El lacayo de don Quijote - Fabrizio Trainito - E-Book

El lacayo de don Quijote E-Book

Fabrizio Trainito

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Beschreibung

El cuento es una suerte de spin-off de la novela, que se detiene en personajes secundarios, entresijos, eventos menos conocidos y profundiza eso período en el que Don Quijote se hizo famoso. Lucas intentará en toda manera de juntarse a los dos famosos viajeros. En el intento de alcanzarlos hará nuevos encuentros que lo afectarán mucho y vivirá aventuras que lo harán crecer. Viajar abre a nuevos horizontes y a una ancha gama de vidas a elegir, que, además de oportunidades y novedades, siempre implican también a renuncias. Cuando finalmente tendrá éxito en su intento y llegará al caballero errante, descubrirá que no es como lo esperaba.

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Frases célebres de "Don Quijote"

Visitar tierras lejanas y conversar con personas distintas hace sabios a los hombres.Acuérdate, querido Sancho, quien vale más, debe hacer más.Un salto encima del seto vale más que las oraciones de los justos.No hay límites excepto el cielo.La sangre se hereda, pero la virtud se adquiere, y la virtud en sí mismo vale lo que la sangre no conta.Dios bendiga a quien inventó al descanso, una manta que envuelve a los pensamientos de todos hombres, alimento que sacia cualquiera hambre, peso que equilibra las basculas y une el vaquero al rey, el idiota al sabio.La honradez es la mejor política.Amor y deseo son dos cosas distintas: no todo lo que se ama se desea, tampoco todo lo que se desea se ama.Ay, envidia, ¡raíz de males infinitos y gusano de virtudes!Nuestros peores enemigos, e aquellos con los que tenemos que luchar más que nadie, son en el interior.No hay un buen argumento que tal se vea cuando sea demasiado largo.La suerte a menudo deja algunas puertas abiertas para que entre algún remedio.

La prueba

“Querido muchacho, quiero ponerte a prueba para ver si eres digno de esto cargo importante”.

"Sí…".

“¡Sí-Señor!... Como sabes mi amo es un caballero errante y por lo tanto pronto retomaremos nuestro camino hacia la aventura y lo desconocido".

"Por supuesto".

“¡Dije Sí Señor!... Cómo de costumbre nos vamos a reaprovisionarnos y esta es una tarea muy importante”

"Entiendo".

"Cuando me contestes tienes que decir Sí Señor, No-Señor, de hecho, Señor Sí o ¡Señor no! Cuando te dirija a Su Excelencia, tendrá que responder: Sí, Su Excelencia, No, Su Excelencia... ¡¿Comprendido?!".

“Sí… Señor Sí, Su Excelencia, al contrario, no, de hecho, no tanto…".

Dejémoslo en paz y volvamos a lo nuestro. No es que haya mucho para nuestro viaje, pero quiero ver cómo te va con esto deber ".

"Sr. Sí-Sí, Su Excelencia".

“Hum… obviamente mi juicio se verá afectado tanto por la calidad como por la cantidad de víveres que sabrás hallar. Sólo después decidiré yo, junto a mi dueño, qué hacer con su aplicación " Sancho Panza concluyó.

"Oh Sr. Escudero, Su Excelencia, Ud. verá que no la defraudaré” respondió el niño y se escapó.

Tantas y tales fueron las provisiones que Lucas trajo a Sancho que era casi imposible empacarlos en las mulas.

Varias calidades de queso, jarros de vino, trozos de carne salada, panes y tortillas.

A Sancho le hizo agua la boca, pero trató de disimular el asombro por tanta abundancia. Dijo apresuradamente: "Bien chico, eso me parece algo bueno, ya veré con mi amo si te puede llevar con nosotros".

Añadió pensativamente: “¿Sí más bien como has pagado todos los suministros?”.

“Yo no les pagué. Los tomé palabra. Dije que Su excelencia pagaría por todo. Seguro que tendrán lo que pagar por estas pocas viandas...".

Sancho enseguida replicó enojado: "¡Por supuesto!" Luego agregó: “Tendrías dudas sobre el

¿mi amo? El último que tuvo algo que decir todavía tienen volver a reconstruirlo para cuantas piezas lo hizo con la espada”.

"No señor. Todos creían que el compromiso del Caballero vendrá honrado. Sin duda, sin vacilación".

¡Vaya!, pensó Sancho y rápidamente se deshizo del joven con una excusa.

Tenía que idear a algo de inmediato o habría sido difícil explicar que no había el dinero, que ya estaba agotado para ese día, que el Señor se iba con la cabeza en el aire y le mandaba al el a pagar a los acreedores, pero ¡¿Cómo podía llegar a hacerlo?! ¡La bolsa estaba ya vacía!

Era de noche y el amo ya estaba acostado en el catre. Farfulló quién sabe qué, cosas incomprensibles o como sea conocidas solo a él. Estaba a punto de quedarse dormido, entonces no habría nada más que hacer por despertarlo. Era necesario actuar de inmediato, antes de que los sueños tomaran el control y el caballero volviera a vivir otra de sus batallas imaginarias.

Lo llamó en voz baja, despertando adrede en él una gran alarma. Inmediatamente el

caballero se levantó a sentarse y rápidamente buscó la espada.

Su escudero le advirtió que no hiciera ruido, porque había oído rumores de que una feroz banda de merodeadores había rondado en la colina y, de momento en momento, podría tender una emboscada. No había tiempo que perder, cualquiera podía quedar en el medio. Actuando enseguida habrían evitado un asalto seguro. Inmediatamente partieron con las mulas a cuesta, mientras don Quijote vibraba por alcanzar a sus oponentes y Sancho Panza hizo todo lo posible para evitar esos ruidos que hubieran alarmado a los acreedores.

Vagaron por muchas tierras, pasando por desde la colina hasta el valle, desde un vado de río a un campo de girasoles. Sancho informó a su Señor lo que dijo de haber visto u oído y el incitaba al caballo sin buscar a nadie ni huella del su paso. De esta manera viajaron toda la noche y se alejaron mucho del pueblo donde Lucas dormía plácidamente e inconsciente de todo.