La aventura del Amazonas - Gaspar de Carvajal - E-Book

La aventura del Amazonas E-Book

Gaspar de Carvajal

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Beschreibung

Bajo el título La aventura del Amazonas se publicó una antología que comprende este texto de Gaspar de Carvajal juntos a otros documentos escritos por otros conquistadores. La presente edición incluye solo la crónica de Carvajal. En Linkgua hemos publicado una antología, independiente de esta, con el título de Descubrimiento del río de las Amazonas. Esta contiene las crónicas de otros participantes en la expedición. En diciembre de 1541, el capitán Francisco de Orellana, con medio centenar de hombres y el fraile dominico Gaspar de Carvajal, abandonó el campamento de Gonzalo Pizarro para buscar alimentos. Alcanzaron la confluencia del Napo y el Trinidad, pero no encontraron provisiones. Sin poder volver atrás por la fuerza de la corriente, decidieron seguir río abajo, hasta llegar a la desembocadura del Amazonas. Orellana y sus hombres se vieron, con escasos medios físicos. Así recorriendo el gran río hoy llamado Amazonas y realizando la primera navegación completa de su curso, desde los Andes ecuatorianos hasta el mar Atlántico. El 11 de septiembre del siguiente año, 1542, se puso fin a esta odisea marítima con el desembarco, en la isla de Cubagua (Nueva Cádiz). Francisco de Orellana t ras  sobrevivir a la travesía del viaje por la Amazonia, regresó a  España  y fue acusado de traición por Gonzalo Pizarro. Gaspar de Carvajal, dejó escrita la «relación» de dicho viaje. Aquí en todo momento pone especial cuidado en dejar clara la inocencia de Orellana, restableciendo la honra y resguardando la fama de su capitán. Los datos de la expedición, registrados por fray Gaspar de Carvajal proporcionan información de gran interés etnológico. Describen - la disposición y tamaño de los poblados, - ocupación continua a lo largo de las barrancas del río, - caminos amplios que comunican el río Amazonas con la tierra firme, - tácticas de guerra, - rituales, - costumbres - y utensilios aborígenes.

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Gaspar de Carvajal

La aventura del Amazonas Descubrimiento del río de las Amazonas

Barcelona 2023

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: La aventura del Amazonas.

© 2023, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN rústica: 978-84-9816-691-0.

ISBN ebook: 978-84-9897-802-5.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

Crónicas de la conquista del Amazonas 7

Relación 9

El padre Gaspar de Carvajal 9

Descubrimiento del río de las Amazonas 13

Relación de Fr. Gaspar de Carvajal; exfoliada de la obra de José Toribio Medina, edición de Sevilla, 1894 por Juan B. Bueno Medina 13

El padre Gaspar de Carvajal Descubrimiento del río de Orellana 13

Libros a la carta 69

Brevísima presentación

La vida

Gaspar de Carvajal (Trujillo, c. 1500-Lima, Perú, 1584). España.

Tras ingresar en la orden dominica, marchó a Perú en 1523, dedicándose a la conversión de los indígenas. En 1540 fue capellán en la expedición de Gonzalo Pizarro, en busca del País de la Canela al este de Quito.

Carvajal permaneció años en este territorio, y se dice que convirtió a la mayor parte de los indígenas de la zona. En 1553 fue instituido como prior del convento de Huamanga y provincial de Tucumán. Hay constancia de una carta de Carvajal al rey informándole de los abusos que sufrían los indios en las minas del Perú y pidiéndole interviniese en favor de éstos.

Crónicas de la conquista del Amazonas

Bajo el título La aventura del Amazonas se publicó una antología que comprende este texto de Carvajal juntos a otros documentos escritos por otros conquistadores. Para evitar confusiones Linkgua ha publicado dicha antología con el título de Crónicas de la conquista del Amazonas. La presente edición de La aventura del Amazonas incluye solo la crónica de Carvajal.

La expedición de Carvajal atravesó los Andes y se internó en la selva amazónica. Pizarro ordenó a su segundo al mando que con cincuenta hombres (entre ellos Gaspar de Carvajal) descendiese el río Napo en busca de provisiones.

Alcanzaron la confluencia del Napo y el Trinidad, pero no encontraron provisiones. Sin poder volver atrás por la fuerza de la corriente, decidieron seguir río abajo, hasta llegar a la desembocadura del Amazonas.

Los datos de la expedición registrados por fray Gaspar de Carvajal proporcionan información de gran interés etnológico sobre la disposición y tamaño de los poblados, ocupación continua a lo largo de las barrancas del río, caminos amplios que comunican el río Amazonas con la tierra firme, tácticas de guerra, rituales, costumbres y utensilios aborígenes.

A su regreso al Perú, Carvajal fue elegido subprior del convento de San Rosario en Lima. En este puesto, fue elegido para arbitrar entre el virrey, y los auditores de la Real Audiencia en 1554. Después de la pacificación del Perú, fue enviado por sus superiores como misionero a Tucumán, siendo nombrado protector de los indios.

Relación

que escribió fray Gaspar de Carvajal, Fraile de la Orden de Santo Domingo de Guzmán, del nuevo descubrimiento del famoso río grande que descubrió por muy gran ventura el Capitán Francisco de Orellana desde su nacimiento hasta, salir al mar, con cincuenta y siete hombres que trajo consigo y se echó a su ventura por el dicho río, y por el nombre del Capitán que le descubrió se llamó el Río de Orellana

El padre Gaspar de Carvajal

La Provincia de Extremadura, en la España de los Reyes Católicos y del Emperador Carlos V, fue rico venero de contingente humano en el descubrimiento, la conquista y la colonización de América. De su suelo arisco e inquieto surgieron aventureros audaces que buscaron fortuna para sus exhaustos caudales y gloria para sus nombres casi siempre modestos y olvidados en el propio terruño. Y con ellos, como para desvanecer los desaciertos de las espadas de los más atrevidos, vinieron los misioneros de Órdenes religiosas que con la palabra evangélica y la Cruz de Cristo sembraron entre la raza aborigen la simiente del consuelo y de la resignación, el alivio de tantos quebrantos y la fe en los destinos futuros de regiones al parecer inhóspitas y crueles. Uno de esos apóstoles, verdaderos mártires en el límite que separa la vida de la muerte, fue el Padre Gaspar de Carvajal.

Nació este ilustre fraile de Santo Domingo de Guzmán en la ciudad de Trujillo hacia el año de 1504, y a fines de 1536 se embarcó para Tierra Firme con ocho compañeros suyos de claustro, en cumplimiento de la real Cédula de 30 de septiembre de 1535, que ordenaba el envío de religiosos al Perú «para la instrucción de los naturales della en las cosas de nuestra santa Fee católica». El Padre Carvajal asumió la dirección y gobierno del encargo y puso tal empeño en el buen cumplimiento de su misión que ya en 1538 lo hallamos de Vicario Provincial en Lima, en el primer convento de su Orden fundado por él en tierras del Inca.

Fue capellán de las huestes de Gonzalo Pizarro en Quito, y a su lado emprendió la empresa de encontrar «el país de la canela». En 1540, ya en plena selva amazónica, los rigores del suelo lo obligaron a seguir la nueva expedición del Capitán Francisco de Orellana hacia las «terrae incognitae», de las cuales fue descubridor y cronista. En un combate con los indios recibió gravísima herida que él mismo refiere cuando escribe: «...me dieron un flechazo por un ojo, que pasó la flecha a la otra parte, de la cual herida he perdido el ojo y no estoy sin fatiga y falta de dolor, puesto que Nuestro Señor, sin yo merecerlo, me ha querido otorgar la vida para que me enmiende y le sirva mejor que fasta aquí». Y Antonio de Herrera comenta en una de sus Décadas: «Cosa que a todos dio mucha pesadumbre porque este Padre, demás de ser muy religioso, con su amor y prudencia ayudó mucho en estos trabajos».

Fue testigo de vista en los dos largos años que llevó el descubrimiento y exploración del río Amazonas. Vida de fatiga y de peligros continuos, frente a la maraña desconocida, sobre las aguas tumultuosas y al asecho de los ataques indígenas. Así corrieron los días para los hombres de la expedición de Orellana, principalmente para los que como el Padre Carvajal eran, a más de soldados valientes, apóstoles decididos al sacrificio.

Cumplida su obra de descubridor regresó a su antiguo asiento a proseguir su labor de catequista. Su afán en la conquista de las almas lo llevó a Tucumán como protector de indios y al Cuzco en calidad de prior de su monasterio. Octogenario, incapaz físicamente para «emprender los dilatados viajes que constituyen la nota dominante de su larga carrera», murió Fray Gaspar de Carvajal en su convento de Lima, en 1584, «habiendo honrado su entierro la asistencia de los Cabildos, Tribunales, Prelados y religiosos».

Dejó el cronista una Relación de todo lo que vio en la expedición del Amazonas. Escrita con sencillez y a veces hasta con ingenuidad es, por el espíritu de verdad que ella encierra, el más valioso documento para honrar y admirar a los que intervinieron en aquella aventura. Más de 300 años permaneció inédito tal escrito hasta que en 1851 la Real Academia de la Historia, de Madrid, lo publicó en la Historia General de Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo. Desgraciadamente la trascripción adolece de innúmeros errores hasta el extremo de haber sido considerada por algunos bibliófilos como «apócrifa, alterada y deficiente». Cuarenta años más tarde el ilustre chileno don José Toribio Medina, el más eficaz investigador de los anales de América, encontró una copia de la Relación, la cual publicó en Sevilla, en magnífica presentación, en febrero de 1895. Del erudito prólogo que trae el libro hemos tomado algunas de las noticias biográficas que aquí damos sobre el padre Carvajal. Y ahora, en el interés que el gobierno de Colombia tiene por el afianzamiento y desarrollo de la cultura en la República, aparece esta nueva edición dirigida por el doctor Juan B. Bueno Medina, dignísimo Jefe de la Sección de Libros Raros y Curiosos de la Biblioteca Nacional y muy competente investigador de todo lo que atañe a la empresa amazónica de 1542, de la cual fue fray Gaspar alma y nervio, testigo e historiador.

Luis Augusto Cuervo

Bogotá, marzo de 1942.

Descubrimiento del río de las Amazonas

Relación de Fr. Gaspar de Carvajal; exfoliada de la obra de José Toribio Medina, edición de Sevilla, 1894 por Juan B. Bueno Medina

El padre Gaspar de Carvajal Descubrimiento del río de Orellana

Para que mejor se entienda todo el suceso desta jornada se ha de presuponer que este capitán Francisco de Orellana era capitán y teniente de gobernador de la ciudad de Santiago,1 la que él en nombre de Su Majestad pobló y conquistó a su costa, y de la Villa Nueva de Puerto Viejo,2 ques en las Provincias del Perú; y por la mucha noticia que se tenía de una tierra donde se hacía canela, por servir a Su Majestad en el descubrimiento de la dicha cartela, sabiendo que Gonzalo Pizarro, en nombre del Marqués,3 venía a gobernar a Quito y a la dicha tierra quel dicho Capitán tenía a cargo; y para ir al descubrimiento de la dicha tierra, fue a la villa de Quito, donde estaba el dicho Gonzalo Pizarro, a le ver y meter en la posesión de la dicha tierra. Hecho esto, el dicho Capitán dijo al dicho Gonzalo Pizarro cómo quería ir con él en servicio de Su Majestad y llevar sus amigos y gastar su hacienda para mejor servir; y esto concertado, el dicho Capitán se volvió a reformar a la dicha tierra que a cargo tenía y a dejar en quietud y sosiego las dichas ciudad y villa, y para seguir la dicha jornada gastó sobre cuarenta mil pesos de oro en cosas necesarias, y, aderezado, se partió para la villa de Quito, donde dejó al dicho Gonzalo Pizarro, y cuando llegó le falló que era ya partido, de cuya causa el Capitán estuvo en alguna4 confusión de lo que había de hacer, y se determinó de pasar adelante y lo seguir [roto], aunque los vecinos de la tierra se le estorbaban por haber de pasar por tierra muy belicosa y fragosa y que temían lo matasen, como habían hecho a otros5