Periodismo Zoom - Miguel Sánchez Flores - E-Book

Periodismo Zoom E-Book

Miguel Sánchez Flores

0,0

Beschreibung

A partir de las voces de las y los periodistas, Periodismo Zoom indaga el rol de la prensa peruana durante la pandemia y cuestiona cómo, pese a tener más audiencia, eso no repercutió necesariamente en una mejora en los contenidos y las prácticas. Asimismo, revisa el rol del contexto de miedo y muerte, y discute cómo esta situación permitió que los contenidos viajaran con mayor facilidad y con poca comprobación. Finalmente, se pregunta si, a partir del confinamiento, se puede hacer un buen periodismo de escritorio, que prescinda de la calle, otrora viejo axioma de la profesión.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 83

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Miguel Sánchez Flores es comunicador, escritor y docente universitario. Estudió Periodismo en la PUCP y Literatura en la UNMSM. Además, es magíster en Historia del Arte y Curaduría y doctorando en Literatura Hispanoamérica por la PUCP. Ha publicado el libro de cuentos Ciudades vencidas (2016) y la novela Secta Pancho Fierro (2017), con la cual obtuvo el octavo Premio de Novela Breve de la Cámara Peruana del Libro. Asimismo, ha sido editor del libro Mitologías velasquistas: industrias culturales y la revolución peruana (1968-1975) (2020).

Periodismo Zoom. Crisis y oportunidades para el periodismo peruano pos-COVID-19

Serie Zumbayllu 7

© Miguel Sánchez Flores

© Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 2022

Av. Universitaria 1801, Lima 32, Perú

[email protected]

www.fondoeditorial.pucp.edu.pe

Imagen de portada: Pamela Salazar Bracamonte ([email protected])

Diseño de logo de serie: Augusto Patiño

Dirección de Comunicación Institucional (DCI) de la PUCP

Diseño, diagramación, corrección de estilo y cuidado de la edición:

Fondo Editorial PUCP

Primera edición: octubre de 2022

Prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio,

total o parcialmente, sin permiso expreso de los editores.

Las opiniones vertidas en este libro son de entera responsabilidad de su autor.

Hecho el Deposito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2022-10145

e-ISBN: 978-612-317-793-5

Contenido

Presentación

Agradecimientos

Introducción

COVID-19 y la paradoja periodística

Más audiencia, menos ingresos

Miedo y desinformación

Cuyabambas y curas milagrosas

La calle y el escritorio

Calidad y comunidades

Un periodismo distinto

Nuevas narrativas y modelos de negocio

Nota de cierre

Referencias

Presentación

«El canto del zumbayllu se internaba en el oído, avivaba en la memoria la imagen de los ríos, de los árboles negros que cuelgan en las paredes de los abismos».

José María Arguedas, Los ríos profundos

¡¡¡Zumbayllu!! ¡¡¡Zumbayllu!!!, resuenan los gritos alborotados que sacan al niño Ernesto de la desazón, la melancolía, la soledad, el aislamiento y la incertidumbre que lo agobian en el internado donde lo ha dejado abandonado su padre.

¡¡¡Zumbayllu!!! ¡¡¡Zumbayllu!!!

¿Qué podía ser el zumbayllu?

El zumbayllu da título a uno de los capítulos más hermosos de Los ríos profundos. Como explica la estudiosa Isabelle Tauzin-Castellanos: «es un trompo al que Ernesto atribuye poderes mágicos. La danza del juguete restablece la comunicación entre los alumnos mientras lo contemplan, alzando el vuelo y bañado por la luz del sol»1.

Un trompo que da vueltas interminables sobre su eje. Y en su incesante movimiento, canta. Y en su incesante movimiento, brilla. Y en incesante movimiento, recoge la luz. Nos lleva del pasado al futuro, comunica, dialoga.

El Fondo Editorial PUCP presenta una nueva serie de ensayos cortos, en un formato de bolsillo y a un precio asequible, con el fin de que la voz de nuestra comunidad llegue a todas las personas que aman al Perú.

En el año del bicentenario les presentamos nuestra serie Zumbayllu.

Fondo Editorial PUCP

1El otro curso del tiempo. Una interpretación de Los ríos profundos. Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos y Lluvia Editores, 2008, p. 34.

Agradecimientos

Quiero agradecer principalmente a las y los periodistas que aceptaron participar en la investigación: Alberto Ñiquén (La Mula), Alejandra Costa (Comité de Lectura), Manuela Camacho (Dilo Fuerte), Eloy Marchán (El Foco), Emilio Camacho (La República), Fabiola Torres (Salud con lupa), Franco Meza (Latina), Gustavo Gorriti (IDL-Reporteros), Luciano Gorriti (Centella), Laura Grados (Utero.pe), Josefina Townsend (Sálvese quien pueda), Marco Sifuentes (La Encerrona), Milagros Salazar (Convoca), Nelly Luna (Ojo Público), Ricardo León (El Comercio), Susana Vera (Radio Programas del Perú) y Vanesa Sánchez (Latina)2. Asimismo, agradezco especialmente a mi colega Hanguk Yun por su apoyo en la realización y la transcripción de algunas de las entrevistas, quien siempre tuvo, además, un comentario crítico a la propuesta y a las ideas de este libro. También doy gracias a quienes han revisado, comentado y complementado el texto en sus diversas fases: Mario Munive, Gisella Salmón, Michella Cumpa, Ángel Colunge, Eduardo Salmón, Silvana Mestanza, Diego Avendaño, Xilena Pinedo, Rafael Terrones y Grecia Valdivia. Ellas y ellos me dieron sus aportes y precisiones.

También va mi agradecimiento al Departamento de Comunicaciones de la PUCP por su apoyo constante. A Jorge Acevedo, jefe del Departamento, y a todo su equipo, en especial a Nohelia Pasapera por todas las facilidades y ánimos. También a Pamela Salazar Bracamonte de la Facultad de Arte y Diseño de la PUCP, por el diseño de la portada, y al Fondo Editorial de nuestra universidad, especialmente a Sandra Arbulú por su mirada siempre juiciosa y atenta, y a Militza Angulo, por la paciencia y el apoyo desde el primer día que conversamos sobre el proyecto. Finalmente, a Aldo Panfichi, vicerrector de Investigación de la PUCP, por impulsar la publicación y la serie Zumbayllu desde el comienzo.

2Es importante señalar que las entrevistas se realizaron entre febrero y mayo de 2021, fecha en la que las y los periodistas pertenecían a los medios referidos. Muchos de ellos actualmente están en otros medios o colaboran con otros.

Introducción

Escribí este libro entre mayo y setiembre de 2021, rodeado de un cúmulo de emociones no necesariamente felices. El contexto era particular, no solo porque estábamos en el segundo año de una pandemia que estrujaba y desgastaba, sino porque durante dicho periodo asistimos también a una de las elecciones más singulares de nuestros doscientos años como república. Todo ello lo vivimos a través de prácticas cuestionables de medios periodísticos y, a la vez, con el correlato siempre presente de las frías cifras que nos ubicaban como el país con el mayor número de fallecidos a causa de la COVID-19 por cada millón de habitantes. Esta cifra ha impactado en la escritura de este texto, sobre todo porque detrás de los indicadores cuantitativos y los gráficos de todos los días hay personas que han muerto, no solo a causa de la aplicación desmedida de un modelo económico excluyente, o por la inoperancia de nuestros gobernantes o por las carencias de nuestro frágil y limitado sistema de salud, sino también por la desinformación que una buena parte del periodismo peruano no combatió y que incluso alentó irresponsablemente.

En ese sentido, este texto busca indagar también en la ineficiencia de parte de la prensa peruana para combatir los terribles efectos de la pandemia en nuestro país. En una conversación con Gustavo Gorriti para esta publicación, el periodista mencionó que, junto a su equipo de IDL-Reporteros, decidieron realizar la cobertura de la pandemia como si se tratase de una guerra: asumiendo los riesgos con precaución, pero también con la conciencia de los peligros que enfrentaban. Pese a que el enunciado es fácilmente comprobable en nuestro día a día, recién ahí fui mucho más consciente de la magnitud de la desgracia. Basta con ver nuestra cotidianidad transformada, dentro de nuestras casas, trabajos, escuelas y también allá afuera donde aún permanecemos rodeados de gente con mascarillas y miedo ante nuevas posibles olas. Efectivamente, en estos últimos años hemos vivido lo más parecido a una guerra: más de 200 000 peruanos muertos, mucho temor y, evidentemente, también abundante desinformación alentada desde los medios de comunicación.

En ese contexto, el buen periodismo era imperioso: requeríamos informarnos, estar ahí donde nadie podía estar y, sobre todo, fiscalizar el poder. Los periodistas éramos más necesarios que nunca para, como sostiene Rincón, «seguir molestando» al poder3. Y mucho más en una coyuntura de miedo como la que supuso la pandemia, en la que el manejo de la información —al menos en los primeros meses— se centralizó en los organismos principales del Estado y, también, en entidades internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), institución que se estableció, por mucho tiempo, como la única fuente especializada para los medios de comunicación de todo el mundo.

Lamentablemente, en nuestro país el periodismo estuvo lejos de cumplir esa función crítica que tanto se le reclama. Como lo señala Nelly Luna, directora y fundadora de Ojo Público, durante estos meses primó «el facilismo para aumentar clics, lectores o audiencias, e incluso medios aparentemente serios difundieron información con un tono alarmista para crear morbo alrededor de una historia, sabiendo que no era verdad». Luna agrega que muchas veces los medios también difundieron noticias inexactas, lo que reveló una escasa especialización y preparación para abordar temas de salud y ciencias durante una pandemia. Así lo demuestra, por ejemplo, el reducido y reiterativo espectro de fuentes nacionales consultadas en nuestros medios durante todos los meses de la pandemia y los constantes errores en los que incurrieron.

En suma, la COVID-19 supuso una desgracia multinivel en el país que arrastró también a nuestro periodismo. Pienso en ello no solo por lo poco preparada que estuvo la institución periodística durante este contexto, sino también por una cifra alarmante que, según la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP), nos ubica como el segundo país latinoamericano —luego de Brasil— que ha perdido más periodistas por este virus4. Según información de LatAm Journalism Review, hasta setiembre de 2021 habían muerto 198 periodistas en las diversas regiones del país5. La muerte, en mayo de 2020, de Mario Bucana, experimentado y querido camarógrafo de Panamericana Televisión, o el caso del presentador Jimmy Chinchay, quien permaneció grave por varias semanas en una sala UCI, son apenas dos de las múltiples historias de enfermedad, pérdidas y duelo en la institución periodística nacional.

A estas preocupantes cifras se suma la labor ineficaz de la prensa peruana que, según Gorriti, no se aproximó siquiera a «cubrir [los hechos] con la fuerza que demandaba esta tragedia». Y agrega que, durante estos años, el periodismo peruano no hizo lo suficiente para que su cobertura diera cuenta también de la inoperancia de nuestras autoridades. En esa misma línea, Laura Grados, de Útero.pe,apunta bien al señalar que nunca antes de la pandemia difundir una noticia inexacta, una información falsa, errónea, o recomendar medicinas o tratamientos no comprobados se convirtió en un tema de seguridad nacional.

De