Licencia Para Amar - Aurelia Hilton - E-Book

Licencia Para Amar E-Book

Aurelia Hilton

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  • Herausgeber: Tektime
  • Kategorie: Erotik
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2020
Beschreibung

Eric Parker no es un hombre para establecerse. A él le gustan sus mujeres como le gusta su trabajo: Rápidas, satisfactorias y listas para irse cuando llega la mañana. No es que no le gusten las mujeres, al contrario le encantan. Pero él vive la vida a su manera.. Su licencia de conducir está vencida. Es hora de ir al Departamento de Vehículos Motorizados... Erika Parks se está cansando de los hombres. Ha salido con varios, pero todos han tenido el mismo gran defecto: ninguno ha podido complacerla sexualmente como ella podría complacerse a sí misma. Con Adam, el chico más reciente, había pasado lo mismo. Ni siquiera vivieron juntos un mes. Ahora está sola y tiene que enfrentarse a la vida sin ayuda. El primer paso es renovar su nueva licencia de conducir. Erika Parks y Eric Parker entran en el Departamento de Vehículos Motorizados al mismo tiempo. Él no puede quitarle los ojos de encima. Ella está hipnotizada por su voz. La tensión entre ellos es insoportable. No será fácil para Eric pues ella no es como las otras mujeres que ha seducido antes. Sus trucos habituales no funcionarán con ella. Eric ni se imagina que solo su voz excita a Erika. Nunca se había sentido así antes. Eric estaba seguro de que siempre mantendría el control. Erika pensó que ningún hombre podría darle placer. ¿Será que estos dos son el uno para el otro? ADVERTENCIA: Este libro forma parte de la serie de novelas románticas, apasionadas y sexys de Aurelia Hilton... Esta pareja subirá la temperatura... Descubre cómo continúa la apasionada historia de Eric y Erika…

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Seitenzahl: 55

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Licencia para Amar

Aurelia Hilton

Traducido pormariel13

Índice

© 2019 Aurelia Hilton

1. Erica

2. Eric

3. ¿Puedo llevarte?

4. Toda la noche

5. Licencia para amar

Mantengámonos en contacto

© 2019 Aurelia Hilton

Esto es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o se utilizan de manera ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, negocios, compañías, eventos o locales es pura coincidencia.

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Erica

Suena la alarma. Erica Parks abre suavemente los ojos para ponerla en pausa. Sabía que no se volvería a dormir, pero disfrutaba de estar acostada allí por unos momentos, visualizando mentalmente el día por venir con los ojos cerrados. La ciudad se mantuvo despierta toda la noche. Los sonidos de la gente, los automóviles y el ruido del tráfico de la mañana atravesaban sus cortinas.

Luego de vivir seis meses en Nueva York, por fin empezaba a sentirse establecida. Su trabajo como asistente en una editorial era un trabajo de ensueño para ella, uno por el que no dudó en hacer las maletas y abandonar su ciudad natal. Trajo consigo todo lo que tenía, incluyendo a su novio Adam con el que tenía 3 años de relación. Se conocían desde mucho antes de que empezaran a salir, y Erica había fantaseado con una larga vida junto a él.

Se sentía cómoda y tranquila, mientras se revolcaba en sus sábanas. La luz seguía siendo tenue y silenciosamente se colaba en su habitación a través de las cortinas. A su lado se encontraba una almohada vacía. Esa almohada había permanecido fría durante 5 de los 6 meses que ella llevaba viviendo allí. Adam había aceptado mudarse con ella, pero no habían descubierto lo diferentes que eran hasta que comenzaron a vivir juntos.

Él sólo vivió con ella durante un mes. Las diferencias entre ellos habían comenzado antes de que se mudaran. Erica tenía un trabajo increíble esperándola, en cambio a él no lo aguardaba nada. Ella estaba ansiosa por apoyarlo durante el traslado, pero él ya se había dado por vencido antes de que llegaran. Erica sabía que él se estaba desmoronando, sin embargo no fue capaz de decirle: "Quédate en Kansas City". Quizás si lo hubiera hecho hubiese sido más fácil para ambos

Miró la almohada vacía, recordando los buenos momentos que vivió con Adam. Momentos de diversión y amistad, aunque entre ellos siempre faltaba algo y ella lo supo desde el principio. Con todos los hombres con los que había salido se sentía así: faltaba algo. Odiando admitir la verdad, Erica dejó que su mente vagara a través de cada relación; desde el principio hasta final, buscando la pieza que faltaba. Ella siempre supo lo que era. En todas sus relaciones, ningún hombre la había hecho correrse. Era una farsante. Tenía la expresión más hermosa en su rostro mientras fingía un orgasmo con sus novios y amantes. Era una gran actriz, bastante convincente.

Desde hace mucho tiempo había abandonado la idea de que un hombre le provocara un orgasmo. Siempre se daba placer así misma, con sus propias manos. Cuando se metía en la cama con un hombre, no sentía nada. Las caricias eran agradables, la conexión se sentía bien, pero jamás llegó a sentir ningún arrebato de éxtasis que la dejara totalmente satisfecha. Después de estar con algún amante, ella encontraba un lugar, tranquilo y solo para terminar el trabajo.

Con Adam ocurrió lo mismo. Tres años saliendo con él y ni un solo orgasmo que Erica no se hubiera dado a sí misma. ¿Cuál era su problema? ¿Por qué no podía correrse con un hombre? Mientras miraba la almohada estos pensamientos se agolpaban en su mente, pero ella decidió evaporarlos acariciándose un poco.

Sus piernas empezaron a retorcerse bajo las sabanas mientras elevaba las rodillas hasta el pecho, arqueando la espalda. Se quitó la camiseta que llevaba puesta y la tiró al suelo. Comenzó a pasar sus dedos sobre su vientre con suavidad y delicadeza, luego empezó a acariciarse los senos hasta que sus pezones se fueron endureciendo. Le dio a cada uno un pellizco y los retorció, sintiendo poco a poco una oleada de electricidad ascender entre sus muslos. Antes de tocarse el coño, le gustaba estar bien caliente. Sabía qué hacer para encenderse, a diferencia de todos los hombres con los que había salido.

Llevó una de sus manos hacia la parte baja de su espalda, dejando que sus dedos palparan más allá del elástico de sus bragas para acariciar cada nalga. Sentía un cosquilleo muy placentero en sus caderas y su trasero mientras movía suavemente sus dedos de un lado a otro sobre los minúsculos vellos de su piel, en esa zona tan suave parecida a la piel de un melocotón. Dejó que el costado de su mano se frotara entre sus nalgas, acercándose lo suficiente para rozar el lugar donde su trasero se encuentra con la humedad y el calor de su coño.

Ya estaba caliente e hinchada. Se quitó las bragas y las lanzó cerca de su camisa para dormir. Sus rodillas, que estaban debajo de sus sábanas ahora apuntaban hacia el techo. En ese instante comenzó a separar las piernas poco a poco. Sus manos comenzaron a acariciar cada pierna, con las palmas presionaba la parte interior de cada muslo. Subió una de sus manos hasta sus senos para pellizcar sus pezones mientras que con la otra mano se acercaba a los pliegues de su flor.

Estaba muy caliente. Puso su mano sobre su vello púbico para capturar la sensación de todo el calor que surgía entre sus piernas. Mientras retorcía su pezón enviaba oleadas de placer a su coño y no podía resistir más. Le gustaba aguantar todo lo que podía, se embriagaba hasta el éxtasis y retrasaba el momento de entrar en contacto con su humedad. Finalmente deslizó su mano suavemente en la hendidura entre sus piernas.

Estaba lista. Rozó con su dedo medio el borde de su hendidura y sintió intensamente una sacudida placentera cuando palpó su humedad. Estaba muy mojada. Cada movimiento que hacía cada caricia y giro de su cuerpo, la mojó más. Ella estaba lista para el éxtasis que estaba a punto de sentir. Su flujo se sentía suave, ligero y ardiente. Con su dedo medio lo esparció lentamente por toda su hendidura.