Jesús de Nazaret - Anonymous Anonymous - E-Book

Jesús de Nazaret E-Book

Anonymous Anonymous

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Beschreibung

El polémico libro del director cinematográfico Paul Verhoeven comenzó con una apasionada investigación que duró más de dos décadas. El artista, fascinado por la figura de Jesús, se propuso separar al mito del personaje histórico. A lo largo de esta biografía atrapante, Verhoeven se atreve a desafiar muchas de las verdades transmitidas por la Iglesia y analiza puntualmente varias de las contradicciones que según él están contenidas en los cuatro evangelios. ¿Cómo vivió, quién fue y qué ideas defendió Jesús?

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Seitenzahl: 79

Veröffentlichungsjahr: 2016

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Capítulo 1

MI BÚSQUEDA DEL JESÚS HISTÓRICO

La mirada del dramaturgo

El autor Paul Verhoeven comienza su primer capítulo planteando una pregunta: “¿Por qué un cineasta creería que puede aportar algo a una discusión que ya lleva más de dos mil años?”1. Como respuesta, pone como ejemplo al escritor Willem Frederik Hermans, quien –segúnVerhoeven– entendió mejor que varios historiadores algunos sucesos que ocurrieron durante la Segunda Guerra Mundial, gracias a su mirada como dramaturgo.

A propósito, Verhoeven asegura: “Intento mirar el Nuevo Testamento con los ojos de un dramaturgo. Creo que es una buena manera de determinar qué detalles, modificaciones, metáforas y líneas narrativas se agregaron para mejorar la composición dramática. También el Nuevo Testamento es una suerte de espectáculo. Los evangelistas se preguntaban: ¿cómo hago para mantener atrapado al lector? ¿Cómo puedo convencer al oyente de mi idea? ¿Cómo puedo agradar a mi público? Y también: ¿Qué cosas debería dejar de lado porque ‘provocan malestar’ o implican cierto riesgo desde el punto de vista político?”2

Pero el autor no solo aclara que su visión sobre Jesús está teñida por su mirada como dramaturgo y cineasta (ya que afirma, con el ejemplo de una filmación, que si para poner en escena determinada situación debe usar efectos especiales, no creerá en ella), sino también por su mirada como graduado en matemáticas y física, porque al leer los evangelios suele preguntarse si algo es posible, como caminar sobre el agua o resucitar a una persona que lleva cuatro días muerta. Quizás aquí resida el mayor déficit del libro de Paul Verhoeven, su enfoque eminentemente materialista lo lleva a un análisis que desconoce toda posibilidad de símbolo, metáfora o analogía para enfocarse de manera exclusiva en lo que puede o no ser cierto desde el punto de vista de la ciencia.

Por otro lado, el autor subraya que no duda de la existencia de Jesús, aunque agrega que no se sabe con exactitud su año de nacimiento (actualmente se cree que fue unos tres o cuatro años antes del “año cero”). Sí se ha comprobado que murió a manos de los romanos mientras gobernaba el emperador Tiberio, entre los años 30 y 33 d. C. Verhoeven asegura que lo demás es dudoso o al menos se presta a debate.

Jesús, un hombre escatológico

Verhoeven aclara que piensa en Jesús como un hombre y no como “el hijo de Dios”. Y dice que muchos de los aspectos que lo hacían “terrenal” fueron eliminados, tanto de las transmisiones orales como de las escritas. Para él, sus discípulos fueron quienes mejor lo conocieron, al compartir días y noches con Jesús. Como ejemplo, Verhoeven menciona que es innegable que, como sus seguidores, estando con él permanentemente, compartieron todo: dormir a cielo abierto en muchas ocasiones, falta de comida en otras, y que por lo tanto es probable que aquellos hombres hayan “oído a Jesús roncando, sorbiéndose los mocos y eliminando flatulencias”3. Es decir, el autor del libro, intenta según el mismo declara, presentar una dimensión realista sobre la figura de Jesús dejando completamente de lado su aspecto mitológico y más aún su supuesta unidad con Dios.

Mi despedida del Jesús divino

El autor de este libro afirma de modo tajante que no puede creer en la divinidad de Jesús. Cuenta que en su juventud creía y se interesaba en las ciencias ocultas, el poder de la mente, los ovnis y ese tipo de cosas. Pero que abandonó esas ideas luego de algunas experiencias en momentos duros de su vida, como una vez en la que se encontró a una mujer de un grupo Pentecostal que lo invitó a una de sus reuniones. Allí sintió una “experiencia extrema” al percibir el descenso del Espíritu Santo sobre el grupo, se sintió extasiado y con el corazón “en llamas”. Pero su conciencia hizo que se diera cuenta de que en realidad lo que sentía era un ardor en el plexo solar, un importante centro nervioso del ser humano. Asegura que por un pelo, venció al éxtasis por la resistencia de su razón.

Tras encontrar soluciones que describe como simples para su principal problema de aquel entonces –el aborto de su novia cuando aún eran jóvenes y peligraba su carrera como director de cine–, Verhoeven explica que cerró la puerta a todo lo mágico y lo religioso. Confiesa incluso que todos estos aspectos que él relaciona con lo subconsciente comenzaron a provocarle miedo y por eso su obra, sus películas, se tornaron completamente realistas. “Para mí fue algo necesario, fue la manera de permanecer con los pies en la tierra”4, asegura el autor.

Mirando de cerca las fuentes: Marcos

El evangelio de Marcos es el favorito de Verhoeven porque está escrito en un estilo popular y resalta los detalles, aunque no menciona algunos elementos importantes como las parábolas de Jesús. Se piensa que este evangelio fue escrito alrededor del año 70. Verhoeven destaca que Mateo y Lucas copiaron pasajes enteros del evangelio de Marcos y que los suyos fueron escritos entre quince y veinte años más tarde. Además, Mateo y Lucas eliminaron –en sus propios textos– varios fragmentos de Marcos por cuestiones políticas; por ejemplo, trataron de no presentar a Jesús como un rebelde.

Según Verhoeven, entre todos los evangelistas es Marcos quien tiene la visión más objetiva y al parecer también tuvo contacto cercano con un testigo de Jesús. Explica el autor que hasta el año 1850 se creyó que dicho evangelio era una versión abreviada de Mateo –a pesar de ser más detallado–, y que por eso fue muy desprestigiado.