Cuentos del atardecer para jóvenes y abuelos - Fabrizio Trainito - E-Book

Cuentos del atardecer para jóvenes y abuelos E-Book

Fabrizio Trainito

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Beschreibung

Colección de cuentos cortos, dulces y a menudo con final feliz y moraleja. Una buena oportunidad para pasar la noche con la familia y acompañar a sus hijos a la cama, descubriendo juntos un mundo fantástico en el que compartir momentos de paz y tranquilidad. Cuentos cortos, pero ricos en valores: de la amistad a la ayuda mutua, de la tolerancia al respeto por la diversidad, a la simplicidad y la suavidad. Una oportunidad para redescubrir cosas importantes juntos y distinguirlas de las frivolidades. El autor ha publicado una amplia colección de cuentos de hadas e historietas en italiano, inglés, portugués y español.

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Indice

Unas palabras de presentación

El halcón y la paloma

Los hermanos pendencieros

La urraca ladrona

La dama de diamantes

La tetera de Misha

El gorila soberbio

El compañero de juegos

El primer día de escuela

Cuentos de las buenas noches

ISBN | 000-00000-000000

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Youcanprint.it

Unas palabras de presentación

Colección de cuentos cortos, dulces y a menudo con final feliz y moraleja.

Una buena oportunidad para pasar la noche con la familia y acompañar a sus hijos a la cama, descubriendo juntos un mundo fantástico en el que compartir momentos de paz y tranquilidad.

Cuentos cortos, pero ricos en valores: de la amistad a la ayuda mutua, de la tolerancia al respeto por la diversidad, a la simplicidad y la suavidad.

Una oportunidad para redescubrir cosas importantes juntos y distinguirlas de las frivolidades.

El autor ha publicado una amplia colección de cuentos de hadas e historietas en italiano, inglés, portugués y español. Se puede encontrar más información sobre el autor y sus obras en

http://gazzaladra.weebly.com

Traducido por Alberto Bessi, Filippo Piarulli y Stefano Sensi

El halcón y la paloma

traducido por Stefano Sensi

Vuela alto en el cielo. Abre sus alas, baja el pico y mira al suelo. Él busca. No sabe bien lo que está buscando. Lo ha visto en los picos de otras especies y con su vista lo ha memorizado bien. Seguramente lo encontrará pronto. Desciende en altitud siguiendo el juego de las corrientes de aire.

Con sus plumas acaricia un viento cálido del sur. Se reclina cuesta abajo, arrullado por sus olas de aire.  

De repente se gira, elevando sus alas. Lo ha visto. Ha visto un olivo y está a punto de atacar.

No sabe realmente cómo hacerlo, cómo arrancar una ramita. Pero ha visto cómo se hace, y es fácil con su poderoso pico.

Regresa al vuelo satisfecho. Llevará la ramita a la paloma con la cual voló la noche anterior.

No sabe exactamente lo que pasó, pero ese encuentro lo cautivó.

Los hermanos pendencieros

traducido por Alberto Bessi

Nacieron de las semillas de la misma cometa, ambos habían sobrevivido al ataque de pájaros hambrientos y al mal tiempo. Habían brotado y crecido tan cerca que se sombreaban entre sí según la rotación del sol. Todos estaban seguros de que uno de los dos, el más débil, no lo habría logrado. Pero no, después de seis meses de difícil convivencia, todavía están allí, jóvenes y hermosas ramitas listas para mostrarse ariscas, azotandose cada vez que una ráfaga de viento las movía. Habían crecido uno mirando hacia el norte y el otro hacia el sur, ya casi abrazados, con la intención de robarse espacio en cada ocasión. Ya hundieban sus vigorosas ramas y poderosas raíces cada una en el espacio de la otra en una serie continua de provocaciones y castigos, alimentando diariamente resentimiento y rencor. Primero se habían molestado, luego obstaculizado, por último odiado. El al norte con sus ramas había oscurecido el sol hacia el al sur, que a su vez había respondido colocando una rama baja justo en el tronco y, cuando soplaba el viento del norte, aserraba su corteza. Ya todo el bosque hablaba de ellos y de su odio, cada travesura estaba en el centro de la charla y los comentarios de todos. Los mayores trataron de hacerlos entrar en razón, pero a estas alturas ya nadie les prestaba atención, además de todo, eso de los dos hermanos pendencieros era la única forma de distraerse del aburrimiento de vivir en el bosque. Cuando llegó el huracán, los atrapó desprevenidos, atentos a los hechizos y represalias habituales de la última pelea. La tormenta era de una fuerza nunca antes experimentada y pronto se dieron cuenta de que el peligro era muy serio.

El primero en ser arrastrado fue el del norte que se agarró fuertemente a su hermano con todas sus ramas, luego tocó al del sur que, a pesar del malestar, se inclinó instintivamente hacia su hermano y lo abrazó. El polvo levantado por el viento estaba en todas partes y no se veía nada alrededor. La madera estaba envuelta en una nube y parecía estar a punto de ser llevada hacia el cielo. Los impactos se multiplicaron y los dos hermanos tuvieron que apretarse aún más, para no terminar aniquilados por la furia de la naturaleza. Cuando la tormenta se calmó, depositó el polvo y dejó que algunos rayos pálidos del sol se filtraran a través de las nubes, se les presentó un espectáculo desolador. Donde había pasado el tornado, los árboles ya no volvían su copa hacia el cielo, sino que parecían muchos tullidos o enfermos, ya inclinados por el sufrimiento y la vejez. El suelo estaba lleno de las carcasas de aquellos que habían sido sus compañeros de una vida, algunos quebrados por la furia del viento, algunos erradicados, algunos aún talados por el peso de la lluvia. Solo ellos habían escapado y seguían erguidos. El del norte había perdido tres grandes ramas y mucho follaje. El gemelo del sur había tenido lo peor, pero aún estaba de pie, incluso si se ayudaba un poco a su hermano. Fue así que descubrieron el valor de enfrentar la adversidad juntos, de sostenerse mutuamente y luego de consolarse. Ahora, cuando el viento del norte los azota, la rama baja tan odiada, que restregaba la corteza, parece un masaje agradable y esas ramas que ocultan el sol, un placentero abrigo del calor.