Naranjas de la China - Marinella Terzi - E-Book

Naranjas de la China E-Book

Marinella Terzi

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Beschreibung

La vida tiene una parte dulce como la naranja y otra amarga como el limón. Y así nos lo descubrirá el protagonista de esta historia, narrándonos en clave de humor lo que le sucede a su familia: desde los sueños de su hermano por convertirse en un nuevo Gasol, hasta la pesadilla de las Barbies de su hermana... Lectura recomendada a partir de 10 años. Marinella Terzi es periodista reconocida en su profesión y escritora de novelas infantiles y juveniles. En octubre de 2005, y coincidiendo con el cuarto centenario de la publicación de "El Quijote", la autora fue galardonada con el Premio Cervantes Chico, que conceden la Asociación de Libreros y el Ayuntamiento de Alcalá de Henares, en reconocimiento a su labor en el campo de la literatura infantil y juvenil. Columnista de El Tiramilla, revista digital de literatura juvenil, por espacio de casi dos años, en la actualidad Marinella Terzi escribe artículos sobre temas literarios en su blog El té de las cinco: marinella-eltedelascinco.blogspot.com

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© de esta edición Metaforic Club de Lectura, 2017www.metaforic.es

© Marinella Terzi

ISBN: 9788417156091

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la portada, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, sin el previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.

Director editorial: Luis ArizaletaContacto:Metaforic Club de Lectura S.L C/ Monasterio de Irache 49, Bajo-Trasera. 31011 Pamplona (España) +34 644 34 66 [email protected] ¡Síguenos en las redes!

Marinella Terzi

NARANJAS DE LA CHINA

Ilustración de Fernando Elizarán

Naranjas y limones

Me gustan las naranjas. La forma que tienen, su color. Todos los días mi madre me exprime dos naranjas y me bebo su zumo relamiendo las gotitas que se me quedan alrededor de la boca. Es casi lo más bonito del día. Luego las cosas van estropeándose a medida que avanza la mañana. No sé muy bien por qué. Pero a primera hora, nada más levantarme, tengo tal empuje que me creo Superman, capaz de luchar por todo y contra todos. La verdad es que esa sensación me dura exactamente el tiempo que me bebo el zumo. Luego, en cuanto se me quita el gusto dulce de la fruta, pienso en el cole y en Zamora, que se sienta a mi lado porque la Bruja quiere conseguir que sellemos una profunda amistad. Pero está claro que no hay cosa más difícil en esta vida que Zamora y yo nos llevemos bien, porque Zamora está empeñado en hacerme la vida imposible. Tal cual.

Bueno, pues eso: que pienso en el cole, en la Bruja y en Zamora, y en la boca se me pone un sabor amargo. Como si, en mi estómago, la naranja se transformara en limón. Es impepinable. Siempre igual. Todos los días de mi vida. Desde que tengo uso de razón. Y yo uso de razón tengo desde que pienso, y pienso desde que existo. Eso lo dijo alguien. Lo sé. Pero ahora mismo no caigo quién.

Mi madre es periodista. Del corazón. Hay médicos del corazón y periodistas del corazón, pero no son exactamente la misma cosa. De pequeño yo creía que eran algo parecido. Que los médicos curaban el corazón de las personas, o con medicinas o con operaciones, según tuvieran los pacientes más o menos dinero. Si eran ricos, los operaban y se sacaban una pasta. Si eran pobres, les recetaban una medicina y la pasta se la llevaba la farmacia. Aunque suponía que el farmacéutico le daba una parte al médico, por eso siempre había que llevar la receta, para que el de la farmacia supiera el nombre del médico al que había que darle el tanto por ciento. Tal vez, el número que un día descubrí debajo del nombre del doctor era la cuenta del banco, pero eso no lo tenía del todo claro. Llegué a pensar en preguntarle a mi padre, que es el que sabe de números en casa. Pero al final no lo hice.

Seguramente porque no lo encontré y luego se me olvidó.