"En sus brazos ella se siente ínfima y ligera como una pluma Por su parte, pareciera que todo su acondicionamiento físico y cualquier trabajo pesado que ha hecho lo preparó para este momento. Los gemidos de ambos se fusionan con el balido de las ovejas y el zumbido de las abejas. Ella cierra los ojos e inclina la cabeza hacia atrás. Un sonido de puro y absoluto placer escapa de sus labios".Después de ser rechazada una vez de más, Sofia toma una decisión. Encuentra una pareja de ancianos, en línea, que aceptan intercambiar su encantadora cabaña en el bosque por su departamento en la ciudad, por el verano. Una vez en la cabaña, con el huerto y un hermoso paisaje llenos de ovejas que recorren los campos, planea olvidarse de los hombres y encontrarse a sí misma. Sin embargo, de lo dicho al hecho hay mucho trecho. Cuando conoce a su vecino, un lobo solitario extremadamente apuesto y mayor que ella, olvida rápidamente su plan. Se siente llena de ardientes deseos, durante su estadía en la cabaña, e intenta desesperadamente acercarse al hombre misterioso.-
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 39
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Ähnliche
Lisa Vild
El lobo solitario
LUST
El lobo solitario
Original title:
Ensamvarg Copyright © 2018, 2019 Lisa Vild and LUST, an imprint of SAGA, Copenhagen All rights reserved ISBN: 9788726273335
E-book edition, 2019 Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
El lobo solitario
Sofia escucha el murmullo del viento entre las hojas de los árboles que se ven desde la ventana de su departamento. Es medianoche y no hay luces encendidas, así que el lugar está en penumbras. Ni siquiera las luces amarillas de la calle la iluminan mientras está sentada en el sofá con las piernas pegadas al pecho. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué había vuelto con Marcus? Ahora está otra vez allí sentada, llorando, en medio de la noche y usando un pijama extremadamente cómodo, pero extremadamente feo. Completamente sola. Y abandonada. La peor parte es que, una vez más, ella había creído que él había cambiado. Lo había perdonado tres veces en un año y siempre terminaba llorando desconsolada.
Un sollozo escapa a sus labios y sus ojos se llenan de lágrimas una vez más. Sofia le quita un cuadro a la barra de chocolate y se lo lleva a la boca. Las lágrimas ruedan por sus mejillas mientras lo mastica. Ni siquiera le importa el acné que vendrá después. No tiene que pensar en su aspecto porque ya a nadie le importa. La pantalla del celular se alumbra cada vez que un amigo o familiar intenta ponerse en contacto con ella, durante el día. Pero no tiene la energía para responderles. Además, sabe que en el fondo nunca entenderían.
No la apoyaron cuando les dijo que iba a volver con él. A ninguno le pareció una buena idea que aceptara a Marcus cada vez que regresaba arrastrándose.
— Tienes 30 años, estás buenísima y soltera. Puedes tener al hombre que quieras. ¿Qué vas a hacer con ese fracasado? —le había dicho su mejor amiga Jonna, la última vez que él la dejó.
Sofia no respondió nada, pero sí que la escuchó. Ahora que está nuevamente sentada en el sofá, exhausta y con el corazón roto, recuerda ese comentario. Sofia pasa saliva y se limpia las lágrimas. Busca la lámpara de piso y la enciende. La tenue luz se propaga por la sala hermosa de estar. Por el cómodo sofá estilo Howard, el magnífico piso de madera, la gigante estantería llena de libros, la enorme Monstera y las paredes de color gris claro. Le encanta éste departamento. Pero no se puede quedar en él, todo le recuerda a Marcus.
La marca en el piso donde él dejó caer su celular, su lugar favorito en el sofá que ahora tiene la forma de su cuerpo, la estantería con algunos de sus libros favoritos, las paredes que le ayudó a pintar y la planta que compraron juntos. Definitivamente no se puede quedar allí. Porque sabe que pronto aparecerá Marcus en su puerta, engalanado con su mejor camisa y chocolates, flores o el libro que siempre ha querido en las manos.
Rogándole que lo perdone otra vez y ella lo hará. Por eso tiene que irse. Sofia no tiene las fuerzas para remendar su corazón sólo para que él lo rompa de nuevo. Esto debe terminar. Odia tener que hacerlo, pero Jonna tiene razón. Marcus es un fracasado, uno muy sensual y divertido. Perfecto en la cama. Con hermosos ojos marrones. No . Él es un perdedor y ella no permitirá que la pisotee de nuevo. Esto debe terminar.
Sofia cierra la puerta con llave al salir. Guarda la llave en un sobre, lo cierra y se lo deja a una vecina. Le deja instrucciones claras sobre quién buscará las llaves y cuándo llegarán. Abandona el departamento y una sensación de nervios la invade de camino a la estación de tren. No conoce a la gente con la que intercambiará casas. ¿Y si destruyen su departamento? ¿Y si no existe ninguna cabaña al llegar a su destino? ¿Quizás fue una mala idea esto de intercambiar casas? Fue algo que se le ocurrió en mitad de la noche y puso manos a la obra en menos de veinticuatro horas. Ahora es demasiado tarde para arrepentirse.
