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En la presente obra el/la lector/a se encontrará con una gama de textos que abordan temáticas diversas pero con la particularidad de interrelacionarse unas con otras. Partiendo de un interrogante base que se plantea en el primer escrito, el autor continúa presentando una serie de conceptos que devienen de la Ecología, los cuáles vincula a cuestiones socio-culturales con la intención de presentar al público un panorama de la situación presente. Promediando el libro se ofrecen posibles soluciones alternativas cuyos ejes estructurales son: salir del consumismo, modificar los patrones de vida, participar activamente en los cambios sociales y reducir la explotación de recursos naturales y la contaminación. Asimismo se hace un breve paneo de algunas luchas socio-ambientales que se dieron en nuestro país (las que seguramente continuarán y se acentuarán). Desde ya que no se realiza un análisis profundo y exhaustivo de los temas, la idea del autor no fue esa, sino brindar un acercamiento conciso para encender en los lectores una primera luz que guíe su camino hacia la investigación, la lucha y la creación…
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Seitenzahl: 102
Veröffentlichungsjahr: 2015
Guillermo Dalmazzo
Reflexiones Ecológicas
Editorial Autores de Argentina
Dalmazzo, Guillermo Horacio
Reflexiones ecológicas / Guillermo Horacio Dalmazzo. - 1a ed. . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2015.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-711-417-1
1. Ecología. I. Título.
CDD 333.7
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail:[email protected]
Diseño de portada: Yamila Soledad Bonafede
Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini
Prólogo
La serie de escritos que se presentan a continuación vieron la luz durante el transcurso del año 2014, pero su origen (en la mente y el corazón de quien suscribe) no data de un tiempo específico, no existe un día, mes o año en que pueda asegurar que los temas y las palabras surgieron. Seguramente lo que el/la lector/a tiene entre sus manos es el resultado de un proceso inconsciente que se fue gestando en la medida en que el autor accedió a diversos libros, artículos, informes, o vio documentales, investigaciones periodísticas, películas, o asistió a charlas, jornadas, congresos, foros, manifestaciones, o accionó frente a organismos públicos solicitando información, denunciando irregularidades, golpeando puertas, realizando llamados telefónicos, enviado correos electrónicos, etc.
La intención no es nueva (y de seguro todos/as los/as que escriben sobre estas temáticas tienen la misma), pero sí compleja, a saber: generar nuevas estructuras de pensamiento (que devienen de nuevas conexiones neuronales, que devienen de nuevos análisis, que devienen de nuevos senti-pensamientos). La complejidad se debe a que estamos, desde hace mucho tiempo, involucrados dentro de un sistema que nos moldea día a día, sin descanso, en base a los dictados de quiénes han fabricado el molde, y “pensamos” (sin pensarlo) que es el único posible.
Los escritos abordan diversos tópicos que se interrelacionan unos a otros, y tal vez en algún momento se reiteran determinadas cuestiones, ello implica que el/la lector/a realice un análisis integral de la situación en que nos encontramos como humanidad; una herramienta imprescindible para ello es la visión holística, capacidad que todos/as tenemos pero que pocos/as ejercitamos, y sin ejercicio, no existe desarrollo.
Sin más preámbulo, los/as invito a leer las siguientes líneas y a reflexionar, debatir y accionar en consecuencia, la tarea es tan interesante, como necesaria pero por sobre todo…es urgente!
Guillermo Horacio Dalmazzo, Rafaela, pcia. de Santa Fe, Argentina, 19 de febrero de 2015.-
Contenido
Prólogo
¡¿Qué progreso es el progreso de las sociedades?!
Antropocentrismo VS. Biocentrismo
Vivir de un modo anti-biológico
Naturalización humana.
¡¿Autopoiesis patológica?!
“Mochila ecológica”
Y consumir y consumir…
Independencia jurídico-política y sobernaía alimentaria VS. poder transnacional
La delgada línea ecológica
Naturaleza sabia
Resiliencia ecológica
Servicios eco-sistémicos
¡¿Mayor tiempo libre para una sociedad más humana y sustentable?!
Más que hablar de revolución…¡ser revolución!
Consum-a consciencia
Política ecológica
“Ambientalista”
Luchas socio-ambientales
Interrogantes que esperan, y necesitan, respuestas…
Que pasaría si el día de mañana...
EpÍlogo
Agradecimientos
Bibliografía
Documentales
¡¿Qué progreso es el progreso de las sociedades?!
Si hablamos del término “progreso” asociado a las comunidades humanas podríamos hacerlo diferenciando dos clases o tipos: el material y el espiritual. La cuestión a dilucidar es si el desarrollo de uno de ellos implica o no el retroceso o detrimento del otro.
El planteo deviene del hecho de que el primero (progreso material) tiene directa vinculación con el crecimiento estructural de una sociedad, el cual es producto del funcionamiento aceitado del sistema económico existente, cuyo combustible principal podría decirse es la competencia, que tiene como pilares fundacionales la reducción de costos de producción y la maximización de beneficios.
Ahora bien, esa reducción de costos conlleva, entre otras cuestiones, la búsqueda de mano de obra barata, la extensión de las jornadas laborales y constantes presiones que recaen, en su mayoría, sobre las clases media y baja, cuyos integrantes muchas veces ven erosionadas sus posibilidades de reclamar debido a la existencia del famoso “ejército de reserva”. Lo dicho ocasiona un cierto estado de intranquilidad, desasosiego, malestar que se expande en las ciudades y genera un deterioro de las relaciones sociales, es decir afecta al progreso espiritual del ser humano.
En la actualidad podemos observar como las interacciones entre los diversos actores que se desenvuelven dentro de la comunidad social se han visto alteradas en la medida en que aumentó tanto el espacio físico en el cual se desarrollan, así como las exigencias sistémicas impuestas, que tienen su origen en lo expuesto en el párrafo anterior.
Entonces, dependiendo del tipo de progreso desde el cual nos posicionemos llegaremos a una u otra conclusión en cuánto a si verdaderamente existe o si fue decreciendo sistemáticamente.
Volviendo sobre el progreso de tipo material podemos decir que actualmente existe en una gran porción de los países del mundo, debido al fenómeno producido por la globalización de las relaciones económicas, el cual ha posibilitado crecimiento a nivel estructural y ha tenido repercusiones directas en las diversas culturas y en los espacios sociales en que éstas se desenvuelven (léase, hábitos de consumo y costumbres).
Dicho proceso dio inicio con las transacciones comerciales, desde las naciones desarrolladas hacia las sub-desarrolladas, de mercaderías, bienes muebles, personas y tecnologías.
En un primer momento esta situación produjo incremento en la infraestructura industrial de los países del norte y el aceleramiento y standarización de los modos de producción. Asimismo ocasionó que “los del Sur” comenzaran a consumir mayor cantidad de objetos y, por consiguiente, a elevar el nivel de sus desechos.
En una segunda instancia, la situación fue potenciándose provocando por un lado, el crecimiento del número de industrias en el hemisferio sur (lo cual aportó desarrollo estructural y aumento del nivel de producción), y por el otro, la profundización del proceso de extracción de recursos naturales de las naciones sub-desarrolladas, necesarios para la continuación del progreso de tipo material. Ello conllevo sin dudas la modificación significativa de los ecosistemas e influyó (y continúa haciéndolo) negativamente sobre el metabolismo del planeta (sistema natural de procesamiento de desechos y reconstitución de ecosistemas alterados).
Retomando la perspectiva del aspecto espiritual del progreso podemos decir que la escala de valores morales sufrió un importante deterioro a medida que las sociedades comenzaron a transitar por la situación anteriormente descripta (aumento de superficie de ocupación, escasez de tiempo libre y transformación de los hábitos de consumo). La gran mayoría de nosotros ha sufrido una mutación en sus modos de ser y de estar que tiene directa vinculación con el/los cambio/s que se han manifestado en nuestro entorno, y tristemente podemos decir que pocos han tomado nota de dicha situación.
El sistema capitalista se ocupó de establecer nuevos parámetros con los cuáles medir las relaciones tanto entre los seres humanos como las de éstos con la naturaleza, la cual se ha visto despojada de sus vestiduras y deteriorada en todos sus aspectos.
Ahora bien, si nos detenemos a pensar cual de los dos tipos de progreso es el necesario para garantizar la vida en la tierra (y de la tierra), considero que no podemos afirmar hoy que estamos en la vía del progreso de mayor trascendencia, sin el cual el otro carece de sentido.
Por ello debemos establecer un nuevo rumbo que nos dirija por un camino signado por principios morales que nos devuelvan la esencia de lo que implica el progreso, para ello debemos modificar ciertas variables establecidas por el sistema económico que nos rige, afortunadamente hay quiénes están en esa lucha…
Antropocentrismo VS. Biocentrismo
Al hablar de antropocentrismo se hace referencia a una corriente de pensamiento, una teoría o doctrina que sostiene la centralidad y por ende la superioridad del ser humano y de todo aquello que sea producto de su creación intelectual frente a la totalidad restante de seres vivos existentes que junto a él habitan dentro de la biosfera. Dicho sistema de pensamiento tuvo su origen en el Renacimiento oponiéndose al teocentrismo que reinaba en la Edad Media.
De esta forma de ver las cosas deriva el hecho de que todo lo que se realice en el entorno que nos rodea debe tener como fin único y exclusivo el bienestar del hombre/mujer, es decir, debe apuntar a lograr que su lapso de tiempo en la tierra sea con el máximo confort y felicidad posibles, quedando fuera de foco las consecuencias perjudiciales que las modificaciones realizadas en el ambiente puedan tener sobre los diversos ecosistemas y especies existentes. En definitiva, desde esta postura se observa parcialmente la realidad, siempre desde la óptica de lo que favorece al homo sapiens.
Por otro lado, el biocentrismo es un término que apareció en el año 1970 aproximadamente, de la mano de los movimientos ecologistas que comenzaron a surgir en dicha época. Propugna como principio fundamental que toda vida merece idéntico respeto, ya que todos los seres vivos tienen el mismo derecho a existir, y por ende promueve el menor impacto posible de la actividad humana sobre los demás sistemas vivientes. Quiénes se ubican en dicha posición entienden que somos una parte más del todo biológico del planeta, que interacciona con las demás especies vegetales y animales y que la co-habitación es imprescindible para la evolución de ambas partes y por consiguiente del todo que nos circunda.
Hoy podría decirse (ayudados por una cuota de optimismo) que el estado filosófico del mundo en relación a la presente cuestión se encuentra en una lenta transición hacia esta segunda postura, y ello se debe en gran medida a los esfuerzos para generar consciencia que hacen las agrupaciones ecologistas conformadas por ciudadanos de diferentes naciones y a los profesionales (escasos para la tarea que se requiere) comprometidos que comprenden, técnicamente hablando, el rumbo que hemos tomado como civilización. Ambos actores tienen real dimensión de los cambios drásticos a los que nos enfrentaremos (y enfrentamos cada vez más seguido) y por ello alzan sus voces y accionan, en varias ocasiones arriesgando sus vidas, para abrirle los ojos al resto de la sociedad que aún no ve (o no quiere hacerlo) el fin que nos espera de seguir en esta caprichosa posición.
Como ejemplos puntuales de tímidos cambios sociales que se observan podemos mencionar: la aparición de ciudades “ecológicas” que gestionan eficientemente sus residuos domiciliarios, promueven la utilización de movilidad alternativa (bicicletas, colectivos, caminar), diagraman espacios públicos “comestibles” como plazas y parques en los que se siembran árboles frutales y vegetales; el establecimiento de cantinas escolares saludables que ofrecen menos productos con altos contenidos de azúcar y harinas refinadas y más frutas y jugos naturales; la promoción y fomento de construcciones con materiales nobles (barro, adobe, madera, terrazas verdes) y compatibles con el medio ambiente, entre otros.
Si bien puede afirmarse que en la medida que pasan los años las sociedades van tomando mayor consciencia de los efectos negativos que su sistema de vida ocasiona sobre la naturaleza, aún nos falta recorrer un largo y sinuoso camino para poder llegar a restablecer el equilibrio que hemos roto desde que iniciamos la primera revolución industrial.
La esperanza está puesta en que las “mentes despiertas” se multipliquen y exijan cada vez con mayor vehemencia que los gobiernos adopten medidas que otros ya han tomado en favor de lograr un modo de vida más saludable y compatible con los sistemas naturales. Es tan necesario como urgente que aceleremos la velocidad de los cambios sociales que necesitamos y que si bien ya han iniciado, aún no tienen la contundencia necesaria que nos permita estar un poco más “tranquilos”, a los presentes y a los que vendrán, haciendo referencia tanto a animales como vegetales...
Vivir de un modo anti-biológico
La idea del presente es, básicamente, invitar al lector a que se posicione por un instante al margen del escenario donde transcurre su vida, que observe desde ese costado su día a día, sus interrelaciones con otros seres vivos, los diversos ambientes en los que se mueve, el sistema social en el cual está inserto. La intención vendría a ser que pueda, luego de haber realizado este ejercicio de reflexión, emitir un juicio crítico sobre el modo en que está llevando adelante su existencia y (porqué no) que modifique lo que casi con seguridad encontrará de negativo.