Poesías completas Tomo II - Íñigo López de Mendoza - E-Book

Poesías completas Tomo II E-Book

Íñigo López de Mendoza

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Beschreibung

Este volumen es la continuación del primer tomo en el que se compilan las serraniegas, cantares y decires más destacados de don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana.

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Veröffentlichungsjahr: 2022

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Íñigo López de Mendoza

Poesías completas Tomo II

 

Saga

Poesías completas Tomo II

 

Copyright © 2008, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726785654

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

POESÍAS COMPLETAS II

95. DEFUNSIÓN DE DON ENRIQUE DE VILLENA

I Robadas havían el Austro e Borea

a prados e selvas las frondes e flores,

vençiendo los fuegos e grandes calores

e admitigada la flama apolea,

al tiempo que sale la gentil ydea 5

e fuerça con rayos el aire nocturno,

e los antipodes han claror diurno,

segund testifica la gesta magnea.

 

II Algunos actores en sus connotados

pidieron favores, subsidio e valençia 10

al fulgente Apolo, dador de sçiençia;

a Cupido e Venus, los enamorados;

al Jove tronante en otros tractados,

en bélicos actos al feroçe Mares,

a las nueve Musas en muchos logares 15

insignes poetas vi recomendados.

 

III Mas yo a ti solo me plaze llamar,

¡O çíthara dulçe más que la d’Orfeo,

que sola tu ayuda non cuido, mas creo

mi rústica mano podrá ministrar! 20

¡O bibliotheca de moral cantar

e fuente meliflua do mana eloqüençia,

infunde tu graçia e sacra prudençia

en mí, porque pueda tu planto expressar!

 

IV Al tiempo e a la hora suso memorado, 25

assí como niño que sacan de cuna,

non sé fatalmente o si por fortuna,

me vi todo solo al pie de un collado

selvático, espesso, lexano a poblado,

agresto, desierto e tan espantable 30

ca temo vergüeña, non siendo culpable,

quando por extenso lo havré relatado.

 

V Yo non vi carrera de gentes cursada,

nin rastro exerçido por do me guiasse,

nin persona alguna a quien demandasse 35

consejo a mi cuita tan desmoderada;

mas sola una senda muy poco usitada

al medio d’aquella tan grand espesura,

bien como de armenio subiente al altura,

del rayo dianeo me fue demostrada. 40

 

VI Por la qual me puse sin toda esperança

de bien, trabajado, temiente e cuidoso;

e pensar se puede quál era el reposo,

porque yo toviesse otra confiança.

E aquélla siguiendo sin más demorança, 45

vi fieras difformes e animalias brutas

salir de unas cuevas, cavernas e grutas,

faziendo señales de grand tribulança.

 

VII Ypólito e Fauno yo dubdo si vieron,

ni Chirón en Mathia, tal copia de fieras 50

de tales nin tantas diversas maneras,

nin las venadrizes que al monte se dieron.

Si nuestros actores verdad escrivieron,

o por fermosura escuras ficçiones,

en la selva Yda de tantas facçiones 55

bestias non fallaron los que las siguieron.

 

VIII Non vi yo sus cuellos e crines alçadas,

nin vi las sus bocas con furia espumantes,

nin batir sus dientes nin amenazantes,

nin de agudas uñas sus manos armadas; 60

mas vi sus cabeças al suelo inclinadas,

gimiendo muy tristes, bien como el león

que al santo hermitaño mostró su passión,

do fueron sus llagas sin temor curadas.

 

IX Más admirativo que non pavoroso 65

de la tal noveza que tarde acaesçe,

assí como aflicto que pena e caresçe

de toda folgura, e bive angoxoso,

seguí mi camino, pero trabajoso,

do yo vi çentauros, espingos e arpiñas, 70

e vi más las formas de fembras marinas,

nuzientes a Ulixes con canto amoroso,

 

X E fue yo a la hora, bien como el troyano

fuyente a Çeleno de las Estrofadas,

e rompió las olas a velas infladas 75

e vino al nefando puerto çicoplano.

Si mi baxo estillo aún no es tan plano

bien como querrían los que non leyeron,

culpen sus ingenios que jamás se dieron

a ver las istorias que non les explano. 80

 

XI Quebravan los arcos de huesso, corvados

con la humana cuerda, de aquella manera

que fazen la seña o noble vandera

del magno deffunto los fieles criados.

Rompían las troças e goldres manchados 85

del peloso cuero con tanta fereza

ca dubdo si Ecuba sintió más graveza

en sus infortunios que Homero ha contados.

 

XII Sus bozes clamosas al aire espantavan

e de todas partes la turba cresçía; 90

el estremo sueno las nuves ronpía

e los fondos valles del monte tronavan;

con húmidos ojos jamás non çessavan,

e son lacrimable, el continuo lloro:

Ligurgo non fizo por Anthimidoro 95

tal duelo, nin todos los que lo lloravan.

 

XIII Yo, non desistiendo de lo començado,

como el que passa por quien non conosçe,

passé por aquella compaña feroçe,

non muy orgulloso, el viso inclinado. 100

E yendo adelante vi más en un prado

d’aquella simiente del val damasçeno

fazer mayor planto que Neso e Çeleno,

nin todos los otros de quien he tractado.

 

XIV Aquellas sus caras sin duelo ferían 105

e los cossos juntos en tierra lançavan,

e tan despiadados sus fazes rasgavan

ca bien se mostravan que non lo fingían.

Infinitos otros a éstos seguían

con bozes cansadas e tristes açentos, 110

blasmando a Fortuna e sus movimientos

e todos aquéllos que en ella confían.

 

XV La fulgor de Acates se iva alexando

de aquel emisperio e apenas luzía;

la fosca tiniebla el aire impedía, 115

e dobles terrores me fueron çercando.

Mas el sacro aspecto que mira acatando

con benignos ojos a los miserables,

bien como a la nave que sueltan los cables

e va con buen viento leda navegando, 120

 

XVI assí me levava por la mesma vía

o estrecha senda que yo he narrado,

puxando a la cumbre del monte elevado,

do yo me cuidava que reposaría.

Mas bien como quando de noche e de día 125

se fallan compañas en el jubileo

desde la Monjoya fasta el Zebedeo,

yo non dava passo sin grand compañía.

 

XVII Assí conseguimos aquella carrera

fasta que llegamos a somo del monte, 130

non menos cansados que Dante a Charonte,

allí do se passa la triste ribera.

E como yo fuesse en la delantera,

assí como en fiesta de la Candelaria,

de antorchas e çirios vi tal luminaria 135

que la selva toda mostrava quál era.

 

XVIII Fendiendo la lumbre fue ya discerniendo

unas ricas andas e lecho guarnido,

de filo de Arabia obrado e texido,

e nueve donzellas en torno plañiendo, 140

los cabellos sueltos, las fazes rompiendo,

assí como fijas por padre muy caro,

diziendo: «¡Cuitadas!, ya nuestro reparo

del todo a pedaços va desfallesçiendo.

 

XIX »Perdimos a Homero, que mucho honorava 145

este sacro monte do nos habitamos;

perdimos a Ovidio, al qual coronamos

del árbol laureo, que mucho s’amava;

perdimos a Oraçio, que nos invocava

en todos exordios de su poesía: 150

assí diminuye la nuestra valía

qu’en tiempos passados tanto prosperava.

 

XX »Perdimos a Libio e al Mantuano,

Macrobio, Valerio, Salustio e Magneo;

pues non olvidemos al moral Eneo, 155

de quien se laudava el pueblo romano;

perdimos a Tulio e a Cassilano,

Alano, Boeçio, Petrarca e Fulgençio;

perdimos a Dante, Gaufredo, Terençio,

Juvenal, Estaçio e Quintiliano. 160

 

XXI »E bien como templo a quien fallesçido

han las sus colupnas por grand antigor

e una tan sola le faze favor,

assí don Enrique nos ha sostenido;

el qual ha por suyo el çielo elegido 165

e puesto en compaña del superno choro.

¡Cuitadas!, lloremos tan rico thesoro

como sin recurso havemos perdido.»

 

XXII Sabida la muerte d’aquel mucho amado,

mayor de los sabios del tiempo presente, 170

de dolor pungido, lloré tristemente

e maldixe Antropos con furia indignado,

e la su crueza que non cata vado

nin cura de sabio más que de imprudente,

e faz al menguado igual del potente 175

cortando la tela que Cloto ha filado.

 

Finida

Después del Aurora, el sueño passado

dexóme, levando consigo esta gente,

e vime en el lecho tan incontinente

como al pie del monte por mí recontado. 180

 

168. A continuación de ésta, Gen incluye las coplas XXVI, XXVII y XXVIII de la «Comedieta de Ponza»; véase más abajo Comedieta, n. 201.

169. sabido en Sd y MH; los demás cancioneros: sabida.

172. Sa: con ira.

174. Sa: de inoçente; Gen: de prudente.

175. Ma, Sa, Gen, TO, Sx, OC: e faze.

176. Sx, OC: que de oro.

179. Sa: atan inoçente.

180. Sa: relatado.

 

166. superno: «superior, elevado», lat. supernus; comp. Mena, Laberinto, c. 67: «Dispuso ab initio la mi mente superna»,

172. Antropos: Artropos, una de las Parcas; comp. Soneto II, v. 13 y Soneto XXIX, v. 8.

173. cata: «mira, considera».

vado: «significa también expediente, curso, remedio o alivio en las cosas que ocurren; y así se dice no hallar vado» (Aut.).

179. incontinente: «al punto, de repente».

96. LA COMEDIETA DE PONZA

I ¡O vos, dubitantes, creed las istorias

e los infortunios de los humanales,

e ved si los triumphos, honores e glorias

e grandes poderes son perpetuales!

Mirad los imperios e casas reales, 5

e cómo Fortuna es superiora:

rebuelve lo alto en baxo a desora

e faze a los ricos e pobres iguales.

 

Invocaçión

II ¡O lúcido Jove, la mi mano guía,

despierta el ingenio, abiva la mente, 10

el rústico modo aparta e desvía,

e torna mi lengua, de ruda, eloquente!

E vos, las hermanas que cabe la fuente

de Elicón fazedes continua morada,

sed todas conmigo en esta jornada, 15

porqu’el triste caso denunçie e recuente.

 

Descripçión del tiempo

III Los campos e mieses ya descoloravan

e los desseados tributos rendían,

los vientos pluviosos las nuves bogavan,

e las verdes frondes el aire temían. 20

Dexado el estilo de los que fingían

metháforas vanas con dulce loquela,

diré lo que priso mi última çela,

e cómicos oyan si bien los oían.

 

IV Al tiempo que salen al pasto o guarida 25

las fieras silvestres, e humanidad

descansa o reposa, e la fembra ardida

libró de Oloferne la sacra çibdad,

forçada del sueño la mi libertad,

diálogo triste e fabla llorosa 30

firió mis orejas, e tan pavorosa

ca sólo en pensarlo me vençe piedad.

 

V Assí recordado, miré do sonava

el clamoso duelo e vi quatro donas,

cuyo aspecto e fabla muy bien denotava 35

ser quasi deessas o magnas personas,

vestidas de negro e, a las tres, coronas,

llamando la muerte con tantas querellas

que dubdo si fueron tan grandes aquéllas

que Ovidio toca de las tres Gorgonas. 40

 

Blasón de armas

VI Tenían las manos sinistras firmadas

sobre sendas tarjas de rica valía,

en las quales eran armas entalladas

que bien demostravan su grand nombradía.

La una de perla el campo traía 45

con una lisonja de claro rubí;

de fina estupaza assimesmo vi

en ella esculpido, con grand maestría,

 

VII un fuerte castillo, e su finestraje

e puertas obrado de maçonería, 50

de çafir de Oriente, que a todo visaje,

mirándolo fixo, retroçedería;

e quatro leones en torno diría

de neta matista, fieros e rompientes;

pues, lector discreto, si d’esto algo sientes, 55

recordarte deve su genealogía.

 

VIII La segunda tarja de un balaxo ardiente

era e de amarilla gema pomelada,

cuyo nombre dixe non táçitamente,

e cada qual poma con nudos ligada, 60

de verde carbunclo al medio esmaltada.

La terçera e quarta castillo e león

eran a quarteies; e dexo el blasón,

ca nuestra materia non es començada.

 

Invocaçión

IX Pues fabla tú, Çirra, e Nisa responda, 65

en el rudo pecho exortando a pleno;

dissuelva Polimia la cuerda a la sonda,

ca fondo es el lago e baxo el terreno.

Nin sé tal sentido en humano geno

que sin tal subsidio pueda colegir 70

tan alta materia, nin la descrivir,

servado el estilo con temprado freno.

 

Miçer Iohan Bocaçio de Çertaldo, ilustre poeta florentino

X Aprés de las quales vi más un varón

en hábito honesto, mas bien arreado,

e non se ignorava la su perfecçión, 75

ca de verde lauro era coronado.

Atento escuchava, cortés, inclinado

a la más antigua, que aquélla fablava;

quien vio las sus quexas e a quién las narrava,

de cómo ya bive soy maravillado. 80

 

Fabla la serenísima Reina de Aragón, doña Leonor

XI Aquélla muy manso fablava, diziendo:

«¿Eres tú, Bocaçio, aquél que tractó

de tantas materias, ca yo non entiendo

que otro poeta a ti se egualó?

¿Eres tú, Bocaçio, el que copiló 85

los casos perversos del curso mundano?

Señor, si tú eres, apresta la mano,

que non fue ninguna semblante que yo».

 

Fabla la señora Reina de Navarra

XII Al modo que cuentan los nuestros actores

que la triste nuera del rey Laumedón 90

narrava su caso de açervos dolores,

fabló la segunda con grand turbaçión,

diziendo: «Poeta, non es opinión

de gentes que puedan pensar nin creer

el nuestro infortunio, nin menos saber 95

las causas de nuestra total perdiçión».

 

Fabla la señora Reina de Aragón reinante

XIII Con tanta inoçençia como fue traída

la fermosa virgen, de quien fabla Guido,

al triste holocausto del puerto d’Aolida,

fabló la terçera, tornada al sentido, 100

el qual con la fabla le era fuído,

diziendo: «Bocaçio, la nuestra miseria,

si fablar quisieres, más digna materia

te offresçe de quantas tú has escrivido».

 

Fabla la señora Infante doña Catalina quexándose de la Fortuna e loa los offiçios baxos e serviles

XIV Non menos fermosa e más dolorida 105

que la Tiriana, quando al despedir

de los ilioneos e vio recogida

la gente a las naves en son de partir,

con lengua despierta, la quarta a dezir

començó: «Poeta, mi mala fortuna 110

non pienses de agora, mas desde la cuna

jamás ha çessado de me perseguir.

 

XV «Humanas son tigres e fieras leonas

con nuevos cadillos, e virgo piadosa

aquella Elenessa que a las amazonas 115

pensó fazer libres por lid sanguinosa;

tractable es Caribdi e non espantosa,

segund me contracta esta adversa rueda,

a quien non sé fuerça nin saber que pueda

foír al su curso e saña raviosa. 120

 

XVI «¡Benditos aquéllos que con el açada

sustentan su vida e biven contentos,

e de quando en quando conosçen morada

e suffren pasçientes las lluvias e vientos!

Ca éstos non temen los sus movimientos, 125

nin saben las cosas del tiempo passado,

nin de las presentes se fazen cuidado,

nin la venideras dó han nasçimientos.

 

XVII «¡Benditos aquéllos que siguen las fieras

con las gruessas redes e canes ardidos, 130

e saben las trochas e las delanteras

e fieren del archo en tiempos devidos!

Ca éstos por saña non son comovidos,

nin vana cobdiçia los tiene subjectos;

non quieren thesoros nin sienten deffectos, 135

nin turban themores sus libres sentidos.

 

XVIII «¡Benditos aquellos que, quando las flores

se muestran al mundo, deçiben las aves

e fuyen las pompas e vanos honores,

e ledos escuchan sus cantos suaves! 140

¡Benditos aquellos qu’en pequeñas naves

siguen los pescados con pobres traínas!

Ca éstos non temen las lides marinas,

nin çierra sobr’ellos Fortuna sus llaves».

 

Responde Johan Bocaçio a las señoras Reinas e Infante

XIX «Ilustre Regine, de chui el aspecto 145

dimostra grand sangho e magnifiçençia,

io vegno dal loco ov’è lo dilecto

e la eterna gloria e suma potençia.

Vegno chiamato de vostra exçelençia,

ch’al vostro plachire e remaricare 150

m’a facto si tosto partire e cuitare,

lassato lo çelo a vostra obediençia.

 

XX »Io vegio li vostre senbiante cotale

che ben demostrate esser molestate

di cuella Regina che infra i mortale 155

regi e iudica, de iure e de facte.

Vejamo li casi e ço que narrate,

e vostri infortunii contanti perversi,

ch’a presto serano prose, rime e versi

a vostro piachire e a ch’o comandate». 160

 

La narraçión que faze la señora Reina doña Leonor, madre de los Reyes, a Johan Bocaçio

XXI E como varones de noble senado

se honran e ruegan queriendo fablar,

assí se miraron de grado en grado,

non poco tardaron en se conbidar.

Mas las tres callaron e dieron logar 165

a la más antigua que aquélla fablasse

e su fuerte caso por horden contasse,

la qual, açeptando, començó a narrar:

 

XXII «A mí non convienen aquellos favores

de los vanos dioses, nin los invocar, 170

que vos, los poetas e los oradores,

llamades al tiempo de vuestro exortar;

ca la justa causa me presta logar,

e maternal ravia me fará eloquente,

porque a ti, preclaro e varón sçiente, 175

explique tal fecho que puedas contar.

 

XXIII »De gótica sangre fue yo produzida

al mundo e de línea bienaventurada,

de reyes e reinas criada e nudrida,

e de nobles gentes servida e honrada; 180

e de la Fortuna assí contractada

que rey en infançia me dio por marido,

cathólico, sabio, discreto e sentido,

de quien amadora me fizo e amada.

 

XXIV »De nuestra simiente e generaçión 185

conviene que sepas e sus qualidades,

ca fijos e fijas de grand discreçión

hovimos e amigos de todas bondades.

Dotólos Fortuna en nuevas hedades

assí de sus dones que por justas leyes, 190

en muy poco tiempo, vi los quatro reyes

e dos titulados de asaz dignidades.

 

El señor rey de Aragón

XXV »¿Pues qué te diré del fijo primero,

cruel adversario de torpe avariçia?

Ca éste se puede rey e cavallero 195

llamar e luzero de belo e miliçia.

En éste prudençia, temprança e justiçia

con grand fortaleza habitan e moran,

a éste las otras virtudes adoran

bien como a Diana las dueñas de Siçia. 200

 

XXVI »Éste desd’el tiempo de su pueriçia

amó las sçiencias e amaron a él,

vençió la pereza con esta cobdiçia

e vio los preçeptos del Dios Hemanuel;

sintió las visiones de Ezechiel 205

con toda la ley de sacra doctrina,

pues, ¿quién sopo tanto de lengua latina?,

ca dubdo si Maro eguala con él.

 

XXVII »Las sílabas cuenta e guarda el açento

producto e correpto; pues en geumetría 210

Euclides non hovo tan grand sentimiento,

nin fizo Athalante en astrología.

Oyó los secretos de philosophía

e los fuertes passos de naturaleza,

obtuvo el intento de la su pureza 215

e profundamente vio la poesía.

 

XXVIII »Las sonantes cuerdas de aquel Anfión

que fueron de Tebas muralla e arreo,

jamás non hovieron tanta perfecçión

como los sus cursos melifluos, yo creo. 220

Pues de los más sabios alguno non leo

nin jamás he visto que assí los entienda,

de su grand loquella resçiben emienda

los que se coronan del árbol laureo.

 

XXIX ȃste, desseoso de la duradera 225

o perpetua fama, non dubdó elegir

el alto exerçiçio de vida guerrera,

que a los militantes aun faze bivir.

Éste la su espada ha fecho sentir

al grand Africano con tanta virtud 230

que los pies equinos le fueron salud,

dexando los litos, fuyendo el morir.

 

XXX »¿Por qué me detengo agora en fablar

e dexo mill otras victorias primeras?

Ca éste, forçando las ondas del mar, 235

obtuvo de Italia muy grandes riberas.

Éste manifiestas puso sus vanderas

por todos los muros de los marsellanos,

éste fue cometa de napolitanos

e sobró sus artes e cautas maneras. 240

 

El señor rey de Navarra

XXXI »En quanto al primero, aquí fago pausa,

non porque me faltan loores que cuente,

mas por quanto veo prolixa la causa

e pro trabajosa a mí non sçiente.

E vengo al segundo, que non tan valiente 245

en armas fue Çeva nin fizo Domiçio;

si Marco lo viera, dexando a Fabriçio,

a él escriviera con pluma eloquente.

 

XXXII »Archiles armado non fue tan ligero,

nin fizo Alexandre tal cavalgador, 250

jamás es fallado sinon verdadero,

egual, amoroso, cauto, sofridor;

más quiere ser dicho que honrado, honrador,

e muy más que fiero, benigno e piadoso:

éste de clemençia es silla e reposo, 255

e de los afflictos muro e deffensor.

 

XXXIII »Éste los selvajes siguió de Diana,

e sabe los colles del monte Riffeo;

corrió las planezas de toda Espartana,

e los fondos valles del grand Perineo; 260

la selva nombrada, do vençió Theseo

el neptunal toro, terror de las gentes,

éste la ha follado con pies diligentes,

e sobra en trabajos al muy grand Oeteo.

 

El señor infante don Enrique

XXXIV »Assí del segundo me passo al terçero, 265

en grand fermosura egual a Absalón,

graçioso, plaziente, de sentir sinçero,

ardid, reposado, subjecto a razón;

non me pienso Orfeo tanta perfecçión

obtuvo del canto, nin tal sentimiento: 270

éste de Dios sólo ha fecho çimiento,

e sigue las vías de justo varón.

 

El señor infante don Pedro

XXXV »Vengamos al quarto, segundo Magón,

estrenuo, valiente, fiero e belicoso,

magnífico, franco, de grand coraçón, 275

gentil de persona, affable, fermoso:

su dulçe semblante es tan amoroso

que non es bastante ninguna grand renta

a suplir deffectos, segund él contenta

al militar vulgo, pero trabajoso. 280

 

La muy magnífica señora doña María, reina de Castilla

XXXVI »Quanto a los varones, aquí sobresseo

e passo a la insigne mi fija primera,

de los humanales corona e arreo,

e de las Españas claror e lumbrera.

Ésta se demuestra, como primavera 285

entre todo el año, çerca las más bellas,

e qual feba lumbre entre las estrellas,

e aprés fontanas fecunda ribera.

 

XXXVII »Ésta de los dioses paresçe engendrada,

e con las çelícolas formas contiende 290

en egual belleza, non punto sobrada,

ca non es fallado que en ella se emiende.

Si la gerarchía en esto se offende,

a mí non increpen, pues soy inculpable,

ca razón me fuerça e faze que fable, 295

e de todo blasmo mi fablar deffiende.

 

XXXVIII ȃsta de Sibilla del su nascimiento

fue jamás nodrida, fasta la sazón

que, como dezena, por meresçimiento

es ya del colegio del monte Elicón. 300

Ésta, como fija, sucçede a Catón,

e siente el secreto de sus anphorismos;

ésta de los çielos fasta los abismos

comprende las cosas e sabe qué son.

 

XXXIX »A ésta consiguen las siete donzellas 305

que suso he tocado en otro logar,

e le van en torno bien como çentellas

que salen de flama o ríos de mar.

Las tres son aquellas que fazen logar

en el paraíso al ánima digna, 310

e las quatro aquéllas a quien la doctrina

de Cato nos manda por siempre observar.

 

XL »Yo non fago dubda que si de Catullo

hoviesse la lengua, o virgiliana,

e me socorriessen Proporçio e Tibullo, 315

e Libio, escriviente la gesta romana,

atarde podría, nin Tulio que explana

e çendra los cursos del gentil fablar,

con pluma abondosa dezir e notar

quánto de virtudes es fija çercana. 320

 

La señora reina doña Leonor, reina de Portugal

XLI »La última fija non pienso la prea

o griega rapina fuesse más fermosa,

nin la fugitiva e casta Penea

tan lexos de viçios nin más virtuosa:

la su clara fama es tan gloriosa 325

que bien es diffícil en tan nueva edad

vençer las passiones de humanidad

e ser en bondades tanto copiosa.

 

XLII »Éstos, posseyendo las grandes Españas

con muchas regiones que son al poniente, 330

del fin de la tierra fasta las montañas

que parten los galos de la nuestra gente,

el curso celeste, que de continente

faze, desfaze, abaxa e prospera,

bien como adversario, con buelta ligera, 335

firió sus poderes con plaga nuziente.

 

De cómo la señora reina madre de los reyes recuenta a Johan Bocaçio algunas señales que hovo del su infortunio

XLIII »Non pienses, poeta, que çiertas señales

e sueños diversos non me demostraron

los daños futuros e vinientes males

de la real casa segund que passaron: 340

que las tristes bozes del búho sonaron

por todas las torres de nuestra morada,

do fue vista Yris, deessa indignada,

de quien terresçieron los que la miraron.

 

XLIV »Assí fatigada, turbada e cuidosa, 345

temiendo los fados e su poderío,

a una arboleda de frondes sonbrosa,

la qual çircundava un fermoso río,

me fue por deporte, con grand atavío

de muchas señoras e dueñas notables; 350

e como entre aquéllas hoviesse de affables,

por dar qualque venia al ánimo mío,

 

XLV »fablavan novelas e plazientes cuentos,

e non olvidavan las antiguas gestas

do son contenidos los avenimientos 355

de Mares, de Venus, de triunfos e fiestas.

Allí las batallas eran manifiestas

de Troya e de Tebas, segund las cantaron

aquellos que Apolo se recomendaron

e dieron sus plumas a fablas honestas. 360

 

XLVI »Allí se fablava de Protheselao

e cómo tomara el puerto primero;

allí del oprobrio del rey Menalao,

allí de Tideo, el buen cavallero,

allí de Medea, allí del Carnero, 365

allí de Latona, allí de Fitón,

allí de Diana, allí de Antheón,

allí de Mercurio, sotil mensajero.

 

XLVII »Allí se fablava del monte Pernaso

e de la famosa fuente de Gorgón, 370

e del alto buelo que fizo Pegaso,

contando por horden toda su razón;

e todo el engaño que fizo Sinón

allí se dezía como por enxemplo,

e de las serpientes vinientes al templo, 375

e cómo se priso el grand Ylión.

 

XLVIII »Allí se tocava del gentil Narçiso,

allí de Medusa, allí de Perseo,

allí maltractavan la fija de Niso,

allí memoravan la lucha de Antheo, 380

allí de la muerte del niño Androgeo,

allí de Passiffe el testo e la glosa,

allí reçitavan la saña raviosa

e la comovida ira de Pentheo.

 

XLIX »Ya de los temores çessava el conbate 385

al ánimo afflicto, e yo reposava

segura, quieta: de ningund rebate

nin otro infortunio ya me temorava.

E como la lunbre febal se acostava,

levantéme leda con mi conpañía, 390

e por la floresta fezimos la vía

del real palaçio donde yo habitava.

 

L »Mostrado se havía el carro estelado,

e la mi conpaña, liçençia obtenida,

el dulçe reposo buscavan de grado, 395

e yo retraíme fazia la manida;

en la qual, sobrada del sueño e vençida,

non sé si la nombre fantasma o visión,

me fue demostrada tal revelaçión

qual nunca fue vista nin pienso fingida. 400

 

Capítulo do se recuenta el sueño de la señora reina madre de los reyes

LI »Yo vi de Macrobio, de Guido e Valerio

escriptos los sueños que algunos soñaron,

los quales denotan insigne misterio,

segund los effectos que de sí mostraron.

Pues oyan atentos los que se admiraron 405

e de tales casos fizieron mençión,

ca non será menos la mi narraçión,

mediantes las musas, que a ellos guiaron.

 

LII »Obscura tiniebra tenía aquedada

la gente, en el tiempo que a mí paresçía 410

qu’en pequeña barca me vía çercada

de lago espantoso que me conbatía.

Non creo las ondas de santo Gulía

ninguna otra nave assí conbatieron,

nin egual tormenta los teneros sintieron 415

al tiempo que Juno más los perseguía.

 

LIII »Non vi yo a Neptuno en carro dorado

andar por el agua, como se recuenta,

quando de la madre de Amor inplorado

la flota dardania libró de tormenta. 420

Mas Tetis deessa, non punto contenta,

fendida la fusta e sus oquedades,

e juntas con ella las divinidades

del mar, aumentavan la mi sobrevienta.

 

LIV »Allí fueron sueltos los fijos de Echina 425

e de sus entrañas salían irados,

çercavan en torno toda la marina

e la navezilla de entramos los lados;

cubrían las vagas sus baxos tillados,

a Çéffiro e Noto, con su grand sequela, 430

quebravan el árbol, ronpían la vela,

e davan mis carnes a todos pescados.

 

LV »Pues sienta quien siente, si sentido basta,

después de tal sueño yo quál fincaría:

por çierto non creo que en Tebas locasta, 435

por bien que recuente su triste elegía,

la su dolor fuesse egual de la mía,

nin de la troyana, por mucho que Homero

descriva el su caso e sueño más fiero,

como soberano de la poesía. 440

 

LVI »Ya los corredores de Apolo robavan

del nuestro orizonte las obscuridades,

e las sus fermosas batallas llegavan

por los altos montes a las sumidades;

e bien como el Teucro e los eneades 445

firieron las azes e señas de Turno,

rompió la tiniebra el aire nocturno

e fizo patentes las sus claridades.

 

LVII »Las nobles servientes las ricas cortinas

corrieron del lecho, e me demostravan 450

cómo ya las lumbres, al alva confinas,

los cultivadores al campo llamavan;

e sentí compañas que murmureavan

por todo el palaçio en son de tristeza,

e yo sospechosa, pospuesta pereza, 455

temiendo inquiría de lo que tractavan.

 

De cómo fue presentada la carta de las señoras reinas de Castilla e de Portugal a la señora reina su madre. En la qual se faze mençión de la batalla e presión de los reyes e infante

LVIII »E como Fiameta con la triste nueva

que del peregrino le fue reportada,

segund la tu mano registra e aprueva,

la má fiel de aquéllas, non poco turbada, 460

la infecta carta, del lucto sellada,

con húmido viso me representó;

quál era su forma e qué concluyó

quiero te sea por mí relatada:

 

Comiença la carta

LIX »Los altos corajes, reina venerable, 465

mayormente aquellos que naturaleza

formó del comienço de sangre notable,

non deve sobrarlos alguna aspereza:

ca los que paçientes sostienen graveza

han de la Fortuna loable victoria, 470

e d’éstos fizieron los sabios memoria,

a quien non sojudga dolor nin tristeza.

 

LX »Lo qual, preçedentes recomendaçiones,

las húmiles fijas a ti recordamos,

por quanto las graves estimulaçiones 475

non somos silvestres que non las sintamos.

Mas quando en aquéllas constantes llamamos

la graçia de Aquel que fizo a Balán

mudar el intento, e tuvo el Jordán,

a todas estrellas e fados sobrarnos. 480

 

LXI »Dexado el exordio, la triste materia,

¡o muy cara madre!, conviene tocar;

ca nuevas çírcundan las playas de Yberia,

e son afirmadas por fama vulgar,

que naves son bueltas en el fondo mar 485

de los españoles contra ginoveses

e de tarentinos contra milaneses;

pues fablen poetas, que bien han lograr.

 

LXII »E çesse la pluma sotil de Lucano

de púnico bello, e non fable Homero; 490

ca por bien que canten el sitio troyano

e pinten el día de Humaçia más fiero,

si dexan las fablas e tocan el vero,

por çierto non creo poderse fallar

tan crúa batalla en tierra nin mar, 495

si el reportante non fuere grosero.

 

Comiença la batalla

LXIII »E serás tú, Ponça, jamás memorada

por esta lid fiera, cruel, sanguinosa,

e avrá tu nombre perpetua durada,

e de todas islas serás más famosa. 500

En ti fue cridada con boz pavorosa

en los dos estoles: “¡Batalla! ¡Batalla!”

Viril fue la vista que pudo miralla,

sin temor de muerte, e más que animosa.

 

LXIV »Non a tan grand ira çierto provocó 505

la muerte del çiervo al pueblo latino,

nin la de la tigre en saña inflamó

a los sucçessores del Agenorino;

nin creo ressollo libial viperino

más contaminasse ninguna ferida, 510

que fizo a la gente la espantosa crida,

por donde el effecto fadado previno,

 

LXV »Aquí las enseñas fueron desplegadas,

assí de los reyes como de varones,

e todas las naves de fecho entoldadas 515

e vistos en promto inmensos pendones:

en unos las cruzes, en otros bastones,

en los otros pomas, lirios e calderas,

en otros las jarras, en otros veneras,

en otros castillos e bravos leones. 520

 

LXVI »En la parte adversa, bien como señora

o reina de todas, era la vandera,

la qual contenía la devoradora

bixa milanesa, fiera e temedera.

E luego çercana, como compañera, 525

era la cruz, señal genovesa:

águilas e flores en la grand enpresa

honravan las proas por la delantera.

 

LXVII »Las gruessas bombardas e rebabdoquines

de nieblas fumosas el aire enllenavan, 530

assí que las islas e puertos confines

apenas se vían nin se devisavan.

Jove non se cree, quando recontavan

que vino a la niña tebana tronando,

viniesse tan fiero, el çielo inflamando, 535

como aquellas fustas quando se allegavan.

 

LXVIII »E como el granizo que fiere en linera

traído del viento aquilonar,

inmensas saetas de aquella manera

ferían los nuestros por cada logar. 540

Allí todas gentes cuitavan llamar

“¡Sant Jorge!” con furia, como quien dessea

traer a victoria la crúa pelea,

jamás non pensando poderse fartar.

 

LXIX »¿E quién contaría los muchos linajes, 545

alcuñas e reinos que allí se nombraron

de diversos modos, assí los lenguajes,

quando los estoles en uno afferraron?

Ca dubda es aquellos que más se esforçaron

a saber del cuento, poderlos contar, 550

pues solos aquellos, a quien da logar

el tiempo, diremos, e nos recontaron.

 

LXX »La gente de España llamavan “¡Aragón!”,

e todos “¡Navarra!” los de su quadrilla,

e los que guardavan el noble pendón, 555

do era pintada la fogosa silla,

llamavan “¡Mallorca, Çerdeña e Çeçilla,

Córçega e Sessa, Salerno e Taranto!”;

e todos ferían, pospuesto el espanto,

assí virilmente que era maravilla. 560

 

LXXI »Allí se nombravan los Lunas e Urrea,

Ýxar e Castro, Heredia, Alagón,

Lihori, Moncayo, Urrías, Garrea,

con otros linajes de noble nasçión.

Pues vamos aquellos que allende Monçón 565

habitan o moran, e non se detenga

el nuestro proçesso, mas presto devenga

por sus rectos cursos en la conclusión.

 

LXXII »Allí se nombravan Maças e Boyles,

Pinós e Çentellas, Soleres, Muncadas, 570

e los Arenoses, varones gentiles,

e muy muchas otras progenies honradas.

E como las flamas son más abivadas

feridas del viento, assí se abivavan,

quando sus linajes e alcuñas llamavan, 575

a fazer ningunas las lides passadas.

 

LXXIII »Allí se nombravan los de Barçelona,

e los llobregates e de Rosellón,

allí los de Prades e los de Cardona,

e los Perelloses e de Çervellón. 580

Allí muchos otros que mi locuçión

a contar non basta de perpiñaneses,

e del Prinçipadgo, de anpurdaneses,

e muchos que dexo de aquende Aviñón.

 

LXXIV »Allí se nombravan los de Sandoval, 585

los de Avellaneda e Sotomayor,

Castro e Mendoça, con saña mortal

mostravan quién eran en la grand furor.

Fajardos e Angulos, pungidos de honor,

buscavan las proas a grand diligençia; 590

Avalos e Puelles con toda femençia

non menos fazían, pospuesto temor.

 

LXXV »Las gentes contrarias llamavan “¡Milán!”,

e “¡Génova!” muchos con assaz vigor;

pues crean aquellos que creer querrán 595

tanbién el poeta como el orador,

que dubda es de reyes nin d’emperador

fallarse en las mares tal flota jamás,

tan bien ordenada nin por tal conpás,

nin tan desseosa de ganar loor. 600

 

LXXVI »Allí se nombravan Grimaldos e Doria,

Açescos, Catanios, Negros e Damar,

allí Desireo, de insigne memoria,

Espíndolas, Çíbos e luso de Mar;

gentiles Bivaldos, Marbotes, Larcar, 605

Çigaulas, Fragosos e Iustinianos,

Çibus, Çinturios e Italianos,

e otros que dexo por non dilatar.

 

LXXVII »Non son los martillos en el armería

de Milán tan prestos nin tan abivados 610

como la batalla allí se fería

con ánimos duros e muy denodados;

ca unos caían en el mar llagados

e otros en prompto las vidas perdían,

e otros sin piernas e braços se vían, 615

assí fieramente eran affincados.

 

LXXVIII »El peso de Mares non punto mostrava

favor a ningunos nin se conosçía,

assí que la brega jamás non çessava.

e de todas partes la furor ardía; 620

mas los sabios Janos con artillería

rompían las fustas e las foradavan,

e todas cautelas e artes buscavan

por haver del fecho final mejoría.

 

LXXIX »En el filo estava la lid espantosa, 625

assí como el Febo en el medio día,

tocando el effecto, dexando la glosa,

assaz trabajada la cavallería,

la prinçipal nave do la señoría

real navegava, rompidos los robres, 630

assí reçeptava las aguas salobres

que era míraglo que non se fondía.

 

LXXX »Los grandes naucheres, sentido aquel daño

universalmente, como se sentía

por toda la flota, e cruel engaño, 635

cuitavan el tracto e la pleitesía.

Mas ¿quién vos dirá la extrema porfía

que se sostenía por non se rendir?,

ca Libio dubdara poderla escrevir,

vista la deffensa que allí se fazía. 640

 

LXXXI »E como del fuego la yerva curada

veloçe s’aprende, universalmente

por toda la flota fue boz divulgada

qu’el Rey se anegava, e de continente

los nobles hermanos con toda la gente 645

sintieron aquella tristeza e dolor

que los de Cartago por su emperador,

la vez postrimera que fue padesçiente.

 

La presión de los señores reyes e infante

LXXXII »Assí, concluyendo, la flota fue presa

con todos los reyes, duques e varones, 650

e puesta en Saona la notable presa,

en lo qual acuerdan las más opiniones.

Leídos, o Reina, los tristes renglones,

pues biven, espera: que Dios es aquel

que puede librarlos, como a Daniel, 655

e fizo a David en sus inpressiones».

 

La muerte de la señora reina de Aragón, madre de los reyes

LXXXIII Leída la carta o letra, cayó

en tierra privada de fabla e sentido,

e de todo punto el ánima dio,

non menos llagada que la triste Dido. 660

E luego las otras el más dolorido

duelo començaron que jamás se falla

ser fecho en el mundo nin por la batalla

do Luçio fue muerto e Varro vençido.

 

Invocaçión

LXXXIV Aquí Caliope, Molpómene e Clío 665

e las otras musas, pues voy comediando,

dad remos e vela al flaco navío

en el fondo lago dond’entro dubdando.

Ca yo non soy Marçia, mas fuigo su vando,

nin loo las fijas del rey Perineo, 670

e vuestros favores invoco e desseo,

e qu’el sacro Apolo me vaya guiando.

 

De cómo la Fortuna en feminil forma vino a consolar a las señoras reinas e infante

LXXXV La madre de Alecto las nuestras regiones

dexara ya claras al alva lunbrosa,

assí que patentes eran las visiones, 675

e non era alguna que fuesse dubdosa,

quando en presençia la muy poderosa

deessa rodante me fue demostrada

con gran compañía, ricamente ornada,

en forma de dueña benigna e piadosa. 680

 

LXXXVI Assí como nieve por quien passa yelo,

después comovida del vulturno viento,

era su imagen e forma del çielo

e todos sus actos e su movimiento.

Assí de mirarla estava contento 685

que jamás quisiera de allí se alexara;

pues voy al arreo, e baste su cara

ser más que la luna fermosa, sin cuento.

 

LXXXVII Vestía una cota de damasco vis,

de muy fina seda e ricas labores,

de color de neta gema de Tarsis,

senbrada de estrellas de muchos colores.

Las unas mostravan los grandes calores

e otras el tiempo de fría invernada,

e otras causavan ventura menguada, 695

e otras las triunphos e grandes honores.

 

LXXXVIIII Çeñía una gruessa çinta de caderas

con doze morlanes ricamente obrados

de oro con piedras de muchas maneras,

segund que por horden serán recontados. 700

Era en el primero, de cuernos dorados

e piel, un Carnero, e luego siguiente

un Toro enplentado, fermoso e valiente,

como si corriesse, los pies levantados.

 

LXXXIX Era en el terçero Géminis gravado, 705

en el quarto Cancro, en el quinto Leo,

en el sexto Virgo, segund es pintado

en el Almagesto del rey Tolomeo;

Escorpio venía, seguiéndolo a reo,

aprés d’ellos Libra, con el Sagitario, 710

Capra en el dezeno, después d’él Acario

e último Piçis del notable arreo.

 

XC Color de la piedra de topaça fina

eran sus cabellos, dorados, eguales,

e qual es el Febo quando más se enpina, 715

e muestra e reparte sus rayos diurnales;

fermosa guirnalda de ricos metales

aquéllos premía e de perlas netas,

con siete firmalles que de las planetas

mostravan sus fuerças e çiertas señales. 720

 

XCI Era en el primero, teniente en la diestra

la voz incurvada, el grand Cultivante,

el drago impremía su mano siniestra;

e luego el segundo el fijo Tonante.

La terçera imagen era Batallante 725

sentado en un carro, armado e feroce;

pues basta lo dicho al que los conosçe,

e quien non, aprenda del rey Atalante.

 

XCII El quarto firmalle mostrava persona

de varón mançebo, muy claro, lumbroso, 730

de tres pies tenía preçiosa corona,

e alto instrumente templava curoso;

era en el quinto, de gesto amoroso,

fermosa donzella en el mar nadante;

el sexto adormía con flauta sonante 735

al pastor de lo de sueño engañoso.

 

XCIII Era en el seteno donzella en un parco

o luco arbolado, siguiendo las fieras;

con flecha tendida enbraçava el arco

segudando aquéllas fasta las riberas. 740

A ésta las ninfas eran compañeras,

tendiendo las redes, faziendo sus tiros;

eran assimesmo faunos e satiros

allí figurados, compañas ligeras.

 

Invocaçión

XCIV ¡O Musas!, mostradme las gentes insignes 745

que en este conclave vinieron presentes

de toda la tierra fasta los sus fines,

ca non fallo algunos que fuessen absentes.

Allí paresçieron los quatro potentes,

primero de todos, que por monarchía 750

hovieron del mundo total señoría,

con ricas tiaras e resplandesçientes.

 

Recuéntame los monarchas, enperadores, reyes que en esta venida acompañavan a la Fortuna

XCV Allí vi yo a Bello, a Nino e Sardana,

e vi a Egialo e al otro Nino,

vi a Fialte e aquel que la vana 755

creençia antepuso al poder divino.

Allí vi yo a Caco de monte Aventino,

Assur el pomposo, e vi más a Anteo,

con insignes otros que fueron arreo,

passado el diluvio, en error maligno. 760

 

XCVI Allí vi yo Adastro e vi a Thideo,

Ligurgo e Anfiaro e Ypomedón,

Canpaneo el sobervío, e Partinopeo,

e vi Poliniçes, graçioso varón;

Thiocles tebano, Drías e Chirón, 765

Cadino el mançebo, Alteo el fermoso,

Toante de Lenus, el muy valeroso,

Yspén, Arçenisse, Lidus e Vacón.

 

XCVII Allí vi de Greçia los nobles hermanos

con todas las gentes que assí promovieron 770

quando las montañas, las sierras, los planos,

de Frigia enllenaron e la destruyeron.

Allí sin tardança los jassios vinieron

con toda la casa del grand Laumedón,

allí paresçieron Esón e lassón 775

con los de Thesalia, que los consiguieron.

 

XCVIII Allí vi yo a Eneas, e con él Palante,

Uríalo e Niso, e vi a Lenor,

Asillas, Çineo, a Escanio el infante,

con otros varones del mesmo favor; 780

e vi los que fizo la madre de Amor

pintar en la tarja, con toda la Italia,

e los que regaron la nava farsalia

de sangre romana con loco furor.

 

XCIX Vi a Latino con muchos latinos, 785

e con él a Turno e los de Laurençia;

vi a Miçençio e los tiburtinos,

a Lauso e a Virbio de noble presençia;

vi muchos otros de aquella valençia,

Messafo e a Unbro, e vi los sabinos, 790

vi los sennitas, de memoria dignos,

con otros que hovieron de allí dependençia.

 

C Vi los Felipos e los Pharaones,

con los maçedonios e gentes de Egipto,

e vi de los tribos sus generaçiones, 795

segund que Moisén los puso en escripto.

Vi los juezes, de quien non repito

sus nombres e actos, e vi de Israel

todos los reyes que fueron en él

fasta la venida del Jhesú bendicto. 800

 

Invocaçión

CI Muchos otros dexo, porqu’el femineo

linaje non finque del todo olvidado;

pues vos que mostrastes fablar a Magneo,

otorgadme, Musas, que en metro elevado

recuente las reinas e donas de estado 805

que en este conçilio fueron ayuntadas,

de quien ya la tela cortaron las fadas,

porque el mi proçesso non quede menguado.

 

Recuéntanse las dueñas

CII Allí vi de Pigmalión el hermana,

e vi Semiramis e Pantasilea, 810

Tamaris, Marpasia, Ipólita e Ana,

e la muy famosa sebila Heritea;

vi a Casandra e vi Almatea,

e la Fectunissa, e vi a Medussa,

Ipremestra, Oenone, Laudomia e Creussa, 815

 

Erato, e Çirçe, a Manto e Medea.

CIII Vi Licomedia, e vi Erudiçe,

Emilia e Tisbe, Passiffe, Adriana,

Atalante e Fedra, e vi Cornifiçe,

e vi Semelle, fermosa tebana; 820

vi más a Europa, qual forma diafana,

e vi a Çenobia, e vi a Filomena,

Progne e Griseida, e a la madre Almena,

e las que altercaron sobre la mançana.

 

CIV Vi a Camila, e vi Penolope, 825

e ambas las griegas fermosas hermanas,

vi a Daimira e la de Redope,

e la triste Ecuba con muchas troyanas;

vi las de Tebas e las argianas

Jocasta e Argia, Ismene, Antigona, 830

vi Puliçena, Birçaida, Ansiona,

e muchas insignes matronas romanas.

 

CV Allí vi a Rea, muger de Tarquino,

Marçia e Lucreçia, Ortensia e Paulina,

Senpronia, Supliçia, Prene de Agratino, 835

Ponçia e Cornelia, Triaria e Fustina;

vi más Antonia, Julia e Agripina,

Hipo, Virginea, Broniçe, Venturia,

Proba e Majulia, Hipsicrata e Curia,

e más Fectunisba, de memoria digna. 840

 

CVI ¿Pues qué más diré?, que quantos abarca

varones e dueñas, e son memorados

en el su volumen del Triumpho, Petrarca,

allí fueron todos vistos e juntados;

los unos vestidos, los otros armados, 845

segund los pintaron las plumas discretas

de los laureados e sacros poetas

en las sus istorias, e son recontados.

 

De cómo las señoras reinas e infante se inclinaron a la Fortuna

CVII Las tres nobles dueñas, la clara deessa

vista, non tardaron, ca presto sintieron 850

que fuesse del çielo deal maestressa,

e muy reverentes a ella salieron;

e todas las otras desque assí las vieron,

fiziéronle salva, ca non denegavan

la venusta sangre, e assí lo mostravan; 855

egualmente todas callaron e oyeron.

 

Comiença el razonamiento de la Fortuna a las señoras reinas e infanta

CVIII Qual trompa çeleste e boz divinal,

començó Fortuna tal razonamiento;

«Dios vos salve, reinas del siglo humanal,

subjectas al nuestro fatal movimiento. 860

Yo soy aquella que por mandamiento

del Dios uno e trino, qu’el grand mundo rige,

e todas las cosas estando collige,

rebuelvo las ruedas del grand firmamento.

 

CIX »Yo parto los reinos, coronas e honores, 865

tiaras, inperios a vos los bivientes;

trayo en baxeza los superiores,

e sus bienes passo a muy pobres gentes.

Yo fago a los unos a tiempo plazientes,

e tristes a otros, segund la razón 870

de sus nasçimientos e costelaçíón,

e todos estados me son obedientes.

 

CX »De lo que se engendra yo soy el actora,

e quien lo corrompe non es sinon yo;

de los que más valen yo soy la señora, 875

e de mí resçiben los daños o pro.

La noble Dardania ¿quién la fabricó

desde los sellares fasta los merletes?

e puso en el agua las armas e fletes

de la gente griega que la destruyó. 880

 

CXI »Yo fize los pueblos de Tebas e Attenas,

e las sus murallas levanté del suelo;

de mí resçibieron folganças e penas,

e prósperas fize las lides de Bello.

Al ave de Jove complí de grand buelo, 885

e puse discordia entre los hermanos;

todas las cosas vienen a mis manos:

si prósperas suben, assí las assuelo.

 

CXII »Ca d’otra manera los unos serían

monarcas del mundo e grandes señores, 890

e otros languíendo, de fambre morrían,

e sin esperança las gentes menores.

Mas bien como buelvo los grandes calores

por tiempos en aguas e nieves e fríos,

assí mudo estados e los señoríos, 895

e presto por tiempo mis dulçes favores.

 

CXIII »Nin son las mis graçias e mis donadíos

de una manera, quiero que sepades,

ca bien que los parto como propios míos,

tanbién señoríos como dignidades, 900

a unos prorogo las prosperidades

de padres en fijos, e más adelante,

a otros doy sçeptro e silla triumphante,

en tanto que turan sus mesmas edades.

 

CXIV »Pero nin por tanto los tales pensad 905

non biven del todo assí reposados:

que tal fue la regla de humanidad,

después que a mis leyes fuestes soiudgados,

que a tiempo se fallan bienaventurados,

soludgan e vençen las tierras, los mares, 910

en otros les buelvo la cara de Mares,

e los dominantes fincan dominados.

 

CXV »Ca, reinas muy claras, si yo permitiera

e diera las riendas a vuestros maridos,

¿quál es el mundo que ya sostuviera 915

sus altos corajes, feroçes e ardidos?

Por cierto Levante ya dava gemidos,

e todas las Gallas e gentes d’Ungría,

e se me quexavan los del Mediodía,

assí como pueblos del todo vençidos. 920

 

CXVI »Por tanto, en effecto, la su detençión

que fuesse convino e fue destinado,

mas non vos temades de larga prisión,

como del que puede sea denegado.

Aved esperança, fuit el cuidado 925

que assí vos fatiga, tormenta e molesta,

cantad alleluya, que ya vos es presta,

e non memoredes el tiempo passado.

 

CXVII »E non solamente serán delibrados

e restituidos en sus señorías, 930

mas grandes inperios les son dedicados,

regiones, provinçias, ca todas son mías,

e d’este linaje, infinitos días

verná quien possea grand parte del mundo,

haved buen esfuerço, que en esto me fundo, 935

e çessen los plantos e las elegías.

 

CXVIII »Los quales, demás de toda la España,

havrán por heredo diversas partidas

del orbe terreno, e por grand fazaña

serán en el mundo sus obras havidas. 940

Al su iugo e mando vernán sometidas

las gentes que beven del flumen Jordán,

d’Eufrates e Ganjes, del Nilo serán

vençientes sus señas e nunca vençidas».

 

El fin que la Fortuna faze al su razonamiento

CXIX Con tales palabras dio fin al sermón 945

aquella inperante sobre los bivientes,

e non punto lata fue la esecuçión,

ca luego delante me fueron presentes

los quatro señores, libres e plazientes,

de quien mi comedia e proçesso canta, 950

pues note quien nota maravilla tanta,

e vos admiradvos, discretos oyentes.

 

Acábase el traetado llamado «Comedieta de Ponça»

CXX Con cándidos rayos forçava el aurora

la espessa tiniebla, e la compelía

a dexar la España, assí que a desora 955

la magna prinçesa e su conpañía

me fueron absentes, pues ¿quién dubdaría

si fui desplaziente o muy consolado,

visto tal caso e tan desastrado,

después convertido en tanta alegría? 960

 

Sd 58r-78v («Comiença la Comedieta de Ponça»), Ma 60r-81v («La Comedieta de Ponça»), Mn 71r-91r («La Comedieta de Ponza»), MLc 30v-39v (sin rúbrica), Sa 18v-38v («Tractado que fizo el muy noble cavallero don Ynigo Lopes de Mendoça, Marqués de Santillana e Conde del Real, al muy virtuoso Rey d’Aragón don Alfonso e al muy virtuoso Rey de Navarra e al Infante don Enrique e al Infante don Pedro e a la Reina de Castilla e a la de Portugal, sobre la presión de los dichos reyes e infante, llamado Comedieta de Ponça»), Sx 95r-101v («Dezir que fizo el Marqués de Santillana al muy virtuoso Rey de Aragón e al muy [virtuoso] Rey de Navarra, el Infante don Enrique e Infante don Pedro e Reina de Castilla e Reina de Portugal, sobre la prisión de los dichos reyes e infantes, llamado Comedieta de Ponça»), MH 59v-80r («Comiença el tractado llamado Comedieta de Ponça, el qual fizo el señor Ynigo Lopes de Mendoça, señor de la Vega»), OC 82r-103v («Tratado llamado Comedieta de Ponça, ordenado por el dicho señor Marqués de Santillana

 

1. Este comienzo del poema recuerda, como señala R. Lapesa, La obra literaria..., cit., p. 143, n. 77, el decir de Gonzalo Martínez de Medina la muerte de Diego López de Stúñiga y Juan de Velasco, recogido en el Cancionero de Baena, núm. 338: «Oíd la mi boz todos los potentes / a quien aministra sus casos Fortuna, / ved los juizios atan exçelentes / más soberanos qu’el sol e la luna; / mirad lo que fizo la alta coluna / de los que reinavan el tiempo pasado, / catad la sobervia e tan alto estado / ser convertido en cosa ninguna».

dubitantes: “los que dudáis”, lat. dubitare “dudar, vacilar”.

2. humanales: por “humanos”; la formación de adjetivos derivados en -alis fue procedimiento frecuente en el latín escolástico medieval (vid. M.a Rosa Lida de Malkiel, Juan de Mena..., cit., p. 268 y n.); la presencia de este tipo de adjetivos es muy intensa en el poema de Santillana: vv. 4, 262, 283, 389, 716, 851, 859, etc.

6. superiora: forma analógica para el femenino del adjetivo invariable, procedimiento bastante generalizado en la época (común: comuna) (cf. R. Menéndez Pidal, Manual de gramática histórica, p. 219).

 

sobre la prisión del rey don Alonso de Aragón e del rey don Juan de Navarra e infante don Enrique, sus ermanos, quando fueron desbaratados e presos en la batalla que ovieron sobre mar con los genoveses»), TO 60r-78v («Comedieta de Ponça que compuso el señor Marqués de Santillana»), YPh 57r-75r («Comedieta de Ponça que compuso el señor Marqués de Santillana»), Mi 255r-263r («Comiença la Comedieta de Ponça», precede al texto la Carta a doña Violante), Ph 98r-127v («Comiença Comedieta de Ponça», trambién con la carta), Pa 93v-102v («Aci comiença la Comedieta de Ponça»), Pe I50v-175v («Aci comiença la Comedieta de Ponça»), Pg 2r-21v («Comiença la Comedieta de Ponça», con la carta), R 197v-217r («Comedieta de Ponça», también con la carta al frente), SM 2v-32v («Comedieta de Ponça», con la carta), NY 280-309 («La Comedieta de Ponça, fecha por Inyego Lopis de Mandoça, Marqués de Santillana»), BC 52r-72r («Assi comiença la Comedieta de Ponça, la qual fizo Yniego López de Mendoça»), VBd 40v-48v («Aquí fenece el tratado de la fortuna e comiença la Comedieta de Ponça del sobredicho Marqués, de cómo fueron pressos los Reys de Aragón e de Navarra e el infante don Enrique e don Pedro e los otros cavalleros, año de 1436 por los ginoveses»). Recientemente Maxim P. A. Kerkhof ha publicado la edición crítica de la obra, Marqués de Santillana, Comedieta de Ponça, Madrid, Espasa Calpe, 1987 (en ella revisa y actualiza otras anteriores ediciones suyas: la publicada en la Universidad de Groninga, 1976, y la publicada en Madrid, Cátedra, 1986; Carla De Nigris y Emilia Sorvillo, «Note sulla tradizione manoscritta della Comedieta de Ponça», Medioevo Romanzo, V, 1978, pp. 100-128, introdujeron algunas precisiones en el stemma y propusieron algunas enmiendas al texto crítico).

Texto base: Sd. Para el aparato de variantes remito a la citada edición de M. Kerkhof. La «Carta a doña Violante de Prades», con la que encabezan el texto algunos manuscritos, puede verse en nuestro Apéndice II.