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La historia de AQ, relata las andanzas de un personaje muy particular del que poco se sabe con certeza. AQ son las iniciales de su nombre y apellido, pero el autor no consigna los datos completos. Como en las novelas picarescas (al estilo Lazarillo de Tormes), AQ deberá enfrentar "venturas" y "desventuras" durante sus arduos días de trabajo en las casas de los ricos del pueblo de Weichuang. El relato tiene como marco los últimos días del imperio chino y los inicios de la revolución. Se trata de un clásico interesante y completamente actual.
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Seitenzahl: 84
Veröffentlichungsjahr: 2018
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Durante años albergué el propósito de escribir la verdadera historia de AQ, pero cada vez que estaba a punto de poner manos a la obra, me detenía, vacilante, mostrando a las claras mi temor de no estar a la altura del personaje. Porque siempre se ha necesitado una pluma inmortal para registrar las hazañas de un hombre inmortal; así el hombre es conocido por la posteridad a través de las palabras, y las palabras son conocidas por la posteridad a través del hombre, hasta que finalmente es difícil determinar cuál de los dos fue más importante para alcanzar prestigio. Sin embargo, volvía siempre a la idea de escribir la historia de AQ, como si un demonio me indujera a esto. Y no obstante, cuando me decidí a escribir este relato, destinado al pronto olvido, apenas tomé la pluma en mis manos, fui consciente de las insuperables dificultades que me aguardaban. Primero fue el problema de cómo titular la obra. Confucio dice: “Si el título no es correcto, las palabras parecerán poco creíbles”; y esta máxima debe ser observada cuidadosamente. Hay muchos tipos de biografías: oficiales, autobiografías, leyendas, biografías no autorizadas, biografías suplementarias, historias de familias, breves historias… pero, desgraciadamente, ninguna de estas se ajustaba a mi objetivo. ¿Biografía oficial? Seguramente este relato no será clasificado junto con los que tratan de gente eminente en una historia auténtica. ¿Autobiografía? No hay duda de que yo no soy AQ. Si la llamo “biografía no autorizada”, ¿dónde queda entonces lo de “biografía auténtica”? Emplear “leyenda” tampoco es posible, porque AQ no era un ser legendario. ¿Biografía suplementaria? No, porque ocurre que ningún Presidente ha ordenado jamás a la Academia de Historia Nacional que escriba la “biografía original” de AQ. Es verdad que, aunque no haya “vidas de jugadores” en la auténtica historia de Inglaterra, el famoso Conan Doyle escribió Biografías suplementarias de jugadores. Pero eso se le permite a un escritor famoso; en cambio, está prohibido a los de mi clase. Luego está la “historia familiar”; pero yo no sé si pertenezco o no a la familia de AQ, ni tampoco he recibido encargo de escribirla por parte de sus hijos o nietos. Si la llamara “breve historia”, podrían objetar que de AQ no existe una crónica completa. En síntesis, esta es, una “biografía original”, pero, puesto que escribo en estilo vulgar, empleando el lenguaje simple de la calle, no me atrevo a presumir con un título tan rimbombante; de modo que me apoyo en la frase hecha de los novelistas menos respetables, los que no pertenecen a los Tres Cultos ni a las Nueve Escuelas: “Después de esta digresión, volvamos a la verdadera historia”, y tomo las dos últimas palabras para mi título. Y si por eso resulta una confusión literal con la Verdadera Historia de la Caligrafía de los Antiguos, no conozco el remedio. En segundo lugar, según la acostumbrada convención, la frase inicial de una biografía debería decir algo parecido a: “Fulano de Tal, cuyo nombre fue también Tal y Tal, nació en tal y tal lugar”; pero no tengo seguridad acerca del apellido de AQ. Parece ser que una vez tuvo el apellido de Chao, pero al día siguiente volvió a reinar la confusión al respecto. Esto ocurrió cuando el hijo del señor Chao rindió los exámenes oficiales del bachillerato, y resonantes platillos anunciaron su triunfo al pueblo. AQ acababa de tomar dos tazones de vino amarillo y dijo, haciéndose el importante, que el acontecimiento era también para él un gran honor, puesto que pertenecía al mismo clan que el señor Chao, y que sacando las cuentas exactas, su parentesco con el bachiller se remontaba a tres generaciones. En aquel momento, varios de sus oyentes comenzaron a sentir cierto respeto por él. Pero quién iba a decir que al día siguiente se presentaría el alcalde ante AQ, citándolo a casa del señor Chao. Apenas el viejo lo vio, se puso rojo de rabia y empezó a vociferar:
—¡AQ, miserable pícaro! ¿Dijiste que yo pertenecía a tu clan?
AQ no respondió. Mientras más lo miraba, más se enfurecía el señor Chao; que aproximándose unos pasos, lo confrontó:
—¿Cómo te atreves a decir esas tonterías? ¿Cómo iba yo a tener parientes como tú? ¿Es que tu apellido es Chao, acaso?
AQ no respondió, porque su idea era retirarse; pero el señor Chao se abalanzó sobre él y lo golpeó en la cara.
—¿Cómo vas a llamarte Chao? ¿Te crees digno del apellido Chao?
AQ no hizo el más mínimo amague por defender su derecho al apellido Chao, sino que, tocándose la mejilla izquierda, salió, acompañado por el alcalde; y una vez fuera, tras un diluvio de regaños por parte de este último, le dio las gracias y le pagó un soborno de doscientas sapecas. Todos los que se enteraron dijeron que AQ era demasiado extravagante al intentar algo semejante; su apellido no era, seguramente, Chao. Pero aunque lo hubiera sido, debía haberlo pensado dos veces antes de decirlo, puesto que sabía que en el pueblo vivía un verdadero señor Chao. Después de aquello, no volvió a mencionarse el linaje a AQ, de modo que hasta hoy no sé cuál era su apellido verdadero. En tercer lugar, ni siquiera sé cómo ha de escribirse el nombre de AQ. Durante su vida, todo el mundo lo llamó según la pronunciación A Quei, pero después de su muerte, nadie volvió a mencionar su nombre. Porque no se trataba de uno de aquellos individuos cuyo nombre “se guarda en tablillas de bambú y seda”. Y si se trata de preservar su nombre el presente relato debe de ser el primer intento, por lo que tengo que afrontar esta dificultad desde el comienzo. Reflexioné cuidadosamente: A Quei ¿sería la palabra Quei que significa casia, o la palabra Quei que significa nobleza? Si su otro nombre hubiera sido Yueting, que significa “pabellón lunar”, o si hubiera celebrado su cumpleaños en la Fiesta Lunar, entonces seguramente se habría tratado de la palabra Quei que significa casia. Pero como no tuvo otro nombre —y si lo tuvo, nadie lo sabe— y como nunca envió invitaciones en su cumpleaños para asegurarse versos de felicitación, escribir A Quei (casia) sería demasiado arbitrario. Además, si hubiera tenido un hermano mayor o menor llamado A Fu (prosperidad), se hubiera llamado A Quei (nobleza); pero no tenía a nadie. Utilizar el modo A Quei (nobleza), sería hacer suposiciones que no podrían ser corroboradas. Los demás signos del sonido Quei sirven aún menos. Una vez presenté el problema al hijo del señor Chao, el bachiller; pero ni él, que era tan sabio, pudo resolverlo. Sin embargo, según él, como Chen Dusiu había publicado la revista Nueva Juventud, que abogaba por el empleo del alfabeto latino, la cultura nacional se iba al diablo y por lo tanto este problema no podía ser investigado. Finalmente, le pedí a alguien de mi pueblo que fuera a revisar los documentos legales que registran el proceso de AQ, pero al cabo de ocho meses me envió una carta diciendo que no existía ningún nombre cuyo sonido se aproximara al de A Quei en esos documentos. Aunque yo no estaba seguro de que aquello fuera cierto, ni de que mi amigo se hubiera preocupado siquiera en revisarlo, después de tal fracaso, no me quedaba otro camino que seguir con lo que tenía. Como temo que el nuevo sistema fonético no se haya popularizado, no me queda otro recurso que emplear el alfabeto occidental, escribiendo el nombre de acuerdo con la ortografía inglesa y abreviándolo AQ. Esto me lleva a seguir ciegamente a la revista Nueva Juventud y me siento absolutamente avergonzado de mí mismo, pero, ya que el bachiller no pudo resolver mi problema, ¿qué otra cosa puedo hacer? En cuarto lugar, está el problema del nacimiento de AQ. Suponiendo que su apellido fuera Chao, de acuerdo con la vieja costumbre de clasificar a la gente por su distrito de origen, uno debe remitirse al libro Apellidos Diversos, donde encontrará: “Natural de Tianshui, al oeste de la provincia de Gansu”; pero, desgraciadamente, este apellido no es seguro y, por tanto, el lugar de su nacimiento sigue siendo también impreciso. Aunque vivió la mayor parte de su vida en Weichuang, muchas veces estuvo en otros sitios, de modo que sería erróneo llamarlo natural de Weichuang; llamarlo así sería quebrar los cánones históricos. Lo que me consuela un poco es el hecho de que el signo A sea absolutamente correcto. Decididamente, no es el resultado de una falsa analogía y puede soportar la prueba de la sabiduría crítica. En cuanto a los otros problemas, son tales que personas poco instruidas como yo no pueden resolverlos, y solo me resta esperar que los discípulos del Sr. Hu Shi, que muestran tan notable manía por la historia y las antigüedades, puedan, quizás, en el futuro, echar luz sobre ellos; temo, sin embargo, que, para entonces, mi Verdadera Historia de AQ haya caído en el olvido. Lo que he dicho puede ser considerado como una introducción.
No solo son inciertos el apellido de AQ, su nombre y su lugar de origen; aún mayor es la oscuridad que reina en relación con sus antecedentes. Esto porque la gente de Weichuang solo empleaba sus servicios personales, o lo tomaba a broma, sin prestar la menor atención a sus antecedentes. El propio AQ jamás dijo nada sobre este asunto; solo cuando discutía con alguien decía a veces, lanzando una mirada furiosa:
—Nuestra situación era mucho mejor que la tuya. ¿Qué te crees?