Metatrón. Donde el alma sonríe - Arantza Ibarra Basáñez - E-Book

Metatrón. Donde el alma sonríe E-Book

Arantza Ibarra Basáñez

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Beschreibung

Metatrón. Donde el alma sonríe es un libro que explora la conexión entre la Tierra, el universo y la energía cósmica. La historia sigue el viaje espiritual de la autora, quien se convierte en receptora de la sabiduría cósmica del arcángel Metatrón, que le transmite enseñanzas inspiradoras y mensajes destinados a todo el mundo y que sirven de guía hacia la luz, la paz y el amor. Aquí encontraremos información inédita acerca de quienes somos, lo invisible, el poder de los colores y los elementos, el espíritu, el fuego, la influencia de nuestro pensamiento y emociones, vidas pasadas, los seres elementales, seres de luz, seres intraterrenos, el salto cuántico, el nuevo humano, los nuevos seres que habitarán el planeta, el poder e influencia de los demás planetas y las galaxias en la Tierra, los símbolos, los ángeles y arcángeles, animales de poder y otros muchos contenidos fundamentales para entender el proceso que estamos viviendo y hacia dónde nos dirigimos.

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Título original: Metatrón. Donde el alma sonríe

Primera edición: Enero 2024

© 2024 Editorial Kolima, Madrid

www.editorialkolima.com

Autora: Arantza Ibarra Basáñez

Dirección editorial: Marta Prieto Asirón

Maquetación: Blanca Gómez Calvo

ISBN: 978-84-19495-97-6

Producción del ePub: booqlab

No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares de propiedad intelectual.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45).

ÍNDICE

1. Mi canal

2. Lo invisible

3. Nuestro color

4. Los cuatro elementos

5. El pensamiento

6. El fuego

7. El encuentro

8. Positividad

9. El brillo

10. Motivación

11. Seres elementales

12. Nuestras vidas

13. La paz

14. El despertar

15. Rilender

16. El espíritu

17. Ser de luz

18. Intraterrenos

19. El salto cuántico

20. El nuevo humano

21. La era de Acuario

22. Voynich

23. Señora Gerr

24. El espacio

25. Mercurio

26. Venus

27. Júpiter

28. Marte

29. Saturno

30. El sol y la luna

31. Las galaxias

32. El inicio y el fin

33. Las constelaciones

34. Los arcángeles

35. El linaje cósmico

36. Sandalfón

37. Los monstruos

38. Amor propio

39. El amor universal

40. Los patrones

41. El ADN cósmico

42. Nueva perspectiva

43. Los colores

44. Motivación

45. La Naturaleza

46. Mi animal

47. Las runas

48. La fe

49. La sabiduría

50. El cometa verde

51. La evolución

52. La nueva raza

53. Operación rescate

1. MI CANAL

El planeta Tierra está en constante cambio y su ascensión empieza a ser sentida hasta por los más dormidos. Una certeza impera en todo el mundo y hacernos los despistados ya no cuela.

Somos conscientes de la reacción que está teniendo nuestra madre Tierra para protegerse y defenderse de los descuidos y el egoísmos de las personas.

La Naturaleza está pidiendo a gritos que fluyamos con ella, que nos comuniquemos y escuchemos lo que nos está transmitiendo.

Nuestros ancestros estaban en continua comunicación con ella, entendían y prestaban mucha atención a todo lo que expresaba en cada momento, a cada uno de sus cambios o transformaciones, pero hace mucho tiempo que nosotros hemos desconectado de ella.

En ese proceso de sentirla y fusionarme con la madre Tierra, yo seguía conectando con el Universo hasta que me pidieron que me detuviera para transmitir lo que me decía Metatrón. Empecé a recibir un nuevo mensaje que me llenaban el corazón y el alma.

Su luz me guiaba para tomar este camino y a una nueva escritura para poder anunciar todo lo que decía. También a seguir sus enseñanzas y los valores que me ha ido transmitiendo a lo largo de todos estos años.

Para los que no conozcáis mis libros, me gustaría hacer un paréntesis antes de seguir, aclarando que llevo mucho tiempo conectada con la energía de Metatrón como si tuviera ya instalado un programa predeterminado de navegación de búsqueda y exploración del mundo o de esta red universal.

Él es mi guía y mi faro para continuar por el camino que lleva hacia la luz, la paz y el amor.

Hay muchas personas que canalizan a seres de otros planos y que, si estás en la vibración del amor, nuestra pequeña antena receptora puede captar todo tipo de señales que estén en la misma sintonía, pero mi pregunta era ¿por qué yo?

No solo era cuestión de canalizar esta gran energía, sino de estar en continua conexión con ella, como si ya formara parte de mi ser.

Siempre me he considerado una persona con muchas cosas que mejorar, muy lejos del prototipo del iluminado. Para nada me veía en esta tesitura, aunque puede que sí en lo referente al amor, pues siempre he sido muy cariñosa, sensible, amorosa y de intentar hacer sonreír o hacer pasar un buen rato al de al lado, pero nada más.

Su respuesta siempre era la misma, sencilla y clara: los valores y la vibración de mi corazón están en la misma sintonía que la suya y por eso se le hace más fácil poder transmitirme todas sus enseñanzas y los mensajes que tan inspiradores me parecen para todo el mundo porque además yo no tengo que entenderlo, sino simplemente sentirlo y contarlo.

El que seamos seres multidimensionales y podamos estar en todas partes en cualquier instante nos da mucha ventaja, y si además ello forma parte de ti, la comunicación se hace inmediata.

Estamos vibrando en la misma frecuencia y no es cuestión de repetirlo como una lección, o como si fuera teoría, o ni siquiera imaginarlo como si fuera una película.

Esto es diferente: se trata de sentir lo mismo y tener el corazón abierto a alguien por quien lo darías todo porque tienes una confianza plena y total en él, en su energía, su luz y el amor que recibes.

Somos uno, estamos en la misma dirección, y a pesar de los retos que esta experiencia humana me está deparando, sigo creyendo con fe y amando todo lo que me llega desde su sabiduría y experiencia.

Esta experiencia que me ha tocado vivir sigue suponiendo muchísimas dificultades, obstáculos y continuos golpes, pero tengo la certeza de que mi alma es de otro sitio, de una dimensión más amorosa, y tengo el propósito de fusionarme con ella y terminar ahí.

Seguro que dentro de tu alma también está esa luz que te guía y quiere conectar contigo a través de tu corazón, tus pensamientos y tus emociones, es decir, desde tu energía.

2. LO INVISIBLE

Antes de hablar de los pensamientos y las intenciones que esconden habría que entender la manera de percibir que tenemos de algunos conceptos y pasar a una perspectiva más amplia, y sobre todo más cósmica.

El Universo entero está compuesto por todo tipo de sonidos que emiten ondas que se desplazan con diferentes frecuencias y vibraciones.

Esas vibraciones pueden influir en todo aquello que alcanzan, tanto para transformarse, adaptarse, fusionarse, como para amplificar y disminuir otras vibraciones.

El movimiento de esas ondas vibracionales tiene un poder tan incalculable que el que pudiéramos prestar más atención a todo lo invisible para nuestro ojo u oído físico sería de gran ayuda.

Somos conscientes del efecto que puede causar la música cuando está compuesta por notas más agudas o graves, o cuando el tiempo de cada compás está repleto de semicorcheas o blancas.

Lo mismo ocurre con las frecuencias más altas o bajas; cuando en un segundo hay más ondas, todo cambia. Es difícil darle la importancia que tiene a esas frecuencias porque no somos todavía conscientes del bienestar que nos pueden causar si sabemos utilizar cada una de ellas a favor de nuestra energía o vibración.

Todo es invisible para nuestro vehículo humano, pero no por ello inexistente.

La mayoría de las personas siguen sin prestar atención a lo imperceptible o a la energía que las guía.

Poner nuestros sentidos más intuitivos al servicio de la madre Tierra y del Cosmos nos ayudará a poder comunicarnos con ella y así trabajar para nuestra propia evolución.

La frecuencia 528Hz tiene poder para expandir el amor y alinear los vórtices energéticos del corazón. Nos puede ayudar a armonizar nuestras células y regenerar el ADN.

Metatrón le llama la frecuencia del amor y es un sonido potentísimo para trabajar con él.

Hay frecuencias mucho más altas, aunque no por ello significa que sean mejores ni peores; cada uno puede potenciar diferentes energías.

A la hora de hablar de frecuencias, cuando nos referimos a las ondas que se forman por segundo, también estamos incluyendo las notas musicales que utilizamos para componer canciones; por ejemplo, en el caso de la frecuencia del amor, sería una tonalidad en la nota Mi. Es impresionante cómo todo está conectado, los sonidos, la música, las frecuencias, las vibraciones, las energías, todo forma parte de este gran Cosmos y conocer su lenguaje oculto y mágico representará un gran salto para la humanidad.

3. NUESTRO COLOR

Al igual que las frecuencias vibracionales de los sonidos, también encontramos los rayos y los destellos del sol o la luna, los movimientos de los vientos, la lluvia, o la meteorología en general.

Todo forma parte del Universo y de nuestra madre Tierra: la caricia de la brisa marina, el olor de la fragancia de las flores o la vegetación, los rayos solares que vienen reflejados por diferentes prismas o lentes, las formas de las sombras, los dibujos que se realizan con los cultivos o la tierra, las piedras y sus diferentes formas que se mimetizan con la Naturaleza, los movimientos de los animales que desplazan las energías de un sitio a otro y los colores que se muestran a través de la Tierra y el Cosmos; todos ellos son parte del lenguaje antiguo de la energía universal.

Esto último, los colores, es algo que poco a poco vamos teniendo más interiorizado.

El ojo humano tiene la capacidad de apreciar muchos de los colores que hay a nuestro alrededor; no todos los que existen, pero sí un gran abanico de ellos.

De la misma manera que de los sonidos emanan una serie de vibraciones con las que podemos crear o proyectar una serie de intenciones acciones y rituales, los colores también pueden hablarnos, acompañarnos, ayudarnos y hasta en un momento dado sanarnos energéticamente.

Todo color es luz, vibración, energía, que visual o aparentemente puede transmitir una emoción o, en la mentalidad de 3D, una estética, pero ya está muy extendido a lo largo de todo el mundo la idea de lo mucho que puede influirnos el hecho de llevar uno u otro color.

De los colores más cálidos a los más fríos, hemos conseguido entender que, al igual que la Naturaleza, cada color nos transfiere una serie de energías. Ahora nos queda llevarlo más allá de las emociones y empezar a interiorizar las cualidades divinas de cada uno de ellos.

Cuando menciono los dones o las virtudes que pueden otorgarnos los colores me alejo de las emociones que conocemos, como el calor o la pasión del rojo o la pureza del blanco, la tranquilidad del azul o la excitación del naranja.

Todas ellas influyen en nuestro cuerpo emocional, pero más allá de la energía de la Naturaleza, tenemos la energía cósmica, que acumula mucha sabiduría y experiencia de muchísimo tiempo, y que va cambiando de vehículo (cuerpo humano) para seguir aprendiendo y evolucionando por todo el Universo.

Hablar de esa energía es hablar del yo más sabio de nuestro ser cósmico o superior y ser conscientes de que nos guía y nos habla desde su conexión con el Todo.

Por ello, el color o los colores que vamos adquiriendo y transmitiendo dicen muchísimo más de nuestra esencia de lo que creemos.

La Fuente o Conciencia cósmica solo hace caso de esa energía, que tiene una trayectoria perfectamente estructurada o planificada desde la más alta de las dimensiones.

Todas las personas tenemos porcentajes de colores que predominan en nuestra alma, y eso lo saben muy bien todos los seres de luz.

Durante esta experiencia humana estamos teniendo mucha ayuda de todo el Universo para que la llama violeta que hay en el Cosmos se impregne en nuestra esencia divina.

Esta llama violeta trasmite misericordia, libertad y humildad a nuestro ser, y eso está más amplificado en aquellos en los cuales las frecuencias del color violeta son muy altas.

En el momento de dejar nuestros cuerpos y entregarlos de nuevo a la madre Naturaleza nos encontraremos más libres y mejor dotados para sentir sin ningún velo los colores y las vibraciones que portamos.

Todo forma parte del Plan divino. Aunque nosotros no sepamos a ciencia cierta cuál es nuestro color actual, muchos de nosotros, que conectamos y estamos más unidos a las frecuencias más amorosas, podemos ser más conscientes de en qué punto nos encontramos.

4. LOS CUATRO ELEMENTOS

Los colores nos transmiten vibraciones energías, emociones, cualidades desde cualquier punto del Universo. Somos fractales y podemos estar en todas partes, ya sea en este planeta, en otra galaxia, en el cuerpo físico, en el Todo o en la luz universal.

Somos seres multidimensionales que conectan con cada parte de nosotros según lo que sintamos, lo cual nos hace elaborar un puzle u otro.

En este mundo cada persona construye una geometría astral con sus intenciones, acciones, pensamientos y emociones.

Los cuatro elementos universales de todo el Cosmos son proyectados por cada uno de nosotros cada vez que pensamos, decimos, sentimos o actuamos.

El cubo o el hexaedro es la geometría que elaboran los que toda la vida se basan en estructuras, lógicas, pensamientos básicos, soluciones cerradas, acciones prácticas y emociones basadas en materias terrenales.

El icosaedro es la geometría que crean las personas o energías más volubles, sensibles, que fluyen con las emociones y captan y transmiten cualquier tipo de sensación sutil no visible, pero sí sensitiva y acuática.

El tetraedro o la pirámide es una proyección de los más espirituales, energéticos y apasionados. El fuego está presente en cualquier acción que realizan, piensan, sienten o dicen. Es una energía que tiene la fuerza de transmutar, cambiar y hacer mover a cualquiera. Es la geometría que guía e ilumina el camino para que el resto no se pierda.

Por último está el octaedro de las personas que, con su creatividad y manera de manejar la mente y pensar, vuelan como el aire cuando actúan y hablan, transfiriendo sus ideas y valores a todos los que las rodean para que reboten por todo el planeta.

Todas las personas de esta Tierra estamos sin darnos cuenta creando y proyectando geometría sagrada en esta experiencia humana. No somos conscientes de nuestro potencial y del valor que podemos otorgarles a nuestros pensamientos y acciones cada vez que los expresamos o sentimos.

De todas formas, aprender y experimentar aquello que nos han asignado es lo que nos toca transitar en esta vida para poder crear y construir con armonía diferentes tipos de geometría y así seguir formando parte de esta gran red universal.

5. EL PENSAMIENTO

La mente humana se cree todo lo que le decimos; las palabras tienen mucho poder y pueden cambiar la vida de las personas. Con las palabras podemos crear o destruir sin darnos cuenta. Hablamos de fe, honestidad, integridad, amor.

Son más que palabras o sonidos, porque pueden transformar la mente para después seguir por ahí en forma de acciones o frases.

Los pensamientos son energía y tienen una intención. A su vez esas acciones pueden convertirse en procesos virtuales muy poderosos para manifestar lo que queramos. Somos lo que decimos, lo que sentimos, lo que pensamos. Los «no sé», «no puedo», «no tengo», «es imposible», «es muy caro», «nadie me quiere», etc. llevan implícita dentro de sí una gran carga de energía que puede influir en todas nuestras acciones y en las de otros. Somos seres sagrados y divinos.

Los pensamientos pueden destruirnos o construirnos. Podemos elegir cómo alimentarlos todos los días; es un trabajo minucioso y constante que no hay que infravalorar.

La disciplina y el uso habitual de las costumbres a las que queramos prestar atención en el día a día hacen mella en nosotros y los demás.

Los pensamientos son como las olas que aparecen y desaparecen en el mar. Somos el mar que observa y siente lo que nosotros dejemos que nos impregne.

Podemos ser los dueños de nuestra mente siendo sencillamente observadores.

La negatividad de los demás o incluso de tus pensamientos es consecuencia del manejo que tengas a la hora de darles poder o no.

Hay que cuidar mucho lo que se escucha; las palabras de los demás no son solamente sonidos o emociones: son inyecciones de vibración, al igual que las inoculaciones que nos pueden meter en nuestro cuerpo cuando nos vacunan o nos quieren aplicar cualquier tipo de medicina o líquido.

Nos toca prestar atención a lo invisible, a lo intangible, a lo imperceptible. Es hora de cuidar nuestros sonidos y pensamientos día a día, hora a hora, minuto a minuto. Empecemos a practicar poco a poco y cambiemos la palabra «problema» por «reto» y veamos cómo sentimos el cambio.

La mente enseguida encuentra las cadenas de la esclavitud si no practica la búsqueda de las llaves para encontrar la salida a la luz.

Si sigues notando las mismas situaciones y los mismos obstáculos una y otra vez, quizá sea hora de prestarles atención. Las señales son el lenguaje con el que el Universo nos habla. Como la música que nos da alas para volar y sentirnos libres dentro de nuestro ser al sintonizar con el Universo.

Las palabras pueden hacer florecer las semillas que están dentro de nuestra mente. Cultivémoslas como jardines, mimando y cuidando las flores y las plantas que queramos ver crecer en nuestro paraíso, y fluyamos en esa dirección.