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En esta aventura, su barco se encuentra inmóvil en medio del mar hasta que a Mutt se le ocurre un invento genial. Pero la tripulación de piratas salvajes está dispuesta a hacerles las cosas difíciles a la capitana y sus amigos.
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Seitenzahl: 24
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ilustrado porDAMIÁN ORTEGA
traducciónMARÍA TERESA SOLANA
Primera edición en inglés, 1995 Primera edición en español, 2001 Cuarta reimpresión, 2016 Primera edición electrónica, 2017
© 1995, Vivian French Publicado por Hodder and Stoughton Ltd., Londres Título original: First Mate Mutt and the Wind Machine Mutiny
D. R. © 2001, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México
Editor: Daniel Goldin Diseño: Joaquín Sierra Escalante Dirección artística: Mauricio Gómez Morin
Comentarios y sugerencias:[email protected] Tel. (55)5449-1871
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ISBN 978-607-16-4804-4 (ePub)
Hecho en México - Made in Mexico
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Para Chris y Jannie con amor
—¡Uf! ¡uf! ¡uf! —Perro de Mar Williams estaba echado cuan largo era, jadeando agitado. No había llovido en semanas, y las negras cubiertas del Espectro Espeluznante se descascaraban, ampolladas de sol. Incluso las ratas habían subido de las sentinas en busca de un soplo de aire. Perro de Mar fingía no haberlas visto. Temía a las ratas.
La tripulación de piratas jugaba a las cartas a la sombra de las quietas velas negras; rezongaban y se quejaban. En la cofa, la capitana Jennifer Aguamala Jones, el primer maestre Mutt y Alegre Roger se turnaban para atisbar por el catalejo. Y Polly, la gallina de Jenny, cacareaba sobre un montón de cuerdas.
—No se ve nada más que mar —dijo Alegre Roger con pesadumbre—. Supongo que estaremos aquí por semanas, meses y años. Probablemente nos rendiremos de cansancio y nadie nos volverá a ver.
El primer maestre Mutt lucía pensativo.
—Debe haber alguna manera para que avancemos. Me pregunto si podría inventar una máquina de viento.
Jenny respingó.
—Los barcos piratas no tienen máquinas. Izamos velas y surcamos los mares… lo contrario sería hacer trampa.
—Pero los piratas SIEMPRE hacen trampa —dijo Mutt—. ¡Mira esa camarilla allá abajo!
Era cierto. Desde la cofa Jenny podía ver a Zorro deslizar unas barajas desde el bolsillo trasero hasta las mangas. Dientón Tomás escondía reyes, reinas y ases en la pechera de su camisa. Largo Jon Mostaza espiaba sobre el hombro de Presumido Smith hasta que éste se dio cuenta y le propinó un coscorrón. Se inició una refriega, pero hacía demasiado calor para que ésta durara. Los piratas suspiraron, se enjugaron la frente y continuaron la partida.
—¡Ay! —exclamó Jenny—. Bueno, solicitamos piratas salvajes y malvados. Supongo que incluía hacer trampa.
Roger se chupó el dedo y lo sostuvo en el aire.
—No sopla un ápice de viento. Creo que cualquier cosa que nos haga avanzar sería una buena idea.