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El autor con su poesía ha logrado conservar su sello personal e inconfundible, ese que hace de su rincón campesino y provinciano un símbolo universal y trascendente, estableciendo una fina distinción entre el paternalismo patriarcal de la oligarquía rural y su personal mundo mítico de plena masculinidad. En su escritura la liturgia invisible de nuestros actos más inocentes se transforma en el gesto voluntarioso de un ser humano condenado a purificar su condición degradada en una naturaleza que es la verdadera esencia de la humanidad.
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Ch861
B267m Barquero, Efraín, 1931-.
Mujeres de oscuro / Efraín Barquero. –
1a. ed. – Santiago de Chile: Universitaria, 2017.
98 p.: retr.; 13,5 x 21,5 cm. – (Premios nacionales de literatura)
ISBN Impreso: 978-956-11-2537-7
ISBN Digital: 978-956-11-2669-5
1. Poesías chilenas. I. t.
© 2017, EFRAÍN BARQUERO.Inscripción Nº 275.782. Santiago de Chile.
Derechos de edición reservados para todos los países por© Editorial Universitaria, S.A.Avda. Bernardo O’Higgins 1050, Santiago de Chile.
Ninguna parte de este libro, incluido el diseño de la portada, puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por procedimientos mecánicos, ópticos, químicos o electrónicos, incluidas las fotocopias, sin permiso escrito del editor.
Texto compuesto en tipografía Berling 11/13
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓNYenny Isla Rodríguez
DISEÑO PORTADANorma Díaz San Martín
CUBIERTANacimiento de América (fragmento). Mario Toral.Mural “Memoria Visual de una Nación”, (Panel Antiguos Pobladores).
Metro Estación Universidad de Chile, Santiago.
www.universitaria.cl
Diagramación digital: ebooks [email protected]
Índice
Biografía
Efraín Barquero y la búsqueda de la solidaridad perdida Prólogo de Naín Nómez
I
Familia anochecida
Un desterronado
Aquí y allá
A través del humo y la niebla
II
En recordando
Esa edad misteriosa
Donde la noche es tan grande
Viejo libro leían las abejas
La que juega con la penumbra
Ella no cuenta su vida
Una hora cristalina
Gino
Guardé el sabor de la vida
El viejo
Las horas
Cuenta su pequeña historia
Cuando todos se vayan
El hombre por excelencia
Habrá un día
Estos grandes señores
Sí, nos vamos
III
Mujeres de oscuro
A mis amigos
Enrique Aguilera Soissa y Lina Zúñiga Cerna
que me han acompañado en los primeros pasos
de mi retorno a Chile.
EFRAÍN BARQUERO
Premio Nacional de Literatura 2008
Efraín Barquero, cuyo verdadero nombre es Sergio Efraín Barahona Jofré nació en Piedra Blanca, Curicó, el 3 de mayo de 1931. Es uno de los más destacados poetas de la Generación de 1957, que también conforman Enrique Lihn, Jorge Teillier, Alberto Rubio, Rolando Cárdenas y Armando Uribe Arce. Ha viajado y residido en países como China, México, Colombia y Cuba.
De origen campesino, su vida ha estado ligada a los ríos: nació cerca del río Teno, pasó parte de su juventud en la desembocadura del Maule, vivió cerca del Maipo. “Pasaba tardes enteras en el astillero de la desembocadura del Maule, dejaba de ir a clases para estar ahí y ver el trayecto de los botes. Tal vez mi seudónimo venga de ver a ese hombre remando de pie en la barca atravesando el río”.
La poesía de Efraín Barquero transita en el mundo popular. Es una poesía ligada a la tierra y la naturaleza, aunque el poeta da otras pistas: “Siempre me han vinculado al campo y eso no me gusta nada. El tema fundamental mío es el hombre. El hombre para mí es todo y en el hombre se disuelven el campo, la ciudad, las montañas, el mar”.
En 1950 publica su primer libro, Árbol marino, pero su inscripción en la historia comienza en 1954 con La piedra del pueblo: “En Constitución había conocido a Diego Muñoz. Él llevó mi libro a Neruda, a quien le gustó y me ofreció el prólogo”. Al año siguiente, es Secretario de Redacción de la revista La gaceta de Chile, que dirigía Neruda.
En 1958 su relación con el mundo da las primeras señales, cuando participa en el Primer Encuentro de Escritores de Chile y en el Primer Encuentro de América, ambos organizados por la Universidad de Concepción. Cuatro años más tarde, en 1962, viaja a China, país donde ejerce como Profesor de Español y Cultura Latinoamericana en Pekín. El gobierno chino condecora su trabajo.
Como muchos de nuestros poetas, ejerce la carrera diplomática entre 1970 y 1973, cuando el gobierno del presidente Salvador Allende lo nombra Agregado Cultural para Colombia. Los siguientes años realiza una serie de recitales y conferencias en México; en 1974 viaja a Cuba como jurado del Premio Casa de las Américas. Ha comenzado el largo exilio de Efraín Barquero.
Estamos en 1975 y el poeta se radica, por primera vez, en Francia, donde ejerce como Profesor de Literatura y Civilización latinoamericanas en las universidades de Ciencias Humanas de Estrasburgo y de Avignon. Regresa a Chile en 1990, por una breve estadía de tres años. Es el comienzo de idas y regresos, del tránsito entre Chile y el país europeo.
“A pesar de todos los distanciamientos, esta poesía parece querer decir en fin de cuentas que el hombre es ante todo memoria, pertenencia a una tribu original de la que no podemos desprendernos, dramática e irrepetible experiencia hecha al fin de cuentas de palabras y silencios”.
Ha recibido los siguientes premios y distinciones; Premio Municipal de Poesía de Santiago por La compañera (1957), Premio Atenea, de la Universidad de Concepción, por La compañera (1958), Premio Gabriela Mistral, de la Municipalidad de Santiago, por Enjambre (1959), Premio Pedro de Oña, de la Municipalidad de Ñuñoa, por El viento de los reinos (1968), Premio Academia Chilena de la Lengua por Mujeres de oscuro (1993), Premio Municipal de Literatura por La mesa de la tierra. Premio de Poesía del Consejo Nacional del Libro y la Lectura por La mesa de la tierra (1999), Premio Altazor por Antología (2000), y Premio Nacional de Literatura (2008).
1Miranda H, “Experiencia de palabras y silencios”, en La Época, Santiago, 1993.
EFRAÍN BARQUEROY LA BÚSQUEDA DE LA SOLIDARIDAD PERDIDA
La poesía de Efraín Barquero se entronca con una parte importante de la poesía de los cincuenta, poetas que retornan desde las raíces de las vanguardias para instalarse con una postura nueva, cuya línea más extrema será la antipoesía de Nicanor Parra y el vuelco hacia las formas populares y prosaicas. Si Nicanor Parra y Gonzalo Rojas representan con Cancionero sin nombre (1937) y La miseria del hombre (1948), los primeros signos de esta innovadora lírica que asume la vida y la pasión directa, los poetas llamados “láricos” se instalan en una línea intermedia que busca recobrar un universo perdido a través del mito de la nostalgia del paraíso, vinculado a los lluviosos paisajes del sur de Chile. Entre ellos, situamos a Jorge Teillier, Efraín Barquero, Rolando Cárdenas y en cierta medida también a Marino Muñoz Lagos, Pablo Guíñez y Delia Domínguez, con sus diversas especificidades.
La tradición descriptiva de la ruralidad se remontaba a comienzos del siglo xx