El divorcio que nos une - Eva Bach - E-Book

El divorcio que nos une E-Book

Eva Bach

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Beschreibung

Un libro que es un conjuro contra una palabra que, inevitablemente, tiene un fondo de amargura: divorcio. Con un tono fresco, desenfadado y cercano, las autoras nos muestran que el odio, el dolor, el miedo y todas las emociones encontradas e hirientes de las separaciones pueden ser encauzadas a través de comprensiones y perspectivas que las hacen más fáciles y llevaderas, y, a su vez, nos abren caminos para orientar las rupturas en la dirección del amor, del bienestar y del crecimiento.

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El divorcio que nos une

Eva Bach Cobacho y Cecilia Martí Valverde

Prólogo de Joan Garriga

Primera edición en esta colección: agosto de 2023

© Eva Bach Cobacho y Cecilia Martí Valverde, 2023

© del prólogo, Joan Garriga, 2023

© de la presente edición: Plataforma Editorial, 2023

Plataforma Editorial

c/ Muntaner, 269, entlo. 1ª – 08021 Barcelona

Tel.: (+34) 93 494 79 99 – Fax: (+34) 93 419 23 14

www.plataformaeditorial.com

[email protected]

ISBN: 978-84-19655-53-0

Diseño de cubierta: Pablo Nanclares

Realización de cubierta y fotocomposición: Grafime Digital S. L.

Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Si necesita fotocopiar o reproducir algún fragmento de esta obra, diríjase al editor o a CEDRO (www.cedro.org).

A Jordi y a nuestros dos queridos hijos, Marc y Adrià (y a Mercè y Tjitske).

A Sabina e Imma y a sus padres (y a Francesc y David).

Por «los divorcios que nos unen».

EVA

A mis dos hijas: Begoña, por pasar la vida, y Alicia, por su amor. Y a sus parejas, Quique y Salva.

CECILIA

Índice

Prólogo, de Joan GarrigaIntroducción. «¿Dónde puedo encontrar vuestro libro?»¿A quién se dirige este libro?Una apuesta por la esperanza«Bien separadas» de verdad, conozco a cuatroDifícil un buen divorcio donde no ha habido un buen «matrimonio»No hay futuro posible sin reconciliarnos con el pasadoEs que sus padres «no» se han separadoHijos e hijas están bien si padres y madres están bienQuizá no sean tan «pobres niños y niñas»A veces lo ingrato puede ser un gran aprendizajeQuizá haya que decir también «pobres madres y padres»«Esto es lo que hay, vamos a ver qué hacemos con ello»¿Esto son personas o son marcianos?Cuando el entorno envenena las mejores intencionesA veces, quien protege se autoprotegeLíbrame, Señor, de mis amigos…Si quieres estar con todos, no estás con nadie¿Te equivocaste? No importa…Una casa vacía y un corazón rotoNo sufre más quien se quedaNo siempre es lo que parece desde fueraSi te culpo, me duele menosLos no separados hacen lo mismo, pero se interpreta distintoQuerer «más», una forma sutil de venganzaSufro, luego existoEl dolor: ríndete primero y suéltalo despuésHacer de la separación una lección de amor«Por ti valió la pena»Fue bonito mientras duróDar un lugar en el corazónEl divorcio que nos uneMe gusta que te parezcas a tu padre (o a tu madre)Querer cuando ya no se quiereTú y yo ya no somos parejaMirar a la expareja con ojos nuevosContigo no podía ser asíMaldita separación o por qué tuve que casarme yo con esteUn poco de mal rollete tiene su gracia y puede ser reparador«Me consta que la otra es una excelente persona»La relación puede terminar, pero el vínculo permaneceParadojas en torno a las separaciones«Lo único que necesito es tu respeto»Tú en tu cama, yo en la míaEl momento más difícilSaber anteponer el amor a las hijas e hijosPapá y mamá hemos tomado una decisión…«Virgencita, virgencita, déjame como estoy»Separados como pareja, juntos como padresDéjame que lo diga, así no lo hagoSepararse a tiempoY volver, volver, volver…«Yo ya lo sabía»Necesito ayuda profesionalAyuda: cuándo, para qué y para quién¿Hay vida después del divorcio?Les duele a hijos e hijas porque aún les duele a madres y padresA medida que se curan padres y madres, se curan hijos e hijasEl arte de hacer sencillo lo complicadoAntes de entrar, dejen salir«Por favor, que mi madre no me presente a más novios»Me acuesto con quien sea para vengarme«¿Y a mí qué me importa cómo les iba a mis padres en la cama?»Se van con quien les toca y puntoCuando se pierde el control y se cometen barbaridadesHijos e hijas «WhatsApp»La paz interior no se paga con dinero«Yo también te doy las gracias por todo, pero no te olvides de pasarme la pensión»A la que aparece un tercero, se va todo al trasteSepararse con hijas e hijos adolescentes«Papá sí me deja, me voy a ir con él»Tendríamos que divorciarnos a la islandesaLa compartida, ¿la mejor custodia?El juzgado, ni pisarloEl mundo al revés, o cuando hijos e hijas ejercen de padres o madres«Sé que el monopatín es sagrado para ti»Cosas bonitas que van en aumentoHay cosas que su padre sabe hacer mejor que yoPresente de indicativo del verbo «reconocer»«También te quiero a ti»Las familias «normales» de hoyTus hijos, los míos y los nuestrosVe con papá, que yo ahora no puedoAunque no me toquen, siguen siendo mis hijosLo que el amor unió, el amor lo separaEL CLUB DE LAS PAREJAS BIEN SEPARADASEpílogo. Mis padres son raros, raros. Un relato sobre las separaciones con mirada de niñoAgradecimientosBibliografía

Prólogo

Aun a riesgo de parecer aclamador en exceso, iniciaré el prólogo a este libro compartiendo el sentimiento exacto que experimenté al final de su lectura. Sentí un impulso fervoroso y espontáneo de aplaudir. Algo similar a lo que experimentamos después de disfrutar de una pieza musical o teatral, o tras leer un bello poema que nos toca. Entonces quisiéramos abrazar y agradecer a su autor y a sus intérpretes por lo que hemos experimentado, por lo que nos han ofrecido, por los caminos que abren y por la sabiduría y esperanza que destilan. Este deseo viene del sentimiento de forma natural y llega como fruto de la ternura, la vibración, la sencillez y la conmoción que transmiten. Como si se tratara de una sencilla obra de arte, en este libro se alumbran los terrenos del amor y el desamor en las parejas, así como los pasos y los tránsitos necesarios para preservar la dignidad, la paz y la dicha de mujeres y hombres, padres e hijos, cuando enfrentan dolorosos desencuentros o enfilan el siempre difícil camino de la separación y el divorcio.

Mal podría decir que pertenezco al club de los bien separados al que aluden las autoras en algún momento de su intercambio epistolar. Por dos veces me ha tocado enfrentar en mi vida personal los tremendos retos emocionales y vitales del divorcio. Además, en mi ejercicio profesional de la psicoterapia y la ayuda, en múltiples talleres orientados a las parejas, muchas de ellas me han confiado la posibilidad de intervenir y trabajar para encauzar su amor y seguir caminando en sus tránsitos más felices y en sus quiebres más turbulentos. A veces juntos, a veces por caminos divergentes. Puedo decir muy alto y claro que generalmente una separación duele, y mucho; que en las esquinas menos pensadas de nuestro interior encontramos un montón de sentimientos que se convierten en huéspedes durante un tiempo. Y a cada uno de ellos hay que tratarlo y cuidarlo con la atención debida, con los ungüentos que lentamente lo liberan: las vergüenzas y las culpas, ya se trate de culpar o de culparse, por lo que se hizo o no se hizo. Los resentimientos que vienen de la impotencia en manejar nuestras heridas. Los enfados y las rabias que siguen al amor frustrado. Las penas y el dolor cuando nos rendimos a la realidad de que algo terminó. La ternura por los recuerdos, los destellos y deseos amorosos que perduran cuando el otro ya no está, la añoranza de los cuerpos, la soledad, el temor, etc. Desde luego que cada separación, y cada hombre y mujer que se separa, tiene su singularidad, pero nada los exime de enfrentar sus intensos sentimientos. Luego, despacio, como huéspedes que quedaron complacidos, los sentimientos empiezan a perder intensidad y se van. Solo entonces la alegría empieza a regresar y el horizonte se abre hacia el futuro y lo venidero. Pero lo venidero se sostiene en lo anterior, y así como se edifica mal sobre escombros, también en lo afectivo integrar una separación es crucial para el próximo proyecto amoroso.

Sin duda el dolor es el sentimiento más difícil, el que evitamos con más ahínco, pero también es el más liberador cuando lo permitimos, cuando nos rendimos a él, cuando le hacemos espacio y lo convertimos en huésped de honor; entonces lentamente va remitiendo, y como es el pariente más cercano del amor, la entrega al dolor permite que el amor pueda seguir fluyendo, y donde hay amor no hay extravío ni sufrimiento innecesario ni violencia absurda ni locura vana. De manera que la vía para encarar las separaciones tiene una meta: restaurar el amor y el reconocimiento de lo amado en su momento y de lo que fue posible, aunque la relación se haya terminado, aunque los caminos queden ya lejos.

Y en el camino uno aprende, en especial de lo que en su momento fue tan doloroso y quebrantador. Por ejemplo, uno aprende que todo cambia, que cada día trae su nueva tarea, que siempre acaba saliendo la luz, que en los descalabros descubrimos la fuerza oculta en cada uno, que del caos emerge un nuevo orden, que los hijos se fortalecen con las dificultades. También, que no hay buenos ni malos sino personas viviendo en la zona deliciosa y, a la par, peligrosa del amor, deseosos de apego y pertenencia, anhelantes del otro, cautos frente a las heridas, mamíferos delicados pero también almas generosas. Todos con una inmensa fragilidad y grandeza de corazón.

Aunque conozco y aprecio mucho a las autoras y me sé de buena mano su repertorio de talentos y capacidades, que incluyen humanidad, sentido común, frescura, valentía, sabiduría y profundidad, sí confieso que al iniciar la lectura me asaltó el temor de que el libro no se decantara un poco hacia un decálogo dogmático sobre el bien separarse. Temí que fuera algo aleccionador, con instrucciones bien intencionadas en lo ideológico pero de difícil cumplimiento en la experiencia real de las personas. De eso nada, pero nada de nada, y pido perdón a las autoras por mis propios estúpidos fantasmas. Lo cierto es que uno se enamora más y más del libro a medida que avanza su lectura porque en cada paso puede ver reflejado aquello que lo tocó en su separación y cómo las autoras lo orientan con la esperanza y el realismo necesarios para que la reconciliación, la dignidad y el amor para todos salgan reforzados. Lo hacen sin paliativos y sin artificios. Pura naturalidad. Sin prejuicios y con estricta naturalidad reparten claras enseñanzas sobre el arte de transitar los procesos emocionales del divorciarse para que ambos miembros de la pareja y también los hijos salgan fortalecidos. Y esto no es la inteligencia emocional en boga, es mucho más, es arte emocional en mayúsculas, o cuando menos, preciosa artesanía de los sentimientos.

Creo que este es un libro necesario, y si estuviera en mis manos manejar los hilos de los libros que merecen tener popularidad por su contenido y orientación, sin duda El divorcio que nos une sería de obligada lectura para todos aquellos que encaran el vía crucis de su separación, para que tenga de tormentosa el mínimo necesario y de constructiva el máximo exigible. Y es que, así como es prácticamente imposible separarse sin emociones encontradas y desencuentros dolorosos e hirientes, ojalá se volviera inevitable hacer el tránsito hacia la paz y la cooperación como meta de toda separación, para el bien de todos, incluyendo a los hijos. En un tono fresco, desenfadado, coloquial y tierno, las autoras muestran que el amor en las parejas y el odio y el miedo que vienen de su frustración y de las separaciones pueden ser encauzados a través de comprensiones y perspectivas que lo hacen más fácil y llevadero. Muestran cómo el bienestar en mayúsculas no viene de asentarse en el victimismo y el resentimiento de lo que sucedió y dolió, sino de integrar todo lo que la vida nos ha traído, por dolorosa que sea, en beneficio nuestro y de la vida misma.

En nuestra cultura se acabaron los tiempos de la pareja para toda la vida. Hoy algunos autores hablan de la «monogamia secuencial». Esto significa que estadísticamente nos cabe esperar que a lo largo de una vida tengamos entre dos, tres y cuatro parejas estables. Imaginemos el escenario de libertad en el que vivimos para orientar nuestro mundo afectivo de la manera que deseamos, pero también el precio en estrés emocional que debemos pagar, lo cual nos incita a un desarrollo especial para integrar vínculos anteriores y actuales, para unir pasado con presente. Es por tanto esencial estar orientados en la jungla del nuevo amor y de las nuevas familias.

Pero ¿por qué se separan las parejas? Desde luego que no por falta de amor, por lo menos en su mayoría, sino más bien por falta de capacidad para gestionar el amor en la dirección del bienestar y del crecimiento. Es una bendición cuando en la pareja uno más uno da como resultante más que dos. Entonces la pareja fluye con facilidad y se acompaña en un proyecto vital gozoso. Otras veces, por desgracia, uno más uno es bastante menos que dos. Entonces la pareja se desvitaliza y su intercambio no provee nutrición ni desarrollo y entran en la zona peligrosa.

Las autoras han conseguido integrar aspectos pertenecientes a distintas corrientes dentro del ámbito de la psicología humanista, como son por ejemplo el análisis transaccional, la Gestalt, la bioenergética y la terapia familiar sistémica, entre otras, y han bebido de fuentes y autores tan diversos como Rogers, Berne, Steiner, Perls, Lowen, Bowlby, Watzlawick y Cyrulnik, por citar algunos de los más significativos. En el libro se nota que han sido contagiadas también por algunas de las ideas de Bert Hellinger y el trabajo de las constelaciones familiares sistémicas.

La principal de estas ideas es la de que el amor crece en la dirección del bienestar cuando se toma en consideración el Orden, de manera que habría unos Órdenes del amor que, al cumplirse, hacen que las personas se sientan bien, tanto en las relaciones entre padres e hijos como en las relaciones de pareja. Por ejemplo, todo es más fácil cuando los miembros de la pareja tomaron y sintonizaron con lo que recibieron de sus padres, porque, si no, activan demandas excesivas con la pareja que a esta no le corresponde atender y caen fácilmente en la frustración. Dicho en llano: la pareja no es una relación materno-filial sino una relación entre adultos. También ayuda saber que los hijos aman a ambos padres y que, incluso en el caso de un divorcio, no pueden elegir ni tomar partido. En el hijo los padres permanecen juntos aunque los padres se separen. No es mi intención extenderme más allá de dejar constancia de cómo el libro despliega sus comprensiones de los Órdenes del Amor para que el bienestar sea el estado natural al que miramos. Para ello se deben cuestionar las posiciones existenciales edificadas en el malestar y el «sufrimientismo», que por desgracia gozan de la siniestra especialización de hacer sufrir a los demás.

Ojalá que durante la lectura del libro nos dejemos orientar por una comprensión mayor a la común, elemental e infantil, que divide el mundo entre buenos y malos. Que sepamos ver el amor oculto y la dignidad humana en todos y cada uno, y muy especialmente en nosotros mismos y en aquellos que durante un tiempo parecieron nuestros enemigos, como por ejemplo nuestras parejas durante las discordias y tensiones del divorcio, máxime cuando en su momento vivimos con ellos o ellas las altas planicies de la confianza y la pertenencia plena.

Enhorabuena, queridas Eva y Cecilia, y gracias.

JOAN GARRIGA,

director del Institut Gestalt.

Marzo 2007- junio 2023

Introducción.«¿Dónde puedo encontrar vuestro libro?»

Comenzamos a escribir la primera edición de este libro en el verano de 2003 en Barcelona. Apenas un año después, cuando teníamos ya perfilados los cuatro capítulos de los que iba a constar y redactada buena parte del contenido, decidimos dejarlo indefinidamente en suspenso.

Habíamos escrito un dramón, un alegato romántico, justiciero y lacrimógeno, que victimizaba y sobreprotegía a hijos e hijas y acusaba y censuraba a madres y padres. Con toda probabilidad, esto no iba a ayudar realmente a nadie a afrontar de un modo saludable una separación.

Tuvieron que pasar tres años hasta que recuperamos nuevamente este proyecto, con un nuevo planteamiento más atrevido y más políticamente incorrecto que el anterior. Puede que algunas personas que hubieran celebrado el primero, lamentaran que no hubiéramos tenido un segundo momento de lucidez y no hubiéramos interrumpido también este. Si no corrió la misma suerte es porque esta vez sí que nos sentíamos identificadas y a gusto con el tono y la forma que finalmente le habíamos dado.

El libro salió a la venta en 2007 y tardó poco en hacerse la segunda edición y en convertirse en un referente y una herramienta útil para una ruptura de pareja saludable. Sin embargo, unos años después de su publicación, la editorial CEAC decidió descatalogarlo y, desde entonces, han sido muchas las personas que han contactado con nosotras para preguntarnos dónde podían conseguirlo. Desde hace ya un tiempo, y con gran pena por nuestra parte, hemos tenido que decirles que era casi misión imposible hacerse con un ejemplar, salvo en casos muy puntuales de algunas bibliotecas que lo tienen.

La idea de retomar este tema la teníamos en mente desde hacía bastante, pero hasta abril de 2022, cuando hemos recuperado los derechos del libro, no hemos podido materializarla. Esta nueva reedición ha sido posible gracias a una serie de sincronicidades casi mágicas y a tres personas queridas que la propiciaron. Por un lado, Angélica Olvera y Alfonso Malpica (DEP), que se decidieron a crear en su Universidad CUDEC de México «el club de los bien separados» y, por otro, Jordi Nadal, que nos encargó el libro cuando estaba de director/editor en CEAC y ahora nos lo reedita en Plataforma, su editorial y la nuestra.

Quince años después, nos sentimos felices e ilusionadas de poder ofreceros, por fin, esta nueva versión revisada y actualizada. Mantenemos el formato de cartas intimistas entre nosotras y hemos cambiado los nombres ficticios de las protagonistas por los nuestros propios, como hicimos en 2013 en nuestro otro libro conjunto Por amor a mi familia, también publicado en Plataforma y escrito en modalidad epistolar.

Las autoras somos primas segundas y hemos optado por dicha modalidad en homenaje a las cartas que han sido una hermosa tradición a lo largo de varias generaciones de nuestra familia, y que han ido y venido, durante años, de Murcia y Elche a Cataluña, y viceversa.

Añadimos, a la versión original, once cartas más, una serie de reflexiones, consideraciones y aportaciones nuevas, y unos cuantos retoques y modificaciones, así como algunas vivencias en primera persona y las trayectorias y experiencias profesionales más amplias con que contamos en este momento.

Estrenamos también portada. Una portada exquisita, bella, elegante, delicada, esperanzadora, con un poder evocador y simbólico en plena sintonía con el contenido del libro, que celebramos y agradecemos inmensamente a Plataforma. Las letras del título simbolizan la biografía, las historias de vida, de amor y desamor; las hojas y tallos los vínculos y «alianzas» que vamos entretejiendo a partir de ellas, que quedan enzarzados en la propia historia y son perennes e imborrables; mientras que la flor encarna el alma que subyace en todo ello, así como el fruto resultante, que trasciende la propia historia y sigue expandiendo su belleza y su aroma más allá de ella, de su propia deriva y circunstancias.

Una imagen que no pone el acento en la ruptura sino en la transformación y en que lo bello que hubo persiste, en que puede y debe seguir su camino, y en que puede y debe seguir emergiendo, floreciendo y creciendo hacia el futuro.

Lo dejamos en vuestras manos, deseando de corazón que aporte algo de luz y que sea un bálsamo para el alma en una situación que nunca es fácil o agradable, pero que no necesariamente tiene que ser dramática ni traumática.

EVA BACH COBACHO

CECILIA MARTÍ VALVERDE

¿A quién se dirige este libro?

Desde su primera edición en 2007, el contexto sociofamiliar ha variado bastante respecto al de entonces. Los nuevos modelos de familia no solo son unos cuantos más, sino que están bastante más extendidos. No obstante, esta nueva reedición sigue dirigiéndose a parejas que se separan, sean estas heterosexuales u homosexuales, a sus familias y entorno cercano, a psicoterapeutas, terapeutas, abogados/as, mediadoras/es, asistentes/as sociales, educadoras/es y cualquier profesión de ayuda que trate con separaciones o divorcios. También dedicamos algunas cartas a familias reconstituidas y a otros tipos de nuevas familias. No contemplamos las triejas y otras formas del poliamor, ni tampoco las relaciones abiertas o la anarquía relacional, aunque buena parte de lo que decimos es aplicable a cualquier tipo de relación significativa que toque a su fin.

En realidad, en cuanto a gestión emocional saludable se refiere, prácticamente todo lo que planteamos y sugerimos es válido también para otros tipos de ruptura fuera del ámbito familiar, como por ejemplo entre socios/as empresariales o entre amistades íntimas.

Así mismo, no hace falta haberse separado o querer separarse para leer este libro y que resulte de utilidad. De hecho, uno de los problemas con que nos encontramos es que algunos de los requisitos para un buen divorcio no los cumplen a veces ni las parejas que están juntas. Por eso también puede serles de utilidad a estas, como recurso preventivo y crecimiento personal.

Finalmente, hemos optado por un lenguaje lo más inclusivo posible, dado que en estos momentos está mucho más extendido que cuando escribimos la primera versión. Aunque existe cierta controversia al respecto, pensamos que en alguna medida está contribuyendo a visibilizar lo femenino y no nos sonaba bien hablar todo el tiempo de «los padres» y «los hijos» solamente. Sin embargo, en varias ocasiones hemos recurrido también a esta u otras formas parecidas para facilitar la lectura y que resulte más fluida. En las cartas de Eva, cuando relata experiencias personales relativas a su separación, habla siempre de «hijos» puesto que tiene dos hijos varones.

Os dejamos ya con nuestras cartas, deseando que su lectura os resulte grata e inspiradora, y que las saboreéis como una novela de amores y desamores, reales como la vida misma, que, a pesar de todos los pesares, tejen lazos profundos y hacen crecer bellas flores, como la que ilustra la portada.

Una apuesta por la esperanza

Queridísma Ceci:

Este libro comenzó con un SMS tuyo (menuda antigualla). Ahora seguramente habría sido un wasap, pero qué más da, porque por ambos medios es imposible abordar un tema con tanta miga y por eso decidimos hacerlo a través de nuestras queridas cartas.

Me consta que te sigue preocupando lo mismo que entonces: seguir viendo, casi a diario, a tantas parejas que se destrozan la vida y a tantos niños/as y adolescentes que, sin tener ninguna culpa, pagan los platos rotos de la separación de sus progenitores y manifiestan diversas problemáticas.

Me imagino que el día a día de la consulta puede llegar a ser bastante cansado y algo frustrante cuando se repite una vez tras otra la misma canción. Siempre os he admirado: terapeutas, psicoterapeutas, psiquiatras, trabajadores sociales y profesionales de la ayuda en general, que, a pesar de veros continuamente las caras con toda clase de problemas y dificultades, seguís conservando el optimismo y tendiendo manos a quienes se hallan en situaciones a veces desesperadas.

Para mí, como pedagoga y educadora, acaso resulte un poco más sencillo. La educación es el lugar natural de la esperanza, o al menos tendría que serlo, y en mis charlas y cursos puedo aliarme más fácilmente con ella puesto que no presencio tan directamente los dramas y enfrentamientos familiares. Mi tarea consiste en dejar caer pequeñas semillas que con el tiempo hagan florecer nuevas posibilidades y, quizá por esto, a menudo pienso que llegará un momento, en las rupturas de pareja, en el que la elegancia y la bondad de corazón dejarán de ser territorio reservado a unas pocas personas.

Confío plenamente en que serán cada vez más las exparejas que podrán entrar a formar parte del club de las «bien separadas». ¿Crees que las personas seguirían dándose golpes contra una pared si pudieran ver claramente que hay una puerta? ¿Y que seguirían haciéndose y haciendo tanto daño si se dieran cuenta de que hay otras salidas más dignas y reconfortantes? Quiero pensar que otra forma de entender y afrontar las separaciones es posible y me gustaría que fuéramos capaces de aportar algunas pistas para facilitarlo.

Lo hemos hablado muchas veces, hace falta una cultura distinta del divorcio, otra manera más saludable de vivir e interpretar las rupturas de pareja.

Mi apuesta, y sé que la tuya también, es una apuesta clara por la esperanza.

«Bien separadas» de verdad, conozco a cuatro

Mi querida Eva:

Cuando en 2007 publicamos por primera vez este libro, conocía exactamente a cuatro personas que pudiéramos considerar «bien separadas» de verdad. Cuatro. Ni una más ni una menos. Y veía a muchas en mi trabajo a diario. La gran mayoría estaban sencillamente a años luz de lo que podemos denominar una buena separación. Ahora podría decirte que conozco a alguna más: vamos a dejarlo en ocho.

Para separarse bien hacen falta humildad, valentía y gratitud, y esto en el momento de una separación muchas veces no se da. Lo más normal, cuando una pareja se separa, es que se culpen mutuamente, se desentiendan de su propia responsabilidad y, en lugar de agradecerse lo que han compartido y lo que se han dado hasta ese momento, se queden en el duelo y el reproche.

Seguimos estando bastante verdes aún en cuanto a la manera de afrontar las separaciones. Hay muy pocas reacciones verdaderamente maduras y equilibradas. Hoy por hoy, siguen siendo muchas las personas que no ven esa puerta y que no hallan la salida por ninguna parte. Algunas incluso parece que no quieran dejar de darse coscorrones. Siguen siendo bastantes, también, las que no se preguntan en qué habrán fallado ni acuden en busca de ayuda profesional, y si lo hacen es para ratificarse en su postura y que les confirmen lo que quieren oír: que la culpa es de la expareja.