Entre tu planta y la mía - Jordi Marín Estero - E-Book

Entre tu planta y la mía E-Book

Jordi Marín Estero

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Beschreibung

¿Y si el amor está mucho más cerca de lo que crees? ¿Y si lo que parece una distancia insalvable son solo unos metros? Todo aquello que perdemos por no intentarlo es la lucha constante contra uno mismo. Acompaña a Gorka a conquistar el rocoso corazón de Melina y no te caigas en el intento.

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Entre tu planta y la mía

Jordi Marín Estero

ISBN: 978-84-19692-22-1

1ª edición, agosto de 2022.

Editorial Autografía

Calle de las Camèlies 109, 08024 Barcelona

www.autografia.es

Reservados todos los derechos.

Está prohibida la reproducción de este libro con fines comerciales sin el permiso de los autores y de la Editorial Autografía.

Índice

Agradecimientos (Antes de nada…)

Agradecimientos (BIS)

Agradecimientos (BIS 2)

SONRISAS DE PAPEL

PRUEBA A VIDA O SUERTE

BAILANDO CON AINTZA

CONFESIONES A PIPPO

4 PUERTAS Y UN VENTOLÍN GASTADO

MENOS GRITOS, MILAGRITOS

VIVIR EN SOLEPAZ

ENAMORANDO T

CRÓNICA DE UNA ESCENA DESESPERADA

TODO PRINCIPIO TIENE ALGO MÁS

Epí*corto*

Agradecimientos (Antes de nada…)

Lo haremos de esta manera…

A quien ya no está y no ha podido verleerlo (de los verbos ver y leer, fusionados para las mejores ocasiones) Estoy seguro de que especialmente una de esas personas lo hubiera leído antes de salir a la venta…

A quienes se fueron a tiempo, por hacerme ver que hay caminos que es mejor llevarlos solo que acompañado de forma irregular o ficticia.

A aquellos que vienen y van, que sin ellos las cosas no serían del mismo modo, aparecen y salen de la escena del mismo modo que van por la vida, de la mejor manera que pueden: los palos que ponéis a mis ruedas hacen que el coche vaya mucho más rápido.

A los que han podido estar y decidieron que la calle de atrás era mejor que la que venía después de cruzar la misma, todo tiene su momento, y a veces no hay momentos. Porque los que hubiera habido…

Pero sobretodo y especialmente:

A quienes han estado siempre de una forma u otra, de manera interrumpida o ininterrumpida, pero a sabiendas que estaban ahí, a los que perdí y volvieron, a los que han aparecido — algunos en el momento oportuno — y se han quedado — y menos mal — . Alguien de esta lista me ha salvado varias veces- y muy especialmente a los que sabes que están y nunca van a irse, sois pocos los valientes que tenéis la paciencia de aguantarme, que no es fácil, como no es fácil ser yo continuamente.

GRACIAS, en definitiva, a toda la lista mencionada arriba, porque sin vosotros, esto jamás hubiera sido posible. — O sí, pero de otro modo — .

Agradecimientos (BIS)

La vida no es justa, los frutos no siempre llegan para el que siembra. Trabajar duro durante años en algo no te asegura nada. 

Pero lo que es seguro es que las oportunidades no llegan a los que se rinden, no te encontrarán si ya no estás.

Persevera, lucha, sigue e itera. 

Esta novela es el premio a tu tesón y constancia, tus noches eternas escribiendo, a las ideas que elegiste y las que descartaste. Es un premio para los que te rodeamos, es el premio que te has ganado.Sigue, queda camino.

Manager, programador, guitarrista, bajista, productor y todo en uno, pero, sobre todo, amigo.

Daniel Artola Domínguez

Agradecimientos (BIS 2)

Muchas veces pensamos que los sueños que tenemos no se cumplirán.

Intentamos pensar cómo sería nuestra vida si ese sueño fuera cierto.

Cerramos los ojos y volamos en un mundo onírico lleno de posibilidades.

Utilizamos nuestra imaginación para crear todo lo que nos gustaría tener o ser.

Cuando volvemos a abrirlos vemos que ese mundo desapareció, pero sucede algo hermoso.

A veces eso que está en nuestros sueños se vuelve real y Jordi es el vivo ejemplo de lo que digo.

Buscó la manera de sacar ese sueño a la realidad, costó mucho pero lo logró.

Estuvo años dándole forma, sacando tiempo de donde no lo había y sin dormir en muchas ocasiones.

Retorció y exprimió todos sus recursos hasta conseguir alcanzar su meta.

Todo ese esfuerzo, tiempo, sacrificio, y mares de tinta hizo que todo esto mereciera la pena.

Intentarlo no era la opción, la única opción era conseguirlo sí o sí.

Nosotros estamos orgullosos de él, porque conseguir lo que él ha hecho no es nada fácil.

Mago, tatuador, ilusionista, percusionista,

un ser especial y de luz; pero, sobre todo, amigo.

Jesús Domínguez Rodríguez

CAPÍTULO 1

SONRISAS DE PAPEL

Le dije que si era capaz de dibujar sonrisas en un papel la llevaría lo más deprisa posible por los pasillos, sin que se note, bueno, sin que se note que soy asmático y me estoy ahogando, corriendo con la silla; y sin que nos vean, porque esa escena podría ser un cuadro de flamenco para colgar en las mejores ferias de abril.

Le apasionaba la velocidad, era capaz de contarme historias inverosímiles que solo ella podría inventar.

Melina, así se llamaba, aún esperaba que me dijera de dónde provenía semejante nombre, pero daba igual, eso iba a ser lo de menos, lo importante eran esos casi 60 minutos que pasaba en rehabilitación, ella de lunes a jueves era la princesa de la planta 2, y yo me sentía el príncipe de ojos verdes que bailaba con ella al son del hilo musical de las enfermeras quejándose por nada y de los pasillos largos entre su planta y la mía, al ritmo de la mejor canción jamás cantada por ella misma, que una vez me cantó al oído y aún hoy tengo pesadillas.

Llevaba cerca de 1 año trabajando ahí, en mis 29 existentes e inoperantes primaveras nunca había trabajado en un lugar donde todo fuese capaz de reunirse al mismo instante: tristeza, soledad, alegría, incertidumbre; pero, sobre todo magia, la magia de las personas, la realidad de las personas, la vida con vida, el de tú a tú, allí nadie era más que nadie, pues la palabra ayuda siempre brindaba los pasillos.

Esa mañana fui a buscarla, eran alrededor de las 11, siempre me recibía con sus aviones de papel que dibujaban sonrisas, como si de emoticonos del móvil se tratara, ella siempre hacía alguno nuevo, creaba, era capaz de ver cosas que nadie más veía, pero ese día fue diferente, los médicos recomendaron que permaneciera en cama, venía de pasar muy mala noche y los medicamentos empezaban a crearle efectos secundarios, espero que no le hicieran cantar y bailar a la vez, una vez pude verlo y pesadillas no, pero alguna que otra lagrima de risa todavía se me escapa, la pobre no estaba tocada por la varita mágica de la voluntad en rítmica y danza.

Pasé toda la mañana con una sensación extraña, alguna de mis compañeras se dio cuenta, pero eran tan buenas que hicieron ver que no pasaba nada, como si de un día normal se tratara, pero sabían que no era así, era de esos pocos días que necesitaba que llegara el cambio de turno con urgencia, con necesidad, quería verla, ansiaba saber cómo estaba.

El descanso me lo pasé mirando por la ventana, cómo caían las gotas de lluvia en el cristal, qué sensación, ese efecto no era el mismo que cuando me ponía música de lluvia para conseguir dormir mejor, el directo, ver cómo el agua bajaba la calle por las aceras, cómo la gente apretaba bien el paraguas y, a su vez, ver a una pareja ya muy mayor cogerse de la mano al cruzar; fueron casi 15 minutos sin pensar en nada, y a la vez pensar en todo.Todo cambió al ver deslizar un papel por el aire con forma de avión, abrí la ventana intentando alcanzarlo pero me fue imposible, tal vez mi estatura media me impedía llegar a ciertos rincones que sí me daba para llegar a donde quería proponerme, todo era cuestión de fe, y ese papel entró en la última ventana del pasillo de la planta 9, jamás pensé que, al cogerlo, ya todo muy mojado y sin estructura alguna de avión, vería una sonrisa dibujada, tal vez la casualidad, o tal vez el destino quiso que ese papel, ya muy lleno de agua, llegara a mis manos.

¿Sería de Melina? La esperanza siempre estuvo de mi lado y tenía alma de soñador, lástima que sólo fuera el alma, porque para mí tener un sueño era posiblemente lo más real que podía pasarme durante el día. No es que no tuviera fe y confianza en mí mismo, que no la tenía, de hecho, siempre me acercaba a quien no debía, ¿sería por eso que la gente que me rodeaba venían ellos?

Me tocaba volver al turno, ese tiempo pasó volando, como el papel que se deslizó de la ventana a mi mano de la misma forma que se deslizaba nuestro supervisor por los pasillos, a una velocidad que posiblemente ni el calculaba, tenía mérito ir a la velocidad que iba dado su tamaño y carácter espeso.

Una vez lo vi reír, fue una sensación de victoria, como cuando el autobús pasaba a su hora o pedir un café con leche de soja corto y azúcar moreno en vaso acertaran a la primera a la hora de servirlo. No recuerdo ni su nombre, decían que era actor, a juzgar por sus trazas prefiero no pensar en que genero desarrolló su efímera carrera cinematográfica. Yo era de poner apodos y sin que él lograra enterarse, al menos por el momento, en petit comité le llamaba “galapactor”, pues tenía un cuerpo similar al de una tortuga, luego veías como iba por el hospital y tenía complejo de apagafuegos.