MAPUCHE - El Custodio del Paraíso - Gustavo Guglielmotti - E-Book

MAPUCHE - El Custodio del Paraíso E-Book

Gustavo Guglielmotti

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Beschreibung

Los Mapuches son, por definición "Los Custodios del Paraíso". Esta narración que se basa sobre hechos reales, que sucedieron en los finales del 1800 en Argentina, en las vísperas de la Campaña del Desierto. Un pantallazo que hace ver el comportamiento con el cual los Mapuches consiguieron encontrar el equilibrio correcto para convivir con la naturaleza sin modificarla en absoluto. El objetivo de un nativo es el de pasar por la vida terrena sin dejar en el mundo algún tipo de rastro o daño. Pasar por el mundo sin modificarlo es la meta del guerrero perfecto mapuche.

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Veröffentlichungsjahr: 2021

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Gustavo Guglielmotti

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Tabla de contenidos

Los cazadores de orejas

Los custodios del paraíso

Proteger la vida

El espejo de pie

Nahuel y el miedo

El deseo de Huayra

Nahuel y Coraje

La estancia "Los Tilos" y el Purasangre

Black Sea y Aukan

La doma de Black Sea

El reflejo de Huayra

Arte de frontera

El silencio del bosque

Un hombre de negocios

FIN

FIN

Los cazadores de orejas

El sol del atardecer conseguía entrar a través del follaje del bosque de robles. El canto de los diferentes pájaros inundaba completamente el silencio. El bosque, completamente virgen de presencia civilizada estaba lleno de vida. Germán, vestido en parte como militar y en parte como cazador se inclina sobre el suelo. Tiene alrededor de 40 años y mira con atención la tierra.

Alejo, 25 años, detiene sus pasos y se acerca. Acomoda un Remington que carga en su espalda.

Alejo - ¿De que se trata?

Germán permanece en silencio. Observa una huella, luego desvía la mirada un metro delante de él, luego otro metro. Se levanta. Observa el bosque delante de ellos.

Germán - Un salvaje... Uno solo, 14 o 15 años. Exactamente lo que necesitábamos hoy. Otro par de orejas para vender.

Alejo - ¿Que hacemos? ¿Vuelvo atrás y llamo a los demás?

Germán - No. Estas no quiero compartirlas ¿Tuvieron miedo de entrar en el bosque? ¿Quisieron esperar afuera? Se joden.

Germán voltea su cabeza hacia atrás. Mira el bosque detrás de ellos. Busca algo que no encuentra.

Alejo - ¿Qué buscas?

Germán - No entiendo el lugar desde donde el indiecito llegó aquí. No vi sus huellas cuando entramos.

Alejo busca el cuchillo que lleva en la cintura. Lo extrae, lo mira. Controla el filo y el mango trenzado en cuero. Lo aferra para sentirlo en su mano con firmeza.

Alejo - ¿Puedo matarlo yo? Te dejo a ti las orejas, pero me gustaría matarlo a mi.

Germán - Matar un salvaje no es como matar un ser humano. Con los salvajes hay que tener cuidado. Son animales. En el momento que crees tener todo controlado descubres que te han matado.

Alejo - Has dicho 14 años... no es mi primera vez, déjame hacerlo a mi. Estoy seguro de estar preparado. No tengo miedo de ningún salvaje. Tengo 4 años como soldado y otros tantos como delincuente.

Germán observa la forma en que Alejo sostiene el cuchillo. Sonríe. Germán - Tu no sabes luchar con el cuchillo. Nunca lo has hecho. Escucha este consejo. No te hagas matar inútilmente.

Alejo - Se escuchan tantas cosas de tu pasado. A veces me pregunto cuanto de todo lo que se dice es real.

Germán no responde a la provocación.

Alejo - ¿Son 32 o 33 las muertes que debes a la justicia?

Germán - Es una cuestión de puntos de vista. Nunca asesiné ningún cristiano a sangre fría. Todos tuvieron la oportunidad de defenderse. Fueron duelos correctos. Tu no hubieras sobrevivido a muchos de ellos.

Alejo - No eres mi padre, no entiendo porqué te preocupas tanto por mi integridad.

Germán se detiene, escucha el bosque. Los ruidos de los animales le dan la respuesta que esperaba.

Germán - Tengo intenciones de pedir tu hermana mayor como esposa. Me han ofrecido un trabajo en la policía. Un amigo de tu padre me ofreció una estancia entera. Quiero terminar con ésta vida piojosa y asquerosa. No quiero volver a la ciudad cargando tu cadáver. De cualquier forma suceda, si sucede, no tengo alguna duda. Será culpa mía, porque no supe protegerte. Por éste motivo lo que haremos será llegar al lago, degollar los indios que encontremos para luego volver hacia el pueblo y vender las pieles y las orejas. Sin riesgos y sin pérdidas de ningún tipo.

Alejo se lleva una mano hacia la espalda, para hacer ver el rifle.

Alejo - ¿Y el puma?

Germán asiente con la cabeza - Si los indios están pescando, de seguro no encontraremos ni pumas, ni tampoco jabalíes. Nada de nada.

Se acercan a una claridad en la vegetación. Se ve el lago detrás de una serie de rocas, árboles y arbustos. Los movimientos de Germán se hacen silenciosos y lentos. Alejo lo sigue a medio metro de distancia. Germán le indica a Alejo de adelantarse hasta ponerse detrás de un tronco de árbol que yace en el suelo. Todo se desarrolla en completo silencio.

Alejo se esconde detrás del tronco del árbol y el follaje del bosque. Germán extrae su cuchillo. Se mueve caminando como un cuadrúpedo para no dejarse ver.

Alejo hace deslizar la cinta de cuero y empuña el Remington. Lo carga. Solo que aún no ve lo que ha visto Germán. Germán mueve una rama de la planta que tiene delante. Es en ese momento que Alejo consigue ver los pumas que están bebiendo en la orilla del lago.

Germán extrae el cuchillo para la eventualidad que el puma herido consiga escapar de ellos. Alejo apunta uno de los Pumas, acaricia el gatillo, sonríe.

Alejo - Amo esta tierra y su maravillosa riqueza.

En ese momento la superficie del agua se mueve. En la superficie del agua aparece una india de 16 años. Estaba alcanzando la orilla nadando bajo el agua completamente ignorante de la presencia de los pumas, como también de los hombres. Los Pumas retroceden instintivamente lo suficiente como para evitar el proyectil. El ruido del disparo hace que se pierdan definitivamente entre la vegetación.

Huayra está desnuda y se paraliza viendo los cazadores. Huayra busca desesperadamente una vía de fuga. Sabe que no existe. Germán se pone de pie. La mirada fija en la increíble belleza de Huayra.

Alejo pierde la noción del tiempo. Se levanta apoyando una mano en el tronco que tiene debajo. Mira el cuerpo de Huayra como si fuera una alucinación delante de sus ojos. Huayra tiene el agua en la cintura y no intenta siquiera cubrirse. Sus ojos están petrificados en una mezcla de miedo, impotencia y odio. Sabe perfectamente que tipo de personas tiene delante y no es un misterio lo que sucederá.

Germán - De seguro, Dios debe querer premiar mis buenas acciones. De lo contrario no me habría hecho tan maravilloso regalo.

Sonríe y sin dejar de mirar la india dice - Vuelve a cargar el fusil. Si intenta huir dispara. Puedo violarla incluso después de matarla.

Alejo - ¿Cargar? Esta desarmada ¿Que puede hacer?

Germán - El disparo podría atraer la atención de otros indios. Carga de nuevo el fusil. Quiero sacarme todos los gustos y no quiero interrupciones.

Alejo empieza a cargar el fusil, pero no deja de observar a Huayra. Germán tiene el cuchillo aún en su mano y está entrando vestido en el agua. Pone el cuchillo en su funda para tener libres las manos.

Germán - Alejo. Hoy escucharás la maravillosa melodía que sale de la garganta de una india mientras viene sometida por un blanco. Si existe algo más maravilloso del sodomizar una salvaje, yo debo aún descubrir que es.

Alejo ha cargado el fusil. Se mueve lateralmente para poder apuntarle a Huayra sin encontrar en la trayectoria Germán que se dirige hacia ella. Tiene a Huayra en la mira. Huayra permanece completamente inmóvil. Alejo toma conciencia de la inutilidad de lo que está haciendo. Baja el rifle y se apoya en él para observar con tranquilidad lo que está por ocurrir.

En ese momento se sienten pasos de carrera. El crujido del tronco detrás de Alejo es lo que hace que Germán se vuelva. La carrera de un indio termina usando el tronco como punto de apoyo para un salto de más de 3 metros. Alejo trata de entender el terror que ve en los ojos de Germán, consigue solamente girar la cabeza.

El vuelo del indio termina con una patada que descarga sobre la espalda de Alejo. Alejo vuela hacia adelante por más de 4 metros. Nahuel aterriza en el suelo con la agilidad de un felino. Las manos en el fango. La mirada fija sobre Germán.

Alejo, aún consciente, realiza que no consigue respirar. Tiene varias costillas rotas y no consigue levantarse. Busca con la mirada su fusil y descubre que se encuentra a pocos centímetros de la rodilla del indio. Mira desesperadamente a Germán que no se mueve. Nahuel recoge el fusil para quitarlo del fango. Lo apoya sobre una roca.

Nahuel se pone de pie. Un metro noventa, el cuerpo de un guerrero impecable. La mirada fija sobre los ojos de Germán.

Germán - Si indio imbécil. Si. Muy bien prueba a enfrentarte conmigo como un hombre - Dice Germán mientras extrae su cuchillo y empieza a caminar hacia Nahuel.

Germán camina lentamente hacia al orilla. Teme que Nahuel lo ataque mientras se encuentra en el agua y esto haría todo más complicado, porque impediría el movimiento de piernas que él sabe hacer en sus duelos. Por este motivo la lentitud de sus movimientos. No quiere acelerar el encuentro.

Nahuel, a diferencia de lo que Germán teme, no hace ningún movimiento. Permanece como una estatua que tiene delante de si la eternidad.

Germán se encuentra fuera del agua. Sostiene el cuchillo en su mano entre el pulgar y el índice. Se gira para controlar a Huayra. Teme un ataque por la espalda.

Huayra se sumerge hasta el cuello, inclina la cabeza hacia atrás para peinarse. Vuelve a alzarse para observar la escena. No hay ninguna preocupación en el rostro y los movimientos de Huayra.

El cuchillo de Germán se interpone entre la mirada de ambos. Está a tres metros de Nahuel, se desplaza lateralmente como para atacarlo de costado. El cuchillo hace un movimiento que describe un 8. Durante la realización del 8 que describe la hoja no hay ninguna interrupción del movimiento, maravillosamente uniforme. Nahuel desliza hacia atrás la pierna derecha. La izquierda plegada delante de si. Las manos delante de él.

Germán se mueve con pasos lentos, como si recreara los pasos del tango. El peso en una pierna y la otra que controla el terreno testando el apoyo. La hoja del cuchillo sigue dibujando guirnaldas en las cuales centella la luz del atardecer.

Las manos de Germán se alternan una a la otra para crear la danza que distrae al adversario. La mano vacía se alterna con la que sostiene el cuchillo. La mano del cuchillo va hacia atrás, la izquierda prácticamente toca las de Nahuel que trata de aferrar el pulso. No lo consigue. Mientras la mano de Germán se retira, Germán comienza el movimiento. Una trayectoria segura a la yugular de Nahuel que no conseguirá evitar.

Nahuel se apoya sobre la pierna que está detrás de él agachándose. La pierna derecha de Germán encuentra el apoyo. Había previsto el movimiento del indio y su ataque habría obtenido el objetivo. Pero Nahuel termina apoyándose en el suelo sobre sus manos.

Nahuel descarga una patada apenas la pierna de Germán recibe el peso del cuerpo. La pierna de Germán se rompe y Germán pierde el equilibrio. La cara de Germán se detiene a pocos centímetros del fango. Nahuel lo ha aferrado por un brazo y lo sostiene. Le quita el cuchillo y le rompe el brazo. De la boca de Germán no sale un solo sonido. Busca aferrar con la mano izquierda a Nahuel y consigue aferrar un brazo. Nahuel mira por un segundo la debilidad de la mano.

Aferra por el pelo Germán, y lo arrastra hacia la orilla del lago en dirección a Huayra. Huayra sale del agua. Camina completamente desnuda con infinita elegancia. Nahuel mantiene levantada la cabeza de Germán. Lo obliga a mirar a Huayra. En la mirada de Huayra ningún tipo de expresión. Huayra se gira, mira Alejo aún en el piso que respira con dificultad y luego se dirige hacia el bosque. La imagen de Huayra que se aleja es lo último que ve Germán mientras Nahuel lo degüella con su mismo cuchillo.

El cuerpo de Germán cae hacia adelante con la cara dentro el fango. Al ver Nahuel que se dirige hacia él Alejo trata de arrastrarse con sus manos. No lo consigue. Nahuel lo agarra por el cuello. Alejo agarra los pulsos de Nahuel intentando detenerlo de alguna manera pero se encuentra en el aire mientras Nahuel lo ahorca mirándolo a los ojos.

Nahuel - Cuéntale a tu dios lo que os hizo Nahuel el Andino. Dile que no tengo miedo, ni de sus soldados ni de su ira.

Huayra atraviesa el bosque, ya vestida como una mapuche. Camina sobre las puntas de los pies dejando huellas que parecen de animales. Saliendo del bosque se encuentra con los caballos del grupo de cazadores de orejas. Los 5 compañeros de Germán y Alejo han sido asesinados. La escena se presenta en forma irreal. Dos de ellos están aún sobre la montura. Uno a los pies del caballo y los otros a algunos metros, como si se dirigieran hacia el bosque. Están todos muertos pero no hay ningún rastro de lucha o violencia.

Huayra se dirige a pié hacia una parte diferente del bosque. Vuelve a entrar y sale sobre su caballo. Se encamina hacia el horizonte que se colora de rojo.

Mientras se aleja se escucha un silbido de Nahuel y pocos segundos después el caballo de Nahuel la entrecruza al galope. Al cruzarse con el caballo de Huayra hace cinco brincos y mueve la cabeza para hacer danzar las crines y la cola. Sin detenerse prosigue en la carrera aumentando aún más la velocidad. El caballo de Huayra relincha.

Huayra acelera el paso hasta alcanzar el galope. Huayra cabalga abriendo sus brazos para sentir en su cuerpo la maravillosa naturaleza que la rodea.

Los custodios del paraíso

El fuego es el centro de la escena. Alrededor se encuentran los integrantes de la tribu. El cacique quiere hacer un discurso a su gente. Su aspecto se ve demasiado serio. Al lado del cacique se encuentra el curandero de la tribu.

Cacique - Hoy se ha verificado un nuevo encuentro con los invasores. Huayra ha sido atacada por dos cazadores de orejas. Se trata de una realidad que es necesario reconocer y aceptar. Si mi hija hoy está aún entre nosotros es solo gracias al hecho que Nahuel, se encontraba en los parajes y consiguió gracias a su fuerza y su coraje impedir la barbarie.

Nahuel tiene encima la mirada de toda la tribu. No hace ningún movimiento, su mirada queda fija en el cacique.

El cacique continúa su discurso.

Cacique - No tengo palabras para exprimir mi gratitud hacia Nahuel en esta noche, bajo este cielo maravilloso iluminado por la luna y las estrellas. Puedo solamente desear que tu fuerza y tu coraje te acompañen por toda la eternidad, visto el utilizo que de ellos haces. Mi hija me ha contado lo que ha sucedido, pero quisiera escucharlo directamente de tu boca.

Nahuel - Me encontraba en el bosque antes de la llegada de Huayra. Estaba dando la caza a un ñandú y lo esperaba sobre un árbol sobre el cual acostumbro dormir. Vi pasar a Huayra yendo hacia el lago. Luego escuché el ruido de los soldados que seguían sus huellas. Uno de ellos tenía un fusil, por lo cual decidí permanecer escondido esperando el momento oportuno para atacarlos. Los habría dejado cazar y volver a la ciudad, como haz pedido tu. El encuentro con Huayra hizo precipitar las cosas. No tenía opciones, la vida de Huayra por la de ellos. El resto es lo que ya saben.

Cacique - Si, el resto lo ha contado Huayra. Lo que no entiendo es porqué has matado los otros cinco hombres que esperaban fuera del bosque ¿Temías que entraran a socorrer a sus compañeros?¿En que momento los enfrentaste?

Nahuel - Cuando salí del bosque estaban muertos. Cinco caballos, dos hombres aún sobe la montura. Los otros tres en el suelo, como si una enfermedad o una maldición los hubiese matado. Fue una sorpresa para mi encontrarlos y me preguntaba como había conseguido Huayra evitarlos saliendo el bosque. Llamé mi caballo y me fui, sin tocar nada de la escena. No sé mas que esto.

El curandero se levanta para posicionarse delante de Nahuel.

Curandero - Nahuel, cuéntame exactamente lo que viste saliendo del bosque.