Mientras esperas - Pablo M. Ibáñez - E-Book

Mientras esperas E-Book

Pablo M. Ibáñez

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Beschreibung

A través de los versos de Mientras esperas. Alma bohemia, corazón inquieto se lucha contra las injusticias, se reclama el derecho a la ternura y a la inocencia. Es una reflexión sobre la cotidianidad. Este es un poemario plagado de metáforas e imágenes de sabor popular que nos recuerdan a otros maestros de la poesía, que dialogan con ellos.

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Primera edición digital: diciembre 2020 Campaña de crowdfunding: equipo de Libros.com Composición de la cubierta: Raquel P. Zarzuelo Maquetación: Álvaro López Corrección: Míriam Villares

Versión digital realizada por Libros.com

© 2020 Pablo M. Ibáñez y Alberto Martín © 2020 Libros.com

[email protected]

ISBN digital: 978-84-18527-02-9

Pablo M. Ibáñez y Alberto Martín

Mientras esperas

Alma bohemia, corazón inquieto

A todos los buscadores y los que encuentran. A los que viven la bohemia y tienen el corazón inquieto de Verdad.

«La poesía no quiere adeptos, quiere amantes».

Federico García Lorca

Índice

 

Portada

Créditos

Título y autor

Dedicatoria

Cita

 

Alma bohemia

Bersos

Los poetas

Su vida pudo ser cielo estrellado

Los prejuicios matan el Amor

Cuando dolor y vida se dan la mano

Aléjate

La Revolución de la Ternura

Todo lo que vive mi balcón

Noche de vendetta

Los tuyos

Otoño

Epístola

Mi amor se quedó en Donosti

Este no es el típico poema de amor

Paréntesis

Las princesas ahora llevan pantalones

A los sin patria, a los sin vida

Carta a Federico

En la Madrugá

Autopreguntas

La muerte de una rosa

Quiero

Quizá

Mientras esperas

He soñado que se hacía justicia la muerte de Lorca

Dos

Al Amor

Un árbol de nieve

 

Corazón inquieto

Del periodismo y el poder

La revolución de la ternura

Guerrilla

Romero de América

La luz de las niñas

Te lo advierto

Los hombres buenos

Insumisión

La palabra precisa

Ojos que no ven

La ciudadela

Lo que hicimos

Miedo y confianza

Letanía

Sudor frío

Zafiro

Alma bohemia, corazón inquieto

Heridas

Recordatorio

La peor de las maldiciones

Los gilipollas

Diluvio

Escribir

La primavera

La gente no sabe lo que es caer

Encerrarte en una imagen

El miedo, viejo amigo

 

Mecenas

Contraportada

Alma bohemia

Bersos

Es un buscarte y encontrarme,

un caer, morirme, sufrirme y encontrarte.

Un nosequé y un queseyó

o un ojalá-lo-sepa.

Unos pájaros en la barriga

y un corazón que lucha por salir.

Es un gracias, un por favor,

un te quiero y a la vez una traición.

Es un me doy,

un hasta luego,

un «espérame, vuelvo enseguida».

Es un saludo, un «¿qué tal?»,

un te quiero y algo más,

un perdón por no agradarte.

Quizá también sea

«corre que pierdo el tren»,

una sonrisa o un

«que sea la última vez».

Es, en el primero,

«pero que sea a la de tres».

Si pasa el tiempo empieza a ser un a ti, a mí y a él.

Es un «en mi país son seis».

Es sugerencia si es despacio,

es cosquilleo en el cuello.

Es un «¡Papá, que pinchas!»

y un «¡Mamá, el carmín!».

Es un sello de cartas,

unas buenas noches,

un «hora de levantarse» o «venga, todos a la cama».

Es la nada y a la vez el mundo.

Es un muchos acompañado de abrazos.

Es, en definitiva,

lo que de ti espero.

Los poetas

Con tus versos enalteces al hombre,

lo llenas de gallardía

y tienes la virtud

de hacer sentir con tu palabra

y provocas en quien te sigue lo extraño

y contradictorio.

Porque eres capaz

de llevar en volandas

al ángel de las artes

con tu locuacidad ininteligible

y tus palabras mordaces.

Porque verde que te quiero verde,

puedo escribir los versos más tristes esta noche

y besando tu noble calavera

me respondes «poesía eres tú».

Porque hablas de amor

tan bien como de odio,

de crítica social,

de historias

inverosímiles pero ciertas.

Porque tus versos

no tienen por qué tener sentido

si es que sentido

es lo que has elegido

para tus versos.

Por eso revolucionario,

amante y cantor

de más de cien poemas e historias.

Y porque amas el pasado

y ves el presente

y eres profeta.

Por eso te alabo

y desde abajo grito:

¡Gloria y eternidad a tus hijos,

los poetas!

Su vida pudo ser cielo estrellado

Su vida pudo ser cielo estrellado.

Luna-sonrisa entre dorado trigo,

difunto en campo verde, sol helado.

Otro salvado de tan mal castigo.

Amor tormenta, buscado tesoro,

puerta con intenso calor llamada,

raptor de Europa, blanco y bello toro,

lágrima en tu boca recién callada.

Vivió de carnosos corales falto,

sin los suaves humos de ardientes manos,

del pozo almado dio suicida salto

y cayó en tiernos albores vanos.

Siempre acabó en la calle sin sentido

con manos en los versos enterradas,

de musicales letras embebido

y palabras en corazón cerradas.

Drogado de abrazos y senos muertos

anduvo por la vida, sueño en sueño

comiendo solo y cegando tuertos,

esclavo libre, de sus mieles dueño.

Los prejuicios matan el Amor

Los prejuicios son las voces

que nos dicen que

lo que hay de bueno

en las personas

se oculta tras una máscara.

Nos dicen que su dulzura

se desvanece