El domador de recuerdos y otros relatos - Daniel Florentino López - E-Book

El domador de recuerdos y otros relatos E-Book

Daniel Florentino López

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Beschreibung

"El domador de recuerdos" es un libro de microrrelatos con historias potentes pero amables. Relatos con gran vértigo algunos, con reflexiones agudas otros. El hilo conductor es el asombro y perplejidad que generan al autor las situaciones cotidianas y las límites, la vida, la muerte, la rutina. Lo bello, intimidante y misterioso de ser y estar en este mundo lleva en cada texto a descubrir y redescubrir al otro y a uno mismo en las más variadas circunstancias verosímiles o fantásticas.

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Seitenzahl: 63

Veröffentlichungsjahr: 2016

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daniel f. lópez

EL DOMADOR DE RECUERDOS

Editorial Autores de Argentina

López, Daniel Florentino

El domador de recuerdos y otros relatos / Daniel Florentino López. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2016.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-711-685-4

1. Narrativa Argentina. 2. Cuentos. 3. Relatos. I. Título.

CDD A863

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail:[email protected]

Diseño de portada: Justo Echeverría

Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini

Contacto con el autor: [email protected]

Esta primera publicación de microrrelatos merece el agradecimiento a todos aquellas personas que me han inspirado, alentado y acompañado a construir y transitar estos inacabados y mágicos caminos de palabras. Mis colegas Roberto Ponce, Alejandro Lunadei y Cecilia Sansalone.

A mis prologuistas Roberto Andino y Daniel José Colella. A mis colegas y lectores del sitio textale.com. Al poeta Rodolfo Alonso por su inapreciable guía y asistencia. Finalmente a Beatriz

Santos y Mirta Cacciola por sus correcciones y comentarios.

Índice

prólogo de roberto andino

prólogo de daniel j. colella

la revelación

ya no recuerda por qué pelea

el lector

jardín de palabras

el tatuaje

el hombre visible

el paseo

el teatro de arena

gallo de riña

william garcía 

el radioyente

el escritor realista

tango y después

la máquina escritora

gutural

pira

música country

un cuento de navidad

rebelión en los estantes

los narradores

la expedición

el padre

verbos

letras asesinas

el nadador

el dios que se creía hombre

muerte de una página en blanco

nada existe fuera del texto

frankenstein poeta

el domador de recuerdos

supermercado de palabras 

atrapado en un poema de amor

la ciudad de los estoicos

valquirias

¿quién le teme al quijote?

el gastronauta

aniversario

panic attack

todo se ha dicho y escrito

la vida como arte

un pato

el infractor

dien bien phu

la fuga

un álbum de fotos 

un revólver en el ropero

comienzo del juego

mirar a los ojos

el autoexiliado

héroe

el soñador

el espejo cóncavo

ser nada

Prólogo del Doctor Roberto Andino

Quien se deje descifrar y domesticar a través de la lectura de estos textos encontrará la posibilidad iniciática de un tao. Los caminos que se despliegan emanan decididamente una luz oriental. Andares, estampas y gestos, los delatan.

“El domador de recuerdos” cumple prolijamente con todas las preceptivas del micro cuento o mini ficción: “Humor y Amor” para conjurar la muerte y el horror; ironía, elipsis, concisión. Estos y muchos elementos más del brebaje que, por secreto profesional no revelaremos aquí, han hecho que me sirviera, en sorbos, para disfrutar junto a mis alumnos de la universidad la belleza de la escritura y paladear sabrosos momentos de intercambio, instantes en la que el tiempo se suspende cuando intentamos percibir más allá de los sentidos y felizmente lo alcanzamos o mejor dicho, nos dejamos alcanzar.

Existe un elemento lógico- mágico en estos relatos, cierto e increíble: su prosa poética, Rodolfo Alonso lo sabe y se lo ha confesado en secreto. Suelto aquí estos indómitos recuerdos que esperé con ansiedad desde sus comienzos. El látigo certero, picante y dulce del domador de recuerdos podrá amansar nuestra agitada cotidianeidad, lograr las asombrosas acrobacias del ingenio.

Prólogo del Licenciado Daniel José Colella

Mitologizar y preguntar

prólogo a “el domador de recuerdos”

Dicen (Decir no es lo que mismo que hablar) que en una sola obra está toda la obra de un autor. En algún (micro) relato, ¿estará toda la obra de Daniel López? Toda la escritura de López es para mí el esbozo de Una (en lo Uno hay pluralidad) pregunta. No se trata sólo de encontrar un final inesperado o sorpresivo (en un cuento), se trata de preguntar.

Veamos “Los narradores”. En este microrrelato, Daniel esboza una física (una ontología, que es Tiempo). Cinco escritores “narran para existir”. Cada uno de ellos crea un mundo a su medida y pretenden vencer a los otros. Cada uno quiere ser el Uno. Pero Daniel advierte que si eso sucede el juego se interrumpe. La Unidad significa el fin. La causa final es no sólo clausurante del Deseo, tampoco es real.

Narrar es Decir. Por eso Daniel escribe que (esos escritores) “dan forma a las vidas de quienes se creen reales.” Narrar es “ordenar” los mundos. Pero no hay buena literatura si ordenar esos mundos no es un modo de mitologizar y preguntar.

Ahora, veamos “La expedición”. Cinco filósofos se encierran para indagar sobre los orígenes de la filosofía. El proyecto recibe el nombre de “Proyecto 313”. “La muerte, la soledad, el abandono, la enfermedad, la tortura se sucedían como una cinta de Moebius. Todos alcanzaron una visión particular de estos males y de los horrores que les provocaban.”

Daniel dice, al final y ya al borde la locura, los participantes regresaron a sus hogares. Ninguno dio cuenta de lo que vio o experimentó. Hoy se dedican a la docencia. Son felices, agrega. Disfrutan de las “sombras” de lo cotidiano, le hacemos decir a Daniel.

“La escritura es el arte de plantear las preguntas y de no responder a ellas o resolverlas. Sólo la escritura puede plantear una pregunta y, por el sólo hecho de que lleva en sí una fuerza, puede dejar a esta pregunta en suspenso. Cuando las preguntas planteadas son verdaderas, molestan.”, dice Roland Barthes en una entrevista.

La “visión particular” de los filósofos que no lograron transmitir a los habitantes de la caverna es ausencia de pensamiento. El ejercicio de la docencia es la evasión de esa particularidad. Pero, Daniel dice algo más: Es LA imposibilidad de pensamiento en Argentina; impotencia que no tiene la riquísima tradición literaria nacional y que los relatos de Daniel buscan indagar incesantemente.

En El nadador un habitante de Mataderos repite la experiencia del nadador del famoso cuento de John Cheever. Lo mismo que al personaje del autor estadounidense, Roberto Méndez decide repetir la gesta de atravesar toda la ciudad con solamente un short de baño nadando a través de las piscinas y piletas de lona. El absurdo de una experiencia lúdica, la posibilidad de que este juego sea gozoso, la realización de una aventura que lo realice Méndez parecen intolerables para la construcción Real de los fines útiles.

El gozo de Méndez o, mejor, la condena de su mujer e hijos (a su aventura gozante) a través del abandono, es un imposibilidad de nacer. Si no hay re-nacimiento, no hay gozo.

¿Qué pregunta (la obra de) Daniel?

¿Por qué no hay apertura? ¿Por qué el gozo (ese bello modo de lo Abierto) es intolerable? ¿Por qué no jugamos? ¿Por qué no decimos la Palabra propia?

Por suerte, Daniel escribe. “Los sueños tendían a repetirse y siempre terminaban en una mesa de café con un sujeto llamado Daniel López escribiendo sobre un tal James Smith.”

La revelación

Ciento cuarenta kilómetros por hora, marcaba en el momento de incrustarse el automóvil en un paredón. La imprudencia de conducir luego de una noche de excesos y alcohol lo colocó en una situación de coma cuatro en el hospital, no sin antes, estar cinco minutos, sin pulso, ni signos vitales.

El procedimiento de rutina, reanimación por estimulación eléctrica, logró el inesperado milagro, de devolverle la vida.

Después de siete meses en estado de inconsciencia, Germán Martínez, despertó de su inconcebible sueño. Parecía entender algunas indicaciones, pero no emitía palabras. Hubo que recurrir a los servicios de una sicóloga, la licenciada Nora Shein. Esta profesional, de a poco, logró que su paciente lograra hablar.

Lentamente, mientras intentaba recobrar su plenitud física y mental, se advirtió en él una personalidad taciturna. Luego de dos años, falleció misteriosamente de causas naturales.