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Versión de las Fábulas de La Fontaine adaptada para los más pequeños e ilustrada con mucho humor. Una visión traviesa pero tierna de relatos tan conocidos como «La tortuga y la liebre» o «La cigarra y la hormiga», que invita a los lectores más jóvenes a sumergirse en estos textos clásicos por primera vez.
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Seitenzahl: 32
Veröffentlichungsjahr: 2023
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Índice
La cigarra y la hormiga 4
La liebre y la tortuga 6
La rata de ciudad y la rata de campo 8
El cuervo y el zorro 10
El roble y el junco 12
El zorro y las uvas 14
La rana que quiso ser tan grande como un buey 15
El león y el mosquito 16
El lobo y el cordero 18
El zorro y la cigüeña 20
El lobo y el perro 22
El león y el ratón 26
El gallo y el zorro 28
El lobo y la cigüeña 30
El león envejecido 32
El lobo que se hizo pastor 34
La comadreja que entró en un granero 36
Las ranas que pidieron un rey 38
El león que se fue a la guerra 40
El zorro y el chivo 42
El lobo, la cabra y el cabrito 44
El arrendajo engalanado con plumas de pavo real 46
El zorro que tenía la cola cortada 48
La jarra de barro y la jarra de hierro 50
La tortuga y los dos patos 52
El camello y los palos flotantes 54
La gallina de los huevos de oro 55
El ciervo que se veía reflejado en el agua 56
La lechera y el cántaro de leche 58
El pececillo y el pescador 60
La garza real 62
El caballo y el burro 64
El zorro, el lobo y el caballo 66
El gato, la comadreja y el conejo 69
La cigarra y la hormiga
4
La cigarra, que el verano entero
había estado cantando desde el sendero,
se encontró sin alimento tierno
en cuanto llegó el invierno.
Vio que no tenía a mano
ni una sola mosca ni un solo gusano.
Fue entonces como una mendiga
a ver a su vecina, la hormiga,
a rogarle que le prestase
comida con la que aguantase
hasta la llegada de la primavera.
«Te lo devolveré, compañera,
antes de agosto; te lo prometo.
Con intereses, todo completo».
La hormiga no mostró generosidad,
pues no tenía la culpa de su necesidad.
«Qué has estado haciendo esta temporada?»,
le preguntó a la cigarra aprovechada.
«Día y noche, sin parar,
he estado cantando, para tu información».
«Has estado cantando? ¡Qué emoción!
Pues ahora te toca bailar».
¿
¿
La liebre y la tortuga
6
No es la velocidad, sino la constancia, con lo que se gana la carrera:
en el bosque hay dos criaturas que lo pueden demostrar.
La tortuga apuesta, con arrogancia, que a la meta llega la primera.
La liebre responde, segura: «La carrera voy a ganar».
Continúa la rauda liebre:
«Amiga, has de tener fiebre
para hacerme esta propuesta».
«Febril o no, mantengo la apuesta».
7
Así hicieron, y las dos dejaron
junto a la meta lo que se apostaron;
no nos importa lo que era
ni quién ejerció de juez.
La liebre emprende su muy breve carrera
y en cuatro zancadas, gracias a su rapidez,
deja atrás a los perros, que la pierden de vista
y no pueden seguirle la pista.
Como tiene tiempo de sobra para pastar,
para dormir y para escuchar
el sonido del viento, deja a su rival
ir a paso muy lento.
Con esfuerzo parte el animal
de pausado movimiento.
La liebre desprecia semejante victoria
y deja el reto a pocos pasos de la gloria,
pues cree que le dará más reconocimiento
y hará historia. La liebre pace y reposa,
se entretiene con otras cosas
y el tiempo desaprovecha. Cuando se da cuenta
de que su rival, lentamente, está acabando la carrera,
parte como una flecha, pero, aunque lo intenta,
es en vano: su oponente ha llegado la primera.
Grita la tortuga: «¡He ganado la apuesta!
De qué te ha servido la velocidad
si te he derrotado sin dificultad?
Y eso que tú no llevas la casa a cuestas».
¿
La rata de
