Proverbios sobre la vida, el arte y la ciencia - Franz Tamayo - E-Book

Proverbios sobre la vida, el arte y la ciencia E-Book

Franz Tamayo

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Beschreibung

Proverbios sobre la vida, el arte y la ciencia. Franz Tamayo Fragmento de la obra Proverbios sobre la vida, el arte y la ciencia Quid Quaeris? Vivo… Horacio Fascículo primero 1905 El pensamiento es uno y tan viejo como el mundo, pero sus formas se renuevan eternamente. Todo error es una enseñanza y toda juventud un error. Ay de quien no aproveche la primera enseñanza y el primer error. Solo hay una manera de aprender a mandar, es aprender a obedecer. El hombre reflexivo se propone a cada instante el problema de la vida; el hombre de acción lo resuelve a cada instante. ¿Qué media entre los dos? Un lazo invisible y sin embargo real, hecho en parte de razón y de voluntad, que se llama generalmente carácter.

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Franz Tamayo

Proverbios sobre la vida, el arte y la ciencia

Barcelona 2023

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: Proverbios sobre la vida, el arte y la ciencia

© 2023, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN rústica: 978-84-9897-366-2.

ISBN ebook: 978-84-1126-983-4.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 9

La vida 9

Proverbios sobre la vida, el arte y la ciencia 11

Fascículo primero 1905 11

Fascículo segundo 1924 51

Libros a la carta 103

Brevísima presentación

La vida

Franz Tamayo (La Paz, 1879-1956). Bolivia.

Poeta y político. Durante su juventud pasó temporadas en Francia y el Reino Unido. Se graduó como abogado en la Universidad de San Andrés y se inclinó por el liberalismo durante sus primeros años en la política. Siendo fundador líder del Partido Radical hasta que este se fusionó con los conservadores en la década de 1920. Como miembro del Partido Radical, fue diputado y presidente de la Cámara, delegado de la Sociedad de Naciones y ministro de Relaciones Exteriores, hasta que en 1935, durante la guerra del Chaco, fue elegido presidente de la República; sin embargo, no llegó a tomar posesión debido al golpe militar de José Luis Tejada Sorzano. Tamayo dirigió el periódico El Hombre Libre y fundó El Fígaro. Y su poesía es la máxima expresión del modernismo boliviano. Escribió también tragedias líricas La Prometeida (1917) y Scopas (1939) y ensayos: La creación de la pedagogía nacional (1910), Crítica del duelo (1911) y Horacio y el arte lírico (1915).

En diciembre de 1943, la logia militar Razón de Patria y el Movimiento Nacionalista Revolucionario, dan un golpe de estado. El nuevo régimen, convoca a una Asamblea Constituyente en la que Tamayo es elegido representante por La Paz y preside la misma. Durante su mandato ocurrieron los fusilamientos de Chuspipata, en noviembre de 1944. Más tarde publicó el opúsculo Tamayo rinde cuenta, donde afirma que evitó la muerte de unas sesenta personas mediante su arenga en la Asamblea Legislativa.

Franz renunció a su cargo en 1945 y se apartó de la vida política.

Proverbios sobre la vida, el arte y la ciencia

Quid Quaeris? Vivo...

Horacio

Fascículo primero 1905

El pensamiento es uno y tan viejo como el mundo, pero sus formas se renuevan eternamente.

Todo error es una enseñanza y toda juventud un error. Ay de quien no aproveche la primera enseñanza y el primer error.

Solo hay una manera de aprender a mandar, es aprender a obedecer.

El hombre reflexivo se propone a cada instante el problema de la vida; el hombre de acción lo resuelve a cada instante. ¿Qué media entre los dos? Un lazo invisible y sin embargo real, hecho en parte de razón y de voluntad, que se llama generalmente carácter.

¡Qué importa la traición de las cosas! Lo que hay de irremediable es la traición de sí contra sí mismo.

La cultura es un esfuerzo constante hacia una forma ideal dada; y todo ideal es un signo y una medida.

Nada prueba haber sufrido mucho; lo que algo prueba es haber sido superior al sufrimiento.

Es posible que haya dos culturas, la de la cabeza y la del corazón. También existe una acción interior.

La paciencia es la virtud correlativa al valor, y ambos son las dos más altas formas de la vida, la forma pasiva y la forma activa. En este sentido, un impaciente está muy cerca de ser un cobarde.

Por ciego que se sea, siempre se ve bastante claro para saber lo que se tiene que hacer.

Hay la experiencia de los negocios, hay la de los hombres y otra más rara aún, la experiencia de las ideas. Pero, más que todas éstas, vale y es rarísima la experiencia de sí mismo.

Todo demanda una coordinación de esfuerzos; y la naturaleza no gasta menos inteligencia para construir una hoja de árbol que un cometa.

A veces no se necesita menos valor para escuchar la verdad que para decirla.

La envidia es una deficiencia; la tristeza de lo que nos falta. Invidet, deficit.

La prudencia —el miedo sabio.

La vida consta de esfuerzo y resistencia.

El orgullo es una de las formas positivas de la vida.

¿Qué es más difícil, ser fuerte en el infortunio o moderado en la prosperidad? La vida demanda una grande inconsciencia para ser plenamente posible.

La característica de la acción es la fatalidad, y sus héroes obran como brutos o como semidioses.

Algo más importante que el elemento étnico o que el grado geográfico, es tal vez el instante histórico.

Lo que hay de más nativamente francés es lo que menos se conoce y se admira en el mundo: Rabelais, Lafontaine, Molière, Voltaire, Beaumarchais.

Cuánto va de ayer a hoy, de cuando los franceses educaban a Goethe a cuando los alemanes corrompen a Mallarmé, Villiers etcoeteros.

Característica de la cultura francesa, la habilidad.

Hugo ha robado nuestro genio en el siglo XIX como Corneille lo robó en el XVII.

Una única sabiduría incomparable y que la Europa sabia ignora, existe desparramada en la España proverbial y refranesca. La sabiduría en España no duerme en los libros, ni bosteza en las universidades; corte en el arroyo de las calles. Esa sabiduría ha sido presentida por Schopenhauer, y también Goethe dice simbólicamente: «solo el que conoce y ama a Hafis sabe lo que Calderón ha cantado».

La sabiduría antigua aventaja a la nuestra en que se expresa con una serenidad olímpica, mientras que la nuestra se retuerce en nuestra fiebre moderna. Ya se dijo: clásico, lo sano; romántico, lo enfermo; y lo típico del cristianismo es el romanticismo, aun en sus momentos de eclipse, como el renacimiento italiano y el pompadourismo francés.

El grave cargo que sobre el cristianismo pesa de haber entristecido la humanidad y la vida, es todavía un problema y no un axioma. Esforzaos en imaginar el estado del mundo pagano hace dos mil años, y tal vez veréis que la salud de la vida estaba en el hierro y en el fuego bárbaros. El cristianismo fue entonces el Atila del espíritu. El sentimiento de las cosas se falsea al través de diecinueve siglos.

Los grandes espíritus modernos solo han encontrado un asilo para su salud, digo para la libertad: es ese mundo fantasma, la antigüedad pagana. Hay un pueblo que para ser sano y libre no necesita salir de sí mismo: los ingleses; y así como los romanos iban en pos de genio entre los griegos, nosotros deberíamos ir en pos de energía entre los sajones.

La ciencia y la filosofía solo cuentan un espíritu nativa y naturalmente libre: es un inglés, Bacon.

¿Qué es Bacon? ¿Un pagano? No, puesto que ignoraba la antigüedad hasta el punto que toda su sabiduría adquirida y escolar venía de Séneca, y su saber simbólico de Ovidio; conocía bien el latín, pero ignoraba el griego. ¿Es un cristiano? Tampoco; su vida pública y privada bastarían para desmentirlo. ¿Qué es pues Bacon? Ante todo y sobre todo, un inglés genial.

La grande crítica como la concebían Aristóteles y Goethe no existe en Francia. Agradable y vivaz hoy, nada vale mañana, y es porque en Francia la crítica se reduce a ser un enregistreur de impresiones.

Es una frase característica de la Roma imperial el toedio periit: la biografía de la República la ignora.

A pesar de los mil sistemas, de los mil artistas y obras de arte, en Francia solo hay una concepción del arte.

Es propio del sufrimiento hacer sufrir a los demás.

La conciencia no basta para vivir, y a veces sobra.

El pensamiento es como el cielo, sereno y vertiginoso, el sentimiento como el mar, sondable pero incontenible.

La novela de hoy es naturalmente francesa, como el diálogo antiguo es griego. Además, ¿habéis notado su parentesco?

Hay en el espíritu de Renan un gesto de gran señor, como en el de Taine una actitud de obrero.

De todo se puede sacar una buena enseñanza en la vida; la única tentativa que resulta siempre huera es la muerte.

La vida es la sola fuente de la ciencia.

El grande arte es siempre una aristocracia. No se concibe una plebe de grandes hombres; pero por otra parte, toda aristocracia es una jerarquía.

La sabiduría es la economía del alma.

Al fin y en suma, ¿a quién pertenece el fruto? Al hombre hambriento, al pájaro errante, al viento ciego, pero ya nunca al árbol.

En todo hombre hay un eterno niño en acto, y en toda mujer un eterno masculino en potencia.

El arte empieza donde acaba la naturaleza. Por esto la flaqueza y la grandeza del arte; flaqueza, por lo que pierde en verdad positiva, grandeza porque libera e ilimita la verdad ideal.

¿Qué hay en Rostand que a pesar de su inmenso talento jamás hará de él un gran poeta? Mejor dicho ¿qué le falta? Lo que a uno le daña no siempre es lo que le falta, sino lo que le sobra.

No es estrictamente justo decir que la razón es humana; la razón es cósmica. Nadie hay que no tenga en su historia algo de qué avergonzarse. Consolaos desesperados de la perfección.

El romanticismo francés parece haber tomado por lema esta frase de Horacio: ut pictura poesis.

Desde Schopenhauer viene el menosprecio de la inteligencia y la superestimación de la fuerza moral.

¿Habéis notado cuánto hay de inglés en la filosofía de Goethe y de alemán en la poesía de Shakespeare? Hay una economía de las ideas que es tanto o más útil que la de las riquezas. Orgullo —el esplendor de la fuerza.

Lo que los antiguos moralistas llamaban bondad o maldad en el hombre, es todo naïveté.

El precipicio de los filósofos es la razón, el de los poetas el sentimiento.

La vida interior como la exterior está hecha de reposos y actividades; y el arte de vivir consiste en saber dar a cada instante su tarea respectiva, esto es, en ajustar el ritmo de la voluntad al ritmo de las cosas.

Sabemos ya que el hombre es la medida de las cosas; ¿cuál es la del hombre? Hay cierta voluptuosidad en conocer, y ciertas erudiciones son como una prostitución del espíritu. Un desequilibrio interior que lleva a la esterilidad del pensamiento consiste en una total pasividad mental bajo un exceso de impresiones exteriores. El pensamiento es entonces como un terreno tan fatigado, que el hierro no le abandona jamás, de modo que nunca tiene tiempo de concebir, desarrollar ni madurar.

La historia funciona como la naturaleza: plena creación, plena destrucción. La poesía de Heine vibra en dos únicos tonos, el tono lírico y el satírico, y su encanto viene de dos venenos modernos, la sentimentalidad y el hastío, extrañamente convertidos en elementos estéticos.

La gloria consiste en esto: ciertos hombres, a fuerza de afirmarse como hombres llegan a hacerse dioses, como Hércules y Teseo.

Toda creación de arte es un proceso de lo informe a lo formal. Si es verdad que todo es inteligible, todo debe tener su ley.

Es admirable cuanto hay de inconsciente en el genio francés, y cuanto de consciente y aun voluntario en su graciosa animalidad.

Griego o bárbaro, antiguo o moderno cada mundo tiene un sentido histórico.

El genio de un pueblo consiste en descubrirlo a tiempo, y luego saber interpretarlo. América, ¿conoces ya tu sentido, como tu grande hermano del norte? Ciertos espíritus jóvenes aman la independencia y la libertad de acción. Dejarlos; pues si son bastante fuertes y justos, siempre encontrarán su vía y su ley; y si no lo son se perderán bajo el mejor maestro y en la mejor escuela.

¡Cuánto la lengua española se parece a una colección de joyas viejas! Qué espléndida pedrería de palabras; pero todo se ha tornado de orín por falta de uso, y hoy, junto a otros cofres hábilmente conservados y sobre que siempre el genio o el trabajo han derramado un nuevo lustre y una nueva vida, el español tiene un aire de momia desagradable e inútil. ¿Quién nos enseñará a quitar el moho de nuestra lengua, y más que esto, a saber amar este trabajo? Cada espíritu tiene su ley en medio de la ley del Todo.

Toda obra de arte es una forma viva, y en toda obra se vuelve a encontrar la cuestión problemática de la vida. Arte eterno, problema eterno; y como la crítica no es más que la ciencia del arte, crítica eterna. Homero no ha acabado aún de ser juzgado.

Todo grande hombre es una grande idea encarnada.

No está más averiguada el alma de la piedra que la del hombre.

El único hombre cuya grande inteligencia me ha probado directamente un gran corazón es Montesquieu, y Montesquieu no habla jamás de su corazón.

Dos filosofías hay en el seno de las cosas, una eterna e inextricable, que es la naturaleza misma; otra móvil y poética, que es el pensamiento del hombre.

En la tarea de pensar se empieza por ser conciso, estrecho y frío; en el arte se comienza por ser vago y ampuloso. La razón es que un pensador incipiente solo concede importancia a la idea, y exagera; y el artista joven solo se preocupa de las formas, y extravaga.

También el lenguaje tiene sus límites y no puede dar más de lo que debe.

Natura in omnibus, in natura omnia.

El tiempo roe y desgasta la vida, con la diferencia que para ciertas vidas es el gusano sobre el fruto, y para otras el cincel sobre la piedra.

Tan grande y tan profunda es la equidad de la naturaleza, que su contemplación no solo embellece la vida sino aun la muerte.

La mejor manera de hacer por el arte es hacerlo.

El espíritu francés es un compendio del espíritu humano, pero no es el espíritu humano.

Qué pozo sin fondo es la vulgar frase: ¡todo es posible! He aquí los caracteres salientes que diferencian los espíritus de algunas grandes naciones: el espíritu italiano posee la plasticidad, el francés la realidad, el alemán la matematicidad, el inglés la energía.

Goethe solo podría sufrir en el siglo XVIII el paralelo de Montesquieu; pero Montesquieu es un publicista fuera de ser un pensador, y Goethe es un naturalista además de ser un poeta.

También el pensamiento tiene su ritmo inmensurable e inasible hasta hoy, pero evidente. Pitágoras y Fechner son sus desesperados calculadores.

¡Extraña fatalidad! Hay espíritus cuyo precipicio es la dicha.

No basta saber morir; es el heroísmo de los débiles o de los vencidos: hay que saber vivir.

¡Si se pudiera hacer que el hombre no nazca de mujer! El primer paso hacia la sabiduría es triste —la primera duda de sí mismo. Todo nuestro mal viene de que dejamos demasiado campo al azar.

La verdad, en el fondo, es asombrosa. Por eso no hay belleza comparable a la de la verdad.