Los otros territorios - Julia Vennera - E-Book

Los otros territorios E-Book

Julia Vennera

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Los otros territorios es un proyecto de investigación itinerante y participante que propone reflexionar de manera crítica y holística nuestras realidades.   Su creadora busca recorrer distintos territorios en resistencia y en defensa de la tierra para mostrarnos otros modos de vivir. Leer este libro no sólo es iniciar un viaje de vuelta a la Madre Tierra, sino también emprender un viaje interno para cuestionarnos todo y para descubrir también en nuestro interior mucha sabiduría dormida.   En este libro encontrarás los proyectos que la autora visitó en el período de octubre de 2019 a marzo de 2020. Cuando el mundo se detuvo, esta mujer caminante tuvo el tiempo de poner en papel todo lo vivido. Estos textos no son sólo los relatos de su viaje, son también los relatos sobre otros modos de organizarse, de aprender y ver al mundo. Son relatos que nos cuestionan y enternecen al mismo tiempo. Son la palabra de nuestra Madre Tierra en los labios de muchxs de sus hijxs. Una invitación a conocerla para mejor poder defenderla.

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LOS OTROS TERRITORIOS

JULIA VENNERA

POR EL MUNDO

Vennera, Julia

Los otros territorios / Julia Vennera. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Metrópolis Libros, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-8924-47-2

1. Proyectos de Investigación. 2. Diario de Viajes. I. Título.

CDD 305.42091724

© 2022, María Julia Vennera

Primera edición, julio 2022

Edición Olivia Gallo

Diseño y diagramaciónLara Melamet

Corrección Martín Vittón y Karina Garofalo

Conversión a formato digital Libresque

Hecho el depósito que establece la ley 11.723. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin la autorización por escrito de los titulares del copyright.

Editorial PAM! Publicaciones SRL, Ciudad de Buenos Aires, Argentina

[email protected]

www.pampublicaciones.com.ar

El mañana que siga será muy otro.

 

EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL

Introducción

I

Nunca me resultó fácil presentarme, nunca supe bien por dónde empezar. ¿Nombre y apellido completo? ¿Formación académica? ¿Mi edad? ¿Mis espacios de militancia? ¿Cuál nombrar primero? ¿Mi formación artística? ¿La holística? ¿Dónde vivo? ¿Cómo decir quién soy con una identidad que muta, se de/reconstruye y cambia de manera constante? Seguramente la Julia que escribe estas palabras no será la misma que quien las lea cuando termine, ya que todo hacer nos cambia, nombrarnos nos cambia.

Decidí comenzar a presentarme por lo que más viene resonando en mí este último año: la astrología y el calendario de los abuelos y las abuelas mayas. Porque somos tiempo y somos astros.

Para la astrología soy sol en Aries, ascendente en Leo y luna en Tauro. Y eso dice de mí mucho más de lo que pensaba. Mucho fuego y tierra. Como mi proyecto, que nace del fuego interno, de la necesidad de hacer, de iniciar un camino, del entusiasmo (Aries), que al mismo tiempo me muestra tal cual soy y me expone frente al mundo (Leo) y que tiene como fin la defensa de la tierra pero buscando que esa lucha sea desde el deseo, el placer y la alegría (luna en Tauro).

Desde tierras mayas, tengo que compartir mis “signos” o “sellos”. Los nahuales son, como los astros, energías vivas, presentes.

Todxs tenemos un “signo” de nacimiento. Yo, según la cuenta yucateca del Tzolkin, soy 9 Cimi. Este nahual se llama Keme para la cuenta Quiché. Representa la muerte tanto en su sentido literal como simbólico. Analizo mi proyecto y veo que Los Otros Territorios es sin duda la muestra de un camino que busca mostrar proyectos que procuran darles muerte al capitalismo y al patriarcado para que otros modos, sanos y equilibrados, puedan vivir. Según los abuelitos Quiché, soy 7 E, lo que en Yucatán se conoce como Eb. Literalmente significa camino. Es el nahual de lxs viajerxs, la energía que nos lleva a preguntarnos qué camino vamos a escoger en nuestra vida y cómo queremos vivir. El abuelito Julio Tot me explica que este es el nahual que me da la fuerza para viajar, para estar siempre en el camino. Cualquier semejanza con la propuesta de Los Otros Territorios no es mera coincidencia.

 

¿Mi nombre completo? María Julia Vennera Mazzola. Edad: 38 años. Demás datos que figuran en partidas de nacimiento, pasaportes y DNI me resultan irrelevantes.

Pasando al plano intelectual, soy abogada con un máster en Derechos Humanos, investigadora, mediadora y educadora popular. Como abogada siempre me he volcado al estudio de los derechos de los pueblos originarios y como mediadora me he especializado en mediación intercultural. Estos caminos e investigaciones han encontrado su síntesis en mi tesis de maestría. En 2017 terminé mi maestría en Derechos Humanos por la tesis que lleva como título Derechos Humanos, Acceso a la Justicia y Mediación en el horizonte de la interculturalidad: un análisis de la ciudad de Rosario. En ella cuestiono la propia raíz del fundamento de los derechos humanos, que tienen una base ideológica impuesta por occidente, y he intentado demostrar que cuando de los derechos de los pueblos originarios se trata, los derechos humanos resultan insuficientes, pues reproducen el lenguaje y las lógicas hegemónicas.

He trabajado diez años al lado de Graciela Rodríguez, una antropóloga que me llevó al mundo de la sociología y la antropología jurídicas, lo cual me ha hecho situarme para siempre desde una perspectiva crítica del derecho, sin dejarme encerrar por el positivismo jurídico e intentando comprender la legitimidad de las diversas formas de juridicidad que tienen los distintos pueblos. Siempre me gusta recordar que los derechos humanos son un proceso histórico, político y cultural, y que, por lo tanto, como proceso, están abiertos, en construcción, y que todavía hay muchos derechos que falta reconocer. También me gusta recordar la complejidad que representan, ya que por un lado han nacido para representar los valores de la élite internacional, pero por otro lado también representan la resistencia y la lucha contra dichos valores.

Desde que tenía veinte años he pasado por diferentes disciplinas artísticas, desde la acrobacia aérea hasta la danza, telas, palo chino, trapecio, tango, folklore, expresión corporal, teatro; exploraciones que me han hecho conocer a las mejores personas del mundo, con quienes comparto mis días, mis alegrías y mis tristezas aun en la distancia.

Por este camino he llegado al Yoga. Hace cinco años que soy maestra de Yoga y ocho que soy reikista. Dos profesiones que también amo y que me han permitido no solo viajar por el mundo ofreciendo lo mejor de mí, sino también contribuir al proceso de sanación de otras personas. Tengo el honor, el orgullo y el amor de decir que soy también Danzante de Luna1 del Consejo U Naajil Ixchel,2 el camino de inicio de la mujer medicina que me hace portadora de la Honorable Chanupa.

Soy una apasionada de la educación popular. Cuando tenía veinte años alfabetizaba en el amado barrio de Ludueña en Rosario, el barrio del siempre recordado Pocho Lepratti, quizás más conocido por algunos gracias a la canción de León Gieco “El ángel de la bicicleta”. Con el tiempo me formé en Educación Popular con lxs compas de Pañuelos en Rebeldía y también en Teatro de lxs Oprimidxs. Durante los últimos cuatro años que estuve en Rosario formé parte del colectivo docente del Bachi de Tablada, un proyecto de Ciudad Futura que se ha creado en el corazón mismo de Villa Manuelita, en la zona sur de Rosario. Un bachillerato popular para personas que no han podido terminar sus estudios secundarios. Un proyecto que se ha quedado con mi corazón para siempre. Una escuela horizontal, de gestión social y con un fuerte compromiso ético, político y cultural.

En mis clases y talleres combino todos estos lenguajes: de la educación, de la mediación, de la perspectiva del derecho y del arte, de la danza o del teatro, y los adapto a las temáticas a trabajar y a los actores sociales a los cuales van dirigidas.

II

El libro que tenés en tus manos es principalmente una invitación a decolonizar ciertas percepciones del mundo.

Para seguir el viaje de la Otra Julia quizás tengas que dejar atrás ideas previas sobre tu concepción del tiempo.

En las historias que se cuentan en este libro, pasado, presente y futuro se entremezclan generando un ritmo propio, mostrando otros modos de habitar la literatura e interpelando la linealidad de la concepción occidental del tiempo.

A esto hay que sumarle lo más importante: tu interpretación de todo lo que la Otra Julia dice, piensa y cuenta.

Estas historias ahora también son parte de tu vida, y tu vida ya es parte de ellas.

Sentite libre de interpretarlas a tu modo, que para eso la Otra Julia te las regala.

III

Los Otros Territorios es ante todo la muestra de la existencia de los otros mundos posibles.

Un proyecto esperanzador que va detrás de las narrativas de la defensa de la Madre Tierra.

Se busca recorrer y conocer territorios en lucha y resistencia proponiendo reflexionar sobre la realidad de manera crítica y holística para derribar los muros, las fronteras y el miedo.

Un proyecto que desde una perspectiva decolonial, anticapitalista, antipatriarcal y definitivamente participante analizará los relatos de lxs protagonistas de la otra historia, esa que no se cuenta, porque una mujer sentipensante combina amor y razón, corazón y cuerpo para deshacer(se) de todas las (de)formaciones que descuartizan esa armonía y así poder decir su verdad.

Como es sabido, el sistema capitalista, intrínsecamente colonialista y patriarcal, se instala de manera perversa como única forma de estar en el mundo.

Se instala como única opción de “desarrollo”, como única alternativa de crecimiento económico, como único modo de producción y como única forma de acceso a bienes, tanto materiales como simbólicos.

De la misma manera impone un modelo de territorio y un único modo posible de vínculos, ya sea sociales como con la tierra y con todo lo considerado no humano, enalteciendo los modos lógicos, racionales y “masculinos”, negando estatus a cualquier otra forma de habitar y conocer el mundo.

Al mismo tiempo, en todo el mundo se alzan numerosas personas y comunidades en resistencia, que se organizan de distintos modos para defender a la tierra, los territorios y todo aquello considerado “común”. Voces que también reivindican otras lógicas y otros modos de producción, atacando las propias bases de lo que occidente ha denominado históricamente “desarrollo”.

Puede decirse que actualmente existen dos modos antagónicos de estar en el mundo: uno que reproduce el modelo capitalista, basado en el extractivismo y el despojo, insostenible y enemigo de la vida, y otro articulado en resistencia y como alternativa al anterior, basado en la convivencia armónica con la naturaleza, preservando la vida en cada una de sus manifestaciones y llamado en algunas zonas de América Latina “buen vivir”.

En nombre de los imperativos del “desarrollo”, el neoliberalismo impone su avidez por los recursos naturales (minerales, gas natural, petróleo, agua o agroindustria). Los territorios pasan a ser considerados tierra, y las poblaciones que en ellos habitan, obstáculos.

Actualmente hay una clara tensión entre derechos de la naturaleza y “desarrollo”, ya que los derechos de esta cuestionan directamente las lógicas sobre las cuales se ha construido el capitalismo.

No todos los pueblos transitaron el mismo camino, aislando la naturaleza o considerándola un ámbito apartado, exterior, al servicio del ser humano. Existen también matrices de tipo relacional basadas en visiones que conciben al ser humano inmerso en la naturaleza, no separado o frente a ella. A estas visiones las acompaña una narrativa político-ambiental asociada a conceptos como buen vivir, derechos de la naturaleza, bienes comunes, posdesarrollo y ética del cuidado, los cuales se apoyan en la defensa de lo común, que aparece hoy como una de las claves en la búsqueda de un nuevo paradigma emancipatorio, en la gramática antagonista de los movimientos sociales, tanto en los países “centrales”, donde la lucha en defensa de lo común es en contra de las políticas de ajuste y privatización (el neoliberalismo) y en contra de la expansión de las energías extremas, como en los países “periféricos”, donde esta lucha se da contra las diferentes y múltiples formas de políticas “desarrollistas” basadas en el despojo y el neoextractivismo.

Estas luchas colectivas por la defensa de la tierra y los territorios tienen una narrativa decolonial, ecologista e indigenista, a las cuales se ha sumado, en los últimos años, la clave feminista. Existe un lenguaje común que articula estas luchas: un lenguaje de defensa del territorio y de los bienes comunes, un lenguaje de los derechos humanos y un lenguaje de los derechos de la naturaleza o del buen vivir. Un lenguaje que construye una relación diferente entre sociedad y naturaleza, en la cual el ser humano no es comprendido como ente exterior a la naturaleza, sino más bien como parte de ella. Se plantea una comprensión de la realidad humana a través del reconocimiento y cuidado con otrxs y la naturaleza.

Los ecofeminismos explican la relación entre el dominio de un género sobre otro, y del humano sobre la naturaleza. Habría una lógica identitaria que justificaría la devaluación y marginación de aquellxs considerados inferiores: la mujer respecto del varón y lo natural respecto de lo humano.

Los aportes de los ecofeminismos recrean un paradigma relacional basado en la reciprocidad, la complementariedad y el cuidado, apuntando a otros modos de apropiación y a otras formas de organización de la vida social. Estos lenguajes construidos desde abajo constituyen los puntos de partida ineludibles en el proceso de construcción de otra convivialidad, de otros modos de habitar la tierra.

Respecto de las concepciones de territorio, territorialidad, tierra, naturaleza, ambiente y desarrollo se asume que son conceptos en disputa, ya que, como explica Maristella Svampa, son conceptos que no solo aparecen en la narrativa de las organizaciones indígenas y los movimientos socioambientales, sino también en el discurso de las corporaciones, de lxs planificadorxs, de lxs diseñadorxs de políticas públicas, del poder político, en sus diferentes escalas y niveles. En este mismo sentido se entiende que el territorio es explotado tanto de manera material como simbólica, y que no solo se despojan la tierra, los recursos naturales y las personas, sino que se despojan también conocimientos y visiones.

El concepto de “buen vivir” se tomará aquí, en términos generales, como aquella lógica que abandona la idea del “desarrollo” como crecimiento económico ilimitado, y que al mismo tiempo toma la opción por una economía solidaria y sustentable jerarquizando igualitariamente distintas valoraciones de actividades y bienes. Resulta indispensable entender que el conocimiento ancestral es tan exacto como el científico, solo que no goza de estatus.

Esta visión considera que el crecimiento económico debe estar supeditado a la vida, reconociendo los derechos de la naturaleza, lo cual no supone una naturaleza virgen, sino el respeto integral por su existencia y el mantenimiento y la regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos; la defensa de los sistemas de vida. Se buscará aproximarse a este concepto sobre la base de las experiencias y visiones de los actores sociales involucrados en la defensa de la tierra y los territorios.

Se toman del mismo modo las propuestas de Vandana Shiva3.

Uno de los pilares de su pensamiento es la crítica al concepto moderno de desarrollo y de ciencia, que ha traído consigo nefastas consecuencias para Gaia o Pachamama y para todos los seres que la habitan, creando un mundo muerto, infrahumano y artificial, cubierto por los desechos de la naturaleza. En efecto, las ideas modernas de desarrollo y de ciencia se basan en falsos supuestos, como los que esgrimen que “los seres humanos se hallan separados y por encima de la naturaleza” que “la naturaleza es un recurso que puede explotarse para el mercado” o que “las personas solo son creativas si pueden lucrar con ello”.

La destrucción del medio ambiente, la contaminación química y biológica, la pérdida de la diversidad, la destrucción de la supervivencia, del conocimiento como bien común, de los derechos colectivos, de culturas, valores, habilidades, conocimientos y sabiduría ancestrales, de sistemas alimentarios y agrícolas, de la creatividad o la biopiratería, por citar simplemente algunas de las consecuencias de la concepción moderna de desarrollo, no son para Shiva sino claras manifestaciones de violencia, una violencia que se ejerce en ámbitos muy diversos.

En este contexto, cabe preguntarse: ¿qué lugares habitamos?, ¿cómo los habitamos?, ¿cuál es nuestro horizonte político y económico?, ¿qué oportunidades de participación tenemos?, ¿cuáles son las acciones colectivas que se están llevando adelante?, ¿con qué saberes contamos?, ¿cuáles necesitamos?, ¿qué construimos y qué nos construye día a día?, ¿cuáles son los derechos de nuestra madre tierra?, ¿cómo la defendemos?

Frente a esta coyuntura y convencida de la necesidad de fortalecer lazos comunitarios, de celebrar la vida y de actuar en consecuencia, me propongo llevar adelante este proyecto que encarna mi búsqueda por conocer los “otros territorios”, es decir, los disidentes, los subalternos, esos que no pidieron permiso para existir. Esos basados en el respeto de la madre tierra, la ecología con el horizonte en la sustentabilidad, en la gestión social, en la búsqueda de lazos de solidaridad y sororidad.

Los objetivos serán visualizar focos de esperanza, contribuir a tomar conciencia de los peligros que acechan a la madre tierra, crear y compartir conocimientos y sistematizar lo aprendido.

Para todo ello he definido abordar este proyecto desde una perspectiva crítica, holística, decolonial, anticapitalista, antipatriarcal y definitivamente participante, con la finalidad de combatir el tradicional colonialismo intelectual, descubrir y aprender de otras culturas.

1. La Danza de Luna es una tradición ceremonial Mexhica de búsqueda espiritual. Es un ritual en el cual se ofrendan cuatro noches de ayuno y de sueño para establecer una conexión sagrada con la Madre Tierra y la Abuela Luna.

2. El Círculo de Danza U Naajil Ixchel es liderado por la Abuela Tezcayolocihuatl, quien se gestó en la Danza de Xochimextli, círculo madre de la pionera Abuela Tonalmitl, quien desde 1992 se apoyó en esta herencia cultural para trabajar espiritualmente para un futuro mejor para todas. En los tiempos modernos, como se observa en la página 39 del Códice de Borgia, se continúa haciendo la danza en luna llena como nuestras ancestras lo marcaban.

3. Física, filósofa y escritora india. Ganadora del llamado Premio Nobel Alternativo en 1993. Referente mundial del ecofeminismo. Ha contribuido científica, intelectual y activamente al derecho de propiedad intelectual, biodiversidad y bioética, lo que influyó en la toma de conciencia sobre la agricultura y la necesidad de cuidar las semillas en contra de sus leyes de patentamiento.

Memorias del 2.º Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan

Entre el 26 y el 29 de diciembre de 2019 tuve la oportunidad y bendición de participar del 2.º Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan convocado por las compas zapatistas.

Durante esos cuatro días nos acuerpamos mujeres de todas las geografías para preguntarnos por qué nos están matando y cómo vamos a hacer para cumplir con el compromiso de mantenernos vivas.

La convocatoria fue en el Caracol de Morelia. Las compas zapatistas se encargaron de todo. Durante esos cuatro días los compas, es decir, los compañeros hombres-cis zapatistas, se fueron de la comunidad para que las mujeres, todas, pudiéramos estar y debatir entre nosotras.

El primer día, las compas zapatistas simplemente nos recibieron, nada más y nada menos. Durante todo el 26 de diciembre se dispusieron a recibirnos a nosotras, las mujeres que viajamos desde distintas partes del mundo para encontrarnos y conocerlas a ellas. Las compas zapatistas tenían todo organizado. Por nuestra cuenta teníamos que llegar hasta el caracol, o sea, donde se encuentra la Junta de Buen Gobierno de Morelia, hasta donde es posible llegar en transporte público, y desde allí, luego de corroborar la inscripción, la compas choferas nos trasladaron hasta el sitio donde funciona el semillero Las Huellas de la Comandanta Ramona, el espacio que Morelia dispone para encuentros de distinto tipo. Una vez en el semillero, nos ayudaron a encontrar un espacio donde acampar.

Muchas de ellas cocinaron durante los cuatro días que duró el encuentro para que todas tuviéramos comida para comprar durante el tiempo que estuvimos allí. Ha sido una verdadera muestra de toda la experiencia y sabiduría que tienen estas mujeres al momento de poner manos a la obra para organizarse. No faltó nada, absolutamente nada.

Ver a las compas insurgentas con sus arcos y flechas ha sido una emoción enorme. Mujeres fuertes, poderosas, misteriosas, seguras, enormes, indígenas, simplemente portando arcos y flechas. Las veía vestir sus pantalones color café, sus camisas rosas y sus arcos y flechas de colores, y me preguntaba “¿cómo pueden reivindicar absolutamente todo con un solo elemento?”. ¿Hay acaso una imagen que represente mejor la resistencia de las comunidades indígenas de Abya Yala y la defensa de la tierra que una mujer indígena portando arco y flecha? Siempre plasmadas de simbología, sabiduría, mensajes y reflexiones cada una de sus elecciones estéticas. Una sola imagen que nos recuerda que lo estético es político.

Nos dieron todo un día a todas las mujeres de todo el mundo para llegar, acomodarnos y descansar. Todo un día para simplemente decirnos: “Bienvenidas”. ¿Hay un gesto más amoroso que ese? ¿Hay otra forma más sencilla de hacerle saber a alguien que te alegras de que esté ahí que darle tiempo para llegar y estar? Todas nos sentimos felices y tranquilas. Sin tener que correr para cumplir con un “programa” o tener que elegir de qué parte participar y cuál perderse, actitudes a las cuales tan acostumbradas estamos las mujeres occidentalizadas, porque queremos cumplir con objetivos y programas imposibles de cumplir, correr detrás de la necesidad de escuchar y opinar sobre todo… ¿Cómo nos vamos a escuchar si estamos cansadas? ¿Cómo nos vamos a escuchar si estamos rogando que algo termine pronto para no perdernos la charla que sigue? ¿Cómo nos vamos a escuchar si nos sentimos exigidas? ¿Cómo nos vamos a escuchar si no hay tiempo para eso?

Las compas zapatistas, sin usar palabras, hablando con el silencio, nos dijeron: “Queremos que estés bien, que descanses, que llegues tranquila, queremos tener tiempo para escucharte, para escucharnos, nadie nos apura aquí, este tiempo y este espacio es para nosotras”. Nunca me había sentido recibida con tanto amor en ningún encuentro.

El inicio “oficial” del encuentro no fue sino hasta el otro día. La mañana siguiente comenzó con el acto de apertura a cargo de las milicianas. Estoy segura de que las imágenes que todas vimos nos van a acompañar para siempre. El EZLN ya nos tiene acostumbradxs a sus intervenciones, que pueden ser mejor leídas en clave de danza que en cualquier otra, pero no por eso dejan de sorprendernos las formas que eligen cada vez.

El acto se inicia con las milicianas formando; filas y filas de mujeres guerreras. Arman un cuadrado y en un momento comienza a sonar la cumbia de Los Ángeles Azules “Ay amor”, al ritmo de la cual realizan su marcha. Cabe aclarar que la parte de la letra de la canción fue cortada. Solo marchaban a ritmo de la cumbia, y por pequeños momentos en el silencio, consecuencia del recorte de la letra. Muchas mujeres no entendían que las mujeres zapatistas hubieran elegido una canción en la cual el cantante habla de la relación que tiene con una niña de diecisiete años. Una letra que si se analiza da más miedo y asco que cualquier otro sentimiento.

Pero me pregunto si estas mujeres no notaron que la letra de la canción fue quitada. ¿Será posible quedarnos con lo popular, con nuestras costumbres, con nuestro folklore, con nuestras danzas, quitando solo la “parte patriarcal y machista” de nuestras sociedades? Podemos seguir bailando cumbia, reguetón, tango, lo que sea, solo que podemos hacerlo de un modo no machista, no violento, de un modo amoroso e igualitario. La cumbia es popular y el feminismo también, o al menos el feminismo con el que me identifico, y que creo es el mismo que plantean las compas zapatistas. ¿No podemos quitarnos la mirada moralizadora de una vez? ¿Será posible dejar de imponer las formas en que otrxs deben expresarse? ¿Será posible erradicar lo machista que hay en lo popular? Las compas milicianas e insurgentas marchaban al sonido de una cumbia, y lo hicieron sin letra violenta, con alegría, con compromiso, con amor, entre mujeres, y entre mujeres que luchan. Aplausos.

A continuación aparece una niña sola en medio de la improvisada cancha de fútbol. Es la niña Esperanza; sí, la misma de la que habla el subcomandante Marcos en sus cuentos.

Esperanza, abrazando a su muñeca de tela, se pone en cuclillas para encender una lucecita: la luz de la esperanza zapatista está encendida.

Detrás de ella se inicia una fila de milicianas que la siguen. Esperanza es el inicio de un caracol que, a medida que las milicianas trotan a su alrededor, en espiral, va tomando cada vez más forma. En su marcha, las milicianas nos recuerdan que el caracol jamás puede romperse desde su interior.

Luego se escucha la orden de que las mujeres arqueras salgan del caracol.

“¡Apunten!” “¡Descansen!” “¡Apunten!” “¡Descansen!” “¡Apunten!” “¡Descansen!”… Nunca, nunca la orden de disparar…

 

Las insurgentas nos cuidaban, nos cuidan, nos defienden; no agreden, nunca. Una vez más, como tantas en estos años, las compas zapatistas demostraron que las armas son para garantizar la paz… Lo escribo, lo recuerdo y se me estremece la piel…

Al finalizar, simplemente se fueron caminando, tranquilas, alegres, unidas, juntas.

Creo que es lindo contar que todas observamos el acto entero en silencio y con mucha emoción.

Luego, las compas zapatistas nos compartieron su palabra en la voz de la comandanta Amanda, quien nos leyó el texto de apertura del encuentro que pueden leer aquí: bit.ly

En resumen, en dicho texto, las mujeres zapatistas nos dicen que están contentas de que estemos allí, que saben que nos ha costado llegar pero que también creen que todas estamos contentas de estar con otras mujeres que luchan, que seguramente nos ayudará en nuestra lucha escuchar y conocer otras luchas de como mujeres que somos. Nos explican que este encuentro se trata de compartir y compartirnos, y por eso nos piden que tengamos respeto a los diversos pensamientos y modos. Nos explican que para ellas, como zapatistas, “la diferencia no es debilidad, sino una fuerza muy poderosa si hay respeto y acuerdo en luchar juntas pero no revueltas”. Nos piden también que compartamos nuestro dolor, nuestra rabia y nuestra lucha con dignidad, siendo respetuosas de otros dolores, otras rabias y otras luchas. Nos hacen saber que hicieron todo lo posible para que todas estemos contentas y seguras porque saben que no hay muchos lugares del mundo donde podamos estar contentas y seguras. Nos explican que han organizado este encuentro con el tema “La violencia contra las mujeres” porque tienen preguntas: “¿Cómo te organizaste? ¿Qué hiciste? ¿Qué pasó?”. Porque en el primer encuentro nos habíamos comprometido a organizarnos para que no hubiera más asesinadas, desaparecidas, humilladas, despreciadas… pero ven que está peor y lo ven muy grave.

Nos explican también que su pensamiento es que para luchar por la vida no basta con luchar contra “el machismo, el patriarcado o como lo queramos llamar”, es necesario también luchar contra “el sistema capitalista”, porque va “todo junto con pegado”, pero que saben que hay otros modos y otras luchas de las cuales también podemos aprender. Nos cuentan que en su territorio desde el último encuentro no hubo ninguna muerte, pero sí, según su última reunión, hay todavía violencia hacia la mujer, y por eso nos reunimos:

Para gritar nuestro dolor y nuestra rabia.

Para acompañarnos y animarnos.

Para abrazarnos.