde su consolidación en el siglo XVIII. En este sentido, la crítica de la economía política está obligada a aportar elementos teórico-conceptuales que nos ayuden a descifrar de manera clara el funcionamiento del actual modo de producción, formulando análisis de sus características más actuales.

En este orden de ideas, no basta con señalar que las “contradicciones se agudizan” o que “el valor de cambio ha trastocado agudamente la esencia del valor de uso”. Considero pertinente, acudir al variado instrumental teórico de la teoría social (crítica) marxista que nos permite analizar las particularidades de la totalidad sistémica capitalista, así como de su evolución histórica, esto es, evidenciar que la totalidad concreta2 como herramienta de aprehensión de la realidad es útil y viable en las disciplinas sociales. La propuesta del presente artículo es abonar elementos metodológicos para analizar la problemática de los recursos naturales desde y en consonancia con la teoría marxista; utilizando conceptos de la crítica de la economía política como los de valor-precio, renta y acumulación de capital, para empatarlos con una perspectiva geográfica cuyo objeto de análisis es el espacio social y la producción del mismo.

La visión espacial, adicionada a la teoría crítica es fundamental para el análisis social del capitalismo contemporáneo. La relevancia de la producción material fundada en la naturaleza y en algunos otros elementos concretos de la espacialidad, como el caso de los recursos naturales, pero también del campo y de las ciudades, e incluso de las manifestaciones simbólicas, son formas específicas en que el capital opera y se manifiesta de forma geográfica. Sea como medio o resultado, como proceso o fin, el espacio encarna de manera escalar su funcionamiento articulado de las relaciones sociales actuales. Parte fundamental de esta totalidad capitalista, reflejada en su aspecto más cercano a la disciplina geográfica, es el rol que tienen actividades económicas llamadas extractivas, las cuales requieren de medios de producción o “valores de uso no producidos”,3 como es el caso de la agricultura, la minería, la pesca o cualquier actividad que requiera un elemento “natural” para la producción capitalista de alguna mercancía; a dichas actividades las denominaremos: rentístico-extractivas. Dichas actividades económicas proveen una parte del cúmulo de recursos naturales necesarios para la reproducción del capital en nuestros días.

El artículo también pretende enunciar una serie de implicaciones que tienen dichas actividades en el proceso general de acumulación de capital; para lograr esto, explicaremos la forma teórica en que Marx analiza dichas actividades extractivas –a través de la teoría de la renta–, para después explicar sus nexos y efectos sobre la conformación y análisis de la tasa media de ganancia, la cual servirá de indicador del proceso de acumulación capitalista en el corto y mediano plazo.

La definición básica de recursos naturales que utilizamos versa como aquella parte del medio natural sometida a un proceso de valorización de capital, cuyo objetivo concreto es la obtención de ganancias.4 Para lograr ese proceso de valorización se sobreentiende que se necesita la apropiación de dichos recursos, por distintos medios, lo que para este artículo denominaremos despojo5.

Renta, concreción de la valorización (producción) del espacio

A mi parecer, la explicación social desde el ámbito espacial más completa es la que desarrolló Henri Lefebvre, quien exploró diversas dimensiones del concepto, prueba de ello es el señalamiento de la pertinencia del estudio de la teoría de la renta para poder explicar las formas en que el citado espacio social se valoriza.6

Esos espacios están producidos. La materia prima a partir de la cual se han producido no es otra que la naturaleza. Son productos de una actividad donde la economía y la técnica están involucradas, pero van mucho más lejos: son productos políticos, espacios estratégicos. El término “estrategia” comprende proyectos y acciones muy diferentes, combina la paz con la guerra; el comercio de armas con la disuasión en caso de crisis; el empleo de recursos propios de los espacios periféricos con el uso de las riquezas procedentes de los centros industriales, urbanizados estatalizados.7

Dichas esferas del análisis espacial articulan elementos objetivos (físicos e históricos) de entendimiento o epistemológico (mental) lógico y formal, y las relaciones (social) que sintetizan y ejercen un efecto constante sobre los dos anteriores: “Las necesidades no están separadas absolutamente unas de las otras ni en el tiempo ni en el espacio, ni en el individuo ni en el grupo”.8

Aunque haya muchas discusiones al respecto, a nosotros nos interesa abordar aquéllas que tengan una posibilidad de análisis bajo ciertas manifestaciones concretas, objetivas e históricas, que para nuestro caso desembocan en categorías de la crítica de la economía política y que rigen en muchos sentidos la vida social; hablamos de la producción, la circulación y el consumo. Al respecto, Lefebvre dice lo siguiente, basándose en los Manuscritos Económico Filosóficos de Marx de 1844:

En la naturaleza –objeto de la naturaleza pero vuelto hacia los hombres– se intercala entre los hombres y la naturaleza este vasto conjunto: el mundo de los productos, el instrumental total. Los hombres no son nada sin este conjunto de herramientas y de técnicas […] La conciencia humana aparece entonces en su relación con el conjunto de los productos.9

El mismo Lefebvre apunta la relevancia de entender en términos teóricos, elementos de la empiria que muchas veces terminan por dar una explicación insuficiente, es ahí donde la teoría espacial se relaciona de manera directa con la teoría marxista y se propone una herramienta fundamental para su análisis: la teoría de la renta.

Cuando se interna en profundidad en los fenómenos para captar sus leyes, se encuentra ante un proceso a la vez histórico, económico y social. Para conocer ese proceso, objetivo, necesita una teoría. Esta teoría existe: la de la renta de la tierra…10

Al hacer esto, Lefebvre demuestra que los desarrollos y discusiones teóricas deben encontrar una utilidad que ayude a entender el funcionamiento de la vida social, desde categorías concretas:

Podemos afirmar que el espacio es una relación social, pero inherente a las relaciones de propiedad (la propiedad del suelo, de la tierra en particular), y que por otro lado está ligado a las fuerzas productivas (que conforman esa tierra, ese suelo); vemos, pues, que el espacio social manifiesta su polivalencia, su “realidad” a la vez formal y material.11

A esto hay que agregar los aportes de Harvey,12 quien dedica una parte sustancial de su obra Los límites del capitalismo y la teoría marxista al análisis de la renta, concepto que se vuelve clave para detallar una categoría novedosa y en boga: los desarrollos geográficos desiguales.

La renta es el concepto teórico por medio del cual la economía política (de cualquier afiliación) tradicionalmente confronta el problema de la organización espacial. La renta, como veremos posteriormente, proporciona una base para diversas formas de control social sobre la organización espacial y del desarrollo del capitalismo13 […] base, como sitio, como centro local de operaciones; el espacio es un elemento necesario en toda producción y actividad humana.14

La teoría de la renta adquiere una relevancia mayúscula como parte de las categorías de la economía política, pues pasa a ser un concepto que articula a los medios de producción (producidos y no producidos) y su influencia directa en el proceso de elaboración de las mercancías, para después marcar el efecto que tienen en el mercado: la vocación anticompetitiva por las propias cualidades de dichos medios (no reproducibles, escasos y monopolizables). Además, también la cuestión espacial se articula con la necesidad de reducir tiempos de producción y circulación en un ámbito circulatorio:

Cuanto más desarrollado el capital, cuanto más extenso es por tanto el mercado en el que circula, mercado que constituye la trayectoria espacial de su circulación, tanto más tiende al mismo tiempo a extender más el mercado y a una mayor anulación del espacio a través del tiempo.15

Se distingue así una necesidad del modo de producción capitalista por re-funcionalizar el espacio y “producirlo” (en una expresión de totalidad), por darle un sentido en función de la producción capitalista, cuyo elemento fundamental es la obtención de ganancia, a partir del proceso de valorización: “La renta desempeñaría entonces el papel de una ‘ley del valor en el espacio’”.16 Aunque esta situación la discutiremos más adelante, se hace evidente una dualidad o contradicción que es digna de mencionar: se amplía el mercado, el margen de producción y circulación del capital, es decir se modifica y produce la espacialidad capitalista en función de la ganancia, pero se lleva a cabo un proceso paralelo y contradictorio: se restringen la competencia y la “libre movilidad” de los factores de la producción a fin de perpetuar esas ganancias por sobre otros capitalistas, un proceso normal en la concurrencia capitalista:

La modalidad geográfica sería la centralidad (para el capitalista comercial) en relación con, por ejemplo, la red de transporte y comunicaciones, o la proximidad (para la cadena hotelera) en relación con una actividad altamente concentrada (como por ejemplo un centro financiero).17

La condición material del capital hará que se busquen mejoras de producción y circulación, aprovechando la cuestión espacial (como medio de producción o como medio de transporte) y en aras de obtener mayor margen de beneficio; situación que se adiciona al desarrollo técnico aplicado a elevar niveles de productividad. Así pues, la propiedad del medio de producción, la localización y la ventaja potencial (frente a los demás competidores o ramas de actividad económica) que pueda sacarse de ella, es una condición que también incluye la teoría de la renta.

La competencia capitalista, analizada por Marx en conjunción con la producción capitalista, es la base sobre la cual versa el planteamiento teórico de la renta, pues dichas categorías marcarán las ventajas y desventajas de una productividad social, dando lugar a ganancias extraordinarias cuyo origen son los sobreprecios. Cabe pues explicar la relevancia de dichos conceptos y su articulación, para entender el papel de la renta en la tasa de ganancia y por ende en la acumulación de capital.

Valor y precio. Abstracción y concreción de las relaciones capitalistas

Líneas arriba señalamos que la renta es una ganancia extraordinaria permanente. La ganancia extraordinaria se conforma tomando como plataforma la esfera de la circulación (aunque no debe separarse de la producción), esto es el mercado; la competencia o concurrencia, donde las mercancías acuden a hacer patente su valor a través de su capacidad de cambio, se manifiesta en una lucha constante que deriva en su forma cuantitativa: la productividad. Los capitales buscan ser más productivos y competitivos, y la forma de lograrlo es reduciendo sus costos de producción (precio de costo),18 lo que derivará en implementar mejoras en el proceso productivo; dichas mejoras modifican el nivel técnico de la producción, la composición orgánica del capital, y sólo así tendrán la capacidad de incrementar sus niveles de productividad junto con la reducción de costos, que al ofertar su mercancía se reflejará en una ventaja frente a los demás competidores, derivando en la capacidad de obtener una sobreganancia por la venta de su producto.

Dicho lo anterior, es necesario recordar que el precio es una manifestación del valor, esto es, del tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de cualquier mercancía. Expliquemos: la producción individual de mercancías se manifiesta en los valores individuales (tiempos de trabajo individual), trabajos concretos; a través de la consolidación y expansión histórica del mercado, dichos valores individuales (productores individuales) tienden a expandirse y a conformarse como una generalidad en la producción, constituyendo paulatinamente el valor social o valor medio. Así, el tiempo de producción individual colabora a conformar históricamente el tiempo de trabajo socialmente necesario, esto significa que la ley del valor se concreta en el tiempo-espacio, adquiere la cualidad dialéctica de totalidad, donde la producción de mercancías es regida por un cúmulo de condiciones medias de producción y circulación que le dan materialidad al trabajo socialmente necesario; la producción individual cede su preponderancia a la producción social, trabajo concreto y trabajo abstracto respectivamente:

el valor de las mercancías es la forma específica e histórica en que se impone de un modo determinante la fuerza productiva del trabajo que en última instancia domina todos los fenómenos económicos.19

Lo anterior significa que aquel productor que quiera participar en la producción capitalista deberá cumplir forzosamente con dichas condiciones medias de producción y un nivel de productividad que le exigirá el mercado; esta generalidad en las relaciones de capital, Marx las explica con la categoría de trabajo abstracto.

Así, el ejercicio teórico de pensar el trabajo abstracto, nos obliga a decir que cualquier manifestación de producción de mercancías y por lo tanto de valor (tiempo) en el capitalismo, deriva en la conformación del valor medio (condiciones medias de producción), en su específico régimen de dirección productiva por una clase, y por lo tanto de propiedad. Ante esto, no se puede abandonar la idea de que la totalidad de los trabajos concretos, engendra a través del mercado y la competencia, la conformación del valor medio, el cual será la referencia donde concurren los valores individuales dando como resultado que propiciará que los más eficientes ganen y los menos eficientes pierdan, provocando plus y minus ganancias respectivamente.

Si la ley del valor regula los intercambios de mercancías entre unidades económicas, y con ello asegura la compatibilidad social de trabajos privados efectuados independientemente los unos de los otros, es necesario en primer término observar que, desde que se toma en cuenta la dimensión espacial, ya no se trata de intercambio entre las unidades sino de yuxtaposición, ubicación relativa de las implantaciones industriales, de las residencias, de los locales comerciales, etc.20

La finalidad capitalista es la lógica de la ganancia y el fundamento histórico-filosófico es la competencia; es ahí donde la producción social, con sus adelantos técnico-científicos implementados, logra la conjunción entre producción y circulación. La forma económica, concreta, que nos muestra esa unidad capitalista es la productividad, sin la cual no se entiende la transformación del valor individual en valor social, base de los precios.

Dicha transformación se da desde un nivel primario hasta la competencia entre ramas, o incluso entre países (teoría de la dependencia);21 sin embargo, considero importante replantear dicha discusión, pues en cualquier nivel de competencia, los valores se manifiestan en precios. La transferencia de valor se refleja en niveles de ganancia, resultado de los precios. Esa transformación del trabajo, medido por la productividad es lo que le da sustento a la teoría valor-trabajo articulado al plano de la circulación, de ahí su importancia y su relación con la formación de ganancias extraordinarias.

La transformación de valores a precios se hace necesaria y básica para entender el paso filosófico de lo abstracto a lo concreto; de la totalidad –que significa una herramienta de análisis teórica– a la representación o manifestación del fenómeno, valor y precio respectivamente. Si tomamos al valor como la totalidad, entenderemos que el grueso de las relaciones capitalistas se dan a partir de una medición regida por el tiempo de trabajo socialmente necesario, base del intercambio, para producir las mercancías (es decir la conceptualización completa del trabajo abstracto, en caso de que se llegara a dar totalmente dicha esta tendencia): “No se trata del trabajo directamente gastado en la producción de ambas mercancías, sino en trabajos abstractos y socialmente necesarios”.22

El trabajo social, desde la perspectiva marxista es la manifestación de condiciones medias de tiempo de producción, mientras se reduzca el tiempo de producción por unidad, que se refleja recurrentemente en la reducción del valor individual (costo), se acelera la intensidad del trabajo, se hace más productivo y, por ende, crece la cantidad de bienes arrojados al mercado. Otro factor que potencia la productividad es la implementación de tecnología o métodos de organización más eficientes en el proceso de trabajo. Estas dos formas de elevar la productividad son las que van a definir la formación de los precios (de producción), y en función de la competencia se definirá su papel como perdedor o como ganador de ganancias. La conformación de las condiciones medias de producción será la medida y el patrón a partir del cual se definirá el reparto de las ganancias. Al respecto, Marx señala:

La fuerza productiva del trabajo está determinada por múltiples circunstancias, entre otras por el nivel medio de destreza del obrero, el estadio de desarrollo en que se hallan la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas, la coordinación social del proceso de producción, la escala y la eficiencia de los medios de producción, las condiciones naturales.23

Esto significa la productividad del trabajo.

Distribución del (plus) valor social

Aunque se vea de manera trans-histórica la teoría del valor-trabajo, no podemos sino aseverar que es hasta el capitalismo que estructuras pretéritas de índole económico se refuncionalizan bajo la lógica de la producción de plusvalor y se vuelven necesarias para el proceso general de acumulación de capital; así, observamos que formas como la propiedad, el comercio y el préstamo, son necesarias para la reproducción del ciclo del capital global, en sus formas económicas de renta, ganancia comercial e interés, respectivamente.

En el esquema 1 se puede ver desdoblado el proceso global del capital, la distribución del plusvalor social generado en la esfera productiva, y su consecuente reparto en las mencionadas formas económicas representadas en distintos tipos de capitales (comercio, interés y renta).

El objetivo es hacer notar la participación de la Renta en algunas actividades propias de la esfera productiva y en otras de la esfera circulatoria; se sostiene que al ser un medio de producción (no producido) participa en la esfera productiva, sin embargo, dicha influencia se extiende a la esfera de la circulación.

La relevancia de aquellas actividades que generan renta, es que captan una parte del reparto de plusvalor que genera el mercado en su conjunto, base para el sobreprecio y la plusganancia respectivamente; se adiciona también la posibilidad latente de incrementar las ganancias de los capitales a préstamo (interés) y comercial. La categoría que mencionamos como foco de análisis en este artículo es la renta capitalista, direccionada a entender las actividades que requieren de la explotación de los recursos naturales como medios de producción:

El capital no es la suma de los medios de producción materiales y producidos. Es el conjunto de los medios de producción (producidos y no producidos) convertidos en capital y que de suyo tienen tan poco de capital como el oro o la plata, como tales, de dinero. Es el conjunto de los medios de producción (producidos y no producidos) monopolizados por una determinada parte de la sociedad, los productos y condiciones de la fuerza de trabajo sustantivados frente a la fuerza de trabajo vivo y a la que este antagonismo personifica como capital.24

Tomando en consideración que los medios de producción no producidos –como la tierra– son parte de las relaciones del capital, se busca dar respuesta al porqué de las constantes y crecientes inversiones de capital en actividades rentístico-extractivas. Para llegar a ello es necesario apuntar que dichas actividades generan sobre-ganancia o ganancia extraordinaria, en términos coloquiales se diría que son buenas inversiones o que son buenos negocios. Sin embargo, dicha sobre-ganancia de carácter permanente, a la cual denominaremos renta, no es fruto del trabajo, en estricto sentido. Siendo fiel a teoría del valor-trabajo, la riqueza capitalista, esto es la ganancia, proviene de las actividades donde hay trabajo no remunerado. Así, podemos señalar que la renta es un pago al propietario de una porción del planeta, no al trabajo, sino a la posesión del terreno, que posteriormente arrienda para ser usufructuado como medio de producción. Empero, hay que resaltar que la teoría marxista incorpora la categoría de renta en el análisis del funcionamiento capitalista (esquema 1) y lo vincula a los conceptos que explicamos líneas arriba.

Lo que hace características a estas actividades generadoras de renta, es su carácter monopólico, razón por la cual tendrán un comportamiento distinto de otras actividades económicas; dicha situación tendrá efectos sobre el proceso global del capital (acumulación) que se manifestarán de manera concreta en algunos elementos que ejemplificamos con la tasa de ganancia, lo cual explicamos más adelante.

Las actividades rentístico-extractivas y su carácter monopólico en la competencia

Si la renta es sobre-ganancia permanente es porque proviene o se origina de un sobreprecio que permite que se mantenga alto y constante; esta cualidad en los precios no puede sino explicarse a través de la cualidad monopólica que determina la capacidad de mantener precios altos.

La idea de Lefebvre sobre el doble monopolio de la producción capitalista es útil para diferenciar las actividades económicas habituales de las rentísticas. El control no sólo se da sobre la tecnología, como medio de producción, se da también sobre los medios de producción no producidos (tierra), cuya posesión y propiedad da la posibilidad de obtener un sobreprecio, de ahí la relevancia de estudiar el fenómeno monopólico desde la teoría crítica.25

Esto reafirma la vigencia que sigue teniendo el estudio de la Teoría de la Renta, en la particularidad de algunos medios de producción imprescindibles:

Y a la par que con la producción capitalista se desarrolla la producción de mercancías y, por tanto, la producción de valor, se desarrolla también la producción de plusvalía y de producto sobrante […] se desarrolla asimismo la capacidad de la propiedad territorial para absorber, gracias a su monopolio sobre la tierra, una parte cada vez mayor de esta plusvalía y, por consiguiente, para acrecentar el valor de su renta y el precio de la tierra misma.26

La intención es evidenciar la relación existente entre la propiedad y la renta, mediada por la cualidad monopólica, que termina definitivamente conformando el precio (sobreprecio) de una manera particular. La supuesta competencia choca con la mencionada característica monopolizable, que David Harvey resume de la manera siguiente:

Toda renta se basa en el poder monopolista de los propietarios privados de ciertas zonas del planeta. La renta monopolista surge porque los actores sociales pueden obtener un flujo de ingresos mayor durante un periodo de tiempo prolongado en virtud de su control exclusivo sobre un artículo determinado, directa o indirectamente negociable, y que en determinados aspectos cruciales es único y no reproducible.27

La tierra, al ser un medio de producción (objeto y medio de trabajo, al mismo tiempo)28 se encuentra por fuera del capital, además de ser un medio de producción no reproducible y escaso. Dichas cualidades le dan la aptitud y el carácter monopolizable, que al ser utilizada en la producción de valores de uso, no se comporta como cualquier mercancía producida por máquinas, aquí hay un carácter estrictamente natural (irreproducibilidad) que, en la competencia capitalista, le da ventajas a un productor sobre otros productores, tendiendo a concretar su estatus monopólico y reafirmando el carácter heterogéneo del suelo:

Básicamente se origina en dos circunstancias. En primer lugar, en el hecho de que las tierras tienen diferentes fertilidades y ubicaciones geográficas, y por lo tanto varían los costos de producción. En segundo término en que la tierra es un bien que no puede reproducirse y, por ende, es monopolizable.29

La conformación de la tasa de ganancia: competencia y monopolio

La organización espacial capitalista es más evidente que nunca, pues está en relación directa con elementos de la naturaleza y del medio ambiente que se vuelven imprescindibles para la producción de valor, al grado de adquirir el carácter de estratégicos. Al respecto, Armando Bartra señala que, amén de que haga falta una investigación más a fondo, el capital presenta barreras para disponer de ciertos insumos:

la escasez propicia el acaparamiento y la especulación de modo que, si bien en perspectiva está en riesgo la reproducción del sistema, en el corto plazo da lugar a ganancias extraordinarias […] se pueden hacer muy buenos negocios con el fin del mundo, con la escasez que permite incrementar las rentas que incluyen las petroleras, las que tienen que ver con el agua dulce, con la tierra fértil, si no, no estarían las grandes compañías y países comprando tierras en todo el planeta. Rentas es lo que están viendo que se va a presentar, incrementando como resultado de esta combinación de crisis.30

Así, algunos elementos constitutivos de la producción económica (material), como los valores de uso no producidos, entre los que figuran los mencionados recursos naturales, materias primas, la base de la producción de alimentos, espacios urbanos, no pueden separarse del análisis del capitalismo, ya que necesita de estas formas territoriales para reproducirse, al menos en este tipo de actividades donde se hace evidente la explotación y aprovechamiento de la tierra. La espacialidad se ve entonces como medio y resultado del proceso social de reproducción.

La forma en que se relacionan las distintas actividades en torno al ciclo producción-circulación-consumo del capital, se puede ejemplificar vía la conformación de la tasa de ganancia. Samir Amin señala que Marx teorizó al modo de producción capitalista en referencia a tres condiciones: la generalización de la forma mercantil de los productos, la generalización de la forma mercantil de la fuerza de trabajo, la generalización de la competencia de capitales la cual se expresa en la perecuación de las tasas de beneficio (ganancia).31

La tasa media de ganancia es la proporción del plusvalor (pv) generado entre el capital total adelantado (constante+variable), en cualquier nivel de competencia.32 Esta tasa demuestra la transformación del plusvalor en ganancia; a través de la competencia, además evidencia la nivelación de las distintas productividades dando como resultado la transformación de valores en precios, es decir, la manifestación concreta de la productividad del trabajo reflejado en las mercancías.

Para la conformación de la tasa media de ganancia se requiere de la competencia capitalista; por esta razón expusimos cómo opera la competencia capitalista en función del valor medio y del precio, para después pasar al análisis de la conformación de las distintas ganancias medias y tasas de ganancia, a distintos niveles.

Para entender los niveles de agregación de competencia, expuestos a continuación, los cuales refuerzan el argumento de que la transformación de valor a precio se da a cualquier nivel de concurrencia, es menester hacer una diferencia entre dos escaños de la misma competencia, pues esto dará pie a diversas ganancias medias o valores medios, a partir de las cuales se hará el proceso de transferencia de valores. ¿Cómo logra el sistema de mercado detectar esa magnitud media?33

El primer nivel –señala el autor chileno José Valenzuela– es o asume la forma de una “competencia intra-ramal”, es decir que una multiplicidad de empresas compiten en dicha rama buscando vender la mayor cantidad de bienes al mayor precio, cuestión que desemboca en la conformación de un precio único o medio (por efecto de la oferta y la demanda) y en el cual inciden todas las empresas de la rama.34 Este sería el valor medio formado a partir de valores individuales. De aquí deriva la formación del valor medio (“costo social” para Valenzuela), a la cual los productores están obligados a subordinarse:

De este modo, llegando al mercado con un determinado costo unitario particular, tienen que aceptar la expresión objetiva del costo social, momento en el cual queda establecida la relación, y consiguiente conversión, entre el correspondiente trabajo privado y el trabajo medio o social.35

Por lo tanto, esta competencia intrarramal da lugar a la conformación del valor, o a la conjugación de condiciones medias de producción que ya expusimos, esto es una primera trans o conformación del valor en precio.

El segundo nivel, es la “competencia inter-ramal”, que supone en primera instancia que funciona con una heterogeneidad de composiciones orgánicas de capital y diversos tiempos de rotación de capital entre distintas ramas de actividad económica. Así, cada rama en particular dará como resultado un sistema de precios diferenciados. Mediante la movilidad de capitales, las tasas de ganancia de cada rama tenderán a equilibrarse entre sí, formando los llamados precios de producción de libre competencia, que son los precios que aseguran la supuesta igualdad entre las diversas tasas de ganancia.36

Estos dos niveles definen lo que son las tasas de ganancia ramales y la tasa media de ganancia (TMG). Las primeras se forman en la competencia intra-ramal (dentro de una rama) y por lo tanto resultan en la formación de valor medio, mientras que las segundas se conforman en la competencia inter-ramal (rama versus rama) que derivan en la consolidación de los precios de producción. Estos dos niveles determinarán la conformación de la tasa media de ganancia de una economía, la cual se esperaría fuera homogénea en todas las ramas, si hubiera una competencia perfecta y libertad de capitales de unas ramas a otras.

El mecanismo del mercado obliga a conformar condiciones medias de producción a cualquier nivel de competencia. Esto provoca que los diferentes agentes que producen, de forma capitalista, y acuden al mercado, reflejen sus diferencias en su producción (precio de producción=C+V+ ganancia media).

Dichos precios de producción no pueden regir de manera individual, por ello la TMG muestra el valor medio necesario para participar en el mercado capitalista, dando como resultado las tan mencionadas transferencias de plusvalor.

Esa transferencia propicia que los de menor composición orgánica de capital, en este caso el número I, otorgue parte de su ganancia (pluvalor) al que tiene un mayor nivel técnico y que, en teoría, produce de manera más eficiente. Ese minus y plus de ganancia, respectivamente, es la transferencia de valor, la ganancia extraordinaria que obtiene la rama III además de su plusvalor o ganancia individual (Pv+plus de ganancia-generada en el mercado).

Niveles de competencia y tipos de renta

Ya dijimos que las actividades que otorgan esta posibilidad de obtener un plus de ganancia, son aquéllas que utilizan, además del conjunto de sus medios de producción (maquinaria, materias primas, etcétera), uno o más factores (por ejemplo, el pozo petrolero, la mina, el lago, tierra de cultivo, entre otras) cuyas características de escasez, irreproducibilidad y heterogeneidad, determinan en gran medida ventajas y desventajas entre productores de la misma mercancía o en el grado más simple de competencia. Dicha situación les brinda la posibilidad de obtener ganancias extraordinarias permanentes: rentas.

Existen tres tipos de renta que se han desarrollado desde la crítica de la economía política: la renta diferencial 1 y 2, la renta absoluta y la renta de monopolio. El funcionamiento de la renta diferencial 1 y 2, se da en un primer nivel de competencia o entre productores de la misma mercancía, y corresponde a lo explicado líneas arriba, donde la fertilidad y heterogeneidad de la tierra, son los elementos determinantes de la productividad del capital invertido en ella. Otro aspecto fundamental es que ambos productores se hacen necesarios en la producción de sus bienes (recuérdese que por su carácter escaso, las actividades rentistas no permiten el libre acceso de nuevas unidades de producción, lo que lo determina es el número de tierras de cultivo, el número de minas, lagos, etcétera); por lo tanto, el precio de mercado no surge de la competencia entre ambos; surge del agente que produce en peores condiciones, el cual tiene asegurada su ganancia media. Los productores con mejores suelos (si suponemos iguales unidades de capital invertido) recibirán la ganancia media y la posibilidad de exigir un precio superior al de mercado y por ende obtener la sobre-ganancia permanente (renta diferencial).37

La renta absoluta, es un desarrollo teórico de mayor complejidad, aunque guarda rasgos similares a los explicados; Foladori38 la explica a partir de un segundo nivel de competencia y Valenzuela como la competencia inter-ramal o a nivel de ramas de actividad económica.

Cuando nos referimos a la renta diferencial 1 y 2 o el primer nivel de competencia, señalamos que la tierra influía directamente en la productividad del trabajo, así, le atribuimos indirectamente a la tierra la generación del plus de ganancia, por sus ya mencionadas cualidades. Esta situación no puede aceptarse de manera irrelevante si somos congruentes con la teoría del valor-trabajo, según la cual la ganancia es fruto única y exclusivamente del trabajo impago. El mérito de Marx, según algunos estudiosos, es que logró explicar el origen de la plus-ganancia en la agricultura, o sea la renta diferencial 1 y 2, la cual no proviene de la tierra, sino de la competencia de la economía en su conjunto y del reparto social del plusvalor.39 Es en este nivel que la renta tiene su efecto directo y evidente sobre la tasa de ganancia y por lo tanto en la acumulación.

La renta de monopolio es el sobreprecio que no tiene límite más que el que pueda pagar un comprador o demandante. Sin embargo, este tipo de renta es muy difícil de encontrar, podríamos señalar que es la forma pura de propiedad sobre un único y exclusivo bien. Dicha renta y su cualidad monopólica inherente es la condición teórica que nos da la posibilidad de entender el efecto sobre el conjunto del funcionamiento de una economía, pues es ahí donde se llevan al límite las condiciones de producción, donde la competencia se trunca, y donde el sobreprecio se manifiesta como una condición de exclusividad, factor que incidirá directamente en la tasa media de ganancia, y por ende en la acumulación.

De lo anterior se deduce que la renta es el pago hecho (precio) al dueño de la tierra al cederlo a un “agente que lo utiliza como un factor de producción o un bien de consumo final”.40 La tierra, por ende, brindará precios diferenciales por las ventajas que pueda dar como medio de producción o si su localización también es benéfica al usuario de dicha propiedad territorial, siempre y cuando se manifieste en un complemento al proceso de producción. La búsqueda de ganancias individuales, como por ejemplo los compradores de tierra, provocan, sin saberlo, condiciones que frenan el proceso de acumulación en general.

Se puede aseverar que la renta diferencial es la lucha de los productores individuales, mientras que la renta absoluta es la generadora, a un nivel social, de que la tasa de ganancia tenga una tendencia a la baja.

Renta, propiedad y Estado

Sin afán de resumir la discusión sobre el Estado en sus distintas funciones sociales, queremos tomar aquí sólo una arista fundamental para articularlo al análisis que hemos venido desarrollando. El vigilante, gestor y promotor de cualquier tipo de propiedad es el Estado, que mediante la ley dirime diferencias entre los múltiples potenciales poseedores; para el caso de la producción es una situación similar: el Estado resguarda los intereses de la propiedad privada de los medios de producción y los promociona, pero también está obligado a respetar diversas formas de organización de la producción o de tenencia de algunos medios de producción como la tierra. Así por ejemplo, en el caso de México existen la propiedad comunal, la ejidal, que aunque contradictorias, son formas distintas de la propiedad privada del suelo, aunque la mayoría de ellas se articule al funcionamiento de la producción capitalista de mercancías.

Si el Estado es el defensor de la propiedad, entonces también tiene un papel fundamental para ejercer una presión sobre algún tipo de renta; si partimos del hecho de que la renta se basa fundamentalmente en la propiedad de la tierra podemos aseverar que el Estado tendrá un efecto importante sobre ésta, sobre la renta y por ende sobre la acumulación.

esta especificidad histórico-jurídica [política] propia del desarrollo capitalista en los países de América Latina (y el Caribe), permite resignificar el concepto de renta absoluta, esta vez a nivel internacional a partir del dominio o de la propiedad estatal sobre los recursos mineros y energéticos. Esto es lo que, a nuestro juicio, constituye una de las contradicciones más relevantes en la economía mundial contemporánea.41

Así, el Estado tendrá un papel fundamental sobre la repartición de las rentas, pues si promueve una propiedad privada del suelo, la renta absoluta será adueñada por dichos propietarios privados de distintos recursos naturales; empero, si la propiedad de dichos recursos son propiedad del Estado, entonces habrá una captación de riqueza con un carácter público. Lo anterior no quiere decir que la participación del Estado vaya en contra de las relaciones capitalistas, pero sí, hay que dejar claro el papel que tiene para distribuir la riqueza a partir de esta forma económica peculiar.

los nuevos estados nacionales optaron por mantener bajo su dominio tales riquezas con el objetivo de financiar los gastos que implicaba la construcción de estados capitalistas independientes de la corono española, principalmente.42

Durante los siglos XIX y XX, se puede evidenciar un constante dominio de los Estados nacionales sobre los recursos estratégicos, principalmente los referentes a la minería y a la energía, lo cual les daba la capacidad política y económica de fortalecer un contrapeso en contra del capital transnacional. Sin embargo, esa situación cambia a finales del siglo pasado y entrando al siglo XXI nos damos cuenta que cambió la hegemonía y sus consecuentes procesos de despojo “sobre los recursos naturales mineros y energéticos a favor del capital privado transnacional”.43

Efectos de la renta en la tasa media de ganancia y la acumulación de capital: causas del despojo

La acumulación de capital lleva aparejado dos procesos fundamentales en su conformación: la concentración y la centralización de capital. La concentración se refiere a la expansión absoluta de los medios de producción y de la fuerza de trabajo, de burgueses y proletariado en términos sociales; el segundo proceso, implica que paralelamente se da una ampliación, extensiva e intensiva, de la competencia capitalista que deriva en la contradictoria reducción de la concurrencia (achicamiento del mercado), dando como resultado la “expropiación de unos capitales por otros”.44

Partimos del hecho de que la acumulación de capital es a su vez un proceso de reproducción ampliada del capital global. Se sobreentiende que el producto de valor en un periodo final debe ser mayor al inicial. Cuando hay una reducción del producto de valor o una apropiación del valor –en nuestro caso, por agentes no capitalistas–, se dice que hay un freno a la acumulación de capital. Dicha apropiación es llevada a cabo por actividades que –como las rentístico-extractivas– se agencian plusvalor que nos les corresponde. Hay que recalcar que el régimen de propiedad, auspiciado por el Estado, es el que les permite dicha apropiación y así, consecuentemente, poner en jaque a otros capitalistas de diversas actividades. En este sentido, hay que señalar que la “condición espacial”es necesaria para la reproducción del capital, puntualizando que el tipo de actividades señaladas propician dos resultados: por un lado, la tendencia a la expansión de las relaciones y, en otro sentido, aniquilan el proceso de reproducción del capital frenando el reparto equitativo de plusvalor, lo que origina frenos a la acumulación de capital.

Se hace patente que la búsqueda de ganancias individuales por parte de capitalistas individuales, aunque no sea de manera productiva –es decir que generen plusvalor–, es la constante en las relaciones sociales actuales. Y hay capacidad de algunas actividades, como las rentístico-extractivas, debido a la propiedad territorial, de generar márgenes de ganancia mayores a otras actividades habituales o competitivas, provocando diversos mecanismos de despojo que buscan obtener la propiedad de los recursos. Cabe señalar que esto desemboca directamente en un efecto negativo sobre la acumulación. En realidad se crea una fuente de aparente riqueza (inmediata o de corto plazo), por ejemplo la compra y ocupación de tierras con recursos naturales estratégicos u otras actividades; sin embargo, el planteamiento teórico marxista señala que esas ganancias individuales de corto plazo generarán un descenso de la tasa de ganancia en el largo plazo, reafirmando así la tesis de Marx sobre cómo “el capital crea las condiciones para su propio exterminio”.

Si tomamos al pie de la letra la teoría marxista diríamos que toda ganancia en el capitalismo emana del trabajo que no es remunerado. A través del mecanismo de la tasa de ganancia, las actividades no capitalistas (que no requieren de trabajo asalariado), como las mencionadas en este artículo, tienen la posibilidad de obtener un plus de ganancia sin que el trabajo corresponda en proporción a ese incremento. Esto da pie a que los capitales invertidos en estas actividades obtengan beneficios mayores a otras actividades económicas; de ahí la relevancia, urgencia y la operatividad de diversas estrategias para obtener la posesión de dichos medios de producción.

Precisamente algunos de estos frenos a la “libre competencia” son los que dan sentido al modo de producción capitalista, que tiende como vimos a estrangular sus vías de libertad competitiva por concentración y centralización de capitales por los mismos capitales;45