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La protagonista de Seducción en la biblioteca es una farmacéutica retirada que llevaba años soñando con el momento en el que dejaría de trabajar y tendría más tiempo libre para dedicarse a las actividades y a los proyectos que siempre ha tenido en mente, reservados para ese momento en su vida donde por fin tendría tiempo libre para concentrarse en ellos.Uno de sus mayores sueños para esta nueva etapa de su ahora relajada vida es leer más y dedicar más tiempo a los llamados clásicos de la literatura, así que una mañana, decide visitar la biblioteca de la ciudad para encontrar esos libros que siempre ha querido leer. Desafortunadamente, se pasa medio día intentando leer, pero cada libro que empieza es más aburrido que el anterior. Decepcionada y sin saber qué hacer con su sueño, escucha a otra usuaria de la biblioteca hablar con extremo entusiasmo sobre un libro, así que decide preguntarle a la bibliotecaria de qué libro se trata. Al empezarlo a leer, se da cuenta de que es un relato erótico. Este libro le abrirá las puertas a un género que, finalmente, la hará disfrutar de la literatura y de ella misma.-
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Sarah Skov
Seducción en la biblioteca
LUST
Seducción en la biblioteca
Original title:
Forført på biblioteket
Translated by Begoña Romero
Copyright © 2019 Sarah Skov, 2020 LUST, Copenhagen.
All rights reserved ISBN 9788726273380
1st ebook edition, 2020. Format: Epub 2.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
Seducción en la biblioteca
Siento el calor del sol acariciándome la piel. Es pleno verano, esa época del año en la que parece que el calor nunca vaya a terminar y en la que el invierno, el frío y la ropa de abrigo no son más que un lejano pensamiento. Tumbada en la playa, disfruto de los cálidos rayos cuando, súbitamente, me envuelve la oscuridad. Ocultando el sol hay un hombre que me observa. Sin darme tiempo a reaccionar, se abalanza sobre mí y me aprieta las nalgas con tal fuerza que dejo escapar un fuerte gemido. La playa está completamente desierta. Entierro los dedos en su oscuro cabello rizado. Puedo sentir su boca, sus manos, su alma, sobre mí. Jadeante, arqueo la pelvis hacia él, pero sin previo aviso, inesperadamente, se hace de nuevo la luz. Su sombra se desvanece y el calor del sol me vuelve a golpear en la cara.
Me despierta el sonido del despertador. Los primeros rayos de sol de la mañana se dejan caer en nuestra cama. Es una mañana luminosa, una de esas mañanas que solo podría ser de primavera, en las que el sol se despierta mucho más temprano que nosotros. La luz se filtra por la rendija de las cortinas para reposar sobre la cama y el suelo a su alrededor. Apago el despertador. Descalza, me levanto y me dirijo hacia la luz. Me detengo y siento como el calor de los rayos solares me va subiendo desde los pies hacia el resto del cuerpo. Entonces vuelve a sonar la alarma del despertador; al parecer no lo había apagado por completo. En el otro lado de la cama king size descansa mi marido, que al oír la alarma se cubre la cara con el edredón, refunfuñando como de costumbre. Corro a la mesilla de noche para apagar el despertador y el ruido se disipa, al tiempo que lo hacen los recuerdos de mi sueño.
