Lo que decimos de ellos - Daniel Parodi Revoredo - E-Book

Lo que decimos de ellos E-Book

Daniel Parodi Revoredo

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El libro Lo que decimos de ellos tiene por objetivo central analizar los discursos e imaginarios históricos —entendidos como el conjunto de creencias (mitos, símbolos, ideas, etcétera) de individuos y sociedades y cómo se transmiten en un momento determinado— que describen al Perú y Chile, a partir de la guerra del Pacífico (1879-1883), en la historiografía y los textos escolares peruanos. Una vez decodificados, es decir, descritos y contextualizados en los rasgos distintivos que remiten a estilos e ideas provenientes del siglo XIX para estudiar el pasado, permitirán comprender el porqué de esos enfoques. A partir de allí, se busca aportar a la integración del Perú y Chile, asumiendo su pasado común desde el respeto y la colaboración entre ambos países.

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Lo que decimos de ellos. La Guerra del Pacífico en la historiografía y manuales escolares peruanos

Primera edición impresa: Universidad Bernardo O’Higgins Fábrica 1990 (2.o Piso), Santiago Fono: 224772214 2019

Segunda edición impresa: Universidad de Lima. Agosto, 2019

Primera edición digital: abril, 2020

© Daniel Parodi Revoredo

© José Chaupis Torres

De esta edición

© Universidad de LimaAv. Javier Prado Este 4600Urb. Fundo Monterrico Chico, Lima 33 Apartado postal 852, Lima 100, Perú Teléfono: 437-6767, anexo 30131 [email protected]

Diseño, edición y carátula: Fondo Editorial de la Universidad de Lima

Imagen de portada: Francisco González Gamarra. Combate de Angamos, 1953. Sala Almirante Miguel Grau Seminario, del Congreso de la República del Perú. Fotografía de portada: Diego Panta

Este libro ha recibido evaluación académica bajo la modalidad de referato externo por pares ciegos, quienes son destacados especialistas en el área.

Versión e-book 2020Digitalizado y distribuido por Saxo.com Perú S. A. C. https://yopublico.saxo.com/Teléfono: 51-1-221-9998Avenida Dos de Mayo 534, Of. 404, MirafloresLima - Perú

Se prohíbe la reproducción total o parcial de este libro, por cualquier medio, sin permiso expreso del Fondo Editorial.

ISBN 978-9972-45-516-2

Índice

Presentación

Óscar Quezada Macchiavello Rector de la Universidad de Lima

Claudio Ruff Escobar Rector de la Universidad Bernardo O’Higgins

Prólogo

Hugo Neira

Introducción

Daniel Parodi Revoredo

Primera parte. La Guerra del Pacífico vista desde el Perú, Daniel Parodi Revoredo

La república frustrada y el enemigo perverso. La Guerra del Pacífico en la Historia de la República del Perú de Jorge Basadre

Nación contra nación: la relación con Chile en los manuales escolares peruanos (1975-2016)

Segunda parte. Historiografía y escuela: posibilidades y dificultades, José Chaupis Torres

Ni vencedores ni vencidos. Reflexiones historiográficas para repensar la Guerra del Pacífico

Textos escolares en conflicto: relaciones históricas peruano-chilenas en las aulas

A Carolina

Presentación

Es muy grato y esperanzador presentar una obra como Lo que decimos de ellos. La Guerra del Pacífico en la historiografía y manuales escolares peruanos. Grato, pues esta investigación se cimienta en la necesidad de un encuentro de identidades nacionales llamadas a cumplir con la exigencia histórica de construir un destino común. Esperanzador, pues, al incorporar el bagaje de lo sufrido —que incluye el aprendizaje de nuestros errores—, desbroza un camino de comprensión y de transformación. Somos transformados cuando comprendemos. Y la comprensión es hija de la consciencia.

La real y cabal transformación integradora será resultado de un paciente e inteligente cultivo de la comprensión y de la empatía, entendidas como formas de vida inscritas en las prácticas educativas de nuestros países. En ese contexto creador de consciencia, el libro que presentamos, escrito por los historiadores Daniel Parodi y José Chaupis Torres, es una herramienta decisiva para superar la separación nosotros/ellos, manifiesta en el título, con vistas a un nosotros mayor que envuelva e incluya a dos naciones hermanas.

Vivimos tiempos de profundas mutaciones tecnológicas. Una serie de circunstancias, que no es del caso detallar, demandan la globalización de la política. Precisamente, es en las universidades donde se va vislumbrando y gestando la idea de innovar las dinámicas políticas de los países. En la dimensión educativa, los problemas e intereses globales, cada vez más relevantes, obligan a asumir modelos de interpretación de la historia que preparen a los estudiantes para afrontar las realidades inciertas y desafiantes que están por venir, si no han llegado ya. Eso no implica que se debilite el orgullo de la identidad y de la historia nacional de cada país. Se trata, más bien, de superar antiguas divisiones que hoy ya no tienen ningún sentido y de complementar las lealtades locales con aquellas otras que ponen en la mira la gran patria sudamericana, el planeta y, sobre todo, la humanidad.

El Perú y Chile están llamados a dar al mundo un verdadero ejemplo de cooperación con visión de futuro. Libros como este son un contundente emblema de ese propósito.

Dr. Óscar Quezada Macchiavello Rector de la Universidad de Lima

Presentación

Lo que decimos de ellos. La Guerra del Pacífico en la historiografía y manuales escolares peruanos, de autoría de los historiadores peruanos Daniel Parodi y José Chaupis Torres, es la nueva obra editada en conjunto por la Universidad Bernardo O’Higgins, de Chile, y la Universidad de Lima, del Perú.

Este libro responde a la necesidad de fortalecer los lazos entre nuestros países, parte importante del ideario de Bernardo O’Higgins Riquelme, cuyo liderazgo influyó de manera fundamental en el proceso de las independencias de Chile y el Perú. En este caso, los autores lo hacen a partir de la investigación, la honestidad intelectual y la reflexión rigurosa, respecto de nuestro pasado común asumiéndolo desde el respeto y la colaboración. Aquí se discute cómo se han construido en la historiografía y en la educación del Perú, los imaginarios respecto de Chile tras el fin de la Guerra del Pacífico, conflicto que persiste en la memoria de ambas naciones y, por lo tanto, debe estudiarse con seriedad y madurez para reinterpretar este hito de nuestra historia desde nuevas perspectivas.

La publicación también cumple con el mandato que toda Universidad tiene con la sociedad: ser un espacio de pensamiento y creación de nuevos conocimientos que permitan una mejor comprensión de la realidad, enriquezcan el debate contemporáneo y funden las bases para su desarrollo material y espiritual, desde las especificidades del trabajo de las humanidades, las ciencias y las artes.

En definitiva, la obra de Daniel Parodi y José Chaupis Torres es un ejemplo de lo que debe ser la promoción de la integración y cooperación entre Chile y Perú, revisitando el pasado e invitando a construir nuestro futuro.

Dr. Claudio Ruff Escobar Rector de la Universidad Bernardo O’Higgins

Prólogo

La invitación a escribir el prólogo de este libro por parte de Daniel Parodi, y que es un honor, me hace pensar en una invitación que hace muchos años me hizo un peruano, Hugo Orellana, que era artista y residía en un castillo en Francia, de lo más antiguo. En efecto, era su propiedad y la herencia de la esposa francesa de una rama de nobles. El hecho es que pasamos un buen fin de semana pero más que todo, me sorprendió el plano de la mansión. Había salas diversas, y no siempre unas conducían a las otras. No siempre por donde se entraba se salía. Había algo de laberinto pero intencionado. De la sala de música (barroca) se pasaba a un lugar con libros. El estanque era aladeño a una sala mortífera que no tenía, en nuestro tiempo, ningún uso. Ahora bien, si el prólogo es, como manda el canon literario, una suerte de pieza preliminar que permite orientar al lector, comenzaré diciendo que Parodi y su colega José Chaupis Torres, para ocuparse de Chile, abordan no un tema determinante y relevante sino varios. Lo que hace a este libro varias veces importante.

Me sorprende y aplaudo cómo esta obra enfrenta tres temas a la vez. A saber, una obra de historia que incluye al mismo tiempo a Chile y el Perú. En segundo lugar, la Guerra del Pacífico vista por los peruanos, en especial, por Jorge Basadre. Y ese Perú del XIX, y «la república frustrada y el enemigo perverso», no es lo que él piensa, el historiador Parodi. Era lo que tronaba en la cabeza de los peruanos tras esa guerra. Y para que no fuese poco, los manuales de historia, «los manuales peruanos». Otras tres salas de recibo, las ocupa José Chaupis Torres. El libro es corto, pero la problemática que plantean es enorme. Va desde la guerra misma, los efectos, las lecturas, los hechos reales y los imaginarios. Y los tres temas se interactúan.

A Daniel Parodi, lo leo y lo sigo. Desde su artículo sobre los peruanos patriotas y chilenos fidelistas, desde lo que ha visto nada menos que Ruben Vargas Ugarte (2017). Luego, uno anterior, sobre Conflicto y reconciliación, presentado poco después del fallo de La Haya (2014). Por último, un texto del mismo año «Sobre la pedagogía para la reparación». Siempre con la idea de una integración chileno-peruana. ¿Adónde va Parodi?

En la Historia como ciencia, hay diversas corrientes y escuelas. Algunas ligadas a los acontecimientos políticos y las guerras. Otras, como la École des Annales de Fernand Braudel (1900-1985), más cercana a las ciencias sociales. Pero después de la hegemonía de esa escuela, la historia se convirtió en diversas historias. Ya no es solo el estudio del pasado sino de las ideas, como es el caso de Benedetto Croce (1866-1953). Entre paréntesis, el amigo de Mariátegui. Otros practican hoy el estudio de las relaciones del hombre con la naturaleza, el Estado, la cultura. Tiempos nuestros de la microhistoria y a la vez de la historia nacional. Alguien ha dicho, desde la historia en pedazos a la historia global. ¿Cuál es la que ha elegido nuestro historiador Parodi?

Cuando digo que lo sigo es que he acudido a algunas de sus conferencias, en particular en una en la que también me habían invitado, en torno al Bicentenario y el tema de la independencia. En ese instante, y lo digo con franqueza, descubrí una cosa: Parodi estudia no solo la historia sino a los historiadores. Es el caso de Basadre, desde las primeras páginas de este libro. Retoma conceptos que resumen la visión de Basadre, esa guerra del Pacífico a la que el Perú llega sin naves de guerra, porque «las ventas del guano se habían empleado para ampliar las burocracias civil y militar». La poca preocupación por parte de Manuel Pardo.

Lo que decimos de ellos se orienta a dos dominios fundamentales. El primero, esa guerra, que tanto nos duele y escandaliza, fue la primera vez que «el Perú se mira a sí mismo» (Parodi). Es el comienzo de la primera generación crítica del Perú —y esto es lo que pienso— que empieza con Manuel González Prada, de 1888 hasta su muerte, 1919. Ya sabemos el resto, tanto en la historia, la vida política, las ideas, Haya, Mariatégui, Porras, Sánchez, Víctor A. Belaunde, Vallejo, y luego la generación de los 50 y después, Flores Galindo, Matos Mar, Julio Cotler. Un listado inacabable. El interminable (y saludable) debate sobre qué es el Perú y qué somos los peruanos. Sin olvidar la literatura, de Ciro Alegría a José María Arguedas y Mario Vargas Llosa.

Pero hay algo más. Y lo ha dicho Parodi. Le interesa la gente, los peruanos corrientes, lo que en la historia contemporánea son las otras formas de la historia. Algo más allá incluso de las clases sociales, como en los discípulos de Marx. Más lejos, menos organizados, esa representación tan evidente de lo que llamamos pueblo, pueblo llano. Si Parodi alterna sus trabajos comparativos con esa historia inmediata, el pueblo, puede que entonces eso lo lleve a lo que también le importa, la didáctica de la Historia. Y es el espacio donde todo se va a decidir, las aulas.

Le deseo ese viaje por las otras historias. Esa historia del pueblo peruano que nadie se ha atrevido a abrazar. Y acaso, una tarea que espero de su parte. Luchar por que la historia sea retomada como una disciplina. Algo que ha desaparecido con el constructivismo y las clases por áreas. No se puede estudiar historia y a la vez geografía y economía. Eso no se hace en ningún lado y por eso que nuestros alumnos en los tests de PISA son «los últimos de la clase» como ha dicho Nicolás Lynch. Por lo demás, confío en lo que intenta Parodi. El Perú es una comunidad de destino.

Hugo Neira

Introducción

El 26 de junio del 2018 viví una experiencia singular. Me encontraba en Santiago de Chile, invitado por la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO), para presentar la compilación Relecturas de la Guerra del Pacífico, en la que varios historiadores de ambos países han escrito diferentes relatos sobre dicha conflagración, pero con el denominador común de que ninguna de ellas trata de batallas sangrientas ni de epopeyas o héroes militares. Más bien tratan de ciudadanos, sacerdotes, de la prensa, la literatura, etcétera. De hecho, la compilación de la UBO es una invitación a dejar de lado, por un momento, los lugares comunes de la guerra, para sumergirnos en sus aspectos más cotidianos.

Sin embargo, la experiencia singular no fue esa, a pesar de que contó con un lleno de bandera en el salón principal de la bella y antigua casona donde funciona el Centro Cultural de la UBO, en la que se destacó la presencia del embajador del Perú y de altas autoridades universitarias. No, mi real inquietud se centraba en lo que iba a ocurrir al día siguiente, el 27, cuando, como anticipo del libro que en estas líneas estoy introduciendo, se me encargó contarle a un grupo de jóvenes universitarios chilenos, de los primeros semestres de la carrera de pedagogía en historia, nada menos que la “versión peruana de la Guerra del Pacífico”.

No sé si mis colegas de la UBO Germán Morong y Patricio Ibarra ponderaron el desafío, más pedagógico que académico, que significó para mí su invitación a dictar esa charla. Como maestro universitario, me preocupaban varias cosas: la primera era cómo establecer una relación basada en la confianza con un grupo de estudiantes ya compacto, estructurado, pues se encontraban finalizando el semestre académico. Se conocían muy bien entre ellos, pero yo nos los conocía, ni ellos a mí.

Si algo me han enseñado mis largos años de docencia universitaria es que “conectar” y generar empatía con los jóvenes que de pronto están sentados frente a ti es el paso decisivo, fundamental, para triunfar o fracasar en la enseñanza de una materia. Y lo es mucho más si la intención es crear una atmósfera colaborativa en el aula, en la que el proceso cognitivo se produzca, menos desde la charla del maestro, y más a través de la participación de los estudiantes durante la sesión y en el debate subsecuente. Entonces me preguntaba ¿cómo lograr algo así con jóvenes que no conozco y a los que, de seguro, la presencia de un historiador peruano que ha venido a narrarles su versión de la “guerra con Chile” tendería, en primera instancia, a alejarlos más de mí, en lugar de acercarlos?

Entonces se me ocurrió desnacionalizar el ambiente y preocuparme más por el vínculo profesor-estudiante que, reitero, es lo primero que se tiene que construir en el proceso cognitivo. Pero ¿cómo hacerlo? Yo solo contaba con un par de horas, tal vez un poco más, para conocerlos, empatizar, exponer, fomentar la participación y propiciar un debate. Les señalé que teníamos dos opciones: o me veían como a un profesor nuevo, que recién introduce el curso, y manteníamos una actitud distante; o, por el contrario, me veían como un profesor conocido que les estaba dictando la última lección del curso, con quien ya tienen familiaridad pues ya se había generado con él, a través de las sesiones, una relación cercana. Ambas afirmaciones eran ciertas, pues ese día, en apenas dos horas, yo iba a comenzar y a terminar mi relación profesor-estudiante con ellos, por lo que los invité a adoptar todos juntos la segunda opción; es decir, que me vean como a un viejo conocido, con el que habían compartido un vínculo de meses, basado en el respeto y la confianza.

Al iniciar la sesión, les expliqué que hace décadas se ha superado la idea de que existe una sola historiografía o una sola versión de la historia del Perú, de Chile o del país que fuere; y que mi exposición iba a versar sobre la visión del historiador Jorge Basadre acerca de la Guerra del Pacífico, desarrollada en su célebre obra monumental titulada Historia de la República del Perú. Añadí, seguidamente, que mi elección se debía a que Basadre era referente fundamental en el Perú, inclusive para los manuales escolares, los que suelen recoger la periodificación con la que él organiza el relato del siglo XIX y de parte del siglo XX peruanos.

Ya en la sesión realizamos un ejercicio muy interesante: fui tocando los diferentes periodos de la Guerra del Pacífico, con énfasis especial en sus causas y en el periodo de la ocupación, y les pedí que deduzcan ellos mismos cuáles podrían ser los imaginarios tradicionales peruanos acerca del conflicto. La verdad, no erraron una sola vez: señalaron que, para la historiografía peruana, Chile debía ser el responsable del conflicto porque ambicionaba el salitre de Atacama y Tarapacá, así como un enemigo hostil por los excesos de la ocupación chilena.

Luego nos detuvimos en una suerte de teoría de la conspiración, relativa a los mismos eventos, y que aparecía en las visiones tradicionales del Perú y de Chile, de manera idéntica pero invertida. Me refiero al vínculo que discursivamente hemos establecido entre la guerra de la Confederación Perú-Boliviana y la Guerra del Pacífico, las que en ambos países se relacionan causalmente. Así, para los peruanos, la intervención de Chile en la guerra contra la Confederación demuestra que fue una constante en este país la intención de atacar al Perú y despojarlo de sus riquezas, como efectivamente lo hizo durante la guerra del 79. Para los chilenos, en cambio, la Confederación y el tratado de la Alianza Defensiva de 1873 constituyen la prueba de que el Perú y Bolivia siempre se confabularon en su contra.

Habiendo decodificado los enfoques tradicionales de las historiografías peruana y chilena, se inició el debate. Pronto me llamó la atención que, en efecto, en solo dos horas habíamos logrado desnacionalizar el abordaje del tema. Entonces nos convertimos en un grupo de académicos y de pedagogos en formación preocupados por una problemática específica: ¿cómo enseñar la Guerra del Pacífico sin que nos siga separando, y, sobre todo, sin que siga separando a las nuevas generaciones? Y fue así que comenzaron a fluir las ideas.

La experiencia que he relatado me hizo recordar las bellas páginas de Ryszard Kapuściński (2007, pp. 11-28) en Encuentro con el otro, en las que imagina lo que podría ocurrir de toparse súbitamente dos grupos humanos trashumantes, de la era nómada o presedentaria. El autor polaco colige tres posibilidades frente a dicho contacto: la primera degenera en un enfrentamiento violento: la guerra; la segunda, al contrario, propicia el diálogo, el intercambio amistoso, y, eventualmente, la integración. En la tercera, ambos grupos se mostrarán completamente indiferentes el uno con el otro, transitarán muy cerca, como en las aceras opuestas de una calle muy angosta, pero no atinarán a cruzarla para conocerse; si acaso, se mirarán de reojo.

En analogía con los grupos trashumantes de Kapuściński, me he preguntado por la relación del Perú frente a Chile y viceversa, pues se trata de dos colectividades con conciencia de sí y mi primera constatación es que la tercera opción nunca se ha producido entre ambas porque peruanos y chilenos nunca hemos sido indiferentes entre nosotros. Esta comprobación es importante porque demuestra que nos conocemos bastante y que estamos en contacto hace muchísimo tiempo.

De hecho, no faltan quienes, retrotrayendo el origen de la relación binacional a tiempos remotos, han señalado que el primer encuentro entre ambos grupos es el viejo conflicto entre pizarristas y almagristas durante el período de conquista. Más allá de lo que considero una metáfora, en efecto, las relaciones entre el virreinato y su capitanía fueron muy fluidas pues eran gobernados por la misma administración. Además, el intercambio comercial fue dinámico inclusive después de la independencia, gracias a ese circuito cerrado que solemos llamar “azúcar por trigo”, con el que las élites del norte del Perú y Lima, y las de Valparaíso y Santiago, prosperaron tras la emancipación de España.

Pero la república trajo también la rivalidad comercial entre el Callao y Valparaíso, y en el contexto de la gran depresión mundial de 1873, a la guerra del 79, cuando nuestras naciones se enfrentaron como lo hicieron los grupos de que habla Kapuściński. Entonces nos hicimos mucho daño, mucho más el ganador al perdedor, el invasor al invadido; y aunque los contactos diplomático, comercial y humano se retomaron poco después, igual se generó un antes y un después alrededor de aquella infausta guerra. Esta dejó profundas huellas en ambas colectividades y la tantas veces mencionada “desconfianza mutua” se instaló en sus corazones, desde sus más altas autoridades hasta los sectores populares.

El nuevo milenio, sin embargo, trajo consigo nuevos vientos, los que propagaron el aroma de la globalización, de la importancia de concurrir en bloque a la economía mundial, tanto como del fin de las ideologías, que, entre otros paradigmas, puso en tela de juicio al nacionalismo decimonónico, tanto como a nuestra propia disciplina académica: la historia, más aún a su todavía vigente vertiente positivista. En realidad, esta venía siendo desafiada desde la década de 1920, cuando los franceses de Annales le dijeron al mundo que la historia debía ser total y que tenía que incluir en sus estudios los aspectos sociales, económicos y de mentalidades. Sin embargo, las biografías de grandes hombres, las épicas narraciones de batallas y los héroes militares sobrehumanos nunca pasaron de moda.

En todo caso, con el advenimiento del nuevo milenio, peruanos y chilenos logramos conversar del pasado doloroso; es decir, esos dos grupos humanos que se enfrentaron hace 140 años, recientemente han sentado en la misma mesa a sus historiadores y también a sus autoridades políticas y diplomáticas; inclusive, desde hace muy poco, a sus gabinetes ministeriales. El origen de este acercamiento podría ser material, pues hoy las economías de nuestros países están básicamente interrelacionadas; pero también hemos notado que diversos actores desean superar esa sempiterna desconfianza mutua que es evidente que no se irá por sí sola, esa tarea no se la podemos dejar al tiempo.

Y es entonces que, paso a paso, nos hemos colocado ad portas de iniciar una política binacional de reconciliación, la que erija lugares de la memoria comunes, donde una colectividad pueda reconocer los momentos históricos en los que la otra la apoyó; tanto como lamentar solemnemente la agresión, que, en el pasado, pudo infligirle a su contraparte. Estos gestos, pues eso es lo que son, tienen la virtud de sosegar los ánimos de quienes aún resienten heridas lejanas, pero que solo el otro, con su palabra sincera, logrará cicatrizar definitivamente.

Y es hacia esta finalidad a la que apunta Lo que decimos de ellos, libro que analiza los discursos de la historiografía y manuales escolares peruanos —básicamente para subrayar que aún se escriben en clave decimonónica— y que busca establecer cuáles son las ideas fuerza respecto del propio país y del otro —Chile— que luego devienen en imaginarios que, de una forma u otra, afectan la realidad cotidiana. Aunque esta investigación refiere tangencialmente a Bolivia, su énfasis está centrado en la construcción de un yo y un otro, peruano y chileno, respectivamente, a través de la narración histórica de la Guerra del Pacífico.

La contraparte de este trabajo la publicamos el 2010, se tituló Lo que dicen de nosotros (Parodi, 2010)1. En ella realizamos un ejercicio similar respecto de los discursos de la historiografía y manuales escolares chilenos, y de cómo estos construían al yo y al otro, también desde un enfoque positivista y nacionalista, funcional a las corrientes historiográficas del siglo XIX. Sin embargo, la presente investigación cuenta además con la participación de mi colega y amigo el historiador José Chaupis Torres, sanmarquino, que es referente obligado en esta temática. Su inclusión en este volumen es imprescindible para brindarle al público una visión completa del discurso historiográfico tradicional y de la historia escolar peruanos acerca de los países que nos ocupan y del rol que estas les asignan, a cada uno, en las obras que hemos pesquisado.

A estas alturas, creo que es pertinente señalar que, tratándose de una compilación, esta introducción se abstendrá de presentar un marco teórico más específico del que hemos planteado en sus primeras páginas, y lo mismo para el caso del estado de la cuestión. La razón es que cada uno de sus capítulos cuenta con sendos análisis que estamos seguros superarán con creces cualquier ausencia que pudiese observarse en estas páginas introductorias.

La presente compilación se divide en dos partes. La primera, de mi autoría, contiene dos capítulos: el primero decodifica los capítulos que Jorge Basadre dedica a la Guerra del Pacífico desde las herramientas teóricas del análisis crítico del discurso y la dialéctica de la alteridad. De esta manera, hemos podido establecer cómo el célebre historiador tacneño construye imágenes bastante precisas del Perú y de Chile, las que luego se han trasladado a los manuales escolares y de allí a la colectividad, bajo la forma de imaginarios.

El segundo capítulo pesquisa, desde el mismo enfoque teórico, los contenidos de una quincena de manuales escolares publicados entre 1975 y 2016. En este caso, nos hemos limitado al texto, vale decir a sus relatos para indagar su evolución y observar si, con el advenimiento de la enseñanza por competencias, tanto como del cambio paradigmático que tuvo lugar con la caída del muro de Berlín en 1989, aquellos han experimentado alguna modificación sustancial. Este capítulo es sinérgico al primero y permite distinguir claramente aquellas virtudes y defectos de cuya amalgama se construyen los imaginarios del propio país y de Chile, respecto de la Guerra del Pacífico y del periodo inmediato anterior.

La segunda parte de esta investigación le corresponde al historiador José Chaupis Torres y permite, sumándose a la primera, ofrecer una visión completa de la manera como el Perú se mira a sí mismo y a Chile. La sección de Chaupis Torres también se divide en dos capítulos. El primero nos ofrece una rigurosa revisión de la historiografía peruana y de su evolución desde los tiempos de la emancipación hasta la actualidad. Tras la ocurrencia de la Guerra del Pacífico, Chaupis Torres indaga y establece la manera como las diferentes corrientes historiográficas, que se han sucedido unas a otras, enfocan el conflicto, culminando su pesquisa analizando las publicaciones más recientes y actuales. Culmina el autor este capítulo con una potente reflexión acerca de los pasos que debemos seguir —respecto de la memoria histórica— para dar lugar a la reconciliación entre el Perú y Chile.

El segundo capítulo del historiador José Chaupis Torres nos devuelve al universo de los manuales escolares con un ensayo que es sinérgico y complementario al que desarrollo en la primera parte de este libro. A diferencia de mi trabajo, que se enfoca más en el discurso histórico, Chaupis Torres aborda los manuales escolares a través del estudio comparativo entre dos editoriales: Santillana y Norma. De esta manera, establece los diferentes enfoques de una y otra. Seguidamente, el autor se centra en el estudio de las actividades didácticas y establece hasta qué punto favorecen la integración entre nuestros pueblos, o, por el contrario, siguen alejándonos, cada vez, más y más.

¿Qué queremos con Lo que decimos de ellos? Lo que queremos es decodificar los discursos e imaginarios históricos que representan al Perú y Chile, siempre elaborados a la sombra de la Guerra del Pacífico. Una vez decodificados, esto es, descubiertos en sus rasgos distintivos que remiten a estilos decimonónicos de escribir el pasado, podremos enfrentar sus eventos más dolorosos bajo enfoques más contemporáneos. De esta manera, nuestra apuesta es potenciar la integración entre nuestros pueblos, la que ya es una realidad irreversible, incluyéndole a aquella una nueva dimensión del pasado poseedora de una mirada ejemplificadora, de respeto y solidaridad binacional. Esta mirada, en lugar de distanciarnos cada tanto, deberá incorporarse a la historia que comparten dos pueblos que hace décadas tienen como objetivo común el desarrollo compartido.

No quisiera concluir la introducción a esta obra sin darles las gracias a quienes la han hecho posible. A las autoridades de la Universidad de Lima, a su rector Óscar Quezada Macchiavello y al director de su Fondo Editorial Giancarlo Carbone de Mora; gracias por apostar por el nuevo proyecto de un profesor también nuevo, en su casa de estudios. Del mismo modo, a sus homólogos de la Universidad Bernardo O’Higgins, a su rector Claudio Ruff Escobar y al director del Centro de Estudios Históricos de dicha universidad Germán Morong Reyes, al rector Ruff por su apuesta por el Perú, al amigo Germán por ser el gran impulsor de este proyecto.

He querido dejar para el final mi agradecimiento al amigo José Chaupis Torres, quien es coautor, junto conmigo, de esta obra. Hace algunos años buscaba un nuevo punto de partida, tras un breve y azaroso paso por la política, y fue José quien me convocó a lo que se convirtió en todo un reencuentro con mi especialidad académica y con muchos otros amigos historiadores del Perú y Chile, quienes también me acogieron con los brazos abiertos. A todos ellos las gracias; todos ellos son, de algún modo, coautores de esta obra.

Daniel Parodi Revoredo Lima, 8 de agosto del 2018

Primera parte

La Guerra del Pacífico vista desde el Perú

Daniel Parodi Revoredo

La república frustrada y el enemigo perverso: la Guerra del Pacífico en la Historia de la República del Perú de Jorge Basadre

INTRODUCCIÓN

La primera parte de esta compilación no se explica sin mi libro Lo que dicen de nosotros: La Guerra del Pacífico en la historiografía y manuales escolares chilenos (2010), del que “La Guerra del Pacífico vista desde el Perú” es su continuación o contraparte1. Originalmente pensamos difundir ambas obras en una sola publicación, pero los avatares propios de una trayectoria académica han querido que esta última aparezca después de la otra, y que incorpore dos importantes trabajos de mi amigo y colega José Chaupis, cuya presencia en el derrotero de los estudios históricos peruano-chilenobolivianos, y de aquellos que analizan las representaciones e imaginarios que de ellos se desprenden, es una referencia obligada en esta área del conocimiento académico.

Asimismo, el presente artículo, “La república frustrada y el enemigo perverso: la Guerra del Pacífico en la Historia de la República del Perú de Jorge Basadre” es la segunda edición, corregida y aumentada, de otra previa, la que hemos potenciado y ampliado con nuevos soportes teóricos y bibliográficos (Parodi, 2010b). Conforma, asimismo, parte de un conjunto de trabajos en los que he desarrollado una metodología de acercamiento al pasado sobre la base de una serie de influencias teóricas, marcadas por los estudios sobre la memoria histórica, los imaginarios colectivos, la alteridad y el análisis crítico del discurso. Más recientemente, le he sumado a este marco conceptual los aportes de la teoría sobre la reconciliación internacional y de la moderna geopolítica crítica, que supera su versión clásica y coloca a la subjetividad, y a la percepción sobre el yo y el otro, en una posición sustantiva, inclusive en la definición de la política internacional de los estados (Cabrera, 2014).

Este conjunto de trabajos persigue la finalidad de deconstruir y desentrañar los discursos históricos oficiales que en ambos países, Perú y Chile, se vierten en la colectividad a través de sus respectivas historiografías tradicionales y sus manuales escolares. Para el caso que nos ocupa —las corrientes historiográficas— hemos seleccionado la obra Historia de la República del Perú de Jorge Basadre como objeto de estudio, pues contiene los tópicos principales de la historiografía peruana acerca del Perú republicano y la Guerra del Pacífico.

Tras seleccionar la colección de Basadre, por considerarla la obra desde la que brota la periodificación oficial de la historia de buena parte del devenir del Perú independiente, y bajo el enfoque del análisis crítico del discurso histórico, indagamos las influencias ideológicas, de contexto espacial-temporal, así como las bases sobre las cuales se escriben estos relatos. Estos, a su vez, diseminan una serie de ideas-fuerza que es preciso identificar y clasificar, pues son ellas, finalmente, las que se vierten en la sociedad y se transforman en representación social, memoria e imaginarios colectivos.

Somos conscientes de las limitaciones de esta apuesta metodológica, pues se centra en lo cualitativo y porque una sola tradición historiográfica puede contar, y de hecho cuenta, con representantes que defienden puntos de vista distintos sobre uno o varios temas. Por ello sostenemos que los resultados de esta investigación, como los de las anteriores que hemos publicado, y que se construyen sobre un enfoque similar, que paulatinamente hemos enriquecido, persiguen el objetivo de establecer los ejes ideológicos y temáticos centrales de una corriente, escuela o historiografía determinada. Esto no niega la atingencia ni la circulación de otros discursos paralelos que pudiesen contradecirlos.

Nuestro objetivo es mostrar cómo se organiza la estructura del discurso oficial o tradicional en su generalidad; luego, la historia en tanto que disciplina, trata siempre de la interpretación y explicación del pasado, por lo que siempre producirá versiones diversas y atingentes, las que pueden ubicarse en tiempos ya remotos, así como en las publicaciones más recientes. Nosotros sostenemos que en eso consiste precisamente la dialéctica de la historia y que de ella se desprende su constante e interminable renovación, no solo sobre la base de nuevos hallazgos, sino, principalmente, de nuevos enfoques.

La problemática que anima este trabajo es la constatación de que la ideología nacionalista, que encontró su máxima difusión y desarrollo en el siglo XIX, y las narrativas históricas que produjo, mantienen una importante presencia en los tiempos actuales. Esta situación parece imponerse como una cuña sobre el paradigma posmoderno vigente y contradice las teorías que proponen el fin del Estadonación y de los proyectos de construcción nacionales (Beltrán, 2001; Dussel, 1995; Innerarity, 1989).

Esta persistencia del nacionalismo en un contexto posnacional, que Jürgen Habermas delinea con maestría en su ya clásico Más allá del Estado nacional (1998), es evidente en América Latina, espacio geográfico que, sin darle la espalda a los cambios paradigmáticos advenidos desde el fin de la Guerra Fría, parece adherido a la topografía de un archipiélago de estadosnacionales, en el que cada isla se aferra a su pequeña historia y en el que los puentes e intersecciones entre sus relatos son aún escasos y ocupan posiciones muy periféricas frente a la narración central o dominante.

Recientemente algunos de estos países han potenciado la recíproca integración económica, pero, al mismo tiempo, no han dejado de friccionar entre sí por cuestiones fronterizo-territoriales. Estas tensiones se definen y vivencian desde intensas experiencias patrióticas, alojadas dentro de una definición decimonónica del concepto de soberanía que requiere una urgente revisión. Al respecto, en una reciente publicación, el historiador Eduardo Cavieres Figueroa advierte, en lo referente a la relación chilenoboliviana, que también aplica a su símil peruano-chileno, lo siguiente:

Nuestras relaciones con Bolivia están muy determinadas por estos conceptos de historia oficial del siglo XIX, que en este caso, además, tiene que ver con la plena aplicación por parte de ambos Estados, en diversos sentidos, del concepto decimonónico de soberanía. (Cavieres, 2016, p. 52)

Para el caso que nos ocupa, proponemos la permanencia de la utopía liberal-nacionalista decimonónica en el discurso histórico peruano. Esta se cimienta sobre políticas estatales orientadas hacia la conformación del ciudadano moderno, plenamente identificado con la causa patriótica, con el proceso de construcción de la nación y con la sociabilidad política republicana, que se basa en el apego a la ley, las instituciones, la virtud cívica, etcétera (Anderson, 1997; Hobsbawm y Ranger, 2002; Neira, 2012).

Sin embargo, una característica particular de la historiografía tradicional peruana es que no presenta un relato homogéneo, ni mucho menos celebratorio sobre el periodo histórico que recrea. Por el contrario, un tópico fundamental en el discurso oficial acerca de esta etapa, en específico respecto del siglo XIX, es el planteamiento del fracaso de la referida utopía liberal-nacionalista.

Esta particularidad remite al diálogo que existe entre la historia — entendida como narración del pasado— y la realidad que busca reconstruir y explicar. Sobre este punto, Hayden White sostiene, refiriéndose al positivismo histórico del siglo XIX, que el relato historiográfico construye su universo de sentido dentro de su propia textualidad, de acuerdo con el estilo, modalidad argumentativa o bagaje ideológico de su autor, desgarrándolo bruscamente de los acontecimientos que supuestamente expone y explica (White, 1992, pp. 9-12).

A la perspectiva de White se opone Julio Aróstegui, quien afirma que existe una relación dialéctica entre el discurso histórico y el pasado que evoca. Por consiguiente, vincula la teoría con la realidad y sugiere que los acontecimientos y personajes que cobran vida en el relato provienen del mundo real que se encuentra extramuros del texto y que se entrelaza de manera compleja con aquella otra realidad que la narración produce. En tal sentido, aunque el texto histórico es incapaz de reproducir con exactitud los eventos del pasado, sí desarrolla un intenso vínculo con ellos, por lo que presenta niveles muy discutibles, pero al mismo tiempo aceptables, de verdad y de verosimilitud (Aróstegui, 1995, pp. 261-268).

La postura de Aróstegui ha sido recientemente refrendada por Heraclio Bonilla, quien sostiene, refiriendo a la disciplina histórica, que “el establecimiento de estas relaciones de causalidad implica el despliegue de un conjunto de procedimientos que vinculan la teoría con la realidad y que constituyen la metodología de una ciencia” (Bonilla, 2017, pp. 25-26).