Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
"Los fuegos de tu nombre" es una compilación de versos de calidad extraordinaria, que René Batista Moreno y Alejandro Batista López, han estimado regalarle al lector. Poetas con diversidad de estilos y calibres, se inspiraron en Camilo Cienfuegos Gorriaran con conciencia patriótica. Las páginas de este libro, páginas inconclusas, naturalmente, encierran un canto comprometido con el presente y el futuro, páginas que permitirán seguir admirando al hombre por el cual se agitan o tranquilizan las aguas cubanas cada octubre, hace, increíblemente, más de sesenta años. Sirva esta obra lírica como homenaje al héroe quien sigue ofreciendo a su pueblo la fortaleza y el optimismo para continuar el camino irremediable de la Revolución.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 80
Veröffentlichungsjahr: 2022
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Edición:Hildelisa Díaz Gil
Diseño de cubierta:Sarai Rodríguez Liranza
Diseño interior:Claudia Gorrita Martínez
Realización:Claudia Gorrita Martínez y Sarai Rodríguez Liranza
Corrección:Catalina Díaz Martínez
Fotos:Cortesía de los autores
© René Batista Moreno y Alejandro Batista López, 2020© Sobre la presente edición:
Casa Editorial Verde Olivo, 2022
ISBN: 9789592244504
El contenido de la presente obra fue valorado
por la Oficina del Historiador de las FAR.
Todos los derechos reservados. Esta publicación
no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,
en ningún soporte sin la autorización por escrito
de la editorial.
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España
Casa Editorial Verde Olivo
Avenida de Independencia y San Pedro
Apartado 6916. CP 10600
Plaza de la Revolución, La Habana
volivo@unicom.co.cu
Calino de Efeso, orador y poeta griego de la antigüedad, dijo que solo el verdadero héroe tiene derecho al canto, y redactó una elemental tabla de valores éticos: El héroe debe luchar contra aquellos que tratan de invadir, sojuzgar y esclavizar a su pueblo; no debe sentirse un semidiós; debe amar a sus padres, esposa e hijos y, sobre todo, a su patria; no debe participar en guerras de rapiña contra sus hermanos ni invadir pueblos pacíficos; debe ser sencillo, cordial y dotado de una gran humanidad y espíritu de comprensión; y si acaso pudiera verse en él algo sobrenatural, es porque conoce de qué parte está la razón.
Concretar en hombres tales cualidades, redacta- dos quizás con demasiado aliento ideal, nada menos que seiscientos sesenta años antes de nuestra era, no es asunto que prolifere con demasía.
La historia, como bien se sabe, es la historia de la lucha de clases. Del mismo modo, es más que sabido que la encarnación de una ética de tal dimensión no es ajena al concepto clasista.
A lo largo de tantos y tantos siglos, el manto del heroísmo se ha echado sobre hombros no siempre de intenciones limpias, desinteresadas; hombros sobre los que descansaron empresas de conquista y barbarie.
Por igual, ha habido cantos a antihéroes; pero, los que han trascendido hasta hoy, son justamente aquellos en los que las más brillantes trayectorias alimentan su calidad.
Me permito formular de modo contrario la apotema del poeta griego: solo el verdadero canto encuentra al héroe y, también me permito dejar que mi hijo Alejandro enriquezca este texto que no envejece; regalárselo, porque desde donde ahora existo, sé que solo él será capaz de complacerme después de diecinueve años y lograr la publica- ción de esta extensa e intensa línea de la poesía cu- bana, que ha cotejado al detalle y que recorre los registros patrióticos al más alto nivel lírico de Heredia a Martí en el sigloxix, y en elxx,de Guillén, Pedroso, Tallet, Ballagas, Naborí, Vitier, Félix Pita Rodríguez, Carlos Galindo, Navarro Luna, Raúl Ferrer, con parcelas mayores o menores, aunque siempre bien cultivadas, que han sentido dentro de sí el encargo de cantarle al ídolo colectivo e individual, a los protagonistas de un movimien- to incesante que cuajó, tras diversos peldaños, en la Cuba de hoy.
Ya muchos de estos colegas me acompañan y seguimos, aún, con ese deseo imperecedero de re- correr nuestra cultura popular revolucionaria, que encuentra acomodo leal en la necesidad de po- ner en relieve a esos hombres y mujeres, quienes con esa otra poesía, la del combate, sustentan nuestras circunstancias y posibilidades.
No es de extrañar que la figura de Camilo Cienfue- gos, en el 60 aniversario de su desaparición física, se multiplique en el verso tanto como en las flores que cada 28 de octubre convierten a la Isla en un jardín.
Camilo es leyenda, pero leyenda enraizada en la más pura realidad. Nos ha legado la sonrisa, el sombrero alón, la barba rebelde, el hasta siempre en la borrasca de octubre, su fiereza en la lucha, la resistencia ante la adversidad, su don de mando y soldado entre su tropa, el buen humor, su cubanía… En modo alguno una ética idealizada, un héroe de héroes, un hombre de hoy y mañana, porque lo supo ser ayer sin cortapisas.
Así lo han sentido los poetas de varias generaciones que confluyen en la lírica de estos tiempos y de este libro en particular, sacados a luz, después de una minuciosa búsqueda en mi archivo personal. Diversidad estilística y formal, disímiles calibres en el aliento y la formulación poética, alturas desiguales; todas con conciencia de respon- sabilidad ante el comandante guerrillero quien aparece en cada página; páginas inconclusas, naturalmente, porque en el pueblo de muchos Camilo, este verdadero canto lo seguirá teniendo en el futuro.
René Batista Moreno
Camilo, tú tan valiente,
tan generoso e inmortal,
concluir tu gesta gloriosa
de manera tan fatal.
Tú tan grande, tan querido,
con un vivir tan fugaz,
terminando tu existencia
allá en el fondo del mar.
Yo que creí era imposible
que pudieras terminar
como todos los mortales
terminan aquí su estar.
Yo que creí eras poesía,
eras luz impersonal,
terminar tus días de gloria
como otro cualquier mortal.
¡Qué injusto el cielo contigo!
¡En tu caso hubo crueldad!
como límpido cristal,
mereció glorias, aplausos,
el cariño nacional.
Amor de todos nosotros,
admiramos tu bondad,
y aquella sonrisa eterna,
simpática y fraternal.
Lo he de repetir cien veces
en mi eterno protestar:
¡Fue injusto el cielo contigo!
¡En tu caso hubo crueldad!
Alberto Bayo Giraud
Tienes que estar caído,
tremendamente desgarrado y caído,
para que no respondas al pueblo que te llama
y ahora te busca entristecido,
en la sombra, en la luz, en la llama;
en los desfiladeros trágicos, en la fuerte,
en la fría razón de la caída…
¡A ti, libertador de nuestra vida…!
¡A ti, libertador de nuestra muerte…!
Tienes que estar despedazado, destruido,
para que tú, Camilo, siempre un mástil erguido,un nardo nazareno enardecido,
ahora no le respondas,
con tu voz limpia y alta de metal afilado,
a estas tercas y hondas
angustias de tu pueblo consternado.
¡Tienes que estar tremendamente muerto…!
¡Tremendamente muerto…! ¡Muerto! ¡Muerto!
Camilo Cienfuegos… ¡muerto!
¡Bueno, Patria profunda y herida,
Patria mía dolida,
si es cierto
que Camilo Cienfuegos está muerto,
coge el llanto y exprímelo en tus llamas
y abre al sol tus eternos oriflamas!
Te quedan otros hijos, otros fuertes escudos,
otras espadas fuertes, ilustres y gloriosas.
El camino es de golpes terribles y sañudos
y no de lirios y de rosas.
Pero responderán, en violentos anillos
de cóleras y de muerte, los guajiros viriles.
¡Será un trueno tremendo de cuchillos…!
¡Será un trueno tremendo de fusiles…!
Tú, Fidel, tú, Guevara,
tú, Raúl, y tú, Almeida… ¡Comandantes…!
¡Siempre daréis la cara…!
Siempre saldréis al fuego, no después, sino antes.
Pero a la calle fría, donde las sombras viles
se arrastran como sierpes cobardes y traidoras,
salid siempre con un cinturón de cuchillos
y con un cerco de ametralladoras.
Manuel Navarro Luna
I
Jinete en el aire fino,
¿dónde estará, dónde cayó,
el comandante Camilo,
que no lo sé yo?
Entre la tierra y el cielo,
¿adónde fue donde voló
el comandante Cienfuegos,
que no lo sé yo?
II
Sin cruz vino la muerte,
sin sepultura, nada.
Un rayo apenas de luz inerte,
su vacía, su redonda mirada.
(Lentas guitarras de ardor marítimo
llegan llorando a llorar conmigo.
Llegan violetas color obispo:
morado luto mortuorio fijo.
Tausende von E-Books und Hörbücher
Ihre Zahl wächst ständig und Sie haben eine Fixpreisgarantie.
Sie haben über uns geschrieben: