Popularización de la ciencia desde la zona costera - Guillermo García Montero - E-Book

Popularización de la ciencia desde la zona costera E-Book

Guillermo García Montero

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Beschreibung

Para la conservación del medioambiente, debe lograrse la educación de la población en ese sentido, de tal forma que puedan sumarse más personas que se proyecten hacia este fin y que estén conscientes de lo que debe hacerse y su por qué. Por tanto, la popularización de la ciencia se convierte en un medio para alcanzar este objetivo. En esta obra, el autor, con una experiencia de más de 50 años relacionados con las actividades marinas, los ecosistemas y su preservación, pretende contribuir al conocimiento de la importancia de las zonas costeras, los seres vivos que en ellas se encuentran, así como otras manifestaciones de la naturaleza.

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Seitenzahl: 139

Veröffentlichungsjahr: 2024

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Edición: Neyda Izquierdo Ramos y Miriam Raya Hernández

Diseño interior y cubierta: Yisell Llanes Cuellar

Corrección: Lic. Carlos A. Andino Rodríguez

Composición: Madeline Martí del Sol

© Guillermo García Montero, 2021

© Sobre la presente edición:

Editorial Científico-Técnica, 2022

ISBN 9789590512797

Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinión, por escrito, acerca de este libro y de nuestras ediciones.

INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO

Editorial Científico-Técnica

Calle 14, no. 4104, entre 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba

[email protected]

www.nuevomilenio.cult.cu

Índice de contenido
Palabras al lector
Pensamientos de Fidel
Introducción
Zona costera. Sus principales problemas
Popularización de la ciencia sobre la zona costera
La ciencia en el manejo de la zona costera
Resiliencia, percepción del riesgo y manejo integrado de la zona costera
Aumento de la resiliencia ante los impactos climáticos
¿Cómo y por qué está cambiando el clima?
¿Cómo el cambio climático está impactando al océano?
Calentamiento del océano
Acidificación del océano
Eventos climáticos extremos
Aumento del nivel del mar
Mar Caribe y las pequeñas islas
Conclusiones
Bibliografía
Datos de autor

Palabras al lector

Con el propósito de que el lector adquiera un mayor conocimiento sobre qué es la zona costera, la resiliencia de ecosistemas y la percepción de riesgos, se exponen en la presente obra algunos conceptos y reflexiones que se espera contribuyan a ello.

También se destaca el importante papel de la ciencia, la educación, la información, la divulgación y la popularización, así como las principales acciones para el adecuado manejo, de manera que se entiendan mejor las actitudes y acciones que se pueden, y deben realizar, para lograr un uso sostenible de este importante recurso que privilegia a nuestro país.

Asimismo, se precisa tener un adecuado conocimiento de la resiliencia para “comprender” mejor los ecosistemas, pues si “se entiende” esto, se manejará con más eficiencia, ante los efectos del cambio climático y otros efectos adversos. Se requiere también una percepción de los riesgos que nos permita reaccionar adecuadamente ante los diferentes peligros que nos pueden afectar, incluidos los efectos adversos de los fenómenos climáticos —como los que ocurren en el mar y las costas, con particular referencia a las penetraciones del mar, por efecto de los vientos intensos— a causa de los huracanes, así como otros fenómenos meteorológicos. Por otra parte, es necesario implementar el manejo integrado de la zona costera, como herramienta básica, para contribuir al logro del manejo sostenible de nuestros recursos marinos y costeros.

Como se puede apreciar a lo largo de esta obra, son inmensos y diversos los recursos que nos ofrece la zona costera, desde los físicos hasta los de carácter más espiritual. Pero para lograr que se adquiera una participación plena por parte de toda la sociedad en cuanto a su autoprotección y usos adecuados, los científicos tienen que ser capaces de lograr que sus resultados sean comprensibles y aplicados, así como entendidos por todos, en el menor tiempo posible.

Se requiere por tanto que se emplee un lenguaje sencillo que posibilite la comprensión de los resultados de las investigaciones realizadas, lo que contribuirá a incrementar la cultura científica.

Se impone así, acercar la ciencia cada vez más al público en general, o sea, lograr su popularización, que no es más que el establecimiento de un diálogo entre ciencia y sociedad.

Se espera que este libro estimule a los científicos y a aquellos que divulgan los resultados de las ciencias marinas a acercar un poco más el conocimiento sobre nuestra zona costera a la sociedad cubana, a la que hay que sensibilizar, precisamente porque vivimos en un archipiélago donde este recurso natural representa un aporte vital para la economía, por lo que su cuidado y protección es esencial.

Si esto se lograra, seguro se estará contribuyendo al conocimiento de nuestros ecosistemas marinos y costeros, a su protección ante los riesgos y al desarrollo sostenible del país.

Pensamientos de Fidel

Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre…

…Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer…

…Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza…

…Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación…

…Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo…1

1 Fidel Castro Ruz: Del discurso pronunciado en la Conferencia Cumbre de Naciones Unidas de Río de Janeiro sobre Medio Ambiente y Desarrollo. 12 de junio de 1992.

“El futuro de nuestra patria tiene que ser un futuro de hombres de ciencia, tienen que ser un futuro de hombres de pensamiento…”.2

2 Fidel Castro Ruz: Acto Sociedad Espeleológica de Cuba, Academia de Ciencias, 15 de enero de 1960.

“Somos una isla rodeada de agua por todas partes, no podemos estar de espaldas al mar, tenemos que darle el frente al mar, y avanzar en el mar, y crear esa conciencia en nuestros jóvenes”.3

3 Fidel Castro Ruz: Discurso pronunciado con pescadores de Cárdenas, 18 de junio de 1963.

“Educar es todo, educar es sembrar valores, es desarrollar una ética, una actitud ante la vida. Educar es sembrar sentimientos. Educar en buscar todo lo bueno que pueda estar en el alma de un ser humano, cuyo desarrollo es una lucha de contrarios, tendencias instintivas al egoísmo y otras actitudes que han de ser contrarrestadas y solo pueden ser contrarrestadas por la conciencia…”.4

4 Fidel Castro Ruz: Primer curso emergente de formación de maestros primarios, el 15 de marzo de 2001.

“No renunciaremos jamás a la integración, ni a seguir formando jóvenes con esa capacidad científica que respondan a los nuevos retos que enfrenta la humanidad en el siglo venidero…”.5

5 Fidel Castro Ruz: Convención de las Naciones Unidas de lucha contra la Desertificación y la Sequía, 2 de septiembre, 2003.

Agradecimientos para Argelia, mi esposa.

Introducción

Por su cercanía al hombre y por constituir un recurso de incalculable valor económico y social, la zona costera ha sido usada de manera intensiva y extensiva desde épocas remotas para los más diversos propósitos. Y esto ha ocurrido sin que la sociedad se haya preparado adecuadamente para determinar en qué medida se ha afectado este recurso, en particular sus ecosistemas y así adoptar medidas urgentes que contribuyan a evitar o a mitigar efectos indeseables.

Lo lamentable es que esto ha estado determinado por los evidentes signos de deterioro del espacio costero, como consecuencia lógica de la presión que el hombre ha ejercido sobre este, por las necesidades del desarrollo económico y social. Los problemas y síntomas de deterioro se fueron generalizando, y se hicieron evidentes en la misma medida que la sociedad demandaba más espacios y recursos para su desarrollo (García Montero, G., 2003).

Diferentes sectores de la sociedad comenzaron a identificar entonces la urgente necesidad de administrar el espacio costero de manera responsable, con inteligencia y sabiduría. Sectores influyentes de la sociedad —entiéndase políticos, administradores, artistas y hombres de ciencia— comenzaron a entender de una manera más clara e inteligente que la zona costera es mucho más que una franja de mar con una línea fronteriza en la tierra, o viceversa, como se expondrá más adelante.

La República de Cuba es parte de esta importante y positiva evolución en torno a los asuntos marinos y costeros, y eso ocurre desde el mismo comienzo de la Revolución. Puede afirmarse que una conciencia acerca de esta realidad surge en los últimos 60 años, cuando Fidel acuñara su famosa frase “…El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia…” (Fidel Castro, 1960) y la Revolución comenzara a abrir centros científicos, con su firme decisión de hacer realidad esa clara idea.

Aún cuando le queda todo un camino por recorrer, la zona costera del archipiélago cubano ha sido estudiada desde los mismos inicios del proceso revolucionario, cuando existía el Centro de Investigaciones Pesqueras, y tan temprano como junio de 1959 cuando se creó el Acuario Nacional de Cuba, que abrió sus puertas al público en enero de 1960. Más tarde, en 1965, se creó el Instituto de Oceanología (actualmente Instituto de Ciencias del Mar-ICIMAR), en aquel entonces perteneciente a la Academia de Ciencias de Cuba (hoy Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente) y cuyo origen fue el Acuario Nacional de Cuba. A lo largo de los años han surgido nuevas instituciones como el Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana y el Centro de Investigaciones y Manejo Ambiental de Bahías del Ministerio de Transporte, que han continuado realizando investigaciones en torno a este importante y necesario recurso (García Montero, G., 2009).

Si se tiene en cuenta que el cambio climático es una realidad, dados los evidentes impactos a nuestro país por su condición de archipiélago, y como resultado de un riguroso proceso de actualización de las investigaciones para el enfrentamiento al cambio climático, se aprobó en abril de 2017 el Plan de Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático en la República de Cuba, 2017 (“Tarea Vida”, 2017) donde los resultados científicos son la base en la que se fundamenta el Estado y Gobierno Cubanos para la adopción de decisiones. Con anterioridad, en 2008, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, crea el denominado macroproyecto “Escenarios de peligro y vulnerabilidad de la zona costera cubana asociados al ascenso del medio del mar para los años 2050 y 2100”. Ello pone de manifiesto que uno de los pilares básicos de la Revolución Cubana, desde sus inicios, ha sido el trabajo científico y educativo por un medio ambiente sano y sostenible.

Algunos datos de interés del archipiélago cubano (García Montero, G., 2017) se pueden encontrar en la tabla 1, indican que está situado en la zona noroeste del Mar Caribe, entre la América del Norte, la América Central y la América del Sur. El archipiélago se localiza entre los 19°49’36” y 23°17’07” de Latitud Norte, los 74°07’52” y 84°57’54” de Longitud Oeste. Como puede apreciarse en cualquier mapa, actúa como una frontera natural entre el Mar Caribe, el Golfo de México y el Océano Atlántico, a los cuales deja cuatro vías de interconexión a través del Canal de Yucatán, el Estrecho de la Florida, el Canal Viejo de Bahamas y el Paso de los Vientos.

El archipiélago está formado por la isla de Cuba, la Isla de la Juventud y más de 4000 cayos y cayuelos. La isla de Cuba se ubica en el extremo occidental de las Antillas Mayores y es la mayor de ellas. Limita al norte con el Estrecho de la Florida, el Canal de las Bahamas y el Océano Atlántico, al este con el Paso de los Vientos, al sur con el Mar Caribe y al oeste con el Canal de Yucatán.

La longitud total de sus costas alcanza los 6000 km en todo el archipiélago —con 5746 km para la isla de Cuba y 229 km para la Isla de la Juventud, en tanto su superficie terrestre total asciende a casi 111 000 km2 (unos 105 000 km2 para la isla de Cuba). Posee una plataforma insular de aguas someras con una profundidad promedio de entre 6 m y 8 m. Está formada principalmente por planicies submarinas, con un área total aproximada de 67 832 km2.

La plataforma geográficamente, posee cuatro zonas principales:

Zona NW 3949 km2.Zona NE 10 115 km2.Zona SE 17 992 km2.Zona SW 20 870 km2.

Cada una de estas zonas de la plataforma insular constituyen los elementos más importantes de la interface mar abierto-línea de costa. Los procesos de las áreas costeras colindantes con estas zonas de plataforma están influidos en parte por las características oceanográficas y geológicas de ellas.

La Isla tiene una longitud aproximada de 1200 km con un ancho máximo de 191 km en la región oriental y un ancho mínimo de 31 km en su región occidental. Es la mayor del Archipiélago, su espacio costero es prácticamente toda la isla y, en consecuencia, su población es en mayoría costera.

Los puntos excepcionales más alejados del mar se encuentran a una distancia máxima aproximada de 60 km de la línea de costa. Del total de la población actual, estimada en 11,2 millones de habitantes (ONEI, Anuario Estadístico de Cuba, 2019) existen aproximadamente 250 asentamientos humanos que totalizan más de 3,5 millones de habitantes, incluyendo la ciudad de La Habana, en una franja de solo unos pocos kilómetros.

Entre los accidentes geográficos más apreciados de la Isla se encuentran las bahías, las cuales, por ser mayormente abrigadas y profundas, constituyen valiosos recursos naturales del país. En esta se encuentran más de 20 bahías de magníficas condiciones. Entre las más importantes destacan las bahías de Nipe, de Nuevitas, Cienfuegos, La Habana, Matanzas y Santiago de Cuba, así como también Bahía Honda, Cabañas, Mariel, Puerto Padre, Gibara, Banes y Guantánamo.

La temperatura media anual en el Archipiélago es de unos 25,4 °C, con una humedad relativa de 80 % (Fonseca-Rivera, C. 2020). Rev. Cubana de Meteorología, vol. 26, no. 4(2020). Sus condiciones climáticas constituyen uno de los principales atractivos de sus características físico-geográficas.

Por su forma larga y estrecha, orientada de este a oeste, Cuba no posee ríos largos y caudalosos. Entre los ríos más importantes se encuentran: Cauto, Toa, Sagua La Grande, Zaza y Caonao, localizados todos en las regiones central y oriental de la isla.

La isla posee 630 cuencas hidrográficas de dimensiones superiores a los 5 km2. De estas 85 % no rebasan los 200 km2 y la longitud de la corriente superficial es inferior a 40 km. El territorio cubano ocupado por cuencas hidrográficas superficiales asciende a unos 82 000 km2, mientras que algo más de 26 000 km2 son áreas sin red fluvial definida, ciénagas, etc. Esto significa que prácticamente no hay punto de la geografía cubana que quede fuera de una cuenca, ya sea superficial o subterránea.

Las áreas de montañas en forma de cadenas, resultan relativamente poco elevadas. Estas cadenas de montañas atraviesan diversas partes del territorio y entre las más notables se encuentran: las sierras del Rosario en la región occidental; la sierra de Trinidad, en la región central y la Sierra Maestra en la región oriental. En esta última se encuentra el Pico Real del Turquino, la mayor elevación de Cuba, con una altura de 1974 m sobre el nivel del mar.

La zona costera del archipiélago cubano está formada por un variado conjunto de ecosistemas entre los que destacan: los humedales (pantanos y áreas cenagosas) las lagunas costeras, los pastos marinos, los fondos blandos, el litoral rocoso, los arrecifes coralinos, los manglares y las playas de arena. Estos tres últimos se encuentran entre los más importantes ecosistemas y constituyen elementos fundamentales para la sustentabilidad porque:

Son el asiento de la casi totalidad de los recursos de la biodiversidad marina del país. Desempeñan un papel vital en la reproducción, cría y alimentación de las más importantes especies comerciales.Algunos de ellos son, al mismo tiempo, elementos indispensables para el aporte de energía al medio.Constituyen también las más eficientes estructuras de que pueda disponer el hombre para la defensa natural de las costas.Constituyen importantes fuentes de recursos vivos y no-vivos.Son de manera definitiva las más importantes áreas para el desarrollo socioeconómico del país.

Entre los principales ecosistemas de la zona marino-costera, se pueden mencionar los siguientes:

Arrecifes coralinos: las formaciones de arrecifes coralinos se encuentran distribuidas a todo lo largo y ancho del Archipiélago: abarcan una longitud aproximada total de 3200 km. Las regiones más importantes de formaciones coralinas se encuentran en la zona centro-occidental de la Isla, en el Archipiélago Sabana-Camagüey, que alberga una de las barreras de coral más importantes a escala mundial. También se encuentran formaciones coralinas importantes en la región sur-occidental, con el Archipiélago de los Canarreos; y en la región sur-oriental, con el Archipiélago Jardines de la Reina. La abundancia de corales en todo el Archipiélago Cubano se calcula en unas sesenta especies de quince familias, orden Scleractinia.

Manglares: los manglares ocupan una superficie de más de 5300 km2