Potencia tu mente en 21 días - Giacomo Navone - E-Book

Potencia tu mente en 21 días E-Book

Giacomo Navone

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  • Herausgeber: RBA Libros
  • Kategorie: Bildung
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2021
Beschreibung

Gracias a este métido basado en las investigaciones más recientes y perfeccionado con la experiencia de los autores, miles de personas obtienen resultados sorprendentes en los estudios, el trabajo y las relaciones personales. Este manual, lleno de juegos, trucos y test, te permitirá: - aprender una lengua extranjera sin esfuerzo, - mejorar la capacidad de memorización, - leer más rápido. 

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Título original: Genio in 21 giorni

© Sperling & Kupfer Editori, S.p.A, 2012.

© de la traducción: Helena Aguilà Ruzola, 2015.

© de esta edición digital: RBA Libros, S.A., 2021. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.

www.rbalibros.com

REF.: ODBO734

ISBN: 9788491878759

Composición digital: Newcomlab, S.L.L.

Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la ley. Todos los derechos reservados.

Índice

PORTADA

PORTADILLA

CRÉDITOS

DEDICATORIA

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

PRIMERA PARTE. EL ARTE DE APRENDER

1. LO QUE BIEN EMPIEZA...

2. APRENDER A APRENDER

3. RESPIRA HONDO

SEGUNDA PARTE. TÉCNICAS DE LECTURA RÁPIDA

4. PUEDES HACERLO RÁPIDO Y BIEN

5. ACOSTUMBRAR LA VISTA

6. TÉCNICAS DE LECTURA RÁPIDA

TERCERA PARTE. LOS MAPAS MENTALES

7. CÓMO CREAR UN MAPA MENTAL

8. UN MAPA PARA CADA SITUACIÓN

CUARTA PARTE. LAS MNEMOTECNIAS

9. MEMORIA Y CREATIVIDAD

10. ESCUELA DE PALABRAS

11. APRENDE A OBSERVAR

12. CONSTRUYE LA MEMORIA CON LEIBNIZ

13. LOS NÚMEROS Y TÚ

QUINTA PARTE. APRENDE A GESTIONAR EL TIEMPO Y POTENCIAR TU MENTE EN 21 DÍAS

14. EL TIEMPO: DE ENEMIGO A ALIADO

15. CUADERNO DE EJERCICIOS

APÉNDICE

NUESTRA MENTE

OTROS EJERCICIOS DE LECTURA

AGRADECIMIENTOS

BIBLIOGRAFÍA

A NUESTROS INSTRUCTORES Y COLABORADORES, POR EL ENTUSIASMO Y LA PASIÓN QUE DEMUESTRAN TODOS LOS DÍAS.

PRÓLOGO

Hay momentos en la vida que cambian tu destino.

El viernes 10 de julio de 1998 empecé mi primer curso de técnicas de memorización. Entonces tenía diecinueve años y no sabía que, gracias a aquel seminario, viviría una serie de experiencias maravillosas que he utilizado de la mejor manera posible para convertirme en el hombre que soy ahora.

Mi primer contacto con las técnicas de aprendizaje se produjo durante una feria de muestras en Padua, mi ciudad natal.

Mientras recorría los pasillos llenos de casetas promocionales, aburrido y disgustado porque me habían arrastrado hasta allí más bien por obligación, se me acercó un chico y me tendió un folleto.

Posiblemente, a ti también te habrá parado alguien por la calle con un folleto en la mano, y sé qué pensaste en los primeros instantes, porque es la misma reacción que tuve yo... ¡Hay que jorobarse! Entre tanta gente, ¿por qué ha tenido que pararme a mí? ¿Y ahora cómo me lo quito de encima?

En aquella época, yo era una persona muy poco paciente y, sin embargo, el chico logró captar mi atención.

Me explicó que habían organizado un curso de técnicas de memoria, me habló de los resultados que podía obtener y del tiempo de estudio que iba a ahorrarme. La palabra que utilizaba con mayor frecuencia era «extraordinario». La pronunció al menos diez veces.

Su explicación me impresionó, aunque mi temperamento algo «fanfarrón» me impidiese reconocerlo.

Hubo un momento que jamás podré olvidar: el chico memorizó delante de mí las veinte cifras de un número que le dicté. En ese instante, empecé a pensar en todos los exámenes que me quedaban por hacer (en un año de universidad, solo me había presentado a uno), en los cursos repetidos y en el tiempo que había desperdiciado al permanecer inactivo, mirando. Pensé que, con la técnica de estudio del chico, yo podría ser invencible. El Iron Man de la memoria. (Desde luego, no andaba falto de autoestima.)

Según Anthony Robbins, forjamos nuestro destino en el momento de las decisiones. Y, sin lugar a dudas, la decisión de asistir a la presentación gratuita que el chico me estaba proponiendo tuvo un impacto determinante en mi vida.

Volví a casa entusiasmado. Asistir al curso me permitiría adquirir los instrumentos necesarios para obtener unos resultados que, en aquel momento, eran cada vez más importantes para mí. Lamentablemente, no podía pagármelo, de modo que hablé con mis padres y ellos aceptaron adelantarme el dinero. Yo se lo devolvería trabajando durante las vacaciones.

Hice el curso y me pasé el verano siguiente embalando gomaespuma en una nave industrial, a 40 ºC, para reunir la cantidad que les debía a mis padres (1.080.00 liras de la época).

Imagina mi estado de ánimo cuando tomé asiento con mi manual del curso. Tenía que aprenderlo todo. Mientras estudiaba, creía sentir el calor de la nave que, al cabo de poco tiempo, se convertiría en «mi despacho», y tenía la impresión de que oía el ruido de la gomaespuma embalada... Debía aprovechar al cien por cien la inversión.

Quiero aclarar que el curso que hice a los diecinueve años era muy distinto al curso Your Magister actual. Me explicaron los mapas mentales en quince minutos, no existían las tutorías y la atención dejaba bastante que desear. Pero yo tenía una razón más que válida para sacarle partido a mi inversión.

Y eso fue lo que hice. Puse en práctica todo lo aprendido, busqué nuevos métodos y nuevas estrategias. Algunas las personalicé, otras las inventé después de varios intentos. Y resultó satisfactorio. Al año siguiente me presenté a todos los exámenes universitarios de primero y de segundo.

Desde entonces, mi vida dio un cambio decisivo.

Empecé a colaborar con la empresa con la que había hecho el curso. Dicha actividad me permitió acercarme al mundo del crecimiento personal. Me enseñó muchas cosas, sobre todo una: a ser el hombre que soy ahora.

Si quisiera enumerar todo lo que aprendí a lo largo del itinerario hasta convertirme en profesor de técnicas de aprendizaje y, después, en formador, tendría que escribir un libro... Y eso es exactamente lo que he hecho.

Ahora que he decidido centrarme exclusivamente en el área de «Crecimiento personal» y «Motivación», recuerdo a las personas que han asistido a mis cursos. Muchas caras, muchas sonrisas y, sobre todo, muchos resultados. Casi todas esas personas han alcanzado objetivos grandiosos. ¿Por qué digo casi? Porque solo quienes aplicaron lo que encontrarás en este libro obtuvieron resultados.

Así pues, te voy a dar un consejo, y lo hago de corazón: aplica, prueba, experimenta, personaliza.

Haz tuyas las técnicas.

Practica y arriésgate, sin prejuicios ni pensamientos del tipo ¡Nunca lo conseguiré!, o ¡No se me da bien, soy incapaz!

Este debe ser tu objetivo si estás a punto de leer el presente libro. Debes tener hambre de resultados. Debes tener ganas de exigirte cada vez más. No debes marcar la diferencia; tienes que ser la diferencia en tu vida.

En trece años de docencia, y más aún en cuatro años como padre de dos niñas maravillosas, he aprendido que quienes obtienen más resultados en la vida son quienes recuerdan haber sido niños.

Los niños que se lanzan con entusiasmo a nuevos retos no prejuzgan algo solo por ser nuevo, no conocen el significado de «estúpido», «tonto», o «vergonzoso». Los niños se divierten con todo y con nada, son capaces de confiar en los demás y tienen un impulso y una fuerza tan grandes que la palabra «imposible» les es completamente ajena.

Han escrito el presente libro dos personas que me acompañan en la historia maravillosa de mi vida desde hace muchos años: Massimo De Donno y Giacomo Navone.

Además de ser dos grandes docentes y formadores, son dos hombres y dos amigos extraordinarios.

Haberos «formado» personalmente me llena de satisfacción. Cada vez más. Ver lo que habéis construido y la pasión con que lo lleváis a cabo es uno de los principales motivos por los que estoy orgulloso de cuanto hago. Trabajar así con vosotros me hace sentir no ya que formo parte de una empresa, sino de una familia de verdad.

La coherencia de Massimo y Giacomo con las técnicas que enseñan es total. Y los resultados de las personas que asisten a sus cursos hablan muy claro.

Para concluir, quisiera felicitarte a ti, lector, por haber elegido invertir tiempo y energías en formarte y mejorar. Haz que sea una oportunidad para crecer y el comienzo de un itinerario lleno de resultados.

LUCA LORENZONI

INTRODUCCIÓN

Durante una presentación de nuestro curso de técnicas de memoria, lectura rápida y mapas mentales, una señora que asistía con su familia levantó la mano y dijo:

—Creo que estas técnicas cambian el aprendizaje como la lavadora cambió la manera de lavar la ropa. En vez de lavar a mano, nació un sistema igual de eficaz, pero mucho más rápido y mucho menos cansado.

El ejemplo es extremadamente gráfico.

Quienes aplican las técnicas que enseña este libro las perciben como una «tecnología» nueva e increíble, que transforma el aprendizaje en una actividad mucho más rápida y menos cansada.

La idea de publicar esta obra nace del deseo de dar a conocer las técnicas de memoria, la lectura rápida y los mapas mentales al mayor número posible de personas, porque, tal como le gustaba decir a Henry Ford: «Solo se puede hablar de progreso cuando las ventajas de una nueva tecnología son accesibles a todo el mundo».

Lamentablemente, el arte de aprender que les enseñan a los niños al comienzo de su itinerario escolar se basa en el clásico e inútil, aburrido y costoso «leer y repetir». Nada está más lejos del aprendizaje eficaz que explicamos en este libro. La maravillosa potencialidad del cerebro humano y su capacidad para asimilar nuevas nociones deben utilizarse siguiendo su propio «libro de instrucciones». Las páginas siguientes se pueden considerar un manual, una guía para aprovechar de lleno el potencial de nuestra mente. Al final de la lectura, si has seguido las indicaciones y has hecho los ejercicios, podrás transformar los resultados de tu aprendizaje y alcanzar objetivos que la mayoría de las personas consideran imposibles o increíbles.

Doblar tu velocidad actual de lectura manteniendo el mismo nivel de comprensión y de datos almacenados, o aprender mil palabras de una nueva lengua extranjera en un mes dedicando solo veinte minutos al día, solamente son dos ejemplos de las innumerables posibilidades que te ofrecen las técnicas de este libro.

En realidad, las técnicas de memoria, la lectura rápida y los mapas mentales solo son una parte del aprendizaje eficaz. El objetivo primario del libro es la globalidad y, por tanto, es posible potenciar y mejorar cada fase del proceso. Al terminar estas páginas habrás incrementado tu capacidad de:

• Lectura.

• Análisis del texto.

• Tomar apuntes y hacer esquemas.

• Memorizar rápidamente cualquier tipo de información y mantenerla a largo plazo.

• Gestionar el tiempo.

• Tener una mentalidad, un punto de vista y una actitud más funcionales para obtener tus objetivos.

Utilizar el presente texto es extremadamente sencillo. Cada tema desarrollado incluye ejemplos prácticos y explicativos, así como ejercicios que ayudarán a mejorar de inmediato tu capacidad de aplicar las nuevas estrategias.

Además, encontrarás una serie de ideas que invitan a la reflexión, así como ejercicios complementarios realizados por profesionales expertos con el fin de ayudarte a ser autónomo en 21 días.

Los ejercicios incluidos al final del libro te pueden servir como programa para dominar rápidamente las técnicas aprendidas y ser capaz de utilizarlas en breve según tus necesidades.

Puedes descargar gratuitamente otros ejemplos y aplicaciones en la página web www.yourtrainersgroup.com.

Las técnicas que contienen las siguientes páginas y todos los servicios vinculados al libro son instrumentos muy poderosos en manos de quienes deseen poner todo su empeño en obtener resultados extraordinarios. Y ahora solo queda empezar.

Disfruta de la lectura.

PRIMERA PARTE

EL ARTE DE APRENDER

El dudar del prójimo o el confiar en él está estrechamente vinculado al dudar de ti mismo o al confiar en ti.

JALIL GIBRAN

1

LO QUE BIEN EMPIEZA...

• Estudio, formación, aprendizaje y reciclaje: ¿a algunos se les da mejor?

• De dónde vienen las convicciones

• Cómo derribar los obstáculos que me impiden aprender

«NO SE ME DA BIEN...»

En el ámbito del aprendizaje, lo que a veces empieza siendo una pequeña dificultad en una materia puede transformarse en un problema más serio con el paso del tiempo.

Por ejemplo, error tras error, nos convencemos de que cierta disciplina no es para nosotros: seguimos equivocándonos y no comprendemos que los errores forman parte de un proceso de aprendizaje normal. Empezamos a asociar esa materia al dolor y al miedo al fracaso y a la crítica. En la mente se activa el diabólico mecanismo según el cual, ante una tarea pendiente, debemos enfrentarnos a dos dificultades: la dificultad intrínseca a la prueba y el temor a equivocarnos, que naturalmente nos predispone al fracaso.

Ello sucede en todos los campos. ¿Cuántas veces has tenido la sensación de no comprender una actividad de formación que podía haber sido fundamental para tu carrera? ¿O de abandonar un curso de lengua porque «el inglés no me entra en la cabeza»? ¿O de ser incapaz de organizar tu discurso en una reunión con los grandes jefes, razón por la que pareces mucho más incompetente de lo que eres? ¿O, sencillamente, de no poder con la cantidad de circulares, informes y lecturas necesarios para profundizar en los temas y estar siempre al día?

Así es como nace la «incapacidad adquirida». Nos convencemos de que no sabemos hacer algo, asociamos dicha incapacidad a nuestra forma de ser, a nuestra identidad, y la percibimos como parte de nosotros mismos, algo personal y persistente que nos invade. Es el famoso «no se me da bien...». Y renunciamos.

La culpa es de las tres P, pues creemos que nuestra incapacidad es:

1. Personal, es decir, asociada a nuestra identidad. Concebimos nuestra incapacidad como algo escrito en nuestro ADN.

2. Permanente, porque tenemos la sensación de que es imposible cambiar esta situación y, por tanto, creemos que no podemos mejorar.

3. Penetrante, porque la convicción general de que no somos lo bastante buenos puede invadir todos los ámbitos de nuestra vida.

La incapacidad adquirida tiene su origen en las «creencias despotenciadoras», esto es, en los pensamientos que disminuyen el poder personal y nos convencen de que tenemos menos potencialidades de las que realmente poseemos.

Todos activamos estrategias que nos permiten evitar la decepción ante un posible fracaso, con lo cual corremos el riesgo de quedarnos bloqueados cuando cometemos el error de asociar nuestra valía personal a la calidad de los resultados obtenidos.

BASTA CON CREER EN ELLO... CON TODAS TUS FUERZAS

Las creencias despotenciadoras minan la seguridad y nos impiden expresar todas nuestras capacidades. Sin embargo, el mecanismo mental negativo que causa las peores dificultades puede convertirse en positivo y generar «creencias potenciadoras» que nos permitan aprovechar al máximo nuestras aptitudes.

Muchos de los formadores más prestigiosos en el campo del crecimiento y el desarrollo de los recursos humanos resumen este mecanismo con la siguiente fórmula, realmente básica para sus enseñanzas:

La fórmula se lee así: «Los resultados de una persona son el fruto de sus acciones, que a su vez reciben la influencia de su energía y su estado emocional, directamente vinculado al tipo de pensamientos que la persona tiene sobre sí misma con respecto a lo que está haciendo». O, de un modo más sencillo:

Si crees en algo, se convierte en realidad.

El conjunto de creencias que constituyen el modelo de aprendizaje de cada uno está formado, en primer lugar, por las informaciones y programaciones recibidas en el pasado, especialmente en los primeros años de vida.

Es fácil imaginar las fuentes principales: padres, hermanos, amigos, profesores o autoridades del ámbito religioso, medios de comunicación, cultura, etc. A todo niño le enseñan cómo pensar y actuar, y dichas enseñanzas constituyen su condicionamiento y su programación. Así, cada uno adquiere un sistema de creencias, que a su vez se traduce en respuestas automáticas válidas para toda la vida, o al menos hasta que decida intervenir, participar activamente y cambiarlas.

Experiencias del pasado que condicionan el presente

Dicen que los pensamientos generan distintas emociones, y que estas influyen en la calidad y la cantidad de acciones que emprendemos para obtener cierto tipo de resultado.

Las preguntas más interesantes podrían ser:

1. ¿De dónde vienen los pensamientos?

2. ¿Por qué distintas personas atribuyen al mismo hecho significados completamente diferentes?

Los pensamientos nacen de las experiencias, la programación y los condicionamientos recibidos en el pasado.

Así pues, para obtener resultados debemos cambiar nuestro condicionamiento o nuestra programación si estos resultan ineficaces o improductivos.

El condicionamiento de las áreas de la vida suele producirse de tres maneras:

1. Programación verbal: lo que te decían sobre cierto tema cuando eras pequeño o joven. Por ejemplo, ¿cómo hablaban de tus aptitudes para el estudio, la lectura y la cultura en general? Todas las afirmaciones que oíste permanecen en tu subconsciente y contribuyen a formar tus creencias sobre el tema en cuestión.

2. Modelado: lo que has visto hacer. Los niños lo aprenden casi todo mediante la imitación y la emulación. ¿Cuál era la actitud de tus padres o tutores ante el aprendizaje?

3. Episodios específicos: lo que has experimentado personalmente. Todos hemos vivido hechos concretos que han consolidado las creencias básicas de nuestra forma de pensar. ¿Cuáles son las experiencias más significativas en el ámbito del aprendizaje? ¿Qué relaciones mantuviste con profesores y compañeros? ¿Cuáles son las emociones vinculadas al estudio?

Puesto que las experiencias forjan las convicciones y las creencias, es importante buscar aquellos episodios del pasado que estén condicionando las elecciones y sensaciones del presente, pues lo único importante de un hecho es el significado que le atribuimos. Tomar conciencia de ello es conditio sine qua non para afrontar el cambio.

CAMBIAR DE PERSPECTIVA

¿Cómo cambiar una actitud negativa? Existen cuatro elementos clave sobre los que podemos actuar para poner en marcha el cambio. Cada uno de ellos resulta esencial para reprogramar el modo en que aprendemos.

El primero es la conciencia: no es posible cambiar algo sin antes conocer su existencia. Debemos identificar los obstáculos personales (es decir, las creencias) que nos impiden alcanzar nuestros objetivos; solo así podremos derribarlos.

El segundo es la comprensión: si logramos entender de dónde viene nuestra forma de pensar, nos daremos cuenta de que procede del exterior. Por tanto, no es una característica intrínseca y como tal insuperable.

El tercero es la disociación: cuando comprendemos que esta forma de pensar provoca increíbles desventajas y dolor en nuestra vida, la mente percibe la necesidad de distanciarse y librarse de ella, siempre y cuando deseemos obtener mejores resultados. Es más fácil hacerlo si empezamos a observar nuestra forma de pensar como lo que realmente es: un «documento de programación» almacenado en nuestra mente hace mucho tiempo, que tal vez ya no tenga ningún valor ni verdad.

El cuarto y último elemento del cambio es el recondicionamiento. Quienes asisten a cursos de formación específicos cuentan con una guía para descubrir los resultados extraordinarios que permiten obtener las técnicas de aprendizaje. Vivir la sensación de haber alcanzado metas que jamás habíamos imaginado nos permite recondicionar nuestro modelo, y así volver a adiestrar la mente para que responda con más ánimo y confianza al estudio o el reciclaje.

Las personas que obtienen resultados con mayor facilidad han demostrado tener creencias comunes. Las investigaciones ponen de manifiesto que la «programación» de éxito posee determinadas características y que reprogramar nuestro modelo de pensamiento con tales creencias predispone a obtener mejores resultados. Estas son algunas de las «creencias» que debes hacer tuyas:

Lo que se ha hecho antes se puede hacer de nuevo.

Lo que ha hecho un hombre puede hacerlo otro.

Lo que puede concebir la mente de un hombre se puede realizar.

Lo más importante de cada hecho es el significado que le atribuimos. Aprendamos a atribuirles un significado útil y positivo a nuestras experiencias y a borrar los significados negativos que proceden del pasado. Nada sucede por casualidad, en cada situación podemos aprender algo que le dé más valor a nuestra vida.

El esfuerzo por mejorar siempre merece la pena. Y un esfuerzo extraordinario conduce a resultados extraordinarios.

2

APRENDER A APRENDER

• Cómo evitar trampas y errores

• Los mejores ejemplos: los niños

• Características fundamentales para aprender bien y de buena gana

ERRORES MÁS COMUNES

A lo largo de nuestra vida, todos desarrollamos nuestro método de aprendizaje personal. Generalmente aprendemos de manera autónoma, basándonos en la experiencia directa. Casi nunca nos enseñan la mejor técnica, de modo que solemos adquirir una serie de hábitos totalmente improductivos.

Si bien no existe un método infalible, en el transcurso de nuestro trabajo hemos comprobado que quienes desean aprender eficazmente necesitan adquirir como primera habilidad —necesaria aunque no suficiente— la flexibilidad, mediante la cual podrán adaptar su propio enfoque y plasmarlo según los objetivos que se propongan alcanzar, la tipología de prueba que vayan a realizar y los distintos temas de estudio. Por decirlo de un modo sintético: cada uno debe actuar según los resultados que pretenda obtener.

Hoy en día, el método más difundido para aprender es uno de los menos productivos: leer y repetir. Hay pocas actividades más aburridas y frustrantes. Si bien en las escuelas de primaria la carga de trabajo lo permite, lo cierto es que el aumento de la cantidad y la complejidad de las informaciones pone de manifiesto la necesidad urgente de encontrar un sistema más eficiente.

La falta de una metodología idónea nos lleva a cometer errores muy difundidos, como, por ejemplo, subrayar durante la primera lectura, señalar demasiadas informaciones, resumir por escrito un texto «copiando y pegando» las frases más importantes, leer y repetir mecánicamente de manera pasiva, estudiar demasiado rato sin hacer pausas, etc. A estos errores, que podemos calificar como «técnicos», se añaden otros vinculados a la actitud mental.

En la escuela no nos enseñan lo siguiente:

1. Gestión del tiempo.

2. Definición y persecución de objetivos.

3. Continuidad en la concentración.

4. Disciplina.

5. Automotivación.

6. Autoestima.

7. Gestión de la emotividad.

Este libro te enseña a eliminar de tu método de estudio todos los hábitos improductivos y a sustituirlos de inmediato por estrategias y técnicas que son fruto de años de investigación en el campo del aprendizaje eficaz.

EL ENFOQUE ADECUADO

¡No tengas miedo! Aprender es mucho más fácil de lo que parece. Todas las investigaciones realizadas con el fin de comprender el funcionamiento del cerebro humano en el aprendizaje han ido creando un «manual de instrucciones» detallado y preciso. Es más fácil obtener resultados de cualquier dispositivo cuando sabemos cómo funciona que cuando debemos ir probando. Con todo, para conseguir un resultado no basta con saber lo que tenemos que hacer, es necesario tener ganas de hacerlo. Eso significa que existen al menos dos parámetros imprescindibles: técnica y motivación.

Piensa en el deporte y considera la importancia que tiene en este ámbito gestionar lo mejor posible la emotividad trabajando en las aspiraciones, los sueños, los estímulos que impulsan al ser humano a buscar la excelencia. Lo que distingue a un buen jugador de un campeón no es la mera capacidad técnica, sino el modo en que la utiliza. Y, entre los grandes campeones, algunos han tenido una vida llena de éxitos y otros han sido estrellas fugaces, han desaparecido en poco tiempo.

En el aprendizaje,

como en la mayoría de las actividades humanas,

el 80%, del resultado se debe

al factor motivacional y a la actitud

y el 20%, a las técnicas.

Y surge espontáneamente esta pregunta:

¿Cuál es la actitud más funcional para obtener los mejores resultados en este ámbito?

La respuesta más correcta nos la indica quien logra los mejores resultados en el aprendizaje: el niño. Está demostrado que todo ser humano, durante su desarrollo en el cuerpo materno, utiliza del 90 al 95% de sus potencialidades para crecer. En esta fase de la vida, la mente humana está muy bien aprovechada.

TOMAR EJEMPLO DE LOS MEJORES

«Si deseamos cambiar algo en el niño, antes deberíamos examinarlo bien y comprobar si no es más bien algo que deberíamos cambiar en nosotros», decía Carl Jung. Desde que nacemos hasta los cuatro o cinco años, conocemos el máximo esplendor en cuanto a plasticidad de la mente y capacidad de aprendizaje. Se calcula que aprendemos más cosas durante los tres primeros años que en el resto de nuestra vida. Por desgracia, al llegar a los siete años no utilizamos más del 10% de nuestro potencial. Ello sucede a causa de la progresiva estratificación de esquemas y reglas, que limitan la libertad de la mente para ejercitar su plasticidad natural al producir nuevas redes neuronales, a diferencia de cuanto ocurre durante los primeros años de vida. Así pues, deberíamos tomar ejemplo de los niños, tal como comprendió Pablo Picasso: «Todo niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artista cuando se crece».

Basta con pensar en la facilidad con que un niño aprende varias lenguas a la vez. Pensemos en los hijos con padres de distintas nacionalidades: si el padre y la madre hablan en lenguas distintas con el pequeño, este le responderá espontáneamente a cada uno en su lengua. ¿Un adulto es capaz de hacer lo mismo? Desde luego que no. Le costará mucho más alejarse de su forma mentis y adquirir una nueva.

A menudo oímos decir que los niños aprenden sin dificultad porque son una tabula rasa. ¿Qué significa? ¿Quizá que aún no están llenos de nociones y es más fácil encontrar espacio vacío en su mente?

No, los niños no son contenedores.

Significa que poseen características naturales que con la edad cambian. Los niños no tienen prejuicios consigo mismos, ni con el mundo exterior, con los demás ni con todo cuanto representa una novedad. En su cabeza no hay rastro de pensamientos depotenciadores, ni de creencias que limiten sus potencialidades personales, ni de aquello que suponemos alcanzable. No existe el concepto de fracaso o de miedo al juicio que predispone al ser humano a equivocarse. Lleva razón Paulo Coelho cuando afirma que «un niño siempre puede enseñarle tres cosas a un adulto: a estar contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a perseguir con todas sus fuerzas lo que desea».

Si dejamos aflorar la parte infantil que a veces mantenemos medio dormida o acallada, pero que jamás desaparece del todo, será más fácil redescubrir las cualidades que nos han permitido andar, hablar, pensar, interaccionar, elegir, decidir y actuar.

UN JUEGO DE NIÑOS

Intenta imaginar a un niño de un año jugando en el salón. Intuimos que lo que hace lo absorbe por completo, pues los niños poseen una capacidad innata para aislarse del mundo y centrarse de lleno en lo que están haciendo.

La primera técnica de aprendizaje será una técnica de relajación y concentración, gracias a la cual aprendemos a relajarnos física y mentalmente entrando en una fase de vigilia relajada ideal para aprender (véase el cap. 3).

Otra característica congénita en el niño es la capacidad de hacerlo divirtiéndose. Está científicamente comprobado que si nos divertimos, nuestras capacidades sensoriales se estimulan de un modo relevante y el cerebro registra con mayor facilidad cuanto vivimos. Además, una de las características peculiares de la memoria es su vínculo con las emociones; a nadie le cuesta acordarse de un episodio de su vida en el que se divirtió muchísimo, y tampoco es necesario repetir mentalmente ciertos hechos para fijarlos en la memoria. No hay nexo más duradero que las emociones para imprimir los recuerdos durante mucho tiempo.

Pese a ello, el método tradicional prescribe el uso de la repetición. Paradójicamente, el instrumento más utilizado para recordar es el que menos aprovecha una de las características principales de la memoria.

El niño nos sugiere otra característica fundamental y muy importante en el aprendizaje. Imagínalo con un juguete en la mano. Ves que tiene ganas de descubrirlo, de entender cómo funciona, de mirarlo desde todos los puntos de vista, incluido el interior. Y tiene la misma actitud frente al mundo que lo rodea. La proverbial curiosidad de los primates no podía ser ajena a la naturaleza del ser humano. La curiosidad de los niños se expresa al máximo en esa fase de la vida llamada «del porqué». Quien la ha sufrido sabe muy bien que ciertas preguntas son muy insistentes y pueden crear dificultades. Preguntarse el porqué de las cosas representa un estímulo para buscar y descubrir, para aprender a elevarse. Einstein decía que «la curiosidad es la antesala de la inteligencia».

La mayoría de las personas que se aproximan a las técnicas de aprendizaje poseen dicha característica, esencial para mantener viva la atención, para cruzar siempre nuevos límites y llegar a incesantes y extraordinarios descubrimientos, que nos dejan maravillados de nuestras propias capacidades. Si nos preparamos para enfrentarnos a un texto, un informe o un curso con un espíritu de descubrimiento, será más fácil librarnos de la sensación de anquilosamiento que nos embarga cuando aceptamos pasivamente la idea de tener que estudiar.

Otra característica fundamental del niño es la creatividad. Sin duda, adoptar puntos de vista innovadores y originales sin quedar aprisionado en los esquemas preexistentes, así como acceder al tipo de curiosidad que más aproxima al hombre a su parte divina con gran desenvoltura y sin esfuerzo, son habilidades que se les reconocen a los creativos (también en el aspecto económico). La elasticidad mental, la capacidad de crear nuevos vínculos aparentemente inexistentes, de utilizar de manera innovadora sus conocimientos son aptitudes innatas que pueden ejercitarse a través de estímulos y ejercicios específicos (véase el cap. 9).

Por otra parte, un niño posee mucha confianza en sí mismo y en las personas que lo rodean, en particular en sus padres. También es necesario tener confianza en el aprendizaje, saber ponerse en manos de quien sabe cómo transmitir la capacidad de aprender y adoptar las técnicas y estrategias que contienen estas páginas. Además de confiar en las técnicas, lo más importante es fiarse de uno mismo. Gandhi enseñaba que «el hombre suele convertirse en lo que cree ser. Si insisto en que no puedo hacer algo, es posible que al final sea realmente incapaz de hacerlo. Por el contrario, si confío en poder hacerlo, sin duda adquiriré dicha capacidad, aunque al principio quizá no me fuera posible».

Desde luego, nadie está dispuesto a invertir una pizca de su energía o potencial en algo que considera imposible de alcanzar. Quien piense así no lo va a conseguir, y ello se deberá principalmente al hecho de que no lo ha intentado de verdad. Cuando creemos firmemente que podemos lograrlo y nos sentimos fuertemente motivados, las dificultades que encontramos a lo largo del camino no son obstáculos insalvables. De hecho, suelen convertirse en un motivo más para estar orgullosos de cuanto estamos dispuestos a hacer para alcanzar nuestro objetivo, y se transforman en retos, oportunidades para crecer y superar los límites. Cualquier persona con sentido común sabe que para obtener resultados extraordinarios deberá realizar un esfuerzo extraordinario.

Otra característica típica del niño es la tenacidad, las ganas de conseguirlo. Basta con pensar en un bebé que está aprendiendo a andar: no hay espacio en su mente para pensar algo como Creo que esto de andar no es lo mío, le pediré a mamá que me compre una silla de ruedas... El niño está decidido y solo hace dos cosas: cae y se levanta, y lo hace hasta que se tiene en pie. Después llega el momento de celebrarlo, porque un niño nunca olvida manifestar sin reservas su alegría cuando logra algo, sea pequeño o grande.

El niño posee la capacidad de expresar un enorme entusiasmo, que, como decía Bertrand Russell, «es a la vida lo mismo que el hambre a la comida», un recurso fundamental para conseguir resultados cada vez mejores y satisfacer plenamente nuestros sueños y aspiraciones.

DONES INNATOS Y NO INNATOS

Poseemos todas esas características maravillosas desde niños. Darnos cuenta de ello nos ayuda a expresarlas mejor junto con aquellas características que aprendemos al crecer: la programación, la racionalización de los recursos, la capacidad de superar nuestros límites y el ser exigentes con nosotros mismos. Debemos encontrar la confianza necesaria para ser mucho más que la suma de nuestras partes. Solo quienes lo consigan aprovecharán al máximo las enseñanzas que pueden extraerse de la lectura de este texto. Solo poniendo en tela de juicio lo que dábamos por cierto le dejaremos espacio a algo nuevo. Solo con una actitud mental positiva y con la mente abierta podremos dar el salto cualitativo que todos deseamos.

¿Cómo es posible aplicar todo esto al estudio?

Cambiando de método y esforzándonos. La respuesta está en la acción. Sin duda, al llegar al final del libro todo el mundo pensará que existe una manera de estudiar más eficaz y divertida. Pero solo quienes decidan pasar a la acción transformarán realmente sus objetivos en resultados.

La práctica es la madre de todas las habilidades, y quienes deseen obtener resultados deben tener en cuenta que la excelencia solo se alcanza mediante la ejercitación.

3

RESPIRA HONDO

• Las condiciones ideales para empezar

• Cómo relajarse