Prepárate para la vida - Álvaro Bilbao - E-Book

Prepárate para la vida E-Book

Álvaro Bilbao

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  • Herausgeber: Plataforma
  • Kategorie: Bildung
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2024
Beschreibung

¿Cómo construir una vida feliz? ¿Qué camino tomar en los estudios? ¿Qué pasa con el alcohol y las drogas? ¿Cómo gestionar el primer amor o el primer rechazo? ¿Cómo sortear relaciones tóxicas y rodearse de buenos amigos? ¿Por qué es importante saber apagar las pantallas? ¿Cuánto debería dormir?  Álvaro Bilbao, doctor en Psicología, neuropsicólogo, padre de tres hijos y autor del best seller El cerebro del niño explicado a los padres ofrece de una forma clara, sencilla y llena de sentido común las herramientas que ya han ayudado a muchos jóvenes y adolescentes a orientarse en un momento clave de sus vidas. Una guía esencial para todos los chicos y chicas que quieran comprender mejor cómo funciona su cerebro y para todos los padres y madres que necesiten encontrar las palabras y argumentos para orientarles a la hora de iniciar su camino en la vida adulta con más calma y seguridad.

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Prepárate para la vida

Dr. Álvaro Bilbao

Primera edición en esta colección: febrero de 2024

© Dr. Álvaro Bilbao, 2024

© de las ilustraciones del interior, Marina Abad Bartolomé, 2024

© de la presente edición: Plataforma Editorial, 2024

Plataforma Editorial

c/ Muntaner, 269, entlo. 1ª – 08021 Barcelona

Tel.: (+34) 93 494 79 99

www.plataformaeditorial.com

[email protected]

ISBN: 978-84-10079-27-4

Diseño de cubierta: Pablo Nanclares

Realización de cubierta y fotocomposición: Grafime S. L.

Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Si necesita fotocopiar o reproducir algún fragmento de esta obra, diríjase al editor o a CEDRO (www.cedro.org).

A Paloma, Diego, Leire y Lucía, que me apoyan en todas mis aventuras y me dan su amor y cariño cada día.

Índice

I. Conocerte a ti mismo es la habilidad más poderosa que puedes aprender1. Conócete a ti mismo2. Escucha tus emocionesII. Tu fortaleza interior se pondrá a prueba en muchas situaciones3. Domina tu temperamento4. Hazte más resistenteIII. Solo tienes un cuerpo y nadie puede cuidarlo por ti5. Duerme más6. Pasa de las adiccionesIV. Tu mente es el lugar donde vas a pasar el resto de tu vida7. Cultiva emociones positivas8. Descontamina tu menteV. Es muy importante que elijas buenas compañías a lo largo de tu vida9. Elige buenas compañías para ti10. Abre tu corazón (a la persona que lo merezca)VI. Tú puedes construir tu propio futuro11. Toma buenas decisiones12. Construye tu futuro13. Construye tu suerteVII. No todo saldrá siempre como tenías planeado14. Recupérate de tus fracasos15. ¡No te olvides de lo más importante!Cuentos que aparecen en este libro y su origenAgradecimientos

I.Conocerte a ti mismo es la habilidad más poderosa que puedes aprender

1.Conócete a ti mismo

Conocer a otros es inteligente, pero conocerse a uno mismo es la verdadera sabiduría.

LAO TSE

Hace no demasiado tiempo estaba en mi consulta hablando con un joven de aproximadamente tu edad. Como suele ser normal después de unas pocas sesiones de terapia, él se encontraba un poco confundido, porque, cuando intentamos ordenar nuestros pensamientos y emociones, podemos llegar a sentir mucho desorden. Es como cuando intentas ordenar un cajón lleno de calcetines desparejados: la forma más sencilla de lograrlo es sacar todos los calcetines, ponerlos sobre la cama y ordenarlos uno tras otro. Hay un momento en el que todo está más desordenado que antes, y con nuestra mente sucede lo mismo. Puede sentirse mucho desorden antes de encontrar orden.

El mayor problema de este chico, su motivo de angustia, era que quería hacer todas las cosas bien. Era muy exigente, algo que puede ser bueno, pero que, si se aplica a todos los ámbitos de la vida, es muy frustrante porque conlleva demasiada exigencia con uno mismo y con los demás.

—Álvaro, yo me imagino que, si hago las cosas bien durante los próximos años, conseguiré ser feliz.

—O sea, que ser feliz es algo que puedes conseguir si lo haces todo bien.

—Sí. Yo me imagino que la vida es como una isla del tesoro. Yo estoy en la isla y tengo un mapa. En el mapa veo una montaña, una cascada, una playa, cocoteros..., y en algún lugar de la isla está enterrado el tesoro. Si sigo todos los pasos del mapa, podré desenterrarlo y allí estarán todas las cosas que deseo: un buen trabajo, una novia, un coche, una casa... Cuando lo encuentre, seré feliz. Pero, claro, desde que vengo a terapia parece que mi plano no sirve.

—¿Por qué? —le pregunté.

—Pues porque me estoy dando cuenta de que exigirme y esforzarme tanto me hace ser infeliz. Es como si me hubieran robado el mapa.

—Puede que la pega esté en el «tanto» y no en el hecho de esforzarse. No hay nada malo en esforzarse.

—Ya. Pero a veces siento que, cuando consigo lo que quiero, tampoco me siento feliz.

—Ya...., es que quizá la felicidad tampoco sea algo que se consigue.

—¿Cómo?

—Imagínate que no solo te hubieran robado el mapa, sino que, además, no hubiera ningún tesoro que encontrar. ¿Qué harías entonces?

El chico se quedó pensativo un rato. No le gustó demasiado este nuevo planteamiento. Poco tiempo después la sesión de terapia terminó y se fue a su casa más pensativo y aún más cabizbajo.

ESTÁS EN CAMINO

Más que una isla del tesoro, la vida se parece a un camino. Un camino lleno de árboles, montañas y planicies. Hay días secos y días de lluvia. Días fríos y días de calor. Hay días en los que el camino se hace duro porque es cuesta arriba y días en los que viajas ligero porque el camino transcurre cuesta abajo. Es posible que en este momento de tu vida estés disfrutando de un paseo por un valle o que te estés enfrentando a una gran montaña. Es posible que mires a la cima como un objetivo casi imposible o que estés a punto de alcanzarla. No sé si llegarás pronto o tarde a la cima de esa montaña, pero lo que sí que puedo asegurarte son dos cosas:

La primera es que, de una forma u otra, conseguirás cruzar al otro lado.

La segunda es que después de esa cima vendrán muchas más montañas.

No son malas noticias. Es simplemente como ocurren las cosas.

La vida es superación, adaptación y cambio. Los seres humanos somos seres dinámicos, que cambian y se adaptan constantemente.

Puede que ahora seas estudiante, hija y amigo. En unos años puede que seas trabajadora, compañero y padre o madre. En unos cuantos años más puede que seas jefe, directora o abuelo.

Como puedes ver, la vida es cambio desde el mismo instante de tu nacimiento. Es probable que en este momento de tu vida esperes cada noche que alguien te ponga un plato con la cena en la mesa. Y también es muy posible que en poco tiempo seas tú quien la prepare a otras personas cada día. Cada etapa es distinta. Cada etapa tiene sus retos y desafíos, pero es importante que recuerdes dos cosas:

Cuando alcances una cima, celébralo, porque antes o después encontrarás otras montañas que tendrás que superar.De poco sirve superar un obstáculo tras otro si no eres capaz de disfrutar del camino.

A lo largo de este camino conocerás todo tipo de personas. También habrá algunos que decidan llegar a la cima en helicóptero y otros que lo hagan paso a paso y utilizando un bastón. Muchas personas se preparan a conciencia para cada etapa como si fuera el fin del mundo, y otras prefieren cantar o silbar e improvisar soluciones a los problemas. Los hay que optan por ir solos, los que se acompañan de una persona y los que van en grupo. Y es que, en esto de recorrer el camino, hay algo que debes tener en cuenta:

NO HAY DOS PERSONAS IGUALES

Lo primero que te enseñan cuando entras en un programa de neuropsicología y comienzas a estudiar el cerebro es que no hay dos cerebros iguales. Todos los cerebros tienen las mismas partes y, sin embargo, cada cerebro es único y distinto a todos los demás. Como las personas. Dos pacientes pueden haberse golpeado en la misma región del cerebro con la misma fuerza y a uno eso puede provocarle perder la capacidad de decir nombres de animales y al otro impedirle decir nombres de personas. La misma droga que puede relajar un cerebro puede hacer que otro se deprima profundamente. A ti puede parecerte hermosa una persona y a tu mejor amigo puede parecerle todo lo contrario. Y, por supuesto, tú puedes disfrutar estando tranquilo en tu habitación y tu mejor amigo puede necesitar estar con gente todo el tiempo. Son precisamente esas diferencias individuales las que hacen que tú seas una persona única y especial. Por eso encontrarás en el camino tantas diferencias como personas. De algunas podrás aprender cosas buenas, trucos o maneras de actuar que hagan tu camino más sencillo. De otras puede parecer que no puedes aprender nada bueno. Fíjate en esas personas también. Observar los errores de los demás es una manera muy inteligente de aprender sin necesidad de equivocarse. Pero también es importante, mientras recorres tu camino, que te des cuenta de que tú no eres igual que los demás porque tú eres único o única y especial. Podrás aprender algunas cosas útiles al observar a los demás; sin embargo, ningún helicóptero o bastón será tan útil para tu camino y tan buen apoyo como la mejor herramienta que puedes tener:

AUTOCONOCIMIENTO

Pocas cosas te ayudarán tanto en la vida como comprenderte y conocerte a ti mismo.

Un buen autoconocimiento te ayudará, entre otras muchas cosas, a tomar buenas decisiones, a regular mejor tu estado de ánimo, a mejorar tus relaciones con los demás o a evitar que otras personas se aprovechen de ti. Esto es algo que posiblemente ya sepas si te gustan los videojuegos: ver tutoriales e informarte te ayuda a llegar al final del juego, porque el conocimiento es poder. De la misma forma, el autoconocimiento es la mejor manera de chetarse en la vida real.

Para mí, el autoconocimiento es la mejor píldora que una persona puede tomar para prevenir y tratar muchos de sus problemas. Cuando trabajamos con pacientes con ansiedad, podemos optar por dos tratamientos distintos: podemos ofrecerles ansiolíticos o enseñarles qué cosas les provocan ansiedad y cómo pueden evitarlas o gestionarlas de otro modo. La medicación puede solucionar el problema durante un tiempo, pero conocerse a uno mismo les ayuda a que no les vuelva a ocurrir. De la misma forma, la píldora del autoconocimiento puede fortalecer tu autoestima, ayudarte a evitar situaciones muy estresantes o prevenir que caigas en relaciones tóxicas.

Como puedes ver en la ilustración, el autoconocimiento tiene dos partes:

Por un lado, está la parte de conocer cómo funciona tu cerebro, tu mente y la psicología humana en general.Por otro lado, está la parte de descubrir y comprender quién eres tú, qué cosas te gustan, cuáles son tus intereses, con qué cosas disfrutas y, por ejemplo, qué cosas te enfadan o te ponen triste.

Conocer esas cosas particulares sobre ti es muy importante, aunque eres tan especial que es algo que tendrás que ir descubriendo poco a poco. Date tiempo y, si lo necesitas, busca apoyo de un psicólogo que te ayude. En este libro nos centraremos en ayudarte a entender cómo funciona tu cerebro, tu mente y tus emociones. Es algo que te ayudará mucho, porque, aunque eres una persona única y especial, todos los cerebros funcionan con los mismos «programas» y, al igual que a todos los perros les da por mover el rabo cuando están contentos, todos los seres humanos tenemos días buenos y días malos, nos cuesta controlar nuestro genio de vez en cuando, nos sentimos bien cuando nos valoran y nos sentimos tristes cuando nos dejan de lado. En las próximas páginas encontrarás el porqué a muchas de estas situaciones e ideas, lo que te ayudará a ver las cosas con mayor claridad y a manejar mejor todo tipo de situaciones. Espero que al acabar sientas que has aprendido muchas cosas que no sabías sobre ti y que has ganado claridad, confianza y seguridad.

2.Escucha tus emociones

Al menos un ochenta por ciento del éxito en la vida adulta proviene de la inteligencia emocional.

DANIEL GOLEMAN

Había una vez, hace mucho tiempo, dos niñas que eran grandes amigas. Siempre jugaban juntas en la escuela, reían a todas horas y hacían bromas a sus otras amigas, hasta el punto de que podríamos decir que eran inseparables. Un día, después de la escuela, una de las amigas llegó a casa con una tos muy fuerte. La niña enfermó gravemente y los médicos trataron de ayudarla, pero a los pocos días murió, porque, antiguamente, cualquiera podía morir por cosas así. Como puedes imaginarte, su amiga se quedó tan deshecha cuando oyó la noticia que no pudo ni reaccionar. Más que deshecha, se quedó helada, y tan helada como se quedó acudió a su entierro y a su funeral. Pasaron los meses y los años, y esta niña se hizo una chica mayor, pero nunca recuperó su sonrisa.

Un día se cruzó por la calle con su maestra de la infancia y esta le preguntó cómo se encontraba después de todos esos años. La joven le contó que había superado la muerte de su amiga, pero que no había vuelto a encontrar su sonrisa. Su maestra le comentó que se había sorprendido mucho cuando la había visto, de niña, en el funeral de su mejor amiga. No la había visto llorar. «Ni una lágrima te vi derramar ese día, ni tampoco los días siguientes, cuando regresaste a la escuela». La joven le contó que nunca había llorado por su amiga porque quería ser fuerte. Entonces su maestra la miró con comprensión y le dijo: «Lo entiendo. A veces podemos pensar que es mejor no expresar la rabia, no enfadarse o no llorar; pero no olvides nunca una cosa: hay que dejar salir el dolor para poder llenarse de amor».

Esa noche la joven rompió a llorar.

Lloró dos noches y dos días seguidos. Pensaba que se rompería de tanto dolor que sentía salir de su interior, pero no se rompió. Y, después de un tiempo..., después de un tiempo volvió a llenarse de amor. Volvió a sentir alegría, y, después de un poco más de tiempo, pensó en su amiga, en sus juegos y en su sonrisa, y entonces... ella también sonrió.

Si quieres que te vaya «bien» en tus relaciones con los demás, en tus estudios, en el trabajo y en la vida en general, es de vital importancia que desarrolles una buena inteligencia emocional. Esto quiere decir que, si en tu día a día no comprendes tus emociones, no eres capaz de comprender cómo se sienten los demás, no tienes en cuenta sus necesidades o las tuyas propias, da igual lo inteligente que seas, lo más probable es que tengas muchas dificultades en la vida.

Hace poco conocí a una familia que estaba muy preocupada porque su hija de diecisiete años había intentado suicidarse unos días atrás. Al parecer, la chica no podía soportar la presión que sus padres ejercían sobre ella en el ámbito académico. Ambos eran médicos e hijos de médicos, y para ellos el único camino posible para su hija era obtener sobresalientes en todas las asignaturas, lo que le permitiría acceder a una escuela de medicina. Lo más interesante de esa primera reunión no fue descubrir lo desgraciada que se sentía esta chica, algo que resulta del todo comprensible, sino la sinrazón que se había apoderado de uno de sus padres. Era incapaz de entender el sufrimiento de su hija porque en su mente no había nada más importante que conseguir que su hija se convirtiera en médico, aunque conseguirlo le costara la vida.

Este es un ejemplo claro de cómo algunas personas pueden tener una gran capacidad intelectual (solemos decir que «son muy inteligentes») y, sin embargo, poca inteligencia emocional. Tener una buena inteligencia emocional te ayudará en la vida porque los estudios demuestran que las personas que saben escuchar sus emociones y las de los demás suelen tener menos conflictos con otras personas, enferman menos y se sienten más satisfechas en sus trabajos y en su vida personal.

Comprender las propias emociones puede ser algo difícil, porque, como se ve en la imagen superior, a veces las emociones se sienten enredadas, como en la parte izquierda de la ilustración: un auténtico garabato de sensaciones y pensamientos difíciles de entender. La buena noticia es que todas las personas, incluido tú, pueden mejorar su inteligencia emocional si siguen unos pocos pasos hasta llegar a desenredar ese garabato. El primero de esos pasos es el más sencillo de todos:

AMPLÍA TU VOCABULARIO EMOCIONAL

La mayoría de las personas tiene un vocabulario emocional muy limitado. Si les preguntas cómo se sienten, tienden a responder con un simple «bien» o «mal» (las cuales, por cierto, ni siquiera son emociones). Si les pides que sean un poco más descriptivas, suelen limitarse a describir su estado de ánimo con alguna de estas cinco emociones:

Contento

Triste

Aburrido

Estresado

Enfadado

Es un buen inicio, pero la realidad es que la mayoría de las cosas que te preocupan y fastidian en tu día a día tienen que ver con tus emociones, y por eso es importante que te conviertas en un experto en comprenderlas y hablar de ellas. Dicho de otra forma: te será muy difícil solucionar tus problemas y dificultades con un vocabulario emocional de tan solo cinco palabras. Es como si un mecánico que quisiera ganarse la vida arreglando coches solo conociera las palabras «motor», «ruedas», «volante», «cuentakilómetros» y «parabrisas».

Conocer y utilizar un vocabulario emocional rico te permitirá comprender cómo te sientes, entender de dónde vienen los problemas y cuándo es el momento de actuar. No es lo mismo estar triste que hundido. Si estás triste, quizá baste con descansar un par de horas para recuperar el ánimo. Si estás hundido o hundida, puede que necesites ayuda de un buen amigo o de tus padres para que ten saque a flote. Cuanto más amplio sea tu vocabulario emocional, más sencillo te resultará comprenderte y resolver todo tipo de problemas emocionales.

Sabemos que hay más de cien emociones distintas (todas ellas con su palabra correspondiente), pero, a menos que seas psicólogo, no necesitas conocerlas todas. A mí me gusta explicaros que las emociones se dividen en frecuencias emocionales, del mismo modo que puedes tener clasificadas tus canciones en distintas listas de reproducción. Es posible que, si estás alegre, elijas una lista; si estás triste, otra más tranquila, y, si sales a correr, una animada que te motive. Las emociones son parecidas. Una vez que estás en una de esas listas, tienes definida la frecuencia emocional en la que te encuentras y puedes subir o bajar el volumen.

Esto es algo importante, porque no tiene nada que ver escuchar tu canción favorita en el coche con tus padres que encerrarte en tu habitación y ponerla con el volumen al máximo. Lo mismo ocurre con las emociones: no tiene nada que ver sentir el fastidio de que se te caiga el lápiz al suelo que escuchar que tus padres te han castigado o han planeado un viaje familiar justo el fin de semana en el que se celebra la fiesta más importante del curso. En ambos casos la playlist, la frecuencia emocional, es la de la frustración. Pero en el primer caso sentirás seguramente fastidio y, en el segundo, sentirás tanta rabia que puede resultar difícil mantener la calma. En esta tabla puedes ver algunas de las principales frecuencias o listas de reproducción emocional, cada una de ellas con distintos niveles de intensidad.

Como puedes ver, las emociones pueden ser distintas, tanto por la forma en que te hacen sentir como por su intensidad, aunque todas son importantes y te ayudarán, siempre y cuando confíes en ellas. De hecho, lo mejor que puedes hacer es algo bien sencillo:

DÉJATE GUIAR POR TUS EMOCIONES

¿Te has preguntado alguna vez para qué sirven las emociones? Poca gente se plantea esta pregunta, pero su respuesta es muy importante para poder utilizarlas correctamente. Algo que suele ayudar a muchas personas es entender cuándo, cómo y para qué aparecieron las emociones.

Verás, hace millones de años, los primeros seres que poblaron la Tierra vivían siempre junto a las charcas porque, al ser animales de sangre fría, necesitaban el sol para calentar su cuerpo y el agua para enfriarlo. Sin embargo, una vez que desarrollaron pelo (los mamíferos) y plumas (las aves), ya no necesitaron vivir al lado del agua y empezaron a viajar y a construir sus territorios. El problema estaba en que los territorios suelen ser grandes, y en ellos se encuentran rincones con comida deliciosa (como un panal de miel para un oso) y otros rincones peligrosos (como una zona del bosque llena de lobos hambrientos). El cerebro se las tuvo que ingeniar entonces para poder recordar los lugares que eran buenos o malos para su supervivencia. ¿Cómo lo hizo? Desarrollando emociones que podían guiar a esos mamíferos y aves a conseguir lo que necesitaban y evitar peligros. Así, desarrollamos miedo hacia lugares o animales peligrosos, alegría por aquellos lugares llenos de alimentos, rabia para poder defendernos cuando éramos atacados, sorpresa para darnos cuenta de que estábamos viendo algo inesperado y tristeza cuando habíamos gastado demasiada energía y necesitábamos parar para recuperarnos. Por este motivo, las emociones son como una brújula que nos permite saber hacia dónde tenemos que ir o qué tenemos que hacer en cada momento.

Muchas personas piensan que hay emociones positivas y emociones negativas. Está claro que hay algunas emociones que son más agradables y otras menos, pero la realidad es que todas tus emociones son positivas, porque todas te ayudarán a saber lo que necesitas hacer en cada momento.

Tus emociones están ahí para ayudarte. ¡Escúchalas!

Imagínate que un día en clase sientes envidia porque todo el mundo está felicitando a un compañero que ha ganado una medalla en atletismo. Puede que sientas que tu envidia es una emoción negativa e incluso innoble, pero la realidad es que no lo es. Tu envidia simplemente te dice que quieres tener tanto reconocimiento como ese compañero. En ese caso, tienes tres opciones:

Criticarlo y hablar mal de él para intentar quitarle parte de su reconocimiento (algo que probablemente no te dará ningún resultado positivo).Quedarte sin hacer nada (algo que hará que sigas sintiendo envidia y decepción contigo mismo).Pensar en algo que haces bien y esforzarte para ser realmente bueno en ello.

Es posible que esta última opción te dé los resultados que estás buscando. Como puedes ver en este ejemplo, todas las emociones (aunque sean desagradables) te darán una información valiosa y te ayudarán siempre y cuando las tengas en cuenta para dar rumbo a tu vida. Para ello hay una fórmula muy sencilla:

SIGUE EL CAMINO DE TUS EMOCIONES

Tus emociones te dirán lo que necesitas. Las cosas que te hacen sentir bien y las que no.

Para seguir el camino de tus emociones tienes que:

Escuchar cómo te sientes.Entender lo que esa emoción te está contando sobre tus necesidades.Seguir sus indicaciones.

Imagina ahora a un gorila que intenta cruzar por un camino lleno de ramas para llegar hasta un cultivo de banana (su alimento favorito). En ese momento, el gorila puede sentirse más que frustrado, enfadado, así que empieza a arrancar las ramas del camino entre gritos y golpes en el pecho. Su rabia le ha servido para tener más fuerza y así poder quitar todas las ramas de su camino. Ahora ya ha llegado a la plantación de bananas.

No quiero decir, sin embargo, que tengas que ponerte como un gorila furioso cuando haya algo que no te guste, porque, a diferencia del gorila, tú no vives en la selva, sino que tu ecosistema está formado por una casa, una familia o una clase llena de compañeros y profesores. Pero es posible que en algún momento haya algo que te moleste (por ejemplo, una broma de tu hermano mayor o de tu padre), y es bueno que utilices ese enfado para darte cuenta de que quieres que paren. Es posible que, en tu ecosistema, baste con un serio y simple «No me gusta que me hagas esa broma. Por favor, no vuelvas a hacérmela».

No hay emociones buenas y malas. Todas son importantes.

De todos modos, no quiero decirte que SIEMPRE sea bueno seguir tus propias emociones, porque no es así. Hay ocasiones en las que tus emociones y necesidades chocan con las necesidades de los demás o pueden llegar a hacerte daño. La verdad es que esto de seguir el camino de tus emociones no siempre es sencillo. A la mayoría de los adultos nos cuesta trabajo comprendernos y saber lo que necesitamos; por ese motivo, he creado para ti esta sencilla tabla en la que puedes ver la dirección que indican las principales emociones.