Historia del sindicalismo en Colombia, 1850 -2013 - Miguel Urrutia - E-Book

Historia del sindicalismo en Colombia, 1850 -2013 E-Book

Miguel Urrutia

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Beschreibung

Este libro cubre la historia del movimiento sindical colombiano en los últimos 164 años. Inclye el aálisis de las épocas de apoyo estatal y también de aquellas en que el Estado persiguió las luchas obreras y la acción huelguística. La intervención estatal siempre ha estado presente en el movimiento sindical y este trabajo tarta de dilucidar cómo los cambios en la legislación laboral han influido en la estructura del movimiento sindical, su poder negociador, y su impacto sobre el desarrollo económico nacional y el bienestar de los trabajadores.

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HISTORIA DEL SINDICALISMO EN COLOMBIA, 1850-2013

Colección Básica de Historia Económica de Colombia

Esta iniciativa de la Facultad de Economía recupera las obras básicas de la historia de Colombia. Entender el desarrollo económico del país y sus realidades presentes debe partir de una comprensión profunda de nuestro pasado. Por ello, la colección publicará libros clásicos, que son fundamentales para entender el desarrollo económico de Colombia y reflexionar sobre nuestros problemas actuales.

La colección se compone de obras rigurosas en la investigación y en el análisis histórico. El paso implacable del tiempo ha demostrado que estos libros son imprescindibles para estudiosos de las ciencias sociales, lo cual los ha convertido en obras clásicas de la historia económica de Colombia. Las obras seleccionadas se basan en archivos históricos, exhiben un sólido trabajo documental, trascienden la simple descripción de datos, y sus análisis profundos contribuyen con nuevas metodologías a entender la realidad del país. La Colección Básica de Historia Económica de Colombia busca, además, recuperar obras que no han recibido la atención merecida y que pueden dar nuevas luces de nuestra realidad.

La Facultad de Economía ofrece esta nueva colección a estudiantes, investigadores, intelectuales y estudiosos de la economía y la historia. Los libros seleccionados exponen diversos enfoques y están escritos de manera amena y comprensible para el público en general. La colección publicará las ediciones originales de libros agotados y no disponibles en la actualidad, pese a su enorme importancia. La lectura de estas obras ofrece nuevas bases metodológicas, diversidad de enfoques y estímulos para que afronten con rigor el estudio del crecimiento y bienestar de los países en desarrollo. Con esto, la Facultad de Economía quiere promover el análisis cuidadoso de la historia e interesar a las nuevas generaciones por la investigación desde el siglo XVI hasta hoy.

Colección dirigida por

Ana María Ibáñez

Hermes Tovar Pinzón

HISTORIA DEL SINDICALISMO EN COLOMBIA, 1850-2013

MIGUEL URRUTIA

Urrutia Montoya, Miguel, 1939-

Historia del sindicalismo en Colombia, 1850-2013 / Miguel Urrutia. – Bogotá: Universidad de los Andes, Facultad de Economía, Ediciones Uniandes, 2016.

(Colección Básica de Historia Económica de Colombia)

ISBN 978-958-774-284-8

1. Sindicalismo – Historia – Colombia 2. Trabajo y trabajadores – Colombia – Historia I. Universidad de los Andes (Colombia). Facultad de Economía. II. Tít.

CDD 331.880986SBUA

Primera edición: abril del 2016

© Miguel Urrutia Montoya

© Universidad de los Andes, Facultad de Economía

Ediciones Uniandes

Calle 19 n.° 3-10, oficina 1401

Bogotá, D. C., Colombia

Teléfono: 3394949, ext. 2133

http://ediciones.uniandes.edu.co

[email protected]

ISBN: 978-958-774-284-8

ISBNe-book: 978-958-774-285-5

Corrección de estilo: Fabián Bonnett

Revisión bibliográfica: Juan Sebastián Torres

Diagramación: Precolombi EU – David Reyes

Diseño de cubierta: Neftalí Vanegas

Imagen de portada: Moneda de mil pesos colombianos. Fotografía tomada por Nicolás Jiménez

Conversión ePub: Lápiz Blanco S.A.S.

Hecho en Colombia

Made in Colombia

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

El autor agradece la excelente colaboración de Daniel Machuca Acevedo, asistente de investigación delCEDE, Universidad de los Andes.

CONTENIDO

ÍNDICE DE TABLAS

ÍNDICE DE GRÁFICAS

PRÓLOGO

CAPÍTULO I. EL MERCADO DE TRABAJO Y LOS TIPOS DE ACCIÓN SINDICAL

El mercado de trabajo en Colombia y la estructura sindical

Los objetivos del sindicalismo

Conclusiones

CAPÍTULO II. LOS MOVIMIENTOS OBREROS EN EL SIGLO XIX

La sociedad de artesanos de Bogotá

Proliferación de las sociedades de artesanos

CAPÍTULO III. LUCHA DE CLASES

Cachacos frente a guaches

El Gobierno fomenta el conflicto de clases en el occidente

El fracaso electoral de los radicales

La alianza entre militares y artesanos

El golpe de Estado de 1854

CAPÍTULO IV. EL TÍMIDO INICIO DEL DESARROLLO ECONÓMICO

Reaparición periódica de los movimientos de obreros urbanos

CAPÍTULO V. EL SOCIALISMO Y LAS ORGANIZACIONES SINDICALES

Creación del movimiento sindical socialista

El desarrollo de los sindicatos gremiales

El gremio de la construcción

La estrategia de los trabajadores del río

Ideología socialista y estrategia sindical

CAPÍTULO VI. EL LIBERALISMO BUSCA APOYO DE LA CLASE OBRERA

Relación entre el Partido Socialista y las organizaciones obreras

La generación socialista

CAPÍTULO VII. EL PERÍODO DE LAS HUELGAS ESPONTÁNEAS 1924-1929

El ascenso del comunismo

Prosperidad económica

Nivel de empleo y organización obrera

La huelga contra la Tropical Oil Company

La segunda huelga en los campos petroleros

Relaciones obrero-patronales en las empresas colombianas durante los años veinte

La huelga contra la United Fruit Company

La caída del Gobierno conservador

CAPÍTULO VIII. EL ESTADO LIBERAL Y LOS SINDICATOS

Las elecciones

La política salarial de los partidos políticos

Protección legal de los sindicatos

Las limitaciones del apoyo legal al sindicalismo

El movimiento obrero se inicia en la política partidista

CAPÍTULO IX. LA VIOLENCIA COMO ESTRATEGIA LABORAL

La violencia organizada en el sector rural

La violencia urbana

La huelga de ocupación de fábricas en el sector industrial

Otras formas de coerción

Tácticas sindicales en los sectores público y privado

CAPÍTULO X. LA LEGISLACIÓN Y LA ESTRUCTURA DEL MOVIMIENTO OBRERO

La estructura del mercado

La ley y el sindicato de base

La historia de la protección legal de los sindicatos

CAPÍTULO XI. LA CTC Y EL PERÍODO DE LA ACCIÓN SINDICAL: 1935-1950

La creación de la ctc

El Frente Popular

El movimiento obrero pierde el apoyo del Ejecutivo liberal

El movimiento obrero durante la presidencia de Eduardo Santos

El segundo Frente Popular

La campaña presidencial de 1946

La ctc bajo el Gobierno conservador

El asesinato de Gaitán

Cambio en las relaciones con el Gobierno

Persecución

CAPÍTULO XII. LA CONTRATACIÓN COLECTIVA Y LA CREACIÓN DE LA UTC

La Iglesia católica y el proletariado

La fundación de la utc

La utc y los partidos políticos

La estructura de la utc

La represión política y la utc

El uso de la huelga

CAPÍTULO XIII. CAMBIOS EN EL SINDICALISMO DESPUÉS DE 1969

Cambios en la representación sindical

Número de sindicatos y número de afiliados al 2011

Causas de la disminución del sindicalismo en Colombia

CAPÍTULO XIV. EL IMPACTO DEL SINDICALISMO SOBRE LOS SALARIOS ANÁLISIS ESTADÍSTICO

CAPÍTULO XV. LA ESTRATEGIA POLÍTICA DE LOS SINDICALISTAS

La participación de los líderes sindicales en el Congreso y en cargos de elección popular

Participación de sindicalistas en política

Biografía de los líderes sindicales

CAPÍTULO XVI. LA ESTRATEGIA DE LA HUELGA GENERAL Y LA HUELGA DE MASAS

Primeros intentos de paro general

14 y 15 de septiembre de 1977

Paro general estatal

21 de octubre de 1981

20 de junio de 1985

Sindicatos y gremios económicos

CAPÍTULO XVII. PAROS Y HUELGAS

Distinción entre huelgas y paros

BIBLIOGRAFÍA

ÍNDICE DE TABLAS

TABLA 1. Sindicatos activos e inactivos en Colombia (1939-1959)

TABLA 2. Número de asociaciones gremiales reconocidas legalmente

TABLA 3. Colombia: Estadística de comercio exterior (1919-1932)

TABLA 4. Índice de precios (1923=100)

TABLA 5. Número de obreros desempleados que utilizaron pases para viajar a regiones con oportunidades de empleo

TABLA 6. Salario diario promedio ($) (1914-1932). Peones - industria de la construcción

TABLA 7. Salario diario promedio. Trabajadores no calificados de la construcción. Bogotá (1914-1932)

TABLA 8. Antecedentes de resolución de conflictos obrero-patronales (junio de 1935 a junio de 1937)

TABLA 9. Plantaciones de café en Cundinamarca

TABLA 10. Resultados de una encuesta a líderes de la UTC

TABLA 11. Grado de concentración de la industria. Porcentaje de sociedades anónimas que controlan las ventas de los distintos sectores

TABLA 12. Conflictos obrero-patronales (junio de 1935 a mayo de 1939)

TABLA 13. Salario promedio por año según tamaño de los establecimientos en la industria manufacturera de Colombia (1962)

TABLA 14. Diferenciales de salarios según tamaño de establecimientos en la industria manufacturera (porcentajes)

TABLA 15. Comité Confederal de la CTC elegido en 1941

TABLA 16. 1. Cálculo del número de trabajadores afiliados a sindicatos en Colombia

2. Porcentaje de obreros sindicalizados en la industria

TABLA 17. Porcentaje de la fuerza de trabajo sindicalizada en Colombia (1939, 1947, 1964)

TABLA 18. Número de sindicatos por departamento a 31 de diciembre de 1939

TABLA 19. Número de sindicatos en Colombia según sector industrial y departamento en 1942

Número de sindicatos en Colombia según sector industrial y departamento en 1942

TABLA 20. Filiación política de algunos directivos de la UTC (1966)

TABLA 21. Resumen de la situación financiera de la UTC

TABLA 22. Crecimiento de la Unión de Trabajadores de Colombia

TABLA 23. Duración de las huelgas entre 1962 y 1965

TABLA 24. Duración de las huelgas: Colombia y Perú

TABLA 25. Cálculos del número de trabajadores afiliados a sindicatos en Colombia

TABLA 26. Porcentaje de la fuerza relativa de las diferentes centrales en la industria entre 1965 y 1966

TABLA 27. Tasa de sindicalización en América Latina como porcentaje del número de trabajadores que constituyen la fuerza de trabajo

TABLA 28. Afiliación a las centrales obreras (1985)

TABLA 29. Confederaciones sindicales en el 2009

TABLA 30. Número de sindicatos activos y afiliados en el 2011, según clase de sindicato

TABLA 31. Encuesta Longitudinal Colombiana

TABLA 32. Sindicatos frente a cooperativas de trabajo y agremiaciones de productores

TABLA 33. Número de sindicatos en el 2011 según clasificación de actividad económica

TABLA 34. Violaciones de derechos humanos contra sindicalistas, por sector económico (1984-2010)

TABLA 35. Índice de confianza en las instituciones (1992)

TABLA 36. Índice de confianza en las instituciones – regional (2010)

TABLA 37. Trabajadores afiliados a sindicatos por rama de actividad

TABLA 38. Índice de desconfianza en instituciones y profesiones (1992)

TABLA 39. Percepción sobre la situación actual del país

TABLA 40. Dirección de las huelgas (1961-2010)

TABLA 41. Huelguistas en cinco sectores económicos, por decenios

TABLA 42. Principales motivos de las huelgas por violaciones laborales (1961-2010)

ÍNDICE DE GRÁFICAS

GRÁFICA 1. Sindicalismo a finales del siglo XX

GRÁFICA 2. Salario real industrial

Billete de mil pesos. Edición conmemorativa de Jorge Eliécer Gaitán, con que el Banco de la República rinde homenaje a uno de los dirigentes políticos colombianos de mayor influencia en el siglo XX. Edición del 7 de mayo de 2002, firmada por Miguel Urrutia, entonces Gerente General del Banco.

PRÓLOGO

ESTE LIBRO CONSTA DE tres partes: La primera es la prehistoria del movimiento obrero en el siglo XIX; la segunda es el surgimiento y consolidación del movimiento sindical en la primera mitad del siglo XX, y la tercera se refiere a la historia moderna del movimiento, entre 1957 y el 2013.

Durante las tres épocas existió abundancia de mano de obra con baja calificación y esto limitó la capacidad de organización de la lucha por mejores salarios por parte de los trabajadores poco calificados, en ausencia de apoyo del Estado y de la legislación laboral.

La primera parte, la que cubre el siglo XIX, describe los primeros intentos de reivindicaciones obreras y el muy limitado éxito de éstas. Es interesante anotar que con frecuencia fueron formuladas por movimientos de artesanos que lucharon por convencer al Gobierno de defenderlos de la competencia internacional, y en ellas el tema de protección arancelaria era lo que más se ambicionaba.

La segunda parte del libro trata acerca de las primeras huelgas en los años veinte, la creación masiva de sindicatos y la legislación que promueve y formaliza la protección estatal de las huelgas. Los años treinta y cuarenta son la época de la CTC.

La tercera parte del análisis comienza con el Frente Nacional, pues durante él se vuelve a promover la sindicalización y crece la membrecía de los sindicatos de la UTC y los procesos de negociación colectiva de los sindicatos de base. En un entorno de rápido crecimiento demográfico, aumentan los salarios reales de los trabajadores formales y la negociación sindical se beneficia de la política de sustitución de importaciones.

En este proceso crece también la importancia de las empresas estatales y toma fuerza el sindicalismo de empleados públicos. A partir de 1970, se produce una apertura tímida de la economía y la internacionalización de la economía mundial afecta la protección de los sectores beneficiados por la política de sustitución de importaciones. La apertura económica de 1992 afecta a los sindicatos industriales y estatales de los sectores antes protegidos. Esto lleva a una menor tasa de sindicalización, fenómeno acelerado por la violencia antisindical de los años noventa y dos mil.

El libro Historia del sindicalismo en Colombia, de 1969 y de mi autoría, tenía antes del prólogo la siguiente cita de Andrés Almarales (quien luego fue líder del M-19 y murió en la toma del Palacio de Justicia) y Marina Goenaga:

En Colombia, a diferencia de otros países, el movimiento sindical carece de historia, sus acciones más importantes no han sido escritas ni analizadas por sus propios dirigentes1.

Después de editado mi libro, ha crecido mucho la literatura histórica sobre los movimientos obreros, como se refleja en la bibliografía. El presente trabajo se ha beneficiado de ese fenómeno. Esta literatura se cuenta desde diferentes enfoques ideológicos y esto refleja, a su vez, el importante papel desempeñado por la ideología en la motivación de la acción sindical.

En el registro de la historia tal vez resulta imposible ser ideológicamente neutral y, entonces, puede ser útil para el lector saber que mi entrenamiento es básicamente como historiador económico clásico, para quien la cuantificación es importante. Sin embargo, la econometría no siempre aparece como una herramienta útil para entender los procesos sociales.

Notas

1 Andrés Almarales y Marina Goenaga (1963). Las luchas obreras y la legislación laboral, Cali, Escuela Sindical Autónoma de Cali, pp. 130-131. En Miguel Urrutia (1969). La Historia del Sindicalismo en Colombia, Medellín, La Carreta, p. 8.

CAPÍTULO I

EL MERCADO DE TRABAJO Y LOS TIPOS DE ACCIÓN SINDICAL

LA CARACTERÍSTICA PRIMORDIAL DEL mercado de trabajo en un país subdesarrollado como Colombia es que la oferta de mano de obra es prácticamente infinita. La población está creciendo rápidamente y el desempleo y subempleo en Colombia son de una inmensa magnitud. El desempleo urbano entre 1960 y 1967 fluctuó entre el 9 y el 16 %, y durante el año 2000 llegó a cifras superiores a nivel nacional. La última cifra descubre una realidad verdaderamente alarmante. Por otra parte, el desempleo disfrazado también es de gran magnitud1. Con estos niveles de desempleo y la existencia de poco capital de inversión, existen constantemente menos puestos productivos que brazos que los desean llenar. Es decir, la oferta de mano de obra es alta con relación a la demanda.

Es claro que si existe la cantidad de desempleo que hemos anotado, también habrá un gran número de trabajadores dispuestos a trabajar por cualquier sueldo de subsistencia. En este caso, la acción sindical puramente económica no puede ser eficaz. Como el sindicato trata de elevar los salarios por encima del nivel competitivo, y definitivamente por encima del nivel de subsistencia, el sindicato sólo puede ser efectivo si elimina la competencia de los desempleados que desean trabajar por cualquier salario.

¿Qué tácticas puede usar el sindicato para eliminar la competencia de los sin trabajo y lograr salarios mayores al mínimo necesario para subsistir? Las tácticas son varias:

1. Control de la oferta de trabajo,

2. Acción política para limitar la oferta de trabajo, y

3. La huelga.

A continuación vamos a discutir la primera táctica, la cual es la más antigua. Éste fue el sistema usado por los sindicatos gremiales de Inglaterra y Estados Unidos en los siglos XIX y comienzos del XX. Por eso, los primeros que formaron sindicatos fueron los trabajadores calificados. Ellos controlaban la oferta de trabajo de varias maneras. Podían no enseñar sus profesiones. Como éstas requerían habilidades especiales, los artesanos podían limitar el número de personas que desempeñaban ciertos oficios. El sistema de aprendizaje institucionalizaba esta limitación de la oferta de trabajo. Había reglas que determinaban el número de aprendices que un artesano podía tener, y los gremios frecuentemente lograban limitar la oferta de trabajo por medio de exámenes y otras medidas.

Lo importante es que los gremios podían imponer sus controles. Por ejemplo, una vez formado el sindicato de vidrieros, ningún soplador trabajaba en una fábrica que tuviera obreros que no hubieran hecho aprendizaje o pasado el examen, o que no fueran miembros del sindicato. Como en la fábrica era necesaria la presencia de por lo menos unos pocos vidrieros muy calificados, el empresario estaba forzado a aceptar las normas del sindicato si no quería quedarse sin maestros vidrieros, lo cual implicaba el cierre de la fábrica. El sindicato, por su parte, establecía requisitos suficientemente difíciles para ser vidriero, como para limitar su número. El resultado era el pago de muy altos salarios para los pocos que trabajaban en el gremio.

En resumen, los gremios de trabajadores calificados podían controlar la entrada a la profesión gracias a sus capacidades y conocimientos. Por otra parte, los gremios de trabajadores calificados podían usar además el arma de la huelga.

La huelga resulta eficaz sólo en el caso de que el empresario no pueda reemplazar a los huelguistas, pero si el empresario puede hacerlo, simplemente romperá cualquier sindicato que declare huelga mediante la sustitución de los trabajadores en huelga con esquiroles. Para poder hacer una huelga efectiva, es necesario entonces que los sindicalizados sean irremplazables. De nuevo, éste es el caso de los trabajadores calificados. A corto plazo no se les puede reemplazar, y, si esto se hace, el costo para el empresario de entrenar una nueva fuerza de trabajo en oficios que toman años aprender hace del enganche de esquiroles un proceso muy costoso. Es decir, que la huelga sólo es efectiva si no hay medidas legales para hacer el enganche de esquiroles imposible y cuando la declaran trabajadores de difícil sustitución o costosos de sustituir.

No es sorprendente, entonces, que las primeras huelgas y los primeros sindicatos en Colombia hayan sido de trabajadores calificados, como los ferroviarios, los vidrieros y los trabajadores navales. Antes de que surja la protección estatal al sindicalismo, en todos los países son los trabajadores calificados quienes tienden a sindicalizarse primero y más eficientemente, y por lo general se organizan alrededor de sindicatos gremiales.

Es claro que la huelga tiene dos fines. Primero, limitar la oferta de mano de obra, es decir, que el sindicato puede amenazar al empresario con una huelga indefinida en el caso de que éste enganche personal que no tiene las cualidades que requiere el sindicato. La huelga entonces sirve para limitar la entrada a un oficio o empleo, dándole poder al sindicato para hacer respetar las normas que ha establecido para el ingreso al gremio o empleo. Si por medio de la huelga el sindicato logra limitar la oferta de mano de obra en un oficio, automáticamente se incrementa el salario en ese oficio.

La huelga también se usa para incrementar directamente el salario. En este caso se le presenta al empresario la alternativa de incurrir en el costo de romper una huelga o en el costo de pagar salarios más altos. La huelga es más eficaz entonces en cuanto más alto sea su costo para el empresario. La huelga será costosa mientras más alta sea la tasa de interés, más calificada la mano de obra y más capital invertido por trabajador exista en la empresa. Otros factores que inciden sobre el costo de la huelga y sobre el salario que está dispuesto a pagar el empresario son el grado de competencia en la industria y la elasticidad de la demanda para los productos de la empresa y de la oferta de las materias primas que ésta usa.

En general muy pocos sindicatos han logrado controlar la oferta de mano de obra por un período de tiempo largo. Si los sueldos logrados por el sindicato en un principio son suficientemente altos, los incentivos para entrar en el gremio o profesión son de tal magnitud que, inevitablemente, va a crecer el número de personas que desean entrar y se va a volver constantemente más difícil para el sindicato controlar la oferta de mano de obra. Por esta razón, la segunda estrategia de la huelga es más importante que la primera. Es decir, es una técnica más eficaz para subir salarios directamente que controlar o limitar la oferta de trabajo.

El nivel de salarios que se puede obtener con la amenaza de huelga está limitado por los factores económicos ya enumerados. Si hay competencia en la industria en que actúa el sindicato, la amenaza de huelga sólo es efectiva si se hace en toda la industria. La razón es que si sólo existe sindicato en una empresa, y éste logra mayores niveles de salarios, la empresa sindicalizada tendrá costos de producción mayores a los de sus competidores y, por esta razón, puede quebrar o por lo menos no crecer. El resultado es que los mayores salarios no durarán, pues con el tiempo los trabajadores en la empresa de mayores costos quedarán desempleados. En el caso de que el sindicato logre organizar toda la industria, todos los costos subirán, y aun cuando la producción del sector tenga que disminuir debido a estos mayores costos, los trabajadores que queden empleados podrán mantener sus mayores sueldos. El número de trabajadores que se benefician de los mayores sueldos dependerá de la elasticidad de demanda del producto o productos de este sector industrial, y de la reacción de los sindicatos en los sectores que producen bienes que sustituyen los productos del sector industrial bajo discusión.

La sustitución es otro factor que limita la acción de los sindicatos. En el caso de que se logre organizar todo un sector industrial, y así se obtenga que las empresas que pagan el salario sindical sobrevivan, los mayores costos causados por los triunfos del sindicalismo llevarán a mayores precios y a que los consumidores reemplacen los bienes producidos por ese sector por otros parecidos y que se han vuelto relativamente más baratos debido al alza de precios ya anotada.

En resumen, la competencia, la sustitución y las características del mercado laboral ponen límites a los beneficios que puede obtener la acción sindical. En un país subdesarrollado, casi todos estos factores hacen difícil la acción sindical dedicada a controlar la oferta de trabajo y usar la huelga para obtener beneficios económicos.

En primer lugar, la gran mayoría de la mano de obra no es calificada, y por eso es fácil de reemplazar. Por ejemplo, la industria de la construcción, que en casi todos los países desarrollados usa mano de obra muy calificada, emplea en Colombia buena parte de personal sin la suficiente preparación. En el caso de que los trabajadores de la construcción hagan una huelga, no es difícil reemplazarlos con mano de obra con habilidades parecidas. Por esta razón, los trabajadores de la construcción en Colombia nunca han logrado crear sindicatos gremiales efectivos y fuertes, y por esta razón constituyen un grupo obrero que usa la huelga con poca frecuencia y que tiene salarios relativamente bajos. En los Estados Unidos, por ejemplo, debido a su alta calificación, los trabajadores de la construcción tienen sindicatos muy fuertes y ganan salarios bastante por encima del promedio para los trabajadores manuales.

Pero tal vez el principal factor que limita la eficacia de los sindicatos en los países subdesarrollados es la oferta ilimitada de mano de obra. Debido al grado de desempleo, los esquiroles son muy baratos, especialmente en empresas con mano de obra no calificada. En este caso, el costo de romper una huelga es pequeño, y debido a la pobreza general de la clase obrera, la capacidad de resistencia de los sindicatos es muy limitada. Mientras que romper la huelga es fácil y barato para el empresario, resistir una huelga larga es casi imposible para los trabajadores. Por esta razón, en la mayoría de los países en proceso de desarrollo las huelgas son de poca duración, porque aun si el fin es el mismo, o sea, el aumento de salarios, para ser efectivos los sindicatos tienen que presionar al Estado en vez de presionar al empresario.

Hasta ahora se han discutido las tácticas económicas usadas por los sindicatos para obtener beneficios económicos. Se sugiere que éstas no son eficaces en países en proceso de desarrollo, donde las condiciones del mercado laboral son una barrera para este tipo de acción. En los países en desarrollo, la táctica que hemos llamado “acción política” es la que tiene posibilidad de ser más efectiva para el sindicalismo.

Esta táctica se puede usar para lograr ambos fines ya descritos: el control de la oferta de trabajo y la huelga eficaz.

La acción política se puede usar con el fin de que el Estado limite la oferta de trabajo en ciertas ocupaciones. Un ejemplo clásico de esa práctica es el de las licencias requeridas por la ley para el desempeño de una profesión. Si el control de los exámenes para dar las licencias se deja en manos de los miembros del gremio, la tendencia natural es que éste trate de limitar el acceso a la profesión para incrementar los salarios de sus miembros. En muchos países los médicos han logrado limitar el acceso a la profesión de este modo, y así han logrado muy altos ingresos para los individuos que logran obtener la licencia necesaria para desempeñar la profesión. En Colombia, los economistas han tratado de hacer la misma cosa. Al tratar de que el Estado requiera cinco años de universidad y no cuatro para otorgar el título de economista, lo que se está haciendo es limitar el acceso a la profesión y lograr mayores salarios para quienes tienen originalmente suficiente dinero para pagar varios años de universidad. Los economistas también han tratado de que el Estado prohíba el desempeño de ciertos cargos por parte de personas que no tienen título de economista. Ésta es otra táctica: incrementar los salarios del gremio al limitar el acceso a ciertos empleos. El método para hacer esta limitación efectiva es lograr que el Estado la haga cumplir por ley. Inútil es decir que, para que el Estado tome esta determinación, la acción política del gremio es necesaria.

Los sindicatos o las asociaciones gremiales también pueden usar la táctica de la acción política para lograr que el Estado haga efectiva la huelga en condiciones económicas en que ésta fracasaría. Cuando la oferta de trabajo es prácticamente ilimitada en el mercado laboral, como es el caso en la mayoría de los países en vía de desarrollo, la huelga no puede ser efectiva sino en el caso en que, por razones políticas, el Estado limite la libertad del empresario de reemplazar los trabajadores en huelga. En estas circunstancias, la acción política hace eficaz la huelga y los sindicatos dependen del Estado para lograr cualquier mejora en las condiciones de trabajo.

Este análisis lleva a la conclusión que en países en proceso de desarrollo, caracterizados por una oferta de mano de obra elástica debido al nivel de desempleo y subempleo en la economía, los sindicatos no son realmente instituciones económicas sino políticas, pues su eficacia no depende de la acción económica sino de la acción política. También se concluye que la existencia de los sindicatos depende de variables políticas. Es decir, que si los sindicatos causan inflación, no es porque su posición sea inherentemente monopolista, dada la estructura de la economía, sino porque la estructura política de la sociedad hace que el Estado le dé un poder monopolístico a los sindicatos, poder que no tendrían dentro de un régimen de laissez faire.

Si en algún país en desarrollo el Estado decide que los sindicatos son indeseables por constituir una barrera para el desarrollo económico, sin duda alguna puede restarles efectividad. Probablemente no sea posible hacerlo sin cambiar la estructura política. Éste es el dilema que tiene que afrontar un gobierno al definir su política sindical.

EL MERCADO DE TRABAJO ENCOLOMBIA Y LA ESTRUCTURA SINDICAL

Con base en el análisis anterior, ahora se puede comprender más claramente el desarrollo del movimiento sindical en Colombia.

Como ya se anotó, los primeros sindicatos en el país fueron de tipo gremial y reunían a grupos de trabajadores bastante calificados. Esto es lógico, pues fuera de haber mucho desempleo, el gobierno en el poder, antes de 1930, no le prestaba apoyo al sindicalismo. Es más, en general perseguía a todos los trabajadores que así se organizaban. Por eso las huelgas de esa época degeneraban en conflictos armados entre trabajadores y Ejército. Éste fue el caso de las huelgas de la Tropical y la United Fruit, y las primeras huelgas de trabajadores no calificados. Sin la protección del Estado, los sindicatos de trabajadores no calificados no tenían posibilidad de ser efectivos. De ahí los fracasos originales de las huelgas de los trabajadores no calificados, como los de las bananeras y los del sector de la construcción. En contraste, las huelgas de trabajadores calificados, como los ferroviarios, sí eran útiles, y desde 1919 sus sindicatos lograron hacer huelgas eficaces y obtuvieron mejoras en las condiciones de trabajo.

Como la mayoría de la fuerza de trabajo la componían los trabajadores no calificados, el sindicalismo no podía volverse una fuerza importante para mejorar las condiciones económicas de los trabajadores mientras el Estado no protegiera a los huelguistas de la competencia de los esquiroles. Eso fue lo que hizo informalmente el Partido Liberal hasta 1945, año en que constitucionalizó la protección de los huelguistas por medio de la Ley 6.ª. No es sorprendente, entonces, que el crecimiento del movimiento sindical no ocurriera sino hasta que el Liberalismo subió al poder.

La política estatal hacia los sindicatos cambió, pues, con la llegada del Liberalismo a la presidencia. Olaya Herrera ganó las elecciones a causa de la división del Partido Conservador, y con el propósito de mantenerse en el poder, su partido buscó atraer un electorado tradicionalmente liberal. Por su parte, los trabajadores urbanos estaban creciendo rápidamente debido a la urbanización y al crecimiento de nuevos sectores de trabajadores en empleos asalariados en la industria y en el agro. Este objetivo llevó al Gobierno liberal a promover sindicatos y apoyarlos informalmente a través de presiones directas para que los empleadores los aceptaran.

La legislación directa en apoyo a la acción sindical para negociar mejores salarios a través de la estrategia del paro sólo llegó por primera vez en 1945.

Analicemos la estructura del movimiento sindical en los años anteriores a la Ley 6.ª de ese año. Los sindicatos más importantes eran sindicatos gremiales, frecuentemente federados en grandes organizaciones, como la Federación Nacional del Transporte Fluvial, Marítimo y Aéreo (Fedenal) y el Sindicato de Trabajadores de la Empresa Colombiana de Vías Férreas (Sintraferrovías). También era la época en que las federaciones regionales tenían mucha fuerza, y en que la federación nacional CTC tenía una importancia grande. Los sindicatos no tenían finanzas propias y el Gobierno financiaba los llamados “congresos del trabajo”. Las huelgas eran cortas y en su gran mayoría ilegales. No era coincidencia el hecho de que los sindicatos más fuertes fueran los de los servicios públicos y los de los trabajadores del Estado, y que fueran los que llevaran a cabo todas las huelgas más notables y eficaces. En su momento, las huelgas masivas organizadas por la CTC tenían más objetivos políticos que económicos.

Todas estas características se derivaban de la situación económica y las relaciones entre el Gobierno y las organizaciones obreras. Debido al exceso de mano de obra, las huelgas no podían ser eficaces si el Estado no intervenía. La más efectiva era entonces la huelga ilegal, pues el Estado tenía que intervenir en ella, y, por razones políticas, frecuentemente intervenía en favor de los trabajadores. Las huelgas eran cortas, porque sin fondos suficientes los sindicatos no podían hacer huelgas largas, y la huelga se hacía más para lograr la intervención del Estado que para afectar las utilidades del empresario. Finalmente, los sindicatos importantes y eficaces no eran los más organizados y mejor financiados sino los que más afiliados nominales tuvieran. La razón era clara. El Gobierno sólo estaba interesado en ayudar a los sindicatos que pudieran movilizar un gran número de votos. De ahí la importancia de la antigua CTC.

Antes de 1946, el sindicalismo era una simple institución política, pues no podía ser efectiva como institución puramente económica. No es sorprendente, entonces, que la CTC declarara en 1938, durante el Tercer Congreso Sindical, que las organizaciones sindicales debían trabajar contra el postulado del apolitismo con tenacidad, puesto que por medio de la política se había alcanzado el grado de mejoramiento del que en ese entonces podían gozar los obreros.

Las medidas de la segunda administración López Pumarejo cambiaron la base de acción del sindicalismo. Concretamente, volvieron la huelga un instrumento eficaz al limitar la libertad del empresario de enganchar esquiroles. Este principio se consignó en el artículo que prohíbe a los patronos celebrar contratos de trabajo para la reanudación de los servicios suspendidos.

Este principio volvió la huelga un instrumento efectivo porque el empresario ya no podía romperla. La huelga se tornó en un costo real para la empresa. Estas medidas jurídicas cambiaron la estructura del sindicalismo. Desde 1946 en adelante, los sindicatos de base se volvieron más importantes debido a que la huelga era más fácil de llevar a cabo en el ámbito de la empresa que en el industrial o gremial, por lo cual estas dos últimas formas de sindicalismos perdieron importancia (véase la tabla 1). La hostilidad de los gobiernos posteriores al de López también le restó eficacia a la CTC y a los grandes sindicatos como Fedenal y Sintraferrovías. El resultado del cambio de legislación y de gobierno fue que el sindicalismo incrementara su actividad de negociación económica, y ello implicó mayor actividad en la organización de los sindicatos de base y la negociación sobre salarios y prestaciones.

Al volverse la huelga eficaz gracias a la protección estatal, fue posible para los sindicatos obtener mejoras en las condiciones de trabajo de sus miembros con base en la contratación colectiva, pues la huelga consistía en presentarle al empresario la alternativa de incurrir en los costos de mantenerla o de asumir el costo de pagar mayores salarios. Después las medidas legales tomadas para limitar el poder del empresario de despedir sus obreros también fortaleció el movimiento sindical. Si gracias a la amenaza de huelga el empresario no puede reemplazar sus trabajadores sindicalizados —que ganan mayores salarios—, entonces el salario sindical se vuelve difícil de romper y se hace posible lograr incrementos a largo plazo en los salarios gracias a la acción sindical.

En resumen, la estructura sindical de Colombia es función de la protección legal que le da el Estado colombiano a los sindicatos cuando éstos están en huelga. La prueba de este hecho es que en los sectores donde la huelga es ilegal y donde el Estado no protege a los huelguistas, la estructura sindical es diferente de la del resto de la economía. Por ejemplo, los sindicatos más fuertes del sector público no están organizados como sindicatos de base, sino como sindicatos gremiales. Éste es el caso del militante sindicato de educadores y de otros sindicatos del sector público.

TABLA 1. Sindicatos activos e inactivos en Colombia (1939-1959)

(a) La suma no corresponde, pero así aparecen los datos originales.

Fuentes:

José Joaquín Caicedo Castílla, Memoria del Ministro de Trabajo, Higiene y Previsión Social de 1942, s. p.

José Joaquín Caicedo Castilla, Memoria del Ministro de Trabajo, Higiene y Previsión Social de 1941, s. p.

Arcesio Londoño Palacio, Memoria del Ministro de Trabajo, Higiene y Previsión Social, 1943, s. p.

Contraloría General de la República: Primer Censo Sindical de Colombia, 1947. Bogotá: 1949.

Otto Morales Benítez, Memoria del Ministro de Trabajo al Congreso de 1959, p. 33.

LOS OBJETIVOS DEL SINDICALISMO

El objetivo del sindicalismo es mejorar el nivel de bienestar de la clase trabajadora. Para esto hay dos estrategias diferentes. Una es a través de la negociación colectiva para mejorar los ingresos del trabajador y otra es la acción política para el cambio de la estructura institucional hacia un modelo económico que aumente la participación del trabajo en el ingreso nacional. Esta segunda estrategia requiere la acción política, y en algunos casos los sindicalistas participan en la acción revolucionaria para cambiar el sistema cuando están convencidos de que el sistema económico vigente no hace posible el mejoramiento de la clase trabajadora.

Ambas estrategias involucran el sindicalismo con los partidos y los procesos políticos. En Colombia vemos que el fortalecimiento de la negociación colectiva fue el resultado del apoyo sindical al Partido Liberal en los años treinta y cuarenta, y en todo el proceso desempeñó un papel el Partido Comunista (PC), cuyos miembros estaban más comprometidos con el cambio de sistema que el común de los trabajadores2.

En la historia posterior veremos que subsisten en las bases los dos objetivos, con niveles de apoyo variable según las circunstancias, y que la estructura del movimiento sindical responde al cambio de énfasis en las estrategias.

Un fenómeno que será necesario analizar es la falta de crecimiento en la afiliación sindical y qué relación tiene con las estrategias sindicales, la legislación y la relación entre el sindicalismo y los partidos políticos.

CONCLUSIONES

Como ya se ha dicho, el más grande enemigo del sindicalismo y del salario sindical es el desempleo, y en Colombia éste ha sido históricamente alto. Sin duda hay que buscar una mejor estructura del mercado laboral para reducir el alto desempleo, lo cual beneficiaría a los sindicatos y a la clase obrera.

El desempleo garantiza que el mercado laboral esté siempre bajo la influencia de un número importante de trabajadores listos a engancharse con un salario de subsistencia. Aun en el caso en que el Estado proteja la estabilidad del trabajador empleado y defienda los sindicatos en huelga, la existencia de este ejército de desempleados crea un incentivo para que empresarios creen empresas que pagan muy bajos salarios, con la esperanza de quitarles el mercado a las empresas sindicalizadas que tienen mayores costos por el hecho de estarlo. El resultado es que a largo plazo las empresas que pagan salarios por encima del mínimo común en el mercado de trabajo se encuentran en una posición competitiva desventajosa. Ésta es la tragedia de los trabajadores de algunas de las empresas que mejor pagan en el país. En los últimos años, el número de trabajadores en algunas de estas empresas ha disminuido.

Si el desempleo es la mayor amenaza para el sindicalismo y la clase obrera en general, entonces es claro que el movimiento obrero tiene que juzgar sus políticas según el efecto que tengan sobre el nivel de empleo. Es posible que la política de tratar de incrementar salarios al nivel de la empresa ya no dé frutos, y que el sindicalismo tenga que buscar un cambio estructural, apoyado por reformas legales que faciliten la negociación por industrias y gremios. Dado el efecto del desempleo sobre el desarrollo sindical y los ingresos de los trabajadores, es del interés del movimiento evitar las políticas que promuevan desempleo, como puede ser una política equivocada de salario mínimo o controles de precios que perjudican el obrero y la inversión.

Sí es claro que la calidad del régimen político en los países en proceso de desarrollo va a estar afectada por el grado de protección que el Estado le dé al sindicalismo. Es dudoso que un régimen democrático pueda subsistir con la ausencia de sindicatos fuertes e independientes. Si éste es el tipo de régimen que deseamos para nuestra sociedad, entonces el Estado debe continuar protegiendo al sindicalismo por más de que en algunos casos la acción sindical tenga efectos económicos poco deseables.

Notas

1 El desempleo abierto se define como el número de personas que buscan activamente empleo dividido por el número de personas que están trabajando o buscando empleo. El desempleo disfrazado es el número de personas que se salieron de la fuerza de trabajo por no haber encontrado empleo. Para estas definiciones, véase CEDE (1968). Empleo y desempleo en Colombia. Bogotá: Ediciones Universidad de los Andes.

2 Dados estos objetivos e historia, es poco realista la prohibición legal de la actividad política de los sindicatos.

CAPÍTULO II

LOS MOVIMIENTOS OBREROS EN EL SIGLO XIX

LA SOCIEDAD DE ARTESANOS DEBOGOTÁ

Toda la evidencia estadística sugiere que la estructura de la producción de la Nueva Granada generó muy bajo ingreso per capita a mitad del siglo XIX, que los costos económicos de la Guerra de la Independencia fueron muy grandes y que probablemente sólo después de la mitad del siglo se recuperó la economía a los niveles coloniales. La tecnología de producción era primitiva y las restricciones de transporte limitaban los mercados a zonas locales pequeñas que dificultaban hacer rentables los aumentos en producción1.

Estas condiciones hicieron atractiva una política de exportaciones al mercado internacional. Sólo el comercio internacional y la mejora del transporte interno podían generar el mercado para nuevas producciones, pero fue difícil encontrar productos diferentes del oro que compitieran a nivel internacional.

Uno de los primeros identificados fue el tabaco, pero el monopolio estatal de su producción determinaba un precio no competitivo, y se planteó entonces la abolición de dicho monopolio y, al mismo tiempo, en parte por la creciente popularidad del auge de la teoría de los beneficios del libre comercio de Inglaterra, por la adopción en los países más prósperos y por el fracaso del comercio controlado en la época colonial, a mitad de siglo se fue creando en la dirigencia política un consenso acerca de los beneficios de liberar el comercio y las fuerzas productivas.

Las primeras organizaciones obreras de la época republicana comenzaron a surgir en un período de transición económica y de cambio político e ideológico. La Sociedad de Artesanos de Bogotá, la primera organización obrera del siglo XIX, se fundó en 1847, cuando una generación nueva de estadistas e intelectuales se preparaba para destruir la estructura colonial de la economía de la Nueva Granada.

La Sociedad de Artesanos de Bogotá se fundó como una reacción al primer intento de Mosquera de liberalizar la economía. Al final de su presidencia, el general Mosquera y su secretario de Hacienda, don Florentino González, dieron los primeros pasos hacia el establecimiento de una mayor libertad económica.

En su memoria al Congreso en 1847, Florentino González abogaba por una forma extrema de libre cambio. Con los siguientes argumentos, el secretario de Hacienda le declaró la guerra a los productores de manufacturas de la Nueva Granada:

En un país rico en minas y en productos agrícolas, que pueden alimentar un comercio de exportación considerable y provechoso, no deben las leyes propender a fomentar industrias que distraigan a los habitantes de las ocupaciones de la agricultura y minería, de que pueden sacar más ventajas. Los granadinos no pueden sostener en las manufacturas la concurrencia de los europeos y los americanos del norte, y las disposiciones que puedan inducirlos a dedicarse a la industria fabril, despreciando los recursos que las producciones agrícolas pueden proporcionarles, no están fundadas en los principios que debe consultar un gobierno que desea hacer el bien de la nación que le ha encargado el manejo de sus negocios. La Europa, con una población inteligente, poseedora del vapor y de sus aplicaciones, educada en las manufacturas, lleva su misión en el mundo industrial dando diversas formas a las materias primeras. Nosotros debemos también llenar la nuestra; y no podemos dudar cuál es, al ver la profusión con que la Providencia ha dotado esta tierra de ricos productos nacionales. Debemos ofrecer a la Europa las primeras materias y abrir la puerta a sus manufacturas, para facilitar los cambios y el lucro que traen consigo, y para proporcionar al consumidor, a precio cómodo, los productos de la industria fabril2.

La reducción de aranceles, primera medida tomada por Florentino González, el ideólogo del nuevo orden económico liberal, perjudicaba a la clase artesanal. Por eso, al mismo tiempo que desde la Secretaría de Hacienda se daban los primeros pasos para disminuir la protección a la industria, los artesanos de Bogotá resolvieron organizarse en defensa de sus ocupaciones y contra el liberalismo económico.

En octubre de 1847, escasamente cuatro meses después de que pasó una ley que indirectamente bajaba los derechos de aduana3, Ambrosio López, acompañado por un pequeño grupo de artesanos, comenzó a organizar “una sociedad que [promoviera] el adelantamiento de las artes y demás ramos que [pudieran] contribuir a [su] bienestar en particular, y al de la gran sociedad en general”4.

Los estatutos de la Sociedad, aprobados el 18 de noviembre de 1847, justifican un cuidadoso estudio5.

Aunque la iniciativa de crear la Sociedad parece haber sido de los artesanos directamente afectados por la nueva política de libre cambio6, el artículo tercero de los estatutos no requiere que los miembros de la Sociedad desempeñen activamente la profesión de artesano.

Para ingresar a la Sociedad sólo era necesaria la aprobación de dos tercios de los miembros presentes. El artículo 17 ayuda a aclarar el artículo 3, pues demuestra que la Sociedad se fundó más con el fin de actuar como grupo de presión política que como sindicato de trabajadores. El parágrafo quinto dice que los miembros no deben “hacer uso del derecho de sufragio, como ciudadanos, por sugestiones de otro, sin poner previamente en conocimiento de la sociedad cuál es la persona que con tal objeto le ha hablado”.

Después, y en contradicción con el artículo 17, pero probablemente previendo los problemas que le podían surgir a una sociedad de artesanos liberales que se organizaban durante un gobierno conservador, el artículo 45 prohibía “a los socios (discutir) toda cuestión personal, política o de creencias religiosas”. Inútil decir que en la Sociedad se discutieron exclusivamente cuestiones políticas, religiosas y personales7.

Aunque con el tiempo la Sociedad de Artesanos se volvió un club político, cuando se fundó sí tenía algunas de las características de un sindicato primitivo. Una de sus principales funciones era la de educar a sus miembros, pero, como aparece claramente en el Reglamento para la Instrucción de la Sociedad, publicado en 1849, este esfuerzo complementaba en parte las actividades políticas de la Sociedad8.

Los reglamentos de instrucción establecían seis clases para el beneficio de los miembros:

1. Lectura

2. Escritura

3. Aritmética

4. Gramática castellana

5. Moral y urbanidad

6. Explicación metódica de la Constitución Política de la Nueva Granada, y principios elementales de derecho constitucional

El artículo 7 acaba de confirmar la naturaleza política de la Sociedad. Dice así:

También podrá establecerse una clase […] para la enseñanza de las ordenanzas militares, manejo de armas y demás conocimientos necesarios para el servicio en la guardia nacional9.

La clase de Derecho Constitucional tenía como fin convencer a los artesanos de la necesidad de una reforma de la Constitución que venía preparando el Partido Liberal. La enseñanza de ordenanzas militares y manejo de armas era parte de la estrategia liberal de crear una guardia nacional popular que neutralizara el Ejército regular, el cual era tradicionalmente conservador.

Aunque los reglamentos de la Sociedad de Artesanos dan una idea de sus métodos de acción, en ellos no se consignaba su verdadero propósito. Sin embargo, varios miembros coincidían en afirmar que el fin de la Sociedad era movilizar la opinión de los artesanos contra la política de libre cambio del Gobierno. En un debate público entre los miembros fundadores Ambrosio López10 y Emeterio Heredia, los dos concordaron en que el propósito original de la Sociedad era el de obtener protección arancelaria para los productos manufacturados por los artesanos de Bogotá11. Heredia, quien era presidente de la Sociedad en 1849, afirmó lo siguiente:

Nos reunimos en sociedad con el fin de trabajar una representación pidiendo el alza de derechos en las manufacturas que se pudieran hacer en el país12.

En 1847 los artesanos se organizaron para pedir protección, porque el secretario de Hacienda había dado los primeros pasos hacia una menor protección arancelaria, pero también porque, debido a la Revolución Industrial, los productos manufacturados en Europa comenzaban a sacar del mercado a los artesanos criollos.

Las innovaciones tecnológicas inglesas venían afectando las manufacturas nacionales de tiempo atrás, pero entre 1846 y 1847 se estableció la navegación a vapor por el río Magdalena, hecho que redujo seriamente los costos de las manufacturas importadas.

Antes de esta fecha, los nuevos procesos industriales y las innovaciones tecnológicas en el campo del transporte marítimo habían reducido los costos de las manufacturas importadas, con el resultado de que éstas comenzaron a quitarles mercados a las manufacturas nacionales. Paralelamente al crecimiento de estas importaciones, sobre todo de 1842 en adelante, la industria nacional continuó el proceso de decadencia que se había iniciado en las décadas anteriores13.

No es coincidencia entonces que los artesanos se organizaran para “pedir el alza de derechos en las manufacturas que se pudieran hacer en el país” en el mismo año en que se estableció la navegación a vapor por el Magdalena. En realidad, durante toda la república los derechos de aduana sobre las manufacturas importadas habían sido moderados14, y para los artesanos los vapores en el Magdalena representaban en realidad un peligro mayor que Florentino González.

En Colombia la variable económica estratégica siempre ha sido el costo del transporte, y en la primera mitad del siglo XIX la protección aduanera era mucho menos eficiente que la protección que les prestaba la topografía del país a los artesanos del oriente colombiano.

Para comprender la naturaleza del problema del transporte en la Nueva Granada, vale la pena ver la descripción que hace el diplomático francés Augusto Le Moyne de su viaje de Le Havre a Bogotá en 1828.

De Le Havre a Santa Marta el viaje duró 52 días, pero de Santa Marta a Bogotá Le Moyne viajó durante 73 días, y en las peores condiciones. La mayoría del viaje se hacía en champanes por el río Magdalena, y en éstos la carga y los pasajeros compartían una frágil choza que no los protegía de los mosquitos ni de la lluvia15.

No es sorprendente entonces que, dadas las barreras geográficas al comercio de importación, la agitación a favor de mayores tarifas de aduana haya coincidido con el establecimiento de la navegación de vapores por el Magdalena. Aunque las tarifas de carga de los vapores no eran mucho más bajas que las de los champanes, la velocidad y seguridad del nuevo método reducía sustancialmente los costos. Con el tiempo, los champanes no pudieron seguir compitiendo.

Como los artesanos estaban amenazados por un cambio tecnológico que no podían controlar, y como ya no podían competir con las manufacturas extranjeras, les era imposible defenderse, aún como gremio organizado, si el Estado no los protegía artificialmente. Ante esta coyuntura, los artesanos se dedicaron a la actividad política.

Una vez organizada la Sociedad de Artesanos, los políticos liberales vieron en ella una magnífica fuente de apoyo y muchos jóvenes liberales se volvieron miembros de la sociedad. Como el Gobierno conservador de Mosquera había desmejorado a los artesanos al reducir los derechos de aduana, era fácil para los liberales obtener la simpatía de la Sociedad.

Ambrosio López relata que para conseguir miembros para la Sociedad se les decía a los artesanos:

Trabajemos compañeros, que bajando a estos pérfidos tiranos conservadores, subirá el general López […] quien con el personal de nuestro partido […] nos hará felices haciendo valiosos nuestros artefactos, derogando esa ley dada por los conservadores, esa ley que ha bajado tanto los derechos a las obras que nosotros podemos trabajar en el país16.

Convencidos de que la vía política era la más eficaz para mantener su posición competitiva, los artesanos miembros de la Sociedad intervinieron activamente en las elecciones para el período presidencial de 1849 a 1852. Vale la pena analizar la intervención de los artesanos en esa elección, pues ilustra las tácticas que usaba la Sociedad que los agrupaba.

Según la Constitución de 1843, el presidente de la República debía ser elegido por una mayoría de votos de los electores y, si ningún candidato obtenía la mayoría, el Congreso tenía que elegir como presidente a uno de los tres candidatos que hubiera obtenido el mayor número de votos en las asambleas electorales17.

De todas maneras, la elección presidencial era indirecta. En los últimos días de junio de 1848, las elecciones primarias para la presidencia se llevaron a cabo dentro del mejor ambiente en toda la república, y a principios de agosto se hicieron las elecciones secundarias, en las cuales los electores de cada región debían escoger senadores, representantes y presidente18. Los votos en estas elecciones secundarias no le dieron mayoría a ningún candidato. Los resultados fueron los siguientes, en votos19:

José Hilario López (liberal)735Rufino José Cuervo (conservador)304José Joaquín Gori (conservador moderado)384Otros candidatos688En blanco1

Le tocaba entonces al Congreso elegir presidente para el período 1849-1852, y en esta elección la Sociedad de Artesanos resolvió intervenir activamente. La elección estaba programada para el 7 de mayo, y en los primeros días del mes se supo en la ciudad, en ese entonces una población de 30 000 almas, que los artesanos habían comprado toda la pólvora, las pistolas y los cuchillos que tenía en inventario el comercio. Esta noticia era poco tranquilizadora por dos razones: primero, los bogotanos tenían noticia de los desórdenes populares ocurridos en Europa en el año de 1848, y segundo, el año anterior, en circunstancias parecidas, la reserva del Ejército venezolano había atacado al Congreso en defensa de un presidente liberal, incidente en el que murieron cuatro diputados y tres miembros de la aristocracia20. Inútil decir que cuando amaneció el día 7 la tensión en la ciudad había llegado a proporciones explosivas.

Varias horas antes de la elección, la iglesia de Santo Domingo, donde se iba a perfeccionar la elección, estaba completamente llena de artesanos liberales, que se presumía que estaban allí para intimidar al Congreso. Durante el día fue necesario votar cuatro veces para lograr la mayoría constitucional, y los escrutinios se efectuaron dentro del mayor desorden. La confusión llegó a su cénit dentro y fuera de la iglesia después de la segunda votación, cuando el candidato conservador obtuvo 42 votos y el liberal 40, quedando dos votos en blanco. En la confusión general, el pueblo en la puerta de la iglesia creyó que Cuervo había ganado, y los artesanos “[rompieron] las barreras, [invadieron] el recinto de los diputados, y los [arrollaron] hasta la mesa del presidente, amagando a algunos con los puñales”21. Una vez aclarada la situación, y despejado el recinto, se hicieron dos votaciones más, y en la cuarta José Hilario López resultó elegido por una mayoría de cuatro votos. Algunos historiadores cuentan que Mariano Ospina, líder conservador y futuro presidente de ese partido, votó por López y escribió en su papeleta: “Voto por el general José Hilario López para que los diputados no sean asesinados”22.

Claro que es imposible determinar si la presencia de los artesanos en realidad afectó la votación. Los historiadores liberales sostienen, por ejemplo, que el triunfo de López se debió a una honda división en las filas conservadoras. Esta interpretación es plausible, pues los partidarios de Gori eran conservadores moderados que tenían más en común con López que con Cuervo. Por otra parte, el mismo gobierno se había tornado más liberal que conservador en sus últimos meses. Como ya se ha anotado, el Gobierno de Mosquera había adoptado muchas de las medidas originalmente defendidas por los liberales, y por José Hilario López en particular. El Gobierno había reducido los derechos de aduana, liberado la producción de tabaco del monopolio estatal y permitido al ideólogo liberal, don Florentino González, iniciar desde la Secretaría de Hacienda las reformas que pedía la opinión liberal. Es por lo tanto comprensible que el presidente Mosquera no hubiera intervenido en el problema de la elección, y que los conservadores, comprendiendo que no podían gobernar divididos, hubieran votado por López.

Pero con toda imparcialidad hay que admitir que la elección fue muy reñida, y que si la presencia amenazante del pueblo soberano intimidó a uno o dos congresistas, la Sociedad de Artesanos tuvo que ver con la elección de López. Pero la verdad es que incluso si la presencia de los miembros de la Sociedad de Artesanos en Santo Domingo el 7 de mayo no afectó en nada la votación, esta intervención en política cambió el futuro de la Sociedad. Los artesanos cobraron conciencia de su importancia política y, poco después, su organización cambió su nombre al de Sociedad Democrática, desechando significativamente la palabra artesanos en su nuevo nombre.

La Sociedad se tornó en un club político dedicado a defender el gobierno que creía haber ayudado a elegir, y en poco tiempo se volvió incluso el brazo armado del nuevo gobierno, al integrarse con la guardia nacional que los liberales trataban de fortalecer para contrarrestar la fuerza del Ejército tradicional, que era conservador. Es decir, que la primera intervención política de la Sociedad de Artesanos le hizo perder su carácter de asociación gremial dedicada al mejoramiento económico de sus miembros.

PROLIFERACIÓN DE LAS SOCIEDADES DE ARTESANOS

Una vez que el Gobierno liberal comprobó la utilidad de tener a su servicio sociedades populares, listas a defenderlo, resolvió fomentar organizaciones similares a la de Bogotá en otras regiones del país. De 1849 a 1852 se fundaron sociedades democráticas en todo el país con el apoyo del Gobierno. Estas sociedades se volvieron rápidamente un importante apoyo de aquél, apoyo que necesitaba, pues el Liberalismo se dedicó a llevar a cabo una serie de reformas radicales que tenían como fin cambiar la estructura social y económica de la nación.

Durante todo este período, la Gaceta Oficial publicó los estatutos de la mayoría de las sociedades democráticas que se fundaron, y al estudiar estos estatutos es posible descubrir cuál era su verdadero propósito. En los estatutos publicados se encuentra frecuentemente el objetivo de “promover el adelantamiento de las artes”, pero más comúnmente el propósito de las sociedades parece haber sido exclusivamente político. Un caso típico es el de la Sociedad de Amigos de los Principios Liberales bajo el Sistema Democrático, fundada en la parroquia de Micái [un cantón de Guapí, en la provincia de Buenaventura]. El propósito de la sociedad era el de “sostener a todo trance nuestro actual sistema de gobierno, promover la agricultura e industria, hacer conocer esos sagrados principios de igualdad, libertad y fraternidad”23. Los propósitos de la Sociedad Democrática de Castrolarma eran “los mismos que profesa y ejecuta la actual administración, y […] está decidida a prestar a ésta cooperación y mano fuerte para realizar tan bellos dogmas […]”24.

Pero aunque la totalidad de las sociedades parecen haber sido fundadas exclusivamente con propósitos políticos, los artesanos urbanos y los intelectuales de izquierda seguían siendo los miembros. Sin ser sindicatos gremiales, estas sociedades fueron el primer intento histórico de organización de los trabajadores para defender intereses comunes. Muchas de estas sociedades agitaron a favor de la protección aduanera la sustitución del sistema fiscal colonial por un impuesto directo único, y otros problemas de interés común para la clase trabajadora25.

Demostrada la eficacia política de las sociedades democráticas, elementos conservadores en Bogotá y otras ciudades también trataron de crear clubes políticos. En Bogotá, el 17 de diciembre de 1848 los conservadores fundaron la Sociedad Popular para contrarrestar la influencia de la Democrática. Parece que aquélla estaba influenciada por el clero, aunque Emeterio Heredia, presidente de la Sociedad de Artesanos, pudo haber exagerado al afirmar que en el barrio de las Nieves dos clérigos eran su presidente y su vicepresidente26.

En Cali, el acaudalado dirigente conservador Julio Arboleda fundó en 1850 la Sociedad de Amigos del Pueblo27. Esta sociedad tenía como fin la protección de la industria, propósito que esperaba lograr organizando una exposición de artesanías locales con premios para quienes presentaran los mejores productos. Inútil decir que la exposición sólo se llevó a cabo en una ocasión, y que inmediatamente se produjo un enfrentamiento entre la Sociedad de Amigos del Pueblo y la Democrática de Cali. En esta ciudad se evitó la violencia entre las dos organizaciones gracias a que, debido al peligro de contagio durante la epidemia del cólera morbo, se prohibieron todas las reuniones públicas28.

Aparentemente, ésta no era la primera vez que se organizaban sociedades de artesanos conservadores29