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"´-¿Estás listo? -me preguntas en un tono de voz mucho más suave, con una sonrisa que me permite vislumbrar a mi chica. Al darte vuelta, deslizas tus manos por tus nalgas. No puedo evitar tocarme. Vuelves a girar y mueves tus caderas en un baile sensual al ir abriendo tu body. Lo subes un poco para dejarme entrever tu vagina pequeña y depilada. Me estiro para alcanzarla, pero me golpeas la mano. Te montas sobre mí, chupas tus dedos índice, medio y anular, y los llevas entre tus piernas hacia la zona donde tú estás y ahora yo también estoy. Luego te sientas`. Este relato corto se publica en colaboración con la productora fílmica sueca, Erika Lust. Su intención es representar la naturaleza y diversidad humana a través de historias de pasión, intimidad, seducción y amor, en una fusión de historias poderosas con erótica."-
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Seitenzahl: 29
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Fantasía de secuestro
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LUST
Fantasía de secuestro - Un relato erótico
Original title:
Bortført
This short story is based on the erotic movie "My Abduction Fantasy" by Erika Lust. The movie can be found on xconfessions.com Copyright © 2018, 2019. Reiner Larsen Wiese and LUST, an imprint of SAGA Egmont, Copenhagen All rights reserved ISBN: 9788726242737
1. E-book edition, 2019 Format: EPUB 2.0
All rights reserved No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
Fantasía de secuestro
Un relato erótico
Aún no puedo creer que estoy sentada en este auto. Apesta a cigarrillos, aceite, comida rancia y polvo. Es viejo y herrumbroso. El tapizado de los asientos quemado por el sol tiene agujeros y los tapetes del piso están retorcidos. Parece como si siempre lo hubieran estado. Es como si se hubieran solidificado en esta posición. Es una camioneta de un color azul oscuro que me hace pensar en la muerte de los colores. Las ventanas están cubiertas con parasoles plateados. Es mejor que nadie pueda ver lo que llevo en la parte trasera.
Normalmente, todo en esta camioneta o, mejor dicho, cada una de las cosas conectadas a esta camioneta serían suficientes para hacerme sentir enferma. Desprecio las cosas nauseabundas. No soporto que nada esté fuera de su lugar. Provoca que todo mi cuerpo se sienta incómodo. Sé que mis compañeros de trabajo, especialmente aquellos más abajo en la escala corporativa, murmuran sobre mi manía de perfección. Sin embargo, saben que no reclamo en ellos nada de lo que mi perfeccionismo me auto exige. Es mi problema personal.
Cuando doblo con brusquedad en una esquina, escucho un ruido sordo proveniente de la parte trasera.
Debería odiar cada minuto que paso en esta camioneta. Estoy bastante segura de que, bajo otras circunstancias, vomitaría. Pero esta situación está muy alejada de esas «otras circunstancias». No limpié nada antes de entrar. Incluso olvidé estirar la tela de mi vestido lo más abajo posible para evitar que mi piel tocase nada repulsivo. Aunque, ni siquiera llevo puesto un vestido. Calcé mi pequeño y hermoso trasero en el asqueroso asiento cocinado por el sol, vistiendo tan sólo un par de shorts reveladores.
Deslizo mis manos por el volante. Puedo sentir lo suave que es en ciertas zonas, desgastado por las manos callosas y sudorosas de trabajadores obesos. Los vellos aterciopelados de mi nuca comienzan a erizarse al imaginarlos. Asquerosas y sucias manos de hombres. Respiro por la nariz, inhalando profundamente hacia mis pulmones. No puedo sentir náuseas. Tengo ganas de tararear. Casi nunca tengo ganas de hacerlo.
