Por qué esperar a la vejez para volver a volar - José Alberto Ordoñez Mantilla - E-Book

Por qué esperar a la vejez para volver a volar E-Book

José Alberto Ordoñez Mantilla

0,0
4,99 €

oder
-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

Esta fábula gerencial y humana trata la historia de un desastre (terremoto) en un sitio selvático y de sabana. Y cómo en medio de lo sucedido un grupo de animales sobrevivientes logran apoyarse y trabajar en equipo para salir de donde han quedado bloqueados, descubriendo en el transcurrir de los días, habilidades y características de liderazgo y calidad, que quizá no habían utilizado al máximo. Todo esto al final les permite no sólo reencontrarse con sus grupos de origen sino ir mucho más allá y lograr una mejora y cambio de fondo para todas las especies, incluida la humana.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



¿POR QUÉ ESPERAR LA VEJEZ PARA VOLVER A VOLAR?

© José Alberto Ordóñez Mantilla

© ¿POR QUÉ ESPERAR LA VEJEZ PARA VOLVER A VOLAR?

ISBN digital: 978-84-686-4681-7

Impreso en España

Editado por Bubok Publishing S.L.

Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Agradecimientos y Dedicatoria:

A Dios,

A mi hijo Juan Felipe,

A mi esposa Cristina,

A mi madre Teresa y mi padre Rafael (QEPD),

A mi abuela Gerardina (QEPD) quien creyó en que yo escribiría,

A mi sobrino Adrian Sayari Sánchez Ordóñez.

Al Dr Walter Dresel,

A mis hermanos, sobrinos y demás familiares,

A mis amigos que me conocerán otro poco,

A todos los lectores, esperando lo disfruten,

A todos, que somos parte de un Todo.

Gracias.

PROLOGO

Por el DR WALTER DRESEL

Cuando el Sr. José Alberto Ordoñez tuvo la deferencia de convocarme a los efectos de que escribiera el prólogo de este libro, confieso que no tenía idea de su contenido ni de su potencial alcance.

Una vez recibido el material y superadas algunas peripecias vinculadas a mi doble profesión de médico y escritor, me involucré en la lectura del mismo, sintiéndome atrapado desde la primera página.

Ordoñez logra a través de sus personajes principales, Kaoyem, Nalime, Orjupa, Taquito y Alefa, una conjunción perfecta de lo que significa en primer lugar la solidaridad, el trabajo en equipo, la actitud , el pensamiento positivo y el proceso de mejora continua, que no es otra cosa que trabajar para la Excelencia.

Pero no solo logra a través de sus agudas apreciaciones deslizar una sana crítica a las acciones de los seres humanos, supuestamente superiores, sino que también armoniza conceptos que durante muchos años fueron casi exclusivos del mundo empresarial y que aquí el autor los plasma como elementos fundamentales y prioritarios para la vida de hombres y mujeres.

A partir de un fenómeno traumático de la Naturaleza como es un terremoto, los distintos personajes, con sus fortalezas y con sus debilidades, logran formar un equipo que va sorteando una a una las dificultades hasta lograr su objetivo.

Es excelente el rol que le compete a Nalime la hormiguita, que ejerce el liderazgo en su concepción más completa y que más allá de su pequeñísimo tamaño fue capaz de estimular, organizar y modificar en primera instancia la actitud de Kaoyem, quien se había retirado a morir, siguiendo la costumbre de sus pares.

Cada uno de los personajes está creado con amor, con visión singular y a la vez corporativa, logrando finalmente una conjunción de metas, más allá de las diferencias de cada uno de ellos.

Las dificultades se van resolviendo con el aporte de todos y de cada uno y aún en el desconcierto y en la angustia de hallar a sus manadas, predomina la esperanza, el deseo de ayudar al otro y de construir entre todos un final feliz. Es de destacar el pensamiento del autor en lo referente a la importancia de ser mejores cada día, aplicado no solo a la situación puntual que es el eje central de la obra, sino también al lector que se acercará a este original libro.

En conclusión querido lector, tú podrás ver como las crisis en la vida, son no solo una amenaza, sino una oportunidad de crecimiento y de desarrollo personal. También visualizarás como la suma de los esfuerzos individuales culmina en una acción mancomunada que lima asperezas y lleva a la superficie lo mejor de cada uno.

Felicitaciones amigo Ordoñez. Le auguro un éxito rotundo con esta obra que muestra con claridad meridiana y a la vez con la profundidad necesaria, como debemos actuar los seres humanos y como a la vez debemos reflejarnos en la actitud de estos hermanos de la Creación que nos dan una lección de vida y que cobran una dimensión extraordinaria a través de su fino relato.

Dr. Walter Dresel

 

 

 

 

 

Capítulo 1.ESPERANZA

 

 

 

“La catástrofe que tanto te preocupa, a menudo resulta ser menos horrible en la realidad, de lo que fue en tu imaginación” Wayne Dyer.

 

Por qué no perder la esperanza, más aún en los momentos difíciles?

 

Kaoyem, el viejo ganso, venía cada día peor, pero aquel martes soleado, ya no resistiría más? Empezó a volar como haciendo ondas en el aire; tomaba fuerzas y subía, las perdía y bajaba. El líder del Equipo sabía lo que debía hacer, pues era la enseñanza aprendida por tradición desde pequeño, en estos casos, así que con una señal sutil (imperceptible para el más sensible de los seres humanos), hecha con sus alas en pleno vuelo, dio la indicación para que dos gansos se quedaran y acompañaran a Kaoyem en su descenso y deceso y así lo hicieron.

El equipo aceleró el vuelo, excepto los dos gansos designados y Kaoyem entendió que debía comenzar su último vuelo a tierra, de donde no volvería a elevarse.

Una vez en tierra Kaoyem expreso sus últimos deseos a sus honrados acompañantes:

“Tengo sed y frío. Por favor traigan agua y algo con que cubrirme. Creo será lo único que necesite muchachos. El resto lo haré con mi mente pues allí tengo los recuerdos y sueños, suficientes para concluir esta bella existencia”

Los dos jóvenes gansos hacen caso a Kaoyem y van en busca de agua y abrigo; al poco rato traen el pedido del viejo ganso, en un pequeño tronco cerrado traen el agua y para el abrigo unas hojas suaves y gruesas. Kaoyem bebe un poco de agua y queda el resto a su lado; acomoda un poco las hojas y se cubre con ellas. Luego se dirige a los jóvenes:

“Bien. Gracias muchachos, creo que se pueden ir ahora” pero los jóvenes gansos se miraron y uno de ellos dijo:

“Con mucho respeto señor, pero la costumbre nos indica que debemos esperar a que, a que…”

“A que yo muera” completó Kaoyem “si sé que esa es la costumbre, pero, si mi muerte está muy cerca y es cuestión de horas, quisiera estar sólo para ese momento, es un favor especial que les pido”

El joven ganso replicó: “Pero señor Kaoyem usted sabe que es nuestra obligación acompañarlo y no dejarlo hasta el final; si lo dejamos el grupo podría enterarse y seríamos expulsados”

Kaoyem lo piensa un rato y se expresa tratando de ser más convincente:

“No me están dejando, sólo se estarían adelantando un poco a mi final, pueden reportar al grupo que culminaron su tarea como siempre es acordada. Yo también tuve ésta tarea de ustedes y aunque en la mayoría de las veces fue hasta el final, en un par de ocasiones fue el deseo de quien moría estar sólo y yo lo respeté. Lo que quiero decirles es que no estarán faltando a su misión, ya la han cumplido, pues cuando alcancen al grupo yo ya habré muerto”

Los dos jóvenes gansos de nuevo se miraron y el que no había hablado dijo:

“Bien, creo que por respeto a su decisión así lo haremos. Sólo cubriremos un poco más el sitio para evitar que algún animal lo… moleste”. Y así lo hicieron, lo rodearon un poco de hojas y pequeños troncos y se despidieron:

“Buen viaje muchachos”, dijo Kaoyem.

A lo que en coro, sus acompañantes respondieron: “Buen viaje Señor Kaoyem” y emprendieron el vuelo.

Kaoyem, entonces dio un fuerte suspiro y comenzó a viajar con su mente hacia el pasado, empezando por su niñez o poyuelez? Bueno en fin, recordó cuando estaba comenzando a volar y sus padres lo estimulaban positivamente a hacerlo:

“Vamos Kaoyem” le decía su padre, “tu como nosotros, puedes hacerlo y debes hacerlo. Si tienes un don debes utilizarlo y nosotros los gansos tenemos el don de volar por los aires. Anda inténtalo de nuevo”

Enseguida recordó el día que, poco después de aprender a volar se lastimó un ala y su madre haciéndole una curación le dijo:

“Kaoyem, estarás bien, nosotros nos recuperamos rápidamente”

“Y si un día no puedo volar, mami” pregunto el pequeño Kaoyem.

“Siempre podrás hacerlo” respondió ella, agregando: “si algún día no pudieras con las alas, podrás con tu mente y la fuerza de tu corazón”

Kaoyem sonrió, pues se dio cuenta que estaba ahora en ese segundo vuelo que le había explicado su madre y sólo ahora entendía bien a lo que ella se refería.

Estando en medio de estos primeros ‘aletazos’ de su vuelo mental y emocional, Kaoyem siente que todo comienza a moverse fuertemente; es un terremoto. Se escuchan sonidos de diferentes animales, caídas de piedras y de árboles muy cerca de donde él está.

También se observan corriendo por diferentes partes, separados de sus respectivas manadas: un león, un elefante y un castor, entre otros animales. Grupos grandes de aves han volado lejos del lugar,

El movimiento se está deteniendo aunque siguen cayendo árboles y piedras. Queda un gran silencio y mucha desolación.

El terremoto ha terminado. Muchos animales han muerto; otros tantos han quedado heridos y algunos, separados de sus manadas por árboles y rocas.

Kaoyem observa a su alrededor y habla para sí:

‘Que cosas! Nunca se termina de aprender. Esto ha de ser lo que escuche algunas veces que llaman terremoto. Se parece a cuando en el aire llegaba una corriente fuerte inesperada y nos golpeaba. Teníamos que dejarnos llevar y luego desviarnos suavemente dentro de su ritmo. Claro que aquí el problema adicional es la caída de árboles, piedras y demás. Seguramente como escuche en otros casos, hay animales muertos y heridos.’

‘Efectivamente señor ganso, dijo una voz cercana.’

‘Quien habla’, dijo Kaoyem, observando a su alrededor pero sin ver a nadie.

‘Aquí arribita a tu derecha, sobre la piedra verdosa. Soy una hormiga. Mi nombre es Nalime. Ya me ves? Aquí donde se mueve la hojita.’

‘Si ya te veo. Por un momento creí que ya había muerto y comenzaba a escuchar voces de mi nuevo destino. Mi nombre es Kaoyem y soy un ganso’

Nalime lo piensa un poco y se dirige de nuevo a Kaoyem:

‘Es decir que te asusto mucho el terremoto y creíste que morirías. Te golpeo algo o por qué no elevaste vuelo entonces?’

Kaoyem sonriendo responde:

‘No, no estoy muriendo por el terremoto y ya no tengo fuerzas para volar’.

Nalme un poco incrédula y algo molesta:

‘Como que ya no tienes fuerzas para volar. Si tienes alientos para hablar también podrás volar’

‘No es así Nalime’ respondiendo Kaoyem, ‘tú sabes que muchos hablan y lo que dicen no siempre se traduce en acciones’.

Nalime pensativa de nuevo, responde:

‘Eso no lo entiendo. Nosotras las hormigas, lo que pensamos y hablamos lo hacemos, por eso trabajamos continuamente, construyendo los sueños que se nos ocurren’

‘Pues que bueno Nalime, ojala y todos fuésemos así’

Nalime lo observa más de cerca y como no lo ve herido…:

‘Oye Kaoyem pero porque dices que estas muriendo. Yo te veo bien. No se te ve herido ni enfermo’

Kaoyem sonriendo de nuevo:

‘Como en muchos casos Nalime. La muerte se esconde tras apariencias y aunque la vejez no es una enfermedad por sí sola, trae consigo muchas que sí lo son y aun siendo leves, al sumarse unas con otras te acaban’

Nalime insiste en animar a Kaoyem; piensa: ‘he animado a equipos completos de hormigas a hacer cosas entonces puedo animar a éste ganso a levantarse de donde está’ y luego habla de nuevo al ganso:

‘Kaoyem pero tampoco te ves viejo o es que ustedes los gansos son de esos que comienzan a hablar de la vejez y a sentirse viejos desde mucho tiempo antes de envejecer de verdad?’

Kaoyem, respira profundo y dice: ‘gracias por el cumplido, pero no Nalime no somos de esos. La realidad es que tengo 16 años y en los gansos es una edad por encima del promedio para morir. Ya superé la expectativa de vida de mi especie’

Nalime reflexionando, ‘por encima del promedio, expectativa de vida? Pero quien dijo que uno debía morir cuando otros con sus opiniones así lo quieren determinar?

‘Nalime no es que otros lo determinen, las opiniones han salido de la tradición que generación tras generación nos cuenta cuantos años han vivido normalmente los gansos’

Nalime agrega: ‘pues mira Kaoyem, nosotras las hormigas existimos como especie hace miles de años según he escuchado y sobre la muerte no he escuchado que se diga que normalmente morimos de tantos años, meses o días’

Kaoyem un poco sorprendido: ‘bueno Nalime quizá ustedes no piensan mucho en el futuro y tampoco en la muerte’

Nalime un poco seria: ‘claro que pensamos en el futuro, pero vivimos en el presente y desde ese punto de vista que interesa si vives uno o cien años, lo que interesa es como vives y que tanto das hoy. Si día a día das lo mejor, el futuro siempre será bueno’

A lo cual Kaoyem agrega, ‘Gracias por tu compañía Nalime pero creo que debes buscar a tu familia o colonia o no sé cómo los llames’

Nalime: ‘eso quiere decir que te aburrí y prefieres que me aleje?’

Kaoyem: ‘no Nalime no eres aburrida, pero necesito estar sólo para morir’

Nalime dijo: ‘no entiendo porque insistes en morir. Sabes cuantos animales de los que murieron hace unos minutos por el terremoto, quisieran poder estar respirando como tú para luchar por sobrevivir?’

Kaoyem respondió: ‘no le veo mucha relación y no es mi culpa el terremoto’

Nalime un poco molesta dijo:

No le ves relación? Que ego tienes. No he dicho que sea tu culpa el terremoto. Muchas cosas que suceden no son nuestra culpa pero la forma como reaccionamos ante ellas si y como actuamos con los demás también.

Kaoyem entonces dijo: bien Nalime, no era mi intención molestarte. Creo que es mejor para los dos que me dejes sólo.

Nalime respondió: si claro que te dejaré sólo pero luego regresaré. No me doy por vencida tan fácilmente. (se voltea y sale corriendo a buscar ayuda).

Kaoyem dijo: ahh que hormiga tan terca. Ojala y se ocupe por ahí en algo y no regrese por aquí.

Nalime está buscando a alguien que le ayude para sacar al ganso Kaoyem de donde está pero no encuentra a nadie. De pronto se detiene y mira a su alrededor y un poco lejos ve moverse algo así que se dirige hacia allá.

Entonces ve salir tras de los arbustos a un castor joven al cual saluda:

‘Buenos días seños castor’.

El castor un poco sorprendido: ‘quien me habla?’

‘Aquí abajo soy yo la hormiga Nalime’

El Castor preguntó: ‘ohh, que tal pequeña, como te fue de terremoto?

Nalime respondió: ‘pues muy bien porque estoy viva. Y a ti…’

El castor interrumpió: ‘Taquito es mi nombre. Bien; me quede sin vivienda pero total, era sólo una casa. Estoy vivo y sano, así que podré construir otra.’

Muy animada Nalime dijo: ‘esa es la actitud que me gusta y a propósito, te gustaría colaborarme para ayudar a otro animal que no está tan bien como nosotros?’

Taquito respondió: claro que sí. Qué hay que hacer?

Nalime dijo: ‘pues sígueme y te mostraré’.

Mientras inician la marcha Taquito agregó: ‘te sigo pero cuéntame a que animal vamos a ayudar?’

Nalime respondió: ‘es un ganso, un poco terco y pesimista’.

Después de pensar un rato Taquito preguntó: ‘se le atascaron sus alas en algo o las tiene heridas?’

Nalime luego de pensar cómo responder: ‘no, creo que lo que tiene atascado es su mente de resto yo lo veo bien. Pienso que es cuestión de hacerlo mover físicamente y reactivar el mecanismo positivo de su mente. (Llegando a donde estaba Kaoyem) es por aquí’.

Muy animado Taquito saludó: ‘buenas, buenas’.

Kaoyem, que se estaba quedando dormido: ‘si quien habla?’

‘Volví señor Kaoyem’ replica Nalime ‘pero con ayuda para usted.’

‘Mucho gusto señor Kaoyem, soy el castor Taquito.’

Con un poco de seriedad Kaoyem responde: ‘Taquito no sé qué te ha dicho Nalime pero no necesito nada; por favor déjenme sólo.’

Nalime dijo: ‘y él insiste, que cosa. Vamos a sacarlo de ahí y buscar un mejor lugar para todos’.

Ahora con mayor seriedad Kaoyem replicó: ‘Nalime empiezas a molestarme. Ya te dije que no necesito moverme de aquí, por favor respeta mi decisión.’

‘No, tu respétanos’ (Nalime un poco indignada). ‘Es que no ves lo que ha pasado, hubo una tragedia, un terremoto. Seguramente murieron muchos animales y otros estarán necesitando nuestra ayuda y los que sobrevivimos debemos ayudarnos a continuar viviendo.’

A lo que agregó Taquito: ‘señor Kaoyem no sé cómo sea en los aires pero aquí en la tierra es cierto lo que dice Nalime, aunque seamos de diferentes especies muchos por tradición sabemos que cuando es por supervivencia de todos, debemos ayudarnos y trabajar unidos.’

Un poco reflexivo Kaoyem: ‘muy bien pueden tener razón pero precisamente yo no necesito ayuda, pueden ir a buscar a quienes si lo requieran.’

Nalime también reflexionando: ‘no estas entendiendo, efectivamente por lo que podemos ver, tu no necesitas ayuda pero otros sí y quizá tú puedas prestar esa ayuda. Ahora lo entiendes mejor?’

Kaoyem dijo: ‘yo estoy viejo y debilitado y no creo que pueda ayudar así a otros.’

Nalime agregó: ‘si yo pensara así no estaría tan segura de poder ayudar. Y estoy segura de que tú sí puedes ayudarnos y también a otros.’

Taquito dijo: ‘señor con todo respeto yo sé por tradición que puedo construir viviendas en el agua y no me lo cuestiono sencillamente construyo. Estoy seguro que también usted tiene fortalezas y aún ahora pueda usarlas para ayudar a otros.’

Kaoyem replicó: ‘si tuve fortalezas pero ya no.’

‘Y quien te las quito?’ dijo Nalime, agregando: ‘eso sólo está en tu mente. Que te parece si nos comenzamos a mover y sobre la marcha que los hechos nos ayuden a decidir que podemos y que no podemos hacer.’

Kaoyem dijo: ‘ahh, no entiendo porque vine a dar aquí con ustedes. Siempre fui un buen ganso; merezco un final tranquilo.’

Nalime insistió: ‘y seguramente lo tendrás cuando sea de verdad el momento y eso no lo debes decidir tú. Si estás aquí es por algo y para algo especial. Andando ponte de pie y acompáñanos a salir de esta situación.’

‘Pero de cuál situación?’ preguntó Kaoyem.

Taquito dijo entonces: cayeron muchos árboles y rocas. Necesitamos buscar salidas para ayudar a los sobrevivientes a encontrar a sus familias y así mismo hacerlo nosotros.

Kaoyem dijo: pero yo ya dejé a mi familia y…

Nalime interrumpió: ‘y dele con lo mismo. Ni que yo estuviera hablando en humano. Yo no sé si aún tenga familia y Taquito tampoco pero debemos ayudar a otros y pensar en su futuro. Te estamos pidiendo que pienses un poco más en otros. Nos vas a ayudar o te vas a quedar ahí lamentándote por nada?’